lunes, 28 de noviembre de 2022

El punto de no retorno. [MILITARES USA que estén estacionados en España, al igual que cualesquiera otros no españoles, ¡fuera de España! Las responsabilidades derivadas de este acto tienen que ser y, a título personal, de quienes los hubieran autorizados. Políticos españoles (incluyendo a los del gobierno, Congreso de los diputados, Senado y organismos e instituciones nacionales o internacionales) por consentir y hacer posible las políticas que hayan, estén o vayan a estar en contra de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población española, ¡fuera del gobierno, del Congreso, del Senado y demás organismos e instituciones nacionales e internacionales!, señalándolos además, con nombre y apellidos, a fin de que no reciban ni un solo voto en las posibles y futuras elecciones por parte de los trabajadores, que somos precisamente los que componemos la inmensa mayoría de la población. A los futuros políticos y representantes reales de la voluntad mayoritaria hay que buscarlos en la gente que haya estado o esté trabajando por mejorar las condiciones de vida de todas las personas, sea en barrios, pueblos, ciudades, empresas o universidad, con la condición explícita y de aplicación a rajatabla, que quedarán sometidos en todo momento, y de forma real y efectiva, a la voluntad de la mayoría social, que son los que los elijen y, en consecuencia, los que deben cesarlos en cualquier momento o, en caso, de volverlos a elegir cuantas veces crean necesario]

 

El punto de no retorno

 

DIARIO OCTUBRE / noviembre 28, 2022

 


El inicio de la intervención militar rusa en Ucrania, que supuso una escalada militar a la que los países occidentales respondieron con una masiva asistencia militar a Kiev y también con masivas sanciones contra Rusia, ha supuesto una rápida recomposición de las posturas políticas y geopolíticas tanto en el continente europeo como en su relación con Estados Unidos. Necesitada de un enemigo lo suficientemente fuerte como para justificar un rearme, la OTAN ha sido una de las principales beneficiadas de esta guerra. El reciente episodio en Polonia, cuando un misil antiaéreo ucraniano impactó en territorio polaco y costó la vida a dos civiles, ha sido ilustrativo, sin embargo, de los límites de la actual postura de la Alianza.

 

El ataque ruso y la escalada militar en Ucrania no solo han justificado medidas que hace unos años eran consideradas controvertidas, como la instalación de escudos antimisiles estadounidenses, evidentemente contra Moscú, en el este de Europa, sino que la Alianza ha adquirido nuevos miembros. Aunque aún por ratificar, la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN no supone un cambio cualitativo en términos militares, pero sí es un golpe de efecto propagandístico con el que los países occidentales han querido dejar claro a Moscú que no conseguirá los objetivos de su intervención. Tanto la OTAN como Estados Unidos rechazaron el pasado diciembre la negociación política que planteaba Rusia para detener la expansión de la Alianza hacia sus fronteras. La intervención militar rusa no solo no ha logrado detener esa expansión, sino que ha dado nueva vida a una alianza militar obsoleta, que ahora vuelve a militarizar Europa.

El rearme, el aumento de los presupuestos militares en gran parte de los países europeos y la creciente dependencia de Estados Unidos en términos de defensa es solo el aspecto militar de unas consecuencias que, para Europa, van mucho más allá. Hace unos meses, Josep Borrell, advertía que la Unión Europea había basado su prosperidad en el mercado chino, la energía barata rusa y en dejar en manos de Estados Unidos la seguridad del continente. Sin embargo, ni el líder de la diplomacia europea ni el presidente francés, que se ha manifestado en términos similares, han sabido, de momento, presentar alternativa viable alguna a la población a la que representan. Con países tan importantes como Alemania bordeando ya la recesión, la Unión Europea se ha distinguido en estos meses por una postura tan coordinada con Estados Unidos que las políticas de uno y otro lado del Atlántico se han hecho imposibles de distinguir a pesar de las evidentes diferencias entre los intereses de unos y otros países.

