jueves, 30 de junio de 2016

ALBERTO GARZÓN: CARTA A SUS MILITANTES Y SIMPATIZANTES



Carta de Alberto Garzón a la militancia y simpatizantes de Izquierda Unida, tras las elecciones del 26J

Rebelión
30-06-2016

Estimados/as compañeros/as,

En primer lugar, quisiera agradeceros a todos los militantes y simpatizantes el esfuerzo hercúleo que habéis empleado en esta campaña electoral. Ha sido una campaña hermosa, con los actos más multitudinarios de la época reciente en España y con nuestra gente dedicándose en cuerpo y alma, como siempre, a la tarea política del momento. Habéis llevado nuestro programa y nuestro proyecto político a cada rincón de este país. Y además gracias a ese esfuerzo hemos avanzado mucho en la construcción de un espacio político unitario, algo tan necesario en estos momentos. Sin vosotros esto no hubiera sido posible. Gracias.

No obstante, los resultados de las pasadas elecciones no han sido los que nos esperábamos. No hemos cumplido los objetivos para los que pusimos en marcha la coalición entre Podemos e Izquierda Unida. El Partido Popular ha salido reforzado, con más de setecientos mil votos adicionales, mientras que la coalición hemos perdido más de un millón de votos respecto de la suma de votos de ambas organizaciones el pasado veinte de diciembre. No hemos logrado derrotar al PP ni tampoco crear las condiciones parlamentarias para que nuestro país tenga un gobierno de izquierdas.

La reflexión sosegada y rigurosa se torna necesaria. Tendremos que analizar todos los datos e informaciones que tengamos a nuestro alcance en los próximos meses para averiguar qué ha pasado. No nos esperábamos este resultado, así como tampoco lo hacía ningún otro partido político ni empresa encuestadora. Probablemente en nuestra sociedad, y más aún en la izquierda, se han dado fuerzas sociales que no hemos sabido detectar. Yo el primero, que no supe ver con precisión qué estaba sucediendo en el electorado de izquierdas.

Lo que parece evidente, sin perjuicio de posteriores análisis, es que no hemos logrado seducir ni convencer a un electorado de izquierdas que sí confío en IU y en Podemos en las pasadas elecciones. La abstención nueva, los que se quedaron sin votar en esta ocasión pero sí lo hicieron en diciembre, prácticamente coincide con los votantes perdidos por la coalición. No está claro si este electorado se perdió ya antes de la coalición, por la frustración respecto a las negociaciones en la investidura, o si ha sido un fenómeno posterior. Pero sí parece claro que no hemos logrado convencer a todos nuestros votantes del momento histórico por el que atraviesa nuestro país. Tendremos que profundizar con calma en las causas de este hecho y en las soluciones que se requieren.

No obstante, es positivo que nos preguntemos si la confluencia ha sido una buena idea. Yo pienso que sí. La confluencia ha sido, en primer lugar, una estrategia racional que nos ha permitido mantener los escaños a pesar de perder en número de votos. Y en segundo lugar ha sido una buena idea en términos políticos, dado que es nuestra apuesta aprobada por la asamblea y es lo que nos permite empezar a construir un espacio político con enorme potencial de transformación.

Ahora bien, también debemos poner encima de la mesa el resultado político global. Desde el año 2011 hasta ahora el ciclo político de movilización y protestas ha producido un cambio radical en el sistema de partidos pero también en el espacio político de la izquierda. Mientras en 2011 únicamente teníamos once diputados en ese espacio, hoy hay setenta y uno. Se trata de un avance considerable, si bien insuficiente. Pero cabe recordar que la ilusión generada por las encuestas es solamente eso, una ilusión, y que nuestro espacio político nunca ha tenido tanta fuerza en el parlamento español como la tiene ahora.

Y aún así, el análisis no puede circunscribirse únicamente al hecho electoral. Nuestro país sigue atravesando una dura crisis económica y política que afecta a los fundamentos mismos de nuestra sociedad. La actual fase histórica del capitalismo está siendo gestionada por gobiernos neoliberales cuya gestión provoca un empeoramiento en las condiciones de vida de la mayoría social. Estas políticas son las responsables del crecimiento de la frustración y rabia de las clases populares, lo que ha alimentado el crecimiento de la extrema derecha en toda Europa y amenaza con hacer implosionar el proyecto de la Unión Europea, como acabamos de ver en el Reino Unido.

En nuestro país, sin embargo, en gran parte hemos logrado explicar la crisis desde las coordenadas ideológicas de la izquierda. Y el régimen aún sigue en crisis, incapaz de resolver la cuestión económica sin recurrir a duros recortes que afectan a su base social e incapaz también de alcanzar un escenario de gobernabilidad. Los próximos meses y años serán de enormes retos para las clases populares y para la izquierda social y política. Y para afrontar esa tarea nos encontramos más fuertes que nunca.

En nuestra XI Asamblea hemos aprobado la hoja de ruta que insta a construir confluencia y unidad popular desde la movilización social y el plano cultural. Sin duda toda confluencia electoral es insuficiente e incapaz sin esos otros dos elementos: la capacidad de construir una concepción del mundo diferente a la de la oligarquía y sin un movimiento popular protagonista. Estoy convencido de que ese es el camino correcto, y debemos aprovechar que tenemos una organización fuerte y unida. Nuestra mejora en representación política, con ocho diputados y dos senadores, estará igualmente al servicio de dicha hoja de ruta.

La hegemonía no es un concepto que se refiera a la capacidad de vender un producto en el mercado electoral, sino más correctamente a la capacidad de extender una alternativa concepción del mundo, cultural y social y por eso anclada en la vida cotidiana de las clases populares. Ese trabajo sólo se puede lograr con organización y con ideología, es decir, con compromiso colectivo y con proyecto político. Nuestra organización es la mejor preparada para esa función, y no vamos a fallar.

No hemos alcanzado nuestros objetivos electorales, es cierto. Pero tenemos una organización que está sabiendo construir un incipiente bloque social y político alternativo para gobernar y transformar nuestro país. Y tenemos una organización comprometida con un proyecto político llamado socialismo. Y tenemos, sobre todo, una militancia de oro que defiende estas causas en los mejores y en los peores momentos, y un montón de compañeros y compañeras que se suman en cada batalla, que comparten su tiempo y energía apoyando nuestro proyecto. Y ahora, pese a los ataques mediáticos, nos encontramos ante una fase histórica que abre un importante abanico de oportunidades. Aprovechémoslo.
Salud y República.

