viernes, 3 de febrero de 2023

La frontera salvaje. Jorge Majfud

Los cimientos para organizarse politicamente: por una cultura militante revolucionaria

 

Los cimientos para organizarse politicamente: por una cultura militante revolucionaria


Enviado por anonerror (no verificado) en Jue, 02/02/2023 - 15:08

 

KAOSENLARED /ALASBARRICADAS.ORG

Lusberth

En estos úlitmos años hemos puesto sobre la mesa la cuestión de organizarse a nivel político, a raíz de que cada vez más militantes anarquistas se están involucrando en espacios sociales amplios como los sindicatos laborales y de vivienda. Pero nos estamos encontrando un techo que nos está limitando a la hora de aspirar a proyectos más allá de la mera resistencia. La fórmula de la síntesis (organizaciones o colectivos donde entra cualquier anarquista a pesar de las diferencias ideológicas y estratégicas), de nuevo, está demostrando ser incapaz de superar ese techo. Esta falta de organizaciones políticas y estrategias propias nos deja en situación de trabajar para otros proyectos que no son el nuestro.

¿Qué quedó de aquellos movimientos anarquistas que articulaban movimientos de masas, creaba las estructuras de la nueva sociedad y lideraba revoluciones sociales? De esas experiencias revolucionarias históricas podría decir que solo quedan en algunas regiones del Sur Global, en la actual coyuntura del Estado español es inexistente.

Buena parte del espacio libertario lleva desde la Transición sin referentes claros y, en cierta medida, sin entender que nuestro trasfondo político y militante está influenciado por el sustrato cultural occidental. La falta de memoria, de experiencias acumuladas, de relevos y de romper temas tabú, son un cúmulo de factores que han derivado en la situación actual del anarquismo, con nuevas generaciones que repiten los errores de las anteriores y hechos que se dan por asumidos sin cuestionamiento alguno. Somos en buena medida el resultado de ésta herencia, sin plantearnos qué hay más allá de lo que siempre se ha estado haciendo.

De dónde venimos

Para entrar en contexto, repaso la historia reciente del anarquismo español en general. La época post-mayo del ‘68 en la cual las izquierdas fuera del bloque soviético salieron derrotadas políticamente. Todo ello se juntaba con la ofensiva neoliberal representada por el eje Reagan-Thatcher. A la par del retroceso de los sindicatos de masas, esta derrota política provocó que las tendencias de la izquierda revolucionaria occidental acaben encontrando una salida hacia adelante en lo subcultural y vivencial. De ahí el movimiento punk, el skin, el okupa (squats), bajo el lema “no future”, que descartaron la idea de una revolución de masas y por tanto, construir un nuevo modelo de sociedad a través de la revolución social.

Tras la muerte de Franco, los movimientos sociales volvieron a aflorar en España, entre ellos el anarquismo (mención a parte tendría el MIL y la resistencia armada, en cierto grado, vinculada a las luchas populares y obreras). La CNT del interior que estaba en la clandestinidad, donde parte de esa militancia pasó a los maquis y Defensa Interior, junto con sindicalistas que se metieron a los sindicatos católicos y luego a CCOO, que en sus inicios era combativo hasta que lo instrumentalizó el PCE, para agitar las luchas obreras, vieron una oportunidad para volver a ser un movimiento de masas. Pero la CNT del exilio se volvió conservadora. Boicoteaba el interior desde una posición estancada y a la vez alejada del anarcosindicalismo de años 20-30 (que construía movimientos de masas) y de la realidad del momento, quedándose en una especie de guardián de las esencias y sobreideologizada. Esta tendencia, a la legalización de la CNT después de los pactos de la Moncloa, comenzó a regresar a España. Las divisiones internas ya estaban servidas: entre partidarios de entrar en comités de empresa y elecciones sindicales y detractores de ello. Ésto terminará en una dura excisión en el V Congreso, donde nacerá la CGT. El Caso Scala terminaría por rematar la faena y la afiliación caerá a mínimos, no solo al ver las duras peleas de la división, sino también por la infiltración policial y las campañas masivas de criminalización del anarcosindicalismo.

En la CNT se acabará imponiendo la línea ortodoxa del exilio entrados en los ‘80, incapaces de remontar el duro golpe del Caso Scala y quedándose como microsindicatos con apenas actividad sindical pero mucho de contracultural de autoconsumo. En esa época el movimiento okupa y el punk tuvieron sus mejores momentos y a la vez los peores: los barrios obreros comenzaban a sufrir el azote de la droga con la complicidad de la policía y luego la posterior estigmatización de los medios y la política del país. Una gran parte del movimiento punk acabó también en la droga y en el nihilismo. Tampoco la CGT se libraba del todo de esta influencia tribuurbanista y contracultural. Se hablaba de un movimiento libertario con poca base social, muy identitario y endogámico.

Entrados en los ‘90-’00 llegaron las ideas del insurreccionalismo italiano. La crítica a la burocratización de las centrales anarcosindicalistas, e incluso de los resquicios de las viejas organizaciones del movimiento libertario como la FIJL y la casi inexistente FAI propiciaron una huida hacia adelante a través de la acción directa y el ataque directo contra el sistema. La oleada insurreccionalista fue un toque de atención a las viejas glorias y se dieron duras críticas hacia éstas, pero descartaron un punto clave para el desarrollo de cualquier movimiento: el trabajo de base. No existía ninguna conexión con la clase trabajadora en sí ni había voluntad de ello, algo que sí que lo tuvo el MIL durante su existencia en ‘70, que atracaba bancos para financiar huelgas y luchas sociales.

