Si yo ya lo sé, y como sé que la envidia es muy mala, sé que me miran con algo de ojeriza, porque me dio por meterme a eso de inventar. Zapatero inventó lo de la Alianza de las Civilizaciones, pero por esto no se me vayan a meter con él, que el que no sabe es como el que no ve, dejen a Zapatero tranquilo que bastante tiene con llevar el timón de la nación. Yo lo único que le pido a la Virgen María
A la vista del ramalazo de inventor que le entró a Zapatero, me dijo yo: a mi a chulo no me gana ni mi padre, y por eso me metí a la invención del bocadillo de mortadela, cuyo invento ya les anuncié y del que solo puedo decirles ahora, compréndanme, secreto de inventor, que vale para comer, eso sí lo puedo decir.
Habrá observado el lector, y si no lo ha hecho ya se lo digo yo, que hoy voy a tratar del arte culinario, y lo voy a hacer, porque me temo que como deje sin consejo a Zapatero y a los empresarios que esta noche como buenos colegís que son, en la cena que tienen en la Moncloa, se me van a empanzurrar de cena, van a terminar de jodernos con esos acuerdos de recortes a la Seguridad Social que llevan entre manos ellos con la cosa sindical, y encima, que esto es lo que verdaderamente me preocupa, van a coger unos kilitos de más. Y por aquí si que no paso, que se engorden a mi costa encima de joderme.
Yo no quiero ni que Zapatero ni la Biblia en verso del tablero político-económico-sindical-borbónico y apoteósico con ventanas a la calle se gasten un céntimo mío ni en comidas ni en jaranas anejas a negociación solemne, porque ya se sabe. Sales una noche con unos amigüetes, negocias…, bueno, vamos a dejarnos de esa tontería de la negociación, que esto es un artículo serio y sabemos lo que sabemos; cenas, y si cenas bebes y si bebes, luego el cuerpo se te aberluscona…, que no, que ni un céntimo mío para cenas, y menos cuando en estos momentos hay veinticinco trabajadores de Boliden (con hoy ya son 27 los días que llevan sin comer) encerrados en la Catedral de Sevilla en huelga de hambre, exigiendo que la Junta de Andalucía cumpla lo que acordó con ellos.
He querido ilustrar este artículo, mi querido compañero del metal Zapatero y demás compaña “cenante,” con la tabla de perdida de peso de Luis, uno de los trabajadores en huelga de hambre que ya ha perdido 7,6 kgs. de peso, pero no para que os de vergüenza que ya sé que no la tenéis, sino para que veáis lo que parte del pueblo tiene que hacer para no perder sus derechos, mientras sus “representantes” se ponen a cenar para seguir recortando derechos. Qué tal, amantísimos representantes míos, ¿que os parece…? Y yo en la vuestra, por si acaso.
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