jueves, 18 de agosto de 2022

Cinco facetas desconocidas de Federico García Lorca

 

 

Cinco facetas desconocidas de Federico García Lorca

 

Tercerainformacion / 18.08.2022

Federico García Lorca pasó a la historia como uno de los artistas españoles más talentosos del mundo.

Lorca fue asesinado en medio de su madurez como autor y poeta. | Foto: Twitter @MuseoCasaFGL

 

El poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, uno de los genios de la literatura del siglo XX, fue considerado como el maestro granadino, con diversas facetas que han exaltado su legado durante años.

Acabada de terminar su obra La casa de Bernarda Alba, y a solo dos meses de cumplir los 38 años de edad, llegó su encuentro frente a frente con un pelotón de fusilamiento en el barranco de Víznar.

Su cuerpo, que jamás fue recuperado, descansa en una fosa común anónima, posiblemente cerca del mismo lugar de su muerte. Pasó a la historia como uno de los artistas españoles más talentosos del mundo.

García Lorca nació en Fuente Vaqueros, Granada, el 5 de junio de 1898, y murió en plena guerra civil española el 18 de agosto de 1936.

1. Primero la música

Desde muy pequeño tomó clases de piano. I Foto: universolorca.com

 

Federico García Lorca, antes de publicar su primer libro en 1918, Impresiones y paisajes, era para su familia y sus conocidos un prometedor intérprete y pianista. Mantuvo a lo largo de su vida un gusto inmenso por la música y trabajó como pianista en la grabación de discos.

La obra musical más divulgada en la que participó fue en la grabación del disco de canciones populares cantadas por Encarnación López Júlvez, La Argentinita, fechados en torno a 1932. Con esta cantante Lorca grabó al piano un total de diez canciones repartidas en cinco discos de 78 revoluciones por minuto.

Su obra, por otro lado, está plagada de referencias musicales, desde la poesía hasta sus trabajos dramáticos.

2. Cultivar la prosa

Este libro fue la primera obra publicada del poeta español. I Foto: universolorca.com


Es muy desconocido por el público en general que su primera obra publicada fue en prosa. Se trata del libro al que acabamos de hacer referencia, Impresiones y paisajes.

Esta obra en prosa relata su paso por Castilla, Galicia y Andalucía gracias a los viajes organizados por uno de sus profesores de Universidad, Martín Domínguez Berrueta. Una rareza en la producción juvenil de Lorca, pues precede al resto de sus obras y en ella asoman ya muchos de los temas que llevará a la poesía y al teatro tiempo después

Un primer libro al que Federico se mostró toda su vida reacio a referirse. Más adelante en su vida utilizó la prosa como un recurso, pero no volvió a escribir en prosa, pues afirmaba que esta forma de escritura literaria no le pertenecía como le pertenecían la forma lírica y la forma dramática.

3. Las conferencias

De sus múltiples facetas, hay una que rara vez se menciona y es, por ello, quizás la menos conocida. Además de músico, poeta y dramaturgo fue un conferencista admirable.

Increiblemente dictar conferencias no era, para Lorca, una actividad esporádica sino una práctica profesional. Además de en numerosas ciudades españolas, también pronunció conferencias en Argentina y los Estados Unidos y Cuba.

Sin embargo, como hombre de teatro y de la poesía mantenía un estilo en sus intervenciones que se diferenciaban de los comportamientos clásicos en este tipo de encuentros. Jamás improvisaba y le intentaba impregnar lo que él llamaba «sabor» a la oralidad para cautivar tanto la mente como el deleite de su audiencia. Por ejemplo, en la lectura pública de su romancero gitano, Lorca inicia con estas palabras:

«Yo sé muy bien que eso que se llama conferencia sirve en las salas y teatros para llevar a los ojos de las personas esas puntas de alfiler donde se clavan las irresistibles anémonas de Morfeo, y esos bostezos para los cuales se necesitaría tener boca de caimán.»

4. Incursión en el cine

La película basada en este guión fue estrenada en el año 1998 – premiosgoya.com

 

Una figura tan polifacética como Lorca no podía haber escapado del incipiente y prometedor cine de la época. Viaje a la luna es la única inmersión formal de Lorca en el séptimo arte. Fue escrito durante su estancia en Nueva York

El guion era una obra profundamente surrealista que estaba compuesto de 72 secuencias y cada una de ellas albergaba una metáfora, una imagen singular. En el texto se pueden leer frases como: «Caleidoscopio en el que cien peces saltan o laten en agonía» o «cabeza asustada que mira un punto fijo y se disuelve sobre una cabeza de alambre con un fondo de agua».

Estos escritos fueron descubiertos en 1989 en Oklahoma (EE UU), sin embargo, no se llevaron a la pantalla hasta que el artista Frederic Amat decidió emprender un viaje al universo del poeta y realizar el fime de casi 20 minutos en el año 1998.

5. La pintura en su vida

Otra fe las facetas desconocidas del poeta fue la pintura. Su amistad con Salvador Dalí alentó su talento como dibujante y lo animó a interesarse por la pintura moderna y las vanguardias. Llegó incluso a exponer sus dibujos en las galerías Dalmau de Barcelona.

Al igual que en la poesía, en sus dibujos destacó el uso de las metáforas, su visión dramática, el amor, el sexo, la muerte y el destino. Como no odia ser de otra forma, la utilización de símbolos es abundante en su obra.

Esa producción pictórica fue muy amplia y apareció, principalmente, en la confección de decorados de sus montajes teatrales, en las cartas y tarjetas postales que escribía a familiares y amigos, en las dedicatorias de sus libros, así como ilustrando sus poemas.

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Una estrategia para construir un pueblo fuerte, Más allá del colapso o del ecofascismo

 



Una estrategia para construir un pueblo fuerte, Más allá del colapso o del ecofascismo


 KAOSENLARED

17 de agosto de 2022 

 

El pasado fin de semana desarrollé un taller sobre los mecanismos de control empresarial en los centros de trabajo en La Garma, un espacio ubicado en Los Llanos, en medio del campo cántabro. Se trata de un lugar de resistencia y creatividad desde el mundo rural más dinámico y abierto. En La Garma se trabaja el campo, se cosecha, se experimenta con la bioconstrucción, se despliega una fértil comunidad de convivencia y se realizan actividades de formación, campamentos infantiles y juveniles, se dinamiza una escuela alternativa infantil y se desarrollan jornadas de profundización en los más variados temas sociales y culturales.

