jueves, 22 de septiembre de 2022

¿Ganará Ucrania la guerra?

 

¿Ganará Ucrania la guerra?

 

DIARIOCTUBRE / septiembre 22, 2022

 


Alberto Acevedo.— En los últimos tres días de la semana pasada, las fuerzas regulares ucranianas iniciaron lo que la prensa occidental calificó como una ‘contraofensiva’ contra posiciones controladas por tropas rusas en desarrollo de la denominada ‘operación especial’ que, de acuerdo con declaraciones de Moscú, pretendía desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.

 

En realidad, se trató del avance de una columna militar ucraniana que logró llegar hasta Járkov y algunas regiones cercanas. Las tropas rusas, según lo reconoció un vocero del Pentágono norteamericano, habían iniciado un repliegue táctico de sus efectivos. “Claramente hemos visto a los rusos evacuar, retirarse, o retirarse de sus posiciones defensivas, particularmente alrededor de la región de Járkov”, indicó el portavoz del Pentágono John Kirby, precisando que “lo que se está viendo es ciertamente un cambio en el impulso de las Fuerzas Armadas ucranianas”.

Entonces no se trata de que las tropas ucranianas, en franca lid, en el fragor del combate, hayan confrontado a las rusas y éstas hayan tenido que huir. Fue solo un repliegue táctico que, por cierto, en opinión de analistas militares, puede ser tremendamente riesgoso para los ucranianos, pues al enviar una avanzadilla, varios kilómetros en dirección a Járkov, sencillamente pueden ser emboscados y aniquilados.

Avance poco significativo

Sin embargo, hubo confrontación. Una fuente militar rusa en el frente de guerra, indicó que más de cuatro mil soldados ucranianos murieron en los primeros tres días de contraofensiva. En ese lapso fueron destruidas 47 piezas de artillería y 127 posiciones de tropas y equipos militares ucranianos.

Ya para comienzos de la presente semana, de acuerdo al reporte de un corresponsal de guerra, la ‘contraofensiva’ ucraniana se había convertido en una operación suicida y habrían muerto alrededor de 10 mil soldados ucranianos y 30 mil más resultaron heridos. La contraofensiva, magnificada por la prensa occidental, se tradujo en que se rompió un punto en la línea defensiva rusa, recuperando un territorio absolutamente insignificante desde el punto de vista militar.

La Operación militar de Kiev carece de un elemento fundamental para que Ucrania pueda alcanzar un éxito significativo: y es que tenga tropas de segunda línea, que permitan relevos, avituallamiento y otros elementos indispensables para el combate. Aun así, las tropas ucranianas no habrían podido adelantar tal ofensiva sin el apoyo de Estados Unidos, Alemania, Francia y otros países miembros de la OTAN, que han suministrado toda la infraestructura de apoyo, incluyendo un ejército de mercenarios de varios países.

Tratamiento a mercenarios

Precisamente, el domingo de la semana pasada, el ministerio de Defensa de Rusia informó que unidades de artillería y la Fuerza Aérea rusa lanzaron ataques contra centros de comando y puntos de apoyo de Ucrania y también contra una base militar privada.

Se trata en realidad de una base de mercenarios de Estados Unidos y centros de apoyo. El ministerio de Defensa ruso advirtió a los mercenarios extranjeros que se unen a las fuerzas ucranianas, que no disfrutarán del estatus de combatiente y serán tratados en consecuencia.

La base atacada pertenecía a la Academy PMC y se ubica cerca de la ciudad de Krasatorsk, en la República Popular de Donetsk.

Por otro lado, el presidente ruso Vladimir Putin aseguró que Moscú no va a introducir cambios en el plan de su operativo militar en Ucrania. “El plan no está sujeto a ajustes. El Estado Mayor toma decisiones operativas en el transcurso del operativo. Algo se considera como (objetivo) clave, la tarea principal es la liberación de todo el territorio del Donbas. Este trabajo continúa, pese a los intentos de contraofensiva del Ejército ucraniano”, destacó.

