sábado, 24 de abril de 2010

CRISIS SI, ¿PERO QUÉ CRISIS?

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Lo entiendo. No crean que soy tan chiquilitonto como para no entender que el gobierno, oposición, Banco de España, grandes empresarios que nadie sabe que empresas tienen y sindicatos de vía ancha, esto es, los llamados mayoritarios (UGT y CCOO fundamentalmente), estén de un gran contento por el mini, pero mini, acuerdo de contención de subida de los salarios, porque los salarios, según todos estos que no tienen que vivir con el salario de sus respectivos trabajos (¡Pero si no trabajan, como van a tener salarios! Tendrán biqui-bicocas, pero salarios no) es el obstáculo con el que se ha encontrado la economía capitalista, en cuyo obstáculo se ha enganchado y amenaza con zozobrar si no se desengancha de ese obstáculo que representan los salarios, para que la economía capitalista, pobreta mía, pueda continuar al paso alegre del desarrollo social repartiendo a troche y moche paz, justicia, igualdad, solidaridad y otras chinchorretadas.
Según el Barómetro Social de España (España está aquí mismo. Se abre la puerta se sale a la calle, y ya se está en España), entre 1999 y 2007 los beneficios empresariales netos, descontada la inflación, o sea, los contantes, sonantes y sin trampa ni cartón, casi llegaron al 50%. El valor en acciones y otros activos financieros aumentó un 90%, y el patrimonio inmobiliario se revalorizó un 125% aproximadamente. En este mismo periodo, el salario medio creció un 1% (luego que me rio y que me entra el telele. A cualquier cosa le llaman crecer), la prestación por desempleo un 4% y, asómbrenme, que esta si es buena: la pensión media creció un 18%, pero teniendo en cuenta que una pensión por viudedad está ahora en unos 400 euros, pueden ustedes mismos calcular la mierda-mierdibulis que representa ese 18% de subida, que cuando se escribe o se dice parece algo, pero cuando se cobra no.
La competitividad, pues, de la que tanto hablan los que no trabajan, políticos y demás yerbajos, pero que viven, ¡y como viven!, de los que trabajan, no tiene relación con los salarios, o en todo caso, es minúscula, minúscula, o más minúscula. Tiene mucho más que ver con la propia dinámica de funcionamiento del sistema capitalista al sustituir mano de obra por capital (estoy trabajando para demostrar esto, cosa que por otra parte ya está demostrada. No se me apelotonen, por favor, que pronto lo publicaré).
Entre 1996 y 2008 se crearon 500.000 puestos de trabajo, pero este dato que para ser leído o dicho en acto politico-politicus (o sea, en plan engaña bobos o carnaza-cárnica pópulos común) tampoco queda feo, pero en la práctica, no supuso una mejora salarial generalizada (¡y eso que la economía crecía crece que te crece!)
El hecho de creación de puestos de trabajos netos a la vez que se produce un empeoramiento de los salarios, se debe, según Nacho Álvarez, al que me sumo en este punto con los ojo cerrados, a “la masiva proliferación de los contratos temporales, así como la fuerte rotación en el puesto de trabajo, el progresivo abaratamiento de los despidos y, en definitiva, la desreglamentación del mercado laboral, han conllevado crecientes dificultades de reivindicación y negociación sindical y, con ello, un generalizado deterioro salarial ( Expresión económica, Marzo de 2010, hoja 29.)
Lo acabado de mencionar es la situación que pretenden reproducir nuevamente tanto el gobierno (y Rajoy si llega al poder politico oficial), la CEOE y los sindicatos mayoritarios, gobernador del Banco de España, UE. Fondo Monetario Internacional etc., como panacea para salir de la crisis.
Hay economistas, como Paul Krugman, que como nombre para economista de postín no está nada mal, lo reconozco, pero que se ve que mira la realidad cúlicamente (con el ojo del culo) y se encoña el hombre en mantener la tesis de que la falta de competitividad se debe al incremento de los salarios. Allá él, por mí como si se la quiere atribuir a la morterada cilimpónica, que es una tesis también muy chuli, pero que como la primera, no tiene nada que ver con la realidad.
Otros economistas, como el profesor de Esade, Enric Colet (obra citada, hoja 28). Como se atiene a la realidad y mira a la misma con los ojos de la cara, que para eso están, le responde a Paul Krugman: “No es cierto: los costes salariales en España han seguido a los precios y no al revés, como consecuencia de las cláusulas de revisión vinculadas al IPC. Una fantástica demanda permitió subir los precios para mejorar los márgenes empresariales, este aumento arrastró los salarios en una espiral inflacionista.”
Paul, jo mío, no me seas así hombre, que la economía no es un cachondeo, no es una campechanía real, sino que afecta y determina la vida de millones de personas. Hazme caso, Paul Krugman, hombre, para mirar la realidad los ojos de la cara.
En cuanto a los costes salariales, lo que al trabajador le pagan por su trabajo, España está por debajo, y por ese orden, de: Dinamarca, Reino Unido, Luxemburgo, Alemania, Suecia, Irlanda, Austria, Holanda, Finlandia, Francia e Italia, y tan solo por encima de Grecia y Portugal. Así que, Paul Krugman, déjate de cachondeos que me estás despistando al personal.
Y no me vayan a tomar por un rojo de la rojería, que yo estoy de acuerdo en que hay que abalanzarse, tal que Froilan hizo contra su primo en la boda del Tío, Alteza Felipe, al pescuezo de trabajador y zarandearlos hasta que voluntariamente empiece a decir: ¡que no quiero ganar más, que no quiero ganar más, que eso de que me suban el salario era broma! Y. Obsérvese y sea anotado a mi favor, que no he mencionado la palabra cojones, porque yo no sé si los trabajadores los tienen, que no me dedico yo a ir tocando cojones por ahí, que soy mas serio de lo que parece, y de lo que no sé no hablo.
Y un último dato para terminar, que no les quiero marear más, de momento. El ratio, o sea, la comparación entre el 25% de los hogares españoles que mas tienen (la Casa Real tiene la tira) y el 25% de los hogares que menos tienen (la casa de un pensionista tiene ná. Ná es la mitad de nada: na da) se han distanciado en los diez años a los que hemos venido haciendo referencia (o sea, cuando la economía crecía crece que te crece) en más de 7 puntos y medio. Es decir, como el cangrejo, el sistema nos lleva hacia atrás. Las diferencias sociales aumentan, pero no en los negritos de la negrería, que vayan ustedes a saber si los negros existen o no, que eso está muy lejos. Las diferencia aumentan en España, que ya he dicho que está aquí mismo, con nada más salir a la puerta de la calle ya te encuentras con España. ¿Qué cosas más raras verdad?
Bajar los salarios, bajar el despido, precarizar el empleo, desregular el mercado laboral, privatizar las empresas públicas, regalarles dinero público a la banca y otras grandes empresas a través de infinitos procedimientos + 1, como está haciendo el gobierno y chincha el PP para que se haga más, en colaboración con los grandes empresarios y cúpula sindical mayoritaria, apoyado debidamente por los grandes medios de comunicación no resuelve el problema, como bien evidencian los hechos y no mi opinión.
La solución tiene que llegar de la mano del cuento de La Ovejita Lucera (mucho más serio que todas las teorias de economistas y políticos adippóticos al sistema, ¡donde va a parar!), pero que por ahora no sé ni puedo contarles. Lo único que me sé, eso sí, es que previo a este cuento nos tenemos que desovejizar, si no es así no se puede, y esto no es obra de un iluminado. De líderes listos y guapetones, tampoco, aunque sean obámicos.
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