miércoles, 15 de septiembre de 2021

Iglesia S.A. [Que sus lo vengo diciendo: que sus améis los unos a los otros como yo os he amado. Que si sus zumban un zoquetazo de campeonato en una ceja poned la otra hasta que sus la machaquen del todo, que para eso Dios que está en los cielos sus dio dos cejas. Que me hagáis caso que ya me estáis hartando. Que le deis a Dios lo que le queráis dar, pero el patrimonio robado al Estado al Estado lo debéis devolver y, por vuestro bien sus lo digo, no sus acerquéis más a mí, porque como agarre a uno le retuerzo el pescuezo y vamos a tener lío. Que así se escriba y así se haga, etcétera, etcétera.]

 

Iglesia S.A.

 

Por Josemari Esparza Zabalegi

Rebelion / España 

Fuentes: Naiz

15/09/2021

 

El monumental escándalo de las inmatriculaciones de la Iglesia, propiciadas por el PP y blindadas por el PSOE, va para largo. No estamos en Francia o Alemania. Ni siquiera en Portugal, donde es impensable lo ocurrido aquí. Las inmatriculaciones son producto «made in Spain», porque la esencia de su Iglesia responde al Estado retrógrado, oscurantista y corrupto que –salvo breves primaveras republicanas– le ha permitido hacer cuanto quiere a lo largo de la historia.

Conste que cuando en 2007 unos pocos iniciamos esta causa, teníamos tantos frentes abiertos para pelear que la Iglesia (española, precisemos), era la mosca que menos nos picaba. Unos éramos ateos, pero no clerófagos; otros creyentes, cándidos hasta para creer que la heredera de Jesús no podía hacer tal sinvergüenzada. Incluso los había meros ciudadanos conscientes que, una vez denunciado el escándalo, pensaban que las instituciones democráticas actuarían en consecuencia y desharían el entuerto. Tonto de mí, yo hasta esperaba que, ante la protesta popular, incluso de amplios sectores católicos, la jerarquía se avendría a negociar, por no escandalizar a su rebaño con tantos pecados y malaventuranzas. Por puro marketing, vamos.

Pasados los años, hemos reconocido nuestro error. La avaricia de la cúpula eclesial es mayor de lo que nadie podía imaginar. La distancia entre lo que hace y predica, galáctica. El afán de poder y de acumular, su única razón de ser. Un vistazo al reciente libro “Iglesia S.A.”, de Ángel Munárriz, demolerá las dudas que queden.

Alguien definió a la Iglesia como una empresa con productos a la venta: Dios, perdón, salvación; su logotipo la cruz; oficinas centrales en el Vaticano; consejo de administración en el colegio cardenalicio; delegaciones en todo el mundo y una clientela fidelizada que ellos mismo llaman «rebaño». Su objetivo, la propia Iglesia: permanecer, crecer, acumular.

En suma, sacrificar principios y valores en el altar del más prosaico economicismo. «No hay punto de la Iglesia donde se rasque sin que aparezca, bajo la piadosa cáscara, el color del dinero», nos dice Munárriz.

Además, es una empresa en rescate permanente: sus ingresos están privatizados; sus gastos, socializados. Según Europa Laica, la Iglesia española se lleva al año 11.000 millones del Estado, a través de IRPF, exenciones de impuestos; conservación de sus edificios; sueldo de profesores de religión; conciertos educativos; subvenciones; sueldo de sus capellanes… Y siguen quejándose.

Ningún gobierno ha dejado de engrosar sus arcas y prebendas. A lo acumulado durante el franquismo, Felipe González añadió el invento de la cruz en el IRPF. Aznar mejoró el sistema y además cambió la Ley Hipotecaria para que pudiera inmatricular a mansalva. Y cuando la Unión Europea obligó a España a acabar con la escandalosa exención del IVA, llegó Zapatero con un privilegio aún mayor, aumentando un 33% la asignación del IRPF. La Iglesia siempre gana.

«Una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del clero», decía el artículo 26 de la última constitución republicana. Respondieron con una Cruzada de Liberación.

Pero el escándalo de las inmatriculaciones, ese burdo sistema de acumulación patrimonial, solo tiene parangón con los antiguos sistemas de saqueo. La Inquisición fue el gran invento para hacerse con las propiedades de los que hacían ceniza en los autos de fe. De paso, la imagen infernal de los que ardían activaba la venta de indulgencias, aquellas txartelas que posibilitaban estar un rato menos de eternidad socarrándote en el purgatorio, otro invento diabólico, otrora dogma de fe, del que ahora nadie habla porque ha dejado de ser rentable.

