FRANCO VIELMA. ¿Habrá “pronto” una guerra civil en EEUU?
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En el año 2021 fue publicado un informe titulado
“Polarización y puntos de inflexión” a cargo de la Proceedings of the National
Academy of Sciences (PNAS), una revista divulgativa adscrita a la Academia
Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Este informe indagó sobre el punto
crítico de polarización de la sociedad estadounidense, indicando que estos
procesos estaban cercanos a “un punto de no retorno”.
El estudio fue esclarecedor por dejar al descubierto
la hoy endeble creencia de que la sociedad estadounidense puede mantenerse
unida como en otros tiempos. Es decir, los ataques a las Torres Gemelas del 11
de septiembre de 2001, u otras conmociones que en el pasado fueron ampliamente
instrumentalizadas para construir narrativas de cohesión nacional, hoy podrían
resultar insuficientes.
La sociedad norteamericana podría ir rumbo a una
división y varios estudios indican que una parte muy grande de la población
avizoran un conflicto civil en su país.
Una sociedad polarizada
De acuerdo al estudio “Polarización y puntos de
inflexión”, en el presente el problema de división de la sociedad
estadounidense radica en la polarización partidista. O al menos esa fue su
categoría de medición.
El estudio indicó que el proceso acumulado de
polarización podría contenerse, pero no hay un tratamiento consistente a este
problema.
“La existencia de puntos de inflexión, en los que
incluso una amenaza externa, como una pandemia global, un colapso económico, un
adversario extranjero, el cambio climático o un ataque violento al Congreso,
pueden ser insuficientes para revertir la dinámica de auto-reforzamiento de la
polarización partidista”, indica el informe, aludiendo eventos que ya han
ocurrido y que, lejos de unir a la sociedad, han contribuido a dividirla.
Este informe, que se desarrolló mediante el despliegue
de modelo matemático, refiere que “la polarización alcanza un punto de
inflexión cuando la tasa de aumento se acelera repentinamente y el proceso
muestra un cambio de fase caracterizado por un bucle de histéresis asimétrico”.
Por “histéresis”, aplicado al caso, se refieren al estado y propiedades
actuales de la sociedad estadounidense aunque las causas de ello hayan
desaparecido.
El informe no lo señala textualmente, pero cabe
presumir que refieren procesos de polarización política que se incrementaron
“súbitamente” con el ascenso de Donald Trump a la presidencia. Aunque Trump ya
no esté en el poder, más allá de la presencia política que todavía mantiene, en
sí mismo el exmandatario es un rasgo de un proceso de polarización acumulada.
De hecho, podríamos considerar que el ascenso de Trump
al poder fue consecuencia de los procesos antecedentes, catalizadores de la
división social en ese país que, aunque siempre han existido, hoy se despliegan
sin narrativas y eventos que logren unir a los estadounidenses en nuevos sentidos
comunes y un ideario nacional.
De la misma manera, cabe la pena interpretar que la
presidencia de Biden, un líder débil y envejecido, es resultado de esas mismas
contradicciones que se generaron para que Trump no fuera reelecto. Biden fue
apoyado por sectores progresistas en su partido y más allá de este.
En otro orden de ideas y acorde al estudio publicado
en la PNAS, los procesos “extremistas” en la conversación pública
adicionalmente vienen socavando la construcción de sentidos comunes, acelerando
la polarización.
“El extremismo en la distribución de la opinión indica
la erosión del terreno común en el que la gente puede estar de acuerdo”, indica
el estudio.
Los investigadores recalcan el desarrollo de
escenarios potencialmente peligrosos a largo plazo, basados en el
recrudecimiento de las tensiones por temas que “dividen” a la sociedad
estadounidense.
Aunque no hay menciones concretas, la alusión del
estudio nos lleva a sopesar asuntos en el tapete, como la discusión sobre la
tenencia de las armas, el reciente revés en el Tribunal Supremo estadounidense
sobre el tema del derecho al aborto, las ideologías de género, pero más allá de
estos, las tensiones acumuladas por el estado de la economía, las tensiones
raciales, el crecimiento de las desigualdades y el fin del “sueño americano”
como una creencia para la cohesión social.
¿Qué piensan los ciudadanos?
A mediados de julio de este año, una encuesta reveló
que la mitad (50,1%) de los estadounidenses anticipan que “pronto” habrá una
“guerra civil” en ese país.
Según este estudio de opinión denominado “Puntos de
vista de la democracia y la sociedad estadounidense y el apoyo a la violencia
política: primer informe de una encuesta representativa de la población a nivel
nacional”, a cargo del centro de estudios de ciencias de la salud Medrxiv, los
riesgos están denominados por un escalamiento de la esfera de violencia armada
en ese país.
Según los encuestados, la violencia armada podría
trasladarse a lo alto de la estructura política del país. Y arroja datos más
reveladores.
Un 12,2% de los encuestados se dijo dispuesto a
cometer actos de violencia política para intimidar o amenazar a una persona. Un
10,4% estaría dispuesto a “herir a una persona” en un marco de violencia
política y el 7,1% estaría dispuesto a “matar a una persona”, de ser necesario
por razones políticas.
El 67,2% percibe que había “amenazas graves a la
democracia” en su país. Pero un 40% de los encuestados estuvo de acuerdo en que
“tener un líder fuerte para Estados Unidos es más importante que tener una
democracia”.
Sobre el tema racial, uno de los más intrincados y
complejos, 40% de los encuestados afirmó que “en Estados Unidos, los blancos
nativos están siendo reemplazados por inmigrantes”.
El estudio tiene entre sus conclusiones que estos
hallazgos “sugieren una continua alienación y desconfianza hacia la sociedad
democrática estadounidense y sus instituciones” Agrega que “minorías
sustanciales de la población respaldan la violencia, incluida la violencia
letal, para obtener objetivos políticos”.
El estudio no lo señala, pero conviene agregar en este
ítem que la sociedad estadounidense estaría siendo objeto de un traslado para
los adentros de su país, de los idearios que ellos han consensuado para fuera
de sus fronteras, es decir, la legitimación del empleo de la violencia y las
armas para obtener objetivos políticos.
“Los hallazgos dan miedo, pero no sorprenden”, afirma
Kurt Braddock, quien estudia la psicología de la comunicación extremista en la
Universidad Norteamericana, en una consulta sobre este tema para la revista
Science. En los últimos años, dice, Estados Unidos ha visto un aumento en la
disposición individual a participar en la violencia, los homicidios en las
ciudades aumentaron 44% entre 2019 y 2021, por ejemplo. Se trata de escenarios
que probablemente se extiendan a la esfera política.
Este marcador de opinión no es coyuntural, la idea de
una nueva guerra civil en Estados Unidos viene tomando cuerpo en los últimos
años.
Una encuesta de Zogby Analytics de 2021, por ejemplo,
encontró que alrededor de 46% de los votantes pensaba que Estados Unidos
tendría otra guerra civil.
Otra encuesta de 2021 a cargo de Survey Center of
Américan Life mostró que más de un tercio de los estadounidenses está de
acuerdo en que “el estilo de vida estadounidense tradicional está
desapareciendo tan rápido que es posible que tengamos que usar la fuerza para
salvarlo”.
(Misión Verdad)
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