lunes, 20 de mayo de 2013

MARIANO RAJOY, EL BUEY DE ÁNGELA MERKEL, SIMPLÓN, TRISTE Y LADRÓN PARA LOS QUE RESULTAMOS ROBADOS: ¿HA ROBADO LOS 60 MIL MILLONES DE EUROS DEL FONDO DE RESERVA DE PENSIONES, PARA PAGAR A LAS EMPRESAS Y BANCOS QUE PREVIAMENTE NOS HABÍAN ROBADO Y QUE TIENEN SUS FONDOS EN LOS PARAÍSOS FISCALES?

La posible dación en pago de las autopistas al Estado alarma al sector 

Una empresa pública tomará en prenda las radiales y compensará a las constructoras que no pagan los préstamos recibidos para construirlas 

El modelo de concesiones privadas con el que se financiaron hace una década convierte a la Administración en garante en caso de bancarrota
(Las previsiones de tráfico de estas autopistas nunca se han cumplido.) 

Antonio Ruiz del Árbol 
ELDIARIO.ES
19/05/2013

OHL asegura que Fomento estudia transmitir las autopistas con problemas a una empresa pública 

Fomento capitalizará en la sociedad de rescate de autopistas las ayudas de 473 millones dadas al sector 

“Es una fórmula de ‘dación en pago’, pero a lo bestia”. La afirmación es de un ingeniero de caminos que hace quince años participó en el proceso de articulación de la fórmula de concesiones a empresas privadas para la construcción de las llamadas autopistas radiales. Ahora cuando una buena parte de estas infraestructuras está en quiebra, se echa las manos a la cabeza ante el plan del “mal llamado rescate” por el que el Gobierno y el Ministerio de Fomento proponen la creación de un “banco malo de las autopistas” que “tomará en prenda las radiales que están quebradas” y liberará a promotores y bancos de las obligaciones de financiación y explotación que contrajeron.

Para colmo, les compensará con diversas fórmulas. “Lo peor es que todo es legal”, se lamenta, ya que en el diseño de los proyectos de financiación de las autopistas “se establecía la responsabilidad patrimonial de la Administración”.

El debate sobre la creación del “banco malo de las autopistas” es uno de los asuntos que, entre otros, se ha suscitado durante la reciente “Cumbre de la Ingeniería española 2013” celebrada la pasada semana en Madrid. Precisamente la ministra de Fomento, Ana Pastor, clausuró el encuentro, aunque en su discurso no hizo mención al tema. 

Los ingenieros más críticos muestran su indignación por el agravio comparativo que se establece entre “la bendición que el Gobierno hace de esta fórmula de reversión de activos” (en referencia a las autopistas radiales), y su negativa a articular una formula de ‘dación en pago’ para las familias propietarias de pisos que se han visto pilladas por la recesión económica y no pueden hacer frente a sus hipotecas.

Nacionalizar las pérdidas 

La drástica reducción de la circulación de automóviles como consecuencia de la crisis económica, la fórmula con la que se abordó la expropiación de los terrenos para construir las autopistas y “la falta de rigor de las previsiones de los tráficos que podrían atraer cada una de ellas” son las causas que, según los ingenieros, provocaron la situación crítica a la que se enfrentan las radiales de Madrid, la autopista de circunvalación de Alicante, o los tramos de Alicante-Cartagena o de Cartagena a Vera. De hecho las concesiones de Madrid-Toledo, la R-4, Accesos de Madrid y Autocosta están en concurso de acreedores. La pelota de sus deudas se aproxima a los 4.000 millones de euros, y a esta cifra hay que sumar otros 1.800 del sobrecoste por las expropiaciones.

Entre las empresas constructoras responsables de las radiales en dificultades se encuentran Abertis, Cintra, Acciona, ACS, Sacyr, FCC, Ferrovial, OHL o Glbalvía. Hay también algunas entidades financieras como Bankia, BMN (las antiguas cajas del levante) o Unicaja, en el capital de las concesionarias. 