Una respuesta más dura


Que lo intenten, dijo Vladimir Putin, ironizando sobre la pretensión ucraniana de ganar la actual confrontación

En esta línea, acentuó que Rusia sigue ampliando el control sobre nuevos territorios en el Donbas, y subrayó que la ofensiva progresa “a un ritmo lento, pero constante y paulatino”.

Por otra parte, el mandatario indicó que Moscú podría responder de forma más dura a los ataques que Kiev lanza tanto contra Rusia como contra los territorios bajo control de sus militares. “De hecho, respondemos a esto de forma bastante contenida, pero durante un tiempo. Recientemente, las Fuerzas Armadas de Rusia efectuaron un par de ataques sensibles, considerémoslos como impactos de advertencia. Si la situación sigue desarrollándose de forma similar, la respuesta será más dura”, prometió.

Putin comentó también que “las autoridades de Kiev anunciaron la contraofensiva y que la desarrollan de forma activa. […] Anunciaron que no van a alcanzar ningún acuerdo con Rusia, sino que van a alcanzar una victoria en el campo de batalla. ¡Que lo intenten! Veamos cómo acaba (la contraofensiva)”, afirmó el mandatario en rueda de prensa tras la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, celebrada en la ciudad uzbeka de Samarcanda.

Made in OTAN

En realidad, esta nueva fase de la confrontación bélica no es una guerra entre Rusia y Ucrania, sino una nueva fase de conflicto entre la OTAN y Rusia. La de Ucrania es una guerra “subsidiada” de Estados Unidos contra Rusia.

En este conflicto, que se da en territorio ucraniano y específicamente en la zona del Donbas, la participación de Europa se expresa en el apoyo con armas, dinero y en el campo diplomático. Pero no tiene ningún poder de decisión en torno al rumbo del conflicto.

Este rol europeo es expresión de la pérdida de soberanía de los gobiernos del viejo continente, que llegan a castigar a su población con la escasez de combustibles y una alta inflación, precio que pagan por someterse a los designios de la política guerrerista de Washington.

El plan de batalla ucraniano tiene estampado el sello “Hecho en Bruselas” por todas partes. La composición de la fuerza fue determinada por la OTAN, al igual que el momento y la dirección de los ataques. La inteligencia de la OTAN localizó cuidadosamente las costuras en las defensas rusas e identificó nodos críticos de mando y control, logística y concentración de reserva que fueron atacados por la artillería ucraniana que opera en un plan de control de fuego creado por la OTAN.

FUENTE: semanariovoz.com

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El anarquismo en España antes de la CNT

 

Reseña de Los caminos del Comunismo Libertario en España (1868-1937) (Vol. I), de la gimenóloga Myrtille Gonzalbo


El anarquismo en España antes de la CNT

 


Por Jesús Aller | 

Rebelion / España

20/09/2022 | España

 

Fuentes: Rebelión


Esta historia en tres volúmenes del movimiento ácrata en nuestra piel de toro fue publicada originalmente en francés por Divergences y aparece ahora en castellano en un proyecto conjunto de Pepitas y la Fundación Anselmo Lorenzo (trad. de Diego Luis Sanromán).

Su autora es Myrtille Gonzalbo, integrante de los “gimenólogos”, historiadores libertarios que tratan de “estudiar las andanzas de los ilustres y utópicos desconocidos”. El grupo inició sus labores en 2009 con la edición de las memorias del italo-francés Bruno Salvadori (1910-1982), participante en la guerra y revolución de España con la columna Durruti bajo el nombre de Antoine Giménez.

El prólogo de la obra presenta el plan general que se va a seguir en el análisis de los acontecimientos. Se trata de exponer la historia y las claves ideológicas de un movimiento que a partir de julio de 1936 logró liderar una amplia revolución social y un ensayo de abolición del capitalismo en varias regiones de España. El fracaso de la tentativa se estudia considerando los límites intrínsecos del proceso y la situación política y económica, aunque sin esquivar el rol de los individuos y organizaciones en las diversas fases. El primer volumen, que reseñamos aquí, abarca desde el comienzo de la propaganda anarquista en el país hasta 1910, año en que nace la CNT.

