lunes, 12 de septiembre de 2016

MARIANO RAJOY, NARANGÉ Y DEMÁS ARTISTAS INVITADOS: EGAÑADNOS MIAJICA MÁS QUE NOS GUSTA Y ES MU GUENO


PODER POLÍTICO Y DEMAGOGIA

Eco Republicano

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La ciencia política, siendo uno de los conocimientos más útiles, necesarios e interesante para la ciudadanía, es también uno de los más ignorados.

Demagogia (del griego δμος -dēmos-, pueblo y γειν -agein-, dirigir) es una estrategia utilizada para conseguir el poder político. Consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda.

La demagogia es frecuentemente asociada con el favorecimiento y la estimulación de las ambiciones y sentimientos de la población, tal como se presentan espontáneamente. Las promesas que suelen realizar los políticos durante las campañas electorales son habitualmente criticadas como demagógicas cuando aparecen como irrealizables.

Los sistemas democráticos modernos, han sido reiteradamente cuestionados atribuyéndoles la condición de sistemas demagógicos debido a la utilización intensiva de técnicas publicitarias características del marketing, a la personalización de las candidaturas, la manipulación de los medios de comunicación de masas postergando el análisis político escrito, y el recurso sistemático a polarizaciones absolutas (bien-mal, desarrollo-atraso, honestidad-corrupción), o conceptos imprecisos (“el cambio”, “la alegría”, “la seguridad”, “la justicia”, “la paz”).

Es habitual que las dictaduras recurran a la consideración de las Repúblicas derrocadas como demagogias para justificar los golpes de estado y la imposición de sistemas no democráticos.

Quienes cometen actos de demagogia son denominados demagogos. Para ello suelen contar con equipos de profesionales que aprovechan particulares situaciones histórico-políticas excepcionales, dirigiéndolas para fines propios, para ganar el apoyo de la población, mediante mecanismos publicitarios, dramáticos y psicológicos.

La demagogia puede ser utilizada también para enfrentar poderes legítimamente constituidos, haciendo valer sus propias demandas inmediatas e incontroladas. En este caso el historiador griego Polibio hablaba más propiamente de oclocracia (gobierno de la muchedumbre) como desvirtuación de la democracia (gobierno del pueblo). En este sentido, pensadores como Michael Hardt Antonio Negri consideran que el gobierno del pueblo es el único sistema democrático real, y cuestionan como demagógicas a las Repúblicas occidentales modernas basadas en la utilización intensiva de los medios de comunicación de masas y la realización de elecciones fuertemente influidas por la demagogia, la falta de educación y la mercadotecnia.

El demagogo no necesariamente conduce a las masas a la revolución sino que las instrumentaliza para sus propios fines personales, para proceder, una vez obtenida una amplia aprobación, no ya a un proceso de democratización o de trasformación del sistema sociopolítico, sino a la instauración de un régimen autoritario, del que el demagogo sea el indiscutido y despótico jefe, o al acuerdo con las autoridades y las instituciones existentes con tal que éstas le reconozcan una función indiscutible. De esta manera los mecanismos represivos acentúan, en lugar de disminuir, las características autoritarias del gobierno y de la sociedad, e impiden la toma de conciencia por parte de las masas.

Demagogo es el que presume de lo que no tiene, o exagera el valor de lo que tiene, o pide lo que es imposible de tener. Demagogo es, literalmente, “conductor del pueblo“. Demagogia, ambición desmedida. Abandono de la ideología. La demagogia clásica es “prometer lo que no se puede cumplir“, es “presumir públicamente de lo que no se tiene, y exagerar lo que se tiene o los méritos propios“.

Las reglas del poder son conquistarlo, conservarlo y aumentarlo si es posible. De esto puede seguirse un bien común. Pero los que usan el poder sólo para enriquecerse o por vanidad son unos ignorantes y unos mediocres. La demagogia pide el poder para el pueblo, un poco al estilo de Lincoln en su discurso de Gettysburg, en el que afirma que la democracia es “el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo“. 

