sábado, 18 de febrero de 2017

EN LA REPÚBLICA DOMINICANA. COMO EN ESPAÑA Y MARACAMBÚ, HAY HIJOS DE PUTA ASESINOS E HIJOS DE PUTA QUE MANDAN A ASESINAR COMO BUENOS HIJOS DE PUTA QUE SON

   
Que no haya infierno, que de haberlo hoy dispondría de calor ecológico de cágate lorito, que quema más que la hostia, pero sin contaminar, para que se achicharren en él los hijos de puta, pero no los corrientes y molientes. No estos que se meten a la política por unas lentejas, o los que se dedican a la mentira por deporte intrínseco, o incluso algunos de los que llegan a matar por treinta monedas de plata, porque al fin y al cabo todos ellos son unos desgracias, o cuando menos, unas piltrafas humanas, sino los auténticos, los verdaderos de tomo y lomo y que me llevo un 57% del dinero invertido que no es mío más el 159%  por ser yo quien soy más el 29% de las pensiones que me caerá según ley sopa boba mediante cuando se concluya el tramado de Toledo de a estos viejos les vamos a quitar hasta el aliento. Son estos los que planean y ordenan los asesinatos.
Con lo tengo, más los dichos 57%, 159% y 29% más lo que caiga de unas privatizaciones que tengo a punto de caramelo voy a hacer unas inversiones molonas. Eso sí, cuando me rebajen los salarios reformadamente a 1 euraco a la semana más tres latas pequeñas de sardinas en aceite a la semana por cabeza/trabajador. Tiempo al tiempo, que aquí estoy yo para ivertir
Que no haya infierno no es cosa mía. Lo ha dicho mi hermano Francisco, que como ya sabrán ustedes tiene el oficio de Papa. Y no habiendo infierno, ya me contarán ustedes de donde sale su contrapuesto, la Gloria, o sea, que con permiso de mi hermano, y actuando yo como si fuera él, la Gloria queda sin efecto, ¿y qué pasa?
Siendo esto así no nos queda más que la tierra monda y lironda, que para más inri, ya ni siquiera es plana como Dios la hizo en la semana que le dio por trabajar, donde la banda de hijos de puta que planifican y ordenan los asesinatos deben cumplir las condenas, a los cuales hay que buscarlos en los grandes bancos y grandes multinacionales, lo que no implica que al asesino barato, que es también hijo de mala madre, el que aprieta materialmente el gatillo, que hayan de ser perdonado. Pero insisto, a los que hay que mirar son a los grandes capitalistas.
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República Dominicana: asesinan a dos periodistas de radio


Por Red Eco Alternativo
Kaosenlared
18.02.2017

Según aseguran fuentes policiales locales, García pudo reconocer al autor del hecho a partir de fotografías. De León contó que se trataría de un hombre ligado al narcotráfico 
     






















Según medios locales fue cerca de las 11:25 de la mañana cuando, sin mediar palabra, el pistolero entró al edificio y empezó a disparar. El atacante también mató al director de la emisora, Leo Martínez, e hirió gravemente a la secretaria, Dayana García, que fue trasladada de urgencia a un hospital. Fue ella quien dio testimonio a las autoridades, que hasta el momento no pudieron dar con el agresor.
En diálogo con DW, el presidente del Colegio de Periodistas de República Dominicana, Olivo de León, insistió en que su organización exige una “investigación profunda” del hecho y agregó que está convencido de que tiene que haber un autor material pero también uno intelectual.
Los móviles
Según aseguran fuentes policiales locales, García pudo reconocer al autor del hecho a partir de fotografías. De León contó que se trataría de un hombre ligado al narcotráfico que fue deportado de los Estados Unidos y que vive en un barrio popular de San Pedro de Macorís.

“El pistolero entró y disparó a todo lo que encontró a su paso. No tiene precedente en la sociedad dominicana”, afirmó De León. Según su tesis, “el asesino trabajaba para un presunto narco y se puede presuponer que de ahí viene la orden”.

Pero para el corresponsal de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en República Dominicana Ramón Santos esa sería tan solo una de las versiones del hecho. “También se dijo que pudo ser algo personal, una especie de crimen pasional, y que el asesinato estaba ligado a las denuncias de los periodistas sobre la explotación de recursos naturales en la zona”, explicó.
Fuente: DW

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http://www.redeco.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=20817:republica-dominicana-asesinan-a-dos-periodistas-de-radio&catid=153:americacentral&Itemid=525

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LOS BANQUEROS NO SON UNOS ROBAGALLINAS

Habrá que preguntarles a los banqueros en persona y no a sus mujeres, porque a estas les entra la amnesia (pérdida de memoria) y no sabrán de donde les llegaba el dinero a chorro para vivir a todo trapo y parte del extranjero. Y de paso, ya que estamos, habrá que preguntarle al señor consejo de Gas Natural, don Felipe González Márquez, el nene del socialismo, qué hizo y donde está la banca pública: BANCO EXTERIOR DE ESPAÑA; BANCO HIPOTECARIO ESPAÑOL; BANCO DE CRÉDITO; BANCO INDUSTRIAL; BANCO DE CRÉDITO LOCAL; INSTITUTO DE CRÉDITO OFICIAL: CAJA POSTAL DE AHORROS, etc., que formaban parte de la banca pública española, o sea, que era de todos los españoles, o sea, que nos la quitó a todos los españoles.