Las indulgencias provocaron la división de la Iglesia, pero la pasta era lo primero. Trajeron como producto derivado la venta de reliquias, otro gran negocio hasta tiempos recientes. Los pueblos las compraban; la Iglesia las autentificaba; los peregrinos las adoraban y se llevaban a buen precio un zacuto de indulgencias. Están documentados hasta diecisiete brazos de San Andrés; trece de San Esteban, doce de San Felipe; gotas de leche de María; pañales del Niño Jesús; mechones del pelo de Cristo; plumas del arcángel San Gabriel; estornudos del Espíritu Santo; suspiros de San José; veintiún clavos de la cruz y 850 espinas de la corona. En la iglesia de Reims estaba el «santo prepucio de Cristo», como nuevo, es de suponer. En la iglesia de San Martín de Lucca se veneraba «el santo cordón umbilical» del niño Jesús; en Tréveris el peine de la Virgen; en Extremadura había pedazos de la túnica de Cristo; pelos de su barba; astillas de su cuna; gotas de su sangre. Dedos de santos a cestañadas: solo de San Juan Bautista se cuentan sesenta y de Santa Juliana hay cuarenta cabezas, todas ellas auténticas. Y no se rían, siquiera por respeto a quienes arrojaron al fuego por no creerlo. Las reliquias, como todos sabemos, producían no pocos milagros, que derivaban en centros de peregrinación. Puestos a inventarse cosas, la Iglesia inventó hasta el turismo.

Las inmatriculaciones ha sido el último intento acaparador, con el mismo descaro, la misma trapacería, la misma intención saqueadora de siempre. Ya no recurren a la guerra santa; desaparecieron los Estados Pontificios y la Inquisición; borraron de las liturgias el infierno y el purgatorio… Hasta cambiaron el Padrenuestro, trocando «deudas» por «ofensas» en el «perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores», lo cual no es lo mismo.

En lo único que la Iglesia mantiene una coherencia absoluta es en su pasión enfermiza por los bienes terrenales, para bochorno de los verdaderos cristianos, que haylos. Con esos pecadores profesionales nos enfrentamos quienes luchamos por la recuperación de los bienes arrebatados a nuestros pueblos.

Josemari Esparza Zabalegi es editor.

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Descubrimiento de gas natural en Mozambique: más tragedias que esperanzas económicas. [Yo de medio ambiente, tres cuartos de ambiente y ambiente entero, lo mismo que de muchas otras cosas sé poco, poquito, tirando a nada, de modo que no me hagan mucho caso, pero por lo que escucho y sobre todo por lo que leo, porque escuchar la verdad es que procuro escuchar poco, el mundo no rula bien. Creo que hay parados que no van a encontrar trabajo en su vida, corrupción a tuti, pero que a tuti plem, incluso que hay guerras y otras preparadas, hambre hay por un tubo, falta de agua potable, los montes, que cuando un monte se quema algo suyo se quema, señor conde, arden con una facilidad pasmosa, sin contar a las bandas de criminales que echan a la gente de sus casas y sus tierras para meter candela a bosques inmensos…, en fin, ya digo, que el mundo parece que no carbura a favor de la inmensa mayoría de su población, y esto es lo que me lleva a hacerles la siguiente pregunta a ver si por un casual o por hache o por be ustedes están más puestos en este barullo y me la pudieran responder, por el amor de Dios, una limosnita. ¿Cómo se podrá arreglar la situación de Mozambique aplicando una política medioambiental integral con su desarrollo sostenible, sustentable, sostenido, por sostener y demás, educación para el desarrollo sostenible y toda la pesca?, porque Mozambique si no estoy yo malinterpretando la cosa forma parte de la madre naturaleza Tierra, no? Que Dios se lo pague. Y es más, que lo bendiga.]

 

En Mozambique el hallazgo de un enorme yacimiento de gas natural en su costa norte, explotado por las mayores empresas energéticas del mundo, ha conllevado la corrupción y la insurgencia yihadista.


