miércoles, 22 de septiembre de 2021

Por qué España tiene un porcentaje de mujeres con estudios superiores más alto que Alemania o Finlandia

 

Por qué España tiene un porcentaje de mujeres con estudios superiores más alto que Alemania o Finlandia

 

Por Daniel Sánchez CaballeroCristina Armunia Berges 

Rebelion /España 

Fuentes: El Diario

18/09/2021 


España es el país de la OCDE con más titulados y las mujeres superan ampliamente a los hombres; la organización explica que ellas ven en la educación superior una forma de reducir la brecha salarial

Las jóvenes generaciones vienen pisando fuerte. España es el segundo país de la OCDE con un mayor porcentaje de mujeres menores de 30 años con estudios superiores y el primero en cuanto a varones (en términos relativos). El país supera así a naciones europeas como Alemania y Finlandia, y está un par de puntos por encima de la media de la OCDE. No obstante, la diferencia de género en la distribución de ingresos en estudios universitarios sigue siendo significativa en algunas áreas de la ciencia.

Según recoge la edición de 2021 del estudio Education at a glance (Panorama de la educación, en castellano), tanto la tasa de acceso como la de graduados están por encima de las medias de la UE y la OCDE. En concreto, un 63,7% de la población de menos de 30 años accede a estas etapas educativas (Universidad y Formación Profesional de Grado Superior), cuando en Europa es un 50% y en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico un 50,8% de media; en cuanto a los graduados, un 53,6% de este colectivo obtendrá un título en este nivel, también por encima de las medias de la OCDE (un 38,2%) y de la UE (37,2%).

Desglosado, el informe explica que «en España, el 54% de las mujeres de entre 25 y 34 años tenía estudios superiores en 2020 en comparación con los hombres, con un 41%, mientras que la media de los países de la OCDE es del 52% de media para mujeres y del 39% en hombres». Ampliando el rango de edad hasta los 34 años ese 54% de mujeres con títulos de educación terciaria español sigue lejos de los países con mejores estadísticas en este apartado, como Luxemburgo (64%) y Noruega (60%) en Europa o Canadá (73%) y Corea del Sur (76%) en el mundo.

Pero en Europa, países punteros como Alemania, por ejemplo, siempre según el mismo documento, tienen un 36% de las mujeres y un 33% de las personas de entre 25 y 34 años con estudios superiores (terciarios, pasada la Secundaria, obligatoria o postobligatoria) en 2020. La educación superior, apunta el informe, «se ha expandido en las últimas décadas y en 2020, por norma general, las mujeres jóvenes tenían más probabilidades que los hombres de tener estudios superiores».

Julio Carabaña, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense, desgrana los datos y explica que el gran mérito de esta estadística entre los jóvenes se debe a la FP de Grado Superior. Cuando se hurga en el informe de la OCDE se observa que España es el tercer país de toda la organización –aunque muchos no ofrecen datos– con mayor porcentaje de personas menores de 30 tituladas en estudios superiores de 2-3 años de duración. Dado que en España apenas hay grados cortos, la mayoría son de cuatro años, solo queda una respuesta: es la Formación Profesional Superior, en la que destacamos solo por detrás de Austria y Chile (un 39% frente a 47% y 46%, respectivamente).

«Los datos universitarios propiamente dichos son normalitos», explica el catedrático. «El mérito de estos datos está en la educación terciaria no universitaria. Toda la vida queriendo que la gente estudie FP, parece que ahora se ha incrementado mucho», reflexiona.

Más empleabilidad

La OCDE apunta algunas causas que podrían explicar esta diferencia de tituladas a favor de las mujeres. «Cambios en los cursos de educación superior y el valor social de la educación universitaria para las mujeres jóvenes pueden influir en sus elecciones», explica el organismo. «Las jóvenes también ganan con la educación terciaria más que sus pares varones, tanto en términos de empleo como de salarios, con lo cual puede que el objetivo de la educación superior sea más atractivo», añaden.

Rosa San Segundo, profesora catedrática y parte del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid, coincide con la organización y desgrana: «Las mujeres en el ámbito laboral tienen trabajos más precarios, peor contratación, peores sueldos… ¿Cómo pueden sobrepasar esas diferencias? Teniendo mejores titulaciones y mejores expedientes», y añade que el fenómeno viene de tiempo atrás y que empieza desde la Secundaria.

Estos argumentos se entienden mejor si se tiene en cuenta que, con carácter general, las mujeres ganan menos que los hombres en sus trabajos. Y la diferencia en España entre ambos sexos es más grande que la media. Así, mientras en los países de la OCDE ellas ganan entre un 76% y un 78% de lo que ingresan los varones, en España el dato baja hasta un 73% para las mujeres con al menos un título de Secundaria.