Esta oleada insurreccionalista terminaría siendo derrotada fácilmente al carecer de dicha base. La criminalización del Estado no se hizo esperar: aislar el anarquismo de la sociedad calificándolos de guerrillas urbanas y terrorismo de baja intensidad. Han aprovechado para fabricar un nuevo enemigo interno a la vez que desgastaba la bandera del terrorismo de ETA. En cuanto comenzaron los golpes represivos, la actividad comenzó a girar en torno a eventos de recuadación de dinero para los costes antirrepresivos y a volcarse en la lucha anti-carcelaria, a los cuales siempre acudían las mismas caras. Cayeron en una espiral repreresiva del cual no salieron, y muchas terminaron abandonando la lucha sufriendo penas desorbitadas. Una lucha de grupos reducidos de personas contra todo un aparato represivo sin una estrategia ni un vínculo con el pueblo era un completo suicidio. A los pocos años, esta represión dejó un balance desolador: montajes policiales, penas desorbitadas de prisión, multas… Entretanto, la paranoia, el aislamiento, los personalismos, roles de poder informales y los dramas internos fueron un desgaste en salud mental arrollador.

Los 2000 sería la década de la bonanza económica. El anarquismo fue pasando esos años sin pena ni gloria entre las okupas, lo contracultural, saliendo de las campañas antimilitaristas y haciendo campañas por apostatar (darse de baja de la Iglesia Católica, básicamente). Paralelamente, surgían los movimientos anti-globalización, que acostumbraban a organizar black blocs allá donde se celebraban las cumbres. Entretanto, lxs anarquistas en parte participaban de ese movimiento, pero sin ser tendencia organizada. En 2003 tuvieron lugar las movilizaciones masivas contra la guerra de Iraq y las mentiras del 11M. El anarcosindicalismo tendría poca influencia en este período. Las luchas más sonadas fueron a la campaña de boicot al Mercadona y la SGAE (autores y copyright, que también salpicó al portal alasbarricadas.org).

El anarquismo en el Estado español se quedó sin referentes fruto de la desmemoria y de la derrota política del ‘68. Por eso la herencia actual del anarquismo en general es un amalgama de esta ortodoxia purista e identitaria de la CNT del exilio, lo contracultural y vivencial de aquella época dorada del movimiento punk y okupa, y las dinámicas informales propias del insurreccionalismo italiano. No nos hemos reconstituido como una fuerza política, al contrario, se rechazaba la organización formal y el trabajo político, grandes errores que nos han llevado a ser algo marginal, haciendo del anarquismo una parodia de sí mismo donde nunca se planteó el traducir los principios y la ideología en línea política, estrategia y táctica para tener capacidad para desarrollar un trabajo de base real.

La conclusión hasta aquí es que hay una parte del anarquismo ha renunciado al objetivo revolucionario de construir un nuevo modelo de sociedad. No es la excepción, en los países occidentales la influencia de la ideología liberal en todos los aspectos de la vida desde los ‘70 (comienzo de la ofensiva del proyecto neoliberal) ha apartado de los movimientos revolucionarios de este objetivo último en la práctica. Otro ejemplo desastroso es el anarquismo estadounidense en los 90-00, volcado hacia el individualismo y lo vivencial.

Mi perspectiva política

Parto de las lecturas de otras experiencias militantes de algunos compañeros de Embat y de lecturas políticas del movimiento anarquista tanto histórico como actual, cuyo denominador común es la de organizar movimientos de masas y ser una fuerza política impulsora de las revoluciones sociales. Este anarquismo en la actualidad queda reflejado en las revueltas populares y movilizaciones masivas en Chile, Brasil, Ecuador, Argentina y Colombia, y en las revoluciones sociales con inspiraciones en el anarquismo como la zapatista y la kurda.

Este anarquismo social es el anarcocomunismo, la corriente política del anarquismo que tiene como estrategia general la articulación de movimientos populares de masas (poder popular) y la apuesta política de que dichas masas sean el sujeto político de la revolución social (el pueblo trabajador) y como objetivo político la configuración del nuevo modelo de sociedad, usando como modelo organizativo el dualismo: un nivel de masas y un nivel político. Esta tendencia en la actualidad recoge la herencia de las revoluciones sociales de la historia, las cuales destacan la mexicana de 1910, la Makhnovista del 1919, la comuna de Shinmin y Shangai en los años 20, la revolución social del ‘36, junto con las experiencias sindicalistas revolucionarias de Alemania e Italia de la misma época y el anarcocomunismo búlgaro. A nivel teórico-organizativo, la línea comienza en la Alianza por la Democracia Socialista de Bakunin, pasando la plataforma de Makhno, el partido de Malatesta y llegando al especifismo latinoamericano.

En los años ‘20, con los makhnovistas en el exilio, se dio un importante debate en torno a la organización anarquista. La publicación Dielo Truda fue la que divulgó las experiencias makhnovistas y puso sobre la mesa un modelo para la organización anarquista basada en la unidad ideológica, estratégica, táctica y de acción: la plataforma. Este modelo fue criticado y Volin defendió un modelo organizativo en el cual cabían anarquistas de cualquier tendencia: individualistas, sindicalistas, colectivistas y comunistas. A la práctica, los hechos les darían la razón al modelo plataformista, ya que el modelo de síntesis era incapaz de desarrollar trabajo político porque a la hora de discutir estrategias, responsabilidades y disciplina conjuntas era imposible el acuerdo.