La comunidad de La Garma se centra en la convivencia y el equilibrio con el ecosistema, en la democracia directa y en la iniciativa individual y colectiva. Es uno de esos espacios rurales donde se demuestra en la práctica que es posible una alternativa ecosocial y creativa a un mundo que se está degradando en recurrentes jirones de violencia, miseria y desesperación.

Hay otros espacios como este en nuestro país. Espacios que, en ocasiones, enfrentan una fuerte represión estatal, como el pueblo autogestionado de Fraguas, en Guadalajara, que en estos momentos solicita la solidaridad de todos nosotros y nosotras para hacer frente a los gastos que su defensa judicial impone. Lugares como el pueblo de Marinaleda, en Andalucía, que, impulsado por el sindicalismo jornalero, ha desarrollado una trayectoria de décadas de autogestión.

También hay espacios urbanos animados por la iniciativa popular y la gestión comunitaria de las necesidades y deseos de las clases subalternas, como los Centros Sociales Autogestionados y ateneos populares de los barrios. Podemos citar, sólo como ejemplos entre muchos otros, el EKO de Carabanchel, el afamado Can Batlló de Barcelona, La Xisqueta de Santa Coloma, o la Escuela Popular de Prosperidad, más conocida por “La Prospe”. También podríamos hablar de los supermercados cooperativos, las redes de economía social y solidaria, las organizaciones del sindicalismo combativo, los movimientos por la vivienda y sus derivas autogestionarias (como la campaña de “La Obra Social de la PAH”), las plataformas de defensa de la Sanidad o la Educación, las asociaciones de migrantes, las organizaciones vecinales, los organismos internacionalistas de solidaridad con Palestina, Rojava o América Latina, etc., etc., etc.

Este tejido de iniciativas de base desmiente la recurrente letanía pesimista y disolvente de muchos grandes nombres de la izquierda alternativa y la ecología política (muy respetables en muchos otros sentidos) que nos intentan, una y otra vez, moralizar actuando como Casandras de un colapso inevitable y una absoluta impotencia de las clases populares.

También desmiente la absurda cabalgada en retirada ideológica de los actores del “asalto institucional” que dicen haber descubierto que la “izquierda no existe” y que lo mejor que podríamos hacer es una especie de traducción de las tesis de Laclau explicado a Bambi en el lenguaje de “Barrio Sésamo”, mientras nos entregamos, “rendido el Ejército Rojo”, a una muda admiración de “nuestros” representantes parlamentarios.

Sin embargo, no negaremos que esta trama ubicua de iniciativas no muestra también sus limitaciones a la hora de la acción social y política, como, por ejemplo, la fragmentación de las propuestas, la falta de un objetivo más amplio, la colonización por parte de la socialdemocracia de los cuadros y los anhelos personales. Pero también, y, sobre todo, la ausencia de una estrategia de conjunto.

Decía John William Cooke (un peronista de izquierda que le gustaría poco a nuestros insomnes mezcladores de Laclau con el nazi Carl Schmidt) que uno de los principales problemas de los movimientos populares es la burocracia. Pero, nos indicaba Cooke, lo que caracteriza a la burocracia no es, como se suele creer, el reformismo, la ocupación de los cargos en las estructuras partidarias, sindicales o estatales, o la cobardía, sino la absoluta falta de una estrategia para transformar la coyuntura.

Lo que caracteriza a la burocracia, por tanto, es que se limita a hostigar al poder según lo acostumbrado, actuando rutinariamente, pensando que este caerá por si sólo en un colapso que nunca llega (y cuando llega no es como se esperaba) o que, ante la proximidad de la debacle, el poder negociará con ella un acuerdo que salve a la sociedad (lo que no ocurre nunca, por el simple hecho de que el poder no tiene ninguna necesidad de negociar con quien no amenaza sus negocios esenciales).

Hay que reconocer que, en este sentido, los militantes de los movimientos sociales y sindicales de nuestro país somos mucho más burocráticos de lo que nos gustaría reconocer. Carecemos de estrategia de conjunto, de sentido de movimiento colectivo y no abundan las propuestas de ruptura y transformación de la coyuntura, sino más bien las costumbres pasivas y las loas a un pesimismo paralizante.

¿Podemos aventurar líneas para una estrategia de ruptura con lo dado, de desvío del futuro al que parecemos estar condenados? Podemos y debemos. Por supuesto, delinear una estrategia de movimiento es un trabajo colectivo, pero que debe partir de iniciativas individuales, de la energía de las y los militantes, de la imaginación, la experiencia y el deseo de las organizaciones populares, y de las mujeres y hombres que las conforman y nutren.

Esto no es una homilía, un sermón, ni una apelación a la bondad desclasada o a una espiritualidad “bonita, pero sin consecuencias”. Hace ya décadas se contaba que, en la selva de Chiapas, los indígenas que querían proponer hacer una mesa, en una asamblea, debían hacerlo con un tablón, un martillo y unos clavos en la mano. En nuestro sindicato lo tenemos en los estatutos: quien propone una iniciativa se compromete a participar en su desarrollo. Así que, si uno habla de la necesidad de una estrategia, debe proponer una, aunque sólo sea a título tentativo, de bosquejo, de primera aproximación a un debate necesario.

Ahí va, por si a alguien se le ocurre aceptar un debate sobre algo más sólido y menos evanescente, que, si “debemos querernos más”, o que, si “en 2080 iremos todos en taparrabos”, una pequeña colección de propuestas para el día de hoy. No están muy trabajadas, no son la última palabra sobre nada. Son la iniciativa de un militante “irrelevante” para muchos, “reformista” para algunos, y probablemente, “ultrarradical” para los que cuentan cuentos enternecedores a “la gente”.

1.-En primer lugar, la base de la estrategia es la inserción social, la construcción de un pueblo fuerte. Para transformar el mundo hay que organizar a las clases populares, articularlas, empoderarlas. No sirve con una vanguardia esclarecida pero alejada de las masas, ni con sustituir al pueblo por los departamentos de márketing político o las élites intelectuales. La transformación implica insertarse en las luchas de las masas, impulsar su iniciativa, su autoorganización. Moverse entre ellas “como el pez en el agua”.

