El incendio en Australia no tiene nada que ver con el
clima,
Publicado por Octubre
enero 17, 2020
Los incendios
son muy frecuentes en Australia, hasta el punto de que al verano austral lo
llaman allá la “temporada de incendios”. Son devastadores y desde 1851 han
costado la vida a unos 800 australianos (1).
En otras entradas ya hemos hablado de la lucha
del fuego contra el fuego que desde hace 40.000 años llevan a cabo los pueblos
aborígenes australianos. Es una técnica agraria que consiste en quemar los
matorrales y espacir las cenizas por el suelo para fertilizarlo. Hace más de
2300 años Jenofonte describió la quema de restos agrícolas en el capítulo 18 de
su libro sobre economía: “Si se dejan los rastrojos en el suelo, fertilizan
después de quemarlos; si se añaden al estiércol, aumentan la masa de fertilizante”.
En inglés la
llaman “burning over” y en francés es aún más característico (“écobuage”,
“brûlis”) porque expresa su objetivo ecológico. Lamentablemente, ahora estas
prácticas tradicionales han acabado prohibidas por motivos… ecológicos. Históricamente
los incendios en el medio rural mejoraban el ecosistema; ahora dicen lo
contrario: que lo destruyen, que aumentan las emisiones de CO2…
En Australia la
temporada de incendios se extiende de julio a octubre en el norte y de enero a
marzo en el sur. Para prevenirlos, la Oficina de Meteorología proporciona
pronósticos del tiempo para las zonas de riesgo y los gobiernos locales lo
califican diariamente en una escala que se coloca a la entrada de los parques y
en las carreteras.
Lo mismo que a
las tormentas tropicales, a los incendios australes les ponen un nombre: el del
día de la semana en que se inician. Los más conocidos son el incendio del 6 de
febrero de 1851 (Jueves Negro), en el que 5 millones de hectáreas se
consumieron en el estado de Victoria, matando a 12 personas. El de 1983 se
llamó Miércoles de Ceniza, el de 2001 la Navidad Negra y el de 2009 Sábado
Negro.
Si en el
incedio actual han muerto 27 personas, el del Sábado Negro causó 173 víctimas.
Si el incendio actual ha arrasado 10 millones de hectáreas, el de 1974 arrasó
diez veces más: 117 millones, lo que quivale al 15 por ciento de la superficie
del continente.
Los incendios
no se producen por causas naturales, salvo muy pocas excepciones. El clima, el
viento o la sequía no son la causa de los incendios. La naturaleza sólo pone el combustible y las condiciones para que el
hombre los provoque, por negligencia o deliberadamente. El año pasado la
policía australiana detuvo a 183 personas acusadas de causar incendios
deliberadamente.
En el último
siglo la población australiana se ha multiplicado por cinco y se ha expandido.
Las áreas rurales o bien permanecen abandonadas o bien su mantenimiento es
desastroso por varios motivos. Los nuevos colonos no conocen las prácticas
tradicionales, ni saben controlar un fuego. Las políticas seudoecologistas
impiden alterar las condiciones ambientales.
En España se
habla de incendio forestal o de que el monte se quema, pero Australia es
diferente porque los matorrales ocupan 800.000 kilómetros cuadrados, es decir,
dos veces la superficie de España. Allá los incendios son arbustivos y resultan
fundamentales para prevenir otros mayores.
Australia es un
país colonizado y los incendios siempre han formado parte de la política de
colonización de nuevas tierras o del cambio forzoso del régimen de propiedad de
las mismas, como ocurrió en España tras la desamortización.
En el
continente austral la naturaleza pone varias condiciones imprescindibles para
que los incendios sean devastadores. La primera son las olas de calor periódicas.
En enero de 1896, por ejemplo, durante semanas el calor fue tan sofocante que
la gente tuvo que huir en trenes especiales. En enero de 1939 tuvo lugar la ola
de calor más extrema que ha golpeado el sudeste de Australia, con 71 personas
muertas sólo en Victoria. En enero de 1960 se alcanzó un récord de temperatura
de 50,7°C en Oodnadatta.
No obstante, la
temperatura en Australia no crece como pretende la seudociencia. Según la
Oficina Australiana de Meteorología, la media en el continente sólo ha aumentado
en un grado centígrado desde el comienzo de la era industrial. Las olas de
calor van y vienen, como las del mar.
Por lo demás, es
un error común -muy extendido- equiparar calor con sequía y el incendio de
1974 es el mejor ejemplo de ello, ya que su origen estuvo en una exuberante
vegetación debida a las fuertes lluvias de los dos años anteriores, que dejaron
los suelos con un combustible muy abundante.
Pero hay más:
aunque los dos últimos años (2018 y 2019) han sido secos, los últimos 40 han
sido más húmedos que los 70 años anteriores. El último medio siglo ha sido
mucho más húmedo que la primera mitad del siglo XX.
Por lo tanto,
las cosas ocurren al revés de lo que quieren hacer creer: el riesgo de
incendios forestales aumenta cuando hay más precipitaciones durante la
temporada de crecimiento de la vegetación que precede a la temporada de
incendios.
En materia de
incendios no se puede olvidar nunca lo más importante: como ya expusimos en otra entrada, cada año los incendios
arrasan -sobre todo- el hemisferio sur y, más en concreto, África y la
Amazonia. En el Continente Negro ocurren el 70 por ciento de todos los
incendios que hay en el planeta (2).
Para acabar,
otra observación que consideramos interesante: por más que los seudoecologistas
se empeñen en decir lo contrario, en el mundo cada vez hay menos incendios,
especialmente en Europa. Los datos satelitales muestran que que en los últimos años
se ha quemado un 18 por ciento menos de superficie a causa de los incendios
(3). Pero sobre el cuento de los “fenómenos meteorológicos extremos” también
hicimos otra entrada, a la que nos remitimos.
(1)
http://home.iprimus.com.au/foo7/firesum.html
(2) https://earthobservatory.nasa.gov/images/145421/building-a-long-term-record-of-fire
(3) https://science.sciencemag.org/content/356/6345/1356
(2) https://earthobservatory.nasa.gov/images/145421/building-a-long-term-record-of-fire
(3) https://science.sciencemag.org/content/356/6345/1356
Mapa de los incendios en el mundo el 8 y 9 de enero de
este año
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