miércoles, 22 de octubre de 2008

¡A BUENAS HORAS, MANGAS VERDES! (Y UNA CARTA DE UN VECINO DE ALIAGA, TERUEL)

Para vergüenza de los políticos aragoneses, desde el más chico al más grande y desde el más derechoso al más rojeras (si es que queda algo de rojería en esta Tierra), la empresa NeoElectra después de casi ocho años de funcionamiento en Aliaga se desmantela y se va para tierras andaluzas, y todo por la falta de “un permiso,” de un papelito.

“Neoelectra ha presentado ya ante la Dirección Provincial de Trabajo de Teruel, y con la firma de los once trabajadores de su planta de cogeneración de Aliaga, el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), cuya tramitación se inició el pasado 29 de septiembre. La compañía espera que se tramite lo antes posible para iniciar el desmantelamiento de la actividad en su planta de Aliaga.
"Somos la única empresa en España que se ve obligada a despedir a sus trabajadores contra su voluntad --criticó el director de la planta, Julián Cruz--. Me pregunto cuál es la prioridad política y social de este Gobierno y por qué los sindicatos no han hecho nada para defender ante las administraciones nuestros puestos de trabajo". La compañía, por su parte, prosigue con sus planes de expansión por el resto de España.” (1)

Se lamentan ahora don Marcelino Iglesias, Presidente de la Comunidad de Aragón, que dice que es socialista, de la misma manera que yo digo que soy el Gato con botas, que NeoElectra se vaya de Aragón, cuando en última instancia todo dependía de su firma personal, de haber cumplido el compromiso que contrajo personalmente con los representantes de Aliaga, y dice también el Consejero de Medio Ambiente, don Alfredo Boné, muy dado ahora al cernícalo, que luchará por los puestos de trabajo, de la misma manera que yo lo haré por la caza y cría del pinto, pinto, gorgorito, dónde estás que no te he visto.

Ambos se lamentan ahora, cuando saben de sobras que con el desmantelamiento de NeoElectra ya no hay solución, fundamentalmente, porque ninguno de ellos, por las razones que deberían explicarnos a todos los aragoneses, pudiendo hacer que se quedara no han hecho lo que deberían haber hecho para que NeoElectra se quedara en Tierra Aragonesa.

Los vecinos de Aliaga tienen recogidas firmas para que en un pleno del Ayuntamiento el Consejero de Medio Ambiente, don Alfredo Boné, sea declarado persona no grata. Como sea verdad eso de que el pueblo siempre tiene razón, si yo fuera Boné, por vergüenza me sonrojaría y me iría de la política, claro que yo no soy político nominal, de nómina, y además tengo vergüenza.

Numerosos vecinos de Aliaga se han dirigido por carta al Presidente de Aragón, don Marcelino Iglesias, exponiéndole razonadamente y, sobre todo, con la dignidad de la gente que se siente ultrajada, porque según ellos, el desmantelamiento del pueblo de la empresa NeoElectra, significa el principio del fin de otro pueblo más de Aragón: Aliaga.

Mucho me temo que al ser cartas escritas con dignidad no sean entendidas por el Presidente de Aragón, dado que la dignidad no es el lenguaje de la política oficial, donde se habla el lenguaje de la mentira, la hipocresía y la desvergüenza.

Otros vecinos también han dirigidos escritos a diferentes medios de comunicación que no sé que suerte podrán correr, si verán la luz o no, y concretamente, el vecino de Aliaga, Juan Carlos Vázquez, ha escrito el siguiente texto que reproduzco literalmente:

" Fábula del pastor y el lobo

Érase una vez un pueblo, llamado Aliaga…, así es como empiezan la mayoría de los cuentos, aunque en un futuro próximo, esa carácter pasado del verbo ser con el que comienzo mi escrito, será realmente pasado (y este “será” expresa un futuro no muy lejano).
Hace unos ocho años, unos de esos señores forrados de pasta, o mejor dicho, unos señores en representación de otros señores forrados de pasta, decidieron invertir unos cuantos millones de euros, (unos 27 Millones de euros) en Aliaga, un pueblo, sin infraestructuras ni comunicaciones, olvidado de los mandamases de esta tierra que es Aragón.
Los habitantes de esta localidad conocen de sobra lo que el desarrollo industrial supone para un pueblo como este y los aspectos positivos y negativos del mismo; pues aunque en su caso el auge industrial duró poco, fue suficiente para conocer un pueblo próspero y con trabajo. Esto último sería motivo suficiente hoy en día para contentar a sus gentes.
Aunque por desgracia, lo bueno, al igual que lo malo no dura cien años, y el florecimiento económico, social y por qué no decirlo humano, que vivieron las gentes del lugar terminó con el cierre de la Central Térmica de Aliaga, (recordamos que ésta Central fue uno de los referentes energéticos en España). El pueblo se vio sumido en una situación de “eclipse total” en el que el único color apreciable era el negro y sus consecuencias inmediatas fueron el éxodo rural, despoblación y todo lo que esto lleva implícito.
Años más tarde, bastante más, la implantación de una nueva empresa de actividad económica similar a la central, en tanto que el fin de ambas es la producción energética, se encargaría de devolver la ilusión al pueblo. Aunque debo mencionar que aquí, como en todos los pueblos, existen personas que no valoran la convivencia con los demás, la solidaridad y la anteposición de los valores globales frente a meros intereses u objetivos particulares. Pero estos son tres o cuatro personas con actitudes críticas hacia todo lo que suponga el bien común, no tienen fundamento intelectual que avale su posición y por lo tanto paso a darles la misma consideración que al error en estadística.
Nos hemos empecinado en llamar a esta época que vivimos “la era de la comunicación”, aunque podríamos denominarla de muchas otras formas que darían mejor cuenta de ella, como por ejemplo: la era de los intereses de unos cuantos, del absolutismo capitalista, de la aceleración negativa de la democracia, del abismo entre el poder y los que los ostentan y entre el pueblo al que representan, la era de la crisis de los valores (pues, aunque bien es cierto que estar están, no se llevan a la práctica), la era de la violencia institucional, doméstica, etc.
Esta crisis de los valores queda implícita y explicita en el quehacer político diario, que en sus discursos promulgan conceptos y fundamentos idílicos irrefutables, como deslocalización industrial, asentamiento de población en el medio rural, desarrollo sostenible, transparencia gubernamental…
Estos discursos, para que sean creíbles, deben ser creídos en primer lugar por los que los exponen para que sea creído por aquellos a los que va dirigido. Y señores políticos, no sé si esta dialéctica cumple la propiedad conmutativa, pero si es así no se empeñen en engañarse a ustedes mismos, porque a nosotros, desde luego, no nos engañan; así que, y por la misma razón, no se esfuercen por intentar ilusionarnos.
En su jerarquización, el gobierno de Aragón, si que tiene la capacidad de engañar a sus inmediatos inferiores y de la misma forma éstos a los siguientes y así sucesivamente, y esta práctica engañosa cobra una mayor fluidez y rapidez si hablamos se produce en una misma línea ideológica. Pero en la última escala jerárquica del gobierno están los gobernados por ellos, las personas que viven el día a día y trabajan para sobrevivir, y a éstos no los engañan ustedes con su retórica artificiosa, repetitiva y sin sentido práctico alguno.