2.-En segundo lugar, el objetivo político fundamental es “ganar población”, como decía Abraham Guillén. Aliarse con los sectores populares, convencer a los trabajadores. La “guerra de posiciones” es un absurdo conservador en el tiempo de las “guerras híbridas”. La participación expandida de los seres humanos es el objetivo y la principal fuente de energía. No se trata de hacer “personal branding”, se trata de crear redes de autoorganización de personas reales.

3.-La mejor forma de convencer a alguien de algo es con las orejas. Escuchar a las masas es iniciar procesos de amplio diálogo con los trabajadores y trabajadoras, con los habitantes de los barrios, con los y las cooperativistas y autónomos/as. Impulsar procesos de encuesta obrera y debates abiertos en los barrios, centros de trabajo e instituciones culturales y educativas. Investigar cuáles son los problemas inmediatos en los barrios y pueblos y los obstáculos reales y locales que limitan nuestra actividad. Desarrollar talleres y dinámicas de grupo para promover la autoexpresión y clarificación de los deseos de los trabajadores y trabajadoras. Menos clases magistrales de académicos en pleno proceso de “personal branding” y más investigación colectiva y participante de lo que está ocurriendo.

4.-La construcción de un pueblo fuerte ha de impulsarse en los espacios naturales de socialización, es decir, en el trabajo (asalariado, autónomo o cooperativo), en el barrio o municipio y en la familia (extensa). Son los espacios de los que todos y todas participamos, querámoslo o no. Retirarnos de ellos para construir burbujas en torno a ideas abstractas es una vía directa a la difusión del sectarismo, la fragmentación y las luchas cainitas. No nos vamos a poner de acuerdo sobre las formas de la abolición del Estado, sobre las dinámicas de la “subsunción real” o sobre “que vendrá tras la crisis ecológica terminal”. Pero nos podemos poner de acuerdo para intervenir en los espacios naturales de socialización impulsando dinámicas reales y concretas de autogestión, reapropiación de nuestras vidas y adaptación ecológica.

5.-El trabajo es el espacio del sindicalismo combativo y el cooperativismo consciente. El sindicalismo de combate debe expandir y reforzar sus coordinaciones locales (como el Bloque Combativo y de Clase, en Madrid, o la Taula Sindical de Catalunya), estructurar y difundir dinámicas de solidaridad con las luchas de otros centros de trabajo más allá de las siglas, buscar maneras de reconducir las fracturas (o, más bien, lejanías muchas veces inconscientes) generadas por la diversidad cultural del Estado y el “patriotismo de organización”. Multiplicar las cajas obreras de resistencia en sus distintos modelos. Impulsar medios de comunicación del conjunto del movimiento obrero y aceptar participar en los debates que se planteen en otras organizaciones.

Por otra parte, se deben constituir “Consejos Productivos Locales” en los que estén representados los sindicatos combativos, las redes de economía social, los centros sociales, las plataformas en defensa de los servicios públicos y las organizaciones de parados y migrantes. La función de estos Consejos es investigar la estructura productiva local, las vías de expansión de la actividad autogestionaria e impulsar la solidaridad entre los distintos pilares de una nueva, pero real, economía social, ecológica, feminista y bajo control de los trabajadores y vecinos.

En el campo, habría que construir organismos comarcales y regionales de coordinación de los sindicatos de trabajadores agrarios, las iniciativas autogestionarias y las comunidades y ecoaldeas. Generar bancos comarcales de recursos (semillas, maquinaria, trabajo voluntario, etc.) para coordinar dinámicas de apoyo mutuo.

6.- En barrios y municipios habría que impulsar asambleas vecinales recurrentes, articular redes de centros sociales e iniciativas culturales, experimentar con mecanismos de financiación colectiva (cooperativas de crédito, banca ética, redes de apoyo mutuo…). Federar y sostener las plataformas de defensa de los servicios públicos, impulsando la investigación de alternativas de gestión comunal-comunitaria, con participación de los trabajadores y usuarios. Defender la remunicipalización de los servicios privatizados. Impulsar el tejido económico autogestionario y cooperativo local mediante la creación de Mercados Sociales. Crear medios de comunicación centrados en el entorno. Ya sabemos que todo esto ya se hace, en una medida u otra, se trata de impulsar la articulación de las experiencias, conformar redes aún más amplias, ligarlas al mundo del sindicalismo y de la lucha ambiental, construir una trama organizada de pueblo en movimiento.

7.-Defender la familia libre y extensa, es decir, superar la deriva a una vida individual aislada y a la familia nuclear (egoísmo a dos) que ha promovido el capitalismo. El feminismo tiene mucho que decir sobre esto. Primos y primas, amigos y amigas, examantes, hijos e hijas, parejas en todos los modelos, comunidades de convivencia, vecinos y vecinas…tramas, diálogos, riqueza de relaciones, apoyo mutuo. Rehacer la familia desde un modelo rizomático en resistencia frente al aislamiento y el autoritarismo. Debatir sobre esto, multiplicar las iniciativas de apoyo mutuo, exigir ayudas sociales para los nuevos modelos de familia y de convivencia. Abrir espacios autogestionados para el bienestar de los menores y dependientes.

8.-Y, sobre todo, contar lo que hacemos. Hablar de ello. Hacer Congresos y Encuentros de la economía popular, el sindicalismo combativo y las iniciativas territoriales. Impulsar los medios de contrainformación. Desbordar el mundo de las organizaciones estructuradas entorno a ideas abstractas y contaminarnos mutuamente desde la práctica de masas. Caminar hacia un gran Congreso del Pueblo, como doble poder, productivo, sindical y territorial, capaz de construir un futuro que convierta al previsible colapso del capitalismo en el inicio de una sociedad del común y la libertad.

Casi nada. Quizás me he puesto demasiado lírico. Pero no basta con “querernos”, con “hacer iniciativas de huertos locales” o con “abandonar la idea de la izquierda y votar” a alguien difuso y confuso. Hay que tomar cartas en el asunto. Todas juntas.

