viernes, 21 de junio de 2024
El País aprieta en su propaganda de guerra: “España tiene muy poco gasto militar”. [Palabrita del Niño Dios, o de presidente de gobierno y demás tutía repre parlament congresual, o a una mala, palabra de rey. Efectivamente las decenas de niños españoles, nada de niños cubanos, venezolanos, bolivarianos, marcianos o zutanos, no. Niños españoles, con dos cojones bien puestos, bravíos y de raza legionaria, reserva espiritual de la OTAN, no están bien alimentados y no tienen dinero suficiente para los gastos militares que realizan; Los millones de trabajadores que trabajando y cobrando por lo que trabajan no tienen ni para comer decentemente, como la cuarta parte de lo que coma el VI Felipe de los borbones, por ejemplo, tampoco tienen dinero suficiente para cubrir los gastos militares que realizan, y por ello es deber patrio (de deber) elevar los gastos militares hasta el 5.239, 2% del PIB patrio (que aquí estamos hablando de Patria, que nadie se me confunda) para que los interfectos ya dichos, niños y trabajadores puedan comer adecuadamente tres veces al día (tres y solo tres, que quede claro esto, porque si esto no queda claro estos son capaces de comer 47 veces al día) y para que la princesa Lucanor o como se llame, cuando toque, reine comiendo perdices. Y ahora, no me dejéis en mal lugar: gritad conmigo: ¡Viva España! Tenéis que responder: vi-vá, con acento en la a. ¡Viva Esto, Lo otro, y Lodemásallá! (vi-vá). Venga, que ya hemos terminado. Y ahora ya os podéis ir en paz, y daos prisa, no sea que os coja la guerra por el camino y sus caiga un bombazo del Copón en mitad de la cabeza que os encienda vivos, que estas cosas nunca se saben. Hablamos].
El País aprieta en su
propaganda de guerra: “España tiene muy poco gasto militar”
Publicado el 20 de junio de 2024 / Por Canarias Semanal
KAOSENLARED
El diario del Grupo Prisa destaca que España se
estaría quedando atrás en el gasto militar entre sus aliados de la OTAN.
No descubrimos a estas alturas ningún Mediterráneo al
denunciar que la mayor parte de los partidos representados en el Parlamento
Europeo forman parte de unos planes bélicos que amenazan a todos los
pueblos del continente.
La supuesta necesidad de garantizar la defensa
europea, con la que se justifica el desaforado incremento del gasto militar, es
una falacia que encubre la verdadera motivación de la escalada militarista: una
pugna entre dos grandes bloques de países capitalistas por el control de los
mercados y las materias primas esenciales del planeta.
La UE, integrada en el bloque
occidental y subordinada a la OTAN, sigue incrementando el
gasto militar bajo el pretexto de una amenaza externa realmente inexistente,
mientras se prepara para competir en este escenario de rivalidad
global, en el que las potencias capitalistas emergentes le
disputan la hegemonía a los Estados Unidos y sus vasallos europeos.
EL NECESARIO PAPEL DE LOS MEDIOS CORPORATIVOS
En la necesaria labor de legitimación de estos
planes belicistas ante la opinión pública, los medios de
comunicación de masas continúan desempeñando un papel crucial.
Y, aunque el peso de la prensa escrita en la
configuración de esta “opinión pública” es cada vez menor,
medios como El País, propiedad del Grupo PRISA, continúan actuando como
portavoces de las políticas gubernamentales, promoviendo narrativas que
justifican el aumento del gasto militar bajo los habituales pretextos de la
“seguridad nacional” o los “compromisos internacionales”.
A esta labor dedicaba este diario uno de sus artículos
más destacados de la edición de este martes, 18 de junio, firmado por la
periodista María R. Sahuquillo con el significativo título
de “España cae al último puesto en gasto en defensa de los aliados
de la OTAN”.
En este artículo, El País se
esfuerza por justificar los planes del gobierno para seguir incrementando el
gasto militar, tratando de vender que España no debería permitirse “el lujo” de
quedarse a la cola, en el porcentaje de este gasto, entre sus socios
atlánticos.