Para atajar una situación que amenaza con volverse contra las constructoras, bancos y Gobierno, el Ministerio de Fomento está poniendo a punto un plan para crear el que ya se conoce como “banco malo de las autopistas”. Será una empresa pública que tomará en prenda una decena de carreteras de alta capacidad.

El departamento que encabeza Ana Pastor acepta la reversión de las autopistas, pero exige a bancos y concesionarias un descuento de entre el 20% y el 50% de las cantidades que han gastado los promotores en la construcción y el mantenimiento de las infraestructuras.

 Activos tóxicos 

 Pero, es que ¿además de quedarse con activos tóxicos como son unas radiales que nadie quiere utilizar, el llamado banco malo de las autopistas va a tener que resarcir con fondos públicos a las empresas y bancos responsables del desastre? Los ingenieros aseguran que figura ideada en el modelo concesional que dio vida en su día, y en plena burbuja del cemento, a las radiales, establecía la "responsabilidad patrimonial de la Administración". 

De este modo si, como finalmente ha ocurrido, las autopistas de concesión privada no captaban el tráfico y el volumen de peajes que las hacía viables y entraban en quiebra, sus promotores podrían acogerse a una fórmula de dación en pago de manera que se liberaban de sus responsabilidades entregando la carretera en prenda a los bancos que les habían prestado el dinero para construirla. Pero ¿qué pueden hacer los bancos con una infraestructura que durante una década ha mostrado su completa inutilidad, más allá de engordar un negocio pura y simplemente especulativo?

Como la banca no está dispuesta a explotar autopistas ruinosas, por un lado presiona a las constructoras para que devuelvan los créditos y, por otro, a Fomento para que defina de una vez la figura de la sociedad pública. Así se pone en marcha la “responsabilidad patrimonial de la Administración” que obliga al Estado a hacerse cargo en última instancia de unos activos tóxicos, con lo que de nuevo se nacionalizan las pérdidas de las empresas privadas. Además, y esta es la parte que retrasa la puesta en marcha del plan, resarcirá a las concesionarias morosas con unas cantidades de dinero público que podrían oscilar entre 2.500 y 3.500 millones. 

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SI LA PRENSA ESPAÑOLA NOS RETIENE INFORAMCIÓN O TUERCE LO QUE NOS DICE DE ESPAÑA, ¿POR QUÉ RAZÓN NOS VA A CONTAR LA VERDAD SOBRE VENEZUELA?


Desabastecimiento en Venezuela: ¿de productos, ideas o decisiones? 


Juan Carlos Monedero
Público.es
16 mayo, 2013

Los que conocen América Latina saben que la noticia en el continente no es que los ciudadanos hagan cola en los supermercados para adquirir pollo o azúcar y que la ausencia de papel higiénico no es un drama que convoque a un concierto de solidaridad en Lima. Desgraciadamente, el problema es que la gente no ha tenido nunca posibilidad siquiera de acercarse masivamente a los supermercados. Una parte importante del continente sabe de las compresas, a lo sumo, por los anuncios de las televisiones privadas, no porque haya tenido nunca capacidad adquisitiva para alcanzar ese espacio de comodidad y seguridad femeninas. Lo digo porqueuno de los videos que airea la oposición ha escogido el tema de la falta de compresas como señal evidente de los males del “comunismo” (de dónde saca la oposición venezolana dinero para hacer tantos anuncios tan caros, sigue siendo un misterio). Los problemas en América Latina, aun siendo un avance sustancial tener acceso a todos los productos de higiene necesarios, siguen siendo, desgraciadamente, más urgentes. Como dijo en su día Lula, la revolución en América Latina significa comer tres veces al día. Cuando tienes resueltos los elementos esenciales de la supervivencia viene el resto. Es una buena noticia que la ciudadanía venezolana proteste reclamando los avances que va logrando.