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BALANCE ELECTORAL Y PROPUESTA DE ACCIÓN



Tras el 26J
Balance electoral y propuestas de acción

Rebelión
29.06.2016

Los resultados de estas elecciones quedan muy lejos de las expectativas de la izquierda, generando una sensación de derrota. Debemos ser capaces de analizar, comprender y trazar un plan de acción de inmediato, pues el mayor riesgo sería extraer conclusiones erróneas de este proceso y quedar atrapados en la inacción. 

El resultado electoral ha mejorado la posición de la derecha, sobre todo con un trasvase de votos de Ciudadanos al PP, que ha aumentado su número de votos (en 573.000) y escaños (14 más). El PP ha conseguido movilizar a su electorado y recuperar votos de la abstención (150.000) y de Cs (429.000). Desde ese punto de vista, el agitar el miedo a “que vienen los rojos” le ha funcionado.

La clave es comprender por qué el voto a la izquierda ha bajado: Unidos Podemos ha recogido 1.142.000 votos menos que el 20D tuvieron todas las fuerzas que integran la coalición. Aun así, ha mantenido su número total de diputados, 71.

Sin duda, las encuestas formaban parte de la campaña de la clase dominante para estimular el voto útil al PP y al PSOE para frenar a UP (fue muy clara la posición de El País en su editorial del 5 de junio [1] ), pero a pesar de que estuviesen infladas el descenso no es respecto a las encuestas, sólo, sino respecto a los resultados de las anteriores elecciones.

En consecuencia, para Unidos Podemos es un mal resultado, pues se pierde apoyo respecto a seis meses antes y no se hacen realidad las expectativas, alimentadas interesadamente por los propios medios de comunicación oficiales, de sobrepasar al PSOE.

El PSOE, aunque está contento por haber mantenido su puesto de segunda fuerza política y primera de la “izquierda”, ha perdido 174.000 votos y 5 escaños, quedando con 85. La realidad es que saca el peor resultado de su historia y sigue debilitándose. Sus contradicciones internas, las de un partido con una dirección instalada en el sistema y una base social mayoritariamente de la clase obrera, se están agudizando hasta un punto insoportable. 

No sacar conclusiones equivocadas
El peor error que podríamos cometer ante estos resultados es echarle la culpa a la “gente”. El PP tiene un apoyo sólido, de una parte de la población que les tolera todo porque con ellos les va bien o esperan que les vaya bien (o, simplemente, son adoctrinados por los mecanismos del sistema). Pero, aun así, son minoría, en relación a la base social potencial de la izquierda. Sólo uno de cada cinco votantes censados ha dado el respaldo al PP. Es la principal fuerza política con menos del 23% de los votos.

Igualmente, otro error sería lamentar que haya habido una candidatura unitaria. El error fue no ponerla en práctica el 20D, no el haberlo hecho ahora. Sin ella, posiblemente, el resultado hubiera sido bastante peor. Eso se planteará entre la dirección de Podemos y entre la de IU, por parte de los sectores más “moderados” y recalcitrantes. Pero debemos afirmar que en cuanto a la unidad hemos hecho lo que había que hacer, lo que no quiere decir que no se hayan cometido errores como el aceptar en Madrid una posición que ponía por delante la soberbia de la dirección de Podemos frente a nuestra candidatura. Solo el sectarismo más interesado puede llevar a decir que “los votantes de IU no han votado a la coalición” o que “Podemos ha perdido votos por unirse a IU”. Ese efecto ha sido residual en ambos casos y debía haberse compensado con el efecto multiplicador de la unidad, y ahí es donde debemos profundizar en el análisis.

Igualmente, otro error será decir que hemos sido demasiado radicales, y que se debe ser más moderado, como seguramente planteará una parte de la dirección de Podemos.

La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué un millón de votos que la izquierda transformadora tuvo en 2015 se han ido a la abstención? Y, en segundo lugar, ¿qué debemos hacer para recuperarlos y conquistar la mayoría?

Hemos perdido votos tanto “por la izquierda como por la derecha”. Por un lado, se ha creado cierta frustración en militancia y gente muy cercana por la forma del acuerdo con Podemos, dejando en posición secundaria y de riesgo a IU, y a eso se añade el discurso de los dirigentes de Podemos, repitiendo los errores de la Transición: bandera española, patriotismo, moderación… Y, por el otro lado, se infravaloró que una parte del voto de Podemos seguía siendo un voto de castigo a las políticas de otros partidos, especialmente al PSOE, que ha demostrado que no está muerto. Esto es vital comprenderlo, esperábamos que estas elecciones fuesen la certificación de su pérdida de raíces, pero no ha sido así. Por una parte, su arraigo histórico es más profundo de lo que podía parecer y, complementariamente, es claro que no hemos conseguido dirigirnos correctamente a los sectores de la clase trabajadora que siguen viendo al PSOE como su partido. Sigue siendo una asignatura pendiente. 

Las principales causas del resultado podrían resumirse en los siguientes puntos:
1. Se ha pagado el haber perdido la ocasión de ir juntos en diciembre de 2015, aprovechando el impulso y la ilusión que aún había de la victoria en las municipales de mayo. No se ha podido recrear con una campaña electoral aquella situación producto de un contexto histórico concreto. Aquel ambiente era consecuencia de un proceso de lucha y participación en la sociedad que no hemos sabido mantener.

2. También se ha pagado un precio por haber desmovilizado durante estos últimos dos años, centrando toda la atención en el frente electoral. Desde la posición de las instituciones se debía haber llamado a la movilización contra el PP, con una exigencia a las direcciones sindicales a ponerse al frente de la lucha. Parece paradójico, pero el “electoralismo” es el camino que lleva a las derrotas electorales de la izquierda. Los mensajes ingeniosos en las redes sociales ayudan, sobre todo a la militancia, pero no pueden por si mismos competir con las armas del sistema.

