jueves, 12 de octubre de 2023

La recurrente burla a la ONU por la potencia ocupante en Palestina

 

La recurrente burla a la ONU por la potencia ocupante en Palestina

 

Por Manuel Restrepo Domínguez

Rebelion

12/10/2023


Fuentes: Rebelión

La declaración universal de derechos humanos de 1948 reconoce que toda acción, política o ley, debe priorizar el respeto por la dignidad humana y a los convenios de ginebra de 1949, dirigidos a aminorar el sufrimiento y recordar que la guerra tiene límites

Sin embargo, parece que, ninguna nación, estado o pueblo del mundo, ha burlado tantas veces las declaraciones de las Naciones Unidas y obstaculizado tanto la paz y la justicia, como Israel, guiado por el sionismo, al amparo, tutela y protección de Estados Unidos, que para la década en curso (2019-2029) le tiene aprobados 38.000 millones de dólares de ayuda militar, que usará para producir tecnología de guerra, experimentación bélica y muerte. Palestina es un terreno apropiado para este propósito, lo ha convertido en su campo de concentración, en el que lo mantiene encarcelado.

A 2023 Israel ya tiene 27 aviones F-35 para ataques con misiles y 8 aviones KC-46A Boeing Pegasus para detener esos ataques, realiza pruebas del escudo antimisiles, incorpora inteligencia artificial con fines bélicos y avanza en tecnologías para detectar túneles subterráneos, que les descubrieron debilidades estratégicas en Vietnam, Afganistán e Iraq.

Israel es potencia militar, permanece bajo las armas, manipula la guerra, tiene ventaja previa, convierte en solución cruenta sus crisis, modula la hostilidad en vista de mantener bajo dominio total a su enemigo y emplea la diplomacia con la seguridad de apoyo de sus aliados. Palestina resiste, no es potencia militar y sus “misiles” hechizos, no logran eliminar siquiera el bloqueo sobre Cisjordania y la Franja de Gaza, donde en 1987 se fundó Hamás, como movimiento de resistencia islámica, contra la ocupación y por la creación un estado palestino islámico, con libertad e identidad nacional. Los militantes en armas de Hamás, organizados en brigadas, hacen parte del gobierno, obtenido en 2006 en las urnas, pero al que Estados Unidos, Unión Europea, Japón e Israel considera terrorista.

La guerra es asimétrica y desigual, supera las vías para abrirle camino real a la paz. Durante los últimos 15 años, cinco operaciones muestran la realidad en cifras. El 27 de diciembre de 2008, Israel lanzó una operación (plomo fundido), que dejó a 1400 palestinos y a 13 israelíes muertos. El 14 de noviembre de 2012 nuevamente Israel lanzó otra operación (pilar defensivo) con saldo de 170 palestinos y 6 israelíes muertos. El 8 de julio de 2014 Israel con la operación margen protector, produjo el saldo de 2551 palestinos muertos y 74 israelíes y los bombardeos alcanzaron a 55.000 casas y destruyeron 17200. El 10 de mayo de 2021 Hamás inició enfrentamientos que terminaron con 232 palestinos y dos israelíes muertos. El 9 de mayo de 2021, Israel con la operación escudo y flecha provocó la muerte de 65 palestinos.  En octubre 7 de 2023, Hamas inició la operación diluvio de Al-Aqsa, en respuesta a los ataques contra Cisjordania desde el inicio del año. La relación de muertes supera el 98% palestinos muertos y 2% israelíes y 5% militares o milicias armadas y 95% civiles.

La Asamblea General (AG) y el Consejo de Seguridad (CS) han emitido en 75 años, decenas de resoluciones, que, aunque no vinculantes, sí interpretan el sentir de las naciones del mundo y resultan de obligatorio cumplimiento para la inteligencia humana. La burla mantiene en riesgo la legitimidad de la ONU para promover la paz y la justicia en oriente medio. La derrota del nazismo, enviaba una señal de no repetición de la barbarie y de ahí emergió en 1947 la resolución 181 (AG) que acordó la partición de Palestina en un Estado judío, un Estado árabe y Jerusalén bajo régimen internacional.

