La invasión de Rafah
Con la derrota a la vista,
¿cómo va a poder Netanyahu declarar la victoria?
Por David
Hearst
Rebelion
09/05/2024 | Palestina y Oriente Próximo
Fuentes: Voces
del Mundo¿Ha habido
acuerdo? ¿Fue, como dicen algunos en la administración estadounidense,
una contraoferta de Hamás? ¿Hay dos ofertas sobre la mesa o un acuerdo del que
Estados Unidos dio marcha atrás tras ver la respuesta de Israel?
Este es el
curso de los acontecimientos que me han facilitado mis fuentes con
conocimientos detallados de las negociaciones en El Cairo y Doha.
La delegación
de Hamás estuvo en El Cairo durante algún tiempo. Hubo un documento inicial al
que Hamás hizo sus aportaciones, al igual que los israelíes. Pero no hubo
acuerdo. Hamás decidió retirar su delegación.
Mis fuentes me
dicen que la delegación de Hamás estaba en el aeropuerto cuando Egipto presentó
una oferta que el grupo aceptó considerar.
La delegación
se trasladó a Doha el domingo. Hamás anunció entonces que celebraría una
reunión el lunes para estudiar la oferta presentada por egipcios y qataríes.
El director de
la CIA, Bill Burns, siguió a la delegación de Hamás desde El Cairo hasta Doha.
Estuvo dos días en El Cairo y luego se trasladó a Doha. Estaba previsto que
viajara a Israel, pero retrasó su partida para esperar la respuesta de Hamás el
lunes.
Hubo dos
cambios textuales menores en el documento que los egipcios habían enviado a la
delegación de Hamás en el aeropuerto, pero se consideró que no eran cruciales
para alcanzar un acuerdo. Middle East Eye ha visto ambas
versiones.
El papel de Washington
Mientras tanto,
el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se puso nervioso ante lo que
podrían hacer egipcios y qataríes con la presencia de Burns en ambas ciudades.
Netanyahu dijo que Israel seguiría adelante con
la operación en Rafah independientemente de si había acuerdo sobre un
intercambio de rehenes y prisioneros.
La decisión del
gobierno israelí de cerrar Al Jazeera fue
otro indicador del rechazo de Israel no sólo a la última oferta, sino también
al papel de Doha como mediador. Pero persisten los interrogantes sobre la implicación
o el conocimiento por parte de Washington del acuerdo enviado a Hamás por
Egipto y Qatar.
La versión en
inglés de la oferta que me enviaron afirma claramente que los garantes del
acuerdo son Qatar, Egipto, Estados Unidos y las Naciones Unidas.
Así pues,
¿firmó Estados Unidos el acuerdo de alto el fuego que Hamás aceptó el lunes, o
no? Según una fuente, «Burns, definitivamente, no estaba de vacaciones en
visita a los casinos de El Cairo o yendo a nadar a Doha».
El portavoz del
Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, eludió la pregunta diciendo: «Es
seguro concluir que [la respuesta de Hamás] se produjo como resultado o al
final de estas continuas discusiones de las que el director Burns formaba
parte».
Pero Kirby
continuó diciendo que Estados Unidos estaba revisando la respuesta de Hamás,
como si la oferta que el grupo firmó no le hubiera sido presentada por otros dos
gobiernos mediadores, Egipto y Qatar, y como si la presencia de Burns tanto en
El Cairo como en Doha fuera puramente la de un observador.
Surgen las divisiones
Cuando llegó,
el acuerdo de Hamás con la última versión de la oferta sorprendió a Israel.
Todo el mundo esperaba que Hamás la rechazara. El rechazo de Israel no fue una
sorpresa.
Lo
sorprendente, sin embargo, fue la implicación de Estados Unidos en el acuerdo
rechazado por Israel.
Tras el
trasiego de Burns entre El Cairo y Doha, el acuerdo que surgió «no era una
contra-respuesta», me dijo una fuente. «Era el documento egipcio-qatarí, en el
entendimiento de que EE. UU. lo apoyaba con la presencia personal de Burns».
Según la
agencia de noticias AP, un funcionario egipcio y un
diplomático occidental afirmaron que el borrador aceptado por Hamás sólo
contenía «pequeños cambios en la redacción» respecto a una versión que Estados
Unidos había impulsado anteriormente con la aprobación israelí, y que los cambios
se realizaron en consulta con Burns, que aceptó el borrador antes de enviárselo
al grupo palestino.
Esto habla de
la probabilidad de divisiones dentro de la administración estadounidense, con
la CIA apoyando un acuerdo del que otros elementos de la administración Biden
se apartaron después de que Israel lo rechazara.
En cualquier
caso, según mis fuentes, Hamás no lo considera un problema suyo. «Esta no era
la versión del alto el fuego que ellos querían», me dijo una fuente. «Hicieron
concesiones para llegar hasta ahí, pero no les preocupa si este acuerdo se
desmorona».