              Por  José Luis Carretero Miramar para Kaosenlared

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Qué es el colapsismo, el discurso que cuestiona la eficacia de la transición a las energías renovables

 



Qué es el colapsismo, el discurso que cuestiona la eficacia de la transición a las energías renovables


KAOSENLARED / POR OTROS MEDIOS

18 de agosto de 2022 

 

“Si la industrialización, la contaminación ambiental, la producción de alimentos y el agotamiento de los recursos mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años”. La sentencia puede sonar apocalíptica, pero no es ni mucho menos nueva: está extraída de un informe elaborado por expertos de primer nivel en 1972, hace —¡Exacto!— justo medio siglo.

Si su vaticinio es correcto, el escenario que traza se alcanzará antes de que acabe el siglo XXI.

Quizás suene demoledor, pero hay quienes, como los colapsistas, opinan que avanzamos con paso firme hacia ese horizonte y nos resultará muy difícil desviarnos de la senda, igual que una especie de sino indefectiblemente ligado al capitalismo. Su postura, al menos la de los teóricos más radicales, ya genera debate incluso entre los ecologistas en plena crisis energética y descarbonización.

“Nos vamos al carajo”. Así, sin medias tintas, se expresa Antonio Turiel, una de las voces más célebres del colapsismo en España, durante una entrevista con El País. El nombre de la corriente de pensamiento la define bastante bien: grosso modo, los colapsistas creen que nuestro sistema tiene los pies de barro. Si seguimos creciendo —sostienen, en línea con el informe del 72— ignorando los límites de nuestros recursos y el impacto ambiental, nuestra forma de vida sencillamente acabará colapsando. Igual que una máquina a la que se ha pedido demasiado y acaba fundida.

La premisa la define con puntería Emilio Santiago, investigador de antropología climática del CSIC, en un artículo publicado en Climática: “El colapsismo considera que ante el choque con los límites planetarios en sus distintas formas (crisis climática, pero también energética, de biodiversidad…) el colapso de la civilización industrial es un hecho consumado, una suerte de destino. El margen de acción ante esta trayectoria se habría reducido a colapsar mejor o peor”.

Pero tenemos la revolución verde, ¿no? Pues no del todo. Al menos eso creen los colapsistas, convencidos de que sustituir por completo los combustibles fósiles por energías renovables resulta inviable. “Nadie ha conseguido montar un aerogenerador o un panel fotovoltaico sin que en el proceso de extracción de materiales, fabricación, transporte, instalación o mantenimiento haya acabado interviniendo energía fósil”, señala Turiel a El País. Y no es el único problema.

Quienes defienden la postura deslizan también que las renovables afrontan otro reto de calado, límites imposibles de ignorar: la disponibilidad de los minerales necesarios, como el litio, una escasez que ya está dando dolores de cabeza a la industria. Su arsenal de argumentos no se acaba ahí. La corriente incide en la complejidad técnica de pasar de los combustibles fósiles a energías limpias, sobre todo en ciertos sectores, o el propio impacto ambiental de la extracción de minerales.

Pero nos queda la tecnología… ¿O no? He ahí, señala Santiago, una de las grandes “encrucijadas” del debate: el choque entre los tecnoptimistas, convencidos de que la tecnología conseguiría ampliar las fronteras del crecimiento y actuará como tabla de salvación; y el colapsismo que considera que la crisis climática o energética nos pondrá contra las cuerdas.

Los primeros confían en que gracias al desarrollo seguiremos avanzando igual que lo hacemos desde los ya lejanos tiempos de la revolución industrial. Los segundos, que no conforman ni mucho menos una ideología homogénea y ofrecen múltiples matices, lo ven más difícil. Curiosamente, para el investigador del CSIC, ambas posturas comparten un punto: subestiman el factor político.

¿Qué proponen entonces? Básicamente, que pisemos el freno. Turiel señala que el colapso no es ni mucho menos un sino indefectible y obligatorio, un destino impepinable; pero esquivarlo, advierte, exige cambios más profundos: decrecer, reducir la necesidad de energía y también de materiales. Su planteamiento lo conecta en cierto modo con la propia teoría del decrecimiento, el movimiento político, social y económico que cuestiona la idea de un crecimiento infinito.

“No se trata de hacer las cosas más eficientes, sino de hacer muchas menos”, abunda Turiel, que plantea, a modo de ejemplo, el fin del modelo de la automoción privada. El colapsismo no se puede considerar en cualquier caso una doctrina rígida con propuestas cerradas, sino —desliza Santiago— “un modo de razonar”, un marco global. Otras voces insisten en la importancia de reconocer el problema y asumir la necesidad de aplicar “cambios”, a nivel personal y social.

Una cuestión de marcos. “La economía capitalista es muy buena cuando tiene recursos abundantes, porque tiene esa capacidad de explotarlos al máximo; pero cuando se encuentra con límites es incapaz de adaptarse”, recalca la investigadora Margarita Mediavilla a El País. El dilema, abunda, vuelve a ser el mismo: “El mal decrecimiento lo tenemos asegurado”. Nos queda al menos organizarlo para poder tomar las riendas de ese trance. El escenario que afronta Europa, con una crisis energética que ya obliga a tomar medidas, sitúa el debate en el centro del foco social.

Debate entre los ecologistas. Aunque puedan compartir ciertas premisas —como alertar sobre los límites del planeta— el discurso del colapsismo provoca algunas fricciones entren los ecologistas. Hay quien ve en sus planteamiento una coartada perfecta para los contrarios a las renovables.

Sus advertencias, apuntan, restan valor a la transición y ofrecen una cómoda trinchera argumental a quienes rechazan las energías verdes. Al fin y al cabo, ¿para qué encarar el difícil camino hacia las renovables, si no servirá para gran cosa ni evitará una desaceleración? Otros alertan sobre el riesgo estratégico de trazar “horizontes apocalípticos” o descargar la responsabilidad en el ciudadano.

¿Argumentos incontestables? Esa es la gran cuestión de fondo: ¿Son realmente sólidos los argumentos en los que enraíza el colapsismo? Hay quien ve fisuras importantes. Un ejemplo claro lo deja el propio litio. ¿Hay escasez? Cierto. Pero también lo es, recuerdan los expertos, que la cantidad de reservas disponibles se ha multiplicado en la última década, que en el futuro se pueden encontrar más recursos minerales y que —sin necesidad de caer en el tecnoptimismo— la tecnología ha dado sobradas muestras ya de su capacidad: “No hay ningún predeterminismo tecnológico”.