3. La unidad se llevó a cabo de forma cupular y rompiendo con la dinámica de participación que se había generado en los años anteriores. La ausencia de primarias para elegir las candidaturas no es un factor secundario, ha tenido mucha repercusión. Una campaña para elegir la cabecera de la lista hubiese sido un revulsivo, aumentado la participación y las expectativas, formando parte de la campaña electoral. En lugar de eso la designación de candidaturas a dedo y negociaciones, incluidos “cuneros”, ha sido un grave error, y lo hemos aceptado sin mostrar públicamente nuestro rechazo y nuestra propuesta de alternativa.

4. La forma de afrontar la constitución de un gobierno tras el 20D también ha pasado factura: el error de haber puesto por delante los ministerios a un plan claro y concreto de mejora de las condiciones de vida que dejara en evidencia al PSOE y a su acuerdo con Ciudadanos.

5. Plantear la campaña en términos de pretender ser una fuerza socialdemócrata, con continuos guiños al PSOE (“Zapatero ha sido el mejor presidente de la democracia”) que han dado una imagen oportunista (después del episodio de la cal viva…). En lugar de radicalizar a nuestra base social, tras un programa firme de cambios sociales que deberían garantizar unas condiciones de vida dignas, se ha querido aparecer más moderados y “dentro del sistema”. El efecto es el contrario: para la derecha seguimos siendo “rojos peligrosos” con piel de cordero, pero no somos capaces de entusiasmar y movilizar a los nuestros. Es el mismo dilema que se vive en los ayuntamientos “del cambio”: moderarnos para no dar “miedo” ni “excusas” a la derecha, o lanzar una lucha consecuente que movilice a la clase trabajadora.

6. No haber proyectado ilusión y movilización desde los ayuntamientos del cambio, a pesar de esfuerzos parciales. Sin duda los medios de comunicación ocultan logros y magnifican defectos, pero debiéramos ser capaces de superar ese obstáculo. 

Propuesta de Gobierno
A pesar de todo, la suma del PP y de Ciudadanos (169) sigue sin darles la mayoría absoluta (176) y, más allá de eso, no van a lograr apoyos suficientes en la cámara porque están enfrentados con todos los partidos de manera frontal.

La posibilidad de un gobierno de la izquierda es real, pues ERC (9 escaños), CDC (8), PNV (5) y Bildu (2), que en total suman 22 escaños, no pueden permitir o apoyar un gobierno del PP-Cs si hay una alternativa. PSOE y UP tienen 156 escaños podrían formar gobierno con el respaldo en la investidura de estos grupos que se encontrarían “unidos” por el rechazo a la derecha.

¿Querrá el aparato del PSOE formar gobierno en estas condiciones? No les hará mucha gracia, pero la alternativa es permitir un gobierno del PP.

Por eso, UP debe hacer al PSOE una propuesta de formar gobierno muy clara y directa:
1. Crear una renta mínima digna para todos los parados sin ningún ingreso de forma inmediata igual al SMI, que se mantendría mientras no tuvieran un empleo decente, vía decreto ley.

2. Acabar con los desahucios y garantizar la vivienda a todos los que lo necesiten con carácter inmediato, usando la bolsa de viviendas vacías de los bancos y la Sareb.

3. Acabar con los contratos basura y que se recuperen los derechos laborales previos a la crisis.

4. Subir el Salario Mínimo al nivel que marca la Carta Social Europea. Para empezar a 800 euros en dos años.

5. Recuperar el nivel de gasto en Educación y Sanidad públicas, así como en Dependencia, anterior a la crisis en dos años, y que alcance la media europea al final de la legislatura. Es imprescindible una ampliación de los servicios sociales drástica.
6. Reforma fiscal inmediata que garantice los ingresos suficientes para tomar esas medidas, con un incremento drástico de los impuestos a las rentas altas y a las grandes empresas, empezando por los bancos.

7. Derogación de todas las leyes que recortan los derechos democráticos.
8. Establecimiento de un procedimiento democrático, en base al artículo 92 de la constitución, para que el pueblo de Catalunya pueda efectuaruna consulta sobre cuál es el grado de vinculación que desea con el resto del Estado. Queremos la unidad de todos los pueblos que componen el Estado español, pero voluntaria nunca impuesta por la fuerza.

No confiamos en la política de los dirigentes del PSOE, pues ellos respaldan un sistema social y político que rechazamos y que es necesario cambiar, pero, dado que hoy por hoy estamos en minoría, si se compromete a aplicar estas medidas tendrá nuestro respaldo para formar gobierno y nuestra colaboración. Si no las acepta, le respaldaremos en la investidura (valorar si en segunda votación, o no…), pero nos mantendremos en la oposición. 

Llamamiento a la movilización unitaria
La unidad de la izquierda que lucha debe seguir adelante, por lo que abogamos por convertir Unidos Podemos, en un frente de izquierdas para la movilización. En todas las localidades y barrios, Unidos Podemos debe mantenerse como una plataforma de lucha y actividad común de las fuerzas políticas que hemos participado en ella, con asambleas y un órgano de coordinación. El problema al que nos enfrentamos no es en lo fundamental “un problema electoral”, sino la evidencia de que la izquierda debe replantearse sus métodos y organización, no se trata de maquinarias electorales sino de responder a las necesidades de generar un instrumento válido para dar cauce a la lucha de clases, ese es el quid de la cuestión. No nos jugamos el destino en las técnicas electorales, sino en nuestra capacidad de liderar una metamorfosis de la izquierda que se ofrezca como cauce para la transformación de la sociedad.

El resultado de las elecciones, a pesar de las carencias evidenciadas, sigue situándonos en una posición de partida muy fuerte para construir un movimiento político y social capaz de transformar la sociedad. Nunca, la izquierda a la izquierda del PSOE, había tenido una representación parlamentaria de 71 diputados. Si hacemos bien nuestra labor, aprendiendo de nuestros errores, y logrando la recuperación de la movilización, la victoria en unas próximas elecciones es perfectamente posible. Las falsas promesas del PP van a quedar en evidencia en un corto período de tiempo.

Y eso lo decimos debido a que la situación de inestabilidad económica, política y social se mantiene, y ese es un factor determinante de creación de oportunidades.

