martes, 30 de junio de 2020

¡Hola! Marta Harnecker.



Todos comenzamos con Marta Harnecker

Rebelión
30.06.2020
Fuentes: Rebelión
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Traducción de Pilar Troya

En una entrevista, el entonces vicepresidente boliviano Álvaro García Linera y el diputado español Pablo Iglesias intercambiaban impresiones sobre obras clásicas y sobre la iniciación política de cada uno, cuando el dirigente español sentenció: “todos comenzamos con Marta Harnecker”. La definición no solo es precisa para de los exponentes más jóvenes de la izquierda, sino para miles de personas que reivindican el marxismo y el socialismo en las últimas cuatro décadas. 

No es exageración afirmar que, probablemente, Marta Harnecker sea la principal difusora del pensamiento de Marx y Lenin en América Latina para sucesivas oleadas de militantes desde la publicación de sus “Cuadernos de Educación Popular” (1971-73) [link: https://rebelion.org/rebelion-amplia-la-recopilacion-de-las-obras-completas-de-marta-harnecker-actualizado-hasta-2015/] en los años 70, seguido por “Los conceptos elementales del materialismo histórico”(1969, 1971 y 1985) [link: http://www.rebelion.org/docs/87917.pdf ]. Al mismo tiempo, su propia trayectoria militante e intelectual es ilustrativa del recorrido de la izquierda latinoamericana en la segunda mitad del siglo XX.
Nacida en Santiago de Chile en 1937, inició su militancia en la juventud católica, siendo más tarde, profundamente impactada por la Revolución Cubana, como todos sus contemporáneos. Fue guiada por Louis Althusser en Francia y a su regreso a Chile participó activamente en la construcción del gobierno de Salvador Allende, período en el que escribe los Cuadernos de Educación Popular como forma de llevar las discusiones al mayor número de trabajadores urbanos y campesinos. Con el golpe de Pinochet, se exilia en Cuba, desde donde continúa registrando, discutiendo y elaborando sobre la experiencia cubana, pero también sobre la Revolución Sandinista, la revolución en El Salvador. A partir de la década de 1990, estudiaría además las experiencias de gobiernos locales progresistas en América del Sur que comenzaban, como, por ejemplo, en los primeros mandatos del Partido de los Trabajadores en Brasil y del Frente Amplio en Uruguay, hasta finalmente asesorar y reflexionar sobre el proceso bolivariano en Venezuela.

En los años noventa, después de la caída del Muro de Berlín, una élite académica y eurocéntrica, aprovechando la ola de críticas a la experiencia soviética, criticó y condenó la obra de Harnecker como “mecanicista” y “de manual”. Ahora, precisamente al contrario de esa aristocracia intelectual, Marta era la materialización de la “intelectual orgánica”, profundamente vinculada a los movimientos políticos,  a las contradicciones y cuestiones de nuestro tiempo. Y su obra, no solo tuvo la capacidad de realizar e incorporar la autocrítica del período anterior, como su producción en los años noventa –como ya lo hizo en la década anterior– tuvo la sensibilidad de identificar nuevas prácticas y formulaciones de la izquierda latinoamericana. Tanto es así que su análisis toma en cuenta tanto los campamentos del Movimiento Sin Tierra como las experiencias de poder local en toda América del Sur.

En América Latina y los desafíos de la Izquierda (2002) [link: http://www.rebelion.org/docs/95169.pdf], Harnecker identifica tres factores para la crisis de la izquierda: la crisis teórica, con el abandono del materialismo histórico dialéctico como instrumento de análisis de la realidad; en consecuencia, sin conseguir identificar las contradicciones en el análisis de la realidad, la izquierda no es capaz de entender los cambios en el mundo del trabajo y en la sociedad y, por lo tanto, es incapaz de producir un programa de transformación para este tiempo, esta es la segunda crisis; y, por fin, los instrumentos de lucha social del siglo XX se vuelven incapaces de enfrentar los desafíos de los nuevos tiempos, sea por su rigidez, sea por las dos crisis anteriores citadas.