El primer acto de desobediencia o burla, corresponde a que Israel por fuera de lo esperado el 15 de mayo de 1948 se autoproclamó estado. La resolución 194 (AG) de diciembre 11 de 1948, reconoció que había expulsión forzada de árabes y llamó a permitir el regreso de refugiados a sus hogares y a vivir en paz con sus vecinos. La resolución 242 aprobada por unanimidad del CS en noviembre 22 de 1967 (posterior a la guerra de los seis días) exigió la instauración de una paz justa y perdurable en oriente medio y conminó a Israel a retirarse de los territorios ocupados, respetar la soberanía e integridad territorial y permitir la paz. En 1973, la resolución 337, anunció que Israel violó las convenciones internacionales y de alto al fuego (interceptó un avión comercial libanes) y afectó los acuerdos de alto al fuego. El CS con la resolución 338 de octubre 22 de 1973, confirmó la validez de la resolución 242 y recomendó otra vez el alto al fuego e inicio de las negociaciones para la paz.

La resolución 3379 de 1975, de la AG denunció al “sionismo” y conminó a Israel a eliminar el colonialismo, el neocolonialismo, la ocupación extranjera, el apartheid, la discriminación racial en todas sus formas, y lo convocó a reconocer la dignidad y el derecho de los pueblos a la libre determinación. El embajador israelí y futuro presidente de Israel, Jaim Herzog, rompió en pedazos el documento ante la presencia de la asamblea. Tiempo después por presión de Israel y sus benefactores, la resolución 4686 fue revocada con la resolución 3379. La ONU siempre se ha referido a Israel como potencia ocupante en la mayor parte de resoluciones de rechazo a las hostilidades y búsqueda de paz

La resolución 446 de marzo 22 de 1979, del CS fue la primera expresamente vinculante y declaró que la creación de “asentamientos” por parte de Israel en los “territorios ocupados” era un obstáculo más para alcanzar una paz completa, justa y duradera, y lo exhortó para que como “potencia ocupante”, no violentar a los civiles y respetar “escrupulosamente” el convenio III de ginebra y llamó a no trasladar población civil a los territorios ocupados. Un año después el 20 de agosto de 1980, el CS por unanimidad (con abstención de Estados Unidos) emitió la resolución 478 censurando en términos enérgicos a Israel y lo calificó de “violador del derecho internacional” por emitir una ley que convertía a Jerusalén en su capital. La ONU con esta resolución llamó a todos los países miembros a retirar sus representaciones diplomáticas en Jerusalén, por ser contrario a la búsqueda de paz.

La resolución 497 de diciembre 17 de 1981, aprobada por unanimidad por el CS, tras la anexión de facto de los altos de Golán, rechazó la decisión de israelí de imponer sus leyes, jurisdicción y administración al territorio Sirio y señaló que su ocupación era nula, sin valor y sin efecto alguno en el derecho internacional y le exigió revocarla de inmediato. En 1982 los días 15 y 18 de septiembre se produjo la matanza de cientos de refugiados palestinos en Sabra y Shatila, calificada de genocidio mediante resolución 37/123, de la AG y en 1983 ratificó que como “potencia ocupante” era responsable de la violencia acaecida en ellos y había sido un acto de genocidio.

La resolución 672, de octubre 12 de 199, por unanimidad del CS, condenó la masacre de Al-Aqsa (8 de octubre) que causó la muerte de más de 20 palestinos y heridas a más de ciento cincuenta civiles, y exhortó a Israel a cumplir las obligaciones del DIH y con la resolución 673 deploró la negativa a permitir el ingreso de una comisión para investigar la masacre. La resolución 3236 de noviembre 22 de 1974, de la AG reafirmó el derecho inalienable de los palestinos a regresar a sus hogares y recuperar sus bienes y tener en cuenta el derecho de autodeterminación del pueblo palestino. La resolución 1322 de octubre 7 de 2000, del CS, aprobada por 14 votos a favor (única abstención de Estados Unidos), condenó los actos de violencia, contra los palestinos, provocando heridos y pérdida de vidas humanas y deploró sus actos de violencia. En noviembre 19 de 2003, por unanimidad el CS con la resolución 1515 recordó la validez de todas las resoluciones anteriores.