Sin menoscabo de que cada partido mantenga su identidad, la labor conjunta debe mantenerse centrada en la movilización por nuestros derechos sociales. Proponemos lanzar una gran movilización en otoño que culmine con manifestaciones en todas las capitales por los derechos sociales.

Hacemos un llamamiento a las direcciones sindicales a preparar la movilización por los derechos sociales. La perspectiva de una huelga general debe volver a estar en el orden del día de la izquierda.

Debemos actuar así porque es nuestro deber sumar fuerzas y evitar la división de la izquierda, y evitar que el aumento de la derecha sirva para consolidar posturas independentistas en Catalunya y otras zonas del Estado. No es cierto que “España” sea de derechas, lo que hace falta es recuperar la movilización social y construir una alternativa capaz de ganar en la calle y en las instituciones y en todo el Estado. Y es posible.

Siguen existiendo las condiciones objetivas que ponen al descubierto la incapacidad del sistema social bajo el que vivimos para satisfacer las necesidades básicas de la población, el auténtico reto está en nuestra capacidad para hacer consciente la alternativa y hacernos conscientes colectivamente de nuestra fuerza transformadora. Sacar las conclusiones correctas de esta experiencia es una condición imprescindible. 

 

Nota
[1] “A medida que se acercan las elecciones del 26 de junio, la coalición Unidos Podemos deja más clara su ambición de rebasar al PSOE, colocarse como única alternativa al PP y auparse al poder. Hasta el punto de que ya convence a un elector de cada cuatro, según el sondeo de Metroscopia que publica hoy EL PAÍS, un sondeo alarmante aunque sea una instantánea de la realidad actual y no una predicción del resultado electoral. Frente a las dudas y debilidades de los socialistas y el descaro del PP de presentarse como el valladar contra el extremismo, la encuesta muestra la movilización de un electorado seducido por un pacto entre Podemos e IU tan artificial como oportunista y plagado de incertidumbres programáticas.(…) Ganar es una aspiración legítima de los partidos democráticos; el problema es que desconocemos los verdaderos planes del magma populista y radical formado por Podemos e IU. (…) No es tiempo de bajar los brazos ni de hacer campañas hipotensas, sino de señalar a los electores los riesgos que entraña la operación en marcha para deprimir al centroizquierda y hacerle frente con arrojo. Se quiere convencer a esa gran mayoría situada en las zonas ideológicas templadas de que no hay más alternativa que el PP o Podemos, cuando no es cierto. Esa impostura puede costarle muy cara a la sociedad española.”

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miércoles, 29 de junio de 2016

ELECCIONES 26J: ELEMENTOS PARA SU ANÁLISIS




26-J: IMPUNIDAD INFAME Y DERROTA ADMIRABLE

Rebelión
Topoexpress
28.06.2016


La impunidad del PPLos resultados de estas elecciones generales suponen una bofetada dura y amarga para quienes pensamos que un partido caracterizado por sus políticas lesivas para la mayoría social, por su corrupción estructural y por la guerra sucia practicada desde el Ministerio del Interior y las cloacas del Estado, merecía un castigo ejemplar. Y en lugar de dicho castigo logra el respaldo de 7.906.185 votantes y con ello 14 diputados y 669.220 votos más que hace seis meses. Y para más inri con una participación total inferior en 1.200.000 votantes. (Cifras todas provisionales, al 100% escrutado pero a falta de contabilizar el voto de los emigrantes que hayan podido ejercerlo salvando las múltiples trabas conocidas).

Más allá del asombro, frustración o repugnancia que esto pueda provocar en muchas personas, se hace necesaria una reflexión serena y profunda que nos aproxime a una explicación racional sobre el comportamiento socioelectoral de estos millones de votantes. Para ello no bastará con aproximaciones demoscópicas basadas en los trasvases de buena parte de los 390.759 votantes perdidos por Ciudadanos y los 104.871 por UPyD. Pues también habrá que entender cómo el Partido de la Corrupción y los Recortes ha podido retener e incrementar sus electores anteriores más allá de los procedentes de estos trasvases.

Asumir una reflexión más profunda supone, en mi opinión, adentrarnos en el complejo territorio de los valores, intereses y motivaciones que han impulsado la conformación de la preferencia expresada por estos votantes. Y ponderar, por ejemplo, cuánto ha pesado en personas humildes la adhesión identitaria a valores reaccionarios y conservadores, sin tener en cuenta sus propios intereses; cuánto el bombardeo mediático al que se han visto sometidos en las últimas semanas, el miedo a escenarios de incertidumbre aumentados por el resultado del referéndum británico, la apelación al voto útil frente a todo ello… Desentrañar los mecanismos de la opresión política y de la dominación cultural que aún atrapan a amplios sectores populares es tarea ardua pero imprescindible.

La resistencia del PSOE
Y esta reflexión vale también para tratar de explicar la resistencia del otro polo del bipartidismo, la de un partido que obteniendo el peor resultado desde las primeras elecciones tras la dictadura franquista, perdiendo 120.606 votos y 5 escaños, logra mantener la segunda posición en porcentaje, electores y diputados. Con ello ambos polos del bipartidismo español suman ahora 222 diputados, nueve más que hace seis meses. Si entonces el PSOE quedaba situado a 33 escaños del primer partido, ahora la distancia aumenta a 52. Si entonces le separaban 21 escaños de la tercera fuerza, ahora le separan 14. Pero resiste frente a lo que aparecía como su mayor amenaza, verse superado en esa posición. Más allá del análisis pendiente sobre los flujos y trasvases de votos del PSOE, sobre el tipo de campaña dirigida frontal y casi exclusivamente contra Unidos Podemos, vinculada a su lugar y función en el sistema político español, se imponen otras consideraciones sobre su base social y electoral.

Cabe analizar, por ejemplo, qué proporción de sus votantes tiene plenamente asumido su papel de garante de una alternancia bipartidista funcional a los poderes económicos y mediáticos españoles y europeos y cuántos siguen votándolo en la creencia de que sus siglas centrales,socialista y obrero, siguen vigentes y pueden inspirar su actuación política, a pesar de la “miopía decisional” que ello pueda suponer a la vista de los hechos. Ello sin obviar así mismo el conocimiento de los mecanismos clientelares que permanecen en algunos territorios como redes que mantienen fidelidades poco atribuibles a afinidades ideológicas y más a estrategias de supervivencia en situaciones de exclusión social.