Cuando el anarquismo se hizo español

El avance de la industrialización y el capitalismo en España durante la primera mitad del XIX fue acompañado de una incipiente organización de campesinos y obreros que reivindicaban mejoras en sus duras condiciones de vida, al tiempo que las ideas de carbonari y socialistas utópicos no dejaban de extenderse. Así, en 1855 fue ejecutado, tras una farsa de juicio, José Barceló, representante de lo que por entonces se llamaba “intransigencia obrera”, y ello dio lugar a la primera huelga general en España, que afectó a gran parte de Cataluña. Pocos años después se producen insurrecciones en Andalucía y Extremadura.

La revolución palaciega de 1868 catalizó la dinámica del asociacionismo proletario, y además a finales de ese año viajó a España un colaborador de Bakunin, Giuseppe Fanelli, que participó en la constitución de secciones de la Internacional (AIT) en Madrid y Barcelona. En 1870 se creó la Alianza (de la Democracia Socialista), una sociedad secreta inspirada en la organización internacional bakuninista de igual nombre, y ese mismo año y como una sección nacional de la AIT, fue fundada la Federación Regional Española (FRE), que aglutinaba a unos cuarenta mil trabajadores. Esta asociación defendía como meta un colectivismo de raíz bakuninista, a alcanzar por medio de la huelga general, pero la sangrienta represión de la Comuna de París en mayo de 1871 puso de manifiesto el antagonismo irreductible entre burguesía y proletariado y dio argumentos a los sectores más exaltados, que abogaban por una sublevación.

En el año revolucionario de 1873, la FRE trató de distanciarse de procesos que consideraba “políticos”, como el cantonalismo de Cartagena, aunque algunos reconocidos ácratas tuvieron allí un papel relevante, anticipando tal vez el gesto de los ministros anarquistas de noviembre de 1936. Sí se apoyaron abiertamente, sin embargo, insurrecciones netamente obreras, como la de Alcoy. La represión que siguió a estos intentos y el golpe de estado de Pavía en enero de 1874 cambiaron las tornas y dieron paso a una fase de clandestinidad, independencia de las secciones y llamamientos a la acción directa. En 1878 y 1879 fueron provocados numerosos incendios en latifundios andaluces, y dos anarquistas, Juan Oliva y Francisco Otero, atentaron contra Alfonso XII. A finales de 1881, en Le Révolté, la revista de Kropotkin, se reconoce que: “El movimiento obrero regresa a Europa con fuerzas renovadas, (…) Pero es sobre todo en España donde en este momento conoce un serio desarrollo.”

Progreso de la organización con una discusión recurrente: comunismo o colectivismo

La autora discute ampliamente la utopía social defendida por los ácratas. Hasta 1876, el sistema colectivista de Bakunin-Guilllaume, expresado en la fórmula: “a cada uno según su trabajo”, se consideraba inevitable en un primer estadio tras la revolución, aunque se admitía como objetivo final el ideal comunista de “a cada cual según sus necesidades”. No obstante, a partir de este año crucial, marcado por la muerte de Bakunin y la llegada de Kropotkin a Europa occidental tras su fuga de Rusia, el último sistema pasa a ser propuesto para organizar la nueva sociedad desde el primer momento, tal y como planteaba Kropotkin. Va a ser en España donde este ideario encontrará mayor resistencia.

Cuando la FRE salió de la clandestinidad en 1881, decidió cambiar su nombre a Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). La estrategia insurreccionalista propugnada en el Congreso anarquista de Londres de ese mismo año, al que asistieron Kropotkin y Malatesta, contrastaba con la más gradualista de muchos libertarios españoles, partidarios de la lucha a cara descubierta apoyándose en los gremios, los futuros sindicatos. El número de integrantes de la asociación creció rápidamente, desde unos tres mil en 1881 a cerca de cincuenta mil al año siguiente, repartidos sobre todo por Cataluña y Andalucía.

