jueves, 28 de noviembre de 2024

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Finanzas internacionales: de paraisos fiscales a nidos de criminales

 

FINANZAS INTERNACIONALES: DE PARAISOS FISCALES A NIDOS DE CRIMINALES




 

JUAN TORRES LOPEZ

Publicado en noviembre de 2024 en trtespanol.com

 

Los dirigentes de las grandes potencias, con Estados Unidos a la cabeza, no paran de decir que su tarea es combatir las fuerzas del mal en todo el mundo. Aseguran que sus enemigos son quienes vulneran las leyes, que su propósito es perseguir a los criminales y terroristas que ponen en peligro la vida de miles de seres humanos inocentes y, por supuesto, doblegar a los enemigos de la libertad y la democracia.

La realidad, sin embargo, contradice la sinceridad de esos propósitos, al menos, en dos aspectos principales. Por un lado, porque al terrorismo de fines políticos no se le impide disponer de los canales financieros convencionales para llevar a cabo sus actividades. Por otro, porque esos canales son la vía mediante la cual se practica otro tipo de terrorismo del que apenas se habla pero que es, en realidad, mucho más mortífero: el terrorismo financiero.

Libertad de capitales, vía libre para delinquir

La gran acumulación de riqueza en pocas manos, propia de nuestro tiempo y quizá la más extrema de la historia humana, ha sido posible gracias a que los gobiernos de las grandes potencias acabaron con cualquier tipo de control sobre los movimientos de capital, dando así plena libertad a los grandes poseedores de liquidez para llevar a cabo sus negocios.

Aparecieron los llamados paraísos fiscales, en donde se puede colocar el dinero y moverlo desde allí sin dejar registro alguno y sin necesidad de pagar impuestos. Se eliminaron las fronteras y, como mencioné, los controles que permitían conocer el origen, el destino y, sobre todo, el uso del dinero en las transacciones financieras internacionales.

Esto se llevó a cabo para que las grandes corporaciones, los fondos de inversión, los bancos y los dueños de patrimonios multimillonarios pudieran acumular ganancias sin cesar, moviendo, según les conviniera y en la dirección deseada, su capital ingente. Sin vigilancia, sin dejar rastro, anónimamente, actuando en la sombra y a espaldas de las leyes y los gobiernos. De hecho, así es como se llaman las entidades financieras que generalmente se utilizan para ello: shadow banking, es decir, banca en la sombra.

El problema radica en que, a través de esos canales por los que se mueven con plena libertad los capitales, se desplazan igualmente quienes financian el terrorismo, el tráfico de drogas, el comercio ilícito de armas, la trata de personas y los negocios más turbios e inhumanos que llenan el mundo de enfermedad, dolor y muerte de seres inocentes.

Los gobiernos podrían acabar con ellos, pero no lo hacen por una sencilla razón: tendrían que eliminar el régimen de plena libertad de movimientos y secretismo que necesita el reducido número de grandes financieros y propietarios de capital para seguir enriqueciéndose sin cesar. No lo hacen porque la institución más poderosa del planeta, la banca, es la que gana dinero al guardar y movilizar el dinero del terrorismo internacional, mientras financia a este último.

Finanzas que matan

Pero hay, además, otro terrorismo que se lleva a cabo con la misma complicidad de los gobiernos. Lo mostré, junto a Vicenç Navarro, en el libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero

En lugar de destinar los recursos que maneja a financiar la actividad productiva, el sistema financiero actual los utiliza principalmente para especular. Es decir, para obtener sumas ingentes de beneficios simplemente aprovechándose de fluctuaciones de precios que ellos mismos provocan. Se puede hacer porque los grandes financieros disponen de dinero suficiente como para manipular los mercados y luego apostar sobre seguro.

Para multiplicar hasta el infinito sus ganancias han desarrollado productos financieros específicamente concebidos con una única finalidad: ser comprados y vendidos sin cesar mediante programas informáticos que permiten ejecutar estas operaciones en milisegundos.

La gran mayoría de ese tipo de productos puramente especulativos son los llamados derivados financieros. Se llaman así porque nacen –se derivan– unos de otros a partir de un contrato real originario –por ejemplo, una hipoteca– en forma de seguros, reaseguros, garantías, apuestas sobre la evolución de los precios, entre otros, sólo para intercambiarse a velocidad de vértigo. En todo el mundo se realizaron en 2023 unas 4.500 operaciones de compra y venta de derivados por cada segundo durante los 365 días del año.