“El colapso es el diagnóstico, no la receta —concluye Gaspar Manzanera en un extenso artículo publicado por la CNT sobre la corriente—. Viendo cómo se usa la noción de colapso en los discursos públicos, parece haberse invertido la relación y haber asumido el colapso como receta creando una suerte de colapsismo. Pero el colapso de un sistema injusto, autoritario y, además, inestable no lleva por sí mismo a la superación de la injusticia, el autoritarismo y la inestabilidad”.

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Diarios y memorias

 

La relación con el tiempo es distinta entre autores de diarios y memorias. Uno trata de atrapar el fugitivo presente que escurre como el agua de sus manos. El otro se inmoviliza fuera del tiempo, desafiándolo.


Diarios y memorias


Vilma Fuentes

El Viejo Topo

17 agosto, 2022 

 



Innumerables las personas que, en un u otro momento de su vida, desean llevar un diario. Deseo alentado, durante la infancia y la adolescencia, por los padres u otros adultos protectores, con el regalo de un objeto llamado diario, pequeño cuaderno empastado cuyas páginas blancas deberán ser cubiertas por las jóvenes personas con las confidencias de las primeras amistades, las primeras penas, los triunfos escolares o deportivos, con las confesiones de errores, tentaciones vergonzosas, maldades. Esta voluntad de llevar un diario se va extinguiendo con los años. Son contadas las personas adultas en quienes este deseo persiste: la escritura de un diario es un ejercicio que exige una disciplina regular y, a veces, una buena dosis de narcisismo para continuar durante años ese diálogo íntimo donde el interlocutor es la propia persona. Algunos autores llevan su diario como si estuviesen maquillándose frente a su espejo. Sin embargo, este género literario es practicado por muchos escritores. El afán de dejar su recuerdo, y sus recuerdos, a la posteridad es una de las palancas que los empuja a escribir páginas y páginas que serán póstumas, a menos que… la vanidad o el exhibicionismo no los decida a publicar sus diarios en vida. Cierto, algunos de éstos, lejos de las confidencias personales, son reflexiones literarias, filosóficas y otras. Sus lectores pueden sentirse atraídos por motivos distintos: descubrir otras formas de pensamiento, asomarse a la vida íntima ajena, conocer los avatares de otra existencia que la propia.

Diarios más o menos célebres, como los de Anaïs Nin o André Gide, levantan el entusiasmo o la aversión, el morbo o la simple curiosidad. La escritora comienza a los 11 años las 35 mil páginas de los llamados Diarios de Anaïs Nin, donde se expande en el relato de su vida sexual: incestos, relaciones con celebridades como Henry Miller o sus sicoanalistas. El Journal de André Gide oscila entre las tentaciones homosexuales y los arrepentimientos protestantes.

“¿Por qué no se haría el diario de su cuerpo?, se preguntaba Paul Valéry en 1919. ¿Me atrevería a escribir ‘mi cuerpo’? ¿Todo lo que sé de él? No mi cuerpo, el de los médicos, sino el que me conozco. No sé nada más allá de él”. Más apegado al espíritu que a su cuerpo, Valéry abandonó este proyecto literario esbozado en el Diario de Emma, sobrina de Monsieur Teste. Cabe preguntarse si Salvador Elizondo, admirador incondicional de Valéry, tuvo en cuenta sus observaciones cuando escribía su monumental diario. Las páginas escritas en los días que precedieron su desaparición son de una lucidez que resplandece ante la muerte.

Menos numerosas son las personas que incursionan en el género de las memorias. Aunque este ejercicio exigiría haber llegado a la edad cuando la muerte da la cara, abundan los hombres de Estado retirados de la vida pública que escriben o dictan sus memorias cuando se hallan aún en la fuerza de la edad. Libros a la vez de política y de la lucha por el poder, ingresan a la historia cuando el personaje ya pertenece a ella. El Memorial de Santa Elena, de Napoleón en sus últimos días, las memorias de Charles De Gaulle o las de guerra de Winston Churchill son escritos que dan otra faz a la historia.

Se conocen las memorias de grandes escritores: las de Dumas, fresco de la vida literaria de su época; las del duque de Saint-Simon, radiografía colosal de la corte de Luis XIV; las luciferinas Memorias de ultratumba de Chateaubriand, combate singular de la escritura y el poder: mano a mano imaginario entre el escritor y Napoleón.

Acaso los autores de diarios se ayudan de un microscopio. Quizás para las memorias se usa un telescopio, como explica Proust que hizo él mismo para realizar su obra. La relación con el tiempo es distinta entre autores de diarios y memorias. Uno trata de atrapar el fugitivo presente que escurre como el agua de sus manos. El otro se inmoviliza fuera del tiempo, desafiándolo.

Artículo publicado originalmente en La Jornada.

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El miedo como instrumento de poder

 

El miedo como instrumento de poder

 

Aram Aharonian 

Rebelion

17/08/2022 

 

Fuentes: CLAE - Rebelión / Imagen: Edvard Munch, "El grito", 1893


Apenas nacemos nos insuflan de miedo. El mantra de las religiones es justamente atemorizarnos en este mundo, marcando nuestro comportamiento y acotando nuestro disfrute, para hacer méritos y poder disfrutar todo eso (u otras cosas, no lo sé, eternamente), en el otro, después de la muerte.

¿Sin más amenazas, sin más miedos?

O sea, la vida en la Tierra sería apenas una prueba de admisión y si no nos portamos bien de acuerdo a las reglas y normas de la religión que elijamos o nos impongan, no habrá segundo tiempo. Eso es terrorismo primario, de primera generación, dice el comunicólogo Álvaro Verzi. El terrorismo secundario sería la amenaza del cambio climático, la hambruna, los gases de efecto invernadero, la guerra nuclear. 