El artículo argumenta que España se encuentra en el
último lugar en términos de gasto militar entre los aliados de la OTAN, con un 1,28%
de su PIB destinado a defensa. Esta cifra -destaca el diario de Prisa–
está por debajo del compromiso del 2% acordado por la Alianza Atlántica.
La realidad es que el gasto militar en España no ha
dejado de crecer de manera exponencial, y a un ritmo especialmente acelerado
desde la llegada de los gobiernos “progresistas” del PSOE y Unidas Podemos, en
una primera legislatura, y hoy del PSOE y Sumar.
El informe “Gasto Militar 2024: Continúa el
Inmoral Crecimiento por la Puerta de Atrás”, elaborado por el Grup
Antimilitarista Tortuga y Juan Carlos Rois, demuestra que el presupuesto
para 2024 alcanzará la friolera de los 57.000 millones de
euros. Un incremento sustancial que se ha realizado, en gran parte,
por la puerta de atrás.
Estos fondos se han destinado a la compra de armamento
y otros equipos militares sin un debate público adecuado ni la transparencia
que los ciudadanos merecen.
Además, el artículo de El País ignora
deliberadamente los otros gastos ocultos asociados con la Defensa. Por
ejemplo, los fondos destinados a I+D en el sector militar y las contribuciones
a misiones internacionales también forman parte del gasto en defensa, pero son
presentados de manera que minimizan el verdadero coste que este gasto bélico
tiene para el Estado español.
El artículo de El País se
publica en un contexto donde este tipo de propaganda militarista continuará
creciendo también en otros medios de más alcance entre la mayoría de la
población como las televisiones, en total sintonía con los planes
gubernamentales.
Carlos Serna para Canarias Semanal.org
Hallan un vino con 2000 años de reposo en un yacimiento sevillano
Hallan un
vino con 2000 años de reposo en un yacimiento sevillano
TERCERAINFORMACION /
19.06.2024
Análisis químicos han
confirmado que el líquido hallado en una urna funeraria de Carmona es un vino
blanco de la época romana, del siglo I d.C. Según investigadores de la
Universidad de Córdoba, se trataría de la muestra más antigua identificada
hasta el momento.
Imagen de la urna hallada
con el vino blanco en su interior. / Juan Manuel Román / Ayuntamiento de
Carmona
El liquido blanco, que con el tiempo ha
adquirido un tono rojizo, ha sido identificado como el vino más antiguo
descubierto hasta la fecha por un equipo del departamento de Química
Orgánica de la Universidad de Córdoba (UCO), liderado por el catedrático José
Rafael Ruiz Arrebola, en colaboración con el Ayuntamiento de Carmona.
El hallazgo desbanca en antigüedad a la botella
de vino de Speyer, descubierta en 1867 y fechada en el siglo IV d.C, y que se
conserva en el Museo Histórico de Pfalz (Alemania).
«Al principio nos sorprendió mucho que se
conservara líquido en una de las urnas funerarias”, explica el arqueólogo
municipal del Ayuntamiento de Carmona Juan Manuel Román. No en
vano, habían pasado 2000 años; pero las condiciones de conservación de la
tumba, que se había preservado intacta y bien sellada durante todo ese tiempo,
es lo que ha facilitado que el vino mantuviera su estado natural y que se descarten
otras posibles causas como inundaciones o filtraciones dentro de la cámara o
procesos de condensación.
El reto era comprobar las sospechas que tenía el
equipo de investigación: que ese líquido rojizo era vino o, más bien, que en
otra época fue vino porque ya había perdido muchas de sus características
esenciales.
Para ello recurrieron a una serie de análisis
químicos, realizados en el Servicio Central de Apoyo a la Investigación
(SCAI) de la UCO y que han publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.
Estudiaron el pH, la ausencia de materia orgánica, las sales minerales, la
presencia de determinados compuestos químicos que podían estar relacionados con
el vidrio de la urna o con los huesos del difunto, o su comparación con vinos
actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar. Gracias a ello tuvieron los
primeros indicios de que el líquido era vino.