El gobierno es del pueblo, de los gobernados, pero no por el pueblo. El pueblo nunca es el agente gubernamental, es el sujeto paciente. Ni en las revoluciones ni en las guerras, menos aún en la antigüedad, ni en el comunismo, el pueblo jamás ha gobernado. Para el pueblo se puede gobernar si el gobernante es honesto, pero se entendería mejor si de afirmase “en beneficio del pueblo“.

En política, donde no hay grandes ideas, hay grandes ambiciones. El demagogo es oportunista. El oportunismo es la degeneración de la ley de la oportunidad. La oportunidad es respetable, el oportunismo no, abandona los principios para centrarse en la búsqueda de la oportunidad en sí misma, llegar al poder como sea. Los oportunistas y aventureros son atraídos por los acontecimientos y éstos cambian día a día. Son como imanes a los que les atrae el hierro. La estructura, en cambio, requiere un motor que genere cambios y movimiento, pensar en grande, sólidamente.

El poder no garantiza que los problemas se resuelvan. El discurso de la toma del poder por sí mismo es demagogia. Los demagogos no tienen proyecto político serio, pero saben difundirlo. 

Dice Voltaire sobre el poder de convicción, el tercer poder de Aristóteles:

“Aquellos que te hacen creer en absurdos pueden hacer que cometas atrocidades.”

Formas de demagogia

Falacias: Falacia es “un argumento que parece cierto, pero no lo es“. Argumentos que equivocan las relaciones lógicas entre elementos, o bien adoptan premisas evidentemente inaceptables. Entre ellas se encuentran la falacia de causa falsa, la petición de principio, el argumento ad verecundiam, el argumento ad hominem, y la apelación a una autoridad irrelevante para el caso citado. A veces, se cae en tonos proféticos-bíblicos ridículos: “atacarme a mí es atacar a xxx”, “el pueblo es xxx”, “el pueblo debe hacer xxx“.Confundir la parte con el todo. El argumento de la neutralidad, del “algo no es malo porque no hace daño” (que es cobarde o malintencionado).

Simplificación exagerada: Eslóganes, discurso grandilocuente. La expresión “interés general” es una de las favoritas de los demagogos cuando no quieren dar explicaciones sobre los engorrosos detalles. Cuando se habla de “interés general” ¿están todos los sectores sociales realmente interesados? Los mensajes simplificados son adecuados para la propaganda (literalmente “Lo que debe ser difundido o propagado“). El político demagogo tiene la misma cultura del pueblo, la de los refranes. Al político omnipresente y de estilo personalista, le gusta auto-identificarse con el estado y la nación, y promover el culto a la personalidad.

Manipulación del significado: Las palabras, además de un sentido denotativo, tienen un sentido connotativo implícito, aportado por el contexto y conocimientos compartidos de los interlocutores, que añade ideas y opiniones, muchas veces de forma menos consciente que en su sentido denotativo. En la elección de las palabras, un discurso denotativamente neutro, puede connotar significados adicionales, dependientes de su contexto y su relación con la opinión de la audiencia, o los oyentes del discurso, afectando así a la interpretación, la pragmática y el significado. De esta manera, los contenidos implicados son difíciles de refutar. La terminología no es inocente, y el deslizamiento semántico es difícil de detectar (por ejemplo, “democracia” acaba siendo “demasiadas cosas diferentes”). Uso de un lenguaje de trileros y de falsas ideologías. Lobaczewski identifica al discurso patocrático por dos características: la paramoralidad o locura moral que intenta justificar acciones inmorales de modo que el público las acepte como normales y hasta buenas, y la paralógica, que es la corrupción de la lógica normal que debe tener un discurso aceptable. El tópico favorito de muchos demagogos es: “democracia es tal o cual cosa”. Democracia son reglas de juego, sistema representativo y separación de poderes. Democracia, por ejemplo, no es poder decidir sobre todo, sino sólo sobre lo que es decidible, lo que está de acuerdo a los principios morales universales y la tradición cultural. El “derecho a decidir sobre todo” (incluso sobre cosas que no pertenecen al ámbito de decisión de la democracia, por ejemplo, principios morales, temas científicos y de razón práctica, religión, hechos históricos…etc.) no existe. La verdad no siempre pertenece a la mayoría. Además, los colectivos son abstracciones y no se deben antropomorfizar. Sólo puede hablar en nombre de un colectivo (una nación, una comunidad…etc.) quien es representativo (oficial) de dicho colectivo de cara al exterior. Muchos demagogos empiezan asegurando que la voluntad popular está por encima de las leyes y de las instituciones, continúan erigiéndose en intérpretes únicos de la voluntad popular, y terminandestrozando las leyes y las instituciones en el nombre del pueblo.

