martes, 25 de marzo de 2014
22 M: ¿CONSTITUYE DELITO QUE DETERMIANDOS PERIODISTAS SE DEDIQUEN A PROPAGAR MENTIRAS PARA CRIMINALIZAR A LOS CIENTOS DE MILES DE PERSONAS QUE SE MANIFIESTAN CONTRA LAS POLITCAS DEL GOBIERNO?
La Policía se inventa pruebas para criminalizar a los detenidos del 22-M
El cuerpo y los sindicatos policiales difundieron una imagen de un punzón pegado a una muleta y de una riñonera con bolas de acero asegurando que se trataban de armas utilizada por los manifestantes el 22-M, pero esos objetos fueron incautados con anterioridad a las movilizaciones
PÚBLICO
Madrid
25/03/2014
Imagen difundida por la Policía y los sindicatos del cuerpo.
Los sindicatos
policiales han difundido imagenes de varios objetos asegurando que se
trataban de armas utilizadas por los manifestantes para atacar a los
antidisturbios durante los enfrentamientos que tuvieron lugar el sábado
tras la manifestación de las Marchas de la Dignidad. Sin embargo,
tanto la imagen de un punzón oculto en el interior de una muleta como la de una riñonera con bolas de acero habían sido difundidas en fechas anteriores a la movilización.
La imagen de un punzón oculto en el interior de una muleta fue difundida un día antes de las movilizaciones por fuentes judiciales acompañando
a una noticia que indicaba que el objeto había sido requisado a un
hombre que trataba de entrar en los juzgados de Plaza de Castilla. Y la
de la riñoera con bolas de acero fue difundida por la Unión Federal de
Policía como uno de los objetos requisados a los manifestantes en la
manifestación del 25 de abril de 2013.
Varios medios de comunicación,
así como las webs de distintos sindicatos de Policía, llevan dos días
difundiendo la imagen de la muleta con el punzón. Y esta misma mañana un
miembro de un sindicato policial ha asegurado a este diario que este
objetivo había sido utilizado para apuñalar a dos agentes de Policía
durante los disturbios.
Ahora, el engaño ha quedado al descubierto, pues un teletipo de Europa Press fechado el 21 de marzo difundía esa misma imagen. El artilugio en cuestión fue incautado el 20 de marzo a un hombre de 40 años que
entraba los juzgados de Plaza de Castilla al ser detectado por el
escáner. El punzón de 17 centímetros estaba oculto en la muleta que
portaba. Tras ello, se informó a la Policía municipal de los juzgados
para que iniciara las pesquisas oportunas.
El propio José Manuel Sánchez Fornet,
exsecretario general del SUP y presidente de FESYPOL (Fundacion
Estudios Seguridad y Policia), ha asegurado por Twitter que "el
tirachinas y la muleta no fueron incautados a nadie el 22M ni aparecen
en los efectos presentados en rueda de prensa".
Y, por tanto, "habría que decir, como esos que dicen que todos los
disturbios los provocan policías infiltrados, que esas fotos las
distribuyen amigos de detenidos".
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22 M (MAÑANA TAMBIEN ES 22 M)
LAS NECESARIAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD
Vicenç
Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Público.es
25 mar 2014
Durante este
fin de semana, más de dos millones de ciudadanos procedentes de todos los
pueblos que constituyen España confluyeron en Madrid (donde está la sede
central del Estado español) para protestar contra un Estado que no les
representa y que está imponiendo unas políticas públicas a la población que
están dañando enormemente el bienestar y calidad de vida de las clases populares,
sin que exista ningún mandato popular para que se realicen (puesto que no
estaban en el programa electoral de los partidos gobernantes), y, por lo tanto,
carentes de legitimidad democrática. Tales políticas de austeridad y reducción,
cuando no eliminación, de derechos sociales, laborales y políticos, han
respondido a las instrucciones de la Troika (la Comisión Europea, el Banco
Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional), dominada por intereses
financieros que configuran unas políticas que benefician predominantemente a la
banca junto a otros establishments financieros, así como a grupos económicos,
mediáticos y políticos que, en la práctica, gobiernan el país. El Manifiesto de
estas marchas representa un documento de denuncia a este Estado, denuncia
procedente predominantemente de las clases trabajadoras de las distintas partes
del país que constituyen el eje de la España real, pluricéntrica, laica,
democrática, con una diversidad social y nacional que la enriquece, unidas
ahora frente a un Estado que domina y asfixia a los distintos pueblos de
España.