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PROCESO A LA BANCA ESPAÑOLA: MANIFIESTO Y LLAMAMIENTO AL APOYO ECONÓMICO


18.02.2017




Proceso a la banca es un movimiento ciudadano que lucha por el control democrático de la emisión de la moneda y dirimir la responsabilidad de la Banca española en la crisis.

Nuestra sociedad se está derrumbando en la precariedad y la pérdida de derechos. Millones de trabajadoras y trabajadores han perdido su trabajo y se encuentran sin ningún tipo de protección social. Millones de personas están cayendo por debajo del umbral de la pobreza, incluso personas ocupadas precariamente. Cientos de miles de familias han perdido su hogar y se ven expulsadas del circuito económico y social para un sistema hipotecario injusto y de lectura sesgada siempre en favor de los poderosos. Las personas mayores después de haber contribuido toda su vida, ahora ven como sus pensiones son reducidas mes a mes, al tiempo que se les obliga a repagar los servicios sanitarios. Se degradan los servicios de salud y de educación, que pierden en calidad y capacidad de cobertura para la inmensa mayoría.

En la experiencia contrastada de nuestra lucha cotidiana por una vida más digna, averiguamos una constante transversal a buena parte de los males que vivimos: la presencia del sector financiero y bancario. Un sector que además de aparecer como sospechoso principal de la causa de los perjuicios que estamos sufriendo, resulta todo el beneficiario destacado en primer término.

Pero como las clásicas novelas negras, este sospechoso aparece protegido en el seno de la sociedad donde perpetre sus crímenes. Una protección que comienza en los medios de comunicación (tervolament vinculados a su propiedad) y se extiende como un cáncer en buena parte de los políticos que nos gobiernan (repetidamente sobornados por suculentas comisiones, cargos en sus empresas al terminar su mandato y privilegios de todo tipo, incluida la comunicación mediática).

Por esta razón varias personas y organizaciones sociales creemos que llegado el momento de desvelar las responsabilidades ocultas de este mal sueño, de buscar causas y responsabilidades como paso previo para averiguar caminos alternativos que nos permitan vislumbrar otros horizontes.

Apelando a la declaración de los Derechos del Hombre proclamados por la Revolución Francesa de 1789, recalca hacernos y la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas de 1948 e invocando los principios transversales de justicia desarrollados para proteger la especie humana y las personas sin discriminación de sexo, religión, origen, cultura o capacidad económica, convocamos a iniciar un juicio popular contra los abusos que el sector bancario está perpetrando contra la sociedad.

El Proceso a la Banca Española es una acción pública no gubernamental, inspirada en el Tribunal Russell que sometió a juicio de opinión en Estados Unidos por los Crímenes de Lesa Humanidad cometidos contra el pueblo de Vietnam (1967) y posteriormente contra las dictaduras militares en América Latina (1973) y en ocasión a los flagelos contra los Pueblos de Irak (2004), Palestina (2009) y Ucrania (2014). También tomamos como referente en el Tribunal Permanente de los Pueblos, constituido en 1979, como acción de continuidad del Tribunal Russell, que en representación de la conciencia ética de los pueblos ha enjuiciado en Estados genocidas e instituciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en base a las convenciones internacionales de derechos humanos y en la defensa de los derechos de los Pueblos.

Bajo este legado de justicia ética y de opinión desarrollará sus sesiones como Tribunal Popular la iniciativa Proceso en la Banca, a fin de someter a juicio, bajo los estándares de verdad, justicia y reparación integral para las víctimas, los responsables de los flagelos cometidos contra ellas. Este tribunal no impondrá sanciones judiciales, pero sí aportará a la verdad y realizará una llamada ética en defensa de los derechos de las personas a la hora que buscara caminos de encuentro entre los afectados por la actividad del sector bancario y financiero para recuperar sus derechos y reconducir la sociedad hacia un marco donde estos delitos no se puedan volver a producir.

Proceso a la Banca siguiera la siguiente metodología. En un primer momento las organizaciones que apoyan el proyecto presentarán el inicio de las sesiones, describiendo la metodología y convocando a la ciudadanía a presentar como movimientos, asociaciones o personas sus demandas. Estas podrán dirigirse por medio del contacto directo con la Comisión de Apelación Cívica o por vía web.

