domingo, 23 de agosto de 2020

Menos héroes a la causa de la pajarería volandera; menos hosanna en las nubes; menos progresía foto-acústica de mira usted que bien me ha quedado y más organización social y política, que como no nos la procuremos los trabajadores se va a quedar colgada en el guindo sin caer, como antídoto al chupe de la sanguijuela del capitalismo (y que por nombre no se me preocupen, que también le podemos llamar neo-liberalismo o socialdemocracia ribeteada de palabras como cuele sustento para trabajadores a las políticas neo liberales, o si lo prefiere, que queda muy mono, no compromete a nada y además, con ello se favorece al neo liberalismo, le podemos denominar, tal que demócrata desde hace un rato a esta parte). Un ejemplo de antídoto: Bielorrusia (que yo lo comprendo, que Bielorrusia está muy lejos, y lo primero que tenemos que resolver son los problemas inmediatos, pero como Bielorrusia es un barrio de Bilbao, tampoco queda tan lejos y conviene ir mirando que se hace en otros sitios); otro ejemplo, para cuando sea (que no es para ahora mismo, sino para cuando hayan pasado dos minutos a partir de ahora), que esto no es cosa de decir y ya está hecha para aparecer de inmediato en las sonrosadas y algodonadas nubes dándonos unos tumbos del amor hermoso: los Círculos de Podemos; las Asambleas locales de Izquierda Unida; las Agrupaciones locales del PSOE; las Plataformas de jubilados; las Asociaciones de Vecinos; los sindicatos (excluidos cúpulas de UGT, CCOO y otras jefaturas), en fin, querido lector o lectora (si vive de su trabajo, si no nada) que se lo estaba diciendo a usted, lo que pasa es que no me atrevía a decírselo directamente, que como no empiece usted esto no lo empieza ni Dios, que septiembre está a la vuelta de una hoja de calendario, y el caballo de Santiago Abascal está con su asesore golpista directamente de USA de trotón respingón que no vea usted lo trotón respingón que esta el caballo de Santiago Abascal.



