sábado, 21 de enero de 2023

Enero negro, nunca debemos olvidar

 

Enero negro, nunca debemos olvidar

 

Por José Luis Úriz Iglesias

Rebelion / España

 | 21/01/2023 | 

 


Fuentes: Nueva Tribuna


Una semana negra aquella de enero de hace ahora 46 años que viví en primera persona, tan bien reflejado por Bardem en su espléndida película.

Tengo muy vivos en mi memoria aquellos dramáticos días y todos deberíamos tenerlos, porque un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. 

En aquel tiempo militaba en el PCE de la Universidad de Madrid donde estudiaba y en Comisiones Obreras del sector de Artes Gráficas donde trabajaba. 

Precisamente aquel terrible 24 de enero teníamos previsto reunirnos en el despacho de abogados de Atocha, pero nos llamaron para suspenderla porque había otra más importante del transporte que por entonces estaba en huelga. 

La sustituimos por otra más reducida en mi casa, paradójicamente en la calle General Millán Astray de Aluche, que también solíamos utilizar en momentos puntuales. 

Había negros nubarrones, y algo se barruntaba. Todo comenzó para nosotros el domingo 23 cuando cayó abatido Arturo Ruiz después de una brutal carga policial, y al día siguiente el 24 Mari Luz Nájera en una manifestación de protesta en el centro de Madrid. Los grupos fascistas y la policía franquista parecían desatados.

A las doce de la noche, yo ya estaba ya en la cama porque solía levantarme a las 6 de la madrugada, sonó el teléfono de mi casa. Un camarada, Eugenio, me informaba de lo de Atocha. Asesinados Enrique, Sauquillo… seis en total y heridos graves Lola, Alejandro… Pensé que podíamos haber sido nosotros. 

Luego una vorágine de reuniones, asambleas, contactos, y sobre todo un mensaje claro: hay que mantener la calma, no responder a la provocación. 

A pesar de la rabia contenida por nuestros camaradas asesinados apretamos los dientes y tragamos el sapo. Éramos comunistas y por tanto teníamos una mayor responsabilidad.

Después, el impresionante entierro en el que participé activamente como “servicio de orden”, y la sensación de estar viviendo momentos históricos. 

Luego con el tiempo entendí que aquel llamamiento a la calma de mi partido, el PCE, fue clave para conseguir la democracia, y desde entonces defiendo esa misma reacción en circunstancias parecidas.

Es curioso que sensaciones sentidas entonces las vuelvo a experimentar ahora. Observo con preocupación que vuelve la presión agresiva del fascismo, ahora con otra cara y otros nombres: “el mercado”, “las agencias de calificación”, el FMI, el “Tea Party” de Bannon que controla el PP, especialmente en Madrid, la intolerancia, la sensación de peligro sólo por pensar diferente, la incomprensión de muchos. 

Echo de menos ahora que en aquel tiempo existía una mayor camaradería entre los que luchábamos, mientras que ahora son la insolidaridad, la ambición, la insensibilidad, el borreguismo, o la traición las que dominan la política actual.

Antes otro día de enero, fatídica casualidad, el 21 pero años atrás en 1969, caía asesinado por la policía franquista Enrique Ruano. Le conocí en la lucha antifascista, era de la misma quinta aunque yo militara en el PCE. 

Nos enteramos de su muerte, de su asesinato y recuerdo las conversaciones con José Luis “Avinareta”, Pepe Carpintero, Manolo Briso, Manolo Gamella, aunque los dos últimos eran de la FUDE teníamos una muy buena relación, y nos estremecimos al pensarlo. 

El franquismo agonizaba, lo sabíamos, pero temíamos sus últimos coletazos, y éste fue uno de ellos. También conocíamos a sus torturadores, a sus asesinos, el comisario Conesa, el temible Yagüe, y un sádico, “Billy el niño”, o lo que es lo mismo Juan Antonio González Pacheco. No los conocíamos físicamente pero circulaba por los círculos luchadores universitarios su especial crueldad. 

En aquel tiempo se estaba discutiendo el Estatuto para la Politécnica, y la izquierda también lideró esa lucha. Era representante de Teleco, después de una reunión clandestina en la escuela de Caminos al salir camino del autobús, paró bruscamente un Seat negro a mi lado, supe enseguida qué suponía aquello, bajaron dos policías de la Brigada Político Social, uno de ellos era “Billy el niño”. 

Creo que nunca se borrará de mi mente aquella cara. Ahora vuelven a mí los recuerdos de aquellos interminables días en la DGS, en la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol. Aquel tétrico edificio que aún me da escalofríos al pasar delante, por más que ahora sea la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, aunque quizás no sea una casualidad.

