viernes, 21 de septiembre de 2012

PUBLICADO EN CRONICA DE ARAGON


APUNTES PARA LA NUEVA REVOLUCION SOCIAL 
 (10) 


¿QUÉ ES EL RESCATE DE ESPAÑA?

 En el sentido más elemental y lógico para los que componemos la España real (no la oficial de Ángela Merkel, el FMI, la UE, Rajoy o el Rey) por “Rescate de España” deberíamos entender el hecho histórico de sacudirnos de encima de forma objetiva y consciente la dictadura que sobre la España real ejerce la España oficial a través de sus monigotes (PP, PSOE, gobiernos y otras instituciones, incluidas las jefaturas de UGT, CCOO y los denominados grandes medios de comunicación). 

 La España real la constituimos los niños y jóvenes que conformarán las fuerzas productivas del futuro; los trabajadores de hoy, los ocupados y los que no lo están y además, no lo van a estar; los jubilados, las fuerzas productivas de ayer que hoy por razón de edad ya no pueden trabajar, pero que mientras estuvieron trabajando (como los trabajadores de hoy) con su trabajo creaban toda la riqueza existente y con sus impuestos financiaban y hacían posible todo el sistema (como los trabajadores de hoy) y todas las demás personas que por alguna razón están impedidas para poder trabajar. 

Esta España real la compone el 99,9965% de la población y dispone del 19,5% de la riqueza de la misma, en tanto que la España oficial esta representada por unas 1.400 personas, o sea, el 0,0035% de la población que controla o dispone como si fuera propia del 80,5% de toda la riqueza de España. 

Forman parte de esta España oficial y a favor de la que trabajan los monigotes citados (con alguna excepción, que las hay), y sólo a título enunciativo y no exhaustivo, algunos personajes como César Alierta, presidente de Telefónica y amigo personal del Rey, a través del cual le consiguió trabajo fuera de España al presunto delincuente social de alta estopa Urdangarín, yerno del propio Rey. Cesar Alierta pasa por ser empresario y “de sustancia”, pero sin embargo, Telefónica (empresa que utiliza como si fuera suya) no fue constituida por él arriesgando el dinero de su bolsillo, sino que procedía de una “privatización” de un bien del Estado que sí procedía, sin ningún género de dudas, del trabajo de varias generaciones de la España real. De Antonio Brufáu, presidente de Repsol, se puede decir lo mismo que del anterior, por cuanto que Repsol también era un bien del Estado “privatizado”. Isidoro Álvarez, del Corte Inglés; Baldomero Falconés, de FCC; Ignacio Sánchez, de Iberdrola; José Manuel Lara, de Planeta; Isidoro Fainé, de La Caixa; o Emilio Botín, del Banco de Santander, son otros personajes de la España oficial. 

En resumen, a la España real (el 99,9965% de la población) –que es la verdadera productora de cuanta riqueza existe sólo le llega el 19,5% de la riqueza que produce, en tanto a que la España oficial –es decir, el 0,0035% de la población que no se sabe qué bienes concretos positivos aportan a la sociedad controla y maneja como si fuera producto de su propio trabajo el 80,5% de la riqueza.

  De este Rescate a España, que es el que verdaderamente interesa a la inmensa mayoría de la población, ni habla nadie ni se fomenta el que se hable, lo cual no deja de tener su propia lógica, pues hablar de ella (que es en el fondo, con sus matices y carencias, lo que nos viene proponiendo el Movimiento 15–M, entre otros, y para lo que está convocada la concentración del próximo día 25 en Madrid) supondría la proposición de subvertir el orden social existente, transformando a la persona de objeto en sujeto, forma que tendrá que tener el ser humano en una sociedad “civilizada”. 

Del Rescate del sistema financiero o Rescate de España se viene hablando con un lenguaje enigmático, como si se tratara de una oración que sólo los sumos sacerdotes pudieran elevar al Dios de dioses. El concepto se enmaraña, se distorsiona, se esconde tras una hojarasca de palabras (no de conceptos) que nadie entiende, porque se habla para eso, para que nadie lo entienda, o sea, para que la España real no lo entienda, y por lo tanto, para que una parte de ella acabe pidiéndolo como el bálsamo mágico de la Tía Benita que curará todos los males.

 El Rescate financiero, o de la banca, o de España, del que se habla y del que a la vez los propios que hablan tiemblan a la hora de aplicarlo por los disturbios sociales que se acabarán formando contra ellos, consiste esencialmente en lo siguiente: en que todo el dinero invertido por bancos y demás mafias financieras (dinero que no era de ellos) en la especulación inmobiliario–financiera ha dado unos beneficios que se los han quedado como fortuna propia (ahí están los paraísos fiscales para confirmarlo) entre otras, la minoría de la población española del 0,0035%. 

 El dinero invertido ya no está a disposición de quienes eran sus propietarios, el 99,9965% de la población española, y el dinero que produjeron esas inversiones tampoco está a disposición de la sociedad, porque se lo ha quedado como cosa propia esa minoría del 0,0035% de la población española.

 Por eso, lo que se plantea en realidad como Rescate de la banca o de España, no es otra cosa que hacer que todo ese dinero que falta lo vuelva a poner el 99,9965% de la población española (actual y futura) para que la minoría del 0,0035% de la población no sólo mantenga su fortuna actual (producto del robo), sino que la pueda aumentar (a través del robo, también).

Y la consecuencias inmediatas de este tipo de Rescate (que sólo trata de garantizar legalmente que los ladrones que nos han robado nos van a seguir robando para mantener sus beneficios y acrecentar sus fortunas) son las denominadas “reformas” que ya han tomado los diferentes gobiernos, las que tiene en cartera el gobierno de Rajoy, y las que continuarán haciendo el próximo gobierno del PSOE cuando le sustituya, si es que dejamos que lo sustituya.

 Evidentemente, esta noción de “Rescate” que se acaba de exponer es una aproximación a la que le faltan matices y más datos concretos, pero a pesar de ello, es la noción que más se aproxima a la realidad, más allá de las simplezas, disparates y proposiciones que nos están haciendo los economistas de postín para engañarnos como a niños pequeños.

 A todas ellas debemos oponernos, razonadamente, pero con uñas, dientes, de cabeza, con el hombro, con la pantorrilla, y acudiendo a la concentración del 25 de septiembre en Madrid, convocada por la Plataforma ¡En Pie!, entre otras organizaciones.

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