En sus congresos, la federación siguió definiéndose como colectivista y legalista, y debió enfrentar la resistencia de los que vivían las condiciones más duras en el sur de la península y defendían la vía insurrecional. Los Desheredados, el grupo disidente organizado allí estará activo hasta 1886, en años marcados por el famoso caso de La Mano Negra, represión indiscriminada que se cebó sobre el movimiento a partir de 1882 con el pretexto de crímenes eficazmente instrumentalizados. Cuando la FTRE se desmarcó de los autores de delitos comunes y abandonó a su suerte a los seis anarquistas de Jerez ejecutados en 1884, ello tensó aún más las relaciones con los grupos dominantes en Andalucía, que comenzaron a defender tesis comunistas contra el colectivismo imperante. Las discrepancias se suavizaron a finales de esa década con la propuesta de Tarrida del Mármol de un “anarquismo sin adjetivos”, pero ésta no satisfizo a algunos en ambos bandos.

Contra la opinión bastante extendida de que entre 1888 y 1910 el anarquismo fue un movimiento sin apenas incidencia social más allá de la actividad terrorista, Gonzalbo sintetiza trabajos recientes de Francisco Fernández Gómez, que muestran la vitalidad por entonces de grupos anarco-comunistas como los de Gràcia y los medios de expresión con que contaban, al tiempo que recuerda la trayectoria de hombres y mujeres comprometidos en aquellas luchas, como Martí Borràs y Francesca Saperas. La organización de estos militantes se basada en grupos de afinidad autónomos que se adaptaban a la libre espontaneidad de los individuos. Se pasa revista luego a la difusión de estas ideas por toda la piel de toro.

Tras la disolución de la FTRE en 1888, se observa un cierto acercamiento de los que defendían el colectivismo al ideario comunista dominante en Europa. Aparte de esto, la década de 1890 va a estar marcada por el incremento de la represión y la radicalización de los grupos anarquistas. En enero de 1892 los campesinos revolucionarios logran hacerse con la ciudad de Jerez por unas horas y son perseguidos después con una dureza que será la tónica tras los frecuentes atentados con bomba de esa época. Los procesos y ejecuciones de Montjuic (1896-1897) deben entenderse como un intento de aniquilación del movimiento que resultará infructuoso, pero hará renacer la acerba división entre legalistas e insurreccionalistas.

Los aires del nuevo siglo traen una proliferación de huelgas por toda España. Así, en el verano de 1907 surge en Barcelona una agrupación de secciones, tanto anarquistas como socialistas, que adopta el nombre de Solidaridad Obrera y ese mismo año comienza a editar un periódico homónimo, convertido pronto en tribuna de las más respetadas voces libertarias. Tras la Semana Trágica de 1909, que actúa como revulsivo, las asociaciones obreras optan por dotarse de una robusta estructura federal para defender sus intereses en las luchas sindicales del día a día, aunque sin renunciar a la meta revolucionaria. Con esta perspectiva nace la CNT en 1910.

Gimenología en acción

El texto viene enriquecido con dos apéndices, uno con un fragmento de Kropotkin contra el colectivismo, tanto autoritario como libertario, y otro de Élisée Reclus llamando a los campesinos a hacerse dueños de las tierras que cultivan. Incorpora también una cronología y una interesante selección de fotografías y documentos.

Una de las virtudes del libro es que analiza en detalle las conexiones entre el anarquismo que eclosiona en España en el siglo XIX y los sucesos acaecidos paralelamente al otro lado de los Pirineos, como las vicisitudes de la internacional o la Comuna de París. De este modo, la evolución inicial del movimiento ácrata que habría de protagonizar algunos de los acontecimientos revolucionarios más ambiciosos registrados en el solar europeo, puede entenderse en su contexto y de forma más coherente.

Es importante señalar además que Los caminos del Comunismo Libertario en España se aplica generosamente a la misión que se impusieron a sí mismos los fundadores de la gimenología. Myrtille Gonzalbo ha sabido rebuscar y reunir los datos aportados por un gran número de autores, antiguos y recientes, para construir un relato en el que un aspecto esencial es la reivindicación de los protagonistas peor conocidos de las movilizaciones que se estudian. La obra nos acerca así, rigurosa y empáticamente, a una abigarrada multitud de personajes casi olvidados que dedicaron su vida a combatir los desmanes del capital y abrieron camino para las luchas de hoy.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/. En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.

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Al borde de la Tercera Guerra Mundial

 

Duguin pasa por ser uno de los ideólogos capaces de influir en Putin. Por eso es útil conocer cuál es su posición en estos momentos. Aunque falta saber si esa posición responde a un sentimiento generalizado del pueblo ruso o es solo personal.