Sucede algo parecido con la empleabilidad en términos generales. A nivel OCDE, para un varón la diferencia entre tener estudios de secundaria o terciarios es mínima (un 6% de paro frente a un 5%). Para una mujer es distinto: con secundaria tienen un 9% de paro, dato que baja al 6% con estudios superiores.

Las cifras parecen dar la razón a la OCDE cuando se analizan los datos españoles. En nuestro país, los varones de menos de 25 años presentan actualmente una tasa de desempleo del 33,6%, cifra que sube hasta el 36,8% en el caso de las mujeres. Sin embargo, si se desglosa y se atiende solo al dato del paro de personas con educación superior, en la franja de edad entre 20 y 24 años ellos tienen un 26,52% de paro, ellas un 24,49%; entre 25 y 29 también salen mejor paradas, con un 16,9% y un 15,92% de desempleo a su favor, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las mujeres le dan la vuelta a la estadística cuando tienen estudios superiores.

Y las jóvenes son especialmente conscientes de su situación de inferioridad laboral, explica San Segundo. «Esta generación lo tiene muy claro. Tiene la evidencia de la generación de sus mayores, ven sus condiciones de trabajo y saben que lo que pueden hacer es estudiar más. Lo ponen de manifiesto los datos académicos, pero es que además consumen más cultura, leen más…».

Para San Segundo la misma explicación se encuentra tras la diferencia comparativa entre España y otros países europeos avanzados. «Fuera de la administración pública (que por cierto se está feminizando muchísimo), la mujer es mucho más precaria en sus condiciones laborales que en el norte de Europa, donde hay más igualdad», argumenta. Sin la amenaza de un peor trabajo, explica la experta, no hay tanta obligación de aspirar a una mejor formación.

El Ministerio de Educación, que realiza su propio análisis de los datos, dedica un apartado exclusivo a tratar de explicar por qué acceden más mujeres que hombres a la educación terciaria. «Los factores de este giro [que ha invertido en los últimos años la proporción de mujeres y hombres que acceden a la educación terciaria] son variados, e incluyen la importancia de la segunda etapa de la educación secundaria (la postobligatoria) y las perspectivas profesionales tras la educación terciaria», sostiene el Ministerio.

Esto es, la elección del programa de estudios en la segunda etapa de la Secundaria (que en España es el Bachillerato o la FP de Grado Medio) puede determinar las opciones educativas de los estudiantes tras la obtención del título (…). El rendimiento educativo de los estudiantes influye en la elección del programa de educación superior (…), por lo que un rendimiento educativo más bajo puede disuadir a los estudiantes de continuar hacia un nivel educativo superior». Y lo concreta con un ejemplo: «Las niñas, con resultados superiores a los de los niños en lectura en todos los países (PISA), tienen más probabilidades de completar la segunda etapa de educación secundaria, tanto la general como la vocacional, que los niños».

Siete puntos más en diez años

La distribución del porcentaje de mujeres y hombres con estudios terciarios o superiores ha aumentado en los últimos diez años. De manera global, el informe muestra que en el año 2010 un 40% de hombres y mujeres tenían estudios terciarios en España, cifra que aumenta en siete puntos porcentuales para 2020. En el año 2010, un 46% de mujeres tenía estudios superiores y, en 2020, esta cifra se sitúa en un 54%. En el caso de los hombres pasa de un 35% a un 41%. En diez años, el número de mujeres con estudios universitarios ha aumentado en ocho puntos porcentuales y en seis puntos porcentuales en el caso de los hombres.

Los datos muestran el camino que ha recorrido España. Si comparamos con lo que ha sucedido en Alemania o en Finlandia encontramos las siguientes situaciones. En el primero, sin distinción de género, se ha pasado de un 26% de personas de entre 25 y 34 años con estudios superiores a un 35% de 2010 a 2020. Esta estadística en el caso de las mujeres pasa de un 27% a un 36% y en el caso de los hombres, de un 25% a un 33%.

Finlandia, uno de los países punteros en cuanto a la Educación, se parece al caso español en cuanto al porcentaje de mujeres jóvenes que ostentan estudios superiores. Están por encima de la media de la OCDE, con un 53%, pero no alcanza el porcentaje español. Para el caso de los hombres de entre 25 y 34 sí que difiere puesto que se sitúa en un 37%, por debajo de la media de la OCDE (39%) y también por debajo de la situación española (41%).

En Finlandia, el total pasa de un 39% a un 45%, que desglosado se traduce en que las mujeres pasan de un 48% a un 55% y los hombres de un 31% a un 37%. Si comparamos estos números con el caso español entre mujeres, se observa que en diez años ha aumentado seis puntos porcentuales.

