sábado, 25 de diciembre de 2021

Cuento de Navidad. [Este post, al igual que todos los que aparecen en el Blog El Ojo Atípico desde enero de 2021 es considerado por el señor FACEBBOK, según sus particulares normas, como “publicidad engañosa”, “fraude” y “vulneración de seguridad” (o sea, que estornudo yo y es ponerse a temblar los grandes ejércitos de la OTAN, caer como ladrillos los aviones en vuelo, derretirse los tanques como la mantequilla al sol y el clamor universal y atemorizado de todas las tropas y tropos diciendo: no, Manolo, no. Más no por favor, ten piedad/piedod de nosotros/nosotras, deja ya de publicar/publicor en el Ojo Atípico, hombre/hombra, que nos vas a matar/mator a disgustos/disgustas.) y por esta razón/razona desde enero de 2021 no deja el señor de FACEBOOK que se comparta nada de lo que aparece en el Blog El Ojo Atípico. Lo que no sabemos (que en realidad si sabemos) es que entiende mi SEÑOR amo feudal en insigne Cardenal inquisidor del capital, FACEBOOK, es que entiende él por libertad de expresión y divulgación del pensamiento propio y las leyes que le amparan para que como Pedro (el feudal) por su casa establezca que se puede decir y qué no. Esta es una prueba de como avanza el fascismo (simplicidad mental y unilateralidad) de nuevo cuño en el siglo XXI]

 

La Navidad ha inspirado a múltiples autores. Ambiente de felicidad, melancolía y alegría del reencuentro familiar son temas habituales de los cuentos navideños cortos. Cuentos que pueden ir cargados de ilusión, magia, nieve… ¡Feliz Navidad para tod@s!


Cuento de Navidad

 

Ray Bradbury

El Viejo Topo

25 diciembre, 2021 



El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque excedía el peso máximo por pocas onzas, al igual que el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando estos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.

-¿Qué haremos?

-Nada, ¿qué podemos hacer?

-¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!

La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.

-Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre.

-¿Qué…? -preguntó el niño.

El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer “día”. Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:

-Quiero mirar por el ojo de buey.

-Todavía no -dijo el padre-. Más tarde.

-Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.

-Espera un poco -dijo el padre.

El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso.

-Hijo mío -dijo-, dentro de medía hora será Navidad.

-Oh -dijo la madre, consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.

-Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron.

-Sí, sí. todo eso y mucho más -dijo el padre.

-Pero… -empezó a decir la madre.

-Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto.

Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.

-Ya es casi la hora.

-¿Me prestas tu reloj? -preguntó el niño.

El padre le prestó su reloj. El niño lo sostuvo entre los dedos mientras el resto de la hora se extinguía en el fuego, el silencio y el imperceptible movimiento del cohete.

-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?

-Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y tomó al niño de la mano.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.

-No entiendo.

-Ya lo entenderás -dijo el padre-. Hemos llegado.

Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.

-Entra, hijo.

-Está oscuro.

-No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.

Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.

-Feliz Navidad, hijo -dijo el padre.

Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.

FIN

Fuente: Blog Ciudad Seva.

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Marx - Tesis sobre Feuerbach (2/2)

Kaosenlared e Insurgente, mucho más que dos. [¡Adelante! Que cunda el ejemplo entre el resto de los portales de Izquierdas. Salud y fuerza, que hambre y problemas no faltarán ]

 

Kaosenlared e Insurgente, mucho más que dos

 

América LatinaEstado EspañolInternacionalOpinión / Por admin

 


Hubo un tiempo donde dos webs se batieron contra Falsimedia en el bosque de la información que tutela y digita la derecha.

Se sabe que hay cientos de portales donde los sectores reaccionarios cuidan los intereses de la clase dominante, y muy pocos los que han hecho de la lucha antifascista, y por ende anticapitalista, su razón de ser. La necesidad de sobrevivir económicamente al precio que sea, ha obligado a otros a defender al actual gobierno, buscando un tipo de lectores y lectoras afines a esa idea reformista tan extendida.

No ha sido el caso ni de Kaosenlared ni de Insurgente, que han mantenido una lucha desigual en el mundo de la información en defensa de personas y colectivos que dan la batalla contra un sistema que, como es sabido, condena a millones de personas a todo tipo de penurias.

Por eso, en las postrimerías del 2021 es el momento de anunciar que ambas webs hemos dado un paso adelante para unirnos, para ser más fuertes y poder ser mejor altavoz de todos y todas vosotras. En unos días renacemos con todas las fuerzas y henchidos de ilusión. Sepan que no ha sido fácil unir dos webs que, aun manteniendo líneas editoriales próximas, hemos atravesado años de militancia informativa en soledad. Contamos para este desafío y crecimiento con cada uno de vosotros y vosotras, que hará -como escribió Mario Benedetti- ser mucho más que dos.

Colectivos Kaosenlared e Insurgente

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Rusia: "4.000 instructores militares de EE.UU. se encuentran en línea de...

¿Serán cuatro los reyes que lleguen este año?

 

Se acerca la Navidad y todo está dispuesto para que el rey emérito vuelva a casa. Hace poco más de un año que se fue, según sus simpatizantes, al exilio. Expulsado del paraíso por los rojos comunistas que son como la encarnación del Mal.


¿Serán cuatro los reyes que lleguen este año?