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DON JUAN, COMO ES USTED UN HOMBRE SENSATO, COMPRÉNDAME, SOBRA USTED EN UN MUNDO SIMPLÓN Y CORRUPTO, Y AHORA MISMO ME CHIVO AL SEÑOR DE FACEBOOK PARA QUE LO ECHE DE CABEZA A LA CANDELA



¿Para qué pensar si se puede embestir?

rebelión
10.09.2016



“Cuando los sabios quieren ser valorados por otros, primero valoran a los demás; cuando quieren ser respetados por otros, primero los respetan. Cuando quieren superar a otras personas, primero se superan a sí mismos” (Lao Tsé)

Lo reconozco. Soy un apasionado de los cachivaches electrónicos. Me gusta descubrirlos y utilizarlos aunque no gasto mucho dinero en ellos, por una cuestión de principios y porque no tengo el que haría falta tener para satisfacer mi afición y curiosidad.

Leo bastante, eso sí, sobre innovación y suelo estar al tanto de las novedades que salen al mercado, aunque solo sea, como digo, para satisfacer esa curiosidad. Era, pues, inevitable que me informara de la aparición de nuevo modelo de teléfono de Apple, el Iphone 7.

Cuando leí las “novedades” que traía consigo sentí una sensación que no es nueva para mí, sobre la que he escrito en otras ocasiones y que me lleva a pensar que el mundo en el que vivimos ha perdido la cabeza. Este teléfono, que en algunas de sus versiones costará más de 1.000 euros, se presenta supuestamente como el último grito pero ¿qué añade? Además de que se puede mojar, unos auriculares sin cables (que justifican vender una pieza nueva para quienes vengan usando los antiguos de modelos anteriores y que por sí solos valen creo que algo más 150 euros) la innovación que contiene es de un rendimiento impresionante y el disponer de una cámara de fotos que parece que será capaz de hacer no sé cuántas versiones de la toma cada en milisegundos, o algo así, para que el resultado sea perfecto. Tan perfecto que, según he leído, en el evento público de presentación no se pudo demostrar que efectivamente lo es, porque la gran pantalla del salón no tenía definición suficiente. Lo mismo que seguramente pasará cuando se tenga en la mano porque díganme ustedes si el ojo humano es capaz de distinguir entre unos niveles tan extraordinarios de perfección como los que proporcionará este nuevo aparato. Y todo ello, en medio de las noticias de esta última semana sobre las prácticas fiscales de Apple.

No dudo que esa novedad, y otras que seguramente contenga el teléfono, pueden tener una gran utilidad en determinadas actividades: lo imagino, por ejemplo, en manos de cirujanos que necesiten contemplar con la máxima precisión un tejido u órgano. O de los fotógrafos profesionales. Sin duda, el desarrollo tecnológico que conlleva ese teléfono es ejemplar y quizá muy valioso. Pero me parecía a mí que, en el día a día, que es al fin y al cabo para lo que sirve un teléfono móvil, se trata de una tecnología, digámoslo así, desproporcionada.