La resolución 1559 de septiembre 2 de 2004, del CS llamó a respetar al Líbano en su soberanía, integridad territorial, unidad e independencia política, bajo la autoridad única y exclusiva del Gobierno del Líbano. La resolución 67/19 de noviembre 29 de 2012, de la AG, acordó admitir a Palestina como observador no miembro de la ONU. La resolución 2334, de diciembre 23 de 2016, del CS, reafirmó que establecer asentamientos de Israel en el territorio palestino no tiene validez legal y expresó su preocupación por esta práctica continuada que pone en peligro la viabilidad de la solución de paz. La resolución ES-10/L.22 de diciembre 21 de 2017, de la AG, con 128 votos a favor (y abstención de Estados Unidos) declaró nula y sin valor la pretensión de convertir a Jerusalén en su capital. (entre otras fuentes: un.org/unispal.nsfo.penDatabase; France24.com; apnews.com; otros)

La ocupación es colonialismo, apartheid, e impide la realización de la dignidad del pueblo palestino configurando un delito imprescriptible, considerado como una condenable violación masiva a derechos humanos. El impacto mediático a favor del colonizador, aunque lleve a invalidar la memoria sobre las raíces del conflicto “sembrado” una vez terminado el holocausto Nazi, y promueva naturalizar la ocupación como una forma cultural de relaciones humanas necesaria, no podrá ser posible mientras los inversionistas del mundo le den prioridad a los juegos de muerte.

Epilogo

Los métodos, medios y táctica de este conflicto han mostrado un lento juego de guerra, contra tres generaciones, a merced de resoluciones burladas y resultados de una tragedia humanitaria a la vista de todos conocedores y no de que “el territorio palestino fue ocupado” y sistemáticamente controlado y encerrado con sus habitantes originarios adentro.

Del escaso territorio que le queda al pueblo el 61 % está prohibido para ellos debido a las “ofensivas” restricciones y a la infamia del “muro” de hormigón de 712 km, (va construido el 65,3 %) y el 85 % de su trazado está en su zona de vida, separó de tajo familias, grupos, comunidades, huertas. La población palestina en el territorio ocupado se acerca a 4,8 millones (1,9 millones en Gaza y 2,9 millones en la Ribera Occidental). A dic de 2019, se registraban 5,6 millones de refugiados (1,4 millones en Gaza, 858.000 en la Ribera Occidental, 2,2 millones en Jordania, 476.000 en el Líbano y 562.000 en Siria). Se estima que 630.000 colonos israelíes residen en 150 asentamientos establecidos en la Ribera Occidental desde 1967, y en 128 más llamados «asentamientos de avanzada». La circulación de los palestinos está obstaculizada por 593 bloqueos y puestos de control israelíes, la mayoría destinados a “proteger” a los colonos israelíes (ocupantes). En el período de 2011 a 2021, se registraron 3.572 muertes de palestinos relacionadas con el conflicto incluyendo 806 niños, y 198 israelíes, de los cuales 14 eran niños y ha sido total la destrucción de sus infraestructuras de energía, aguas, vías, edificaciones de gobierno. La tasa de pobreza en el territorio palestino a consecuencia de la “ocupación, es del 36 % en la Ribera Occidental, incluyendo Jerusalén Oriental, y del 64 % en Gaza y la ayuda internacional es controlada, saqueada por Israel. El acceso al consumo de agua está por debajo del nivel recomendado de 100 litros per cápita, porque Israel controla el 85 % de las fuentes de agua palestinas. Se estima que alrededor de 2 millones de palestinos se encuentran en situación de inseguridad alimentaria, incluyendo 0,6 millones en la Ribera Occidental y 1,4 millones en Gaza (2021).

Los datos reflejan una sistemática violación de derechos humanos y de infracciones al DIH con la existencia de crímenes de guerra, crímenes de genocidio y crímenes de lesa humanidad, que están en el ámbito de la CPI.  Hay una situación de hostilidad latente entre un Estado y un pueblo, con origen en una situación política resultado de motivaciones políticas, que producen alianzas, acercamientos, interpretaciones, que, en todo caso, no pueden ocultar que el Estado y sucesivos gobiernos sionistas de Israel, no acatan, han burlado sistemáticamente a las Naciones Unidas.

El desafío humanitario y de derechos a la vida y dignidad del pueblo palestino esta presente, su derecho a la autodeterminación, vida y dignidad son irrenunciables.  ¿Hay razones para resistir?, ¿Hay razones para hacer silencio? ¿Hay inteligencia, universidades, humanos para no callar? 