 

Alfons Cervera

El Viejo Topo

24 diciembre, 2021 



Se acerca la Navidad. El recogimiento familiar. Los abrazos fraternos. El turrón que es como el bálsamo de Fierabrás para que el amor renazca con la fuerza de lo inalterable. Nada cambia en un mundo que se repite como una mala digestión. La vida se convierte en otra vida que es la misma vida sólo que con el maquillaje distinto. O no tan distinto. Pero no importa. El eterno retorno, que decía el filósofo. Pero nada retorna: ya estaba ahí, no se había ido. Abrimos los ojos por la mañana y es como si no te hubieras movido del sitio. Lo de todos los días vuelve a ser lo mismo que lo de todos los días. El dinosaurio de Monterroso no se ha movido de la alfombra al pie de la cama. Lo miras y te mira con la manifiesta complicidad de quienes saben que lo de ayer sigue intacto, como el queso que hasta los ratones saben que está envenenado. Levántate y anda, como decían los voceros del milagro bíblico. Menudo esfuerzo levantarte, poner el pie en el suelo, acostumbrarte a que García Ferreras te salude de buena mañana desde esa televisión que es como el Sexto Milenio después de Nostradamus. Las campanitas de la fraternidad te llaman. No pierdas el ánimo. Mira qué alegría: va a regresar el rey emérito a su tierra después de unas vacaciones pagadas con nuestro salario mínimo interprofesional, o con el subsidio que nos ha concedido el Gobierno para que podamos soportar con menos ansiedad al puñetero pangolín. Y menos mal que el Gobierno es progresista porque si no las derechas nos habrían dejado como se suele decir sólo con lo puesto. O sea, con nada.

Hace poco más de un año que el rey emérito se fue según sus simpatizantes al exilio. Expulsado del paraíso por los rojos comunistas que son como la encarnación del Mal, escrita así la palabra, como cuando se la inventó Hannah Arendt mientras era juzgado en Jerusalén el nazi Adolf Eichmann. Pobre rey, héroe de la Transición, enérgico Conan levantador de tanques aquella infausta y lejana noche de febrero, insigne reciclado de su herencia franquista, campechano y mujeriego, simpático y ocurrente cual Lázaro de Tormes en la corte de los milagros pícaros que tanto furor han hecho en los últimos tiempos para goce de sus aplaudidores, del rey, digo, no de Lázaro de Tormes. Hace poco más de un año que se fue y ahora se anuncia su regreso porque la justicia es igual para todos y esa justicia ha dicho que no nos debe nada, que todo lo hizo dentro de la legalidad, que su fortuna no sale de ningún delito, que su alma es tan blanca que parece sacada de uno de esos anuncios de detergentes para lavadoras que salen en la tele.

Todo se está preparando para ese regreso. Limpio del polvo y la paja de la corrupción, Juan Carlos de Borbón regresará a su país por la puerta grande de las grandes celebraciones. A ver cómo queda la denuncia de acoso que ha presentado en Londres Corinna Larsen. A ver si ese proceso se alarga un poco y le da oxígeno a su hijo para que sortee con buen pie el discurso navideño. Menudo embolado para el pobre vástago borbón. Pero pase lo que pase, con el rey sentado o no a la mesa familiar, seguro que le escriben un discurso apañado para que no quede en entredicho la decencia de la Monarquía. No sé cómo se las arreglará para decir que la justicia es igual para todos. O que todos los españoles están sufriendo igual la crisis pandémica. O que la Patria se salvará como siempre se ha salvado la Patria con el esfuerzo colectivo. Palabras y más palabras, sea cual sea su discurso. Vacío total, aunque al día siguiente los medios amplifiquen ese vacío y lo llenen de lo que dijo y de lo que no dijo. No dirá nada, como siempre. Tieso como un palo mirará donde le digan que ha de mirar para que las cámaras maquillen aunque sea un poco la palidez de su discurso. A mí me da igual lo que diga porque siempre dice lo mismo, como decía lo mismo su padre y como dirá lo mismo su hija Leonor en el caso —ojalá que no— de que la Monarquía siga aquí como una permanente anomalía democrática.

Se acerca la Navidad y todo está dispuesto para que el rey emérito vuelva a casa. Mientras tanto nos hemos de morder la lengua a base de “supuestos” para contar las corrupciones del monarca. Mucho cuidado con lo que dices o escribes de esas corrupciones si no quieres que te caiga encima el peso de esa ley que para según qué gente es más pesada que la piedra de Sísifo. Que a estas alturas de la película hayamos de hablar de los delitos del rey emérito como “presuntos” es para salir a escape libre y buscar acomodo en los anillos de Saturno. Pero así es la vida en este país que no se libera de sus más rancias tradiciones. Pensábamos que sí, que los tiempos de la indignidad se habían acabado con la muerte del dictador. Pero no. Hay cosas que nunca cambian. Y a pesar de lo que dijera Heráclito, aquí seguimos bañándonos desde hace muchos años en las mismas aguas de los mismos ríos. No sé qué dirá el rey de ahora en su discurso navideño. Nunca lo he visto. Pero no se preocupen. Seguro que saben ustedes de pe a pa lo que va a decir. Seguro que no se equivocan ustedes ni en una coma. Más de lo de siempre. La nada envasada al vacío. Mientras tanto, su padre estará haciendo las maletas para acompañar a los reyes magos en su periplo por el mundo de la infancia. Como dice el chiste que circula por whatsap desde el año pasado por estas fechas: ahora son cuatro reyes en vez de tres los que llegan cargados de regalos. Pero ojo: seguro que uno de los cuatro vacía las alforjas antes de llegar a los balcones. Pongan ustedes nombre al chorizo. Bueno, quiero decir al “presunto chorizo”. Por si acaso…

Artículo publicado originalmente en Infolibre.

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