A partir de esta convocatoria pública, la Comisión de Apelación Cívica estructurará las reclamaciones y estableciera un calendario de sesiones monográficas dirigidas a cuestiones específicas como: la titulación de los hipotecas, la privatización de las pensiones, la privatización de salud o educación , el fraude en el ahorro popular (preferentes), el fraude en la conformación y gestión de la moneda única, etc.

Cada sesión monográfica será formulada como una sesión pública de requisitoria, donde la Comisión de Apelación Cívica invitara testigo, técnicos y juristas a explicar al Tribunal Público los hechos que se denuncian. En ella se recibirán testigos, se documentaron casos y ofrecerán orientación jurídica y en salud a las y los afectados. Serán escuchados líderes sociales y populares, víctimas, abogados y organizaciones sociales, quienes han de señalar los casos puntuales de abuso y violación de los derechos humanos. Se podrán hacer llegar comunicaciones, los testigos serán grabados y todo ello publicado en la web y en otras formas. En el segundo momento, los bancos acusados tendrán la oportunidad de ejercer su defensa. Cerrada cada sesión la Comisión de Apelación Ciudadana con la ayuda de expertos adecuados en cada materia, analizara los argumentos de las partes y estudiarán todas las pruebas que se le presenten sin importar la fuente de la que provengan. Con esta información, la Comisión actuará como fiscal proponiendo sentencia al Tribunal Público. Este se compondrá de todos que se persone como juez del caso por vía telemática. El Tribunal enjuiciará a los responsables en un veredicto de culpabilidad o inocencia, considerándose los votos y comentarios particulares a información pública.

La recopilación de sentencias y argumentos del Tribunal Público, difundidas en Internet se quiere que sirva como base para sustentar acciones de carácter jurídico y político en beneficio de las víctimas.

Proceso a la Banca será un espacio para la recolección de nuevos casos, orientación jurídica y atención en salud a comunidades afectadas directamente por la actividad nociva del sector financiero.

Proceso a la Banca quiere ser un escenario de solidaridad, con el fin de ayudar a mitigar las difíciles condiciones a las que son sometidos los afectados, transmitiendo el sentir incluyendo, comunitario y de solidaridad que el Estado actual nunca les ha proporcionado, antes al contrario frecuentemente sometiéndolos al total abandono, cuando no a la culpabilización de su sufrimiento.

Proceso a la Banca pretende finalmente conformar un espacio de encuentro para la construcción alternativas al sistema financiero, bancario y monetario al que estamos sometidos y el desarrollo de propuestas emancipadoras confluentes entre los diversos actores afectados por el sector bancario. Aspiramos a que sirva para ayudar a desarrollar un proceso movilizador y solidario de diferentes organizaciones de la sociedad civil.

Hacemos extensiva esta propuesta a todas las organizaciones de derechos humanos, ambientalistas, campesinas, sociales, obreras, estudiantiles, de mujeres, de trabajadoras y trabajadores, nacionales e internacionales, que sientan identidad con esta propuesta y estimen que este escenario nos permite avanzar en construcción de la verdad y la lucha contra la impunidad de los crímenes cometidos contra el pueblo.

Contamos con tu participación


APOYA EL PROCESO A LA BANCA CON TU APORTACIÓN
Llevar a buen puerto el Proceso a la Banca tiene beneficios fiscales. El Comité Organizador ha realizado un gran esfuerzo en sentar las bases de este Juicio a la Verdad. Nos ha llevado un año de trabajo, Ahora te toca a ti participar.

Tienes la oportunidad de rebelarte ante los 21 acusados causantes de la crisis evitando que se vayan de rositas. Te preguntarás ¿Cómo debo de participar? Lo tienes fácil, en la web de http://procesoalabanca.es encontrarás nuestro croufunding con el que hacerte cómplice de la causa con una aportación que podrás desgravarte hasta un 75% de tu donación.

¿Hacemos números? Una aportación de 100€ representa un gasto real por tu parte de 25€,una aportación de 120€ tu gasto real será de 30€. Lo dejamos en tus manos, tu dinero lo necesitamos para el alquiler de las salas, para realizar la filmación, para la transmisión por streaming, para desplazar a los que amablemente colaboran como “testigos” en el proceso y poca cosa más. No hay un céntimo de despilfarro, todo lo que se dice y todo lo que se hace va por una justa causa y necesaria: intimidar a los oligarcas que han llevado el país a una situación límite. Goteo, el organizador de nuestro croufunding, te proporcionará la documentación necesaria para desgravar tu aportación. Gracias, mil gracias por tu aportación.