Aquí pongo como ejemplo la Federación Anarquista Comunista de Bulgaria, quienes adoptaron el plataformismo como modelo organizativo mientras el anarquismo a nivel internacional lo rechazó y se decantó por la síntesis. Esta organización articuló, desde 1920, un movimiento popular de masas, consiguiendo ser 3a fuerza política en un país muy convulso políticamente en aquella época, habiendo sido capaz de sobrevivir a ejecuciones de militantes y dos golpes de Estado fascistas hasta los años 40 que fue destruida por la represión estalinista.

La II Guerra Mundial mató todas esas luchas revolucionarias. Sin embargo, muchos luchadores siguieron combatiendo en la resistencia contra la ocupación nazi en Francia o lucharon como partisanos.

En la post-guerra, el anarcocomunismo comenzó a sacar cabeza aunque muy tímidamente. En los años ‘50 George Fontenis rescató el modelo plataformista y escribió “El manifiesto comunista libertario”, un texto que recoge la herencia de todas esas revoluciones históricas y planteará la necesidad de organizar el anarquismo como opción política.

En Sudamérica, esta corriente se tradujo en el especifismo de la cual la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) fue pionera (1968). Fue realmente una actualización del plataformismo en el cual el sujeto político ya no es únicamente la clase trabajadora y pasa a ser el pueblo, de la cual la lucha de clases sería un frente. Desde entonces, la corriente especifista se extendió y de las cuales heredaron organizaciones como Resistencia Libertaria, y heredan hoy Acción Socialista Libertaria, Federación Anarquista Rosario, Federación Anarquista Río de Janeiro, Coordinadora Anarquista Brasilera, Vía Libre (Colombia), entre otras.

Una mirada hacia nuestras experiencias recientes

La actualidad en el Estado Español tiene, sin embargo, unas experiencias de anarquismo social muy enriquecedoras. Todo vino al calor del 15M, fue un ciclo político que despertó conciencias e hizo que muchas personas nos replanteemos todo. Hablaré aquí de las más sonadas y de las que más tengo por la mano.

- La FAGC (Federación Anarquista de Gran Canaria)

Nacieron como cualquier colectivo anarquista al uso hasta un punto en que, según las palabras de Ruymán, en un momento que estaban repartiendo panfletos sobre veganismo, un señor había tomado uno de ellos y a pocos metros lo encontraron buscando comida en un contenedor. En ese momento a algunas personas se les rompieron esquemas. ¿cómo es posible que hablemos de veganismo teniendo personas que no tienen nada para llevarse a la boca? Ahí comenzó la ruptura. Quienes se quedaron fueron los que se volcaron de lleno al trabajo de base, comenzando por parar desahucios y poco a poco irían abriendo casas. Pasaron muchas contradicciones y se encontraron que nada era perfecto: desde personas que se aprovechaban para conseguir entrar en un piso y vender la llave hasta gente que una vez hecho la entrada chantajeaba con denunciar si no cumplían con lo que querían. Pero de ahí llegaron a construir la okupa más grande de España: unas 200 personas en un bloque de viviendas, la Comunidad La Esperanza, todas ellas gente que no tiene ni idea del anarquismo y con actitudes de mierda que con pedagogía aprendieron a convivir. Ahora es una comunidad autogestionada en que la FAGC había hecho de asesores.

Actualmente mientras escribo estas líneas el trabajo de la FAGC no ha parado: han creado el Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria, han okupado huertos donde ahora viven personas sin papeles en autogestión y han conseguido ganar el conflicto de la Marisma, una pequeña comunidad víctima de una estafa inmobiliaria.

Sin saberlo, la FAGC acabó reproduciendo el modelo del dualismo organizacional del anarcocomunismo, estando la FAGC actuando como organización específica/política y el Sindicato de Inquilinas como organización de masas. La diferencia es únicamente semántica y elles lo llaman “anarquismo de barrio”, un anarquismo que se involucra en primera línea luchando al lado del pueblo ofreciendo las herramientas y metologías del anarquismo al servicio de la clase trabajadora y de la comunidad, no de forma asistencial, sino empoderándola.

- La FES-FEL (Frente Estudiantil y Social)

Actualmente la FEL ha tenido un cambio generacional, pero tuvo sus mejores años durante las movilizaciones del 15M (~2012 en adelante). La etapa del FES Zaragoza, que en poco tiempo acabarían siendo la FEL montando sus núcleos en la UAM, Somosaguas, Carlos III (Madrid), habría sido de las mejores en el movimiento estudiantil. Caso es de las experiencias del FES-FEL Zaragoza, logrando a ser referentes del movimiento estudiantil en la Universidad de Zaragoza durante unos cuantos cursos consiguiendo además implementar la unidad táctica a través de una política de alianzas de otros actores del movimiento estudiantil. Aquello impulsó aún más el movimiento estudiantil en la uni, llegando a realizar huelgas exitosas y con un grado de participación considerable, manteniendo además a raya a entidades estudiantiles filofascistas.

- Apoyo Mutuo

Esta organización nació como una red de militantes allá por el 2015 que pasó poco a poco a consolidarse como organización política que pretende ser de ámbito Estado español. Actualmente el núcleo que está teniendo rodaje es en Aragón, donde están sacando “Colectiviza!” una publicación de las luchas sociales en Aragón y han tenido su I Congreso.

- Embat

También al calor del 15M, Embat nació primero como un “procés” de construcción de una organización política de Catalunya. Tuvo el proceso similar a Apoyo Mutuo, comenzando a ser una Este proceso le llevó unos años de debates y formaciones sobre cuestiones que estoy yo escribiendo en esta carta. La organización como tal no se habrá formalizado hasta 2016-17. Desde entonces hay militantes en CGT Ensenyament, en habitatge y sindical. Fue parte del grupo motor del 1er Congrés d’Habitatge de Catalunya y también parte del grupo motor de Batzac. Actualmente como organización política ya tiene terminada la línea política.