Pero la clave para su identificación la
dieron los polifenoles, unos biomarcadores presentes en todos los
vinos. Gracias a una técnica capaz de identificar estos compuestos en muy baja
cantidad, el equipo halló siete polifenoles concretos que también estaban
presentes en vinos de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar. La ausencia de un
polifenol concreto, el ácido siríngico, ha servido para identificar el vino
como blanco. A pesar de ello, y de que esta tipología de vino concuerda con las
fuentes bibliográficas, arqueológicas e iconográficas, el equipo matiza que el
hecho de que dicho ácido no se encuentre presente puede deberse a una
degradación por el paso del tiempo.
Lo que ha sido más difícil de determinar es
el origen del vino, ya que no existe una muestra de la misma época
para comparar. Aun así, las sales minerales presentes en el líquido de la tumba
tienen concordancia con los vinos blancos que actualmente se producen en el
territorio que perteneció a la antigua provincia Bética, sobre
todo, con los de Montilla-Moriles.
Una cuestión de género
El hecho de que el vino cubriera los restos
óseos de un hombre no es casualidad. Las mujeres en la antigua Roma tuvieron
durante mucho tiempo prohibido probar el vino. Era una cosa de
hombres. Y las dos urnas de vidrio de la tumba de Carmona son un ejemplo de la
división por géneros de la sociedad romana y de los rituales funerarios. Los
huesos del hombre estaban sumergidos en vino junto con un anillo de oro. Sin
embargo, una urna que contenía los restos de una mujer no tenía ni una gota de
vino, pero sí tres joyas de ámbar, un frasco de perfume con aroma a pachulí y
restos de telas cuyos primeros análisis parecen indicar que se trataría de
seda.
El vino, así como los anillos, el perfume y los
otros elementos formaban parte de un ajuar funerario que
acompañaría a los difuntos en su tránsito al más allá. En la antigua Roma, como
en otras sociedades, la muerte tenía un significado especial y las personas
querían ser recordadas para, de alguna manera, seguir vivas.
Esta tumba, en realidad un mausoleo circular que
probablemente acogió a una familia de alto poder adquisitivo, estaba situada
junto a la importante vía que comunicó Carmo con Hispalis (Sevilla), y
señalizada con una torre (ya desaparecida), para facilitar ese propósito. Dos
mil años después, y tras mucho tiempo en el olvido, Hispana, Senicio y sus
cuatro acompañantes no solo han vuelto a ser recordados, sino que también han
ofrecido mucha luz sobre los rituales funerarios de la antigua Roma
permitiendo, además, identificar el líquido de la urna de vidrio como el vino
más antiguo del mundo.
Referencia:
Daniel Cosano et al. «New archaeochemical
insights into Roman wine from Baetica». Journal of Archaeological Science: Reports, 2024
Fuente: UCO
Elecciones europeas
Hacía tiempo que
se estaba anunciando que venía el lobo… y finalmente ha llegado. No es que
estuviera muy lejos, ni que no hubiera ya asomado las orejas en más de un país,
pero socialistas y liberales hacían como si no lo vieran… y ya está aquí.
Elecciones europeas
El Viejo Topo
21 junio, 2024
Este domingo
concluyeron las elecciones europeas eligiendo a los
diputados y diputadas que conformarán la décima legislatura. Nunca está de más
recordar que estas elecciones son aprovechadas como el maquillaje perfecto
para renovar el entramado de gobernanza de la UE (Parlamento y Comisión
Europea). Intentando, con la convocatoria electoral, esquivar la imagen de
un aparato burocrático estructurado jerárquicamente con escaso control
democrático que responde a un equilibrio de poderes de estados a partir de
la hegemonía del eje Berlín-París. Este proceso concluirá, meses más tarde, con
la ratificación del Parlamento a la presidenta/presidente de la Comisión
Europea y del consejo de comisarios previamente negociado por los estados
miembros.