Su última publicación en portugués Um mundo a construir (Expressão Popular, 2018) [Un mundo a construir: Nuevos caminos (2013) link http://www.rebelion.org/docs/178845.pdf] es, de cierta forma, una síntesis de las dos últimas décadas de su trabajo. En ella, Marta hace un balance de las experiencias de los gobiernos progresistas en curso en aquel momento en Sudamérica, sin sectarismo ni triunfalismo, atenta a sus avances y contradicciones. Destaca todas las formas de ejercicio popular del poder y enfatiza que no hay proceso transformador sin protagonismo popular. Una vez más, sin construir fórmulas y señalando permanentemente que cada proceso depende de la correlación de fuerzas que existe en cada país.

En la tercera parte de Un mundo a construir, Marta vuelve al tema del nuevo instrumento político, tema también presente en Ideas para la lucha (2016) [link https://rebelion.org/ideas-para-la-lucha/]. Harnecker retoma el concepto gramsciano de hegemonía, como la capacidad de una clase de transformar su visión de mundo y su interpretación de la realidad en un proyecto universal. La tarea del instrumento político es precisamente la construcción de esta nueva hegemonía. Por lo tanto, es portador de un proyecto para la sociedad, a partir de su lugar, pero presentándolo al conjunto de esa sociedad. De modo que este instrumento se produce en la lucha – o mejor, en las diversas y diferentes luchas contrahegemónicas – y debe tener capacidad de atraer hacia el proyecto y formar a su alrededor un bloque social, amplio y diverso, cuyo parámetro es justamente este nuevo proyecto de sociedad. Por ello, este instrumento debe ser dirigido de forma colectiva, y no de forma burocrática o como expresión de un pensamiento monolítico.

Por lo tanto, este nuevo proyecto, conducido por el instrumento político, es resultado de una visión de mundo, de una interpretación de la realidad contrahegemónica, pero que se traduce en una plataforma de luchas que sea capaz de alterar la correlación de fuerzas en la sociedad y de construir cambios reales en la vida de las personas. Y, por fin, pero no menos importante, su militancia debe ser hoy una expresión del porvenir que este proyecto representa, como pedagogos populares.

En realidad se trata de una ecuación compleja en la que las nuevas formas organizativas no se construirán –y nunca podrían construirse– a priori, y sí como resultado de las luchas de este tiempo que son producidas y producen una plataforma de reivindicaciones reales y concretas, capaces de transformar la realidad y cambiar la correlación de fuerzas, en la medida en que concienticen y atraigan a otras personas y sectores hacia este proyecto. No para exigir lo posible. El proyecto neoliberal afirma que lo posible es microscópico. Al contrario, recordaba y enfatizaba varias veces Marta, la política es el arte de hacer posible lo imposible.

Solamente una intelectual orgánica con participación en las luchas populares sería capaz de comprender los dilemas del movimiento político de forma tan sensible y proponer, una vez más, no fórmulas, sino caminos para la superación de su crisis teórica, programática y orgánica. Lo que significa que, aunque nos haya dejado en junio de 2019, aún leemos mucho a Marta Harnecker y muchos aún comenzarán a caminar con su ayuda.

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domingo, 28 de junio de 2020

Y después del coronavirus qué?, esto es lo que responden otros que no son del PCE. Tan sólo restaría ya saber si los trabajadores nos enteramos o nos dejamos de enterar, si queremos seguir siendo juguetillos en manos de unos pilulis para enriquecer a otros o tomamos conciencia que de quien crea la riqueza es el trabajador pero en cambio es el que menos la disfruta


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El postmodernismo, el eurocomunismo y la bajada de pantalones

Diario Octubre / junio 27, 2020



Juan Luís Corbacho.— Decía Antonio Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”

Está claro que el eurocomunismo, el revisionismo y el reformismo han llevado al PCE a flirtear con la social democracia. Nada extraño. Pero es que incluso entre la socialdemocracia hay posturas tradicionales y hay posturas postmodernas.