El equipo promotor de Proceso a la Banca Española

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Tran,tren, trin, tron Y TRUMP REPRESENTAN UNA INSIGNICANTE MINORÍA ENRELACIÓN CON EL PUEBLO TRABAJADOR EN CUALQUIER PARTE DEL MUNDO



EL GABINETE DE AMIGUITOS DE TRUMP PUEDE PARECER FUERTE, PERO TIENEN MIEDO



Por Naomi Klein
Seamos claros: no se trata de una pacífica transición de poder. Se trata de una absorción empresarial. Los intereses que ya desde hace tanto llevan untando a los dos partidos principales para que cumplan sus órdenes han decidido que se han cansado del juego. Aparentemente, todo esto de tratar a los políticos a cuerpo de rey, toda esa lisonja y esos sobornos legalizados eran un insulto a su sensación de estar investidos de un derecho divino.














Retrocedamos con la cámara y hagamos un reconocimiento de lo que está sucediendo en Washington ahora mismo. La gente que ya posee una porción absolutamente obscena de la riqueza del planeta, y cuya parte crece cada vez más cada año que pasa —en el último recuento, ocho hombres poseían tanta riqueza como la mitad del mundo  — está determinada a quedarse todavía con más. Las figuras clave que pueblan el gabinete de Donald Trump no sólo son megarricos, son individuos que hicieron su dinero a sabiendas de que se perjudicaba a las personas más vulnerables de este planeta y al planeta mismo. Parece ser una especie de requisito para el puesto de trabajo.

Tenemos al banquero basura Steve Mnuchin, elección de Trump para Secretario del Tesoro, cuya “máquina de ejecuciones hipotecarias” sin ley arrancó a decenas de miles de personas de sus hogares.

Y de las hipotecas basuras a la comida basura, ahí encontramos al designado por Trump como Secrretario de Trabajo, Andrew Puzder. Como director ejecutivo de su imperio de comida rápida, no le bastaba pagar a sus trabajadores sueldos abusivos que no daban para vivir. Varias demandas judiciales acusan además a su empresa de robar salarios a los trabajadores al no pagarles trabajos y horas extraordinarias.

Y pasando de la comida basura a la ciencia basura, aquí está el escogido por Trump para Secretario de Estado, Rex Tillerson. Como ejecutivo primero, y director ejecutivo  después, de Exxon, su empresa costeó y dio mayor volumen a la basura científica, y presionó ferozmente entre bastidores en contra de las acciones internaciones significativas contra el cambio climático. Y debido no poco a estos esfuerzos, el mundo perdió decenas de años, cuando deberíamos haber estado quitándonos de encima nuestra adicción a los combustibles fósiles, acelerando por el contrario la crisis del clima. Debido a estos nombramientos, un número incontable de personas está perdiendo ya su hogar a causa  de tormentas y de los mares en ascenso, pierde ya la vida por las olas de calor y las sequías, y en última instancia serán millones los que verán desaparecer su tierra natal bajo las olas. Como de costumbre, la gente que primero y peor sufre las consecuencias es la gente más pobre, de piel negra y morena en una abrumadora mayoría.

Casas robadas. Salarios robados. Culturas y países robados. Todo inmoral. Todo extremadamente rentable.

Pero la reacción popular iba aumentando, que es precisamente la razón por la cual esta banda de directores ejecutivos —y los sectores de los que provienen — andaba con razón preocupada de que la fiesta estuviera a punto de acabarse. Tenían miedo. Banqueros como Mnuchin se acuerdan del derrumbe financiero de 2008 y la forma franca en que se habló de nacionalizar bancos. Fueron testigos del ascenso de Occupy y después de la resonancia que alcanzó el mensaje contra la banca de Bernie Sander durante la campaña.

Jefazos del sector servicios como Andrew Puzder están aterrados por el creciente poder de la “Lucha por los 15 dólares” [principal campaña por el aumento del salario mínimo] que ha ido consiguiendo victorias en ciudades y estados de todo el país. Y si hubiera ganado Bernie lo que fueron unas primarias sorprendentemente reñidas, la campaña bien podía haber tenido a su adalid en la Casa Blanca. Imaginemos lo espantoso que resulta esto para un sector que depende de modo tan esencial de la explotación en el lugar de trabajo para mantener bajos los precios y elevados los beneficios.