Predeciblemente,
el gobierno del Partido Popular, el más reaccionario de los existentes en la Europa
Occidental y uno de los más corruptos, con una sensibilidad política que, según
el panorama político europeo, corresponde a la ultraderecha, está desmontando
el ya escasamente financiado Estado del Bienestar español, redistribuyendo la
riqueza a favor de los poderosos a costa de las clases populares, y reduciendo
incluso más la calidad del sistema democrático español, ya en sí muy
insuficiente debido a la Transición inmodélica de la dictadura a la democracia
que se hizo bajo el enorme dominio de las fuerzas conservadoras, herederas de
las que controlaban el Estado dictatorial. El partido gobernante, continuador
de estas fuerzas, carece de sensibilidad democrática y está recentralizando y
empobreciendo (de un modo nunca visto antes durante el periodo llamado
democrático) su Estado del Bienestar, todo ello al servicio de unos intereses
financieros y económicos minoritarios y particulares, y a costa de los
intereses generales de la población.
La denuncia
del Estado resultado de la Transición, punto central de las marchas
Las Marchas
de la dignidad denunciaron estos hechos, exigiendo una democracia real, con el
desarrollo de instituciones representativas junto a formas de participación
directa de la ciudadanía, incluyendo el derecho a decidir de los pueblos. Esta
es la España popular y republicana, heredera de todas las luchas que hicieron
posibles los avances políticos y sociales del país y que se expresaban a lo
largo del territorio español a través de movimientos sociales que gozaron y
gozan de gran apoyo popular. La enorme simpatía y apoyo que las marchas
tuvieron a lo largo de estos días (ignorados por los medios), reflejan
claramente el sentido popular.
El otro
partido al que el sesgado sistema electoral convierte, junto con el PP, en
partido mayoritario, es decir, el PSOE, respondió a las marchas de manera
distinta según cuál fuera la posición jerárquica de cada miembro en el aparato
de aquel partido. Sus bases populares apoyaron en su mayoría las marchas, las
denuncias que realizaron y las demandas que exigieron. La dirección y las
élites gobernantes del partido intentaron, de forma oportunista, apoyar la
marcha, olvidando, sin embargo, que las marchas los incluían en su denuncia,
pues muchas de las políticas que denunciaban se habían iniciado durante su
mandato, incluyendo el cambio de la Constitución que exigía como primera
prioridad el pago de la deuda, una deuda escandalosamente alta como
consecuencia del comportamiento especulativo de la banca, favorecida, por
cierto, por las políticas del Banco de España, como toda la evidencia
científica existente muestra. Es extraordinario que la dirección del PSOE no
haya hecho ninguna autocrítica del gobierno socialista presidido por Zapatero,
uno de los presidentes más impopulares (en el momento de su retirada) que haya
tenido España, siendo uno de sus vicepresidentes el que ahora es el actual
secretario general del partido, una situación que no variará con un nuevo
cambio de personajes, pues la mayoría de posibles sucesores fueron parte –a
distintos niveles– de aquel aparato, compartiendo sus políticas.
Como era de
esperar, la hostilidad por parte del gobierno PP y las declaraciones de
adhesión (oportunistas) del equipo dirigente del PSOE han sido las notas más
visibles en los medios de información y persuasión del establishment español
que, además de ignorar el contenido del manifiesto (el documento más importante
que se ha escrito en estos últimos años y que marca una pauta de cambio en las
fuerzas progresistas del país), se han centrado en los actos violentos
ocurridos, los cuales han sido sumamente minoritarios y han favorecido que se
desviara la atención mediática hacia la periferia, dejando de lado lo esencial
de las marchas.