Hoy al recordar aquellos hechos pienso que también en esa ocasión pude ser yo, cuando Billy “actuaba” y uno de sus compañeros le decía “ten cuidado que se te va a ir la mano otra vez y lo vas a matar”, resuenan esas palabras y las recuerdo como si fueran ahora, y él respondía “no importa, hacemos como con Ruano, lo tiramos por la ventana y decimos que se quería escapar”. 

Pienso en Enrique, en todos los Enriques que dejamos por el camino, en aquellos camaradas, Arturo, Mari Luz, los abogados de Atocha, y que quizás el destino me quería llevar hasta hoy, para escribir estas líneas que son, que quieren ser, un homenaje a quienes lucharon codo con codo conmigo y hoy ya no están. 

Estamos en otro tiempo, pero esta tarde de invierno recuerdo aquellos momentos, aquellos días, aquellos interrogatorios crueles, aquellas gentes, a mis camaradas caídos con sensaciones profundas, muy profundas. 

Ahora miro el panorama político, veo a un VOX como sucesor de aquellos y lo que es peor, un PP que tiene claro que su futuro para volver a llegar al poder es de su mano y de nuevo un escalofrío recorre el cuerpo.

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/enero-negro-nunca-debemos-olvidar-atocha-fascismo-pce/20230119135748207342.html

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Exigen “impulsar las negociaciones diplomáticas necesarias para poner fin a la guerra en Ucrania y no situarse en el pelotón de la OTAN que busca una escalada bélica sin alternativas”

 

Exigen “impulsar las negociaciones diplomáticas necesarias para poner fin a la guerra en Ucrania y no situarse en el pelotón de la OTAN que busca una escalada bélica sin alternativas”

TERCERAINFORMACION / 20.01.2023

La portavoz federal de Izquierda Unida, Sira Rego, señala sobre el encuentro en Alemania de responsables y altos cargos de Defensa de los países de la Alianza Atlántica que “nunca vamos a estar de acuerdo en que los principales miembros de la OTAN, empezando por Estados Unidos, quieran seguir imponiendo su hegemonía y sus intereses particulares por encima de la cada vez más necesaria política de seguridad común autónoma en el seno de la Unión Europea, en la que nuestro país tiene mucho que decir”.


El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu (C), da un discurso de agradecimiento durante las conversaciones de paz entre las delegaciones de Rusia y Ucrania en Estambul, el 29 de marzo de 2022. GETTY


Viernes, 20 de enero 2023.

La portavoz federal de Izquierda Unida, Sira Rego, hace un llamamiento a los/as responsables del Gobierno en asuntos de Defensa y Exteriores, empezando por el presidente, Pedro Sánchez, para que “impulsen de forma decidida las negociaciones de carácter diplomático necesarias para poner fin al conflicto armado en Ucrania, que está cerca de cumplir un año, para frenar así la escalada bélica en la zona que pone más en riesgo aún la vida de la población civil, tanto en las zonas de combate como en todo el territorio afectado”.

Rego muestra al tiempo su “firme rechazo” a que en el encuentro de responsables y altos cargos de Defensa de países de la OTAN que tiene lugar en Alemania “España trate de situarse en el pelotón de Estados que apoyan hasta sus últimas consecuencias la escalada armamentística sin otro tipo de alternativas, antes que priorizar las vías diplomáticas y todas las medidas de esta índole que contribuyan a que Putin decida poner fin a la invasión de Ucrania y dejen de seleccionarse objetivos civiles para las acciones armadas”.

“Nunca vamos a estar de acuerdo -destaca la dirigente federal de IU- en que los principales miembros de la Alianza Atlántica, empezando por Estados Unidos, quieran seguir imponiendo su hegemonía y sus intereses particulares por encima de la cada vez más necesaria política de seguridad común autónoma en el seno de la UE, en la que España tiene mucho que decir”.

De la misma forma, recuerda que “en Izquierda Unida llevamos meses manifestándonos con claridad sobre que el dinero público que con mucho esfuerzo sale de los bolsillos de nuestros ciudadanos y ciudadanas debe destinarse de forma prioritaria a cubrir las necesidades sociales, muchas de ellas generadas o agravadas por los mismos efectos económicos que causa este conflicto, antes que destinarse simplemente a incrementar el gasto militar”.

Sira Rego apunta que “cuando el Congreso está a unos días de convalidar el último paquete de medidas de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra en Ucrania, y cuando la UE anuncia el impulso a sus planes de recuperación, desde IU pensamos aún con más rotundidad que la apuesta pasa por seguir con el despliegue del Estado social”.

“Hay que cubrir las necesidades de la ciudadanía -expone la portavoz federal de Izquierda Unida-, especialmente las de los colectivos más desfavorecidos, y dedicar el dinero de todos/as a dar seguridad a los servicios públicos que algunos han puesto en su punto de mira, antes que vaya dirigido a una escalada armamentística que interesa a los de siempre y con la que nadie puede garantizar que sirva para una resolución favorable y rápida del conflicto armado”.

