Las guerras de EEUU y OTAN
dejan más de 350.000 civiles muertos y 38 millones de desplazados en el siglo
XXI
DIARIO OCTUBRE / junio 27, 2022
A pocos días de que los atlantistas se reúnan en
Madrid bajo estrictas medidas de seguridad, Público ha tenido acceso a un
informe del Instituto Watson, un prestigioso centro de estudios sobre asuntos
internacionales dependiente de la Universidad Brown, con sede en Rhode Island
(EEUU).
Damasco, 27 jun (SANA) El precio de la guerra se mide
en vidas. Lo saben en Afganistán y lo comprobaron en Irak. Lo sufrieron también
en Libia, donde los misiles de la OTAN en nombre de la libertad dejaron un
reguero de muerte entre aquellos que, paradójicamente, pretendían liberar. Unos
y otros son los crímenes impunes que la Alianza Atlántica nunca ha querido aclarar.
A pocos días de
que los atlantistas se reúnan en Madrid bajo estrictas medidas de seguridad,
Público ha tenido acceso a un informe del Instituto Watson, un prestigioso
centro de estudios sobre asuntos internacionales dependiente de la Universidad
Brown, con sede en Rhode Island (EEUU).
El mencionado
instituto realiza un detallado seguimiento sobre el número de muertes que
dejaron como saldo las principales intervenciones militares lanzadas por EEUU y
la OTAN tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Esas campañas
militares tuvieron lugar en escenarios como Afganistán, Pakistán, Irak o Siria.
“Han sido
asesinadas en sus hogares, en los mercados y en las carreteras”
De acuerdo a
las cifras que maneja ese informe –elaborado mediante el uso de distintas fuentes
de datos consultadas por sus autores–, se calcula que 350.800 civiles de estos
países “han muerto de forma violenta como consecuencia de las guerras”. “Las
personas que viven en las zonas de guerra han sido asesinadas en sus hogares,
en los mercados y en las carreteras. Han muerto a causa de bombas, balas,
fuego, artefactos explosivos improvisados y drones”, describe el Instituto
Watson.
Las víctimas
civiles comprenden también a quienes “mueren en los puestos de control, cuando
son sacados de la carretera por vehículos militares, cuando pisan minas o
bombas de racimo, cuando recogen leña o cuidan sus campos, y cuando son
secuestrados y ejecutados con fines de venganza o intimidación”. Todos ellos
“son asesinados por Estados Unidos, por sus aliados y por los insurgentes y
sectarios en las guerras civiles engendradas por las invasiones”.
La pesadilla no
termina cuando explota la bomba o alguien dispara su arma. “La guerra también
puede llevar a la muerte semanas o meses después de las batallas –describe–.
Muchas veces han muerto más personas en las zonas de guerra como consecuencia
de las infraestructuras maltrechas y las malas condiciones sanitarias derivadas
de las guerras que directamente de su violencia”.
Solo la
aventura de Afganistán lanzada por EEUU y la OTAN en 2001 dejó un saldo de
46.319 civiles asesinados. Se estima que en Irak murieron otras 185.000
personas que no combatían en ningún bando. En Siria, el número llega a los
95.000. En Pakistán se contabilizaron hasta 24.099 fallecidos.
Víctimas civiles
en Libia
Libia fue otro
escenario elegido por la OTAN para intervenir con sus máquinas de guerra. En
marzo de 2011, varios Estados miembros de la Alianza Atlántica –entre los que
se encontraban Estados Unidos, Reino Unido y Francia– iniciaron una serie de
ataques por mar y aire contra las fuerzas del coronel Muamar al
Gadafi.
“Según la OTAN,
en su campaña militar aérea y marítima de siete meses se llevaron a cabo más de
9.700 misiones de combate y se destruyeron más de 5.900 objetivos militares”,
dice un informe publicado un año después por Amnistía Internacional (AI).
La organización
de derechos humanos documentó sobre el terreno que los ataques de la OTAN
habían provocado la muerte de “decenas de civiles
libios que no participaban directamente en las hostilidades”, mientras que
otros resultaron heridos.
En enero y
febrero de 2012, una delegación de AI visitó varios lugares situados dentro o
cerca de las localidades de Trípoli, Zlitan, Sirte y Brega, “en los que
parecían haberse producido víctimas civiles como consecuencia de ataques de la
OTAN”. Allí inspeccionó los daños causados y los restos de proyectiles,
entrevistó a supervivientes de los ataques y a otros testigos y consiguió
copias de los certificados de defunción de las víctimas.
Tras esa visita,
AI consiguió documentar un total de 55 muertes de civiles, entre los que
figuraban 16 niños y niñas y 14 mujeres. De hecho, “decenas de civiles murieron
en ataques aéreos de la OTAN contra viviendas particulares de zonas
residenciales y rurales”, apuntaba el informe.
La Alianza
Atlántica admitió que había matado civiles en Libia a raíz de un “fallo
técnico”. Hasta ahí llegó todo. No hubo investigación independiente ni
consecuencias de ningún tipo para quienes cometieron tales atrocidades.
“La OTAN ni rinde
cuentas ni repara daños en casos de operaciones como las realizadas en Libia.
Nadie ha hecho ninguna investigación, mucho menos independiente, sobre cuánto
sufrimiento ha costado esas intervenciones”, afirma a Público Alejandro Pozo,
investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz y autor de La guerra
contra el terror (Editorial Icaria).
Desplazamientos
El trabajo
realizado por la Universidad Brown incide también en el número de
desplazamientos provocados por las intervenciones militares realizadas por EEUU
y la OTAN desde 2001. De acuerdo a ese informe, las guerras posteriores al 11-S
“han desplazado por la fuerza a al menos 38 millones de personas” en lugares
como Afganistán, Irak, Pakistán, Libia o Siria. Este número, destaca el
estudio, “supera a los desplazados por todas las guerras desde 1900, excepto la
Segunda Guerra Mundial”.
Entre otros
aspectos, destaca que los refugiados de guerra “suelen perder el acceso a un
suministro estable de alimentos o a sus puestos de trabajo, lo que provoca un aumento
de la desnutrición y la vulnerabilidad a las enfermedades”. Son las otras
consecuencias de las guerras del siglo XXI.
Fuente:
Público.es
FUENTE: sana.sy
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