Todas estas experiencias militantes están en nuestras memorias, pero gran parte de las nuevas generaciones que se politizan no la conocen.

La praxis política del anarquismo dista mucho de ser una parodia de rebeldía adolescente. Pongo los ejemplos del Estado español porque considero que no es necesario buscar ejemplos lejanos (que los hay), sino que ya son parte de la historia reciente y continúan a día de hoy a pesar de no ser tan visibles en algunos casos. Son ejemplos a tomar porque necesitamos preservar la memoria de estas experiencias para que no se pierda lo acumulado y poder aprender de ellas.

Un cambio de cultura militante. Recuperar nuestra tradición socialista

El ciclo de muchos colectivos anarquistas vienen a ser períodos cortos donde se hace activismo y en cuanto las circunstancias de la vida de las personas del colectivo cambian, el colectivo muere. Así vuelta a empezar de 0. Parece que nos guste reinventar la rueda para volver a hacer lo mismo, es la pescadilla que se muerde la cola.

La debilidad del anarquismo actual radica en las pocas responsabilidades y disciplina exigidas, así como la no-resuelta cuestión del poder y los liderazgos nos llevan a ser incapaces de tomar decisiones con agilidad. Se da mucha manga ancha a la libertad individual sin buscar ese equilibrio necesario en la responsabilidad colectiva. La militancia en una organización no es para que cada cual exponga su pedrada sino luchar por unos objetivos políticos en base a una unidad estratégica y de acción usando la organización como herramienta.

Es necesaria una disciplina interna y voluntaria, compromiso, decisión, sentido de organización, visión estratégica, sinceridad, humildad y tener visiones realistas. Capacidad para asumir liderazgos, saber cederlos, delegar, crítica y autocrítica, ser constructive, transmitir conocimientos, escuchar, comunicar… Si nos queremos tomar en serio el proyecto que asumimos, hemos de trabajarnos estos aspectos. Estar en una organización no es para reafirmarse en la identidad anarquista ni limpiarse la conciencia ni hacer colegas, estar en una organización implica luchar por aquello que creemos colectivamente y encontrar esta afinidad en el proceso.

Una disciplina militante tiene sentido si hay objetivos por los que luchar y tener estrategias para lograrlos, tanto para los inmediatos como para los finalistas. Es por ello que una Línea Política es esencial en una organización, ya que da el marco de actuación y marca las estrategias a seguir.

Queremos abarcarlo todo (capacitismo, antiespecismo, transfeminismo, antirracismo…) y estamos siendo débiles en todo. Nos creemos que todo es igual de importante sin tener siquiera una línea política trabajada, sin conocernos a nosotres mismes ni de dónde venimos. Seguimos haciendo lo mismo de siempre una y otra vez: anticarcelario, vivir okupando haciendo kafetas, ponernos la etiqueta por delante, crear comunidades endogámicas y herméticas (el ghetto anarco) con dinámicas tóxicas que vienen de no cuestionar la ideología liberal y la moral cristiana de nuestra cultura occidental. Negamos el poder reproduciendo roles de poder, negamos el liderazgo reproduciendo liderazgos informales, incluso en otros espacios donde se rechazan los partidos, se reproducen de manera informal el accionar partidista. Acusamos de reformista todo aquello que no nos guste pero reproducimos la ideología liberal en nuestros colectivos camuflado bajo un lenguaje radical, cuando la diferencia entre reforma y revolución, radica en que lo primero acepta el sistema de dominación con maquillaje, y lo segundo aspira a implementar un modelo de sociedad construyendo un contrapoder propio. Tachamos de marxista aquello de línea política y estrategia.

Esa ética militante por la que hemos pasado bastantes militantes y que actualmente se sigue reproduciendo en algunos entornos, queda reducido a una épica digna de cuentos de fantasía completamente desconectada de todo accionar político real, reduciendo la política en lo vivencial. Esa es la ilusión de radicalidad y de creer que eso es revolucionario. Pero la realidad no llega ni a ser reformista, ya que en la práctica aceptan el liberalismo puesto que en vez de confrontar el sistema articulando movimientos populares, crean falsas “islas de libertad”. Al fin y al cabo, estilos de vida que el capitalismo tolera.

Por tanto, todo anarquismo que no aspira a la creación y articulación de un movimiento de masas con la finalidad de que las actuales estructuras de autoorganización popular pasen a ser los futuros organismos de administración de la futura sociedad, es liberalismo. Así es que tanto el anarcoindividualismo como la práctica del anarquismo vivencial son liberales, ya que a la práctica están de acuerdo con el sistema puesto que su accionar político se basa en vivir el momento y realizar actividades de autoconsumo en comunidades cerradas ajenas en su mayoría a los problemas de la sociedad bajo un discurso radicaloide, renunciando a crear movimientos de masas y ser una opción política, y por tanto, renunciar al objetivo final socialista o comunista libertario. Este anarquismo vivencial no es más que liberalismo radical. Del mismo modo se podría aplicar a otras tendencias que en la práctica no realizan ningún trabajo de base.

No obstante, las experiencias de economía colectiva y de infraestructuras libertarias no entran dentro de ese anarquismo viviencial si dichas experiencias se conectan con las luchas populares. Por ejemplo, el proyecto de Fraguas nació siendo vivencial pero a raíz de la amenaza de desalojo, se reconvertió en un proyecto de repoblación rural y recuperación de la memoria de ese pequeño pueblo. De la misma manera, Can Tonal (St Antoni de Vilamajor) es una experiencia de economía colectiva que participa también de las luchas sociales en el pueblo.