Descubrimiento de gas natural en Mozambique: más tragedias que esperanzas económicas

Vijay Prashad

El Viejo Topo

15 septiembre, 2021

 

El 18 de febrero de 2010, Anadarko Moçambique, una filial de Anadarko Petroleum (comprada por Occidental Petroleum en 2019), ​descubrió un enorme yacimiento de gas natural en la cuenca de Rovuma, frente a la costa del norte de Mozambique. Durante los años siguientes, algunas de las mayores empresas energéticas del mundo se acercaron a la provincia de Cabo Delgado, en donde se encuentra la cuenca. Entre estas empresas, se encontraban corporaciones como la francesa TotalEnergies SE (que compró el proyecto de Anadarko), la estadounidense ExxonMobil y la italiana ENI, que colaboró con la China National Petroleum Corporation para la “exploración y producción de petróleo y gas”.

Los descomunales proyectos de Gas Natural Licuado (GNL) de estas empresas tienen (según el Standard Bank Mozambique) un valor potencial de 120.000 millones de dólares. TotalEnergies SE y ExxonMobil controlan las concesiones más lucrativas. Esta valoración se produce al mismo tiempo que Mozambique ocupa el puesto 145 – entre 155 países – en el Índice de Desarrollo relativo al Género (según el Informe de Desarrollo Humano 2009), y el puesto 172 – entre 182 países – según el Índice de Desarrollo Humano. El inmenso hallazgo del yacimiento de gas natural y estos proyectos de GNL debían estar destinados a beneficiar económica y socialmente a un Mozambique empobrecido.

En 2014, el ministro de Finanzas mozambiqueño, Manuel Chang, declaró que los ingresos obtenidos de este enorme hallazgo de gas natural permitirían al Gobierno de Mozambique “invertir en energía, turismo e infraestructura. Los corredores de Nacala, Beira y Maputo, que fomentarán una mayor comunicación regional, se están desarrollando para ofrecer oportunidades únicas. La agricultura está en la base de nuestro desarrollo, y la pesca también es muy importante, ya que tenemos un litoral de 2.700 kilómetros”.

Chang dijo ser consciente de los peligros que supone una afluencia masiva de ingresos como consecuencia del descubrimiento (un problema llamado la enfermedad holandesa). “Vamos a utilizar los ingresos de los recursos minerales para diversificar y reducir la desigualdad”, dijo. “Estamos invirtiendo mucho en educación y sanidad, porque entendemos que sin una población cualificada y sana no puede haber crecimiento”.

A primera vista, Mozambique parecía destinado a un futuro brillante. El hallazgo de gas natural ayudaría a generar dinero para su Gobierno, cuyos funcionarios parecían lo suficientemente inteligentes como para evitar la “maldición” de los recursos. Pero todo se fue desviando. Dos tragedias atravesaron Mozambique: un levantamiento arrasó con el norte, la misma región de la bonanza del gas natural, y un escándalo de corrupción paralizó al Gobierno, con la detención de Chang en Sudáfrica en 2018.

Criminales de cuello verde

En 2017, militantes armados tomaron el control de amplios sectores de la provincia mozambiqueña de Cabo Delgado. Operaban bajo la bandera de al-Shabaab (los jóvenes). Estos jóvenes, que formaban parte de al-Shabaab, procedían de Cabo Delgado, Nampula y Niassa. Todas estas provincias vieron aumentar sus niveles de pobreza tras el hallazgo de gas natural (en Niassa, el índice de pobreza se duplicó entre 2008 y 2014). Al mismo tiempo, el Estado actuaba con violencia extrema contra la población (empobrecida) de estas provincias; por ejemplo, en 2014 la Unidad de Intervención Rápida de Mozambique (Força de Intervenção Rápida) arremetió violentamente contra personas desesperadas que intentaban ganarse la vida en los campos de rubí de la segunda ciudad más grande de Cabo Delgado, Montepuez.

Bonomade Machude Omar, líder de Al Shabaab, nació en Palma, se crió en las escuelas gubernamentales e islámicas de Mocímboa da Praia y se entrenó en las fuerzas militares de Mozambique, todo esto, antes de reunir a varios jóvenes para que le apoyaran contra la extrema pobreza que se vivía en las provincias del norte del país. Omar dirigió primero este levantamiento contra la pobreza en las provincias mozambiqueñas ricas en gas natural, bajo la bandera de Al Shabaab y, más tarde – de forma intempestiva –, bajo la del Estado Islámico.