P.D. Películas:

Vals con Bashir (Sabra y Shatila, Ari Folman, 2008).

La sal de este mar (Anne Marie Jacir, 2008).

Omar (Hani Abu-Asad, 2013).

A 200 metros (Ali Suliman, 2022).  

Los limoneros (Eran Riklis, 2008)….

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La impunidad sionista

 



La impunidad sionista


Publicado el 12 de octubre de 2023 / Por Antonio Liz

Después de una llegada masiva de judíos a Palestina, la ONU divide Palestina en dos Estados el 29 de noviembre de 1947. El 14 de mayo de 1948 los sionistas crean, en esa Palestina dividida por las Naciones Unidas, el Estado de Israel. Desde entonces a hoy la convivencia y la paz en los territorios de la antigua Palestina ha sido un imposible pero hay que tener en cuenta que el pueblo palestino fue el invadido y no el invasor, es decir, en él no reside la causa de la violencia que se originó.

Una parte del pueblo palestino se ha visto obligado a abandonar sus casas y sus tierras e ir a malvivir a campamentos de refugiados que, además, han sido sistemáticamente atacados por tropas sionistas. Otra parte malvive en el mayor gueto que se conoce, la franja de Gaza, donde nadie ni nada puede entrar o salir sin el permiso de los sionistas. Otra parte más vive en Cisjordania, donde los colonos sionistas arropados por su ejército destruyen sus casas y ocupan sus tierras de manera constante y dejan a los palestinos aislados en el queso gruyer sionista. Además, los palestinos son fuerza de obra barata y tienen menos derechos que las mascotas de los sionistas.

Aún por encima de todo esto, el pueblo palestino no tiene dignos representantes políticos. En el gueto de Gaza manda Hamás, una organización que tiene por estrategia llevar a los palestinos a la “martirización” y no a la liberación. En Cisjordania está una Autoridad Palestina que vive de la limosna de los “demócratas del mundo libre” y que, aprendiendo de sus padrinos democráticos, navega en la corrupción.

Las fuerzas sionistas asesinan constantemente palestinos con los métodos más diversos, desde los bombardeos con drones, helicópteros, aviones y artillería a la práctica de caza al hombre de los francotiradores sionistas. Eso sí, cuando los palestinos revientan de rabia, dolor e impotencia por la injusticia acumulada son unos terroristas. Hamás lleva unos días lanzando cientos de cohetes y ha atacado enclaves militares y un kibutz y ha entrado a sangre y fuego en una fiesta asesinando a muchos jóvenes y apresando a unos 150. Todos los medios de masas occidentales han acusado a Hamás de terrorista olvidándose del terrorismo de Estado sistemático del ejército sionista. Hamás ha asesinado a personas desarmadas un día pero el Estado sionista asesina a palestinos todos los días del año. ¿Lo que ha hecho Hamás es condenable? Por supuesto, asesinar a personas desarmadas es ruin, inadmisible. ¿Los bombardeos sistemáticos a Gaza, donde la población no tiene a donde ir a refugiarse, y el corte de energía, agua y alimentos es condenable? Por supuesto, los crímenes de guerra son ruines, inadmisibles. ¿Quién asesina más, Hamás o el Estado sionista? La obviedad salta a la vista, el Estado sionista. ¿Quiénes deberían responder ante la justicia -si la hubiera-? Los dirigentes de Hamás y los gobernantes del Estado sionista. Si hubiera justicia, la condena iría en proporción a los crímenes y, por lo tanto, los gobernantes sionistas deberían tener unas penas mucho más elevadas que los líderes de Hamás. Pero como la justicia en Occidente ni está ni se la espera, Hamás ejerce el terrorismo y el Estado sionista tan solo el derecho a defenderse. La hipocresía de los “gobernantes” occidentales no tiene límites.

¿Qué va ocurrir a partir de ahora? El gueto de Gaza seguirá atacado, esto es seguro. Lo que aún no sabemos es si el corrupto Benjamín Netanyahu dará la orden de barrer Gaza y convertirla de gueto en paraje sionista, aunque para esto tendría que terminar por enviar tropas terrestres a Gaza y eso supondría muchas muertes entre sus propias tropas. Por otra parte, ¿entrará Hezbolá en la batalla? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que de hacerlo el problema para el Israel sionista se incrementaría.