También lanzó
una clara advertencia: «Si esta situación no se resuelve, Hamás puede tomar la
decisión de no participar en ninguna negociación hasta que haya un alto el
fuego. Hamás está dispuesta a seguir luchando hasta que los israelíes se den
cuenta de que tienen que hacer un alto el fuego».
La confianza de
Hamás en poder proseguir esta guerra es la única cuestión que ni el gabinete de
guerra israelí ni Washington han abordado públicamente. Si Hamás está realmente
entre la espada y la pared, con sólo unos pocos batallones en su último
reducto, Rafah, ¿por qué actúa con tanta confianza? Sigue atacando objetivos
militares israelíes, matando a cuatro soldados e hiriendo
gravemente a otros en la zona de Kerem Shalom el domingo.
Quedan cuatro batallones
Tras siete
meses de bombardeos que han reducido gran parte de Gaza a escombros, ¿cómo es
posible que Hamás no se haya acobardado hasta la sumisión? El ejército israelí
ha afirmado en repetidas ocasiones que ha
aniquilado a la mayoría de los combatientes de Hamás y que sólo quedan cuatro
batallones en Rafah.
Se lo pregunté
a una fuente conocedora de las capacidades militares de Hamás. «En todos los lugares
donde se retira el ejército israelí, reaparece Hamás: en el norte, en el centro
y en el sur», respondió. «Las tropas israelíes ocupan el corredor de Netzarim,
pero sus puestos de control allí son cada vez más vulnerables, por eso hicieron
una oferta en las negociaciones de retirarse de esa línea».
Algunos expertos militares de Israel están de acuerdo y dispuestos a romper filas. El general de división en la reserva Yitzhak Barik escribió en Maariv: «Bibi sabe muy bien que estamos en una situación militarmente sin salida… Después de que el ejército tomara el control del 80% de la Franja de Gaza (excepto Rafah), retiró sus fuerzas de ella porque no tenía más soldados para reemplazarlas. El resultado fue que Hamás regresó en masa a todas las zonas dejadas por el ejército israelí y recuperó el control sobre ellas”.
Foto: Una
imagen difundida por el ejército israelí el 7 de mayo de 2024 muestra al
ministro de Defensa Yoav Gallant junto a soldados en una posición en el sur de
Israel, cerca de Rafah, Gaza (Ejército israelí/AFP)
Ni el
reclutamiento ni los explosivos suponen problema alguno para las Brigadas
Qasam, brazo armado de Hamás, considerado grupo terrorista en el Reino
Unido y otros países.
Tras la
oposición inicial al ataque de Hamás del 7 de octubre en algunos barrios de
Gaza, palestinos de todas las facciones han
respaldado a sus combatientes, al quedar claro que la guerra de Israel representaba una
amenaza existencial para los palestinos en su conjunto.
Tras siete
meses de lucha, Hamás cuenta ahora con una oferta ilimitada de reclutas,
decenas de miles. Esta oleada de apoyo bélico supera una amarga historia de
competencia política entre Al Fatah y Hamás.
También hay un
suministro ilimitado de explosivos. Desde el 7 de octubre se han lanzado tantos
explosivos sobre Gaza que se podrían tardar 14 años en limpiar el territorio de
bombas sin estallar, según afirmaron recientemente los expertos de la ONU.
Dicho de otro modo: con un porcentaje de fallos de alrededor del 15%, el material explosivo
recuperado de las bombas y misiles que no estallan podría mantener abastecido a
Hamás durante mucho tiempo.
Algunos
explosivos ya han sido reciclados. Qasam dijo haber utilizado explosivos y misiles de cazas F16 en
un ataque en la zona de al-Mughraqa, en el centro de Gaza. Si los ingenieros de
la policía pudieron recuperar cinco toneladas de artefactos explosivos sin
detonar solo de Jan Yunis y Rafah de los ataques aéreos de 2014 que duraron
menos de dos meses, ¿cuánto más se ha recuperado de siete meses de bombardeos
diarios?
Los verdaderos obstáculos
Hamás tuvo que
enfrentar dos intentos concertados de desplazarlo como gobierno de Gaza,
amenazas que se tomó en serio. Ambos fracasaron.
El primero fue
un intento en enero por parte de Israel de conseguir que los líderes de los
clanes dividieran Gaza en zonas gobernadas
por tribus, que se encargarían de la administración civil de la
Franja de Gaza y llegarían a alcanzar acuerdos individuales con Israel.
Pero mucho
antes de llegar al nivel del gabinete de guerra, fue rechazado por las propias
tribus, que se mantuvieron leales a Hamás. «El Estado ocupante pretende
encubrir su fracaso en Gaza y crear confusión y enfrentamientos en la sociedad
palestina», declaró en un comunicado Akef
al-Masry, comisario general de la Autoridad Suprema de las Tribus Palestinas.