Al borde de la Tercera Guerra Mundial


Aleksandr Duguin

El Viejo Topo

22 septiembre, 2022 

 


En los últimos días se ha producido un cambio significativo en el equilibrio de poder en Ucrania. Un cambio que debe entenderse en su totalidad.

Los contraataques de Kiev fueron en general infructuosos en la región de Jerson, pero, por desgracia, eficaces en la región de Jarkiv. La situación en Jarkiv y la retirada forzada de las fuerzas aliadas es un punto de inflexión. Dejando a un lado los efectos psicológicos y los legítimos sentimientos de los patriotas, hay que hacer constar que en toda la historia del SMO (Operación Militar Especial) hemos llegado a un punto de no retorno.

Todo el mundo recomienda ahora medidas extraordinarias para revertir la situación, y algunas de estas sugerencias son bastante racionales. No pretendemos ser originales, sino simplemente intentar resumir los puntos y recomendaciones más importantes y situarlos en el contexto geopolítico mundial.

Tercera Guerra Mundial

Estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial, que Occidente impulsa compulsivamente. Y esto ya no es un temor o una expectativa, es un hecho. Rusia está en guerra con el Occidente colectivo, con la OTAN y sus aliados (aunque no con todos ellos: Turquía y Grecia tienen su propia posición y algunos países europeos, principalmente pero no solo Francia e Italia, no quieren participar activamente en una guerra con Rusia). Sin embargo, la amenaza de una tercera guerra mundial está cada vez más cerca.

Que se llegue al uso de armas nucleares es una cuestión abierta. Pero la probabilidad de un Armagedón nuclear crece día a día. Está bastante claro, y muchos comandantes militares estadounidenses (como el ex comandante estadounidense en Europa Ben Hodges) lo declaran abiertamente, diciendo que Occidente ni siquiera se conformará con nuestra retirada completa del territorio de la antigua Ucrania, acabaremos en nuestro propio suelo, insistiendo en la «rendición incondicional» (Jens Stoltenberg), la «desimperialización» (Ben Hodges), el desmembramiento de Rusia.

En 1991, Occidente se contentó con el colapso de la URSS y nuestra rendición ideológica, principalmente aceptando la ideología liberal occidental, el sistema político y la economía bajo el liderazgo occidental. Hoy, la línea roja para Occidente es la existencia de una Rusia soberana, incluso dentro de las fronteras de la Federación Rusa.

El contraataque de las AFU (Fuerzas Armadas de Ucrania) en la región de Jarkiv es un ataque directo de Occidente a Rusia. Todo el mundo sabe que esta ofensiva fue organizada, preparada y equipada por el mando militar de Estados Unidos y de la OTAN, y que tuvo lugar bajo su supervisión directa. No se trata solo de la utilización de equipos militares de la OTAN, sino también de la participación directa de la inteligencia aeroespacial, los mercenarios y los instructores occidentales. A los ojos de Occidente, este es el principio de «nuestro fin». Una vez que mostremos debilidad en la defensa de los territorios bajo nuestro control en la región de Jarkiv, podemos sufrir más derrotas. No se trata de un pequeño éxito de la contraofensiva de Kiev, sino del primer éxito tangible del Drang nach Osten de las fuerzas de la OTAN.

Por supuesto, se puede intentar atribuir esto a «dificultades técnicas» temporales y posponer el análisis de fondo de la situación para más adelante. Pero esto solo retrasaría la aparición de hechos consumados y, por tanto, solo nos deprimiría y desmoralizaría. Por lo tanto, es menester admitir fríamente que Occidente nos ha declarado la guerra y ya la está librando. No elegimos esta guerra, no la quisimos. Incluso en 1941 no queríamos la guerra con la Alemania nazi y nos negamos a creer en ella hasta el final. Pero en la situación actual, cuando la guerra se libra contra nosotros de facto, esto no es decisivo. Lo único que importa ahora es ganarla defendiendo el derecho de Rusia a existir.