Lo que sí sabemos con certeza es que los “gobernantes” occidentales (excepciones aparte) se seguirán rasgando las camisas para denunciar el terrorismo de Hamás pero ni se despeinarán para condenar el terrorismo del Estado sionista de Israel. Mientras tanto, el pueblo palestino, que el único “delito” que cometió fue vivir en su tierra, seguirá despreciado por todo el elenco gobernante en el mundo occidental. Ya que vivo en la Unión Europea, déjeseme  anotar el asco profundo que siento por los “gobernantes” europeos y por su jefe yankee, los causantes de la criminal impunidad sionista.

Antonio Liz

Madrid, 10, octubre, 2023.

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primero y el último


¿Está la guerra estancada? Según se mire, con su descomunal ejército Rusia no ha conseguido doblegar la heroica resistencia ucraniana. Pero visto desde otra perspectiva, Rusia ya ha ganado la guerra; solo es cuestión de tiempo que Occidente se dé cuenta.


primero y el último


Enrico Tomaselli

El Viejo Topo

12 octubre, 2023 

 

Si Rusia y la OTAN pueden considerarse actores del mismo nivel (y, por tanto, el conflicto en curso puede definirse como simétrico), las concepciones estratégicas subyacentes son antitéticas y tienen sus raíces en las diferencias histórico-culturales que distinguen a las partes. Por tanto, desde esta perspectiva podemos decir con seguridad que el conflicto es absolutamente asimétrico. Y esto hace que todo sea más complicado.

La creencia de que la guerra de Ucrania se encuentra en un punto de inflexión estratégico[1], en resumen, un punto de inflexión, más allá del cual las cosas cambian, se está volviendo cada vez más nítida entre los observadores políticos y militares occidentales. “En este punto de inflexión, los líderes más capacitados y creativos reconocen y aceptan este desafío, haciendo avanzar a sus organizaciones para enfrentarlo. Los líderes rígidos, vacilantes o reacios al riesgo no están a la altura del desafío, lo que lleva a la irrelevancia y, en última instancia, al fracaso de su organización”[2].

La cuestión realmente importante es que, obviamente, una vez superado el punto de inflexión, las cosas pueden ir tanto bien como mal, todo depende de las decisiones tomadas por los dirigentes. Y en este momento, los liderazgos occidentales no están unívocamente cohesionados y de acuerdo sobre el camino a seguir. Aunque la necesidad de liberarnos de alguna manera de la apresurada carrera hacia el desastre es cada vez más fuerte, la idea de que de alguna manera podemos revertir el estado de las cosas es difícil de erradicar; y por lo tanto, la propensión a mantener la inversión en Ucrania sigue siendo predominante en este momento.

Desafortunadamente para la OTAN, esta creencia no está respaldada por ningún diseño estratégico eficaz, ya que no surge de una evaluación racional de la situación, sino más bien de una posición emocional, particularmente fuerte en los EE.UU.– basada en la reivindicación de su propia excepcionalidad. Si se analiza más detenidamente, ésta es una característica que bien puede definirse como histórica en la forma en que Estados Unidos aborda las guerras. A partir de la Guerra de Corea, de hecho, podemos ver cómo cada conflicto en el que estuvieron involucrados nació con objetivos políticos generalmente bastante definidos, pero al mismo tiempo con una cierta vaguedad estratégica sobre cómo debían ser perseguidos militarmente hablando. Como se daba por sentado que el poder estadounidense seguiría prevaleciendo sobre cualquier adversario, una estrategia a largo plazo parecía inútil. Obviamente, este enfoque casi siempre funcionó, dado que todas las guerras libradas fueron efectivamente (y a menudo sensacionalmente) asimétricas.

Pero es interesante observar cómo, en el caso de las guerras estrepitosamente perdidas (por ejemplo, Vietnam y Afganistán), significativamente entre las más asimétricas, la característica común fue la transición progresiva de una fuerte inversión político-militar a un compromiso cansado y prolongado, hasta que finalmente se tomó la decisión de renunciar a todo (en ambos casos, tras veinte años de guerra…).