Los derivados son simples «papeles», sin el contenido real que tiene, por ejemplo, un contrato de compra o venta de cualquier mercancía. Pero son muy rentables porque la velocidad a la que circulan hace que su precio sea muy volátil, de modo que se puede ganar muchas veces con ellos y mucho dinero cuando a eso se dedican –como hacen los grandes fondos y los bancos capitalistas– recursos multimillonarios.

Terrorismo financiero

El efecto letal de este tipo de prácticas financieras es doble. Por un lado, generan escasez de recursos y financiamiento para la actividad económica real de las empresas productivas y las familias. Y, además, matan.

El sistema financiero actual mata porque la especulación que lleva a cabo para añadir ceros a las cuentas bancarias de los grandes inversores afecta, en última instancia, a las mercancías sobre las que se establece inicialmente el contrato originario del que nacen los derivados. Y cuando esas mercancías son, como suele ocurrir, las que satisfacen necesidades básicas de los seres humanos –alimenticias, sanitarias y más recientemente la vivienda– lo que ocurre es que se mata a la gente de hambre, de enfermedades o por indigencia. Cuando los precios de estas mercancías suben por la especulación, no se pueden comprar. Y cuando caen sin sentido productivo alguno, se arruinan sus productores, y luego viene la escasez y el desabastecimiento.

Las finanzas actuales matan también porque los grandes bancos y fondos de inversión, como ya ocurrió en la crisis de 2007 y en la Gran Recesión posterior, hacen apuestas especulativas no sólo contra mercancías, sino contra economías enteras. Primero las arruinan y luego cobran para sacarlas del hoyo a base de deuda. Dejando en el camino un reguero de miseria y destrucción material y de vidas humanas.

El funcionamiento de algunos de esos productos es tan diabólico que cuesta creer que los gobiernos permitan su existencia. Los llamados Credit Default Swap (CDS, o Derivado de Incumplimiento Crediticio) son un tipo de contrato que permite asegurar algo que no se tiene en la mano, de lo que no se es propietario, y cobrar si le ocurre cualquier cosa a ese algo. Más o menos viene a suponer que el titular de un contrato de ese tipo puede asegurar contra incendio la casa de otra persona –sin comprarla y sin ni siquiera poner dinero– y luego cobrar si la quema. Lo mismo que se hace con la calificación de deuda de algunos países: se contrata un seguro que permite cobrar si se deteriora, y lo único que entonces hay que hacer es todo lo posible para que su economía vaya mal.

Estas prácticas constituyen, en realidad, un auténtico terrorismo financiero, como así lo reconocía en 2002 el entonces cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, 11 años más tarde elegido papa de la Iglesia católica, refiriéndose a lo ocurrido en su país: «Ha habido un verdadero terrorismo económico-financiero en este tiempo».

Pero no ocurrió sólo allí, sino en todo el planeta. El terrorismo financiero ha sido permitido, soportado y protegido por los gobiernos de las grandes potencias. Mientras no haya una movilización mundial que lo condene y repudie, las grandes finanzas y la inversión especulativa seguirán siendo responsables de la muerte injusta y cruel de millones de seres humanos. Y para evitarlo, sería necesario tipificar cuanto antes y perseguir, como ya han pedido docenas de juristas y organismos internacionales, el delito de crimen económico contra la humanidad.

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GUERRA EN UCRANIA: MISILES DE ALCANCE MEDIO TOMAHAWK. ESCALADA INSOSTENI...

FETAP-CGT interpone querella contra Carlos Mazón ante el TSJCV por gestión negligente de la DANA

 

 

FETAP-CGT interpone querella contra Carlos Mazón ante el TSJCV por gestión negligente de la DANA


TERCERAINFORMACION / 28.11.2024

  • En la querella, se atribuyen delitos como el de homicidio imprudente, conforme al artículo 142.1 del Código Penal, al considerar que los querellados omitieron la adopción de decisiones apropiadas en un contexto de emergencia.



La Federación Estatal de Trabajadoras de las Administraciones Públicas de la Confederación General del Trabajo (FETAP-CGT) ha presentado una querella ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) contra el president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, la ex consellera de Interior y Justicia, Salomé Pradas, y dos altos cargos de los servicios de emergencias de la Generalitat, Alberto Javier Martín y Emilio Argüeso, por la presunta comisión de cinco delitos durante la gestión de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) del pasado 29 de octubre.

En la querella, FETAP-CGT argumenta que existen indicios sólidos de que los fallos en la prevención y respuesta por parte de los responsables políticos valencianos resultaron en graves consecuencias, entre ellas la muerte de 220 personas y pérdidas materiales cuantiosas para miles de ciudadanos afectados. Según el sindicato, la cadena de errores y negligencias en la gestión de la emergencia derivó en consecuencias fatales que podrían haberse evitado mediante una actuación adecuada.