Hoy, cuando los estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid están encerrados en el Rectorado porque van a ser expulsados por no poder hacer frente al último pago de la matrícula, volvemos a encontrarnos con noticias catastrofistas acerca del “desabastecimiento” en Venezuela. Cierto que allí los estudiantes universitarios no protestan (Venezuela tiene el segundo mayor número de estudiantes universitarios de toda América Latina), pero a los medios españoles les parece conveniente reseñar noticias de aquel país antes que del nuestro. ¿Acaso no es más relevante carecer de suficiente papel higiénico en comparación con tener a uno de cada dos jóvenes en paro? ¿No es más instructiva la foto de la gente haciendo cola en un supermercado caraqueño que la de un nuevo desahuciado que se quita la vida en Murcia? Pero que nadie se engañe: lo importante de que haya problemas con algunos productos en Venezuela tiene sentido solo si los medios de comunicación de Europa lo reseñan a bombo y platillo. Hay una parte de todo esto que es una estrategia. Recuerda demasiado al desabastecimiento en el Chile de Allende previo al golpe de Estado.

Que en el país caribeño y petrolero hay cuellos de botella puntuales en el acceso a algunos bienes no es una novedad, especialmente cuando una parte importante de la población ha subido de nivel social y tiene la posibilidad de alimentarse como no lo había hecho en los últimos cuarenta o cincuenta años. Dicho esto, es igualmente cierto que no hay ninguna razón de peso para que determinados productos no estén en los estantes de los supermercados de un país que no tiene problemas económicos (recordemos que Venezuela tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo). ¿Qué está pasando entonces? 

Tres asuntos están detrás de los problemas que ha habido estos días con la harina, el aceite, el azúcar, el pollo o algunos productos higiénicos. En primer lugar, es evidente que el desabastecimiento forma parte de la estrategia de desconocimiento del resultado electoral del 14 de abril por parte de la derecha venezolana. Son los mismos que no reconocen al Presidente Maduro –pese a que toda la comunidad internacional, salvo EEUU, lo ha hecho, y pese a que la auditoría del CNE demuestra una coincidencia del 99,98% en los datos- quienes están colaborando en crear esa ausencia de productos con una triple intención: debilitar al gobierno, subir los precios regulados de algunos bienes y arrancarle más dólares subvencionados que les permita seguir importando bienes que luego ponen en el mercado venezolano a precios desorbitados (estas dos últimas cosas ya las han conseguido en estos dos últimos días). La condición importadora de Venezuela, herencia de su condición de país rentista, sigue dando un peso desorbitado a los grandes empresarios de la distribución. 

En segundo lugar, el clima de zozobra creado por la oposición (que, recordemos, ha sacado un altísimo resultado electoral), aireado hasta el paroxismo por los medios de comunicación (más del 80% de los medios de comunicación en Venezuela están en manos privadas), genera una situación de inquietud que invita a compras muy por encima de las necesidades incluso mensuales. Si mañana todos los españoles fuéramos a comprar la leche que consumimos en un mes, es bastante probable que hubiera unos días con desabastecimiento en las tiendas. Los medios llevan dos meses creando un clima que pareciera de guerra civil –que en absoluto se corresponde con la realidad- pero que lleva a mucha gente a acaparar por culpa del miedo que se genera.

Hay una tercera razón, no menos relevante, cuya responsabilidad corresponde enteramente al gobierno bolivariano. Es un problema acumulado en los 14 años de “revolución” y que reclama una solución urgente si no se quiere poner en peligro un proceso que se juega en cada elección avanzar o fracasar. El aumento de la capacidad de consumo de los venezolanos (en estos años, la pobreza se ha reducido a la mitad) no ha venido acompañado del incremento de la capacidad productiva interior suficiente para cubrirlo (pese a que se han intervenido 7 millones de hectáreas para hacerlas productivas). Esto ha determinado que ese incremento del consumo ha sido en buena medida importado. Mientras el consumo per cápita creció en promedio 3.7%, la producción ha aumentado solamente el 0,8%. Igual ocurre con el crecimiento de la agricultura, muy por debajo en su participación en el PIB de lo que debiera (está en el 4’5% cuando debiera llegar, cuando menos, al 12%).