El penúltimo error

DIARIO OCTUBRE / 22.08.2020

Hay un dicho en el ajedrez: el ganador es el que comete el penúltimo error. La partida se está jugando en Bielorrusia y lo que parecía un cómodo paseo de las blancas (el blanco es el color de los pro-occidentales) se ha tornado en casi una posición de jaque contra ellas.
Se las prometían muy felices, y aún siguen soñando con ello gracias al apoyo occidental, pero la cosa no la tienen tan fácil como hace diez días, ni mucho menos. El tahúr, el mago, el viejo zorro (utilizad el calificativo que queráis) de Lukashenko se está reponiendo rápidamente, tanto que ahora quienes están desaparecidos son los pro-occidentales y solo se atreverán a intentar volver a ser visibles este fin de semana, sin duda. Pero entre semana, la calle ha sido de Lukashenko. Todos los días de esta semana, todos, ha habido manifestaciones en la práctica totalidad de las ciudades en favor no tanto suyo como del Estado y de lo que significa: un estado social.
Esta semana los pro-occidentales han cometido errores garrafales, como publicar su progama en el que el neoliberalismo, es decir, la destrucción del sistema público en beneficio del privado, es el eje de todas y cada una de sus propuestas. Y eso en un Estado social como Bielorrusia está comenzando a ser determinante para que se vaya deshinchando poco a poco el globo de colorines. Tanto que ahora dicen que ese programa es una manipulación de Lukashenko. Como suena. Todos los errores cometidos por Lukashenko se están quedando pequeños ante los planes de los «demócratas». Y claro, la gente los ve. Y reacciona.
Eso y la constitución de un Consejo de Coordinación de la Oposición en el que están rusófobos históricos como Svetlana Aleksievich, premio Nobel de literatura en 2015 (y por eso se lo dieron) que siempre ha defendido que el pueblo de Bielorrusia no es ruso sino polaco. Nunca entenderé a los mal llamados progres que hicieron de esta tipa uno de sus iconos a partir de ese premio. Ya lo decía una consigna anarquista en la guerra civil española: «la ignorancia es la antesala del fascismo». Y qué razón encierran esas palabras.
El caso de la Aleksievich es paradigmático de lo que está pasando y del papel de Polonia, sobre todo, en este asunto. Tanto que el ministro de Relaciones Exteriores de Polonia ha reconocido formalmente que se ha creado un fondo polaco-estadounidense para el apoyo financiero y legal de la sociedad civil bielorrusa.
Así que nada, a seguir creyendo en las hadas, en los cuentos esos de «lucha por la libertad», «no injerencia externa» y demás simplezas. Lo más gracioso es que se sabe que Merkel habló con Putin en nombre de la Unión Europea diciendo que no intervenga en Bielorrusia. Los rusos, que ya se sabe son malos malísimos, no pueden hacerlo; Occidente, que ya se sabe que son buenos buenísimos, sí.
Y luego están las fábricas, donde los pro-occidentales intentan desesperadamente lograr lo que están perdiendo. En realidad, la fuerza laboral del país a nivel industrial se concentra en cinco grandes fábricas de las que depende gran parte del presupuesto estatal y donde se está siguiendo con toda claridad el modelo polaco que lideró Walesa con el sindicato Solidaridad en Polonia. Es una empresa de potasas, otra de tractores y camiones, dos petroleras y una de automóviles. La batalla se está librando ahora en la de potasas, puesto que esa empresa es la mayor productora de fertilizantes del mundo, y en la de tractores. Aquí está la élite laboral, los trabajadores mejor pagados del país y los que pueden estar haciendo el caldo gordo a los directores que pretenden beneficiarse de la privatización segura si cae Lukashenko. Ya os comenté lo que ocurrió en la URSS, y ahora añado que muchos trabajadores sucumbieron a los cantos de sirena diciendo que se convertirían en accionistas de las empresas privatizadas si apoyaban a Yeltsin. Algunos lo lograron, muy pocos; la inmensa mayoría fue despedida porque se implantó la reducción de plantillas cuando no, simple y llanamente, el cierre de la empresa.
Los pro-occidentales llevan días desgañitándose con llamamientos a la huelga general que no está siendo seguida ni por el forro. Si hay que hacer caso a los datos oficiales, en la empresa de potasas de 17.000 trabajadores hicieron huelga 360. Puede que los datos no sean reales, pero lo que es cierto es que hoy por hoy las huelgas son muy pequeñas y sin repercusión. Y han transcurrido ya 12 días y los pro-occidentales claramente están perdiendo fuelle y apoyos dentro de Bielorrusia, que no fuera. 
En cualquier caso, la partida está embrollada y blancas y negras siguen cometiendo errores. Por ejemplo, Lukashenko sigue manteniendo a su ministro de Exteriores, el artífice del suicida acercamiento a Occidente; he leído por ahí que presentó su dimisión y no fue aceptada. Pero no lo he podido confirmar porque hay mucha basura publicándose. Si ese fuese el caso, significaría que Lukashenko se sigue aferrando a la suicida pretensión de buenas relaciones con Occidente intentando mantener su política oficial de «equilibrio» cuando Occidente le está intentando arrojar al abismo.
Y para intentar desenredar el embrollo hay que hacer dos anotaciones: la primera, que los hilos que está moviendo Rusia ya se están viendo y que Lukashenko está planteando una transición por etapas. El anuncio de cambios constitucionales que anunció en su discurso del domingo pasado se produce después de sus al menos tres charlas con Putin. Es muy probable que estemos asistiendo al último mandato de Lukashenko como presidente, pero todavía tiene por delante cuatro años para consolidar a su sustituto.
La segunda, que el factor pro-Rusia por excelencia, el Ejército, acaba de decir bien alto y bien claro que las elecciones fueron ganadas por Lukashenko sin la menor duda y que ante este hecho «hubo intentos contundentes de tomar el poder, coordinados desde el exterior». El dato es relevante, pero aún más el calificativo que el Ejército hace de los pro-occidentales, a quienes llama «fuerzas destructivas». Habla del programa de los pro-occidentales, neoliberal, y dice que hay que hacer pedagogía con él para explicar al país los verdaderos objetivos que se plantean y que «los resultados de este trabajo deben considerarse como el criterio más importante para evaluar la competencia profesional de los responsables de la implementación de la política del Estado».
Y dice algo que parece sacado de Venezuela: «Hasta que el Ejército no se ponga del lado de los manifestantes, el Estado no puede ser destruido. No estamos desmoralizados y debemos luchar, si es necesario, con armas. Porque hay estatutos que están escritos con sangre».
Por lo tanto, ya que la cosa va de ejércitos, se puede decir eso de alea jacta est para los pro-occidentales.
El Lince
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Acabo de leer una nota del estado de las investigaciones acerca del coronavirus en la cuenta de Facebook de Pepe Hermano, según se cita, firmada por el Centro de Epidemiología de Milán, Italia. De ser cierto su contenido (cosa que creo, pero que por falta de capacidad yo no puedo valorar) y caso de no darle una publicidad masiva mediante los medios públicos de información, a mi juicio sería más que suficiente para exigir responsabilidades penales a todo el gobierno incluido el gato, si es que tiene gato. En el contenido de dicha nota, al menos yo no veo ninguna contradicción con respecto de la política de lucha contra el coronavirus que se realiza en Bielorrusia, a cuyo gobierno, por una parte, quiere chantajear el Fondo Monetario Internacional exigiendo el confinamiento y toque de queda de toda la población, como en España o Italia, como condición para prestarle dinero, cosa que al parecer se ha negado el gobierno apoyado por la mayoría de la población, y por otra parte, a ese mismo gobierno pretenden derrocarlo mediante la fuerza grupos de capitales norteamericanos y europeos como ya hicieron en Ucrania desencadenando una matanza entre ucranianos con la guerra incivil (porque de civil tiene poco). ¿Qué estaría pretendiendo el Fondo Monetario Internacional obligando a Bielorrusia a tomar dinero prestado que de hacerlo ahogaría su economía?, pues algo parecido a lo que a los españoles nos va a intentar imponer la Unión Europea el próximo mes de septiembre cuando en el Congreso de los Diputados se aprueben, que todo parece indicar que se aprobarán, las condiciones que exige para prestar el dinero: debilitar la economía con el fin de desarticular cualquier resistencia efectiva política y social para reducir las pensiones y no tocar las reformas laborales ni del PSOE ni del PP como condición para recibir esa supuesta lluvia de millones benefactores que nos caerán del cielo para la lucha contra el coronavirus anunciado por el gobierno, cuando en realidad no es sino una nueva inyección de dinero para asegurarle a los capitales la rentabilidad que necesitan y que ya no pueden obtener, salvo que nos roben por las bravas y al paso alegre de la paz, que es lo que se empezó a hacer después de 2008. O sea, que el coronavirus es lo que sea, más lo que le cuelga que nos lo están ocultando.



