lunes, 8 de febrero de 2021

Moisés: ¿Historia o una historia? He ahí la cuestión (una más)

 

La versión egipcia: Los judíos fueron expulsados por el faraón

Moisés-Éxodo

Javier Cortines

Kaosenlared

 8 Feb, 2021

Los judíos, que pudieron ser tachados de “leprosos” (seres envenenados con ideas peligrosas) se rebelaron contra el faraón Seti I y buscaron una alianza con los hicsos que se habían refugiado en “Jerusalén” y territorios colindantes tras ser derrotados por el faraón Ahmose . Bajo la dirección de su nuevo líder, Osarseph (Moisés), y fortalecidos con el apoyo de los hicsos, “los leprosos y sus aliados” sembraron el terror durante trece años (¿las plagas?) hasta que fueron expulsados por el rey provocando su éxodo.

Cuenta el erudito Óscar David Calle Mesa[i], en línea con otros conocedores de la cultura e historia egipcias, que el rey Amenofis del historiador Manetón es en realidad Seti I  (la sustitución de los nombres se debería, entre otras cosas, a errores de los copistas), y que ese faraón sufrió una rebelión de “los leprosos”, aliados con un imponente ejército hicso, que sembraron el terror en el país de El Nilo durante trece años causando “lo que la Biblia denominaría más tarde las plagas de Egipto”[ii].

Flavio Josefo (siglo I d.C.) dice, citando a Manetón (siglo III a.C.) autor de la “Aigyptiaca”, historiador y sumo sacerdote, que un rey llamado Amenofis reunió a todos “los enfermos de lepra”, a unos 80.000, entre los que había “varios sacerdotes”, y les obligó a trabajar en canteras alejados del pueblo egipcio. Después de un lago tiempo viviendo de forma miserable, los esclavos solicitaron al faraón que les concediera como refugio la ciudad abandonada de Avaris, la antigua capital de los Hicsos.

“Los leprosos” eligieron como líder a un sacerdote de Heliópolis, un tal Osarseph, quien según Manetón cambio de nombre y se hizo llamar Moisés. El nuevo jefe de “los leprosos” mandó una embajada a Jerusalén, donde se habían refugiados los hicsos que fueron derrotados por Ahmose.

Los hicsos, que habían firmado una frágil paz con los egipcios, vieron una oportunidad de oro en “el levantamiento de los leprosos” -continúa la fuente- y enviaron un ejército de 200.000 hombres para apoyar a los rebeldes y volver a conquistar Egipto.

El rey Amenofis, que temía una derrota, se retiró con su ejército a Etiopía esperando el momento oportuno para contraatacar.

Mientras tanto el usurpador Osarseph-Moisés y los hicsos impusieron un reinado de terror que duró trece años, quemando ciudades, saqueando templos, mutilando imágenes divinas, matando animales sagrados y humillando a los sacerdotes. Al final de ese periodo, (en el que cayeron todo tipo de plagas sobre el pueblo egipcio), el faraón Amenofis (Seti I) y su hijo Ramsés, que ya contaba con dieciocho años, avanzaron desde Etiopía con un gran ejército y expulsaron de Egipto a los hicsos y a “los leprosos” persiguiéndolos hasta Siria y aniquilando a muchos de ellos, según el citado relato.

Hay otro texto de Apión, filósofo alejandrino del siglo I d.C. quien escribió otra Historia de Egipto que coincide con Manetón en lo referente a que Moisés era un sacerdote de Heliopólis. La fuente agrega que ese personaje construyó templos con las características de los que fueron levantados en el periodo del Amarna, la época de Akenatón, también conocido como Amenofis IV[iii], el faraón que abolió el politeísmo e impuso el culto a un solo dios, Atón.

Aunque Manetón nunca dice que los leprosos expulsados de Egipto fueran los antepasados de los judíos, el filósofo estoico Ceremón (siglo I d.C.) y Lisímaco de Alejandría afirman que Moisés era un impostor que instruyó a los judíos y consideran que la rebelión y expulsión de los leprosos no es otra cosa que “la versión egipcia del relato bíblico del Éxodo”. De ser esto cierto, esa historia no sería grata ni a judíos, cristianos y musulmanes, para quienes los profetas del antiguo testamento son vacas sagradas e intocables.

Óscar David Calle subraya en su trabajo “La XVIII Dinastía y el Éxodo,” que no fue hasta 1986 cuando surgió una opinión que defendía la historicidad de la narración de Manetón, la del egiptólogo canadiense Donald Redford.

