viernes, 18 de diciembre de 2020

Presupuesto militar o más propiamente dicho presupuesto anti social y por tanto presupuesto contra la sociedad en general, que en concreto acaban pagando los que menos tienen y más trabajan, que si no me falla la memoria son los trabajadores, los de ayer, hoy y mañana. No tratamos aquí del Cañadú ni de a la lima y al limón tú no tiene quien te quiera, sino de hechos que, si bien no son perceptibles a simple vista (y de eso se valen monicacos, monicacas, subterráneos y demás sanguijuelos/as de la política y de otras artes del chupe, señores chupe, al rico chupe, para metérnosla hasta el mango sin que nos enteremos) son sin embargo absolutamente determinantes para las condiciones de vida de los trabajadores, incluidos jubilados, niños y jóvenes que todavía no trabajan. Es decir, se trata, tirando por lo bajo, de 21.622.000.000 de euros, que para evitar mareos y para su comprensión general, traducido al cristiano, quiere decir veintiun mil seiscientos veintidós millones de euros, que corren por cuenta y a costa del costillar de todos españoles, que somos aproximadamente 45 millones de personas incluidos los niños de teta (angelitos míos). De modo que, dividiendo lo uno por lo otro, es decir: 21.622.000.000 / 45.000.000 = 477 euros por cabeza, salvo error, omisión o fallo dactilar (yo hago las divisiones con los dedos de las manos) a la hora de dividir, que van a parar no al ejército, sino a las empresas (por lo general empresas que ni siquiera son nacionales) que a través del ejército le sacan los jugos (un jugo más) a los trabajadores, que cristianamente (porque aquí se es muy cristiano y se habla cristianamente, por entendernos nada más) significa que una pareja que tenga un niño de mes y medios, o sea, un niño de teta, debe pagar, independientemente de lo que gane, tenga o no trabajo, la cantidad de 1.431 euros (477 x 3 = 1.431) a las empresas de la guerra para asegurarles la rentabilidad y el crecimiento de sus capitales. Es decir, que el gobierno por el arte del birle birloque quita un fondo de 21.622.000.000 millones (por el concepto de lo militar, que además está lo civil y lo criminal, o sea, lo que se roba a palo seco, comisiones, farfollinas, regularizaciones fiscales, etc.) fundamentalmente a los trabajadores, por la sencilla razón que somos la inmensa mayoría de la población, que muy bien se podría dedicar a remediar penurias sociales, para regalárselos a las empresas del tiro, el bombazo, la explosión, destrucción, muerte y otras miserias e inseguridades sociales.

 

El presupuesto de Defensa no tiene nada de progresista


Pere Ortega

El Viejo Topo

17.12.2020

Después de tres años con un presupuesto prorrogado, el actual Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos ha conseguido aprobar en el Congreso de Diputados el presupuesto para el año 2021. Este presupuesto alcanza la cifra nada desdeñable de 550.486 millones de euros, 416.498 millones sin incluir las operaciones financieras, y representa un aumento de un 19,4% respecto al de 2020.

Un incremento que hay que celebrar, dado que demuestra la voluntad del Gobierno de hacer frente a la crisis con una política económica expansiva y de corte progresista destinada a incrementar el gasto social y las inversiones públicas para promover el consumo y la generación de empleo, y así poder combatir la enorme crisis producida por la pandemia del coronavirus. Entre otros servicios, se pretende aumentar el presupuesto de Sanidad en un 75%; el de Educación un 70%; los servicios sociales un 70%; la I+D un 75%; en Ciencia un 60%; en acceso a la vivienda un 368%; en políticas de igualdad un 157%; en transferencias de capital para inversiones a organismos un 229%; el Ministerio de Trabajo un 1.167%.

Pero esas alegrías en el ámbito de las coberturas de las políticas sociales y de impulso al empleo, tienen en el ámbito militar su lado más negativo: el presupuesto del Ministerio de Defensa consolidado (que incluye Organismos Autónomos, el Centro Nacional de Inteligencia y transferencias) crece en 664 millones, un 6,5% respecto a 2020, y alcanza la cifra de 10.863 millones. Y si se tienen en cuenta las partidas repartidas entre otros ministerios de carácter militar se alcanza un aumento del 10,3%. Y esto no es una buena noticia. No se corresponde con un presupuesto que se califica de progresista, porque la mayor parte de ese aumento se destinará a promover los Programas Especiales de Armamentos (PEA).

Unos PEA que fueron aprobados durante el Gobierno provisional del PSOE, antes de su coalición con Unidas-Podemos, y que alcanzan la colosal cifra de 13.736 millones en su fase de desarrollo durante los próximos diez años. Están destinados a la adquisición de unos armamentos, que el presupuesto de Defensa prevé en el pago de 2.342 millones para el próximo año; y para la fase de su desarrollo, 676,5 millones en concepto de I+D militar destinados a las industrias militares que los han de fabricar. Unas inversiones militares que aumentan en un 20,4% con respecto a 2020.

