Tenía que salirnos
gratis, eso nos dijeron, pero al final lo pagamos. Con nocturnidad y alevosía,
nos vaciaron la caja. La de la Seguridad Social, al menos. Los responsables
siguen ahí, disfrutando de sus altos –y bien remunerados– cargos.
TOPOEXPRESS
Aún pagamos el rescate bancario
El Viejo Topo
14 febrero,
2024
El once de
diciembre es una fecha que no queremos recordar; es y será durante años un
cumpleaños aciago. El estado español, especialmente los autónomos, trabajadores
y pensionistas, los que más contribuyen proporcionalmente al erario público,
tuvimos que abonar ese día 3.643 millones de euros al Mecanismo Europeo de
Estabilidad (MEDE). Este instrumento fue creado en 2012 para proporcionar ayuda
financiera a los países de la zona euro en dificultas financieras.
Como
recordaremos la Unión Europea, ese año, facilitó una línea de crédito de
100 mil millones de euros para rescatar a la banca española. El Gobierno del PP
utilizó unos 41.333 millones mientras vaciaba la hucha de la Seguridad Social e
impulsaba los recortes más draconianos que se recuerdan.
Fue el ex
presidente Zapatero en 2011 quien abrió las puertas a los recortes al
modificar, con el apoyo del PP y UPN, el artículo 135 de la Constitución por
presiones de Alemania. El cambio constitucional obligó al gobierno a pagar
primero las deudas antes que crear y ampliar el colchón social. El PP, cuando
llegó al poder, sólo tuvo que seguir el camino iniciado por el PSOE.
Bajo esa
premisa el Estado español ha devuelto al organismo comunitario 24.898
millones de euros, (60,2% del préstamo inicial). La cantidad prestada se
recibió en dos partes, el Gobierno del PP recibió el 11 de diciembre del 2012
la cantidad de 39.468 millones y el 5 de febrero del 2013 otros 1.865 millones
para reestructurar el sector financiero y salvar (que no se hizo) las cajas de
ahorro quebradas.
Desgraciadamente aún no hemos acabado de pagar, debemos 16.400 millones de euros que se abonarán en cuatro pagos anuales. De no hacerlo la garantía ofrecida por el ejecutivo fueron las pensiones públicas. En 2027 acabaremos de pagar y comenzaremos a devolver los préstamos Next Generation. Una gran parte de ese dinero, como hemos señalado en múltiples ocasiones, no es a fondo perdido como se nos dijo, hay que devolverlo con intereses y comisiones.
En 2012 estaba
al frente del gobierno Mariano Rajoy, siendo su ministro de Economía Luis
de Guindos: los dos afirmaron por activa y por pasiva que el rescate
bancario no le costaría ni un euro al erario público. En realidad la
financiación de la deuda se hizo también en forma de recortes en pensiones,
dependencia, sanidad y educación. Mientras, y en un ejercicio de cinismo a los
que nos habituó el expresidente afirmaba: “es un crédito a la banca que va a
pagar la banca”. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría apuntaba:[1] “se
hace con un objetivo, que no cueste un euro al contribuyente”; por su parte el
ministro De Guindos repetía: “esto no cuesta nada a los contribuyentes
españoles”. MENTÍAN.
Como
recordaremos el préstamo europeo se destinó a rescatar a Bankia, Catalunya
Caixa, Nueva Caixa Galicia, Banco de Valencia, BMN, Caja 3 Liberbank…. Ninguna
de estas entidades sobrevivió. Su supervivencia hubiera permitido devolver los
créditos europeos. No era este el objetivo del rescate, se pretendía concentrar
el capital en muy pocos bancos, controlados todos ellos por los grandes fondos
de inversión internacionales. Han sido los auténticos beneficiarios del rescate
puesto que prácticamente todo corrió a cargo del erario público. Los fondos
como BlackRocK o Vanguard se han posicionado con tal intensidad que hoy podemos
decir, sin temor a equivocarnos, que son los que dirigen el sistema
político y financiero en nuestro país.
Finalmente los
grandes bancos adquirieron o absorvieron a bajo costo las instituciones en
riesgo. El caso de la absorción de Bankia por la Caixa fue paradigmático. La
Caixa se quedó con enormes activos inmobiliarios que ahora están
revalorizándose. Su venta, sobre todo en las grandes urbes, genera unos
dividendos extraordinarios a los que el gobierno de turno renunció a cobrar. El
“gobierno progresista” no quiso construir una banca pública sobre la extinta
Bankia. Nuestro país es de los pocos que no tienen banco público digno de ese
nombre. Paradójicamente ministros que procedían de IU e incluso situados más a
su izquierda callaron, desaparecieron y enmudecieron por el foro. El debate no
era ese, estaba ocupado por el problema “Trans” y la cultura de la cancelación.
Pero todo esto
no es suficiente para el capital transnacional. Era necesario limitar aún más
el margen de maniobra de los gobiernos; así la Unión Europea decidió que se
deben sumar como deuda pública los activos inmobiliarios de todas las cajas
quebradas. Al desprenderse el Estado español de estos activos y haber asumido
su rescate, la Unión Europea nos impone que sean considerados como déficit
público. Como consecuencia la deuda pública crece. De ello se deriva una
paradoja; la Unión Europea nos puede llegar a multar por un déficit excesivo
siendo ella la responsable en parte del mismo. Para sumar un despropósito sobre
otro, ahora se impone la vuelta al ajuste financiero del 3%. Es el argumento
que utilizará la UE, si es que sobrevive a la crisis ucraniana, para promover
nuevas políticas de ajuste.
Es sangrante
observar cómo la mayor parte del dinero inyectado se ha perdido para
siempre. Como decíamos, uno de los casos más paradigmáticos fue el
de Bankia. El gobierno de Pedro Sánchez, en este caso, hizo un regalo mayúsculo
a la Caixa que pudo absorberlo a coste cero, al igual que había sucedido con
otras entidades cuando gobernaba el PP. El rescate bancario bajo Rajoy nos
había costado 32.610 millones. De ese dinero se dieron por perdidos (en
palabras de Nadia Calviño, la ex ministra) 28.133 millones (el 86,2% del
total). En este país estamos muy acostumbrados a socializar las pérdidas y a
privatizar las ganancias.
La gran
paradoja es el estruendoso silencio de la izquierda política y sindical. La
lucha cainita y el relato electoral les ocupan todas las energías. Es por eso
que nadie menciona el enorme desfalco a las clases trabajadoras y a los
pensionistas que ha supuesto la “salvación” de la banca. Nadie, a la izquierda
a la izquierda del PSOE, exige responsabilidades. Estamos huérfanos de
alternativas. La izquierda, como lo definiría Domenico Losurdo, está ausente
del debate social.
Nota:
[1] Curioso personaje este que una vez abandonado el cargo pasó a
defender los intereses de las grandes multinacionales contra el Estado español.
Gracias a su intercesión España ha sido condenada y habrá de pagar multas muy
importantes por culpa de las chapuzas realizadas por Mariano Rajoy y la
denominada ley del impuesto al sol, de cuya redacción ella era responsable como
vicepresidenta del gobierno.