Inmerso en esas reflexiones no muy profundas se me ocurrió escribir una frase en mi cuenta de Twitter. Un simple ironía con la que hacer pensar sobre lo que a mí me parece una enorme desproporción. Tomé una de las frases con las que se promociona el Iphone 7 y escribí: “El nuevo iPhone reconoce la imagen y hace más de 100 millones de operaciones en 25 milisegundos. Esencial e imprescindible en la vida diaria”.

A partir de ahí no se imaginan ustedes la que me caído. No solo me han acusado de hacer propaganda de Apple sino de ser un “comercial del capitalismo”, de estar drogado o de cobrar por decir eso y algunas cosas más que ya quedarán para siempre en la red.

Es verdad que expresé una opinión en unas pocas palabras, sin pensarlas mucho y que los matices simplemente están ausentes, pero creo que ni siquiera así se pueden justificar el tipo de reacciones que se reciben en la red y que siempre siguen más o menos la misma secuencia: interpretación sin contexto alguno e insulto a continuación. Yo creo que cualquiera que haya leído dos líneas sobre mí puede saber sin lugar a dudas que no me dedico precisamente a hacer publicidad de este tipo de empresas.

Pero, para colmo, no terminó ahí la cosa.

Esta mañana, muy a primera hora y mientras viajaba a Madrid, leí un artículo que tenía pendiente: Confronting the Parasite Economy. Why low-wage work is bad for business—and all of us.

Me pareció interesante pues su autor hace una crítica durísima al régimen salarial y de explotación laboral que se ha impuesto en Estados Unidos en los últimos años.

Los datos que proporciona son impactantes y muestra que una gran parte de las ayudas sociales, de comedor, vivienda, etc. que da el gobierno van a personas que trabajan pero con salarios tan bajos que no pueden sobrevivir.

La que él llama economía real proporciona salarios dignos e ingresos el Estado para poder sufragar la educación y el bienestar de millones de personas. Pero la que califica de economía parásita de las grandes corporaciones es una economía subsidiada y que vive de la explotación del trabajo. Y la llama parásita no solo por esto último sino porque con los sueldos de miseria que paga arruina al resto de las actividades económicas. “Si ningún negocio quiere clientes que ganen 7,25 dólares la hora ¿por qué permitimos que haya esos salarios?”, dice.

Denuncia que una cuarta parte de sus conciudadanos son pobres y que la mayoría de ellos, en contra de lo que se cree, trabajan para las grandes corporaciones. Y que el 47% de los niños que nacen en Estados Unidos necesitan ayudas del Estado porque sus familias carecen de ingresos suficientes.

La explicación que da de todo eso es que el mercado de trabajo se encuentra en un profundo desequilibrio porque los compradores de fuerza de trabajo (capitalistas) y los vendedores (trabajadores) tienen un poder de negociación muy distinto debido a la pérdida de peso de la negociación colectiva. Y porque los trabajadores tienen recursos limitados y necesidades inmediatas que le obligan a aceptar lo que le ofrezcan, mientras que la mayoría de los empleadores pueden aguantar sin sufrir demasiado daño. El autor del artículo lo dice muy claro: los empleadores imponen salarios más bajos porque pueden, porque tiene poder para ello.

El autor pone ejemplos de Estados e incluso de empresas que han mejorado su economía y sus resultados cuando han subido los salarios e incluso afirma que una subida de 1 dólar a la hora en el salario se traduce en un incremento de 2,08 dólares en el ingreso total nacional como resultado del efecto multiplicador que tiene una mayor capacidad de gasto que se va diseminando por la economía.

Su artículo termina diciendo que “en ausencia de acción colectiva, la economía parásita seguirá pagando salarios parásitos, empobreciendo a la economía real. Pero cuando los salarios mínimos se elevan razonablemente todo el mundo prospera”.