El
significado histórico de las marchas
Estas
marchas, unas de las más grandes que hayan tenido lugar en Madrid, tal como han
indicado muchos medios extranjeros, son un movimiento histórico que establece
un antes y un después. Eran la España real, la España de los distintos pueblos,
hermanados en su denuncia de un Estado que no es su Estado, que es un Estado
impuesto a la población, que ha perdido legitimidad, y que ha vendido su soberanía
a los intereses financieros y económicos que continúan optimizando sus
intereses a costa de los de las clases trabajadoras, que están sufriendo en sus
propias carnes las consecuencias de su codicia. Estos más de dos millones, y
muchos otros que les vitorearon durante las marchas, están de acuerdo con el
eslogan del 15M “no nos representan”. Ellos son los herederos de la España
republicana que luchó por la democracia y la justicia social durante la II
República, que los golpistas fascistas interrumpieron con un golpe de Estado
que triunfó gracias a la ayuda del nazismo alemán y del fascismo italiano, sin
cuyo apoyo jamás habrían vencido. Son también los herederos de los que lucharon
en la resistencia antifascista contra la dictadura, una de las más crueles que
existió en Europa en el siglo XX (por cada asesinato político que cometió
Mussolini, Franco cometió diez mil), y son también los herederos de los que con
su continua presión han ido mejorando la tan insuficiente democracia española.
No es por casualidad que el mismo gobierno, el mismo Estado y el mismo
establishment político y mediático del país que están imponiendo las políticas
que generaron las protestas, y que niegan a los pueblos el derecho a decidir,
sean prácticamente los mismos que diseñaron en su día un sistema electoral que
es escasamente proporcional y que permite que un partido que solo consiguió el
apoyo del 30% del voto del censo electoral tenga mayoría absoluta en las Cortes
españolas. Representan las mismas fuerzas que han sido responsables del enorme
retraso social de España, y son los mismos que ahora quieren reprimir
físicamente y psicológicamente a las voces críticas que, con dignidad, les
muestran lo que son: los herederos de aquellos que dominaron la dictadura y la
Transición.
El agotamiento
final de la inmodélica Transición
Estas
marchas y su composición muestran claramente el agotamiento y fin de la
inmodélica Transición, simbolizada por la muerte de uno de sus protagonistas,
Adolfo Suárez, en las mismas fechas en las que han ocurrido las marchas, y que,
veremos, será utilizada por el establishment españolista para poder promover
una idealización de la Transición para neutralizar la popularidad que hoy
tienen los críticos de dicha Transición, incluyendo las marchas del 22M.
De ahí la
enorme importancia de unas de las mayores marchas que se han visto en la
capital del Reino (que contó, por cierto, con una gran simpatía y el apoyo de
las clases populares de la ciudad de Madrid), que mostraron las enormes causas
comunes existentes entre los distintos pueblos de España frente a un adversario
común. El respeto y la estima por la diversidad no dificultaron, todo lo
contrario, facilitaron el espíritu de camaradería y hermandad de las marchas.
En la de Catalunya, una de las mayores marchas, se pudieron ver los componentes
más arraigados en las clases populares, que compaginan sus luchas sociales con
la defensa de la identidad catalana (tales como los Yayoflautas, el Procés
Constituent, la PAH, y otros), y que no tienen porqué dividir y separar, sino,
todo lo contrario, aunar al pueblo catalán con los otros pueblos de España, con
los cuales hay tantos lazos de hermandad, no solo por los lazos familiares,
sino también por una lucha común frente a este Estado que, para máxima ofensa,
definió y todavía los define como la anti España. Es obsceno que las derechas,
que están haciendo tanto daño a los distintos pueblos de España, se presenten
como las que representan a España. Ellas, que han vendido la soberanía a la
Troika, como antes la vendieron a Hitler y a Mussolini, se presentan como las
defensoras de España.
Pero el reto
ya no son ellas. Su comportamiento es coherente con toda su historia. El reto
es continuar esta unidad, dentro de la diversidad, para conseguir un nuevo
sistema democrático en el que los intereses particulares queden supeditados a
los generales, con una alianza de todos los movimientos sociales y partidos
políticos para establecer una democracia real en la que el derecho a decidir,
sea al nivel que sea, se convierta en la práctica común del sistema. Y las
marchas del 22M, continuadoras del 15M, son los inicios de este cambio.
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22 M: QUIEN SEPA LEER QUE VAYA LEYENDO
LA DIGNIDAD Y LA DESVERGUENZA
Publico.es
25 mar 2014
“La
ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos humanos son las únicas
causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos”. Con esta
consigna arrancaba hace más de dos siglos, en las calles de París, una de las
Marchas por la Dignidad que mayor huella dejaría en la historia de la
humanidad. La semana pasada, esas palabras volvieron a resonar, en diferentes
lenguas, entre las miles de mujeres, hombres y niños que, desde diferentes
rincones del Estado, ocuparon las calles de Madrid para alzarse contra el
despojo de sus derechos más elementales. Dignidad, dignidá, dignitat,
dignidade, duitasuna.