El PCE se alineó primero con el eurocomunismo, abandonó la lucha obrera para ocupar el espacio que el PSOE (partido neo liberal donde los haya) había dejado y después abrazó el postmodernismo neoliberal, las tesis capitalistas y la desorganización, eso sí, haciendo guiños al marxismo leninismo como caladero de votos. Oír a su secretario general alabar a John Maynard Keynes, incluso regalándole un libro a Rajoy, nos da las pistas de adónde iba el PCE.

No es sólo el abandono de una economía planificada y socialista, es la aceptación del capitalismo al que ellos llaman “bueno”.

Pero la vuelta de tuerca que da el órgano de prensa en su edición del 22 de junio es el colmo. Sólo les ha faltado pedir financiación a Rockefeller (si no la tienen ya).

El Mundo Obrero publica “El teletrabajo como emancipación”, ¡toma ya! Sin anestesia, sin vaselina acaso. Si Franco levantara la cabeza se frotaría las manos, si la levantara Stalin, le faltarían piolets.

El planteamiento no puede ser más infantil, el abrazo a la tecnología liberadora, pero al estilo Bill Gates, que seguro que también les ayuda en algo. El alma de cántaro no tiene otra idea que mezclar teletrabajo, emancipación y emigrantes, y se queda tan tranquilo, o sea que la mejor manera es que la gente no emigre y trabaje desde sus casas. Un digno aprendiz de Armesillas.

Pero ojo, que le añade un pincelazo ecologista, las ciudades quedarían más descongestionadas de tráfico y después añade “conseguir que el teletrabajo sea considerado un derecho laboral”.

En fin, el PCE se olvida que el teletrabajo ya existe, en forma de explotación hacia los pobres (ahí están los call center caseros) y que existe la regulación laboral del teletrabajo. Se olvida de absolutamente todo, incluso de que la solución a la emancipación obrera se llama sociedad socialista.

Este abrazo postmodernista olvida que el teletrabajo es una forma de esclavitud. El trabajador pone los medios de producción, no hay horarios, no hay representación sindical, no hay interactuación con el resto de trabajadores. También se olvida que el teletrabajo se puede dar en una sociedad que vive de la explotación del resto del mundo. Sí, es duro oírlo, pero es una realidad: Europa y EEUU dejaron de ser productores de nada, para ser “gestores” del trabajo esclavo en Africa, America Latina y Africa. Así, resulta muy bonito el teletrabajo, gestiono mis fábricas en Asia desde mi casita en Galapagar (se me ha escapado, perdón). Podemos fijar en nuestra retina al obrero de la construcción llevándose la hormigonera a casa….

El genio, o el infantil izquierdista, plantea que el teletrabajo es una forma de dar oportunidades laborales a personas de países en vías de desarrollo. Ahí va, y yo que pensaba que era la oportunidad de los gestores europeos y norteamericanos de gestionar sus “nuevas colonias” y resulta que no, que es favorecer el trabajo mediante una conexión de banda ancha en una aldea de Burundi. Pero si allí todos trabajan ya, produciendo mascarillas para Inditex y cobrando una miseria….

Hemos llegado a tal punto de alienación obrera que los revisionistas prefieren trabajar solos en casa, muy del estilo de quienes asaltando los cielos se van a vivir a los sitios pijos, que los pobres y los obreros huelen mal.

Es verdad que ahorramos tiempo de desplazamiento y el aliento del jefe en el cogote, pero eso es sustituido por cargas de trabajo más grandes, salarios más pequeños y “el aliento de la cámara y las reuniones online”. Eso sí, todo muy pijo, con muchos términos en inglés.

El párrafo final no tiene desperdicio. Si lo sacas del Mundo Obrero, podría publicarse en Expansión, Intereconomía o en el foro de Davos:

“En resumen, el sector tecnológico, a pesar de las crisis económicas y de las reticencias, sigue siendo una fuente de empleo en todo el mundo y lo seguirá siendo en el futuro. Nos ofrece nuevas posibilidades de mejorar nuestras vidas. Si se le da la importancia necesaria, el enfoque y la práctica postcapitalista, las posibilidades son inmensas.”