Quizás el
titular más destacado de esta convocatoria electoral sea el crecimiento de la extrema derecha que
consolida una derechización de la UE que lleva tiempo larvándose. La actual
dispersión de extrema derecha, en tres grupos en la eurocámara, difumina la
imagen de su resultado electoral, pero no se puede obviar que ha sido la
segunda fuerza más votada de Europa con algo más del 20% de los votos por
delante de los socialdemócratas. De esta forma, la ultraderecha ha conseguido
ser la primera fuerza en: Italia, Francia, Hungría, Bélgica, Austria y Polonia,
y segunda fuerza en Alemania y Países Bajos, mientras el Partido Socialista
europeo solo ha conseguido ganar en Suecia, Rumanía, Malta y empatar en
Portugal con la derecha.
El partido de Le
Pen, Reagrupamiento Nacional (RN), ha conseguido no solo volver a ganar en
Francia por tercera vez consecutiva en unas elecciones europeas, doblando en
votos a al partido de gobierno, sino también ser el partido con más diputados
en la eurocámara, una buena muestra de la pujanza de la extrema derecha
europea. Un resultado que ha generado un auténtico terremoto en el país galo,
en donde Macron se ha visto obligado a convocar unas elecciones
legislativas de urgencia.
De hecho, la
extrema derecha no ha dejado de crecer en Europa desde principios de siglo, de
apenas conseguir los diputados para formar grupo en la eurocámara a ser la
segunda fuerza más votada en estas elecciones. En una década han doblado sus
apoyos y se perfilan como una fuerza que puede determinar mayorías
parlamentarias en la próxima legislatura. La burocracia eurócrata de Bruselas
considera muy seriamente esta posibilidad y, para ello, ha comenzado toda una
campaña para diferenciar entre una extrema derecha buena y una extrema derecha
mala; es decir, entre aquella extrema derecha que asume sin ambages la política
económica neoliberal, la remilitarización y la subordinación geoestratégica a
las élites europeas y la OTAN, y aquella otra que todavía las cuestiona, aunque
cada vez más tímidamente.
En la propia
campaña electoral, la candidata del PPE a revalidar la presidencia del colegio
de comisarios, Ursula von der Leyen, ha abierto la puerta de par en par a
pactar con una parte de la extrema derecha representada por Meloni, la «extrema
derecha buena». En este sentido, el propio presidente del Partido Popular
Europeo (PPE), el alemán Manfred Weber, ya se mostró favorable a llegar a acuerdos
con la extrema derecha después de una reunión con la presidenta italiana
Georgia Meloni el año pasado. Acercamientos que contribuyen a normalizar a la
extrema derecha como un socio aceptable, legitimando no sólo su espacio
político, sino también sus políticas y discursos de odio que cada vez ganan más
audiencia entre el electorado europeo. Esta es una buena muestra del rol
protagónico que se le augura a la extrema derecha en esta legislatura que
comienza, en la que serán una pieza clave para conseguir mayorías
parlamentarias.
En este
sentido, parece que Le Pen no se quiere quedar otra vez fuera de esta operación
de lavado de cara, es consciente que tiene que terminar de concluir su
particular proceso de desdiabolización, no solo para pintar algo en el próximo
Parlamento Europeo, sino sobre todo para tener alguna posibilidad en las
presidenciales francesas del próximo año. De esta forma, la ultraderechista
francesa ha tocado la puerta de Meloni para intentar unir fuerzas y convertirse
en la segunda fuerza política de la eurocámara. En las próximas tres semanas,
periodo en el que se tienen que conformar los grupos políticos en el Parlamento
Europeo, descifraremos la incógnita de por quién se ha decantado Meloni. Por
los cantos de sirena del grupo Popular o por liderar un gran grupo de la
extrema derecha. El propio Jorge Buxadé (Vox), le ha recordado en campaña a
Alberto Núñez Feijóo: «No te emociones porque Giorgia Meloni es una de los
nuestros». Parece que se auguran interesantes y complejas semanas en el marco
de la derecha y la extrema derecha para terminar de ver como se configuran
finalmente los grupos políticos en la eurocámara.