Esta
exigencia de dignidad, de respeto, es la respuesta a una política que pretende
convertir el miedo en una categoría central de la vida cotidiana. El miedo al
endeudamiento, al desahucio, al exilio forzoso, a la pérdida de unos ahorros o
de un empleo cada vez más miserables. Esta política del miedo, de la ignorancia
y del desprecio por los derechos, tiene dos caras. Una, la de los antisociales
decretos leyes de los viernes, la de las contrarreformas laborales, la de la
conversión de la vivienda en un lujo para pocos, la del asalto privatizador a
la sanidad y a la educación, la de los 200.000 millones de euros para la banca.
La otra, la represiva. La que arma a la policía hasta los dientes y la lanza
como un mastín desbocado, babeante, contra una ciudadanía indefensa. La que
siempre tiene a mano una reforma amenazadora del Código Penal, de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, de las infames leyes de Seguridad Ciudadana y de
Seguridad Privada, de la Ley del Aborto.
Quienes
impulsan esta política del miedo son gente creyente, como el Ministro Fernández
Díaz, que encomienda a Santa Teresa la resolución de la crisis mientras recibe
a los desesperados en Ceuta y Melilla con vallas cortantes y disparos. También
son gente piadosa, como el Ministro Ruiz Gallardón, artífice de una justicia
para ricos y del enésimo intento de controlar el cuerpo de las mujeres,
comenzando por las más pobres, por las que nunca podrán burlar la ley en clínicas
privadas de pago.
Esta gente
creyente, esta gente piadosa, autorizó a la policía a irrumpir en Madrid con
balas de goma y gases lacrimógenos mientras las integrantes del Coro de la
Solfónica, dirigida por Sonia Megías, gritaban “estas son nuestra armas”,
enseñando sus instrumentos y las partituras. Esta gente creyente, esta gente
piadosa, toleró infiltraciones, cargas desmesuradas y permitió que decenas de
detenidos tuvieran que permanecer siete horas contra una pared y con los brazos
en alto en los calabozos de Moratalaz, sin poder ir al servicio, sin beber ni
comer hasta el día domingo. Y esta misma gente ordenó a la policía que
disolviera la concentración legítima de apoyo y de solidaridad con quienes, en
la más absoluta impotencia, habían visto avasallados sus derechos.
Da igual que
el Comisario Europeo de Derechos Humanos, Nils Muiznieks, haya pedido, hace
solo unos meses, el fin de la impunidad con la que las autoridades españolas
suelen tratar los abusos policiales en manifestaciones y comisarías. Da igual
que desde el Consejo General de Poder Judicial se hayan confirmado muchos de
los vicios de inconstitucionalidad que las asociaciones de derechos humanos
señalaron en la llamada Ley Mordaza. Da igual también que hasta los sindicatos
policiales cuestionen la política irresponsable de unos altos mandos empeñados
en presentar todo acto de protesta como una conspiración terrorista o filonazi.
Esta
imperturbabilidad, esta incapacidad para rectificar, es consustancial al
Régimen del miedo, del desprecio por los derechos, tan necesario cuando lo que
se pretende es blindar privilegios que solo pueden prosperar en las
alcantarillas del poder, sin luz pública alguna. De ahí el sutil pero efectivo
golpe mediático que se ha producido en los últimos meses. El que permite a los
grandes periódicos y televisiones silenciar y ridiculizar la protesta social.
La de ahora y la de siempre. La hipócrita e interesada recuperación de la
figura Adolfo Suárez como emblema de un “Consenso sin conflicto” tiene ese
propósito. Borrar la memoria de la presión en la calle que forzó al Régimen
franquista a abrirse más de lo que hubiera querido, y evitar, claro, que esta
presión pueda llegar a imponer hoy la ruptura democrática que entonces no se
consiguió.