Y nadie tiene más razones que Tillerson para temer a movimientos sociales en ascenso. Debido al creciente poder del movimiento climático global, Exxon se ve sometida a ataques en todos los frentes. Los oleoductos que transportan su petróleo se ven bloqueados, no sólo en los Estados Unidos sino en todo el mundo. Las campañas de desinversión se extienden como el fuego, lo que provoca incertidumbre en los mercados. Y en el último año, los engaños diversos de Exxon acabaron siendo investigados por la SEC [Comisión de Bolsas de Valores de los EE.UU.] y múltiples fiscales generales de los estados. La amenaza que plantea a Exxon el que se actúe contra el cambio climático es existencial. Los objetivos de temperatura del acuerdo de París sobre el clima resultan totalmente incompatibles con quemar el carbono que empresas como Exxon tienen en sus reservas, fuente de su valoración mercantil. Esa es la razón por la que los mismos accionistas de Exxon han ido haciendo preguntas cada vez más incómodas acerca de si estaban a punto de quedarse con todo un montón de activos sin valor.

Este es el telón de fondo del ascenso de Trump al poder: que nuestros movimientos empezaban a ganar. No estoy diciendo que fueran suficientemente fuertes, que no lo eran. No estoy diciendo que estuviéramos suficientemente unidos, que no lo estábamos. Pero algo estaba muy decididamente moviéndose. Y en lugar de arriesgarse a la posibilidad de que hubiera un avance aun mayor, esta banda de boquillas de los combustibles fósiles, mercachifles de comida rápida y prestamistas depredadores se ha congregado para hacerse con el poder y proteger su mal adquirida riqueza.

Seamos claros: no se trata de una pacífica transición de poder. Se trata de una absorción empresarial. Los intereses que ya desde hace tanto llevan untando a los dos partidos principales para que cumplan sus órdenes han decidido que se han cansado del juego. Aparentemente, todo esto de tratar a los políticos a cuerpo de rey, toda esa lisonja y esos sobornos legalizados eran un insulto a su sensación de estar investidos de un derecho divino.

De modo que se están ahorrando al intermediario y hacen lo que todo mandamás cuando quiere que algo se haga bien: lo están haciendo ellos mismos. Exxon, de Secretario de Estado. Hardee’s [cadena de restaurant de comida rápida], de Secretario de Trabajo. General Dynamics, de Secretario de Defensa. Después de decenios de privatizar el Estado por piezas y a trocitos, se han decidido a ir a por el gobierno mismo. La frontera final del neoliberalismo. Por eso es por lo que Trump y los designados por él se ríen de las débiles objeciones que se ponen a los conflictos de interés: conflicto de interés es todo, esa es toda la cuestión.

Así pues, ¿qué hacemos con esto? En primer lugar, recordar siempre sus debilidades, aunque ejerzan un poder puro y duro. La razón por la que se ha caído la máscara y estamos siendo hoy testigos de un gobierno empresarial manifiesto no se debe a que estas empresas se sintieran todopoderosas: es que tenían pánico.

Además, la mayoría de los norteamericanos no votó a Trump. El 40% se quedó en casa y, de la gente que votó, hubo una clara mayoría a favor de Hillary Clinton. Ganó él dentro de un sistema muy amañado. E incluso dentro de ese sistema, tampoco ganó él. Perdieron Clinton y el estamento de poder del Partido Demócrata. Trump no ganó en medio de una abrumadora emoción y con grandes cifras. Ganó porque Hillary deprimió las cifras y por su falta de entusiasmo. El estamento de poder del Partido Demócrata no creyó que fuera importante hacer campaña sobre mejoras tangibles en la vida de la gente. No tenían prácticamente nada que ofrecerle a gente cuya vida se había visto desgarrada por los ataques del neoliberalismo. Creyeron que podían cabalgar sobre el miedo a Trump, y esto no funcionó.

Y esta es la buena noticia: todo esto vuelve a Donald Trump increíblemente vulnerable. Es este el tipo que llegó al poder contando las mentiras más impúdicas y descaradas, vendiéndose como un defensor del trabajador que por fin se alzaría frente al poder y la influencia empresariales en Washington. Una parte de sus bases sufre ya el  arrepentimiento del comprador, y esa parte no va a hacer más que crecer.

¿Alguna otra cosa por lo que a nosotros respecta? Esta administración va a ir a por todas de una vez. Hay informes de un presupuesto de los de conmoción-y-espanto destinado a recortar 10 billones de dólares en diez años, pasándole la sierra mecánica a todo,  lo que va de programas contra la violencia contra las mujeres a programas de arte, del apoyo a las energías renovables a la protección policial de comunidades. Está claro que piensan que nos arrollará esta estrategia de “blitzkrieg”. Pero pueden verse sorprendidos. Bien podría unirnos en una causa común. Y si sirve de indicativo el volumen de las manifestaciones de mujeres, hemos empezado con buen pie.