Quizás, otro de
los titulares que nos deja estas elecciones es la tendencia de erosión del
bipartidismo europeo, si ya en 2019, por primera vez en la historia del
Parlamento Europeo, Populares (PPE) y Socialdemócratas (S&D) no
consiguieron sumar mayoría absoluta. En estas elecciones, cinco años después,
los socialistas dejan de ser la segunda fuerza más votada, para ser relegados
por la extrema derecha a una histórica tercera plaza. Los números no dan con
socialistas y populares y cada vez necesitan ampliar más con nuevas fuerzas la
llamada gran coalición que hasta ahora ha gobernado Europa.
De hecho, ya en
la pasada legislatura, especialmente los liberales de Renew Europe y en algunas
ocasiones los Verdes, han sido fundamentales para configurar mayorías en el
parlamento y aprobar las grandes medidas de esta legislatura (Pacto Verde,
remilitarización europea, Pacto de Migración y Asilo, etc). Han sido justamente
estos dos grupos, tanto Renew Europe como los Verdes los que han sufrido un
desgaste electoral más fuerte en estas elecciones, perdiendo 20 y 18 escaños
respectivamente. Si en 2019 crecieron, en cierta medida, como fuerzas
renovadoras y modernizadoras de una caduca gobernanza bipartidista, no haber
cumplido las expectativas les llevado a pagar un alto coste electoral. A pesar
de ello se antojan como dos fuerzas fundamentales para poder asegurar las
mayorías de la gran coalición.
Quizás el
ejemplo más claro del desgaste de la fórmula política de Renew Europe lo
encarna Emanuel Macron en Francia, donde su partido no ha llegado ni al 15% de
los votos. Macron representa un tipo de figura política vacía, estandarte de
una salida del bloque de poder a su propia crisis de representación y a la
corrupción de los grandes partidos, que se vendió como una fórmula que
condensaba el extremo centro en un único partido. Un modelo de político
proveniente del mundo de la gestión empresarial y percibido, precisamente, como
un gestor de la difusa «sociedad civil» pero garante del (des)orden neoliberal.
En resumen: una suerte de outsider para mantener el statu
quo.
De hecho,
Macron se suma a una tendencia global de emergencia de caudillos populistas
neoliberales autoritarios que provenientes del mundo empresarial/financiero han
dejado de confiar en los políticos profesionales para encabezar ellos mismos
sus intereses como elite desde la primera línea de la política. Estas
elecciones no solo han sentenciado el declive del macronismo como príncipe del
europeísmo neoliberal que venía a sustituir la gran coalición, sino también
abre un escenario incierto para el adelanto electoral de las legislativas
(junio) y para las presidenciales francesas. En este sentido, los que
intentaron presentarse como los representantes del macronismo hispánico,
Ciudadanos, definitivamente han terminado de morir en estas elecciones, pasando
de ocho eurodiputados a ninguno.
Parece que
podemos tener un nuevo grupo en el Parlamento Europeo en torno a los italianos
de Cinco Estrellas y a las alemanas de Alianza Sahra Wagenknecht –Por la Razón
y la Justicia–. Un espacio político poco definido construido sobre los partidos
que tienen en común su difícil encaje en alguno de los otros grupos
constituidos en el parlamento, ya sean por diferencias políticas o por vetos de
otras fuerzas, como ha sido históricamente el caso con Cinco Estrellas. Un
grupo parecido a lo que fue en la legislatura del 2014/2019 Europa de la
Libertad y la Democracia Directa (EFDD). Aunque todavía está por ver si
consiguen aliados para cumplir la regla parlamentaria de un mínimo de 25
diputados de al menos siete países distintos de la UE.
Más de cien
diputados electos no tienen grupo claro en el Parlamento Europeo, una buena
muestra del peso que ha tenido en estas elecciones el voto de protesta
anti-política, outsider de los grupos establecidas en el Parlamento
Europeo. Un buen ejemplo de este fenómeno son Fidias Panayiotou, un tiktoker chipriota
de 24 años, que ha sido la segunda fuerza consiguiendo dos plazas en el
Parlamento Europeo con más de 20% de los votos, y Alvise Pérez, el candidato de
Se Acabó La Fiesta, una de las sorpresas de la jornada electoral que en España
ha conseguido tres eurodiputados con 800.000 votos.
