En Andalucía no hay una
política forestal pero sí hay debate social, científico y técnico
Rebelion / España
15.11.2021
Veinte
especialistas en monte y medio rural andaluz se dieron cita en Sevilla en las
jornadas “Política forestal y mundo rural en Andalucía: nuevos retos e
innovaciones”, para poner sobre la mesa y debatir la situación actual, los
nuevos retos y las innovaciones que enfrentan tanto nuestro monte mediterráneo
como las personas que viven y encuentran su sustento en él.
Lleno total
ayer en el Aula Diego Angulo de la Facultad de Geografía e Historia de la
Universidad de Sevilla, durante la celebración de la Jornada “Política
forestal y mundo rural en Andalucía: nuevos retos e innovaciones”, organizada
por la Plataforma por el Monte Andaluz. Aunque el programa estuvo apretado, con
la participación de más de 20 personas expertas en diversos ámbitos
relacionados con el monte y el medio rural andaluz, desde la investigación a la
experiencia, pasando por la gestión pública y privada forestal, patrimonial o
económica, el debate ha puesto sobre la mesa los aspectos más
importantes de la situación actual y los retos que afrontan las personas que
viven en el particular y diverso bosque andaluz. Entre las ponencias
invitadas, Juan Clavero, responsable del Área de Conservación en Andalucía de
Ecologistas en Acción y Juan Romero, miembro de la Federación provincial de
Huelva. La Universidad de Sevilla publicará en su red de Youtube la
jornada completa en breve y en enero será publicadas las Actas de la Jornada,
con el apoyo financiero de la Diputación de Sevilla.
Se han
planteado diversas experiencias de zonas rurales, definiendo los
mayores retos del monte andaluz que, además, de la ausencia de una política
forestal, son entre otros: la pérdida en todos los aspectos que suponen
los grandes incendios forestales, como el de Sevilla-Huelva en 2004 o el
reciente de Sierra Bermeja este año, que conllevan una reducción de
posibilidades de sustento en las poblaciones y una merma del paisaje cultural;
la destrucción de la forma de vida y trabajo que proporciona la dehesa en
Andalucía, particularmente la ganadería extensiva y la extracción de
corcho, debido a la afección por patógenos demoledores para nuestros
alcornocales y encinares, causantes de lo que ha venido a llamarse “la
seca”, que son muy difíciles de detectar precozmente y cuya
erradicación requiere el uso de productos no autorizados y debido también
a la falta de apoyo e incentivación a los productos y productores rurales
agroganaderos en extensivo; o la necesidad de adaptación de la gestión de los
bosques andaluces mediante una selvicultura muy especializada en nuestros
ecosistemas, para su conservación, potenciando sus múltiples funcionalidades de
forma conjunta, sin mermar ninguna mientras se incrementa otra, como explicó
Fernando Valladares, “como un equipo de fútbol, donde cada jugador tiene su
función y es imprescindible para el buen funcionamiento de todo el equipo”.
El reconocido
científico Valladares planteaba durante su ponencia la importancia de
que esté sano y vivo el tejido formado por las interrelaciones entre las
especies (humana, animales y vegetales) para tender a una diversidad ecológica
que es necesaria para favorecer la estabilidad y garantizar la excelencia y
multifuncionalidad de la vida. Insistió en que “no se puede simplificar la
vida” y de ahí la importancia ordenar los montes
andaluces vinculando la participación social, científica y
política a la hora de la toma de decisiones.
En esa línea,
Juan Clavero ubicaba el pionero Plan Forestal Andaluz (PFA) de 1989 como modelo
que, sin embargo ni fue dotado presupuestariamente ni sus sucesivas revisiones
han sido tales. Tras constatar que fue un ejemplo de participación y de
objetivos para y por el mundo rural y forestal andaluz, Clavero hizo un repaso
argumentado por todos los objetivos incumplidos, “planteando que después de 30
años estamos en la fase de adecuación del PFA y es necesario hacer un análisis
y balance, con una valoración real de la situación actual utilizando una
terminología unívoca y común, con participación y gobernanza y una inversión
acorde y sostenida”.
Por su parte,
Juan Romero alababa igualmente el documento de planificación forestal de 1989
que, sin embargo “ha quedado en papel mojado”. Apunta Romero que
“nadie en política cree en los bosques y el monte
andaluz, especialmente la dehesa, más allá de los productos con valor de
mercado”. Y, sin embargo es un nicho de biodiversidad con infinidad de
servicios ecosistémicos de alto valor, lo cual es una riqueza que necesitamos
aprender a administrar porque ya sabemos que “sin biodiversidad no hay
vida”. Pero la falta de apoyo a los pequeños y medianos propietarios para
el mantenimiento de sus fincas y el desarrollo de actividades agroganaderas en
extensivo, por lo que finalmente terminan rindiéndose y vendiéndolas o bien a
manos de la agroindustria, o a grandes latifundios contiguos, o a fondos de
inversión, o bien sucumben ante las promesas del cultivo del eucalipto.
Asistentes y
ponentes coincidieron tras el debate en que la confusión entre lo que es el
monte andaluz, que acoge y sustenta a todas sus criaturas incluido el ser
humano, y lo que es una mera superficie forestal como territorio poblado de
árboles, conlleva identificar la conservación con la vana inacción
contemplativa y la gestión con la selvicultura agresiva dirigida a la
producción maderera. Aclarado esto, la jornada concluye que el monte
andaluz, moldeado históricamente por la actividad humana, requiere que así siga
siendo pero con la aplicación de una nueva selvicultura que integre
los saberes rurales y las necesidades de las gentes que viven su día a día
rural, estableciendo una política forestal y rural andaluza que se plasme
en una adecuación del plan Forestal Andaluz forjada por el diálogo entre la
experiencia y los saberes de la población rural, la gestión y la
investigación científica.
La Plataforma
por el Monte Andaluz ha visto reforzada con la celebración de esta jornada su
propuesta de que “sólo de forma participativa e integradora, el nuevo Plan
Forestal Andaluz establecerá los objetivos, medidas y actuaciones necesarios
para la ordenación territorial y la inversión pública que requiere con urgencia
un manejo del monte mediterráneo contando con sus habitantes, respondiendo de
forma eficiente a los nuevos retos que platea la situación de emergencia ante
el cambio climático en el monte andaluz, y potenciando los valores intrínsecos
y la riqueza del monte y el mundo rural andaluz”.