También aquí es precisa una labor ardua y paciente para ir desvelando el andamiaje sociocultural que sustenta la impostura de esta fuerza política. La consecuencia de ello puede ser, además, que vayan diluyéndose algunas ilusiones aún muy extendidas sobre el potencial de acuerdos posibles con esa fuerza mientras no surjan en su seno energías capaces de realizar la catarsis imprescindible para hacerla renacer como una herramienta útil para la transformación social, cultural y política. Algo que por el momento no aparece en un horizonte cercano.

Unidos Podemos: una derrota admirable, un futuro esperanzadorParece que se ha impuesto el hábito de valorar los resultados obtenidos en unas elecciones en relación a las expectativas previamente creadas. ¿Creadas por quién? En primer lugar, por la mano inocente de encuestas y sondeos. Así, cuando los pronósticos auguran resultados inferiores a los obtenidos, los partidos pueden proclamar que han superado las expectativas y “derrotado a las encuestas”, aunque su resultado en algún caso pudiera ser mediocre. Por el contrario, cuando las expectativas creadas, a veces quizás calculadamente inducidas, sitúan un listón superior a los resultados obtenidos, se obvian otros factores y se asume la derrota frente a éstas. Con este preámbulo no pretendo olvidar, sino contextuar, el peso de otro elemento importante: los objetivos propuestos y declarados por la fuerza política en cuestión.

En el caso de Unidos Podemos, tanto las expectativas inducidas por la práctica totalidad de las encuestas en las últimas semanas –incluidos los sondeos realizados a lo largo de la jornada electoral y hechos públicos al cierre de las urnas–, como el objetivo proclamado de ganar las elecciones, despertaron un gran entusiasmo y movilización en las plazas y en las redes sociales. De ahí que el resultado obtenido haya sido acogido en un primer momento con sorpresa y decepción. Quienes teníamos depositadas nuestras esperanzas en un paso de gigante que pudiera merecer el calificativo de histórico en el plano electoral, tendremos que esperar algo más para definir así los logros de esta confluencia política en dicho ámbito. Frente a lo esperado y deseado, cabe reconocer sin subterfugios que nuestras expectativas se han visto derrotadas. Y habrá que analizar también por qué ha sido así, cuáles han sido y qué peso han tenido los distintos factores que han contribuido a este resultado, que ha situado el respaldo electoral en 5.049.734 ciudadanos, un millón menos que los votantes de Podemos, Izquierda Unida y las confluencias en diciembre de 2015.

Y sin embargo, dado el tamaño de los retos asumidos, de la tarea realizada y pensando en lo que viene, creo que se podría hablar de una derrota admirable. Una derrota, sí, pero admirable porque no debiera desmerecer lo conseguido, que es bastante más de lo que pudiera parecer al haber obtenido “solamente” 71 diputados. Dicho sea esto no solo para volver la vista atrás y situar el resultado de Unidos Podemos en su debida perspectiva histórica, la anterior y posterior al 15-M, la de los procesos electorales de 2014 y 2015 y la previa al acuerdo electoral; sino sobre todo mirando hacia el futuro, en el corto y medio plazo, si se logra atinar en la reflexión y en el camino a proseguir. No es mi intención extenderme ahora en estos aspectos. Me limitaré a esbozar una premisa, merecedora de un posterior desarrollo más minucioso y sosegado.

La primera cuestión a despejar tiene que ver con la valoración de la coalición electoral a la luz de los resultados. No me cabe duda de que las empresas de comunicación vinculadas a los poderes económicos redoblarán sus esfuerzos por dividir las fuerzas recientemente unidas, abundando en argumentos tales como “la disolución de Izquierda Unida en Podemos no le da a IU lo que esperaba” o “Podemos ha tirado por la borda su apuesta por la transversalidad al juntarse con los comunistas de IU”, etc, etc… Un argumentario destinado a hacer mella en quienes de uno u otro lado tuvieron reservas con la coalición acordada y pudieran ahondarlas ahora provocando desafecciones o conflictos en ambas formaciones políticas y en las confluencias logradas.

Vaya por delante que no se trata de rehuir ni ahogar ninguna reflexión crítica o autocrítica que contribuya a fortalecer y mejorar lo hasta ahora conseguido. Pero parto de la convicción de que desandar lo andado no ayudaría, sino todo lo contrario, a consolidar y profundizar el bloque social, cultural y político necesario para afrontar los próximos tiempos. Cada fuerza política deberá realizar sus análisis, al igual que las organizaciones sociales y culturales que han respaldado este proyecto. Y poner en común las reflexiones respectivas con el objeto de escuchar, aprender unos de otros y seguir avanzando en la implantación social, cultural y política de este proyecto de transformación profunda de las políticas, actitudes y mentalidades dominantes.

Ahora más que nunca hace falta identificar con precisión los retos y envites que los trabajadores y la mayoría social tenemos por delante en España y Europa. Para afrontarlos hará falta seguir concretando y actualizando el programa básico que puedan hacer suyo los distintos sectores que conforman la mayoría social lesionada por las políticas económicas dominantes. Un programa que ponga por delante la defensa de todos los derechos humanos, los económicos, sociales y culturales, los de los ciudadanos censados y los de los expulsados de sus casas y tierras por las guerras y el hambre que claman por su derecho al asilo a las puertas de la Unión Europea.

Para defender este programa necesitamos sumar más voluntades y frente a los poderosos que nos quieren divididos, deberemos mantenernos unidos. Unidos fraternalmente con todos los que sufren, sintiendo y luchando juntos, y unidos entre nosotros mismos, los que sabemos que otro mundo es posible y debemos predicar con el ejemplo que haga de nuestra diversidad puesta en común una auténtica fortaleza. Sin perder nunca la esperanza y la dignidad.


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ELECCIONES 26J: TORITO TORITO BRAVO...