Sin embargo, el conflicto ucraniano, comparado con estas experiencias anteriores, se presenta muy diferente y en particular en tres aspectos: El primero, obviamente, es que se trata (hasta ahora…) de una guerra parcialmente por poderes; los EE.UU. y los países de la OTAN aportan el dinero, las armas y los sistemas de inteligencia electrónica, mientras que los ucranianos aportan la carne de cañón. El segundo es que es a pesar de la superioridad militar rusa, en este caso se trata de una guerra simétrica, en la que no hay un poder abrumador, la preponderancia de uno de los contendientes. El tercero, fundamental, se refiere a la asimetría estratégica del conflicto.

También aquí se ha dicho varias veces que se trata precisamente de una guerra simétrica. Pero en realidad sería más correcto decir que lo es desde el punto de vista del potencial bélico, mientras que desde el punto de vista estratégico se puede detectar una profunda asimetría.

En este sentido, se ha subrayado repetidamente la dificultad radical de la OTAN para comprender a su enemigo; esto no concierne sólo a los objetivos e intereses rusos, sino también a la forma en que Rusia lucha, se podría decir a su naturaleza y, por tanto, a su diseño estratégico.

De hecho, fundamentalmente Ucrania y la OTAN luchan –por razones obviamente diferentes– según una estrategia territorial. El control del territorio es la medida del éxito y del fracaso. Naturalmente, para Kiev la reconquista de los territorios perdidos es, estratégicamente hablando, la luz que guía todas sus decisiones.

Para la OTAN, sin embargo, se trata de un enfoque cultural e histórico que tiene raíces profundas y distantes en los siglos de colonialismo occidental; para Occidente, la conquista (o reconquista) es la medida de la victoria.

Para Rusia, sin embargo, la perspectiva estratégica es diferente, y esto también tiene profundas raíces históricas. “El pensamiento militar ruso es diferente. Su énfasis está puesto en la destrucción de las fuerzas enemigas, mediante cualquier estrategia que se adapte a las condiciones prevalecientes”[3].

Esta asimetría, como se puede comprender, no se refiere sólo a la forma en que los dos ejércitos se comparan, sino también –sino sobre todo– a la forma en que miden su éxito o su fracaso. Por ejemplo, cuando los observadores occidentales hablan de un punto muerto, tienen en mente la estabilidad sustancial de las zonas ocupadas respectivamente por rusos y ucranianos y, por lo tanto, creyendo que se trata de un hecho objetivo y, por tanto, que es evaluado por ambas partes de la misma manera: piensan que es posible una congelación (más o menos temporal) del conflicto, ya que es mutuamente útil. Pero, evidentemente, este no es el caso de los rusos.

Incluso, independientemente del hecho de que no tendrían ningún interés en dar a la OTAN tiempo y aliento para reorganizar el ejército ucraniano y volver a ponerse al día con la producción bélica, desde su punto de vista no hay ningún punto muerto, al contrario, todo va muy bien.

Para Moscú, la ocupación territorial es totalmente secundaria. La ya adquirida es más que suficiente para la necesidad estratégica de proteger Crimea de un ataque terrestre[4], mientras que la idea de ampliar la conquista más allá de toda medida, tal vez más allá del Dnieper, no tiene ningún interés. Cuando Estados Unidos imaginó (e implementó) su estrategia política en Ucrania, el objetivo era infligir “una derrota humillante al ejército ruso o, al menos, infligir costos tan altos”[5] que hicieran imposible cualquier otra acción militar significativa. Sin embargo, dieron por sentado que serían capaces de ello, sin preocuparse demasiado por cómo lograrían ese resultado. Pero lo que está sucediendo es exactamente lo contrario. Es Rusia la que está infligiendo una derrota humillante a la OTAN y, sobre todo, la que está destruyendo radicalmente al ejército ucraniano. Cuando finalice la Operación Militar Especial, esto no podrá causar ninguna preocupación durante al menos una década más. En esto, la obstinación de Ucrania y Estados Unidos es el mejor aliado del plan estratégico ruso, ya que cuanto más se prolongue la guerra, más profunda y duradera será la destrucción de la capacidad de combate de Ucrania (y, a corto plazo, de la propia OTAN).

