sábado, 14 de febrero de 2009

ALBADAS EN ALIAGA (Juan Carlos Vázquez)

(Sueño de gloria bendita del Alcalde de Aliaga)

Las Albadas son una tradición recuperada en Aliaga por el grupo Somerondón de la Universidad de Zaragoza, y consisten en que un vecino el día de los Santos Fabian y Sebastian, en el mes de Enero, canta en el "pochegao" de la Iglesia a la salida de misa lo acontecido en el pueblo acompañado por gaitas y tambores, sin ningún tipo de censura, salvo en este año.


-Con el permiso de todos, un favor voy a pedir, un poquito de silencio, si albadas quieren oír.-

Esta es la estrofa, con acompañamiento de gaitas y tambores, es la que da comienzo al canto de las albadas, y que sería la única correcta políticamente. Así debería comenzar y acabar, para algunos, el recital de albadas cantadas en Aliaga, en honor a la festividad celebrada en fechas cercanas a los santos mártires, al menos este año.

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Cuando los representantes políticos se encabezonan en la defensa de las libertades, con el único argumento de desvalorizar todo tiempo pasado, caracterizado por la privación de las mismas, producen inconscientemente el efecto contrario al deseado, un debilitamiento de esas libertades, un retorno a ese pasado; ya que su crítica se basa en un insistente y continuo retorno a esos tiempos oscuros.

Esa defensa de la libertad se debe basar en la propia libertad, en la libertad misma, en su uso y, cómo no, en su práctica, como único fundamento de la misma. Por supuesto que hablo de libertad en su sentido más amplio y fundamentada siempre por unos principios éticos.

Esto mismo es lo que sucede si los instrumentos usados en la crítica de la censura, no son los apropiados, los “anticensores” se convierten en los más acérrimos censores. En la historia de Aliaga, creo que soy el único autor censurado, o por lo menos el único autor censurado por un Ayuntamiento de izquierdas… y esto desde que el hombre es hombre.

Aunque lo que cuesta es censurar por primera vez, ya que una vez realizada la primera censura las demás van ya en cadena, de forma que es el mismo proceso el que difumina los efectos negativos de su uso al convertirse en rutinario.

Así, el “Ayuntamiento de izquierdas” de Aliaga, y digo de izquierdas porque así nos hacen creer que es, no porque lo sea, el día de las Albadas, advirtieron a los mayorales, (los encargados este año de las albadas), sobre la inconveniencia de decir según qué cosas; es decir “ojito con lo que se dice”, en una clara defensa a la libertad de expresión.

En resumen, lo que dio a entender el Ayuntamiento es que censurasen las estrofas que tuviesen contenido “ofensivo” a los oídos de los representantes locales; con el mensaje implícito de las posibles represalias. Estas represalias “implícitas” agudizan, aún más si cabe, el efecto represor de las mismas; puesto que ésta era explícita en un pasado no tan pasado, lo que implica que se sabía los contenidos censurables de antemano, aquí debían ser los propios autores los que midiesen lo que decían.

El poder censor es además unidireccional, estableciendo dos categorías diferenciadas, censores y censurados. Los censores se identifican con la clase gobernante y los censurados con la clase gobernada o no gobernante, de tal forma que siempre son los mismos en uno y otro bando; o lo que es lo mismo, sólo se dice lo que yo quiero que se diga o lo que yo digo, privándose así ellos de censurarse a ellos mismos.

Esto que digo, quedó claramente demostrado tras la censura de mi escrito en el programa de fiestas, días antes que nuestro alcalde, desde el balcón del Ayuntamiento, haciendo alarde de su oratoria, que ensombreció al mismo Séneca, arremetiese contra los anteriores gobernantes.

Mi escrito, según dicen las gentes, ya que a mí no se me comunicó nada, fue eliminado por la temática política usada, la cual no era apropiada para un programa de fiestas, o sea, censurado por un motivo llamémosle X. Y ese mismo motivo X, fue en el que este señor, nuestro querido alcalde, fundamentó todo su discurso para el pregón de fiestas, con la diferencia de que yo no le pude censurar su discurso.

Supongo que el universo de los blogs, en el cual publico este artículo, gracias a mi amigo Manuel, esté libre de censura (lo digo con los dedos cruzados) y así poder manifestarnos libremente, de lo de las represalias ya hablaremos…


Y para muestra un botón, Señoría, ahí va una de las censuradas:


Cual Cesar en el balcón,

Ante su pueblo romano,

Un vecino de este el nuestro

Merece ir al “Gran hermano”.


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