jueves, 9 de abril de 2015

LA IZQUIERDA: UN NECESARIO PASO ADELANTE



Tania Sánchez, Manolo Monereo y Héctor Illueca participan en un acto político del Frente Cívico-Valencia

Hacia la unidad popular, un largo y laborioso proceso


08.04.2015

Más allá de estructuras, partidos y siglas, o de querellas intestinas por el poder y los cargos, el reto más urgente frente al capitalismo neoliberal y sus efectos devastadores -en forma de recortes, austeridad y privatizaciones- es la unidad popular. Inmerso el estado español en una profunda “Crisis de Régimen”, la alternativa reside en un proceso que unifique a las clases populares en torno a propuestas muy básicas, que mejoren sus condiciones de vida y les convierta en protagonistas de un verdadero proceso constituyente. Éstas son algunas de las conclusiones del acto organizado por el Frente Cívico de Valencia en apoyo de la unidad popular, que ha contado con la presencia del politólogo Manolo Monereo, el miembro de la Mesa Estatal del Frente Cívico, Héctor Illueca, y la cofundadora de Convocatoria por Madrid Tania Sánchez.

Las confluencias y los procesos de unidad miran de reojo a la experiencia griega. En el país heleno, recuerda Héctor Illueca, se logró que una malgama de corrientes y culturas políticas (comunistas, socialdemócratas, ecologistas, feministas o de izquierda radical) dejaran de lado las diferencias para converger en un programa común. El trabajo persistente y la gran implantación en fábricas, barrios y universidades hicieron posible, además, la creación de un contrapoder popular, reforzado por un movimiento obrero que no eludía la conflictividad (30 huelgas generales en los últimos años). Estos procesos trascendieron la calle y alcanzaron las instituciones. Antes que Syriza obtuviera la victoria en las últimas elecciones legislativas, ya gobernaba en el Ática y numerosos municipios, que no aplicaron políticas de austeridad y recortes excusándose en el gobierno central o los imperativos de la Unión Europea. Antes al contrario, desarrollaron políticas de apoyo a las clases populares.

De acuerdo con el modelo descrito, ¿sería posible una reedición de esta confluencia en el estado español? “Es muy difícil pero no imposible”, responde Héctor Illueca. “Hay una intuición popular muy amplia sobre la necesidad de unir a todas las fuerzas comprometidas contra el saqueo que representan las políticas neoliberales”, ha añadido. La Mesa Estatal del Frente Cívico ha lanzado unos puntos programáticos que contribuyan al diálogo para alcanzar la unidad popular.

La primera de las propuestas es el apoyo a la Conferencia Europea de la Deuda reclamada por Syriza, que debería traducirse en una quita sustancial de una deuda que conduce al estado español, indefectiblemente, a una larga transición al subdesarrollo. Tendría que declararse ilegítima, según la propuesta del Frente Cívico, la deuda contraída por el estado en el rescate financiero, consecuencia de un modelo económico basado en la burbuja inmobiliaria y la especulación bancaria. El segundo aspecto esbozado por Héctor Illueca es la necesidad de una reforma fiscal progresiva (los técnicos del Ministerio de Hacienda afirman que es posible recaudar 60.000 millones de euros mediante un aumento del impuesto de sociedades, la recuperación del impuesto del patrimonio o la lucha contra la evasión fiscal). Por último, se trata de afrontar la crisis humanitaria que padecen las clases populares mediante un “programa de emergencia”. Éste consistiría en la paralización de las ejecuciones hipotecarias, y también de los cortes del suministro de agua, luz y gas. El programa de “mínimos” se completaría con la derogación de las reformas laborales aprobadas por el PP y el PSOE, y el incremento del salario mínimo. Por último, la propuesta del Frente Cívico apunta como prioridad un estado más democrático, que avance hacia la pluracionalidad.

El analista político y miembro del Frente Cívico, Manolo Monereo, se ha remontado tres décadas para trazar un paralelismo entre lo que ocurría entonces y la España actual, a partir del análisis del gran intelectual italiano de izquierdas Claudio Napoleoni. Señalaba que la crisis de la izquierda obedecía a que esta era incapaz de pensar “en grande”, es decir, se mostraba impotente para ponerse al frente de un proyecto de país y de regeneración de la vida pública. “Lo fundamental es forjar un proyecto histórico y alternativo de país para las clases populares; ésa es una necesidad hoy en España”, apunta Monereo.

Para ello, “hay que promover el protagonismo de las clases populares y de la ciudadanía, pues lo peor que nos dejó la transición es que no somos ya ciudadanos sino súbditos”. Éste es el cometido de la unidad popular. En un contexto marcado por la Crisis del Régimen del 78 (la coyuntura actual), ésta no la ha provocado la ciudadanía organizada, sino los grandes poderes económicos, “que han aprovechado la crisis para liquidar los derechos del Pacto Social reconocidos en la Constitución”. “Lo que antes nos parecían conquistas económicas, para este capitalismo son derechos prescindibles; la transición ha comenzado y la están haciendo sin nosotros”, señala Manolo Monereo.