En el pasado, aunque partiendo de una misma postura, lograr que Ucrania recuperara su integridad territorial sin las concesiones que exigía Minsk, las posturas de Estados Unidos y la Unión Europea habían estado marcadas por los diferentes matices que exigían los intereses concretos de los dos continentes. La Unión Europea, y fundamentalmente Alemania como principal cliente del sector energético ruso, se había mostrado interesada en lograr un acuerdo de mínimos, siempre según las exigencias de Ucrania, que garantizara la continuación de las relaciones comerciales entre la UE y Moscú. Mantener, aunque fuera de forma artificial y conscientes de que Ucrania no tenía intención alguna de implementar sus puntos, los acuerdos de Minsk eran una parte de esa estrategia de mantener la presión sobre Rusia, pero también la posibilidad de mantener las relaciones económicas.

Ya entonces, tanto durante la presidencia de Trump como la de Biden, la postura de Estados Unidos buscaba una ruptura que garantizara a Washington una posición más favorable en una región, Europa occidental, que considera políticamente prioritaria. Es así como hay que leer la lucha de Washington contra el proyecto de ampliación del Nord Stream. Estados Unidos no solo buscaba destruir un proyecto, el Nord Stream, en busca de una pieza del lucrativo pastel de la venta de energía a la Unión Europea, sino que utilizaba la cuestión ucraniana como herramienta para lograr impedir la existencia de una relación económica estable y mutuamente satisfactoria entre Rusia y la Unión Europea, fundamentalmente entre Moscú y Berlín.

Reticente en el pasado a una ruptura que evidentemente iba a suponer un perjuicio económico para la industria de la Unión Europea y para su ciudadanía, el inicio de la intervención militar rusa ha servido para convencer a Bruselas de que la ruptura que exigía Estados Unidos no era un problema sino una necesidad. En estos nueve meses de guerra rusoucraniana, la Unión Europea ha tratado de prepararse para renunciar voluntariamente a la energía barata rusa en favor de energía “ideológicamente correcta” procedente de Irán, Arabia Saudí, o Azerbaiyán entre otros países, a pesar de su precio mucho más elevado. Hace unas semanas, Emmanuel Macron parecía no haber comprendido nada al quejarse de que los aliados noruegos y estadounidenses estaban aprovechándose de la coyuntura para vender a la Unión Europea su energía a precios de mercado. Estados Unidos no ha escondido su júbilo ante la nueva situación. Nada más iniciarse la intervención militar rusa, Washington ofreció aumentar los flujos de gas natural licuado a la Unión Europea, un objetivo que había tratado, sin éxito, de cumplir durante años y que es uno de los principales motivos de la lucha norteamericana contra el Nord Stream. Horas después del sabotaje de los gasoductos Nord Stream y Nord Stream-2, de los que se acusó sin prueba ni lógica alguna a Rusia, un emocionado Anthony Blinken afirmaba abiertamente que la situación es una gran oportunidad para Estados Unidos.

Durante meses, los representantes de la Unión Europea han transitado el camino a la adaptación al nuevo mundo, uno en el que la competitividad estará minada por la pérdida del privilegio que había sido durante décadas el acceso a la energía rusa barata. Si la guerra fue el principio del fin, las explosiones de los gasoductos que unen Rusia y Alemania por el mar Báltico fueron la representación simbólica de una ruptura que posiblemente no pueda revertirse cuando termine la guerra. Quizá sea aún más representativa la falta de interés por parte de la Unión Europea por investigar el episodio, determinar a los culpables e incluso denunciar la catástrofe ecológica que supusieron las fugas. Dos son las explicaciones más plausibles: los países de la Unión Europea son conscientes de quién está detrás del sabotaje o habían dado ya por perdidos los gasoductos, es decir, habían aceptado final y definitivamente la ruptura de relaciones económicas con Rusia.