26J: 'Democrexit' por montera

Rebelión
28.06.2016

'Más cálido que nunca, más volcánico, toro, que irradias, que iluminas el fuego, yérguete.' 
Miguel Hernández

Los nostálgicos del franquismo -o del 'contra Franco vivíamos mejor'- se parecen a los forofos más radicales de la tauromaquia. Ambos se vuelven mundos autistas, retroalimentados por conativas falacias. Así todo evento se circunscribe al objeto de las fantasías. Los de 'la vida es como un toro' y los de 'esto con Franco no pasaba', terminan por entregarse a sus delirios obsesivos. Todos los males de la sociedad creen solucionarlos con el estoque de un autócrata en la suerte suprema, y su ídolo uniformado de luces en la plaza se adorna sin perder la firmeza de un dictador. En su burbuja represora todo para ellos pita... menos intentar dotarnos de una democracia digna de tal nombre.

Los psicólogos han estudiado el fenómeno. Al llegar a una provecta edad se vuelven más frescos recuerdos de infancia, de la primera juventud, y los cercanos en el tiempo se difuminan. En el socialgeriátrico del españolismo profundo, a los niños de la posguerra la orgánica democracia que comandaron los tecnócratas escrivarianos en el 78, supuso una concesión inaceptable. En su visión de siervos o de analfabetos funcionales, su ínsula barataria idílica se conformaba en los días eternizados del calendario confesional-agrícola zaragozano. Ese paterfamilias embrutecido por la miseria de los perdedores de la guerra, en inevitable trance de asumir por fuerza su esclavitud para sobrevivir, o los otros envilecidos por la soberbia tiránica del bando golpista; pero al final tras los exterminios o el exilio todos 'hermanados' en el totalitarismo redentor, en la Pax de Cuelgamuros ('valle de los caídos').

Esas apolilladas capas sociales abducidas por una visión totalitaria del Estado ya reflejada por Max Aub en 'La gallina ciega', resentidas y autodestructivas a golpes de catecismo preconciliar, se creen sus propios desvaríos. Por mal que nos vaya, todo se ha de arreglar con un mesías de uniforme, o en su defecto un sátrapa consagrado por la Iglesia. Es en ese mefítico tremedal, desenvolviéndose en su hábitat con la habilidad de las anacondas, donde las baronías del bipartidismo alcanzan su clímax.

El problema reside en que tanto arbitrario poder, sin alternativa posible, aburre hasta la extenuación. Por ello necesitan que algunos políticos noveles se crean 'oposición'. Y sus media heredados del antiguo régimen, actualizada su decrepitud con polvo de zombis o merced a sus encuestadores mercenarios, les harán figurarse 'primeros en intención de voto' o 'sorpasso-stars'. Hay que jugar con los muchachos, como con el toro de lidia, hundirles la moral humillándoles una y otra vez. Que se note quiénes mandan con la fiscalía 'afinada', impunes las obscenas corruptelas, por encima del bien y del mal con patente de corso vaticana. Ya marcó la pauta aquel viejo escándalo Matesa, en plena dictadura. Los saqueos si los perpetran los camaradas se tornan veniales pecadillos a olvidar.

Mas nadie se confunda. El gran vencedor de estos últimos comicios ha sido una inquietante abstención, consciente y tenaz, con capacidad de deslegitimar a la propia Monarquía partidocrática. Saben que está 'democracia' orgánica no puede homologarse con las de los países avanzados. Partidos y sindicatos subvencionados por el Estado, sin la separación de poderes imprescindible, no pueden posar más que de hipócritas autoritarios, al haber privado a la sociedad civil de su inalienable derecho de control de la administración. Así por mucho que nos vendan en vano 'progreso' o el estado de beneficencia franquista remasterizado, no pueden suscitar entusiasmo alguno. Anulan con su opresión las potencias creativas de la sociedad, de ahí su decrepitud paralizante, estéril.

Por ello ante el resultado electoral, un PSOE otra vez con el peor resultado de su historia o Convergencia sin referéndum catalán, no se van a atrever a abstenerse para encumbrar al exjefe de Bárcenas, por el fundado temor de llevarse un irreversible batacazo en próximos comicios. Aunque la tentación poltronera se vuelva incontenible y se esté dotado con una falta de sentido del ridículo sin colmo. Vamos hacia el esperpento de unas terceras elecciones generales, no vaya a perderse la inveterada tradición rojigualda del 'Democrexit', es decir, validar cualquier apaño menos el que pase por una democracia verdadera.

Más la rabia del astado muge de dolor en la arena, espoleado por el punzante dolor de las banderillas y la pica. Y la alternativa no consiste en si morirá con calma en la faena o habrá de precipitarse la estocada final. ¿Y si el morlaco, llevado de su desesperación, salta al tendido? Entonces la añosa concurrencia descubre, con sus cansadas piernas, su incapacidad para correr. La propia antigua plaza se resquebraja. Desde la barrera el matador, junto al apoderado y sus subalternos, contemplan el rancio espectáculo del esperpento, irrisión del mundo entero.

Por favor, os lo suplicamos, no decaiga la afición. No dejad a alguien de menor rango que el cardenal Cañizares sin entonar un pasodoble. ¡Qué menos para que el respetable se sienta cincuenta o sesenta años más joven! Aunque como los reyes perdida la corona no puedan reconocerse muchos ya sin los cuernos. 


Al-Hakam Morilla Rodríguez, coordinador nacional de Liberación Andaluza.

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martes, 28 de junio de 2016

PODEMOS - IU: EL LOBO NO HA LLEGADO, TODAVÍA. PERO PUEDE LLEGAR



ESPAÑA NO ES DIFERENTE

Rebelión
Diagonal
28.06.2016


El autor esboza cuatro rápidas observaciones sobre el resultado electoral del 26 de junio


La primera. No nos engañemos. Sin reservas, sin matices, sin paliativos, el resultado es una catástrofe. No es una catástrofe para Unidos Podemos, que se consolida como alternativa institucional progresista sin equivalente en la UE.

Es una cataśtrofe para España y los españoles, para Europa y –no exageramos– para el mundo entero. Lo he dicho muchas veces y parece que lo hago porque me he vuelto de derechas o moderado. Nada de eso. Es doloroso realismo. La historia no es siempre más larga que la vida; hay veces en que la escala histórica es más corta que el curso de una biografía; más corta que un curso escolar; más corta que una primavera.