El gran enemigo es el neoliberalismo. El politólogo lo define como una manera de repartirse lo público en un “capitalismo de amiguetes”. En otros términos, “la derecha manda y se enriquece a través del presupuesto público”. Frente al neoliberalismo, la unidad popular no deja de ser una estrategia para conquistar el poder, democratizar el gobierno y transformar la sociedad. El problema, afirma Manolo Monereo, es que cuando uno accede al poder (por ejemplo Syriza) se da cuenta de que el margen para gobernar es muy pequeño, pues aparece la Unión Europea, que mantiene secuestrada a la soberanía popular. En esa coyuntura, el cometido de quienes no tienen el poder es luchar, organizarse y agudizar las contradicciones del conflicto social. Y no perder de vista la estrecha relación que debe unir, en todo caso, a la ética y la política. Lo contrario se aprecia claramente en las promesas electorales. Monereo vincula al “franquismo sociológico” el hecho de que el electorado refrende sistemáticamente a políticos que incumplen lo prometido. “Si las fuerzas transformadoras no tienen la ética en el frontispicio, uno se acuesta comunista, se despierta socialdemócrata y termina en la derecha”.

La “Crisis de Régimen” tiene, “como casi siempre”, una base material, opina Tania Sánchez. En el estado español coincide con “una brutal crisis económica, y esto rompe los consensos socialmente construidos; todas las instituciones fruto de este consenso se hallan en crisis”. “El objetivo es forjar una nueva hegemonía social, y esto no se hace de un día para otro”, concluye la exdiputada de Izquierda Unida. Tania Sánchez parte de una idea capital en la conceptualización de la unidad popular: la vinculación a una democracia de la vida cotidiana. Formulado en términos más abstractos, “la capacidad que tengamos para crear nuevas institucionalidades en nuestro entorno”. Más aún, “lo crucial no es la estructura, el partido ni los líderes, sino la transformación de la vida cotidiana de las personas”. Que la gente se convierta en protagonista de la realidad política, en lugar de conformarse con ser un mero representado (una herencia del “franquismo sociológico”).

Es necesario, asimismo, pasar a una segunda fase de la unidad popular, considera Tania Sánchez. Se trata de superar las cuestiones procedimentales (burocracia, articulación de movimientos, logística, mecanismos de elección…) para alcanzar el nudo del problema: la conexión con las mayorías sociales. Que se llegue a percibir con nitidez el nexo entre los recortes salariales, de las pensiones o la reforma laboral que desangran a los trabajadores, con la posición de España en la periferia de la eurozona; el precio de la luz y los cortes del suministro en los hogares con un marco regulatorio que favorece a las grandes corporaciones, apuntalado con un perverso sistema de “puertas giratorias”; y los recortes en ambulatorios y hospitales con las políticas generales de austeridad. “Lo importante es transformar el país desde la cotidianeidad de las personas”, reitera Tania Sánchez. El objetivo es conectar las necesidades concretas del día a día con el marco sistémico que estrangula las opciones de cambio.

Según la exparlamentaria, “cualquier transformación en Grecia o en nuestro país no se sostendría sin una sociedad civil que sustente el cambio; y hay que partir de gente que lleva veinte años desclasada y con una cultura profundamente neoliberal. Esto es así, hay que aceptarlo; no se trata de teorizar sobre el sujeto pueblo, sino mirar a éste a los ojos”. Tania Sánchez remata su intervención con una escena del filme “Novecento”. ¿Qué es el partido? Está en la calle, en la escuela, en los barrios… “El partido eres tú”.

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GRECIA.LO QUE LA IZQUIERDA ESPAÑOLA DEBE TENER EN CUENTA AL MARGEN DEL PSOE (APARATO)

El gobierno, Syriza y sus componentes

Rebelión
A l´encontre-La Breche
08.04.2015


Los fortines de la “oposición dura” del poder real -con sus representantes emblemáticos como los dirigentes del aparato burocrático económico y judicial, pero también con la primera advertencia dada por el cuerpo de élite (OYK [las fuerzas especiales del ejército griego]) en el desfile nacional del 25 de marzo [en su forma de desfilar y su nacionalismo proclamado]- recuerdan a todo el mundo, pero sobre todo a la dirección de Syriza, la importancia de la decisión de la conferencia fundacional de Syriza, que definió el gobierno de la izquierda no como una “estación final” (comprometido con la tarea de “salvar al país"), sino como una “etapa transitoria” en la perspectiva del compromiso para la emancipación socialista.

En el actual contexto de relación de fuerzas internacionales, la posición no demasiado sólida (es lo que piensa mucha gente) del este gobierno, cuya columna vertebral es Syriza, aparece aún más débil. El vergonzoso chantaje de los acreedores (a través de las “instituciones” europeas y el FMI) intenta arrastrar al gobierno a un dilema: la subordinación directa o el hundimiento rápido. En la actualidad podemos parafrasear el célebre dicho de los protagonistas de la revolución rusa diciendo que sin un giro político importante en Europa (¿España, Irlanda?), sin la la emergencia de un contraataque político del movimiento social y de la izquierda en Francia o en Italia, moriremos…
Esta constatación crea nuevas obligaciones a Syriza y a su dirección. Nuestra política consiste, entre otras cosas, en mantener “vivo” el llamamiento para hacer fracasar las políticas de austeridad a nivel europeo.