Durante meses, buques con cargamentos de fertilizantes rusos, importantes para garantizar las cosechas a nivel mundial, han permanecido o permanecen bloqueados en los puertos europeos. Y las sanciones secundarias, es decir, la amenaza de caer bajo las sanciones estadounidenses en caso de ofrecer servicios a empresas rusas sancionadas, han paralizado incluso los envíos rusos a países que rechazan las sanciones occidentales. Sin embargo, en gran parte gracias a los altos precios de la energía, que han permitido a Moscú vender sus materias primas a través de países como China, India o Turquía, que en ocasiones actúan únicamente como intermediarios, Rusia ha mantenido, o incluso aumentado, su nivel de ingresos.

Frente a otros países, que como China, India o el tercer mundo prácticamente en bloque, rechazan implementar las sanciones unilaterales -y, por lo tanto, ilegales- que impone Estados Unidos, la Unión Europea ha sido en estos meses una de las bases más firmes para su implementación. Las sanciones occidentales no han logrado destruir la economía rusa ni el colapso del rublo, pero sí han conseguido uno de sus principales objetivos: reducir al mínimo las relaciones Rusia-Unión Europea y hacer a los países de Europa occidental menos competitivos y más dependientes de Estados Unidos.

Aunque con meses de retraso, los países de la Unión Europea parecen estar comprendiendo ahora que sus intereses no siempre coinciden con los de Estados Unidos. “Los americanos, nuestros amigos, toman decisiones que tienen un impacto sobre nosotros”, se lamentaba Josep Borrell en un comentario a Político, que esta semana ha afirmado que “nueve meses después de invadir Ucrania, Vladimir Putin está empezando a fragmentar Occidente”. Las quejas europeas se deben a los altos precios de la energía estadounidense, que al contrario que Rusia no ofrece descuentos a sus aliados o países afines, o los beneficios de la industria armamentística. Estados Unidos, mucho más lejos del frente que los países europeos, siempre estuvo cómodo con el uso de Ucrania como herramienta militar contra Rusia y sigue estándolo ahora, al menos en lo que respecta a sus autoridades políticas.

Pero a los beneficios de la industria de la muerte y la realidad de la ley de la oferta y la demanda, que Estados Unidos aplica a rajatabla, se ha sumado ahora la queja europea por una realidad que tampoco es nueva: el proteccionismo estadounidense. En un momento en el que la renuncia a la energía a precios asequibles mina la competitividad de la industria europea, Estados Unidos ha anunciado un plan de subsidios a su industria que la UE considera “un riesgo existencial”, 369.000 millones de dólares a los que la Unión Europea difícilmente va a poder responder. Más unida y sometida políticamente que nunca, la Unión Europea no deja de sorprenderse de que su gran aliado, Estados Unidos, actúe centrándose únicamente en sus intereses económicos. Pasado hace tiempo el punto de no retorno, la Unión Europea se ha condenado a sí misma a continuar por el camino marcado por las normas de Estados Unidos y las sanciones que ella misma ha decidido imponerse.

FUENTE: slavyangrad.es

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RUSIA. Los comunistas se ponen serios con Putin

 

RUSIA. Los comunistas se ponen serios con Putin

 


INSURGENTE.ORG / 27 noviembre 2022

 

Los comunistas rusos (57 diputados, 11 millones de votos en las últimas elecciones) pidieron controles de precios en los alimentos y otros artículos esenciales hoy, advirtiendo que los «aventureros del mercado» estaban detrás de la inflación desenfrenada.

Los precios del pan subieron un 18 por ciento este año, lo que refleja los aumentos de precios desbocados en Europa occidental, pero a diferencia de la UE, que enfrentó problemas de suministro de granos y el aumento de los precios de la energía vinculados a las sanciones a Rusia, no había razón para ello, dijo el líder del Partido Comunista Gennady Zyuganov. dijo.

“La harina es cada vez más barata. No hay aumento en los precios de los combustibles… no hay razón para subir los precios”.