En un
momento de desasosiego social muy profundo, la Marcha por la Dignidad ha
espoleado la esperanza de miles de personas que asistían impotentes,
atemorizadas, a la expropiación de sus derechos y de la capacidad de decidir
sobre sus vidas. Ese grito de esperanza tendrá continuidad en decenas de
manifestaciones y actos, como los que tendrán lugar esta semana en Barcelona
para denunciar las políticas represivas y apoyar a quienes, hace más de dos
años, rodearon el Parlament de Catalunya para impugnar los presupuestos más
anti-sociales aprobados desde tiempos del franquismo. Cada uno de estos actos,
cada una de estas manifestaciones, será una confirmación, modesta pero
irrevocable ya, del viejo aforismo de Lichtenberg: cuando los que mandan
pierden la vergüenza, los de abajo pierden el respeto. No se trata más que de
eso: de exigir dignidad, de plantar cara, a una gente que lo ha hecho todo por
convertirse en la encarnación más acabada de la desvergüenza.
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22 M, PRINCIO DEL FIN EFECTIVO DE LOS EMBUSTEROS Y DE LOS POLITICOS CORRUPTOS
¿Y ahora, qué?
Análisis de Julio Anguita tras la Marcha por la
dignidad: "El 22 M puede ser el eje que marque un antes y un después en el
devenir de la mayoría social"
Andaluces.es (Periódico Digital de Ideas y
Noticias)
Martes
25/03/2014
(Más de diez
mil andaluces llenan Madrid en la Marcha de la Dignidad. // PABLO VILA)
Desde la
puerta del Ministerio de Agricultura he visto, emocionado y expectante, la
entrada en Madrid de miríadas de personas, de ciudadanos y ciudadanas que en
columnas de marcha han dado en la capital de España el ejemplo que la mayoría
de damnificados por este régimen de corrupción, injustica y violación de Derechos
Humanos necesita: la unidad en la lucha.
Ante mis
ojos han pasado banderas, símbolos clásicos y habituales en estas
concentraciones pero también, y en número incontable, personas de edad avanzada
portando carteles alusivos a la injusticia de las pensiones, el fraude de las
preferentes, los desahucios, los despidos improcedentes, la permanente estafa
de las eléctricas, el cáncer de la banca o la pérdida de futuro para sus
familiares más jóvenes. Oyendo a unos y a otros he sabido de manifestantes que
desde los rincones más alejados de España han llegado para participar, por
primera vez en su vida, en esta grandiosa concentración que ha desbordado todas
las previsiones.
Cientos y
cientos de miles de personas han sido testigos de su propia fuerza; han constatado
que existen y además que existen en la acción que los une, los acerca y los
multiplica en su decisión de acabar con la indecencia moral que gobierna. Pero
también contra el poder económico que está detrás de este andamiaje vacío, seco
e inútil. Los que ayer nos manifestamos en Madrid nos constituimos en voluntad
de construir el contrapoder que acabe con el robo, el cinismo, la indigencia
moral y la permanente conculcación de la Ley y el llamado Estado de Derecho.
Los que ayer nos manifestamos en Madrid lo hicimos en nombre de unos DDHH que
ellos son incapaces de llevar a la realidad cotidiana de ciudadanos y
ciudadanas. Los que ayer nos manifestamos en Madrid dejamos constancia de que
aspiramos a una soberanía popular y nacional en todos los terrenos: económico y
monetario, social, político y cívico.
El 22 M puede
ser el eje que marque un antes y un después en el devenir de la mayoría social.
Pero para ello se hace necesario
trabajar con la energía, la fuerza y los deseos de los y las manifestantes.
Lo primero
que, a mi juicio, debe quedar claro para lo sucesivo es que la materia prima,
el sujeto del cambio social existe y se manifestó como tal. Y ello se debió
fundamentalmente a varias razones:
1- La toma
de conciencia de una mayoría social que soporta unas condiciones de vida
impensables en el siglo XXI.
2- El insulto que supone para esa mayoría social el espectáculo de robos, de alta delincuencia organizada y enraizada en las instituciones, el posicionamiento de miembros de los tres poderes del Estado a favor de depredadores de fondos públicos y en general la evidencia de que se gobierna en favor de una minoría cada vez más favorecida en sus actividades de rapiña.
3- La inteligencia de fuerzas sociales, movimientos, plataformas de todo tipo en haber asumido que la unidad de la mayoría social, base sobre la que construir el futuro, es el objetivo al que deben supeditarse cuestiones adjetivas y secundarias de grupo, organización, o colectivo. Construir el poder de la mayoría social nos agrupa a todos en una acción de programas, metas, proyectos y actividades.