El fin del SMO

La SMO como operación limitada para liberar el Donbass y algunos territorios de Novorossi ha llegado a su fin. Poco a poco ha ido degenerando en una guerra en toda regla con Occidente, en la que, de hecho, el propio régimen nazi terrorista de Kiev solo desempeña un papel instrumental. El intento de asediarla y liberar algunos territorios ucranianos controlados por los nazis en Novorossia, manteniendo el equilibrio geopolítico existente en el mundo como una operación técnica, ha fracasado, y pretender que simplemente continuemos la SMO ­es simplemente inútil.

Más allá de nuestra voluntad, ahora estamos en guerra y esto afecta a todos los ciudadanos rusos: cada uno de nosotros está en el punto de mira del enemigo, el terrorista, el francotirador o el DRG. Dicho esto, la situación es tal que, teniendo en cuenta todo esto, es imposible devolver todo a sus condiciones iniciales, antes del 24 de febrero de 2022. Lo que ha ocurrido es irreversible y no debemos temer ninguna concesión o compromiso por nuestra parte. El enemigo solo aceptará nuestra total rendición, sumisión, desmembramiento y ocupación. Así que simplemente no tenemos otra opción.

El fin del SMO significa la necesidad de una profunda transformación de todo el sistema político y social de la Rusia moderna –para poner al país en pie de guerra– en la política, la economía, la cultura y la esfera de la información. El SMO puede seguir teniendo un papel importante, pero no el único, de la vida social rusa. La guerra con Occidente lo somete todo.

El frente ideológico

Rusia se encuentra en un estado de guerra ideológica. Los valores defendidos por el Occidente globalista –LGBT, legalización de la perversión, drogas, fusión del hombre y la máquina, mezcla total a través de la migración incontrolada, etc.– están inextricablemente ligados a su hegemonía político-militar y a su sistema unipolar. El liberalismo occidental y el dominio político-militar y económico mundial de Estados Unidos y la OTAN son una misma cosa. Es absurdo luchar contra Occidente y aceptar (aunque sea parcialmente) sus valores, en nombre de los cuales está librando una guerra contra nosotros, una guerra de aniquilación.

Una ideología propia no solo nos sería «útil» hoy; si no la tenemos, perderemos. Occidente seguirá atacándonos tanto desde fuera, con nazis ucranianos armados y entrenados, como desde dentro, con la siempre liberal quinta columna que corrompe hábilmente las mentes y las almas de las nuevas generaciones. Sin una ideología propia, que defina claramente quién es amigo y quién es enemigo, nos encontraríamos en una situación casi de impotencia.

La ideología debe ser declarada inmediatamente y su esencia debe ser un rechazo total y directo a laideología occidental, al globalismo y al liberalismo totalitario, con todas sus subespecies instrumentales –incluyendo el neonazismo, el racismo y el extremismo.

Movilización

La movilización es inevitable. La guerra afecta a todos y a todo, pero la movilización no significa el envío forzoso de reclutas al frente, esto se puede evitar, por ejemplo, formando un movimiento de voluntarios de pleno derecho con las prestaciones necesarias y el apoyo del Estado. Debemos centrarnos en los veteranos y en el apoyo especial a los guerreros novorossianos. En Rusia hay pocos, pero también hay partidarios en el extranjero. No deberíamos tener reparos en formar interbrigadas antinazis y antiglobalización con gente honesta del Este y del Oeste.

Sobre todo, no debemos subestimar a los rusos. Somos una nación de héroes. A un gran costo, pero un terrible enemigo que hemos derrotado no una ni dos veces en nuestra gloriosa historia. También esta vez saldremos victoriosos, aunque sea en la guerra contra Occidente, y esta vez será una guerra popular. Estamos ganando las guerras del pueblo, guerras en las que el pueblo gigante ha despertado para luchar.

La movilización implica un cambio completo de la política de información. Las normas de la paz (que son esencialmente la copia ciega de programas y estrategias de entretenimiento occidentales que no hacen más que corromper a la sociedad) deben ser abolidas. La televisión y los medios de comunicación en general deben convertirse en instrumentos de movilización patriótica en tiempos de guerra. Todos los conciertos en el frente, estando también en el frente interno. Ya ha comenzado poco a poco, pero por ahora sólo afecta a una pequeña parte de los canales. Pero debería estar en todas partes.