 Desde 2003 existe en Venezuela un control de cambios que lleva a que sea el gobierno quien entregue los dólares necesarios para la importación. Esta medida fue tomada por Chávez durante el paro patronal debido a la salida masiva de capitales del país que lo amenazaban con su hundimiento (los ricos siempre tienen esas herramientas al margen de las urnas). Hay consenso en Venezuela de que el control de cambios ya no es útil, entre otras razones porque el gobierno entrega dólares a 6,30 bolívares y los importadores luego etiquetan los productos importados como si los hubieran pagado a 25 o 30 bolívares (el precio que alcanza el dólar en el mercado negro). El precio del dólar oficial es papel mojado para los especuladores en Venezuela. Al mismo tiempo, una ineficiente burocracia es incapaz de frenar los abusos de los especuladores, sin contar con que también existen sectores corruptos en la administración contra los que no se termina de actuar contundentemente.

Igualmente hay un control de precios finales, que ha intentado frenar la inflación y la especulación, pero tampoco han funcionado pues de nada sirve fijar el precio final de un producto si no se fijan también los precios de las materias primas, de la maquinaria y demás insumos (lo que puede desembocar, como ha ocurrido en no pocas ocasiones, en que no era rentable producir, fomentándose las importaciones). La ineficiencia no solamente es la que está detrás de la corrupción, sino también detrás de comportamientos que a veces hacen inútil el esfuerzo económico encaminado a pagar la deuda social que padeen aún los sectores más humildes.

Los empresarios presionan para que la entrega de dólares que otorga el gobierno fluya más deprisa (el negocio del siglo en Venezuela: aunque importaran contenedores de piedras se enriquecerían desmesuradamente) y para que desaparezcan los controles de precios (lo que dispararía la inflación aún más). En definitiva, el gobierno “rumbo al socialismo” está financiando a los empresarios importadores y a los especuladores, es decir, está enriqueciendo al sector menos productivo de la economía venezolana. 

El apretado resultado que alcanzó el Presidente Maduro después del duro golpe que supuso la desaparición de Hugo Chávez exige al gobierno bolivariano respuestas decididas. Es difícil sentar las bases de la transición al socialismo con las armas melladas de una economía rentista y sometida a los estímulos desmesurados de la corrupción y la especulación. En España, la disciplina fiscal empezó cuando apareció en los periódicos Lola Flores esposada por defraudar a hacienda. Venezuela necesita mano dura contra los acaparadores, contra los especuladores y contra los corruptos. Necesita activar de manera más decidida los controles populares para frenar los comportamientos económicos lesivos para el conjunto, en primer lugar la inflación (mucho más problemática que la ausencia de papel higiénico). Y necesita poner en marcha una política económica que, al tiempo que garantiza el crecimiento del PIB (como ha sido el caso de estos años), logra que ese crecimiento sea “de calidad” (en expresión del economista Víctor Álvarez), fomentando la producción interna y dejando de subsidiar las importaciones. Y para ello, la política fiscal, estimulando un tipo de comportamientos y castigando otros, es esencial, como bien sabemos para nuestra desgracia en la Europa de la austeridad.

Todos los logros sociales que está alcanzando Venezuela, tanto dentro del país como en forma de impulso político en el continente, no pueden ponerse en almoneda por una mala gestión económica de no tan difícil solución. La Venezuela bolivariana necesita una gestión más sensata. Hace falta un esfuerzo decidido en la formación de servidores públicos capaces, concienciados y estables (¿por qué sigue vigente en “revolución” esa costumbre insalubre de cambiar todos los cuadros de una institución cuando cambia el titular, aun siendo del mismo signo político?). Un gobierno cohesionado y un cuerpo de funcionarios que ejecuten ese Plan de la patria 2013-2019 aprobado en dos elecciones. Venezuela sigue teniendo pendiente hacer gestores socialistas y hacer socialistas a los gestores. El socialismo también reclama eficiencia. Y la eficiencia hoy es tan revolucionaria como ayer lo era el asalto al palacio de invierno. El socialismo del siglo XXI necesita ser austero, pero no quiere tener nada que ver con ninguna escasez que no decidan los pueblos. Y el pueblo de Venezuela, a día de hoy, aún no ha decidido en esa dirección. 

