Tal día como
hoy de 1818 nacía en Tréveris Karl Marx. Su aportación a una concepción
materialista de la historia es reconocida como fundamental. El conjunto de su
obra es un claro ejemplo de lo que Pierre Vilar llamó “pensar históricamente”
Carta al director de Otiechstvennie Zapiski
El Viejo Topo
5 mayo, 2022
Al director de
Otiechéstvennie
Zapiski[1]
[Fines de 1877]
El autor[2] del
artículo Karl Marx ante el Tribunal del señor Zhukovsky es evidentemente una
persona inteligente y si, en mi exposición sobre la acumulación primitiva,
hubiese encontrado un sólo pasaje en apoyo de sus conclusiones, lo hubiese
citado. En ausencia de tal pasaje, se encuentra obligado a recurrir a un hors
d’oeuvre, a una especie de polémica contra un «escritor» ruso[3] publicada
en el apéndice a la primera edición alemana de El Capital. ¿Cuál es
mi queja en ese lugar contra ese escritor? Que descubrió la comuna rusa, no en
Rusia, sino en el libro escrito por Haxthausen, Consejo de Estado prusiano, y
que en sus manos la comuna rusa sólo sirve de argumento para probar que la
vieja y podrida Europa será regenerada por la victoria del paneslavismo. Mi
juicio acerca de ese escritor puede ser correcto o falso, pero de modo alguno
puede constituir una clave de mis opiniones sobre los esfuerzos «de los rusos
para hallar para su país una vía de desarrollo que será diferente de la que
transitó y sigue transitando la Europa Occidental», etc.[4]
En el apéndice
a la segunda edición alemana de El Capital -la que conoce el
autor del artículo sobre el señor Zhukovsky puesto que la cita- hablo de «un
gran crítico y estudioso ruso» con la alta consideración que merece. En sus
notables artículos, este escritor ha tratado la cuestión de si Rusia, como lo
sostienen sus economistas liberales, debe empezar por destruir la commune
rurale para pasar al régimen capitalista o si, por el contrario, puede –sin
experimentar las torturas de este régimen- apropiarse de todos sus frutos dando
desarrollo a sus propias condiciones históricas. Dicho escritor se pronuncia en
favor de esta última solución. y mi honorable crítico tendría por lo menos
tanta razón para inferir de la consideración que le profeso a este «gran
crítico y estudioso ruso» que participo de sus opiniones sobre el tema, como
para concluir de mi polémica contra el «escritor» y paneslavista[5] que
las rechazo.
Para terminar,
puesto que no me gusta dejar nada que deba adivinarse, iré derecho al grano. Para
poder estar autorizado a estimar el desarrollo económico actual de Rusia,
estudié el ruso y luego estudié durante muchos años las publicaciones oficiales
y otras vinculadas a este asunto. Llegué a esta conclusión: si Rusia sigue por
el camino que ha seguido desde 1861, perderá la mejor oportunidad[6] que
le haya ofrecido jamás la historia a una nación, y sufrirá todas las fatales
vicisitudes del régimen capitalista.
El capítulo
sobre la acumulación primitiva no pretende más que trazar el camino por el cual
surgió el orden económico capitalista, en Europa Occidental, del seno del
régimen económico feudal. Por ello describe el movimiento histórico que, al
divorciar a los productores de sus medios de producción, los convierte en
asalariados (en proletarios, en el sentido moderno de la palabra), al tiempo
que convierte en capitalistas a quienes poseen los medios de producción. En esa
historia hacen época todas las revoluciones que sirven de palanca al avance de
la clase capitalista en formación; y sobre todo las que, después de despojar a
grandes masas de hombres de sus medios tradicionales de producción y
subsistencia, las arroja súbitamente al mercado del trabajo. Pero la base de
todo este desarrollo es la expropiación de los cultivadores.