Sin embargo, no solo subieron los precios del pan, sino también de la leche (en un 19 por ciento), las verduras (en un 20 por ciento), los bienes y servicios, mientras que también subieron las tarifas del agua y la calefacción “para no reducir los ingresos de los oligarcas que ya se han apoderado de la mitad de las redes de agua y calefacción”.

Estos aumentos de precios se debieron a nada más que «la codicia de los negocios», que aumentaron los precios junto con los de Europa simplemente porque podían, acusó el partido, señalando un aumento del 50 por ciento en los rusos que viven por debajo del umbral de pobreza en solo un año.

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Sobre los profesionales de la política extremeña

 



Sobre los profesionales de la política extremeña


 

Juan Viera Benítez

KAOSENLARED

28.11.2022

 

1.- Los propagandistas del régimen, los profesionales, portavoces de los partidos políticos que gobiernan el sistema, para asegurar su supervivencia en el ámbito del negocio de la política necesitan que los medios de comunicación se multipliquen anunciando los ficticios logros de sus gobiernos. Sin embargo, estos profesionales de la política parece que desconocen las dificultades de muchas familias para vivir e ignoran que con las ayudas sociales que se conceden y los salarios precarios que se pagan, no se puede hacer frente a los alquileres, la luz, el agua, los alimentos, la compra de la carne o pescado, o sacar adelante y mantener pequeños negocios, etc.

Dejan pasar el tiempo y hacen caso omiso a encontrar soluciones para resolver los desahucios y la angustia ante el pago del alquiler, la renovación de la renta básica que les cumple en unos días; desconocen la desesperación de personas cansadas de llamar a la seguridad social sin recibir respuesta cuando quieren informarse sobre la jubilación, prestación, subsidio, el IMV, etc. Los servicios administrativos están a años luz del pueblo trabajador, imposible su acceso.

  1. – Los profesionales de la política y algunos medios de comunicación públicos no quieren ver ni escuchar el rumor que se desprende del conjunto de calamidades que sobrevuelan la existencia vital de miles de extremeños y extremeñas; los portavoces del progreso y del desarrollo están centrados en resaltar la visibilidad de los triunfos gastronómicos, religiosos, deportivos, culturales, y las enormes perspectivas industriales que ofrece nuestro territorio etc. La ignorancia es el sentimiento y la actitud oficial preferida cuando se está en la otra orilla de los ilustres extremeños y extremeñas que encumbran y resaltan a la región como plataformas que incentivan el negocio del turismo y el patrimonio arquitectónico de nuestra tierra.
  1. – Los profesionales de la política se codean con los explotadores, especialmente con los propietarios de grandes fábricas y latifundios; no tienen ojos para ver que incumplen los convenios e imponen muchas horas de trabajo con salarios de miseria y horas extraordinarias a bajo precio; toda la ética está supeditada a las necesidades de producción y al beneficio económico. Pero este desdén hacia la fuerza de trabajo, hacia el obrero, da la impresión que a la sociedad no le importa y pasa desapercibido; lo confirma el político de turno premiando a los explotadores con distinciones honoríficas, y medallas que vienen a destacar su emprendimiento y laboriosidad, toda una farsa y un teatro para engañar al pueblo.

4.- Los profesionales de la política en los gobiernos locales o regionales, siguen los mismos criterios de actuación. Así, privatizan todo lo que pueden en base a justificaciones para despistar y confundir al pueblo; en algunos casos, con el ahorro de presupuestos o por la rapidez de ejecución de las obras; en otros, porque al ceder las operaciones de limpieza del municipio a “empresas privadas con calificativos especiales de empleo” se apoya la inserción laboral de las personas con diversidad funcional. La cuestión es que se está beneficiando a las empresas que emplean a estas personas puesto que las contrataciones se hacen por períodos cortos para evitar altas indemnizaciones, disfrutando de bonificaciones en el pago a la seguridad social, y recibiendo subvenciones importantes por cada una de las personas contratadas. Los ayuntamientos no tienen necesidad de privatizar este servicio municipal ya que podrían contratar directamente como algunos municipios han venido haciendo, además de a la gente que está en paro, a personas con diversidad funcional.