La lista de libros sagrados es enorme, todos poseedores de la verdad única: Biblia, Corán, Torá, Talmud, Upanishad, Vedas, Cánones del Budismo, Libro de Mormón, Tipitaka, Rig Veda, Mahabharata, Bhagavad Gita, Kojiki, Zend Avesta, Guru Granth Sahib… Pero no podemos olvidar que con o sin libros, tablas o rocas grabadas, nuestros indígenas también tenían sus religiones, aun cuando adoraban a otros dioses

Hay decenas y decenas de libros sobre el miedo, pero me da miedo leerlos y por eso voy al diccionario de la Real Academia Española, que nos dice que el miedo es la «angustia por un riesgo o daño real o imaginario. El miedo es una emoción desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado”. 

Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror. Además, dicen los expertos, el miedo está relacionado con la ansiedad.

En la actualidad existen dos conceptos diferentes sobre el miedo, que corresponden a las dos grandes teorías psicológicas que tenemos: el conductismo y la psicología profunda. Según el pensamiento conductista, el miedo es algo aprendido. En el modelo de la psicología profunda el miedo existente corresponde a un conflicto básico inconsciente y no resuelto (el miedo a morir, el instinto de supervivencia), al que hace referencia. 

André Delumeau considera que es necesario que escuchemos a nuestros temores: son un sistema de alarma maravilloso para enfrentarnos a los peligros. Pero no debemos someternos a ellos: a veces ese mecanismo se estropea. Como si fuera una especie de alergia, el miedo se dispara y se convierte en fobia, agrega. 

Amenaza, miedo, represalia en nombre de bien superior, ha sido la forma de dominación en la Tierra. Y sigue siendo, porque cuando el verso de la libertad y la democracia ya no sirven mientras se masacran pueblos, al octogenario presidente “demócrata” estadounidense se le da por amenazarnos de que si no nos portamos bien, puede llegar la guerra atómica. Y chau Tierra. Incluyendo a Joe Biden, claro.

Pero todos sabemos que el miedo político es instrumento del poder y los dirigentes usan amenazas reales o potenciales para garantizar el control social. El miedo nunca se agota como dispositivo de poder pues el ser humano necesita la seguridad de no sentirse en riesgo.

Me dio miedo descubrir que hay otra gente que dice que no hay nada más efectivo que someter a la sociedad a un estado de miedo permanente para conducirlo fácilmente a los “santuarios” que el mismo sistema les ofrece como refugio, que en definitiva es replegarse en sus casas para rumiar silenciosamente sus miedos, sin salir a protestar ni a manifestarse para evitar calamidades.

Y entonces el homomedroso busca diversiones escapistas en la televisión o los videos, el cine o la literatura de consumo masivo, mientras se traga sin digerir lo que dicen los medios informativos que anuncian nuevos temores que acechan a la población local, regional, nacional y por qué no mundial, y venden el abrigo de ciertos templos de salvación.

Al respecto del miedo en política Maquiavelo aconsejaba al Príncipe que es mejor ser temido que amado; Hobbes apuntaba el miedo y el imperio de la ley como parte del bienestar social; Montesquieu relacionaba miedo con despotismo; Tocqueville señalaba la ansiedad como manifestación psíquica de las masas; y Hanna Arendt hablaba del terror que persigue destruir la condición humana. 

La religión y el miedo se combinan creando formas diferentes, unas sociales, otras individuales, marcando finales o adelantando su preludio, explotando ese mecanismo humano que es la angustia, la ansiedad, el temor que, a la vez que nos hace sufrir, nos alerta frente al exterior.

El miedo es epidémico, pica y se extiende. Miedo a lo nuevo, miedo al diferente, miedo al cambio climático…  Muchos se juntan a través de los chats de las redes sociales y comparten sus miedos, para no sentirse arrinconados sólo por sus propios miedos sino por los del resto del círculo con un efecto exponencialmente espantoso.

Cada uno tiene la posibilidad de tener su propio miedo, que ostenta hasta con orgullo, porque saben que ese miedo es lo que les permite vivir y se parte de la Orden de Veneración al Temor, más amplia pero tan temible como el Opus Dei. Ter miedo propio y propagarlo en un afán democrático para que ese miedo se generalice: habrá miedo para todos.

Esto es el que la filósofa Martha Nussbaum llama La monarquía del miedo, la periodista Naomi Klein el capitalismo del desastre y su doctrina del shock, el sociólogo y filósofo Heinz Bude la sociedad del miedo, el ensayista Bernat Castany Prado la filosofía del miedo, el sociólogo Zygmunt Bauman miedo líquido, y el siquiatra Enrique González Duro escribe una biografía de miedo, dice Philip Potdevin.

Los medios y el miedo

Los medios de comunicación se desnaturalizaron, abandonaron su función informativa e ingresaron a ser parte del engranaje del ejercicio del poder, donde su papel de eje desordenador de las subjetividades colectivas, siembra angustia, miedo y terror, y criminaliza las acciones populares de las ciudadanía emergentes.

Los programas y lenguaje (escrito, visual y oral) de los medios de comunicación son diseñados para producir miedo –y a la vez desalojar cualquier esperanza-  y construyen en el imaginario social la idea de un enemigo oculto que vulnera la seguridad personal y pone en riesgo el patrimonio familiar, de ahí que angustia, miedo y temor son tres escenarios que articulan la nueva estrategia de los grupos de poder –incluyendo el Estado- para estar presente en el subconsciente colectivo de los ciudadanos.

Entre las primeras series de televisión estadounidenses recordamos a los heoricos Halcones Negros, valientes pilotos estadounidenses que combatían a los feos coreanos, y la seudohumorística  Mash, que nos hacía creer que la guerra era un lugar placentero. Es que desde antes de la guerra de Vietnam, los medios reemplazan el discurso oral o escrito por la imagen cuyo impacto es mayor porque queda registrado en la mente.

Provocan incertidumbre con el miedo y temor que son respuestas específicas ante una amenaza interna o externa percibida por el sujeto de manera perenne y se convierte en un efecto crónico al percibirse como un estado permanente en la vida cotidiana, no sólo de los afectados directamente sino por los que conviven y son parte del segmento social donde se inscribe el sujeto.