Levantar robustas coaliciones en un momento de política de capillitas supone un trabajo duro. Hay que afrontar historias dolorosas antes de llegar a progresar. Y la cultura de financiación de las fundaciones y de la cultura de la fama en el activismo tiende a enfrentar entre sí a la gente y los movimientos, en lugar de animar a la colaboración. Pero las dificultades no pueden dejar sitio a la desesperación. Por citar un dicho popular entre la izquierda francesa: “La hora pide optimismo; dejemos el pesimismo para tiempos”. (“L’heure est à l’optimisme, laissons le pessimisme pour des temps meilleurs.”)

Personalmente, no puedo hacer mucho acopio de optimismo. Pero en este momento en el que todo está en juego, podemos y debemos encontrar nuestra más firme determinación.

autora, entre otros libros, de La doctrina del shock y No Logo.

Fuente:
The Nation, 6 de febrero de 2017
Traducción:Lucas Antón
http://www.sinpermiso.info/textos/el-gabinete-de-amiguitos-de-trump-puede-parecer-fuerte-pero-tiene-miedo

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LA REVOLUCIÓN RUSA DE 1917

   
PRÓLOGO. HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN RUSA




Leon Trotsky
marxists.org
17.02.2017
 
En los dos primeros meses del año 1917 reinaba todavía en Rusia la dinastía de los Romanov. Ocho meses después estaban ya en el timón los bolcheviques, un partido ignorado por casi todo el mundo a principios de año y cuyos jefes, en el momento mismo de subir al poder, se hallaban aún acusados de alta traición. La historia no registra otro cambio de frente tan radical, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos ante una nación de ciento cincuenta millones de habitantes. Es evidente que los acontecimientos de 1917, sea cual fuere el juicio que merezcan, son dignos de ser investigados.

La historia de la revolución, como toda historia, debe, ante todo, relatar los hechos y su desarrollo. Mas esto no basta. Es menester que del relato se desprenda con claridad por qué las cosas sucedieron de ese modo y no de otro. Los sucesos históricos no pueden considerarse como una cadena de aventuras ocurridas al azar ni engarzarse en el hilo de una moral preconcebida, sino que deben someterse al criterio de las leyes que los gobiernan. El autor del presente libro entiende que su misión consiste precisamente en sacar a la luz esas leyes.

El rasgo característico más indiscutible de las revoluciones es la intervención directa de las masas en los acontecimientos históricos. En tiempos normales, el Estado, sea monárquico o democrático, está por encima de la nación; la historia corre a cargo de los especialistas de este oficio: los monarcas, los ministros, los burócratas, los parlamentarios, los periodistas. Pero en los momentos decisivos, cuando el orden establecido se hace insoportable para las masas, éstas rompen las barreras que las separan de la palestra política, derriban a sus representantes tradicionales y, con su intervención, crean un punto de partida para el nuevo régimen. Dejemos a los moralistas juzgar si esto está bien o mal. A nosotros nos basta con tomar los hechos tal como nos los brinda su desarrollo objetivo. La historia de las revoluciones es para nosotros, por encima de todo, la historia de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos.

Cuando en una sociedad estalla la revolución, luchan unas clases contra otras, y, sin embargo, es de una innegable evidencia que las modificaciones por las bases económicas de la sociedad y el sustrato social de las clases desde que comienza hasta que acaba no bastan, ni mucho menos, para explicar el curso de una revolución que en unos pocos meses derriba instituciones seculares y crea otras nuevas, para volver en seguida a derrumbarlas. La dinámica de los acontecimientos revolucionarios se halla directamente informada por los rápidos tensos y violentos cambios que sufre la sicología de las clases formadas antes de la revolución.

La sociedad no cambia nunca sus instituciones a medida que lo necesita, como un operario cambia sus herramientas. Por el contrario, acepta prácticamente como algo definitivo las instituciones a que se encuentra sometida. Pasan largos años durante los cuales la obra de crítica de la oposición no es más que una válvula de seguridad para dar salida al descontento de las masas y una condición que garantiza la estabilidad del régimen social dominante; es, por ejemplo, la significación que tiene hoy la oposición socialdemócrata en ciertos países. Han de sobrevenir condiciones completamente excepcionales, independientes de la voluntad de los hombres o de los partidos, para arrancar al descontento las cadenas del conservadurismo y llevar a las masas a la insurrección.