Por ello, el Departamento de Estado de Estados Unidos lo ha definido como terrorista, y los militares de Ruanda y de la Comunidad de Desarrollo de África Austral, que incluye tropas de Botsuana, Lesoto, Sudáfrica, Angola y Tanzania, están operando ahora junto al ejército de Mozambique en Cabo Delgado. Se encargan del trabajo sucio para ExxonMobil y TotalEnergies SE.

Criminales de cuello blanco

Mientras tanto, en un salón de Maputo, la capital de Mozambique, ha comenzado un juicio. 19 hombres han sido “acusados de chantaje, falsificación, malversación y lavado de dinero”. Se les señala por un escándalo de corrupción de 2.000 millones de dólares de “deuda oculta”. Entre 2013 y 2014, estos hombres crearon tres empresas para aprovechar el descubrimiento de gas natural. ProIndicus se creó en enero de 2013 para proporcionar seguridad a las multinacionales energéticas; Ematum, constituida en agosto de 2013, se creó con el pretexto de ser una empresa de pesca de atún, que trabajaría en las costas del norte; MAM, constituida en mayo de 2014, iba a proporcionar servicios de astillero para las multinacionales energéticas. Cada una de estas empresas era copropiedad del servicio de inteligencia de Mozambique, conocido como Serviço de Informações e Segurança do Estado (SISE). Ninguna de ellas existía más allá de los papeles; el director general de las tres empresas era António Carlos do Rosário, un alto funcionario del SISE.

La mayor parte de las pruebas disponibles utilizadas para este caso proceden de las acusaciones en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Nueva York, ya que los bancos neoyorquinos ofrecieron sus servicios para los sobornos que anclaron los acuerdos. Las tres empresas papeleras – controladas por altos funcionarios del gobierno de Mozambique – obtuvieron préstamos por valor de 2.000 millones de dólares de Credit Suisse y VTB Capital (denominados Investment Bank 1 y 2 en las acusaciones). Los préstamos, que representan el 13% del PIB de Mozambique, fueron tramitados por consultorías (Palomar) y sociedades de cartera (Privinvest) y en ellos participaron personas de diversas nacionalidades (Mozambique, Emiratos Árabes Unidos, Líbano, Nueva Zelanda, Reino Unido y Bulgaria) implicadas en el escándalo de la “deuda oculta”.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendió los préstamos a Mozambique en abril de 2016, justo después de que se conociera el escándalo de la deuda oculta. La economía de Mozambique se contrajo cuando los donantes internacionales se unieron al FMI para cortar las infusiones de capital, lo que llevó a que el metical, la moneda de Mozambique, se hundiera en un tercio de su valor. En 2019, Mozambique se esforzó por renegociar su deuda, luchando por evitar el embargo de los futuros ingresos de los campos de gas por parte de los ricos tenedores de bonos.

No hay ejércitos que se apresuren a lidiar con este escándalo, ya que Manuel Chang está sentado en Sudáfrica luchando contra la extradición a los Estados Unidos, mientras António Carlos do Rosário, Gregorio Leao y Cipriano Sisinio Mutota – todos ex funcionarios del SISE – se sientan en una sala de audiencias en Maputo. Junto a ellos se encuentra en el banquillo de los acusados Ndambi Guebuza, hijo del ex presidente mozambiqueño Armando Guebuza. Es poco probable que impliquen al sistema.

Por ejemplo, el ex presidente Armando Guebuza no se enfrenta a ninguna acusación, ni tampoco su ministro de Defensa ni el actual presidente, Filipe Nyusi. Tampoco lo está uno de los hombres más ricos de Francia, Iskandar Safa, que está demandando a Mozambique por su dinero después de que su socio – Jean Boustani – fuera absuelto por un tribunal estadounidense por reparos de jurisdicción. Los bancos, Crédit Suisse o VTB Capital, tampoco están siendo procesados en los tribunales.

Una tragedia – un levantamiento contra la pobreza que ha tomado por conveniencia el manto del Estado Islámico – se enfrenta a toda la ira de los ejércitos africanos. Mientras tanto, otra tragedia – el robo criminal de miles de millones de dólares a un país pobre – se está resolviendo en los tribunales y en la trastienda. Omar es el villano del día, mientras que Chang, Carlos do Rosário y sus asociados se enfrentarán al acoso y a cortas penas de cárcel.

Los verdaderos ladrones, mientras tanto, se sentarán en el Cavalli Club de Dubai y disfrutarán de sus filetes de Wagyu de grado superior – de 700 dólares –, mientras sonríen y planean sus próximos negocios.

Fuente: Globetrotter.

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