Sería demagógico establecer un paralelismo estricto con 1933 y las amenazas del nazismo, pero habría que ser muy frívolo para no inscribir la victoria del PP en un contexto mundial particularmente adverso, célere y explosivo: una América Latina en retroceso, un Oriente Próximo en llamas y una Europa en descomposición que se desplaza a todo vapor hacia la ultraderecha.

En ese contexto Unidos Podemos no era –no es– una revolución, por lo demás imposible: era –y es– un modesto dique a partir del cual se habría podido quizás –se podrá– revertir la tendencia rampante en nuestro continente.

Los resultados electorales, con el retorno simbólico del bipartidismo y la evaporación de un gobierno de cambio, no sólo debilitan ese dique sino que legitiman su derrota. Todo lo que no fuera sumar votos y alcanzar el sorpasso al PSOE, y más tras la convergencia con IU, era un fracaso estrepitoso, no en términos numéricos sino políticos e históricos.

España tenía una oportunidad para frenar el precipicio y la ha perdido. La historia a veces es más corta que la vida. Lo que falta ahora es tiempo.

La segunda: el crecimiento del PP, que suma 13 escaños más, y la resistencia del PSOE, sostenido por sus sectores más conservadores, revelan algo particularmente deprimente y doloroso: que la mitad larga de España no quiere ningún cambio. Aún más: indica que la mitad larga de España no cree ni en la ética ni en la democracia y, en este sentido, y al contrario de lo que habíamos empezado a creer algunos con emoción y con orgullo, indica que nuestro país no se diferencia tanto del resto de Europa.

Triunfa lo que he llamado otras veces el voto prevaricador: el de una amplia capa de la población que vota a conciencia contra sus principios y sus valores. ¿Por qué?

El error de todas las encuestas sólo puede explicarse introduciendo un factor fulminante e irreprimible: el miedo.

Igual que la "remontada" se ganó en la última semana de la campaña de diciembre, el desempate se ha perdido también en la última semana y probablemente en el último minuto. Es miedo.

El problema es que es ese mismo miedo el que explica el Brexit, el empuje de la ultraderecha en Francia, Hungría y Austria o la política contra los refugiados de la UE.

En condiciones de excepción electoral –como son las del 26J– una larga mitad de España ha vuelto a votar a la derecha; en condiciones de excepción histórica, ese mismo miedo es el que niega la protección a un judío, denuncia a un vecino o fusila a un rival político. Ese miedo, cuando es incompatible con la ética y la democracia, es ya prefascista. No tener en cuenta esa dimensión antropológica sería un error tan grave como despreciarla políticamente o darla por perdida.

La tercera. A partir de mañana habrá que afrontar los hechos y ver cómo se maniobra en una relación de fuerzas en cualquier caso muy compleja y objetivamente mejor que la de hace dos años. Pero ahora mismo el reto mayor para Unidos Podemos no es soportar el triunfalismo del PP o los guantazos de Sánchez; ni apañar una estrategia sensata y reparadora para las próximas semanas.

El mayor reto es el de mantener la unidad. El peligro de divisiones y quiebras es muy grande y nuestros rivales van a tratar de alimentar esa pendiente. Mucho cuidado.

Habrá quien eche la culpa al exceso de transversalidad o al exceso de confluencia; a la baja intensidad del discurso o a la baja intensidad de la campaña; a la desmovilización de los movimientos o al liderazgo televisivo. La victoria hubiera hecho buenos todos los pasos; la "derrota" da la razón a todas las críticas.

Es imprescindible debatir sobre lo que ha pasado, sin eufemismos ni rodeos, pero sería bueno que partiéramos del presupuesto de que en realidad no sabemos –nadie sabe– por qué ha pasado.

Hay que evitar a todo trance los análisis tajantes ("ya lo decía yo") que sirvan de arma arrojadiza entre las corrientes internas divergentes. Dentro de IU y dentro de Podemos, y entre IU y Podemos, es imperativo conservar la serenidad y acentuar los cuidados. Ya no hay alternativa a la unidad, salvo la derrota definitiva del cambio; es decir, la derrota definitiva de la ética y la democracia.

Estamos ya condenados a salvarnos juntos, nos guste o no; y si hay todavía –porque la hay– alguna posibilidad de recuperar el terreno pasa porque entendamos que lo único cierto, lo único indudable, lo único que sabemos con certeza es que cualquier división nos matará y que los medios, los partidos del régimen y el gobierno de Rajoy se han sentido –y se sienten– tan amenazados que han hecho todo lo posible, y lo seguirán haciendo, para matarnos.

Ése debería ser suficiente motivo para preservar por encima de todo la unidad del proyecto, mientras lo repensamos, como condición para sumar a los que faltan.

Cuarta. En Europa sólo hay dos alternativas al neoliberalismo autoritario de nuestros gobiernos: la ultraderecha nacionalista o Unidos Podemos.

Es obvio que, una vez más, como ha ocurrido ya otras veces a lo largo de nuestra historia, nuestros gobiernos europeos prefieren la ultraderecha.

En este sentido hay que dar las gracias a Cebrián y al grupo PRISA, a nuestros intelectuales "progresistas", a la mayor parte de nuestros medios, a las instituciones secuestradas por el gobierno, a los bancos y a los partidos del régimen europeo por dejar claro que, con tal de que no gobierne una opción democrática y moderada, están dispuestos a alimentar las fuerzas oscuras que amenazan con devorar de nuevo nuestro continente.

No tienen ninguna justificación. No existe la URSS ni Stalin ni un "socialismo real" tiránico contra el que justificar alianzas negras. Esta vez no pueden esconderse. Unidos Podemos es una fuerza democrática y moderada, socialdemócrata y profiláctica, la única que puede detener la destrucción de Europa y el regüeldo infame de la historia. Nuestras élites económicas y politicas trabajan por eso contra ella. Las futuras generaciones no se lo perdonarán.

Ojalá entiendan de una vez los votantes españoles que es a eso, y no a la ética y a la democracia, a lo que hay que tener miedo.