Este desajuste estratégico es el elemento decisivo del conflicto. Y eso es lo que permitirá a Rusia conseguir lo que más desea y tal vez permita a la OTAN levantar una cortina de humo sobre su derrota. De hecho, un clásico de la narración occidental es la torsión de la realidad para adaptarla a los propios propósitos, e incluso si ahora es (parcialmente) efectiva sólo en el contexto limitado del propio Occidente, lo importante es que funciona lo suficiente para salvar la cara. En concreto, la mistificación de la realidad consiste en la invención de un objetivo (la conquista de Ucrania), hecho creíble precisamente porque las opiniones públicas occidentales comparten con los dirigentes la idea de que la victoria se mide en kilómetros cuadrados. Llegado a ese punto, bastará con argumentar que «es Rusia la que ha perdido la competición porque la heroica Ucrania y un Occidente resuelto le impidieron conquistar, ocupar y reincorporar todo el país»[6], y ya está.

Después de todo, durante algún tiempo Washington y Kiev han estado librando una guerra debordiana*, una guerra espectáculo. Sobre la cual, en el momento oportuno, caerá el telón. Evidentemente, esto implica un desinterés absoluto por la suerte de los extras, cuyas pérdidas ascenderían a 70.000 sólo durante la contraofensiva[7].

Más allá de la representación imaginaria, de hecho, está la dura y esencial realidad material. Sangre y acero. Por lo tanto, si esta asimetría estratégica podría incluso ser útil para ambos, ofreciendo la victoria a un lado y la ficción de la no derrota al otro, la realidad todavía tiene su propio peso fáctico y, de hecho, esencial, y este peso puede modificar el rumbo de los acontecimientos. En la situación actual, como se mencionó anteriormente, entre los líderes occidentales persiste la idea de que la realidad del campo de batalla puede cambiarse de alguna manera. Pero como al mismo tiempo deben hacer frente a limitaciones materiales (agotamiento de los arsenales de la OTAN, incapacidad de la industria armamentista para hacer frente al ritmo del consumo de guerra, etc.), inevitablemente se encuentran en una pendiente resbaladiza que los empuja hacia una escalada de hecho (sistemas de armas cada vez más potentes), cuyas consecuencias son impredecibles[8].

En cualquier caso, cualquiera que sea el desarrollo de la guerra, comprender cómo razona Rusia en la guerra es un problema importante para Occidente y la OTAN. De hecho, la gran estrategia rusa es siempre absorber el impacto del enemigo, consumir su potencial y luego rechazarlo. El principio clave es destruir al ejército contrario. El resto es flexible, tácticamente adaptable a la situación contingente.

Desde un punto de vista teórico, por ejemplo, ya ahora (o en cualquier caso en un tiempo relativamente corto, suficiente para desplegar otros 5/600.000 hombres) Moscú tendría la oportunidad de atacar a la OTAN, tomándola con la guardia baja. Los ejércitos europeos están extremadamente mal preparados, agotados de vehículos y municiones, con números reducidos, y cualquier refuerzo de Estados Unidos necesitaría al menos un par de semanas. Aparte de que traer tropas y vehículos pesados a Europa requeriría grandes traslados, principalmente por mar (por lo tanto, expuestos al riesgo de ataques con misiles balísticos y submarinos nucleares rusos).

Muchas estimaciones (occidentales) sitúan la vida útil de la munición de artillería disponible para las fuerzas de la OTAN en Europa en sólo unos pocos días, sin considerar las pérdidas humanas. “A modo de comparación, Estados Unidos sufrió aproximadamente 50.000 bajas en dos décadas de combates en Irak y Afganistán. En operaciones de combate a gran escala, Estados Unidos podría sufrir el mismo número de bajas en dos semanas”[9]. Aunque esta estimación parezca un poco exagerada, está claro que –en esta hipótesis, que esperamos que siga siendo así– es muy probable que una ola de ataque ruso abrume las defensas de la OTAN, avanzando bastante hacia el oeste, y que esta primera fase costaría grandes pérdidas a los ejércitos occidentales[10]. En ese punto, las fuerzas de la OTAN se encontrarían en la posición de tener que recuperar los territorios perdidos, que es exactamente lo que requiere la doctrina estratégica rusa. Y las fuerzas de Moscú podrían incluso retirarse parcialmente dentro de sus fronteras si fuera necesario. Sería una historia ya vista, con los ejércitos napoleónicos primero y luego los del Tercer Reich.