Masry pidió, en
cambio, que se pusiera fin a las divisiones políticas entre Hamás y Al Fatah,
señalando que era necesario un liderazgo nacional unificado «para reforzar la
firmeza del pueblo e impedir posibilidades a todos los planes de la ocupación».
El segundo
intento fue más grave. El plan fue supuestamente ideado por Jordania,
Egipto y Arabia Saudí, y puesto en marcha por Majed Faraj, el jefe del aparato de
inteligencia de la Autoridad Palestina (AP), un hombre promocionado como
posible administrador de Gaza tras la guerra tanto por el ministro de Defensa
israelí, Yoav Gallant, como por el líder de la oposición, Yair Lapid. Una
ausencia notable fue la de Emiratos Árabes Unidos, que apoya a su
propio hombre, el barón exiliado de Al Fatah Mohammed Dahlan, para que regrese a Gaza.
Decenas de agentes
de los servicios secretos de la AP se infiltraron en Gaza, disfrazados de
seguridad para los convoyes de ayuda desde la frontera egipcia. Parte de este
grupo llegó hasta el hospital de Al Shifa, en la ciudad de Gaza, y
supuestamente proporcionó información a las fuerzas israelíes, lo que condujo a
una redada en las instalaciones. La mayor parte del grupo permaneció en Rafah,
donde intentaron establecer un cuartel general en el edificio de la Media Luna
Roja Palestina.
Según una
fuente citada por Al Yazeera, 10 equipos, formados por
cuatro personas cada uno, subieron a 10 camiones en el paso fronterizo de Rafah
para entregar ayuda a la Media Luna Roja.
La presencia de
la AP se puso de manifiesto en el caos que rodeó a los camiones. Cuando los
hambrientos palestinos asaltaron los camiones, miembros de las fuerzas de
seguridad de Faraj sacaron sus armas; posteriormente fueron detenidos e
interrogados por Hamás. Cuatro de los agentes detenidos han sido
identificados. Formados en Jordania y entregados por
la AP, los conspiradores se encontraron, como siempre, con la realidad de Gaza.
Un dolor de cabeza mayor
Todo esto hace
que Hamás confíe en poder hacer frente y sobrevivir a cualquier nuevo intento
de las fuerzas terrestres israelíes de aniquilarles.
«Su confianza en continuar la resistencia es alta», dijo una de mis fuentes. «Israel intentó utilizar la destrucción que sembró como palanca para forzar una rendición. Pero esa destrucción se convirtió en un arma de doble filo. Expuso a Israel de una manera sin precedentes. Ahora es Israel quien tiene problemas, no Hamás. El apoyo con que cuenta Hamás es el más alto desde que empezó la guerra. Y [el presidente de EE. UU.] Joe Biden está empezando a sentir la temperatura. Todo esto está dando confianza a Hamás en su forma de negociar».
Foto: Un
manifestante israelí con una gorra con un lema contra el primer ministro
israelí Benjamin Netanyahu es fotografiado en Tel Aviv, el 27 de abril de 2024
(Jack Guez/AFP)
No se puede
evitar el hecho de que la próxima batalla por Rafah provocará graves
masacres, de las que Israel será responsable en virtud del derecho
internacional. El precio humano será alto.
Si las fuerzas
israelíes hacen en Rafah lo que hicieron en Jan Yunis, Rafah será arrasada. Jan Yunis
fue descrita anteriormente como el cuartel
general de Hamás, pero las fuerzas israelíes se retiraron
después de más de cuatro meses de bombardeos sin nada que mostrar de su
campaña, excepto la destrucción completa de la ciudad.
Después de que
Rafah sufra el mismo tratamiento, Israel seguirá aún sin recuperar a los
rehenes que siguen vivos, ni habrá capturado o matado a los dirigentes de
Hamás. Hamás confía en ambas cosas.
Barik se ha hecho eco de este punto:
«Bibi también se da cuenta de que entrar en Rafah no aportará nada. Más bien al
contrario, ya que agravará el problema decenas de veces. También nos veremos
obligados a abandonar Rafah tras ocuparla… Nuestra entrada en Rafah destruirá
por completo nuestras relaciones con los países del mundo y con los países
árabes con los que mantenemos la paz.
«Esto tendrá
consecuencias muy graves, sobre todo: aislará al Estado de Israel en las esferas
política y económica e impondrá el embargo de armas que ya ha comenzado. Entrar
en Rafah no dejará con vida a ningún secuestrado y tendremos muchas víctimas».
Después de
Rafah, Netanyahu tendrá un quebradero de cabeza aún mayor que el que tiene
ahora: cómo declarar la victoria cuando la derrota está a la vista.
David Hearst es cofundador y redactor jefe de Middle East
Eye, así como comentarista y conferenciante sobre la región y analista en temas
de Arabia Saudí. Fue redactor jefe de asuntos exteriores en The
Guardian y corresponsal en Rusia, Europa y Belfast. Con anterioridad,
fue corresponsal en temas de educación para The Scotsman.