Estos, los gobernados, son los sufridores de la prepotencia, falsedad, intrigas e intereses de sus gobernantes. Se convierten en los paganos de un sistema político des idealizado, sin credibilidad y que se mantiene en su estatus de poder gracias a la desconexión existente entre gobernantes y gobernados. En definitiva es como si hablásemos de dos planos diferenciados de la realidad, el plano natural o del pueblo y el plano sobrenatural o de los políticos.
Entre los gobernantes de los que he hablado quiero citar a dos personajes de la vida política actual aragonesa, uno de los cuales ya nos ha premiado con su futura desaparición de la vida política, me refiero al señor Iglesias, y el otro es el señor Boné, especial protagonista en el caso que podemos denominar “Neoelectra”. Ambos, con su gestión han conseguido que la empresa que da nombre al caso, recoja sus bártulos y se vaya a tierras mejores, en las que a buen seguro los están esperando con los brazos abiertos, subvenciones y todo tipo de facilidades para el desarrollo de su actividad económica.
A este último, el señor Boné, y a los aliados que a tenido en este despropósito, (grupos ecologistas de Sollavientos, algún departamento de la Universidad de Geología de Zaragoza con José Luis Simón a la cabeza) quiero aclararle que los temas referidos al impacto visual, sonoro y paisajístico no se solucionan con el cierre de esta empresa, al menos el visual y el paisajístico; puesto que es obvio que el impacto sonoro queda totalmente resuelto. Esto hará que los “quebrantahuesos”, al sobrevolar la zona dónde está emplazada la empresa giren la cabeza para no dañar su sensibilidad estética, pues el edificio quedará allí, por los siglos de los siglos, amén. Ahora bien sordos, lo que se dice sordos no se quedarán, a no ser que los fantasmas industriales que viven en los edificios de las industrias abandonadas, emitan sonidos en una frecuencia no perceptible por los humanos; pero que sean dañinas para la especie en cuestión. Aunque creo que esto no sucederá, ya que si con algo cuenta Aliaga, es con esqueletos de naves industriales abandonadas a la desidia y dejadez de los que un día fueron sus amos (me refiero a la antigua Central Térmica). Edificios industriales en ruinas escoltados por escombreras y por un pantano cenagoso. Esta escombrera contribuye activamente en la contaminación de los acuíferos, proporcionándoles gran cantidad de metales pesados, lo que hará de esta agua un acompañamiento selecto para el menú de la dieta de nuestros queridos buitres.
Tras esta situación caótica en la que se ve sumido el pueblo de Aliaga, asistimos alucinados al lavado de manos al más fiel estilo de Poncio Pilatos, de nuestros dirigentes políticos, los cuales tras su nefasta actuación en el caso “Neoelectra”, acuden a los medios de comunicación en actitudes claras de expiación de culpa, y esto lo hacen porque pueden hacerlo, ¡claro está!.
Señores del gobierno de Aragón, en Aliaga se ha producido la dramatización de la fábula del pastor y las ovejas, fábula con un marcado carácter didáctico y por todos conocido, aunque dudo lo dicho de nuestros señores decisores. Pues señores, el lobo se ha comido las ovejas y la empresa se va de Aliaga, dejamos escapar una inversión de más de 27 Millones de euros y 25 puestos de trabajo fijos, y todo esto con los tiempos que corren, ¡Qué se puede decir!.
Por todo esto, insto a los gobernantes a entonar el “mea culpa” a coro y a los gobernantes del pueblo, a su Ayuntamiento a renunciar a las actas de alcalde y concejales, y dejar el poder del pueblo en manos del Gobierno de Aragón; ya que este los ha engañado con falsas promesas y decisiones que luego no han sido cumplidas, y a su vez el ayuntamiento de Aliaga con su líder a la cabeza ha engañado al pueblo, por lo que la única salida digna de estos gobernantes del pueblo de Aliaga es la dimisión y como no, por la desastrosa gestión realizada en el caso que nos ocupa, la entonación, también, del “mea culpa”.
Los peores augurios se han cumplido, las ovejas del pastor de la fábula están todas muertas, no hay ruido y los buitres vuelan en círculo sobre el pueblo de Aliaga, esperemos que su vuelo no sea premonitorio."
*



(1) El Periódico de Aragón, 22.10.08