Ser opción de poder no significa tomar los aparatos del Estado, sino ser una opción política con capacidad material de implementar nuestro modelo de sociedad tomando, no solo los medios de producción y la economía, sino el control territorial y la administración política de la nueva sociedad: el socialismo libertario, entendido éste como modelo en el cual convivan diversos modelos como el colectivismo, el cooperativismo, el comunismo, entre otros. Es el modelo que tienen los territorios zapatistas, Rojava, los territorios mapuches, la Minga y los territorios naxalitas (maoístas de India, muy cercanos a lo libertario). En otras palabras, es recuperar la libertad y la soberanía de los pueblos: la capacidad de los pueblos para decidir su propio destino y todos los aspectos de la vida. El anarquismo que yo defiendo apunta a ésto. Recuperar la tradición socialista consiste en volver a nuestros orígenes, y así lo demuestran todas aquellas experiencias revolucionarias donde el anarquismo ha sido fuerza política protagonista.

La ética militante del movimiento kurdo y de cualquier proceso revolucionario queda reflejada en personas comprometidas con la causa del pueblo, las cuales asumen la responsabilidad de, no solo crear la tesis política de emancipación social sino materializarla. En el movimiento kurdo, esta figura de máximo compromiso es el quadro, quien posee formación política, capacidad de liderazgo y experiencias de organización comunitaria. De la misma manera, la figura del ‘organiser’ del sindicalismo revolucionario anglosajón (la línea sindical de IWW) son militantes sindicales y van allá donde se necesite organizar campañas y secciones sindicales. En los movimientos populares latinoamericanos se les denominan “líderes sociales”, que son personas motoras y activadoras de luchas populares, pues se dedican a organizar comunidades en lucha desde el arraigo territorial. Estos ejemplos de compromiso distan muchísimo de la actual cultura militante y demuestran el error de crear comunidades con base en la afinidad ideológica con nula proyección hacia el pueblo y cero arraigo territorial. Hay que hacer política para el pueblo y la clase trabajadora.

Tal propuesta de cambio de cultura militante es un proceso que nos debe interpelar a toda la militancia, es un planteamiento que debe llevarse a cabo desde el conjunto de las organizaciones anarquistas y de las diferentes organizaciones de masas del pueblo, la clase trabajadora y el conjunto de oprimides. Estar al lado del pueblo es nuestro deber y saber el encaje que tendremos en el futuro movimiento libertario.

Unas palabras finales

Recuperar nuestra memoria es clave para situarnos y conocer nuestro papel. He visto con rabia e impotencia cómo militantes libertarios acaban buscándose otros espacios políticos tras ver que nada cambiaba y tanto por el cambio de las circunstancias de vida personales, como tener problemas y necesidades a las cuales no encontrarán en la militancia libertaria, o como tener la necesidad de una militancia más a nivel político, se encontraron con el vacío. Caso es un compañero que antes llevaban la editorial Klinamen de Madrid que terminó en Más País (Héctor Tejero), es también Íñigo Errejón que vino de las JJLL de Madrid, de Jordi Martí Font o David Fernández que terminaron en la CUP, y otras más anarquistas que acabaron militando en los círculos de Podemos allá en 2014-2015.

Es un reflejo de que cómo las dinámicas autodestructivas de siempre terminan quemando a la gente y la militancia más válida acabe trabajando para otros proyectos políticos que no son el nuestro. Necesitamos ser una opción política real y no una suerte de paraguas donde caben todas las frikadas posibles haciendo del anarquismo una parodia de sí mismo y una estética de rebeldía adolescente. Es la única manera de salir del círculo vicioso de siempre: la militancia veterana se quema y se marcha, entra una generación nueva, reproduce las mismas dinámicas y cuando se dan cuenta de que no funcionan, están en minoría y al final acaban yéndose. Repitiéndose ese ciclo generación tras generación ya que nada se acumula y constantemente se reinventa la rueda.

Afortunadamente, en la actualidad estamos observando cambios positivos: tanto la CGT como la CNT están creciendo en afiliación y secciones sindicales, a la vez que se consolidan poco a poco las organizaciones políticas del anarquismo social. Cada vez hay más militancia anarquista participando en los movimientos sociales locales y están saliendo debates para organizarse político. Por tanto, hay un cambio positivo en la cultura militante, aunque es un proceso largo y requiere de consolidarla y materializarla en un movimiento libertario estructurado en organizaciones de distinto ámbito. Dar estos pasos hacia un anarquismo capaz de intervenir en la sociedad ahora es clave para construir nuestro futuro.

La coyuntura política actual está sufriendo cambios acelerados ante una creciente conflictividad social: desde el colapso de Líbano y Sri Lanka, pasando por la toma del poder de los talibanes, las revueltas populares en Latinoamérica y sus cambios de gobierno..., hasta las revueltas en Irán. Nos encontramos ante un mundo cada vez más multipolar. Occidente ahora mismo es el único bloque que aún preserva cierta paz social, pero tampoco exenta de movilizaciones sociales y huelgas (Francia y en menor medida Reino Unido en este último trimestre del 2022). La coyuntura post-covid en rasgos generales es de crisis a todos los niveles, y ya hay quienes apuntan que el colapso ya está en proceso.

Sin embargo, al capitalismo aún le queda vida por delante, vendiéndonos falsas promesas de un futuro próspero a la vez que continúa provocando guerras. La amenaza de la ultraderecha es real, la actual opinión pública está virando hacia la derecha. Del mismo modo, estamos contemplando el rearme y la reorganización de la ultraderecha. Todo ello con el horizonte del cambio climático, el fin de los combustibles fósiles y la escasez mundial de recursos.