Por tanto, esos cambios rápidos que experimentan las ideas y el estado de espíritu de las masas en las épocas revolucionarias no son producto de la elasticidad y movilidad de la psiquis humana, sino al revés, de su profundo conservadurismo. El rezagamiento crónico en que se hallan las ideas y relaciones humanas con respecto a las nuevas condiciones objetivas, hasta el momento mismo en que éstas se desploman catastróficamente, por decirlo así, sobre los hombres, es lo que en los períodos revolucionarios engendra ese movimiento exaltado de las ideas y las pasiones que a las mentalidades policiacas se les antoja fruto puro y simple de la actuación de los «demagogos». Las masas no van a la revolución con un plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la sociedad vieja. Sólo el sector dirigente de cada clase tiene un programa político, programa que, sin embargo, necesita todavía ser sometido a la prueba de los acontecimientos y a la aprobación de las masas. El proceso político fundamental de una revolución consiste precisamente en que esa clase perciba los objetivos que se desprenden de la crisis social en que las masas se orientan de un modo activo por el método de las aproximaciones sucesivas. Las distintas etapas del proceso revolucionario, consolidadas pro el desplazamiento de unos partidos por otros cada vez más extremos, señalan la presión creciente de las masas hacia la izquierda, hasta que el impulso adquirido por el movimiento tropieza con obstáculos objetivos. Entonces comienza la reacción: decepción de ciertos sectores de la clase revolucionaria, difusión del indeferentismo y consiguiente consolidación de las posiciones adquiridas por las fuerzas contrarrevolucionarias. Tal es, al menos, el esquema de las revoluciones tradicionales.

Sólo estudiando los procesos políticos sobre las propias masas se alcanza a comprender el papel de los partidos y los caudillos que en modo alguno queremos negar. Son un elemento, si no independiente, sí muy importante, de este proceso. Sin una organización dirigente, la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor.

Son evidentes las dificultades con que tropieza quien quiere estudiar los cambios experimentados por la conciencia de las masas en épocas de revolución. Las clase oprimidas crean la historia en las fábricas, en los cuarteles, en los campos, en las calles de la ciudad. Mas no acostumbran a ponerla por escrito. Los períodos de tensión máxima de las pasiones sociales dejan, en general, poco margen par ala contemplación y el relato. Mientras dura la revolución, todas las musas, incluso esa musa plebeya del periodismo, tan robusta, lo pasan mal. A pesar de esto, la situación del historiador no es desesperada, ni mucho menos. Los apuntes escritos son incompletos, andan sueltos y desperdigados. Pero, puestos a la luz de los acontecimientos, estos testimonios fragmentarios permiten muchas veces adivinar la dirección y el ritmo del proceso histórico. Mal o bien, los partidos revolucionarios fundan su técnica en la observación de los cambios experimentados por la conciencia de las masas. La senda histórica del bolchevismo demuestra que esta observación, al menos en sus rasgos más salientes, es perfectamente factible. ¿Por qué lo accesible al político revolucionario en el torbellino de la lucha no ha de serlo también retrospectivamente al historiador?

Sin embargo, los procesos que se desarrollan en la conciencia de las masas no son nunca autóctonos ni independientes. Pese a los idealistas y a los eclécticos, la conciencia se halla determinada por la existencia. Los supuestos sobre los que surgen la Revolución de Febrero y su suplantación por la de Octubre tienen necesariamente que estar informados por las condiciones históricas en que se formó Rusia, por su economía, sus clases, su Estado, por las influencias ejercidas sobre ella por otros países. Y cuanto más enigmático nos parezca el hecho de que un país atrasado fuera el primero en exaltar al poder al proletariado, más tenemos que buscar la explicación de este hecho en las características de ese país, o sea en lo que le diferencia de los demás.

En los primeros capítulos del presente libro esbozamos rápidamente la evolución de la sociedad rusa y de sus fuerzas intrínsecas, acusando de este modo las peculiaridades históricas de Rusia y su peso específico. Confiamos en que el esquematismo de esas páginas no asustará al lector. Más adelante, conforme siga leyendo, verá a esas mismas fuerzas sociales vivir y actuar.

Este trabajo no está basado precisamente en los recuerdos personales de su autor. El hecho de que éste participara en los acontecimientos no le exime del deber de basar su estudio en documentos rigurosamente comprobados. El autor habla de sí mismo allí donde la marcha de los acontecimientos le obliga a hacerlo, pero siempre en tercera persona. Y no por razones de estilo simplemente, sino porque el tono subjetivo que en las autobiografías y en las memorias es inevitable sería inadmisible en un trabajo de índole histórica.

Sin embargo, la circunstancia de haber intervenido personalmente en la lucha permite al autor, naturalmente, penetrar mejor, no sólo en la sicología de las fuerzas actuantes, las individuales y las colectivas, sino también en la concatenación interna de los acontecimientos. Mas para que esta ventaja dé resultados positivos, precisa observar una condición, a saber: no fiarse a los datos de la propia memoria, y esto no sólo en los detalles, sino también en lo que respecta a los motivos y a los estados de espíritu. El autor cree haber guardado este requisito en cuanto de él dependía.