Durante la Guerra Fría, nos calentaban con el miedo y el temor a los países productores de petróleo, los chiítas y sobre todo a los comunistas, que se comían a los niños, mientras Estados Unidos seguía interviniendo en todo el mundo: realizó unas 400 intervenciones militares hasta la fecha y unas cien desde la caída del muro de Berlín. Una investigación del Military Intervention Project de la Universidad Tufts señala que 34 por ciento de ellas fueron contra países de América Latina y el Caribe. 

Antes nos atemorizaron con el paso de ganso nazi, y luego se avanzó con las pandemias de desinformación sobre las pandemias y sobre todo lo que pasa en el mundo, a la que incluso le sacaron rédito económico a través de películas, series de televisión, novelas, donde los “muchachitos”, los buenos, son agentes de la CIA, asesinos, sanguinarios… como lo demostró Wikileaks con el caso de las inmorales torturas en Abu Ghibran. Pero en nombre de la libertad y la democracia, claro.

Pero hoy, los medios sutilmente remplazan en gran medida al agente coercitivo y priorizan la represión ideológica en esta nueva versión dela Guerra de Baja Intensidad, donde todos nos sentimos amenazados sin ser parte de los problemas que divulgan.

Hace más de 31 años ya, en 1991, la historia de la información cambió definitivamente, desde que el periodista Peter Arnett transmitió en vivo y directo –y para 2.200 millones de personas en todo el mundo– lo que creíamos era la Guerra del Golfo o el bombardeo de los “aliados” a Bagdad. Desde entonces, para todos quedó en claro el alcance de los nuevos medios de comunicación y el uso que se proponían hacer de ellos: difusores del mensaje y las imágenes únicos. 

Las noticias, censuradas por el Pentágono, pasaban a ser espectáculo; un espectáculo armado de forma que pudiera interesar a dos mil millones de personas, dejando la sensación de hecho consumado y de advertencia a todos aquellos que osaran discutir o contradecir las manipulaciones del poder imperial. Y cuando los marines llegaron a Somalia, la CNN estaba esperando a los soldados… 

La decisión del gobierno de George W. Bush de entablar una guerra indefinida contra el “terrorismo”, tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 a las llamadas Torres Gemelas de Nueva York, le sirvió de palanca para lograr que la opinión pública estadounidense aceptara la ecuación de más seguridad a cambio de recortes en las libertades y los derechos civiles consagrados

La Doctrina de Seguridad Nacional estadounidense adoptada nueve días define la actual estrategia con la cual se atribuye el derecho de guerra preventiva en cualquier lugar del mundo. Y surgió la Patriot Act, arsenal de disposiciones liberticidas que fue aprobado en bloque con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, medidas excepcionales que siguen vigentes. Este concepto establece que sólo prevalecerá una nación soberana y que las demás –junto al derecho internacional– tendrán que subordinarse a tal designio: cualquier acción u opinión, adversa a EEUU es susceptible de ser considerada terrorista. 

La mentira de EE.UU. como arma de guerra, con sus historias de terror para imponer el miedo, el odio al otro, la violencia bélica, es difundida aún tres décadas más tarde por los corporizados y cartelizados medios de comunicación occidentales, que incrementan las crisis para aumentar sus sintonías y, por ende, sus recursos publicitarios, mientras sus ejércitos destrozan comunidades, vidas y sueños, para quedarse con sus recursos.

Podemos seguir hablando del miedo, su historia, sus métodos, sus fines… pero tengo miedo que al editor le parezcan demasiado largas estas disquisiciones para publicarlas. Cuando me de un ataque de optimismo o de valentía, volveré por más miedo.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) 

Fuente: https://estrategia.la/2022/08/16/el-miedo-como-instrumento-de-poder/

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Medios de desinformación: Policía del pensamiento falsificando realidad

 

Medios de desinformación: Policía del pensamiento falsificando realidad

 

 

DIARIO OCTUBRE / agosto 15, 2022

 

 

Existen siete ejemplos de manipulación que deben abordarse con pensamiento crítico, pues son engendros comunicativos que intentan distorsionar la realidad.



Carlos Santa María.— “Estamos al borde de la guerra con Rusia y China por cuestiones que hemos creado parcialmente sin tener idea de cómo terminará o hacia dónde debería conducir”, según Henry Kissinger, exsecretario de Estado de Estados Unidos.

La “corporatocracia” o élites transnacionales de poder controlan a través de ReutersFrance PressAsociated Press, entre otras, más del 85% de la información mundial, incluyendo cerca de 12 000 periódicos, televisoras, radios, aunado a Facebook, Twitter, Meta, Google, Instagram, lo que les permite implantar un discurso falaz sin ningún contrapeso y siempre en contra de cualquier gobierno soberano que se oponga a sus intereses de dominio y chantaje.

Actualmente, hay siete ejemplos de dicha manipulación que deben ser abordados con pensamiento crítico, pues son engendros comunicativos que intentan distorsionar la realidad, alterando la verdad y conciencia de la opinión pública al no existir quien pueda refutarlos y, de hacerlo, arriesgarse a la muerte, prisión o persecución despiadada.

1.Terrorismo del gobierno ucraniano atentando contra instalaciones nucleares.

Los Medios Masivos de Desinformación (MMdeD) insisten en que los rusos están bombardeando la planta de energía nuclear de Zaporiyia para provocar una contaminación radiactiva a gran escala o catástrofe nuclear.

La mentira es absurda, ya que desde marzo el ejército ruso controla dicha planta y está en funcionamiento. Por tanto, que Rusia se dispare a sí misma no tiene ninguna lógica. Asimismo, no atacan a ninguna de las tres centrales atómicas que están dominadas por el ejército AFU pudiendo hacerlo.

Lo que se ha descubierto es que los restos de las bombas ucranianas corresponden a misiles Himars entregados por EE.UU., junto con muestras de un misil Brimstone de fabricación británica, con municiones merodeadoras polacas Warmate, lo que continúa demostrando la irresponsabilidad de Washington y Kiev, considerado terrorismo nuclear.

2. Sindicación de espía iraní para ocultar cobarde asesinato de Qasem Soleimani y Abu Mahdi al-Muhandis.

En enero de 2020 en Irak fueron asesinados cobardemente en la noche por un dron furtivo aprobado por Donald Trump, el teniente general iraní antiterrorista Qasem Soleimani y el comandante iraquí Abu al-Mohandis. Como respuesta hubo un ataque a la base estadounidense de Ain Al Asad y en Erbil, lo que dejó muchos soldados con conmoción cerebral pese a desmentirse en un primer momento.