La reacción al momento político que vivimos contrasta entre aquellos intentos de huida hacia adelante aparentando que todo va bien y que habrá futuro, y aquellas perspectivas de lucha contra la incertidumbre y construir un mundo nuevo. Si decidimos tomar el camino de luchar por el mundo que queremos hemos de recuperar la esperanza. Aspirar a ser opción de poder no es más que implementar el modelo de sociedad que queremos superando el capitalismo. Evitemos caer en el basurero de la historia como perdedores, necesitamos estar a la altura del momento histórico en que estamos y recuperar ese anarquismo capaz de articular movimientos populares de masas e implementar el socialismo libertario.

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La OTAN sigue perdiendo terreno en Ucrania: Tropas rusas rodean la ciudad de Ugledar en la República Popular de Donetsk

 

La OTAN sigue perdiendo terreno en Ucrania: Tropas rusas rodean la ciudad de Ugledar en la República Popular de Donetsk

 

 

Diario de octubre / febrero 3, 2023


© Sputnik / Valerii Melnikov


“Hay un cerco gradual de la ciudad. En realidad ya está en un semicírculo desde el este y el sureste. La toma de la ciudad sigue el mismo patrón que en Artiómovsk: tomar la ciudad ‘en pinzas'”, dijo Kimakovski.

 

El asesor precisó que los soldados rusos controlan ya la zona este de Artiómovsk, ciudad denominada Bajmut por el régimen ucraniano. Las fuerzas de Rusia cierran el círculo alrededor de Artiómovsk tras la liberación de Soledar, a unos 12 kilómetros al norte.

Kimakovski informó además que Zelenski está enviando apresuradamente desde el 2 de febrero tropas adicionales a Artiómovsk, importante centro para el abastecimiento de las fuerzas del régimen en Donetsk.

Rusia inició el 24 de febrero de 2022 una operación militar en Donetsk y Lugansk para “defender a los civiles que desde 2014 eran víctimas de genocidio por parte del régimen ucraniano”.

Los dos territorios se independizaron de Ucrania en 2014 y en septiembre de 2022 se incorporaron a Rusia tras celebrar sendos referendos en los que la mayoría abrumadora de sus poblaciones avalaron esa opción.

 

FUENTE: sputniknews.lat

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La Media Luna Boliviana

 

Las fuerzas opositoras bolivianas tienen su nicho fundamental en el movimiento separatista de Santa Cruz de la Sierra y otras regiones que constituyen la llamada “Media Luna Boliviana”. Las instituciones democráticas bolivianas son asediadas desde ese enclave.


La Media Luna Boliviana


por Rúkleman Palacios

El Viejo Topo

3 febrero, 2023

 


Uno de los fenómenos que caracteriza la dinámica política nuestroamericana es la lucha por el poder en Bolivia. Esta pugna está caracterizada por la aparición de una fuerte oposición al proyecto del partido Movimiento al Socialismo (MAS) y el desarrollo de un Estado plurinacional que incorpora las distintas expresiones del pueblo boliviano en un proyecto nacional con carácter reivindicativo de sectores populares e indígenas.

La nación boliviana entre 2009 y 2019 ha sido protagonista de una estabilidad política y económica sin precedentes en su historia nacional. En años previos, comenzando el siglo XXI, una serie de revueltas resquebrajaron el modelo político, económico y social imperante en el país durante décadas, propiciando el ascenso al poder de Evo Morales y la realización de un proceso constituyente.

Sin embargo, han sido recurrentes y periódicas las convocatorias a subvertir el orden por parte las fuerzas opositoras, que tienen su nicho fundamental en el movimiento separatista de Santa Cruz de la Sierra y otras regiones que constituyen la llamada “Media Luna Boliviana”. Este proyecto es contrapuesto al horizonte planteado por los bolivianos en su constitución, y se ha aferrado al autonomismo como vía para ejercer la protesta y propiciar malestar y aversión hacia los procesos de cambio iniciados por el gobierno de Morales y los movimientos sociales que lo acompañan, desembocando en el año 2019 en el golpe de Estado liderado por estas fuerzas representadas por el Comité Cívico de Santa Cruz y otros factores de poder económico tradicionales en la nación sureña.

La geografía boliviana pueda caracterizarse por dos territorios esencialmente: el Altiplano, que abarca en torno a un 40 % del territorio, en éste está situado el centro de gravedad político y el económico hasta la segunda mitad del siglo XX; y el otro territorio se ubica en la parte oriental (Los Llanos) que abarca casi un 60 % del país.

“Esta región de los Llanos se divide en una vertiente norte y noroeste que siente la influencia de la cuenca amazónica y de Brasil y una parte sur y sureste volcada hacia la cuenca del Plata”.

Siendo que el centro de gravedad se ubicaba en altiplano, la periferia oriental del país padeció el desamparo por parte del Estado central, pero en la década de los 50 del siglo XX esta región comenzó a integrarse política y económicamente en el conjunto del Estado.