Como el artículo me pareció interesante y no conocía al autor, Nick Hanauer, fui a mirar quién era y descubrí que se trata de un empresario bastante conocido en Estados Unidos. Un empresario que ha liderado interesantes movimientos de activismo social en defensa de las libertades, la educación pública y la igualdad.

Aunque el artículo estaba en inglés me pareció interesante difundirlo. Y mucho más porque quien decía eso (que perfectamente casa con lo que dicen los sectores más progresistas o radicales) no era un rojo extremista sino un empresario que ha creado má de 30 empresas. Por eso escribí en Twitter: “Afortunadamente, hay capitalistas inteligentes que luchan contra la sinrazón del capitalismo. En España, muy pocos”. Esa es mi sincera opinión. Me alegra que haya incluso capitalistas que se dan cuenta que la explotación del trabajo solo lleva a la ruina de todos y que, en mayor o menor medida, abrazan la causa de las libertades civiles.

No pueden imaginarse lo que a partir de entonces me han dicho: oportunista, sinvergüenza redomado, palmero de empresarios, ignorante, dedicado a contar billetes, anticomunista… y más cosas que se me han ido olvidando a medida que las leía.

Ya me ha pasado otras veces pero este tipo de incidentes me sigue resultando desolador. Utilizo las redes sociales porque creo que es bueno difundir información, contribuir aunque sea pobre y modestamente a la reflexión colectiva y debatir en la medida en que esto se pueda hacer utilizando tan solo 140 caracteres, como en Twitter. Pero cuando uno se encuentra con esta lluvia de insultos hay que sacar fuerzas de no se sabe dónde para seguir porque la tentación de pensar que nada tiene arreglo es muy fuerte.

Las redes son importantes, sin duda, pero han reforzado actitudes y comportamientos que solo reflejan las manifestaciones más groseras de la inteligencia humana (o de su carencia), del desafecto y la mala sangre.

No es algo propio de ninguna corriente política. Se puede encontrar este tipo de reacciones llenas de insultos entre personas de extrema derecha y o de extrema izquierda y es lógico porque quienes se definen como liberales, socialistas, comunistas o cualquier otra cosa pero actúan así, solo a base de insultos y sustituyendo la reflexión por la embestida, no tienen en realidad ideología alguna.

Es algo desgraciado pero que ocurra en la red es en cierta medida lógico, pues el anonimato con que generalmente se actúa en ella permite que el ridículo, la ignorancia, la zafiedad o la desvergüenza no se tengan que asociar con nombres y apellidos concretos de una persona. Pero lo que resulta ya mucho peor es cuando esa manera de actuar se lleva a la vida pública, a la política. Quizá en ella no se oigan exabruptos tan gigantescos como en la red pero la descalificación e incluso el insulto a la inteligencia, la mentira y la carencia total de rendición de cuentas, la embestida de unos contra otros, empiezan a ser ya la moneda común en dirigentes de todos los partidos, sin excepción. Y eso sí que es preocupante. Se empieza así y se acaba a tiros entre amigos y hermanos. No hay futuro en paz, es decir, no hay futuro ninguno, sin reflexión, sin respeto y sin afecto mutuo. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para frenar esta deriva a la barbarie.

Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España).  Página web: www.juantorreslopez.com

GOBIERNO FORTACHOTE DEL PP: ES UNA PENA QUE NO LE GUSTE LA GASEOSA PARA EXPERIMENTAR Y PREFIERA EL ROBO MONDO Y LIRONDO A LAS PENSIONES; VACIAMIENTO DE LAS ARCAS PUBLICAS PARA BANDIDOS ANEJOS Y DESTROZO DEL MEDIO AMBIENTE