Un voto de
protesta movilizado para «recuperar la democracia secuestrada» por la
oligarquía política corrupta, denominada tradicionalmente por la ultraderecha
como «partidocracia», con la consecuente defensa de una especie de
antipolítica. El éxito electoral tras esa bandera que aspira a rescatar una
democracia secuestrada por las élites no se puede entender sin valorar el
déficit democrático de las sociedades en las que surge. En este sentido no es
casual que se exprese especialmente en las elecciones europeas; de la
trasformación sistémica de una sociedad globalizada; y de la deslegitimación de
la política y de lo político que se ha producido en su seno ante la devaluación
de las ideologías. En el marco dentro y fuera del sistema, el afuera sigue
reclutando cada vez más peso político en el Parlamento Europeo.
La izquierda
puede que siga ocupando la última plaza del Parlamento Europeo a la espera de
la creación de algún grupo nuevo, pero, a diferencia del 2019, consigue mitigar
su caída e incluso puede crecer levemente en número, cuando se confirme en las
próximas semanas el reparto de los diputados nuevos no inscritos a ningún
grupo. Especialmente relevantes han sido los resultados en Finlandia, segunda
fuerza; Italia, donde recupera la representación la izquierda; y el de Francia
Insumisa, que aporta el grupo más numeroso de diputados para la izquierda.
Estas
elecciones han vuelto a mostrar la pérdida creciente de legitimidad por parte
de la UE entre sectores sociales de toda Europa, la abstención vuelve a ganar
en casi todos los países. A la UE le cuesta cada vez más ser asociada con
aquellos supuestos «valores europeos» como democracia, progreso, bienestar o
derechos humanos. Una crisis orgánica en todo el sentido gramsciano del
término, resultado y profundización de la crisis del modelo post-Maastricht del
capitalismo europeo que ha supuesto una verdadera camisa de fuerza neoliberal,
con una letal combinación de austeridad, libre comercio, deuda predatoria y
trabajo precario y mal pagado, ADN del actual capitalismo financiarizado.
Esta crisis de
legitimidad e institucionalidad no solo hace que las decisiones comunitarias
intenten esquivar a toda costa los parlamentos nacionales, sino que también
consigue que cualquier referéndum o consulta a la ciudadanía que incumba
directa o indirectamente a cuestiones europeas sea mirado con recelo y pavor.
Cada día más personas despiertan del sueño europeo y se encuentran a la deriva
entre un europeísmo neoliberal y militarista abanderado por las élites de la UE
y un nacionalismo excluyente en auge a escala estatal. Una crisis orgánica del
proyecto de la UE que genera vacíos propicios para mutaciones, reajustes,
recomposiciones, y sobre todo para los monstruos como hemos visto en estas
elecciones.
Unas elecciones
que confirman: el giro de Europa hacia la derecha, en donde la extrema derecha
ya no aparece como euro-escéptica sino como euro-reformista, reservándose un
asiento en la gobernanza de la UE; la quiebra de las antiguas mayorías de la
gran coalición; el final del macronismo y su intento de gran extremo centro
europeo; el aumento de las opciones outsiders de protesta
anti-sistema y anti-políticas; y el crecimiento de la abstención y el
desencanto europeo con la maquinaria de la UE. Todo ello en un contexto en el
que los tambores de guerra no paran de resonar en las cancillerías,
acercándonos peligrosamente al escenario de una nueva confrontación bélica
mundial, con el telón de fondo de la emergencia climática y el desmantelamiento
de la gobernanza multilateral y del derecho internacional que ha regido el
mundo después de la Segunda Guerra Mundial.
Un peligroso
cóctel que augura nuevos conflictos, una recomposición de actores, una
ampliación del campo de batalla y, sobre todo, una aceleración de nuevas y
viejas tendencias. Aunque una lección destaca sobre el resto en estas
elecciones europeas, cuando siembras políticas de extrema derecha -el Pacto Migratorio
ha sido uno de tantos ejemplos- recoges… extrema derecha.
Fuente: Viento Sur