Actualmente, el Departamento de Justicia estadounidense presentará cargos contra un hombre identificado como Shahram Pursafi por haber planeado supuestamente el asesinato de John Bolton, asesor de seguridad nacional del expresidente de EE.UU. Donald Trump.

Irán sostiene que EE.UU. no puede evadir su responsabilidad del asesinato del general Soleimani, acusando de algo tan ridículo porque Bolton no tiene ninguna importancia al ser un elemento políticamente en bancarrota, terrorista y golpista contra Estados independientes: asesinar como lo realiza y encubre EE.UU. o Israel no es el estilo acertado, ni escaparán de la responsabilidad de un crimen internacional.

3. Equiparación de ocupación y genocidio de Palestina con respuesta de la Resistencia.

Los recientes ataques del régimen sionista a la Franja de Gaza a través de bombardeos aéreos han dejado 49 fallecidos, de ellos 17 niños, y posteriormente 11 cadáveres más en Nablus ocupado.

La justificación que han dado las autoridades judías han sido que tienen el derecho a defenderse del supuesto terrorismo palestino que lanza cohetes a sus ciudades afectando a la población y que han optado siempre por el diálogo para resolver esta infame situación.

La realidad es que solo EE.UU. es el único país en el mundo que se resiste a condenar el genocidio de la juventud y niñez palestina, la ocupación del territorio construyendo asentamientos ilegales y de espías, condenando a la cárcel abierta más grande del mundo a Gaza, haciendo realidad la política neonazi que siempre cuestionaron de Hitler.

4. Retrocesos y derrotas militares de Ucrania presentadas como retiradas tácticas o posible contraofensiva.

Mientras las fuerzas armadas de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk, junto al ejército ruso avanzan y han liberado además Jersón y Zaporiyia (27% del territorio), el ejército ucraniano mediáticamente especula con un contrataque de un millón de hombres y en la medida que es destruido lo llama “retirada estratégica, agrediendo si a civiles, escuelas, hospitales, incapaz de enfrentarse a las fuerzas aliadas.

El presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, frustrado organiza purgas de los generales y su secretario de Seguridad y Defensa dice que investigará a toda la ciudadanía para saber si colaboran con Rusia: “Necesitamos encontrar a estas ratas, necesitamos envenenarlas, envenenarlas, envenenarlas” (1). Unido al exterminio de su propio pueblo, el régimen realiza un genocidio ideológico, pues solo el sentimiento fascista se admite. Mientras tanto, se graba un video con actores de la “brutalidad rusa” en Gostomel, “complementado” con la emisión de dinero sin respaldo del Banco Central de Ucrania para pagar a las Fuerzas Militares, agravando inflación y temores, ya que la ayuda de la OTAN no es gratis.

5. Taiwán es presentado como “democracia amenazada” siendo que es parte inalienable de China.

El desafío de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes en EE.UU., al ingresar a Taiwán pese a las advertencias de Pekín, fue expuesto como el derecho de cualquier ciudadano a visitar esa región amenazada por un gobierno “comunista”. Esa “visita” sin sufrir ningún problema fue vista como una victoria de la democracia occidental.

Sin embargo, la realidad es que esta intervención indebida en una nación donde Taiwán hace parte de China con el axioma de un sistema y dos modelos de gobernanza, lo que ha pretendido es desconocer la soberanía de Pekín, lo cual puede acelerar el proceso de integración de esa región ahora declarada en rebeldía muy pronto.

La debilidad de EE.UU. en el espectro mundial no le permite agredir como antes, basado en su hegemonía. Hoy hay alto temor.

6. El grano ucraniano llega a Occidente y no a África, demostrando el mito de la hambruna presuntamente causada por Rusia.

Definitivamente, la inflación en Europa es atribuida de modo absolutamente anticientífico a la guerra en Ucrania. Igualmente, la supuesta obstaculización de la salida del grano ucraniano de los puertos causaba una hambruna mundial.

No obstante, las mentiras salen a luz: ninguno de los barcos hasta ahora ha llegado a África o al sur de Asia, sino que se han dirigido hacia Europa, demostrando claramente una nueva falacia de esos medios informativos cooptados.

7. Grave denuncia del doble rasero de Occidente en Gaza y Ucrania.

El Comité Nacional Palestino para el Boicot a Israel denuncia el “doble rasero” de Occidente frente a la guerra en Ucrania y la brutal agresión israelí a Gaza. Ha tachado de “doloroso e irritante” el doble estándar que aplican los países occidentales ante la brutal agresión que llevó a cabo el régimen de Tel Aviv con total “impunidad” contra la sitiada Franja de Gaza, creando apartheid, ocupación, colonialismo, sin que ni siquiera un país occidental responsabilice a ese régimen por sus crímenes.

Jamás los millones de muertos por la intervención de EE.UU.-OTAN en Yemen, Libia, Irak, Afganistán, Siria, las agresiones brutales a Venezuela o Irán, entre muchísimas otras, tuvieron tanta difusión y persecución a un país (Rusia) como en este caso, lo que confirma la doble moral occidental.

CONCLUSIÓN

Nunca antes el mundo había visto, escuchado o leído tanta falsedad en los MMdeD occidentales. Hasta CNN, junto con la ONU, se han visto obligados a confirmar que el mayor número de refugiados ucranianos está huyendo de la presunta “agresión rusa” a Rusia, buscando protección del régimen Zelenski.

Deformar la verdad es prueba del descalabro informativo y pérdida de poder inmenso, a partir del odio y la desesperación, que embarga a las élites imperiales debido a los fracasos en todo el mundo.

Hoy día, pese a la manipulación de la policía del pensamiento, millones de personas desconfían de esa comunicación sustentada en el sicariato moral y la manipulación descarada de la verdad. Sus momentos finales parecen comenzar a sonar paralelos a la música que las soberanías entonan para la “equicracia”.

1.      https://actualidad.rt.com/actualidad/438369-secretario-seguridad-defensa-ucraniano-comprobar-todos-colaborar-rusia

FUENTE: hispantv.com

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