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lunes, 27 de junio de 2016

ELECCIONES GENERALES 2016. ¿HAN SIDO LIMPIAS? ¿DEBERÍAN ACLARAR ALGO EN ESTE SENTIDO TANTO MARIANO RAJOY COMO SU MINISTRO DEL INTERIOR JORGE FERNÁNDEZ?


EL ESPAÑOL.COM

La explicación a la teoría viral del 'tongo' en el escrutinio del 26-J
En la jungla. Interior difunde porcentajes similares de voto y abstención a los del 20-D para cifras menores. La clave está en que queda por contabilizar el voto de los españoles en el extranjero.

Un tweet de Anonymous señalando las discrepancias. @Anonymous_EU Twitter
27.06.2016 12:10 h.

Una teoría de la conspiración se abre paso en tuits y mensajes de WhatsApp: si todas las encuestas daban a Unidos Podemos un resultado muy superior en escaños, ¿cómo los resultados del escrutinio han terminado favoreciendo de tal manera al Partido Popular? Las sospechas de 'pucherazo' ya habían sido plantadas contra Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior, por el escándalo de las escuchas. Ahora, las discrepancias que publica la web oficial del recuento abonan las suspicacias.
Así, la web de Interior anuncia un 100% de escrutinio con resultados de participación de un 69,84% de los votantes, 24.161.083 personas. Asimismo, da un porcentaje de un 30,16% de abstención, que cifra en 10.435.955 personas. La discrepancia aparece cuando se comparan los datos a los del 20-D.
Los porcentajes son similares, 69,67% para el voto y 30,33% para la abstención. Pero las cifras son superiores: 25.438.532 personas votaron el pasado diciembre según la web y 11.073.316 se abstuvieron. ¿Cómo es posible que los porcentajes se mantengan? ¿A dónde han ido a parar en estos seis meses los componentes del censo que faltan?
No faltan las cábalas aritméticas que ven en esa ausencia los votos que hubieran ido a parar a Unidos Podemos y que, según esta teoría, se hubieran hecho "desaparecer" mediante fraude electoral. La cuenta de Anonymous UE ha usado estos datos para directamente impugnar las elecciones.










España. Fraude electoral. Dice la web del recuento de votos que de 36 mill llamados a urnas 0,23% son 1.2 mill votos
Sin embargo, en uno de los tuits de denuncia de Anonymous, la cifra de participación del 20-D figura como del 73,2% y la de abstención, menor a la cifra final: 26,8%. La web de Interior no ayuda a resolver la confusión, pero las claves apuntan a la contabilización del CERA: el Censo Electoral de los Residentes Ausentes.

España. Fraude Electoral.
Unidos Podemos ↓ 1.200.000 votos
Abstención ↑ 1.200.000 votos
¿Nada raro?

"Parece que falta censo, pero lo que falta es el censo del CERA" - es la deducción de Kiko Llaneras, responsable de 'la cocina de EL ESPAÑOL'. Se trata del voto por correo de los españoles residentes en el extranjero. Hay casi dos millones de personas que tienen derecho a voto fuera de España, pero por motivos que van desde a la complejidad del proceso al desinterés, muy pocos hacen uso de ese derecho. 
Desde Interior confirman a EL ESPAÑOL que el voto CERA no ha sido contabilizado aún a la espera de ser validado por la comisión electoral. Lo mismo sucedió con el 20-D: eso explica las cifras de 73,2% de voto frente a 26,8% de abstención que aparecen en una de las tablas. Al contabilizarse el voto de los españoles residentes en el extranjero, el porcentaje de abstención aumentó en detrimento del total de votantes. Es previsiblemente lo que ocurrirá con el 26-J una vez se complete el recuento.
A la pregunta de si este método no induce a confusión, los portavoces de Interior se remiten al hecho de que el escrutinio figura como 'provisional' hasta los siguientes seis meses. Sin embargo, la falta de explicaciones unidas a las veleidades de la Ley D'Hont propician en las últimas horas toda clase de cábalas. 

#EleccionesGenerales .
A ver si alguien me puede aclarar ésto mas allá de la existencia de un #TONGO .


#ResacaElectoral #pucherazo Alguien que explique que ha pasado con casi 1,8 mill de personas?

INDRA, ACUSADA CON EL DEDO
En las últimas horas ha aflorado una noticia de EL ESPAÑOL publicada el pasado mayo: El Gobierno se salta el concurso al preconceder a la semipública Indra el recuento del 26-J. Ha sido compartida en el foro 'Plaza Podemos' de reddit y circulada en las redes sociales como indicio de 'circunstancias sospechosas'. El presunto 'pucherazo' hubiera sido una contrapartida por la concesión del contrato.
Menuda factura le ha pasado al PP lo de las grabaciones de Fernández Díaz, eh?
@jordievole Mucha gente está preocupada por estas dos fotos juntas pic.twitter.com/j16XYyqljy

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En la misma información se explicaban las razones por las que Interior se saltó el concurso: se realizó un procedimiento de urgencia debido al adelanto electoral en el que se instó a varias empresas a realizar una oferta para prestar el servicio de escrutinio. Indra, que perdió el contrato del 20-D en medio de un escándalo por fugas de información frente a su competidor Scytl, se llevó el contrato del 26-J al presentar "una fuerte rebaja de precio".
¿UNA REVISIÓN DE LOS RESULTADOS?
El aluvión de críticas y el desconcierto generalizado se traduce en la exigencia por gran parte de la población de una revisión de las elecciones. Para conseguirlo, la Plataforma AVAAZ ha puesto en marcha una recogida de firmas para reclamar que autoridades españolas y europeas auditen los resultados del 26-J.

“Nunca en la historia de la democracia se habían dado semejantes diferencias”, insistían en Públicolos responsables de la plataforma quienes sospechan que el ministro del Interior, encargado del recuento y escrutinio de los votos, ha sido sorprendido “utilizando las instituciones y la Policía para destruir a rivales políticos”.
La petición, que ya cuenta con más de 18.000 firmas, también subraya el hecho de que la adjudicación del trabajo a Indra se realizó “a dedo” sin sacarlo a concurso público. “Lo peor de todo es que Indra está envuelta en la Púnica con el mismo partido que supervisa el recuento y escrutinio de las elecciones”, subrayan en el mencionado artículo.

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