Afortunadamente, hay comunistas, que en los años 80, vieron la deriva y salieron del PCE. Seguro que aún hay muchos camaradas que abrazados a las siglas históricas no ven en qué se convirtió el PCE. Ya le quitaron la estrella, después se la pusieron, se quitaron los monos de trabajo y se pusieron las chaquetas, se pusieron las mascarillas y se bajaron los pantalones.

Se olvidaron de todo, humillando la memoria de Pepe Díaz o la Pasionaria, y a todos aquellos camaradas que dieron su vida por el socialismo, ya fuera en las trincheras de Teruel o en las de Sebastopol o en el maquis francés.

Se olvidaron de que sólo el Pueblo organizado salva al pueblo, se olvidaron de que esto es una cuestión de Socialismo o muerte. Se olvidaron de que existe el marxismo leninismo y se olvidaron que desde el PCPE seguimos luchando por la clase trabajadora.


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Y después del coronavirus qué?: esto es lo que responde el Partido Comunista de España



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Movilización popular y frente institucional para un debate sobre la reconstrucción económica y social que no ha hecho más que empezar

tercerainformación
26/06/2020



La Comisión de Reconstrucción del Congreso de los Diputados culmina hoy su primera fase con la elaboración de los borradores que cada uno de los cuatro Grupos de Trabajo aprobarán como ponencias y, tras el correspondiente trámite de enmiendas, se llevarán al debate en el plenario del Congreso.

Acabamos el primer semestre de la experiencia del cogobierno en nuestro país con la gestión de una pandemia mundial con un impacto sin precedentes en España y en el mundo. Los ambiciosos retos políticos con los que Unidas Podemos entraba en el Gobierno al inicio de la legislatura, se convirtieron en más urgentes y necesarios a medida que evolucionaba la crisis del COVID-19.

Desde el primer momento nuestro objetivo ha sido era claro: en esta nueva crisis el Gobierno no le daría la espalda a nuestro pueblo, no se podían repetir los errores que marcaron la gestión de la crisis a partir de 2008, en la que se rescataron a los bancos y dejaron caer a las familias trabajadoras.

En los últimos meses Unidas Podemos, con el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas que forman parte de esta convergencia política, hemos impulsado numerosas medidas para levantar el denominado “Escudo Social” para que nadie se quedara atrás en esta crisis. La aprobación de medidas para la protección de los trabajadores evitando los despidos a través de ERTEs y la intensificación de las inspecciones de trabajo, el impulso de ayudas directas e indirectas a pequeños y medianos empresarios, autónomos y empleadas de hogar, la prohibición de cortes de suministros básicos, despidos objetivos por el COVID, la suspensión de desahucios o la aprobación del Ingreso Mínimo Vital son solo algunos de los ejemplos de políticas –podemos afirmarlo con rotundidad- que sin la presencia de Unidas Podemos en este gobierno sin duda que no se habrían aprobado.

Esta crisis también ha puesto a España y, sobre todo, a sus servicios públicos, delante de un espejo. Décadas de privatización y desmantelamiento de los servicios públicos y de transferencia de capital público al sector financiero han tenido consecuencias dramáticas para la población. No podremos evitar la repetición de pandemias globales, pero sí debemos preparar a nuestro país, sus instituciones y su economía, para que no vuelvan a repetirse situaciones como las que hemos vivido. Para eso necesitamos un debate sobre la reconstrucción de nuestro país, que no ha hecho más que empezar.

La convocatoria de una Comisión de Reconstrucción en el Congreso es un primer paso para la consecución del objetivo anterior, pero no puede ni debe ser el único, porque tal y como hemos venido repitiendo en diversos documentos del PCE y de IU no se podía dejar exclusivamente en el ámbito institucional la elaboración del Plan de Reconstrucción que necesita nuestro país.

En esta Comisión Parlamentaria, los borradores de ponencias que ahora se cierran como fruto del debate del último mes, pasan ahora al debate parlamentario.