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La fractura de Europa

 

Europa está siendo, y lo será más en el futuro, la gran perdedora –tras Ucrania– en el conflicto ruso-ucraniano. Liderada por una clase política asombrosamente inepta y arrodillada ante el “amigo americano” conduce paulatinamente a los europeos a una crisis de gran calado.


La fractura de Europa


Alastair Croke

El Viejo Topo

21 enero, 2023 

 


A medida que la Vieja Europa se desliza hacia una grave recesión económica y aumentan las protestas, la UE puede tener poca o ninguna influencia en el resultado final. O bien lo determinará Moscú, o bien lo acordarán Moscú y Washington, todo porque la UE ha permitido que los fanáticos rusófobos les guíen en su política.

Oriente Próximo pronto se enfrentará a una Europa fracturada, lo que impondrá nuevos dilemas a la región, además de tener que sortear a los grupos de política exterior que se disputan en Washington la primacía sobre la política rusa.

En Estados Unidos, la pugna es a tres bandas: Los «halcones» extremos, como el senador Graham, frente al bando realista, con el Dr. Kissinger en algún punto

intermedio. En Europa también hay fracturas. Pero son estructuralmente diferentes.

Para entender la fractura europea, tenemos que volver a la Conferencia de la OTAN de Bucarest de 2008. Este fue el infame evento en el que se abrió la puerta de la OTAN a la adhesión de Ucrania y Georgia.

La cuestión aquí es que fue el momento en el que la «UE occidental» abdicó del control de la política exterior de la UE sobre Eurasia en favor de la «UE oriental» (permitiendo a los «rusófobos» orientales «manejar todo el cotarro de la UE»). La estructura de poder de la UE cambió, en primer lugar bajo la presión del «centroeuropeísmo» de Madeleine Albright y posteriormente de forma gradual con la manipulación del Departamento de Estado del bloque rusófobo de la UE y sus aliados en el Partido Verde alemán y la Comisión.

Hay pocos indicios de que el bloque occidental pueda recuperar pronto su liderazgo frente a los «maximalistas» de la guerra de Ucrania, por varias razones: en primer lugar, los líderes occidentales de la UE han dicho retrospectivamente (por ejemplo, Merkel en la entrevista de Zeit) que se oponían a la Declaración de Bucarest. Sin embargo, se mantuvieron SILENCIOSOS en su oposición, ante el creciente radicalismo que emanaba de los «maximalistas» ucranianos. El público occidental comprende cada vez mejor este error estratégico.

En otras palabras, los grandes actores de la UE «se cruzaron de brazos» primero cuando se hizo la Declaración de Bucarest y de nuevo cuando el presidente Poroshenko y los maximalistas de la UE presionaron para que el Acuerdo de Minsk fuera tratado como un engaño, en el que sus disposiciones serían explícitamente ignoradas, a favor de la sigilosa «OTANización» y el entrenamiento y reequipamiento de los militares ucranianos por parte de la OTAN, con la intención explícita de fortalecer a Ucrania antes de la próxima ronda de confrontación militar en Donbass.

Esta laguna silenciosa se volvió tóxica para el «bloque» occidental porque convirtió a la UE en rehén de la mentira de que Ucrania es un Estado unitario, cuya ambición natural de soberanía (como convertirse en miembro de la UE o de la OTAN) está siendo cruelmente reprimida por Rusia. Seguir con esta «línea» de Washington, simplemente borró la realidad del conflicto de Ucrania, lo eliminó de cualquier consideración y lo sustituyó por una fantasía.

Ucrania es un hervidero de pueblos que se han formado en distintas épocas y a lo largo de diferentes extensiones de tierra y que desprecian mutuamente su propia versión de la historia. Las partes se niegan a tolerar la visión de futuro de la otra y tienen raíces lingüísticas, culturales y étnicas diferentes. Los «ucranianos» llevan en guerra civil «caliente» al menos desde 1941.

En este sentido, Ucrania es tan complicada como Irlanda y, por experiencia propia, afirmo que no existe una solución «milagrosa» para Irlanda como tampoco la hay para Ucrania.

Dicho claramente, el bloque occidental de la UE una vez más «se quedó de brazos cruzados mientras la narrativa de Victoria Neuland se extendía, dejando que «líderes» como Macron y Scholz soltaran perogrulladas sobre el alto el fuego y permanecieran en SILENCIO sobre la realidad de que algo tan serio como los acuerdos de Minsk era precisamente la forma de abordar una cuestión compleja de bloques adversarios

incrustados dentro del Estado.