La construcción de la Media Luna

Los conflictos relacionados con el movimiento autonomistas en el oriente de Bolivia tienen su origen en el siglo XIX, “a la rebelión de Andrés Ibáñez en 1876-1877 le sigue, en 1891, la denominada Rebelión de los Domingos impulsada por Domingo Ardaya y José Domingo Ávila que pretendieron establecer unos Estados Federales del Oriente siendo ambas rebeliones aplastadas por las autoridades centrales”.[1]

La aparición de un bloque en Santa Cruz de la Sierra acompañado por los departamentos de Tarija, Beni y Pando impulsado por la explotación de los recursos naturales abre las puertas a estas regiones al comercio exterior. Los orientales inician exigencias que permitan conectar estos territorios con el centro boliviano, y estas exigencias se traducen en protestas:

“En 1868, los cruceños ya redactaron un memorándum lamentando el estado en el que se encontraba la región señalando que «el Departamento de Santa Cruz, no obstante, la inagotable exuberancia de su fecundo suelo languidece por la falta de vías de comunicación que lo pongan en fácil contacto con el mundo exterior». Los agravios hacia la población oriental se pusieron de nuevo de manifiesto con la redacción de otro memorándum en 1904 para promover la creación de un ferrocarril de Cochabamba a Santa Cruz. En este documento se exponía que «una larga y dolorosa experiencia de más de 70 años, nos ha persuadido de que los pueblos occidentales de la región andina, cuyos intereses son más o menos solidarios entre sí, no toman en cuenta los intereses y el progreso de los pueblos orientales». Las tensiones entre Santa Cruz y el poder central fueron aumentando paulatinamente llevándose a cabo varias insurrecciones durante los años 20”.[2]

La guerra del Chaco provocó heridas también entre los territorios bolivianos, ya que cierta parte del estamento político acusaba a los líderes de la región de colaboracionistas, por casi 70 años el crecimiento sostenido de la región y la obliteración por parte de los gobiernos centrales profundizaron aún más las diferencias entre las regiones.

El Plan Bohan aparece en 1942, el mismo pretendía conectar a Santa Cruz con el resto de Bolivia, desarrollar su industria y diversificar sus fuentes de crecimiento, mecanizar las explotaciones agrícolas a través de créditos y fomentar la exportación de la producción agropecuaria. No obstante, los proyectos del plan no podrán cumplirse hasta el año 1952.

En 1950 tiene lugar un hecho especialmente relevante para la articulación del movimiento oriental con la creación del “Comité Cívico Pro Santa Cruz” que a partir de ese momento va a ser el pilar fundamental del poder político cruceño. El comitpe arropaba a un conjunto de organizaciones de carácter autonomista pero su aporte fundamental estaba en de esparcir la noción de “cruceñidad”, es decir, una identidad separada del resto de Bolivia fundamentada en dimensiones sociales, culturales e incluso raciales.

Posteriormente, siete años más tarde se fundará la Unión Juvenil Cruceñista, identificada como el brazo armado del Comité. “La primera actuación relevante de ambas instituciones tendrá lugar durante las luchas del 11 % que enfrentaron al presidente Siles Zuazo con el movimiento oriental. Estas se centraban en la obtención por parte del departamento de Santa Cruz del 11 % de las regalías obtenidas por la explotación de los yacimientos de hidrocarburos situados en la región. Las luchas cívicas continuarán hasta el año 1959 con la desmovilización política del Comité Cívico y de la Unión Juvenil Cruceñista”.[3]

Durante al menos tres décadas la región de Santa Cruz protagonizaría enormes transformaciones en términos de infraestructura, explotación de recursos naturales y el desarrollo de la industria, lo que ubico a la región como una potencia económica dentro de la propia nación boliviana. Sus aportes al Producto Interno bruto del país condicionaron las relaciones con la centralidad política y los reclamos por la participación de los beneficios del presupuesto nacional se agudizaron.

El desencuentro de los proyectos

En el año 2000 surge un movimiento de carácter identitario denominado “camba”, que pretendía diferenciar al boliviano mestizo de las regiones orientales del resto del país. Ek Movimiento Nación Camba se presenta como “la otra versión” de Bolivia anhelando alcanzar la autonomía radical de esta nación oprimida. El afán por dar forma a esta identidad y la aparición de los movimientos sociales que luchaban por las reivindicaciones sociales y la defensa de los derechos humanos en Bolivia se desarrollan de manera paralela en el siglo XXI, perfilando las profundas diferencias que caracterizan el contexto político boliviano de hoy en día.

Tras la aprobación de la Asamblea Nacional Constituyente promovida por el MAS y Evo Morales. En 20008, el Comité Cívico tendrá un papel relevante en las confrontaciones de calle que rechazaron los cambios institucionales promovidos por los nuevos gobernantes que asumieron la conducción del país tras salir victoriosos en 2005.

Golpe y Justicia

Las huelgas paros, y conflictos callejeros no cesaron desde la llegada al poder de un líder indígena que impulsaba un proyecto nacional de reformas enmarcadas en la llamada “ola socialista de la década del 2000”. Esta realidad se manifestó durante más de una década, desembocando en el golpe de estado de 2019, que depuso a Morales tras su reelección por un tercer mandato y acabando con la vida de cientos de bolivianos que pedían en las calles el regreso a la institucionalidad, el respeto al voto y a la democracia.

Las fuerzas armadas y grupos de poder en Bolivia sofocaron las iniciativas por reestablecer el hilo constitucional usurpado por Jeanine Añez, quien representaba los intereses de diversos grupos, entre ellos el Comité Cívico de Santa Cruz, liderados por Luis Fernando Camacho, quien fuera gobernador de esa región y que fue uno de los principales promotores del golpe de 2019.

En el año 2021 Luis Arce, del Movimiento al Socialismo, obtiene la mayoría en las elecciones presidenciales en Bolivia, y progresivamente se inician procesos de investigación en contra de los promotores del golpe, siendo detenida Jeanine Añez en un principio, y posteriormente el propio Camacho. Esta última detención generó reacciones de las bases autonomistas en oriente quienes intensificaron protestas para solicitar la liberación del golpista procesado por la justicia boliviana.

