Un programa para una sociedad futura que construiremos en el presente
Por Vijay Prashad / KAOSENLARED
- Aproximadamente 644 millones, o la mitad de estas personas, son niñas
y niños menores de 18 años.
- Casi el 85% de ellxs residen en el África subsahariana y el sur de
Asia.
- Mil millones de ellxs están expuestos a combustibles sólidos para
cocinar (lo que genera afecciones respiratorias), a infraestructura
sanitaria inadecuada y a viviendas deficientes.
- 568 millones de personas carecen de acceso a agua potable adecuada en
un trayecto de 30 minutos a pie.
- 788 millones de personas multidimensionalmente pobres tienen al menos
una persona desnutrida en su hogar.
- Casi el 66% de ellas viven en hogares en los que nadie ha completado
al menos seis años de escolarización.
- 678 millones de personas no tienen acceso a la electricidad.
- 550 millones de personas carecen de siete de los ocho bienes
identificados en el estudio (una radio, una televisión, un teléfono, un
ordenador, un carro para animales, una bicicleta, una motocicleta o un
refrigerador). Tampoco poseen un automóvil.
Las
cifras absolutas del informe del PNUD son siempre inferiores a las calculadas
por otras investigaciones. Tomemos su número de personas sin acceso a la
electricidad (678 millones), por ejemplo. Los datos del Banco
Mundial muestran que en 2019, el 90% de la población mundial tenía acceso a la
electricidad, lo que significa que 1.200
millones de personas no tenían este servicio. Un importante estudio de
2020 demuestra que 3.500
millones de personas carecen de «acceso razonablemente confiable» a la
electricidad. Esto es mucho más que las cifras absolutas del informe del PNUD;
no obstante, independientemente de las cifras concretas, las tendencias son
horribles. Vivimos en un planeta en el que las disparidades son cada vez
mayores.
Por primera vez, el PNUD ha centrado su atención en los aspectos más específicos de estas disparidades, poniendo de relieve las jerarquías étnicas, de raza y de casta. Nada es tan miserable como las jerarquías sociales, herencias del pasado que siguen agrediendo fuertemente la dignidad humana. Al examinar los datos de 41 países, el PNUD descubrió que la pobreza multidimensional afecta de forma desproporcionada a quienes se enfrentan a la discriminación social. En India, por ejemplo, las castas y tribus registradas («registradas» porque el gobierno las considera grupos oficialmente definidos) se enfrentan a la peor parte de la terrible pobreza y la discriminación, lo que a su vez agrava su empobrecimiento. Cinco de cada seis personas que luchan contra la pobreza multidimensional pertenecen a castas y tribus registradas. Un estudio de 2010 demostró que, cada año, al menos 63 millones de personas en la India caen por debajo del umbral de la pobreza debido a los gastos de bolsillo en atención sanitaria (eso es dos personas por segundo). Durante la pandemia de COVID-19, estas cifras aumentaron, aunque no ha sido fácil recopilar las estadísticas exactas. En cualquier caso, cinco de cada seis personas que se encuentran en situación de pobreza multidimensional —muchas de ellas pertenecientes a castas y tribus registradas— no tienen ningún acceso a la atención sanitaria y, por tanto, ni siquiera están incluidas en esos datos. Existen en gran medida fuera de los sistemas formales de atención sanitaria, lo que ha sido catastrófico para estas comunidades durante la pandemia.
El año
pasado, el secretario general del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos), Sacha Llorenti,
pidió al Instituto Tricontinental de Investigación Social y al Instituto Simón
Bolívar de Caracas (Venezuela) que iniciáramos un debate internacional para
responder a las grandes crisis de nuestro tiempo. Reunimos a veintiséis
institutos de investigación de todo el mundo, cuyo trabajo ha culminado ahora
en un informe titulado Un plan para salvar el planeta. Este plan se
reproduce con una introducción más larga en el dossier 48 (enero
de 2022).