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O DESPERTAMOS O NOS DUERMEN PARA SIEMPRE

Estados Unidos contra la Unión Europea 

TODOS CONTRA TODOS

Pepe Escobar 
Asia Times Online
Rebelión 20.05.2013
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens 

París.– Amantes del turbo-neoliberalismo, alegraos. Y llevad vuestras botellas de Moet a un asiento de primera fila cercano al ring; no habrá este verano un combate más sucio de todos contra todos que los rounds de apertura que oponen a dos gigantes occidentales. Olvidad el “pivoteo” del Pentágono hacia Asia sin abandonar el Medio Oriente; nada es comparables a este viaje a las entrañas del turbo-capitalismo, digno de un neo-Balzac

Hablamos de un nuevo Santo Grial, un trato de libre mercado entre EE.UU. y la Unión Europea; la llegada de un gigantesco mercado interno transatlántico (25% de las exportaciones globales, 31% de las importaciones globales, 57% de las inversiones extranjeras), en el cual los bienes y servicios (pero no la gente) circularán “libremente”, lo que en teoría sacará a Europa de su actual "mieditis".

El problema es que para llegar a ese mundo feliz presidido por el "Dios Mercado", Europa tendrá que renunciar a algunas de sus complejas normas jurídicas, ecológicas, culturales y sanitarias.

En ese kafkiano/orwelliano paraíso burocrático también conocido como Bruselas, hordas de anónimos clones de los hombres con bombines de los cuadros de Magritte se quejan abiertamente de esta “aventura”; existe un consenso creciente de que Europa tiene poco que ganar y todo que perder en el asunto, en contraste con los ridiculizados enemigos de la integración europea, así como los fanáticos de una Europa “pro estadounidense” y “ultraliberal”.

Y de nuevo el peligro amarillo 

La cosa se pone cada vez más curiosa cuando se observa que la mayor parte de las naciones europeas realmente desean un acuerdo de libre mercado desde hace bastante tiempo, a diferencia de EE.UU., mucho más proteccionista. A estas alturas, por lo menos oficialmente, ni una sola nación de la UE se opone al acuerdo. Y la razón extraoficial es que nadie puede permitirse que lo califiquen de enemigo de EE.UU.

La Comisión Europea (CE) estima que el crecimiento del Producto Iinterno Bruto de la UE, en conjunto, aumentará un 0,5%, lo que no es exactamente un objetivo chino. Los estadounidenses, por otra parte, están mucho más excitados; el Senado de EE.UU. estima que sin aranceles las exportaciones de EE.UU. a Europa aumentarán casi un 20%.

El meollo del asunto al cerrar el acuerdo será la armonización de las reglas a las que se culpa de bloquear la cacareada circulación de bienes totalmente libre. “Armonizar” significa diluir las reglas europeas. Y ese es el problema: Washington no quiere solamente un acuerdo transatlántico. La cuenta regresiva final es crear una inalterable libre competencia global que posteriormente se impondrá por doquier; el código para abrir totalmente el mercado chino, sin ninguna restricción en absoluto, a las corporaciones occidentales.

El Fondo Marshall Alemán de EE.UU. va directamente al grano; el capitalismo occidental debe seguir siendo la norma universal, contra la “amenaza” del capitalismo chino dirigido por el Estado. La ironía de que el capitalismo chino ha sido –y seguirá siendo– el salvador de la crisis masiva y continua del capitalismo occidental, queda reducida a cenizas.

También se supone que el trato entre Estados Unidos y la Unión Europea será la guinda de un pastel de acuerdos que ya han sido cerrados por EE.UU. con naciones individuales en Asia. No cabe ninguna duda de qué lado es el más fuerte. El Presidente de EE.UU. Barack Obama ya lleva a cabo relaciones públicas de alto riesgo, declarando en toda ocasión posible que Europa ha tenido problemas para encontrar una receta para el crecimiento. Y EE.UU. puede contar con elementos de quinta columna como el Comisionado Europeo de Comercio, Karel De Gucht, para quien los franceses –que defienden numerosas excepciones– ya están aislados.

Que no quepa la menor duda: Washington apostará todo, al estilo de Iron Man 3, como la destrucción de las normas europeas sanitarias y fitosanitarias y la “liberalización” de los alimentos, todo lo genéticamente modificado desde la carne realzada con hormonas al pollo con cloro. Las molestas reglas establecidas por los hombres anónimos de Bruselas se ridiculizan rutinariamente en Washington como “no científicas”, a diferencia de las inexistentes reglas estadounidenses.