Los delitos atribuidos en la querella son los siguientes:

  • Homicidio imprudente, conforme al artículo 142.1 del Código Penal, al considerar que los querellados omitieron la adopción de decisiones apropiadas en un contexto de emergencia, lo cual resultó en la muerte de más de 220 personas.
  • Omisión del deber de socorro, previsto en el artículo 195 del Código Penal, debido a la no activación del estado de alarma, que era competencia exclusiva de la Generalitat, a pesar de la gravedad de la situación.
  • Daños imprudentes, tipificados en el artículo 267 del Código Penal, relacionados con los perjuicios materiales sufridos por miles de ciudadanos.
  • Lesiones por imprudencia grave, conforme al artículo 152 del Código Penal, por los daños físicos sufridos por diversas personas como resultado de la gestión deficiente.
  • Delito contra los derechos de los trabajadores, previsto en los artículos 316 y siguientes del Código Penal, por las condiciones en que se expuso a los trabajadores implicados en la emergencia.

La querella también hace hincapié en la necesidad de que el TSJCV abra un proceso penal contra Carlos Mazón y Salomé Pradas, dada su condición de aforados. Además, la acción se extiende contra el director general de Emergencias y Extinción de Incendios autonómico, Alberto Javier Martín, y el secretario de Seguridad y Emergencias y director de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE), Emilio Argüeso, por la presunta desatención en sus funciones durante las fases críticas de la DANA.

La representación letrada de FETAP-CGT en este procedimiento la ostentan D. Joan Comorera Estarellas y Dª. Nuria Rey Remiro.

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Estados Unidos vs. Yemen

 

Llegan pocas noticias, pero los hutíes siguen dificultando el paso de cargueros por el Mar Rojo, y seguirán combatiendo mientras prosiga el genocidio en Gaza. Estados Unidos no ha podido asegurar el paso tranquilo de los barcos relacionados con Israel.


Estados Unidos vs. Yemen


EL VIEJO TOPO

28 noviembre, 2024

 

El 14 de noviembre de 2023, cuando se cumplía un mes de inicio del ataque genocida de Israel contra los palestinos de Gaza, Abdul-Malik al-Houthi, uno de los líderes de Ansar Allah y del Gobierno de Yemen, pronunció un discurso que fue transmitido por la televisión Al-Masirah. “Nuestros ojos están abiertos para vigilar y buscar constantemente cualquier barco israelí”, dijo. “El enemigo confía en el camuflaje en sus movimientos en el Mar Rojo, especialmente en Bab al-Mandab, y [no] se atreve a izar banderas israelíes en sus barcos”. La Bab al-Mandab, la Puerta del Dolor, es la vía navegable de 14 millas náuticas de ancho entre Yibuti y Yemen. Lo interesante es que, según el tratado de Naciones Unidas, un país reclama 12 millas náuticas como límite territorial; esto significa que gran parte de las aguas están dentro de la jurisdicción de Yemen.

Cinco días después, comandos yemeníes sobrevolaron en helicóptero el Galaxy Leader, un carguero registrado en las Bahamas y operado por la naviera japonesa NYK, pero que es propiedad parcial de Abraham Ungar (uno de los hombres más ricos de Israel). El buque sigue retenido dentro de las aguas territoriales de Yemen, en el puerto de Saleef, con sus 25 tripulantes como rehenes en la gobernación de Al-Hudaydah. Este asalto al Galaxy Leader, y después a varios otros buques de propiedad israelí, detuvo el tráfico de mercancías al puerto de Eliat, situado al final del golfo de Aqaba. Apretado entre Egipto y Jordania, este puerto – que es el único acceso no mediterráneo al mar para Israel – ya no tiene el nivel de buques de carga que tenía antes de octubre de 2023 y el operador privado del puerto ha dicho que está casi en bancarrota. En el transcurso del último año, el puerto ha sido objeto de ataques con drones y misiles procedentes de BahréinIrak y Yemen.

 

Los ataques estadounidenses no están funcionando

El Gobierno de Yemen dijo que desistiría de cualquier ataque si Israel ponía fin a su guerra genocida contra los palestinos. Como el ataque israelí continúa, los ataques de Yemen también han continuado. Estos ataques yemeníes han provocado asaltos masivos contra la ya frágil infraestructura de Yemen, incluido un ataque israelí contra la ciudad portuaria de Hodeidah en julio y ataques puntuales con misiles por parte de los Estados Unidos. Cuando se le preguntó al presidente estadounidense Joe Biden si los ataques aéreos y con misiles de los Estados Unidos contra Yemen estaban funcionando, respondió tajantemente: “Cuando dices ‘funcionando’, ¿es si están deteniendo a los Hutíes? No. ¿Van a continuar? Sí”. En otras palabras, el Gobierno de Yemen –llamado erróneamente los Hutíes por la tradición zaydí del islam que sigue una cuarta parte de la población yemení– no va a cesar sus ataques contra Israel sólo porque los Estados Unidos y los israelíes hayan estado golpeando su país. La oposición yemení al genocidio israelí supera a la comunidad zaydí, al movimiento Ansar Allah y al Gobierno yemení. Incluso Tawakkol Karman, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2011 y es una crítica del Gobierno yemení, se ha manifestado en contra de Israel.