Pero el informe también señala que España sigue teniendo deberes en cuanto al acceso de las mujeres a los grados relacionados con la ciencia o las tecnologías de la comunicación. De media en la OCDE, el 26% de los nuevos ingresos en estas carreras son mujeres, dato que en España baja hasta el 24%. Mayor es la diferencia en lo que el informe llama tecnologías de la comunicación, donde apenas un 13% de las nuevas matriculadas son mujeres, cuando la media está en el 20%.

En el lado contrario, carreras tradicionalmente femeninas como Magisterio tienen más representación masculina que la habitual en otros países. En un sector en el que a nivel global un 77% de las docentes son mujeres, España tiene un 35% de varones.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/espana-porcentaje-mujeres-estudios-superiores-alto-alemania-finlandia_1_8306271.html

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La FP y el techo de cristal de los chicos de la clase obrera. (Son estos mismos chicos de la clase trabajadora los que cuando pasen 20, 30 años –que pasarán, guay mogollón que te cagas tío colegui- los que habrán dejado atrás el pasto quemado de la vida no vivida –porque no me jodas, tío, colegui guay, pasar de esto lo otro y lo demás allá aderezádolo con dos de borracheras, fumaca si llega el caso de porro arriba porro abajo no es vivir. Vivir es pasar por la vida y no que la vida pase por ti, lo que no es incimpatible con dos de cervezas, nueve castañaxos cuando sea de menester, cuanto se polvos se puedan -que es mandato de Dios cuando dijo aquello de vosotros veréis lo que hacéis, pero la tierra hay que repoblarla que si no me quedaré sin santos- serán los que lo pasarán de a metro y medio tirando por lo bajo, pero sin haber comido previamente decentemente, de seguir las cosas por el camino que llevan que no es otro tal que melón sin frenos y cuesta abajo, porque el asunto no es de furrufalla verbalina de izquierdas floreadas, sino de cambiar el tipo de sociedad en la que vivimos -el que viva, porque hay millones de personas que no viven-, o sea,de politicas de izquierdas. De acuerdo colegui: izquierda, clases sociales y tal, pasado de moda. De acuerdo. Pues vale, colega tío. Esas supuestas cosas pasadas supuestamente de moda son las que hay que revivir y hacer presentes, porque en caso contrario lo que no espera a los trabajadores es un porvenir más negro que el de un carbonero. Qué cosas, ¿verdad?

 

La FP y el techo de cristal de los chicos de la clase obrera

 

Por Agustín Moreno

Rebelion / España

Fuentes: eldiario.es

 22/09/2021 

 

Una comunidad como Madrid, que tiene un 35% de tasa de paro juvenil y una alta precariedad laboral, no puede cometer el disparate de dejar sin atender a una buena parte de la demanda de formación de los jóvenes.

Alba acabó bachillerato en un instituto público del sur de Madrid y quería matricularse en un ciclo de grado superior de Laboratorio Clínico. Pertenece a una familia trabajadora y cree que tiene capacidad para cursar una carrera, pero no puede permitirse la Universidad por las tasas universitarias y, sobre todo, porque necesita trabajar lo antes posible. Pero cuando miró las listas de admitidos en julio comprobó que no tenía plaza y que estaba en una lista de espera de 1.684 personas, ya que el 90% habían sido excluidos. Estos primeros días de septiembre va a tener que hacer guardia de noche en la puerta de un centro público, a ver si tiene mucha suerte y puede acceder a una posibilidad para seguir formándose. Alba es una más de las casi 25.000 personas que se han quedado sin una plaza pública para poder estudiar Formación Profesional (FP) en Madrid.

Los datos de la campaña de matriculación en Formación Profesional en Madrid para el curso 2021-2022 son escandalosos. En julio se quedaron 6.938 personas sin poder matricularse en Ciclos Formativos de Grado Medio. A ellos hay que sumar otros 17.976 (el 54%) que se quedaron sin una plaza pública para cursar un ciclo de Grado Superior. Son un total de 24.914 solicitudes rechazadas de personas, obligados ahora a ir centros privados y concertados o a quedarse en su casa por no poder pagar tasas de 7.000 a 10.000 euros. Este desastre de la FP en Madrid pone de manifiesto que no estudia quien quiere sino quien puede.