Simplificando lo más posible, podríamos decir que la doctrina estratégica occidental prevé el ataque como condición para la victoria, mientras que la doctrina estratégica rusa prevé la victoria a través de la defensa. Como se mencionó anteriormente, no se trata de una cuestión meramente militar o doctrinal, sino –mucho más profundamente– de una cuestión cultural. Y, para decirlo una vez más en palabras de Crombe y Nagl, «la cultura se come la estrategia en el desayuno»[11].

Todo el pensamiento estratégico occidental, del que la OTAN es plenamente heredera, es un pensamiento ofensivo. Siempre gira en torno a la idea del primer golpe, independientemente de si se espera que sea decisivo o no. Golpea primero. Por lo demás, el pensamiento estratégico ruso recuerda mucho más a la base conceptual de las artes marciales orientales, es decir, explotar las fortalezas del oponente en su contra. Golpea el último.

Sólo esperemos que, al final, prevalezca la razón y que nunca sepamos cómo terminará este partido.

 

Notas:

[1] Esta expresión fue introducida, en el contexto corporativo, por Andrew S. Grove, presidente y director ejecutivo de Intel Corporation. Ver “Punto de inflexión” (https://www.ccrrc.org/wp-content/uploads/sites/24/2014/02/Inflection_Points_Italian_2007.pdf)

[2] “Un llamamiento a la acción: lecciones de Ucrania para las fuerzas futuras”, Katie Crombe y John A. Nagl, Parámetros (https://press.armywarcollege.edu/parameters/vol53/iss3/10/)

[3] “Estados Unidos no puede afrontar la derrota”, Michael Brenner, consortiumnews.com (https://consortiumnews.com/2023/09/21/us-cant-dealwith-defeat/)

[4] Esto también lo demuestra empíricamente la construcción de la llamada línea Surovikin, es decir, la serie de trincheras y fortificaciones, divididas en tres bandas sucesivas y dispuestas precisamente para proteger el corredor terrestre que conecta Crimea con las provincias anexadas a la Federación Rusa. Haberlo construido y haberlo defendido allí es una prueba más de que la estrategia rusa no prevé ir mucho más allá de la actual línea de contacto; de lo contrario, las fuerzas rusas habrían tenido todas las oportunidades para atacar, anticipándose a la contraofensiva ucraniana.

[5] “Estados Unidos no puede afrontar la derrota”, ibídem.

[6] Ibídem.

[7] Datos proporcionados por el Ministerio de Defensa ruso.

[8] Ver “Un plano inclinado”, Enrico Tomaselli, Target Metis (https://targetmetis.wordpress.com/2023/09/28/il-piano-inclinato/)

[9] “Un llamamiento a la acción: lecciones de Ucrania para las fuerzas futuras”, ibídem.

[10] También es interesante a este respecto una de las pocas informaciones –aunque anticuadas– disponibles sobre las simulaciones del conflicto de la OTAN, publicada por la revista polaca Polityka. Se refiere al desastroso resultado de uno de ellos, durante el cual » la simulación mostró que las tropas enemigas rodeaban Varsovia ya en el cuarto día del ejercicio». Aunque la revista culpa al comandante (el general Andrzejczak, jefe del Estado Mayor), la debacle fue absoluta. Véase “. KOMPROMITACJA! Polski general przegrał wojnę w cztery dni! Wojska wroga okrążyły Warszawę”, Polityka (https://polityka.se.pl/wiadomosci/polski-general-przegral-wojne-w-cztery-dni-wojska-wroga-okrazyly-warszawe-aa-s7Xu-F7f6-XuB9.html)

[11] “Un llamamiento a la acción: lecciones de Ucrania para las fuerzas futuras”, ibídem.

*(ntd) Guy Debord, de nombre completo Guy Ernest Debord (1931-1994) fue un filósofo, escritor y cineasta francés. Se consideraba ante todo como un estratega. Conceptualizó la noción sociopolítica de «espectáculo», desarrollada en su obra más conocida, La Sociedad del espectáculo (1967). Debord fue uno de los fundadores de la Internacional Letrista (1952-1957) y de la Internacional Situacionista (1957-1972). Dirigió la revista en francés de la Internacional Situacionista.

Fuente: https://www.sinistrainrete.info/geopolitica/26471-enrico-tomaselli-il-primo-e-l-ultimo.html 

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