“La ocupación de un sitio abandonado y apartado, aunque sustituido por Avaris en la versión modificada de la historia, corresponde (…) a los trece años de penalidades causadas por los leprosos e hicsos. La figura de Osarseph/Moisés está sacada claramente del recuerdo histórico de Akenatón. Se le atribuye la prohibición de adorar a todos los dioses, y según Apion, la defensa de una forma de culto que utilizaba templos descubiertos y orientados al este, exactamente igual que los templos de Atón en Amarna”, subraya Redford[iv].

Sobre la expulsión de “los leprosos”, y en definitiva, el Éxodo, hay varios estudios importantes, entre ellos un clásico de Donald Redford[v] y el trabajo compartido de Ita Sheres y Anne K. Blau[vi], que arrojan un poco de luz sobre una línea de investigación seria que intenta apartar la mitología religiosa de los hechos históricos, pues una mentira -mejor dicho muchas- pueden durar miles de años contribuyendo “in perpetuum” a la estulticia de la humanidad.

Respecto a las diversas interpretaciones del Éxodo, el historiador Raimundo Cuesta, Premio Nacional a la Innovación Educativa, dice, tras analizar la obra de Freud:

“En síntesis, Freud venía a decir que Moisés fue un egipcio descendiente de la familia real influido por el monoteísmo del faraón Akenatón, que por breve tiempo sacó al imperio de las creencias politeístas. Cuando Egipto volvió a la religión de siempre, tomó a un pueblo inmigrado (los judíos) y lo llevó al éxodo dándole una religión monoteísta”[vii].

Para concluir diré que, una vez asentado el cristianismo y luego, con la arrolladora presencia del Islam en el mundo árabe, lo lógico es que, cualquier alusión a un éxodo judío planteada en términos parecidos a los expresados en este artículo, sería ipso facto borrada del mapamundi e incluso, el legado de Manetón, en lo referente a Moisés y los leprosos, sufriría una cirugía islamo-judeo cristiana.

[i] Óscar David Calle Mesa. Manetón la XVIII Dinastía y el Éxodo.

[ii] Esa hipótesis de las plagas “es mía”, aunque creo que es compartida por un número creciente de investigadores que buscan ceñirse a una historiografía alejada de mitos y fantasías. En el milenario Egipto no hay ninguna alusión a las plagas bíblicas (ni en los ochocientos mil papiros que había en la Biblioteca de Alejandría a los que tenía acceso Maneton) pero sí a revueltas y a conflictos religiosos. Sería muy bueno para la salud mental de la humanidad dejar claro que Israel no fue creada por Dios, sino por hombres que se convirtieron al monoteísmo por influencias de lideres que consideraron profetas etc., como Amenofis IV, quien declaró la existencia de un sólo Dios (Atón) en la época de El Amarna.

[iii] Akenatón o Amenofis IV, padre de Tutankamon, fue el décimo faraón de la dinastía XVIII y reinó entre 1353 y 1336 a.C.

[iv](Redford. Pharaonics King-List. Pág. 293). Publicada por la Sociedad de Estudios Egipcios de la Antigüedad. Canadá 1986.

[v]Redford, Donald B. “Egypcian Account of the Leper`s Exodus” (Versión egipcia del éxodo de los leprosos”).

[vi] Ita Sheres and Anne K. Blau (2000) “Miriam-From Prophet to Leper”. (Mirian-De profeta a Leprosa).

[vii] Raimundo Cuesta. Verdades sospechosas: Religión, historia, capitalismo. P. 65. Ed. Visión Libros.

Nota: Con este artículo no he pretendido ser riguroso -ya que eso es imposible en el tema que nos ocupa- sino insistir en otras líneas de investigación de carácter historiográfico a fin de desmontar mitos y fabulas que están muy bien en la literatura y el cine religioso. Moisés es el paradigma de la construcción de un personaje “poniendo conceptos entrelazados y unidos por puentes móviles en un plano infinito”, proceso que se puede aplicar a la historia escrita por el pensamiento dominante. En este sentido aquí estaríamos hablando del mundo como voluntad y construcción, lo que bien podría complementarse con el mundo como voluntad y representación (Schopenhauer) y con el mundo como voluntad de destrucción y creación (Nietzsche).

Blog del autor: Nilo Homérico

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