nota notita aclaratoria: el señor de facebook me bloqueo por 72 horas el 23 de agosto pasado. Creo yo que por publicar un articulo del señor ministro deL interior de cuando decía él que era un golfo (yo de esto no DIGE nada, excepto, que chispa más o menos en la cara ya se le veía el percal. punto), porque por putas o putos no me pueden pescar, dado que yo en mi agenda de putas pasadas, presentes o futuras no tengo a ninguna ayudante  de embajada, presentadora DE TELEVISIÓN vacÍa de sesos de  o secretaria casada arzobispal. Hoy, muchas 72 horas después de la sentencia inquisitorial impuesta por el señor facebook, he podido entrar en mi cuenta, y al poderlo hacer, como buen cristiano-agustiniano (el dicho ministro, aparte de exgolfo, ministro y agente de una secta extranjera, es agustiniano, según él), le he querido reconocer el mérito al susodicho facebook por mantener la pureza e imparcialidad informativa, deseándole que sea algo más puntual y riguroso a la hora de pagar sus impuestos, y al mismo tiempo, que a la hora de guardar toda la informAción que de nosotros tiene, que es unA mina sociológica a la hora de poder establecer nuevos métodos de control social, se ajuste más a lo que dice, que creo que dice que la infOrmación nuestra que guarda es confidencial (¡ Y mis cojones, 33!). Dicho esto, más contento que unas pascuas, porque ya tenía otra vez mi facebbok y olé, al darle al eter para publicar lo referido, eL señor de facebook me sale con otro letrero y me dice que queda suspendida mi cuenta por tres días más. Vale, señor facebook, que lo acepto, pero que el bloqueo no es por putas. Más bien me parece que es para evitar que Se de pùblicidad A artículos como los que siguen. Que esto sea una putada, sí, señor de facebook, pero por putas no. quede usted muy bien hasta la próxima, señor de facebook.

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EL GOBIERNO EN FUNCIONES DA LA AUTORIZACIÓN A NUEVAS EXTRACCIONES
El último regalo a Gas Natural: Doñana
El Gobierno en funciones ha aprobado 49 decretos y acuerdos por 3.400 millones de euros desde el 21 de diciembre de 2015. También, autorizaciones como la otorgada a Gas Natural, con la que se da vía verde al inicio de las obras.
Diagonalperiodico.net
30/03/16 · 8:00
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Fracking: 8 gravísimos efectos secundarios

Por Kaos. Ecología
11.09.2016





Además de la confirmación de varios científicos de todo el mundo, de que el proceso de fractura hidráulica llamada fracking provoca terremotos, existe una lista de efectos secundarios de toda índole, que se acrecienta día a día de manera preocupante. Es innegable que el proceso genera puestos de trabajo, gas natural, petróleo e ingentes ganancias, […]

Es innegable que el proceso genera puestos de trabajo, gas natural, petróleo e ingentes ganancias, por lo cual es defendido por las empresas y apoyados por muchos gobiernos, pero los peligros ambientales, de salud y de seguridad siguen aumentando.Además de la confirmación de varios científicos de todo el mundo, de que el proceso de fractura hidráulica llamada fracking provoca terremotos, existe una lista de efectos secundarios de toda índole, que se acrecienta día a día de manera preocupante.