El definitivo hombre del bombín 

Los ciudadanos europeos sorprendidos, recién comienzan a comprender que la UE propuso el acuerdo a EE.UU., no al revés. Unión Europea, en este caso, quiere decir Comisión Europea. Y ese es el punto importante; todo tiene que ver con la ambición de un individuo (un portugués) contra el orgullo de todo un país (Francia). 

Combinado con el hecho de que la negociación recibió la luz verde personal de Obama, y con la interferencia a todos los niveles del Congreso de EE.UU., el resultado final es que para los estadounidenses “todo está sobre la mesa”, término clave que significa "queremos todo y no estamos dispuestos a ceder en nada". 

Francia –apoyada ya por los ministros de cultura de 12 naciones– quiere que la industria audiovisual se excluya de las negociaciones en nombre de la apreciada “excepción cultural”. Es uno de los pocos países del mundo –China es completamente distinta– que no está totalmente inundado de productos de Hollywood. 

Si no fuera así, París vetará todo. Incluso aunque extraoficialmente los funcionarios franceses admiten que no tienen poder para vetar nada; el mundo empresarial francés también desea fervorosamente el acuerdo.

Sin embargo París luchará por todo, desde la “excepción cultural” a las más cruciales normas sanitarias/ecológicas. Italia se sumará en muchos frentes; ya existe una revuelta abierta en la sublime Italia artesanal con respecto a un futuro frío y sombrío en el que la gente de todo el mundo consumirá queso parmesano, jamón de Parma y vinos Brunello “Made in USA”.

En un frente diferente, es seguro que Washington no abrirá los mercados estadounidenses a los servicios financieros o al transporte marítimo europeo. Solo es un ejemplo de cuánto puede perder Europa mientras prácticamente no tiene nada que ganar. 

Para terminar, todo tiene que ver con la ambición ciega de un funcionario de carrera europeo sorprendentemente mediocre, el jefe portugués de la Comisión Europea Jose Manuel Barroso, quien espera obtener un mandato para negociar en nombre de todos los Estados miembros el 14 de junio. Y espera que las negociaciones terminen antes de que termine su mandato en noviembre de 2014.

Algunos diplomáticos de la UE claramente furiosos confirmaron extraoficialmente a Asia Times Online que Barroso montó esta formidable operación prácticamente por solo esperando una hermosa recompensa futura de sus amos, ¿de Bruselas? Olvidadlo. De Washington. Barroso quiere convertirse en secretario general de las Naciones Unidas o de la OTAN. Ninguno de esos puestos se puede conseguir sin la luz verde de Washington. 

Eso explicaría que el jefe de gabinete de Barroso haya sido nombrado embajador de la UE en Washington, cabildeando furiosamente a los estadounidenses junto al embajador de Portugal en EE.UU. y el embajador de Portugal en la UE.

No hay nada imposible respecto al vencedor de esta monstruosa lucha de todos contra todos. Los Estados miembros de la UE pueden votar contra sus propios intereses; pero otra cosa muy diferente sería una abrumadora erupción de cólera de los ya asediados ciudadanos europeos. Esta nueva saga del turbo-capitalismo occidental tiene todos los elementos para ser, bueno, bastante revolucionaria.

Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com 

(Copyright 2013 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/World/WOR-01-170513.html 

 rCR 

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PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGON


Andalucía: un ejemplo de la actuación bancaria chantajista y especuladora 

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 La directiva europea 93113 de protección a los derechos del consumidor establece que las cláusulas abusivas que figuren en los contratos no obligan al consumidor, y parece fuera de toda duda que es abusivo por parte del banco o entidad financiera que da un préstamo con la garantía de la hipoteca sobre la vivienda que se compra, que si por falta de pago se queda con la garantía ofrecida que es la vivienda, mediante un desahucio, además, el desahuciado una vez en la calle y sin la vivienda –que queda en propiedad del banco–, le sigue debiendo al banco la misma cantidad que éste le reclamaba. 