La toma de conciencia de estas dificultades, que debería traducirse en una política de masas definida, no se da en condiciones elegidas por nosotros. El declive de las movilizaciones en el período 2010-2012 (que constituyó el fundamento de la victoria de Syriza) creó las condiciones para un "paréntesis", y abrió la expectativa en la “vía electoral”.

Pero esta expectativa limita nuestras posibilidades políticas. Que la gente no participe de forma directa en los auntos que le conciernen (salud, educación, etc.) crea condiciones favorables para nuestros enemigos a nivel nacional e internacional. Cualquier táctica orientada a reforzar nuestra posición en estas difíciles condiciones exige iniciativas orientadas a poner primer plano a la gente.

Rendir cuentas
Este elemento nos lleva directamente al crucial papel de Syriza como partido. En los grandes media, el debate sobre Syriza adquiere tintes sombríos: el partido tiene un “lastre” que impide que la dirección lleve a cabo cambios audaces (dicho de otra forma, los que desean los capitalistas y de los mercados). El partido sería un nido repleto de marxistas rígidos que no permiten a los miembros “ilustrados” del gobierno y del Estado realizar las “aperturas” necesarias: por ejemplo, en dirección de Potami (el Río: partido político entre socialdemócrata y liberal ndt) y llevar al país a las tranquilas aguas del centro izquierda, del consenso, del progreso y del mantenimiento permanente en la eurozona.

El partido juega efectivamente un papel “defensivo” importante. En las condiciones de la enorme presión interna e internacional, es un factor irremplazable para hacer que el gobierno permanezca ligado a la orientación y el programa inicial. Por esta razón es necesario preservar y reforzar de forma decisiva la obligación de rendir cuentas a la base y a las estructuras regulares del partido.

Audacia y espíritu combativo
Pero este papel defensivo no es suficiente. Las estructuras, y las fuerzas políticas que componen Syriza deben tomar iniciativas combativas, intentando movilizar a las y los asalariados a fin de que rechacen políticamente a nuestros adversarios, es decir a los importantes y peligrosos adversarios del gobierno. Estas iniciativas que exijan “cambios radicales” y mejoras sociales nos remiten, prioritariamente, al programa de Salónica (del 14 de septiembre de 2014) y deben ser también ampliadas y completadas tomando como referencia el programa de la conferencia de constitución de Syriza.

Por ejemplo, la capacidad del gobierno para hacer frente a la presión interna e internacional en torno a las privatizaciones dependerá directamente de la movilización de la gente contra las decisiones de TAIPED (Hellenic Republic Asset Development Fund-Fondo para el Desarrollo de los Activos de la Republica Helénica), a favor de la defensa de los espacios y de los bienes públicos, para poner fin a los crímenes en las Skurias (regiones de viejos bosques que serían destruidos por la obtención de licencias por empresas mineras, etc.). La capacidad del gobierno para impedir una destrucción aún mayor del sistema de salud pública dependerá directamente de si y cómo las organizaciones de Syriza van a animar y dirigir la ola de protestas, las reivindicaciones y la esperanzas de los trabajadores de la salud, pero también de la mayoría social que utiliza y tiene una necesidad -y por tanto un derecho- urgente de utilizar el sistema hospitalario, que hay que regenerar. Esta movilización debe hacerse en un conteto determinado y con un programa preciso -elaborado por el personal hospitalario y las y los usuarios-; pero debe hacerse rápidamente y con determinación. Porque ahora el tiempo trabaja a favor de la oposición.

El único camino
Mantenerse firme en el programa de la izquierda radical, insistiendo en las reivindicaciones de la gente, en la movilización social, es la única forma de existir y de cumplir su papel que tiene Syriza. De hecho, es la única forma de defender al gobierno que está bajo la doble amenaza del capital nacional e internacional.

Los medios señalan con disgusto la existencia en el interior de Syriza de un ala marxista radical y exigen su eliminación como condición para el reconocimiento al gobierno como un gobierno de "orden". Este “ala” es real y más amplia de lo que dicen los diferentes “analistas”.

Hasta el presente, ha demostrado en numerosas ocasiones, y más allá de lo que es normal en los enfrentamientos de tendencias en un partido de masas, que constituye un factor precioso e irremplazable en la dinámica política de Syriza.

Todos estos miembros “radicales” (o simpatizantes) que, en gran medida, no están encuadrados en una “tendencia” y defienden el programa de la izquierda radical: es decir, el de Syriza, constituyen el fundamento de la rápida reactivación de Syriza. Constituyen la fuerza que puede abrir la vía que es necesario tomar. La vía de una política de transición que, a partir de lo que hemos prometido antes de las elecciones, ponga el acento en un giro cuyo objetivo es el de poner fin a la austeridad.

Artículo publicado en La Izquierda Obrera, bimensual de DEA.