Este es un resumen de los diversos “efectos colaterales” que podría tener la perforación de un agujero en la superficie de la tierra, en el que se inyectan productos químicos tóxicos a una alta presión y luego se bombea el agua residual a gran profundidad.
Contaminación del agua
Durante el proceso de fractura hidráulica, una importante cantidad de gas metano y otros productos químicos tóxicos se filtran desde el pozo y contaminan las inmediaciones de las aguas subterráneas, que suelen ser la fuente hídrica para el consumo de las comunidades locales.
Un solo pozo puede producir casi cuatro millones de litros de aguas residuales, que contiene elementos radiactivos como el radio y varios hidrocarburos cancerígenos, como el benceno; las concentraciones de metano son 17 veces mayores en las napas subterráneas cercanas a los sitios de fractura, que en los pozos normales. Sólo entre un 30 y un 50% del fluido de fracturación se recupera; el resto se deja en el suelo y no es biodegradable.
Escasez de aguas 
Casi el 90 % del agua utilizada en fracking nunca regresa a la superficie. Dado que el agua se retira definitivamente de su ciclo natural, esta es una mala noticia para los afectados por la sequía o la escasez.
La reorientación de los suministros de agua para la industria de la fractura hidráulica, no sólo hace que los precios del agua se encarezcan, sino que también reduce la disponibilidad de la misma para otros usos, como el riego de cultivos.
Graves secuelas en la salud
El fluido residual dejado por el proceso de fractura hidráulica se deposita en fosas a cielo abierto para que se evapore, lo que libera peligrosos compuestos orgánicos volátiles a la atmósfera, contaminando el aire, generando lluvia ácida y aumentando los índices de ozono a nivel del suelo.
La exposición a partículas de sulfuro de hidrógeno e hidrocarburos volátiles puede provocar problemas de salud, como asma, dolores de cabeza, presión arterial alta, anemia, ataques al corazón y cáncer y puede tener un efecto perjudicial sobre los sistemas inmunológico y reproductivo, así como en el desarrollo embrionario.
Un gas asesino
Un estudio reciente de la Universidad Johns Hopkins, encontró que los hogares ubicados en zonas suburbanas y rurales cercanos a los sitios de fractura hidráulica, en general tienen una concentración de radón un 39 % más alta, que aquellos ubicados en áreas urbanas sin fracking.
El radón (la segunda causa mundial de cáncer de pulmón después del tabaquismo) es un gas radiactivo natural, inodoro, insípido, invisible y soluble, por lo que algunos restos disueltos pueden aparecer en los pozos de agua y en las napas subterráneas y otros dispersarse por el aire.
Partículas mortales
Además de agua y productos químicos tóxicos, el fracking requiere el uso de arena fina o frac, que ha impulsado el auge de la extracción y molienda de la misma, en muchos puntos del planeta.
Estas pequeñas partículas de sílice pueden dificultar la respiración y causar irritación respiratoria, tos, obstrucción de las vías y una mala función pulmonar, pero la exposición crónica o a largo plazo puede provocar inflamación pulmonar, bronquitis, enfisemas y una enfermedad grave conocida como silicosis, una forma de fibrosis pulmonar.
Terremotos
Se ha confirmado que el proceso de fractura hidráulica provoca terremotos. En concreto, durante los últimos siete años, ciertas regiones geológicamente estables han experimentado movimientos en las fallas que no se habían movido en millones de años, a causa del fracking. Además, es difícil o imposible predecir dónde ocurrirán los sismos ocasionados por esta práctica.
Está fehacientemente comprobado que el aumento de dicha actividad coincide con la inyección de aguas residuales en pozos diseñados y aprobados para este fin. Tras años de incertidumbres, muchos gobiernos han acabado por darle la razón a los científicos, el de Francia fue uno de los primeros.
¿Más “efecto invernadero”?
El gas natural es principalmente metano, un gas de efecto invernadero tan potente, que atrapa 85 veces más calor que el CO2. Debido a las fugas de metano durante el proceso de fractura hidráulica, el fracking puede ser peor que la quema de carbón.
Está comprobado que incluso pequeños escapes en el sistema de producción y distribución del gas natural puede tener un gran impacto a nivel climático, el suficiente como para echar por tierra todo el beneficio de la conmutación de la producción de energía térmica por carbón a gas.
¿Quid pro quo?
Por último y no menos importante, detrás del fracking hay muchísimo dinero en juego. Hablamos de cantidades astronómicas que son las que acaban por “convencer” a los gobiernos, que acepten que sus territorios sean hollados de esta manera, aun a sabiendas de las perniciosas consecuencias que este método puede acarrear.
A cambio de unos cuantos puestos de trabajo reales, pero no siempre estables, de tener una fuente de gas natural “en casa” y de apoyos económicos subrepticios, en muchos lugares del mundo, en este instante se está practicando fracking, sin ninguna consideración por la salud de los pobladores cercanos, las terribles consecuencias climáticas y los daños irreparables al Medio Ambiente.