«Esto sólo se
ha cumplido radicalmente en Inglaterra…pero todos los países del Occidente
Europeo están yendo por el mismo camino», etc. (El Capital, edición
francesa, 1879, p. 315). Al final del capítulo se resume de esta manera la
tendencia histórica de la producción: que ella misma engendra su propia
negación con la inexorabilidad que preside las metamorfosis de la naturaleza;
que ella misma ha creado los elementos de un nuevo orden económico al darle de
inmediato el mayor impulso a las fuerzas de producción del trabajo social y al
desenvolvimiento integral de cada uno de los productores; que la propiedad
capitalista, al fundarse como ya lo hace en realidad, sobre una forma de la
producción colectiva, no puede hacer otra cosa que transformarse en propiedad
social. En este punto no he aportado ninguna prueba, por la simple razón de que
esta afirmación no es más que el breve resumen de largos desarrollos dados
anteriormente en los capítulos que tratan de la producción capitalista.
Ahora bien,
¿qué aplicación a Rusia puede hacer mi crítico de este bosquejo histórico?
Unicamente esta: si Rusia tiende a transformarse en una nación capitalista a
ejemplo de los países de la Europa Occidental -y por cierto que en los últimos
años ha estado muy agitada por seguir esta dirección- no lo logrará sin
transformar primero en proletarios a una buena parte de sus campesinos; y en
consecuencia, una vez llegada al corazón del régimen capitalista, experimentará
sus despiadadas leyes, como las experimentaron otros pueblos profanos. Eso es
todo. Pero no lo es para mi crítico. Se siente obligado a metamorfosear mi
esbozo histórico de la génesis del capitalismo en el Occidente europeo en una
teoría histórico-filosófica de la marcha general que el destino le impone a
todo pueblo, cualesquiera sean las circunstancias históricas en que se
encuentre, a fin de que pueda terminar por llegar a la forma de la economía que
le asegure, junto con la mayor expansión de las potencias productivas del
trabajo social, el desarrollo más completo del hombre. Pero le pido a mi
crítico que me dispense. (Me honra y me avergüenza a la vez demasiado). Tomemos
un ejemplo.
En diversos
pasajes de El Capital aludo al destino que les cupo a los
plebeyos de la antigua Roma. En su origen habían sido campesinos libres,
cultivando cada cual su propia fracción de tierra. En el curso de la historia
romana fueron expropiados. El mismo movimiento que los divorció de sus medios
de producción y subsistencia trajo consigo la formación, no sólo de la gran
propiedad fundiaria, sino también del gran capital financiero. Y así fue que
una linda mañana se encontraron con que, por una parte, había hombres libres
despojados de todo a excepción de su fuerza de trabajo, y por la otra, para que
explotasen este trabajo, quienes poseían toda la riqueza adquirida. ¿Qué
ocurrió?. Los proletarios romanos se transformaron, no en trabajadores
asalariados, sino en una chusma de desocupados más abyectos que los «pobres
blancos» que hubo en el Sur de los Estados Unidos, y junto con ello se
desarrolló un modo de producción que no era capitalista sino que dependía de la
esclavitud. Así, pues, sucesos notablemente análogos pero que tienen lugar en
medios históricos diferentes conducen a resultados totalmente distintos.
Estudiando por separado cada una de estas formas de evolución y comparándolas
luego, se puede encontrar fácilmente la clave de este fenómeno, pero nunca se
llegará a ello mediante el pasaporte universal de una teoría histórico-filosófica
general cuya suprema virtud consiste en ser suprahistórica.
Notas:
[1] Otiechéstvennie Zapiski: «El Memorial de la Patria «.
[2] N. K. Mijailovsky, prominente teórico del partido socialista
revolucionario pequeñoburgués de los Narodniki (populista).
[3] Herzen.
[4] Citado en ruso.
[5] Chernishevsky.
[6] La mejor oportunidad de evitar el desarrollo capitalista, (N. Ed.
Ingl.).
Fuente: Karl Marx & Friedrich Engels Correspondencia. Digitalizada
en Marxists.org.
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