En el análisis del presupuesto de Defensa no solo se deben incluir los créditos del Ministerio de Defensa y sus organismos autónomos, sino que también se deben añadir todas aquellas partidas que están repartidas por otros ministerios, algo que aconsejan organismos tan dispares como la OTAN y un centro de estudios sobre la paz, el SIPRI. Algo que es ineludible para saber con exactitud el gasto militar real que realiza cualquier estado. En España, además, se debe incluir la diferencia entre el gasto inicial cuando se aprueba el presupuesto en el Congreso de Diputados y el gasto liquidado al finalizar el año y que este año 2020, según Hacienda, Defensa gastará 933 millones más que los aprobados inicialmente.

El presupuesto oculto

Además, hay que añadir las clases pasivas militares, la mutua militar, las pensiones de guerra de los damnificados por la Guerra Civil española, la I+D militar que surge desde el Ministerio de Industria, el pago a organizaciones internacionales como la OTAN, la Guardia Civil que se rige por ordenanzas militares, y finalmente, la parte proporcional de los intereses de la deuda, pues si el Gobierno se endeuda para hacer inversiones en armamentos e infraestructuras militares, es de recibo que la parte proporcional que corresponde a Defensa se incluya como gasto militar. Entonces, el presupuesto final de Defensa alcanza la colosal cifra de 21.622 millones de euros, que suponen un 1,8% del PIB español.

Cierto es que podría haber más partidas que tengan un carácter militar repartidas por otros ministerios, donde quizás se hagan aportaciones a cuestiones que tengan que ver con la defensa, pero que a nuestro parecer no muestran la evidencia que en nuestro análisis se explicita, y es mejor mostrarse rigurosos y desestimar aquello que se mueve en el terreno de lo impreciso.

En definitiva, un enorme dispendio que no se justifica por las amenazas militares que se ciernen sobre España, pues éstas, tal como sostiene la Directiva de Defensa Nacional aprobada en junio de 2020, no prevén ningún ataque ni amenaza exterior en que España ni la UE se puedan ver envueltas. Entonces, ¿por qué ese colosal gasto e inversiones en armamentos que acabaran su vida útil sin haber cumplido otra misión que la disuasión? Falso es que salvaguarda y crea nuevos puestos de trabajo o que ayuda a relanzar la economía mediante el trasvase de tecnologías del ámbito militar al civil, cuando diversos estudios realizados desde la economía crítica (Leontief y Melmann, entre otros), demuestran que cualquier inversión militar es mucho más rentable en la fabricación de bienes civiles, debido a los costes de oportunidad que generarían más empleo y competitividad en productos civiles. Y, por otro lado, reducirían la deuda pública del Estado, dado que la inmensa mayoría de las armas (un 97% o 98%) son adquiridas por los estados, y sólo un 2% o 3% (armas cortas y ligeras) salen al mercado y sólo en algunos países.

Inversiones militares negativas por aquello que hemos repetido en innumerables ocasiones. El gasto y las inversiones militares no contribuyen al desarrollo de la economía. Por el contrario, la entorpecen, dado que las armas no son bienes que circulen por el mercado y eso les impide tener un valor social. Además, al adquirir armamentos y llevar a cabo inversiones militares, el Estado se endeuda, y por ello esas inversiones son menos productivas que las destinadas a la economía civil, la real, la que sí contribuye a crear empleo. Esa es la razón por la que tienen un mayor valor social. Pues, ¿quién contribuye a mejorar la sociedad y su economía un sanitario, un educador o un militar?

Y esto invalida decir que el presupuesto para el año 2021 es progresista. Tamaño dispendio va en contra de la creación de empleo o el progreso social de la ciudadanía.

Entre las inversiones militares previstas en 2021 para los Programas Especiales de Armamentos destacan por su cuantía:

  • el avión de combate Eurofighter (EF-2000) que recibirá más del doble de aportación que en 2020, 488 millones, un programa que tiene un coste final previsto de 13.749 millones
  • el avión de transporte A/400M recibirá 321,5 millones, un programa que ascenderá a más de 5.000 millones para adquirir cuatro unidades del Submarino S-80, se prevén 300 millones, que sino hay más modificaciones un coste final de 4.572 millones
  • 348 vehículos blindados de combate Dragón 8×8 que recibirán 245 millones con un coste total de 2.100 millones
  • los 18 helicópteros de ataque Tigre se les asignan 60 millones y tienen un coste final de 1.738 millones
  • la modernización de 23 helicópteros multipropósito NH-90 dispondrán de 280 millones con un coste final de 1.451 millones
  • la modernización de los 17 helicópteros Chinook 165 millones y tienen un coste final de 1.200 millones
  • las cinco nuevas fragatas F-110 que fabrica Navantia se destinarán 218 millones y su coste final será de 4.326 millones
  • dos buques de acción marítima BAM, tienen un crédito de 58,4 millones y el coste final previsto es de 333 millones
  • los 239 tanques Leopardo y los 139 Pizarro recibirán 119 millones y su coste final es de 3.338 millones
  • los misiles contracarro Spike 20 millones sobre un coste de 364 millones
  • el nuevo avión de combate europeo FCAS (Futuro Sistema de Combate Aéreo), Future Combat Air System a fabricar entre Alemania, Francia y España, al que España ha asignado 10 millones en 2019, 40 millones en 2020 y en 2021 se prevé un crédito de 53,7 millones, y que tendrá un coste final entre 40.000 y 50.000 millones entre los tres países.