La admisión de Biden de que los ataques con misiles estadounidenses no detendrán los ataques de Yemen ha sido acertada. Yemen se enfrentó a un bombardeo asesino por parte de Arabia Saudí desde 2015 hasta 2023, en el que los saudíes destruyeron gran parte de la infraestructura de Yemen. Y sin embargo, los yemeníes han mantenido la capacidad de atacar objetivos israelíes. En octubre de 2024, el ejército estadounidense desplegó bombarderos B-2 Spirit para golpear lo que el Pentágono denominó “cinco objetivos subterráneos”. No quedó claro si estos depósitos de armas fueron destruidos, pero muestra la creciente desesperación de los Estados Unidos e Israel por detener los ataques yemeníes. Los nombres de las misiones estadounidenses (Operación Guardián de la Prosperidad y Operación Arquero Poseidón) suenan impresionantes. Están respaldadas por una lista de grupos de ataque de portaaviones para proteger a Israel y golpear Yemen, así como grupos que intentan disuadir el genocidio de Israel. Hay al menos 40.000 soldados estadounidenses en Oriente Próximo y en cualquier momento dado al menos un grupo de ataque de portaaviones y destructores. Según la Marina estadounidense, hay dos destructores en el mar Mediterráneo (USS Bulkeley y USS Arleigh Burke) y dos en el mar Rojo (USS Cole y USS Jason Dunham), con el Carrier Strike Group 8, anclado por el portaaviones USS Harry S. Truman, en ruta hacia el Mediterráneo mientras el USS Abraham Lincoln se dirige al océano Pacífico. Hay una cantidad considerable de potencia de fuego estadounidense en la zona alrededor de Israel.

 

Una solución política

Biden no ha sido la única persona en afirmar que los ataques estadounidenses contra Yemen han fracasado. El vicealmirante estadounidense George Wikoff, que dirige la Operación Guardián de la Prosperidad, se dirigió a una audiencia en Washington D.C. desde su cuartel general en Bahrein en agosto. Wikoff afirmó que los Estados Unidos no puede “encontrar un centro de gravedad centralizado” para los yemeníes, lo que significa que no puede aplicar “una política de disuasión clásica”. Si los Estados Unidos no pueden infundir miedo a los dirigentes del Gobierno yemení, entonces no podrán detener los ataques yemeníes contra la navegación o las infraestructuras israelíes. “Ciertamente hemos degradado su capacidad”, dijo Wikoff refiriéndose a los drones y misiles derribados por las armas estadounidenses. Wikoff no mencionó que cada uno de los misiles y drones yemeníes cuesta unos 2.000 dólares, mientras que los misiles estadounidenses utilizados para derribarlos cuestan 2 millones de dólares. Al final, puede que sean los yemeníes los que estén degradando al ejército estadounidense (el “Wall Street Journal” informó en octubre de que los Estados Unidos se está quedando sin misiles de defensa aérea, y el mismo periódico informó en junio de que los Estados Unidos había gastado 1.000 millones de dólares en su guerra contra Yemen desde octubre de 2023). Al igual que Biden, Wikoff reflexionó: “¿Los hemos detenido? No”. En un interesante aparte, Wikoff dijo: “La solución no va a llegar al final de un sistema de armamento”.

Por lo que respecta al Gobierno yemení, la única solución llegará cuando Israel cese su genocidio. Pero incluso un alto el fuego podría no ser suficiente. A principios de noviembre, la funcionaria de Naciones Unidas Louise Wateridge publicó un vídeo en X de la desolación en el norte de Gaza, y luego escribió: “Una sociedad entera es ahora un cementerio”. La capacidad del Gobierno yemení de cesar los envíos a Israel y de inmovilizar a los Estados Unidos frente a sus costas podría envalentonarle para seguir con esto si Israel continúa con sus políticas ilegales de genocidio, limpieza étnica y apartheid. Tanto Wikoff como Biden están de acuerdo en que la política estadounidense no ha funcionado, y Wikoff incluso dijo que la solución no va a pasar por la fuerza militar. Tendrá que ser política.

Fuente: Globetrotter

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