La cultura, la información, la educación, la ilustración, la política, la esfera social: todo debe funcionar unánimemente para la guerra, es decir, para la victoria.

Economía

Cada Estado soberano puede emitir toda la moneda nacional que necesite. Si es verdaderamente soberano. La guerra con Occidente hace que no tenga sentido seguir jugando a la economía según sus propias reglas. Una economía de guerra solo puede ser soberana. La victoria debe gastarse tanto como sea necesario. Solo es necesario asegurar que el tema se concentre en un circuito especial con fines estratégicos. La corrupción en estas circunstancias debería equipararse a un crimen de guerra.

La guerra y la comodidad son incompatibles. Hay que abandonar la comodidad como meta, como punto de referencia en la vida; solo las naciones preparadas para las dificultades son capaces de ganar verdaderas guerras.

En estas situaciones siempre hay una nueva raza de economistas cuyo objetivo es salvar al Estado, especialmente éste. Los dogmas, las escuelas, los métodos y los enfoques son secundarios.

Podemos llamar a una economía así una economía de movilización o simplemente una economía de guerra.

Nuestros aliados

En cualquier guerra, el papel de los aliados es extremadamente importante. Hoy en día Rusia no tiene tantos, pero existen. En primer lugar, se trata de los países que rechazan el orden liberal unipolar occidental. Son los partidarios del multipolarismo, como China, Irán, Corea del Norte, Serbia, Siria, la República Centroafricana, Malí, pero también, en cierta medida, India, Turquía, algunos países islámicos, africanos y latinoamericanos (especialmente Cuba, Nicaragua y Venezuela).

Para hacerles frente, hay que movilizar todos los recursos disponibles, no solo la diplomacia profesional, sino también la diplomacia popular, y para ello se necesita de nuevo la ideología. Debemos convencer a nuestros aliados de que hemos decidido romper de forma irreversible con el globalismo y la hegemonía occidental y que estamos dispuestos a llegar hasta el final en la construcción de un mundo multipolar. Aquí debemos ser coherentes y decididos. Se acabó el tiempo de los medios tonos y los compromisos. La guerra de Occidente contra Rusia está dividiendo a la humanidad poniéndola en diferentes lados de las barricadas.

Factor espiritual

En el centro de la confrontación global que se ha iniciado está el aspecto espiritual, religioso. Rusia está en guerra con una civilización antirreligiosa que combate a Dios y derriba los fundamentos mismos de los valores espirituales y morales: Dios, la Iglesia, la familia, el género, el hombre. Con todas las diferencias entre la ortodoxia, el islam tradicional, el judaísmo, el hinduismo o el budismo, todas las religiones y las culturas construidas sobre ellas reconocen la verdad divina, la alta dignidad espiritual y moral del hombre, honrando las tradiciones y las instituciones: el Estado, la familia, la comunidad. El Occidente moderno ha abolido todo esto, sustituyéndolo por la realidad virtual, el individualismo extremo, la destrucción del género, la vigilancia universal, una «cultura de la abolición» totalitaria, una sociedad de la posverdad.

En Ucrania florecen el satanismo abierto y el racismo descarado, y Occidente los apoya. Estamos ante lo que los ancianos ortodoxos llaman la «civilización del Anticristo». El papel de Rusia es, por tanto, el de unir a los creyentes de diferentes religiones en esta batalla decisiva.

No debes esperar a que el enemigo mundial destruya tu hogar, mate a tu marido, hijo o hija… En algún momento será demasiado tarde. Dios no quiera que vivamos para ver ese momento.

La ofensiva del enemigo en la región de Jarkiv es sólo eso: el comienzo de una verdadera guerra de Occidente contra nosotros.

Occidente demuestra su intención de iniciar una guerra de aniquilación contra nosotros: la tercera guerra mundial. Debemos reunir todo nuestro más profundo potencial nacional para repeler este ataque. Con todos los medios: pensamiento, fuerza militar, economía, cultura, arte, movilización interna de todas las estructuras del Estado y de cada uno de nosotros.

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