Unos PEA que no tienen justificación desde el ámbito de la seguridad, pues la ciudadanía no se siente amenazada por posibles ataques exteriores sino por cuestiones relacionadas con su bienestar como: salud, trabajo, vivienda, educación, servicios sociales… En definitiva, un colosal gasto en armamentos del que solo se beneficiará el lobby militar-industrial español, donde se unen los intereses de los principales accionistas de las industrias militares y los intereses corporativos de las cúpulas militares que proseguirán jugando a la disuasión y a la geoestrategia al servicio del sistema de seguridad destinado a salvaguardar los intereses de las grandes corporaciones del capitalismo global.

Texto publicado originalmente en El Salto.

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Covid-19. El "negosi" es el "neogosi". Sin embargo, el que crea la riqueza es el trabajador con su trabajo.

 

La vacuna rusa y la ignorancia

 

Por Pedro Brieger

Rebelión

18/12/2020 

Fuentes: CLAE

¿Qué intereses se esconden detrás de las críticas a la vacuna “rusa”?

“Ahí vienen los rusos” es una gran película de sátira política de 1966 que mostraba el pánico generado en un pequeño pueblo de los Estados Unidos cuando encalló un submarino soviético.  Esa película humanizaba a los tripulantes soviéticos, los mostraba como lo que eran, personas de carne y hueso, y por supuesto -los prejuicios e ignorancia- de quienes los recibían como si fueran extraterrestres.

La llamada “guerra fría” finalizó, el muro de Berlin cayó en 1989, la Unión Soviética se desintegró en 1991, pero los prejuicios subsisten.  Ya no son soviéticos, pero siguen siendo rusos.  Y en nuestro mundo “occidental” vaya uno a saber qué imaginario se ha construido sobre lo que existe “allí”, en ese mundo.

Todo viene a cuento de la llamada “vacuna rusa” que varios países latinoamericanos están comprando y numerosos medios de comunicación cuestionen su efectividad como si viniera de un pequeño país perdido en alguna isla del océano índico.

Obviamente la vacuna Sputnik V del instituto Gamaleya no tiene apellido de laboratorio suizo, francés o estadounidense, como si éstos fueran los únicos confiables.  No es este el lugar para analizar la efectividad de tal o cual vacuna o las historias de las terribles pruebas que varios laboratorios “confiables” hicieron en el llamado “Tercer Mundo”.

Pero sí para señalar lo anacrónico de contraponerle a una vacuna fabricada en Rusia o China la autoridad moral y científica de lo que muchos periodistas señalan como “el mundo civilizado.  Sí, en estos términos.

Vale la pena recordar que la Unión Soviética tuvo un alto desarrollo tecnológico-nuclear y que tenía al menos un cuarto de la comunidad científica del mundo antes de su desintegración, absorbida obviamente por Rusia.  De más está decir que estas aseveraciones sobre las vacunas “rusas” o “chinas” están plagadas de prejuicios frente a civilizaciones con historias varias veces milenarias.

Por otra parte, por lógica, si hay un mundo “civilizado” con una ética y moral superior, por contraposición el otro mundo no sería “civilizado”.  

También hay que decir que la historia de este llamado “mundo civilizado” no se corresponde con el imaginario creado.

Es una construcción ideológica fantasiosa que “olvida” los genocidios de las potencias coloniales en América, África y Asia, o el traslado masivo de personas del África hacia América para someterlas a condiciones de esclavitud; las dos grandes guerras mundiales, los campos de concentración con sus cámaras de gas o las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, sólo para mencionar algunas de las obras de esto que se llama “mundo civilizado”.

¿Acaso se puede hablar de “mundo civilizado” en nuestra región con la historia de las dictaduras militares y sus genocidios, desapariciones, torturas o robo de bebés para “salvar al mundo occidental y cristiano”, frase tomada del escritor Miguel de Unamuno?

Es posible que detrás de las críticas a la vacuna  “rusa” haya intereses y presiones de grandes laboratorios y empresas farmacéuticas para eliminar un competidor de fuste. Y mucha ignorancia.

*Sociólogo y analista internacional argentino, director del portalnodal.am. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

http://estrategia.la/2020/12/17/la-vacuna-rusa-y-la-ignorancia/

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