De este modo el banco o entidad financiera tiene en su propiedad el bien ofrecido como garantía y además la deuda que reclamaba, lo de que cumplirse estas condiciones, el desahuciado ya sin vivienda le tiene que seguir pagando al banco o entidad financiera por algo que ya es de su propiedad. Robo más perfecto, seguro y redondo que éste es difícil de imaginar. 

En base a esta injusticia clamorosa que se da en la Ley Hipotecaria española el presidente Griñán decide iniciar el proceso correspondiente para su pertinente modificación, lo cual no parece que pueda ser más lógico: modificar una ley que es injusta, a lo que hay que añadir que no cabe atribuirle a esa actitud de modificar la Ley Hipotecaria ningún calificativo que se relacione ni con el Socialismo y mucho menos con la revolución, toda vez que el hecho de la modificación parte de la Unión Europea, que no es ni socialista ni revolucionaria, y lo único que hace es denunciar una no correspondencia legal entre ella y España que clama al cielo, que es en esencia a lo que se aplica el presidente Griñán. 

A qué fin o en base a qué tanto revuelo y alboroto como el que ha levantado el PP y sus medios de comunicación afines con respecto del Decreto de la Función Social de la Vivienda, que en nada toca la sacrosanta propiedad privada, uno de los misterios inescrutables del pensamiento capitalista, pero que sin pensárselo dos veces lo califican de “expropiación” como prueba de la impiedad Socialista que sólo piensa en expropiar.

En realidad –y en todo caso– la expropiación teórica a la que se refiere el Socialismo se ciñe única y exclusivamente a los medios de producción privados que condicionan y determinan la economía de todo el país y en consecuencia, la vida de todas las personas que lo habitan, como medio de que las decisiones que afectan a todos no esté, como ahora, en manos de unas cuantas personas, sino de toda la sociedad.

La respuesta a la cuestión no cabe más que inscribirla dentro del marco de las apariencias con el jugueteo artificioso, vacío y palabrero de izquierda y derecha, que si no pasa de las palabras se queda dentro de lo que es la derecha, puesto que no se llega a poner en cuestión nunca los valores del capitalismo que en esencia, y sobre cualquier otro, es el acrecentamiento de los capitales.

Así, pues, el PP y sus medios de comunicación afines, al no tener argumentos que poder esgrimir contra su oponente natural que es el PSOE (pero si fuera socialista, que no lo es) no le queda más remedio que la demagogia, el insulto, la descalificación, para presentar al Socialismo ante la sociedad como el causante de todos sus males, incluido los más de 6.000.000 de parados que acaban de ser alcanzados con el gobierno del PP, y que según él, se deben a la mala política seguida anteriormente por Zapatero. 

Sin embargo, esta política de ZP poco se diferenciaba de la que práctica y tiene en proyecto seguir practicando el propio PP, razón por la cual no tiene ningún escrúpulo en llamar “expropiación” a lo que no es sino un aseguramiento a los bancos o instituciones financieras del pago del alquiler por un periodo máximo de tres años, a cambio de que el que iba a ser desahuciado de momento no lo sea, y al cabo de tres años ya se verá. 

Por su parte el gobierno andaluz, al no hacer nada que se le parezca ni por asomo al Socialismo, salvo alguna que otra traca de palabras contra el gobierno de Rajoy (pero dejando las cosas como estaban, para parecer que hace algo), algo hace en el sentido que puede conseguir que algunas familias, no todas, se vean de patitas en la calle de un día para otro.

Pero cuando llama “expropiación” a lo que sencillamente es asegurar el cobro de la renta al “arrendador” por un periodo máximo de tres años, no es que nos quedemos como estábamos, sino algo peor, porque dando la sensación de que se hace algo cuando no se hace, el descontento social hacia el Socialismo crece, puesto que en definitiva quien podría resolver realmente los problemas tampoco lo hace, de manera que la conclusión no puede ser más lógica: todos los partidos políticos y todas las políticas son iguales, lo cual es radicalmente falso y dificulta encontrar una verdadera solución a los problemas. 

 (continuará…) 

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