Examinamos
detenidamente dos tipos de textos: en primer lugar, una serie de planes
elaborados por think tanks conservadores y liberales de todo
el mundo, desde el Foro Económico Mundial hasta el Consejo para el Capitalismo
Inclusivo; en segundo lugar, un conjunto de demandas de sindicatos, partidos
políticos de izquierda y movimientos sociales. Nos basamos en estos últimos
para comprender mejor las limitaciones de los primeros. Por ejemplo,
descubrimos que los textos liberales y conservadores ignoraban el hecho de que
durante la pandemia, los bancos centrales —en su mayoría del Norte
Global— recaudaron 16
billones de dólares para contener un sistema capitalista que hacía aguas.
Aunque hay dinero disponible que podría haberse destinado al bienestar social,
se destinó en su mayor parte a apuntalar el sector financiero y la industria.
Si el dinero se puede destinar a esos fines, sin duda se puede utilizar para
financiar plenamente un sólido sistema de salud pública en todos los países y
una transición justa de los combustibles fósiles no renovables a las fuentes de
energía renovables, por ejemplo.
El plan
abarca doce áreas, desde «la democracia y el orden mundial» hasta «el mundo
digital». Para que se hagan una idea del tipo de afirmaciones que se hacen en
el documento, aquí están las recomendaciones de la sección sobre educación:
- Desmercantilizar la educación, lo que supone fortalecer la educación
pública e impedir la privatización de la educación.
- Reforzar el papel de las y los docentes en la gestión de las
instituciones educativas.
- Garantizar que los sectores más desfavorecidos de la sociedad reciban
formación para convertirse en docentes.
- Reducir las brechas eléctrica y digital.
- Construir sistemas de internet de banda ancha de alta velocidad
financiados y controlados públicamente.
- Garantizar que todas y todos los escolares tengan acceso a todos los
elementos del proceso educativo, incluidas las actividades extraescolares.
- Desarrollar canales a través de los cuales las y los estudiantes
participen en los procesos de toma de decisiones en todas las formas de
educación superior.
- Transformar la educación en una experiencia para toda la vida,
permitiendo a las personas en cada etapa de la vida disfrutar de la
práctica del aprendizaje en diversos tipos de instituciones. Esto
fomentará el valor de que la educación no es solo para forjar una carrera,
sino para construir una sociedad que apoye el desarrollo y crecimiento
continuos de la mente y de la comunidad.
- Subsidiar la educación superior y los cursos de formación profesional
para las y los trabajadores de todas las edades en áreas relacionadas con
su ocupación.
- Garantizar que la educación, incluida la educación superior, esté
disponible para todas las personas en sus respectivos idiomas. Los
gobiernos deben asumir la responsabilidad de garantizar la disponibilidad
de material educativo en los idiomas hablados en su país mediante
traducciones y otros medios.
- Establecer institutos educativos especializados en administración que atiendan las necesidades de las cooperativas en los sectores industrial, agrícola y de servicios.
Tina Modotti, El Machete, 1926.
Un plan
para salvar el planeta se basa
en los principios de la Carta de las Naciones Unidas (1945), el documento con
mayor nivel de consenso del mundo (193 Estados miembros de la ONU han firmado
este tratado vinculante). Esperamos que lean con atención el plan y el dossier. Han sido
elaborados para la discusión y el debate, y son para ser discutidos y
elaborados. Si tienen alguna sugerencia o idea, o les gustaría hacernos saber
cómo han podido utilizar el plan, escríbannos a plan@thetricontinental.org.
El estudio ha sido un instrumento clave para el crecimiento de la lucha de la clase trabajadora, como demuestra el impacto de los periódicos, revistas y literatura de la clase trabajadora en la expansión de la imaginación popular. En 1928, Tina Modotti fotografió a campesinos revolucionarios mexicanos leyendo El Machete, el periódico de su partido comunista. Modotti, una de las fotógrafas revolucionarias más brillantes, reflejó el sincero compromiso de lxs revolucionarixs mexicanxs, de la izquierda de Weimar y de lxs combatientes de la Guerra Civil española. Los campesinos que leen El Machete y el dirigente campesino de India que lee al poeta comunista turco Nâzim Hikmet en una cabaña durante la gran hambruna de Bengala de 1943, representada en la xilografía de Chittaprosad, sugieren lugares donde esperamos que se discuta el plan. Esperamos que se utilice no solo como una crítica del presente, sino como un programa para una sociedad futura que construiremos en el presente.
Instituto Tricontinental de
Investigación Social