Tras el 22 M
surge el interrogante ¿Y ahora, qué? A responder a esa pregunta y lo que ello conlleva
dedico mis opiniones desarrolladas puntualmente:
1- El 22 M
evidenció, tal y como ya he comentado anteriormente, que el sujeto social del
cambio existe y se evidenció inequívocamente.
2- La
siguiente marcha sobe Madrid solamente puede realizarse cuando estemos en
condiciones de asegurar una asistencia que duplique a la del 22 M.
3- Ese
objetivo no puede conseguirse dedicando los esfuerzos directamente a ello. La
futura marcha sobre Madrid debe ser la consecuencia natural de una necesidad y
de una capacidad que se deriven de un trabajo múltiple de movilizaciones,
sectoriales y territoriales llenas de contenido concreto y ligadas totalmente a
las necesidades y problemas más inmediatos de la ciudadanía. Los esfuerzos
didácticos y la primacía de lo concreto son reglas de oro.
4-En el día
a día que vaya generando mayor cohesión de la mayoría no pueden faltar las
explicaciones, los actos informativos, la aportación de personas y grupos que
por su capacidad y preparación están en condiciones de elevar el nivel de
conocimiento y de conciencia de la mayoría a construir y ampliar
incesantemente. No olvidemos que la mayoría es plural pero que en las actuales
circunstancias de excepcionalidad tiene unas metas comunes entre sus
integrantes muy amplias.
5-El
centrarse en lo inmediato, lo local o lo territorial debe ser perfectamente
compatible con el sentido global y estatal de la construcción de la mayoría.
Propuestas como la del impago de la deuda, la eurozona, etc. deben coexistir
con otras de carácter general que afecten al territorio el Estado Español.
Sugiero un breve repaso a los 16 puntos que el Frente Cívico explicitó en su
momento y que considero de plena vigencia.
6- El
sentido global del movimiento y su cohesión creciente también se potencian con
movilizaciones de carácter estatal. Hay toda una gama de actividades de entre
la cuales quisiera sugerir algunas:
a)
Boicots a productos, actividades, conmemoraciones, etc., de manera
totalmente pacífica.
b) Acciones de resistencia pasiva
c) Campañas informativas con la mayor profusión de métodos y actividades en torno a una propuesta común para todo el Estado.
d) Uso de los medios de comunicación propios y ajenos.
e) Campañas en torno a los DDHH y su obligatoriedad para los poderes públicos. Debe quedar claro para la opinión pública que buscamos el cumplimiento de la legalidad frente a quien gobernando no la cumple.
f) Etc. etc. etc.
b) Acciones de resistencia pasiva
c) Campañas informativas con la mayor profusión de métodos y actividades en torno a una propuesta común para todo el Estado.
d) Uso de los medios de comunicación propios y ajenos.
e) Campañas en torno a los DDHH y su obligatoriedad para los poderes públicos. Debe quedar claro para la opinión pública que buscamos el cumplimiento de la legalidad frente a quien gobernando no la cumple.
f) Etc. etc. etc.
La actividad
en torno a opiniones estimulantes y necesarias para la inmensa mayoría irán
creando las condiciones no sólo para la segunda marcha sobre Madrid sino para,
a partir de ahí, empecemos a pensar en la desobediencia civil tal y como se
contempla en el tercer considerando de la Declaración de DDHH.
Y quisiera
terminar con una consideración acerca de los medios de comunicación y de la
violencia.
Tras lo
sucedido el 22 M y las informaciones que sobre él han dado los medios de
comunicación han sido evidentes tres cosas:
1- Para
vergüenza de esos medios (excepción de una minoría) la prensa extranjera ha
sido mucha más imparcial y ha informado a sus lectores.
2- Queda claro que debemos usar y difundir las informaciones y comentarios de los medios alternativos de la red.
3-Ya es un
hecho que en estos acontecimientos hay tres tipos de violencia: la de los
violentos infiltrados, la de los violentos infiltrados por la oficialidad y la
de la policía al extralimitarse en sus funciones.
4- Acusarnos
de violentos es, además de una falsedad, una tontería. Si hubiésemos sido
violentos, los 1700 policías desplegados habrían sido neutralizados en un
santiamén. No digan estupideces.
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