El conflicto entre el oriente boliviano sigue dinamizando la política de esa nación, y ha sido una grieta importante que ha permitido a agentes foráneos desestabilizar las instituciones democráticas bolivianas. La propia Organización de Estados Americanos, estimuló las acciones golpistas al cuestionar el sistema del voto y desprestigiar al ente rector. Sin embargo, las luchas y la entereza del pueblo boliviano han resistido los embates de los separatistas y sabido restituir su democracia.

Notas

[1] Instituto Español de Estudios Estratégicos: La Media Luna Boliviana Como Factor de Inestabilidad. En: www.ieee.es›publicaciones-new›DIEEEO54_2021_MAYYAS_Bolivia

[2] Op. cit.

[3] Op. cit.

Fuente: Segundo Paso para Nuestra América

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El avance y los resultados de la operación militar rusa en Ucrania

 

El avance y los resultados de la operación militar rusa en Ucrania

 

DIARIO OCTUBRE / febrero 3, 2023

 

Tras el reconocimiento de la independencia de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, Rusia lanzó una operación militar en Ucrania con el fin de desmilitarizar y desnazificar el régimen de Kiev. Sputnik te resume cómo se desarrolla la operación y sus resultados.





El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció en la madrugada del 24 de febrero el lanzamiento de una operación militar especial en Ucrania para defender las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, frente al genocidio por parte de Kiev.

Uno de los objetivos fundamentales de la operación Putin lo definió como la desmilitarización y desnazificación de Ucrania.

Según el Ministerio de Defensa de Rusia, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica.

 

FUENTE: sputniknews.lat

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Los banqueros se frotan las manos. Deutsche Bank obtiene en 2022 su mayor beneficio en 15 años. [Ea, Tía Paca, que ya tenemos tenderete otra vez sin comerlo ni beberlo, porque haber, yo qué necesidad tengo de empezar ahora a que si esto y lo otro del lenguaje laborálico de la cristiandad garbancera, que no es sino el lenguaje que los trabajadores tenemos que saber para saber (“fectivamente” he dicho saber dos veces, más esta otra: saber, que hacen un total de tres) que las cosas son como son y no como las pintan y que es la forma en cómo se tiene que hablar en toda tierra agarbanzada para que se entienda claramente lo que es favorable al trabajador y lo que no lo es. Así, por ejemplo: pan quiere decir pan y no tararí que te vi; vino, como su nombre indica quiere decir vino y no hola qué tal, cómo le va. Y ya si nos ponemos a rizar el rizo, que podríamos hacerlo, a tres veces dos se le llama media docena y a una mano cerrada puño. ¿Y para qué necesitamos los trabajadores eso de hablar laborálicamente en plan garbanzo y claramente? Fácil me lo ponéis, mi querido Watson, lo digo por lo de la elementalidad del caso, querido: beneficio bancario traducido al cristiano quiere decir robo a la sociedad, o sea, a usted, a mí, al otro, al Potitos, al de la moto y al otro que va por allá lejos y que desde aquí no lo distingo bien. 5.700 millones de beneficios significa 5.700 millones robados a la sociedad entera y verdadera, porque, después de restar a los ingresos totales obtenidos las suma de todos los gastos normales realizados para el funcionamiento normal del banco; más los gastos generales y algunos no tan generales porque muy bien podrían ser particulares, más los no tan generales, como comidas atiborradas y mareantes aderezadas con campechanía real y selectivamente selecta para más personal del necesario que generalmente hace la alta jefatura del banco; más los gastos de alpargatería que estos sí, estos los hacen los que los hacen porque es el único personal que lo puede hacer junto a su personal o personol de acompañamiento intimidatorio, ya saben, eso de la intimidad íntima y tal. Y después de deducidos todos estos gastos y otros que me olvido y otros que no quiero mencionar porque de hacerlo podríamos estar aquí hasta las uvas de Nochevieja, queda un remanente de 5.700 millones a los que se llaman beneficios, es decir, que el banco después de cumplir con su función social y deducidos los gastos necesarios para ello (y muchos innecesarios, como los que podrían corresponder a queridas y queridos) le queda el sobrante de 5.700 millones, o lo que es lo mismo, ha cobrado de más a la sociedad 5.700 millones. Si esto no es un robo a mano legal, pues que venga Dios y lo vea, que yo me voy a pegar mientras tanto docena y media de choquetazos contra el canto de la esquina, a ver quien resiste más, si la esquina de la pared o mi cabeza dándole cabezazos]

 

Los banqueros se frotan las manos. Deutsche Bank obtiene en 2022 su mayor beneficio en 15 años

 

Diario octubre / febrero 2, 2023




Deutsche Bank ha registrado en 2022 su mayor beneficio anual de los últimos 15 años, según informó el 2 de febrero el gabinete de prensa del banco.

 

El banco duplicó sus beneficios en 2022 con respecto al año anterior, llegando hasta 5.700 millones de euros. Al mismo tiempo, los ingresos netos aumentaron un 7%, mientras que los costes bajaron un 5%. La tendencia positiva se observa en la relación entre gastos e ingresos.

El banco también dijo que los riesgos de crédito relacionados con Rusia han disminuido significativamente en 2022. “La transformación del Deutsche Bank en los últimos tres años y medio ha ido bien”, anunció Christian Zewing, Consejero Delegado del Deutsche Bank.

Según él, el banco ha superado el plan de rentabilidad de 2022, que parecía demasiado ambicioso para muchos analistas.

FUENTE: rossaprimavera.ru

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