El déficit estructural de plazas públicas en la FP es un grave problema educativo por la falta de inversión y de planificación. Está afectando a sectores del alumnado con menos recursos que eligen la FP como itinerario formativo y destroza la equidad del sistema. Porque si lo unimos a la segregación escolar que produce la apuesta de la derecha por la red de centros privados y concertados, al distrito único y al bilingüismo, en la práctica supone un irrompible techo de cristal para los jóvenes de familias modestas. Algo que ya documentó Paul Willis en su “Aprendiendo a trabajar”  (NOTA 1), desmontando el mito neoliberal de que cualquiera puede alcanzar los sueños que se proponga si se esfuerza independientemente de su origen social: los chicos de la clase obrera consiguen trabajos de clase obrera. No hay que olvidar que la naturaleza de toda segregación consiste en dejar a gente por el camino, convirtiéndose en un poderoso mecanismo que convierte la igualdad de oportunidades en un espejismo. 

Lo sucedido no es imprevisión ni simple incompetencia. Es recurrente, ya que algo parecido sucede todos los años (NOTA 2). Las causas hay que buscarlas en la descarada estrategia de privatización de la FP. Privatización que no consiste en vender centros públicos, pero sí en cerrar aulas o ir vaciándolas de su alumnado. Es una decisión política que apuesta por un modelo educativo neoliberal que reproduce fielmente un modelo social injusto por desigual. 

Su política contra lo público les hace mantener un déficit crónico de plazas en la FP pública para achicar el espacio de la educación pública. Al negar plazas públicas a muchos miles de alumnos, se les deja en la calle o se les arroja en brazos del sector privado, que ha proliferado bajo la forma de academias que difícilmente reúnen condiciones mínimas de calidad. Miles de alumnos reciben el “cheque escolar” exclusivo para el alumnado de la FP privada. Así, una orden de la Consejería de Educación de mayo de 2021 destina 18,5 millones de euros para becas de una media de 2.000 euros, lo que supone más de 9.000 alumnos derivados a la FP de Grado Superior privada. Las becas se gestionan directamente desde las secretarias de los centros privados. El resultado del proceso de privatización de la FP en la Comunidad de Madrid es demoledor: en solo diez años el alumnado que estudia FP en centros concertados y privados ha pasado del 27% al 44%, gracias a esta política deliberada. 

Una comunidad como Madrid, que tiene un 35% de tasa de paro juvenil y una alta precariedad laboral, no puede cometer el disparate de dejar sin atender a una buena parte de la demanda de formación de los jóvenes. No es aceptable una política que escatima esfuerzos de financiación, de profesorado y recursos para potenciar y modernizar un sector educativo fundamental para mejorar la cualificación y la calidad del empleo. Este desprecio hacia la FP se evidencia en que Madrid es la comunidad autónoma con menos alumnos matriculados en FP sobre el total de alumnos matriculados en todo el sistema educativo, la que menos plazas oferta en la FP pública, y la única que cobra unas tasas académicas en la FP de grado superior de 400 euros. Para corregir y mejorar la situación, desde Unidas Podemos exigimos la máxima transparencia al Gobierno de la Comunidad y una Comisión de Seguimiento para la gestión de fondos provenientes de Europa para la FP. Hay que asegurar su carácter finalista y que no sean desviados a la privatización y a otros capítulos. 

Es urgente negociar un Plan de Choque de Formación Profesional para hacer frente a la situación de emergencia existente y atender la demanda insatisfecha con mayor inversión, contratación de profesorado y apertura de las aulas taller en turno de tarde. A medio plazo, se deberá negociar con la comunidad educativa y los agentes sociales un Plan Estratégico de Formación Profesional que incremente la oferta de plazas públicas de FP en función de la demanda del alumnado y del mercado de trabajo, y no del negocio de los centros de FP privados. Hay que reforzar la FP reglada pública, más aún, cuando conocemos que se produce una disminución de la FP continua (dirigida a trabajadores en activo), porque las empresas han recortado a la mitad en una década el dinero en formación a sus trabajadores (NOTA 3). 

Los efectos sociales y laborales del debilitamiento de la FP que hacen comunidades como Madrid, convierten el mercado de trabajo en el reino de la desregulación y la precariedad. Negar una mayor cualificación profesional a decenas de miles de jóvenes es abocarles al paro,  a la precariedad y a los bajos salarios. Es la hora de apostar por empleos de calidad. Ello pasa, además, por la derogación de la reforma laboral a la máxima urgencia y por otro modelo productivo que nos saque del círculo vicioso de la dependencia cuasi absoluta de la hostelería y del turismo. Desde Biden a Macron han abierto el melón de algo obvio: es absolutamente necesario pagar bien a trabajadores debidamente formados. El modelo de precariedad, bajos salarios, trabajo sin derechos que conduce a la generación de trabajadores pobres no debe tener cabida en una economía avanzada y en una sociedad civilizada. Hay que poner una FP pública de calidad al servicio de la formación de los buenos profesionales que el país necesita.

Fuente: https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/fp-techo-cristal-chicos-clase-obrera_129_8300359.html

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