En su lugar, el «bloque» occidental optó por declaraciones superficiales sobre la retirada total de Rusia. ¿Acaso estos líderes de la UE no comprenden (aunque sólo sea por la experiencia de Irlanda) el odio visceral y las represalias que se derivarían de su ingenuidad en el alto el fuego? (A los occidentales que viven en sociedades estables y razonablemente prósperas a menudo les cuesta asimilar los odios profundamente arraigados que pululan en sociedades tan conflictivas. En Irlanda, los recuerdos de injusticias de hace cientos de años se sienten como si hubieran ocurrido, pero ayer).

¿Por qué fracturará esto a la UE? Bueno, la UE ya tiene graves fisuras, la mayor de las cuales es la «construcción» de la moneda euro, que estableció un «campo de juego» infravalorado para los «frugales» norteños (fanáticos de la economía austera) y otro «campo de juego» sobrevalorado para los «despilfarradores» sureños, lo que provocó que sus industrias fueran robadas por el norte.

Ambas narrativas son simplistas, pero subyacen a la división económica norte-sur y, hasta cierto punto, coinciden con la línea divisoria entre la «cocina» tradicionalista y la posmoderna.

Pero esta nueva línea divisoria -los maximalistas radicales ucranianos frente a la Vieja Europa- eclipsará y desplazará a estas viejas divisiones.

En pocas palabras, los radicales ucranianos (alentados por Blinken y otros) han atado a la UE a una política de constante escalada militar, una escalada que durará «lo que haga falta» y que, según las perspectivas actuales, puede ser más de lo que la Vieja Europa y sus dirigentes puedan soportar políticamente en la próxima recesión. No es de extrañar que se agiten impotentes.

Esa «línea» política se traduce en «sanciones eternas» a Rusia; una guerra en Europa con la latencia de ampliarse peligrosamente; y las subsiguientes contribuciones financieras mastodónticas de la UE para Ucrania, que se extienden hacia un futuro indefinido.

Aquí está la clave: los Estados del Este pueden deleitarse en su radicalismo hacia Rusia, mientras que la Vieja Europa «se va al infierno en una carretilla de mano» económicamente. Con su solvencia financiera cada vez más cuestionada y su sistema crediticio sometido a un escrutinio como nunca antes, la vieja Europa se está convirtiendo en el «enfermo de Europa», en lugar de en su «papaíto» del cheque

azul.

La visión optimista en Bruselas es que, «a pesar de su falta de enviados legítimos y de su debilidad militar, la UE tendrá un peso considerable en cualquier negociación porque es la potencia económica que pagará la reconstrucción de Ucrania y será el árbitro de cualquier proceso por el que Ucrania se incorpore al mercado único de la UE, a la unión aduanera o incluso a la propia UE».

¿Está justificado este optimismo? No. Para empezar, está supeditado a predicados que distan mucho de estar asegurados. ¿Habrá un resultado claro? El sistema eléctrico ucraniano se tambalea al borde del colapso estructural. La economía ucraniana está al límite y la capacidad de Kiev para enviar más fuerzas militares ucranianas a Bajmut y mantener allí sus posiciones también está «al límite».

Todo lo relacionado con el conflicto está al límite. Tal vez Rusia decida dejar que Ucrania se «cueza» en el límite durante un tiempo hasta que, posiblemente, su maquinaria de guerra se detenga y los volantes dejen de girar y se silencien.

¿Pagar? Sin duda, la UE… ¡y mucho! Sin embargo, a medida que la Vieja Europa se desliza hacia una grave recesión económica y aumentan las protestas, la UE puede tener poca o ninguna influencia en el resultado final. Lo determinará Moscú o lo acordarán Moscú y Washington. No existe absolutamente ningún líder europeo con el peso suficiente para impresionar tanto a Moscú como a Washington, conjuntamente.

Sin embargo, la clase dirigente de la UE vive su fantasía panglossiana sobre su propia

importancia en los asuntos. Dmitri Medvédev escribió el domingo que, para Rusia, no habrá restablecimiento de relaciones normales con Occidente durante años o incluso décadas: «A partir de ahora prescindiremos de ellos hasta que una nueva generación de políticos sensatos llegue al poder allí».

¿Hasta qué punto es grave esta división? Pongámoslo así: un influyente número de miembros de la UE -respaldados por Washington- quiere hacer polvo al ejército ruso. Este sector de la UE es arrogante y disfruta ejerciendo una primacía dentro de Bruselas, que lleva el imprimátur de Washington.

Por el contrario, una vieja Europa desesperada ve que no puede cambiar radicalmente de rumbo sin que se produzca un estallido en la Unión que amenace su integridad. Pero si siguiera «cruzada de brazos» en silencio, se sentaría a contemplar cómo el corazón industrial de la Vieja Europa se convierte en un desierto y observaría que son sus futuros políticos los que están siendo «reducidos a polvo» por los fanáticos ucranianos.

La UE también está al borde del abismo.

Fuente: https://english.almayadeen.net/articles/analysis/the-fracturing-of-europe

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