MINSK (Sputnik) — Bielorrusia no impondrá cuarentena ni toque de queda por el coronavirus para obtener una ayuda rápida del Fondo Monetario Internacional (FMI), declaró el presidente del país, Alexandr Lukashenko, citado por la agencia Belta.












19.06.2020


"El FMI nos sigue exigiendo cuarentena, confinamiento, toque de queda. ¡Qué barbaridad! No nos doblegaremos ante nadie", dijo Lukashenko en una reunión sobre el apoyo a la economía.

Según el líder bielorruso, el FMI propuso un préstamo de 940 millones de dólares pero las condiciones adicionales, que no están relacionadas con las finanzas, no son aceptables para el país.
"Ponen condiciones, que Bielorrusia haga como Italia en la lucha contra el coronavirus. No quiero que Bielorrusia repita el escenario de Italia", dijo el líder al subrayar: "Tenemos nuestro propio país con nuestra propia situación".
Asimismo mencionó que el Banco Mundial también está dispuesto a ayudar a Bielorrusia.
"Está dispuesto a prestarnos una financiación diez veces superior a la que nos propuso porque luchamos con eficacia contra la enfermedad", afirmó Lukashenko.
Según el mandatario, el organismo incluso se interesó por la experiencia bielorrusa en la lucha contra el COVID-19.
A mediados de abril el Ministerio de Finanzas de Bielorrusia comunicó que el FMI examinaría la asistencia al país antes de finales de abril.
Un mes después el presidente del Banco de Bielorrusia, Pável Kalaur, dijo que las negociaciones todavía estaban en curso.

Hasta este 19 de junio, el país detectó 57.333 infecciones por coronavirus, incluidos 337 casos letales.
A diferencia de muchos otros países que impusieron cuarentena y restricciones de movimiento, Bielorrusia apuesta por aislar solo a los contagiados y las personas que han tenido contacto con ellos.
El país no ha suspendido las conexiones aéreas pero las personas que lleguen a su territorio deberán cumplir una cuarentena de 14 días.

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