Todavía hemos de decir dos palabras acerca de la posición política del autor, que en función de historiador, sigue adoptando el mismo punto de vista que adoptaba en función de militante ante los acontecimientos que relata. El lector no está obligado, naturalmente, a compartir las opiniones políticas del autor, que éste, por su parte, no tiene tampoco por qué ocultar. Pero sí tiene derecho a exigir de un trabajo histórico que no sea precisamente la apología de una posición política determinada, sino una exposición, internamente razonada, del proceso real y verdadero de la revolución. Un trabajo histórico sólo cumple del todo con su misión cuando en sus páginas los acontecimientos se desarrollan con toda su forzosa naturalidad.

¿Mas tiene esto algo que ver con la que llaman «imparcialidad» histórica? Nadie nos ha explicado todavía claramente en qué consiste esa imparcialidad. El tan citado dicho de Clemenceau de que las revoluciones hay que tomarlas o desecharlas en bloc es, en el mejor de los casos, un ingenioso subterfugio: ¿cómo es posible abrazar o repudiar como un todo orgánico aquello que tiene su esencia en la escisión? Ese aforismo se lo dicta a Clemenceau, por una parte, la perplejidad producida en éste por el excesivo arrojo de sus antepasados, y, por otra, la confusión en que se halla el descendiente ante sus sombras.

Uno de los historiadores reaccionarios, y, por tanto, más de moda en la Francia contemporánea, L. Madelein, que ha calumniado con palabras tan elegantes a la Gran Revolución, que vale tanto como decir a la progenitora de la nación francesa, afirma que «el historiador debe colocarse en lo alto de las murallas de la ciudad sitiada, abrazando con su mirada a sitiados y sitiadores»; es, según él, la única manera de conseguir una «justicia conmutativa». Sin embargo, los trabajos de este historiador demuestran que si él se subió a lo alto de las murallas que separan a los dos bandos, fue, pura y simplemente, para servir de espía a la reacción. Y menos mal que en este caso se trata de batallas pasadas, pues en épocas de revolución es un poco peligroso asomar la cabeza sobre las murallas. Claro está que, en los momentos peligrosos, estos sacerdotes de la «justicia conmutativa» suelen quedarse sentados en casa esperando a ver de qué parte se inclina la victoria.

El lector serio y dotado de espíritu crítico no necesita de esa solapada imparcialidad que le brinda la copa de la conciliación llena de posos de veneno reaccionario, sino de la metódica escrupulosidad que va a buscar en los hechos honradamente investigados, apoyo manifiesto para sus simpatías o antipatías disfrazadas, a la contrastación de sus nexos reales, al descubrimiento de las leyes por que se rigen. Ésta es la única objetividad histórica que cabe, y con ella basta, pues se halla contrastada y confirmada, no por las buenas intenciones del historiador de que él mismo responde, sino por las leyes que rigen el proceso histórico y que él se limita a revelar.

Para escribir este libro nos han servido de fuentes numerosas publicaciones periódicas, diarios y revistas, memorias, actas y otros materiales, en parte manuscritos y, principalmente, los trabajos editados por el Instituto para la Historia de la Revolución en Moscú y Leningrado. Nos ha parecido superfluo indicar en el texto las diversas fuentes, ya que con ello no haríamos más que estorbar la lectura. Entre las antologías de trabajos históricos hemos manejado my en particular los dos tomos de los Apuntes para la Historia de la Revolución de Octubre (Moscú-Leningrado, 1927). Escritos por distintos autores, los trabajos monográficos que forman estos dos tomos no tienen todos el mismo valor, pero contienen, desde luego, abundante material de hechos.

Cronológicamente nos guiamos en todas las fechas por el viejo calendario, rezagado en trece fechas, como se sabe, respecto al que regía en el resto del mundo y hoy rige también en los Soviets. El autor no tenía más remedio que atenerse al calendario que estaba en vigor durante la revolución. Ningún trabajo le hubiera costado, naturalmente, trasponer las fechas según el cómputo moderno. Pero esta operación, eliminando unas dificultades, habría creado otras de más monta. El derrumbamiento de la monarquía pasó a la historia con el nombre de Revolución de Febrero. Sin embargo, computando la fecha por el calendario occidental, ocurrió en marzo. La manifestación armada que se organizó contra la política imperialista del gobierno provisional figura en la historia con el nombre de «jornadas de abril», siendo así que, según el cómputo europeo, tuvo lugar en mayo. Sin detenernos en otros acontecimientos y fechas intermedios, haremos notar, finalmente, que la Revolución de Octubre se produjo, según el calendario europeo, en noviembre. Como vemos, ni el propio calendario se puede librar del sello que estampan en él los acontecimientos de la Historia, y al historiador no le es dado corregir las fechas históricas con ayuda de simples operaciones aritméticas. Tenga en cuenta el lector que antes de derrocar el calendario bizantino, la revolución hubo de derrocar las instituciones que a él se aferraban.

1929-1932

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