Estos borradores presentados no contienen todas las conclusiones que nos hubiera gustado que figuraran en las ponencias aprobadas para su debate. No se contemplan medidas que en nuestra opinión son necesarias para que la gestión de la crisis actual y de la que viene no se cargue sobre las espaldas de las familias trabajadoras de nuestro país. Hemos defendido públicamente que es necesario implementar medidas audaces en materia industrial, económica y fiscal para, garantizar la creación de riqueza y su justa redistribución, de forma que avancemos en cambiar las bases de nuestro modelo económico.

Somos conscientes de que la disputa sobre la reconstrucción no ha acabado, en realidad, no ha hecho más que empezar. Es tiempo de impulsar un proceso de acción política y social para avanzar hasta conseguir la victoria del bloque democrático -que se articuló en torno a la investidura- sobre el bloque autoritario que solo busca desestabilizar al Gobierno.

En ese momento político, es positivo llegar al más amplio consenso del mayor número posible de fuerzas políticas de nuestro país en torno a las propuestas del Gobierno, bajando la crispación que ha difundido la extrema derecha, y ello es factible una vez retirado VOX de todo lo relacionado con el proceso de Reconstrucción.

Pero ese consenso no puede ser la excusa para una salida gatopardiana de cambiarlo todo para que nada cambie, para ello como venimos repitiendo la cuestión clave es que este debate no se resuelva en términos exclusivamente institucionales, sino que requiere de la movilización social y política en torno a nuestros objetivos de reconstrucción. Por ello, debemos seguir reforzando los siguientes ejes de trabajo para los próximos meses:
  • Para nosotros el pacto programático del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos es irrenunciable y sigue vigente en todos sus términos, no quedando sin efecto por un hipotético acuerdo de reconstrucción que no contemple objetivos incluido en el anterior acuerdo programático.
  • En el borrador de conclusiones de la Comisión de Reconstrucción acordado entre UP y el PSOE se incluye el fortalecimiento de los servicios públicos y la puesta en marcha de una fiscalidad progresiva equiparable al contexto europeo.
  • El debate en las próximas semanas es fundamental para consolidar el bloque democrático que hizo posible el actual Gobierno de coalición, en el que no tienen cabida las expresiones políticas de la ultraderecha y sus aliados. Nuestra tarea ahora es utilizar el debate parlamentario sobre las conclusiones del proceso de Reconstrucción como alternativa a un posible “pacto de Estado” en el que Partido Popular y Ciudadanos estarían más cómodos.
  • En fundamental conjugar el trabajo político con la movilización social y política, ya que solo es posible aumentar el peso político de nuestros 35 diputados con una fuerza sostenida de movilización en la calle, empujando para la consecución de aquellos acuerdos que beneficien a la mayoría de gente trabajadora de nuestro país. El manifiesto y as convocatorias impulsadas por los sindicatos este fin de semana son imprescindibles y deben tener nuestra máxima implicación, pero no suficientes para este empeño, por lo que corresponde que desde el espacio de Unidas podemos se trabaje intensamente por incrementar la movilización social y política en torno a la campaña sobre la reconstrucción iniciada hace dos semanas.
  • Seguiremos defendiendo las propuestas que creemos que son imprescindibles para reconstruir el país: recuperar la soberanía productiva y energética para una reindustrialización verde y sostenible; fortalecer el sector público para que nadie se quede atrás en esta crisis; subordinar toda la riqueza del país al interés general; todos los recursos del país al servicio de la reconstrucción; todos los derechos para todas, defender la universalidad de los derechos humanos; un sistema nacional público de cuidados profesionalizado; no a la UE del capital y las oligarquías nacionales, pero para que esta defensa no sea meramente testimonial, debemos tener claro que sin una presión social y política no será posible mejorar la correlación de fuerzas que existe en el Parlamento, máxime cuando las fuerzas nacionalistas de la izquierda catalana no están ayudando.
Es por tanto el momento de que el Partido, sus organizaciones, su militancia, sea capaz de estar a la altura que el momento histórico nos demanda siendo capaces de ser un Partido de movilización, de propuesta y de influencia en la aplicación de medidas de gobierno para conseguir el mejor resultado para la clase obrera, las capas populares y el futuro del país.


La opinión del autor no coincide necesariamente con la de TerceraInformación

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