5.- Los profesionales de la política no levantan la voz cuando permiten que las empresas que contratan los servicios públicos actúen sin respeto hacia los ciudadanos, como está ocurriendo en el transporte sanitario en Extremadura. Así, AMBUVITAL, empresa encargada del transporte sanitario lleva algo así con 9 días sin trasladar a rehabilitación a vecinos de la localidad de Villafranca de los Barros en el Hospital de Mérida porque llega tarde o como está ocurriendo ya, ni se presenta a recoger a las personas que deben recibir la rehabilitación urgente y necesaria para su recuperación sanitaria.

Es preciso la intervención inmediata del SES y de la Consejería de Sanidad para que resuelvan este tipo de anomalías que como suele ocurrir casi siempre afectan muy especialmente a las clases trabajadoras y a los sectores sociales que más necesitan de unos servicios públicos de calidad.

Este estado de cosas es totalmente contradictorio con lo que se nos quiere vender por la propaganda oficial extremeña de que “estamos y se dan las condiciones para que nuestra región alcance niveles de desarrollo industrial nunca previstos”; sin embargo, estamos viendo como cuestiones básicas como el Transporte Sanitario y otros elementos relacionados con la sanidad funcionen de modo tan deficiente y sean las clases trabajadoras las que sufren sus consecuencias.

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El “Afganistán” de Engels

 

El 28 de noviembre de1820 nacía en Prusia Friedrich Engels. Lo recordamos hoy con este texto de González Varela, prólogo de un curioso trabajo del “socio intelectual” de Marx sobre Afganistán, publicado originalmente en la New American Cyclopaedia.


El “Afganistán” de Engels


Nicolás González Varela

El Viejo Topo

28 noviembre, 2022 

 

¿El “general” Engels como un auténtico polystor filosófico, erudito enciclopedista y négre literario de Marx? Antes de resolver este enigma debemos retroceder un poco. 1850, Londres, Soho. El exiliado revolucionario Marx tenía tres fuentes de ingresos básicas en esos duros años: su trabajo como periodista y ensayista, contribuciones de sus amigos (frecuente y mayoritariamente Engels) y una herencia familiar de su esposa, agotada en 1863. El mayor estipendio regular del grupo familiar marxiano desde agosto de 1851 era su corresponsalía europea del New York Daily Tribune, trabajo que le había sido ofrecido por el editor-jefe, Charles Dana, personalidad única del Progresismo whig norteamericano.

El NYDT era un diario progresista de gran tirada y masiva cantidad de suscriptores, que podía definirse por sus antinomias: antibelicismo, antiesclavismo, antitabaquismo, antialcohol, antiprostitución, antijuego, anti-Free trade. Dana había sido activo miembro del falansterio de BrookFarm (1819-1847) situado en West Roxbury, Massachussets, proyecto del que participaron el filósofo Emerson (tan alabado y leído por Nietzsche) y el escritor Hawthorne, proyecto que finalmente fracasó. Fourierista radical, había conocido personalmente a Marx en noviembre de 1848 en Colonia, gracias al contacto del poeta y amigo Freiligrath, durante la situación revolucionaria, cuando era corresponsal en Europa del Tribune reemplazando a Börnstein.

Durante una visita de cortesía a la redacción del Neue Rheinische Zeitung, que dirigían Marx y Engels, quedó vivamente impresionado por su personalidad, pasó una “tarde deliciosa” (sic), y siguió manteniendo un contacto epistolar regular con ellos.

En una carta del 6 de abril de 1857, Dana invita oficialmente a Marx (de lejos su corresponsal más valioso y productivo en Europa) a contribuir en la NAC. Le comentó que estaba a cargo de la edición de la primera enciclopedia universal norteamericana, inspirada en las francesas y en la Britannica, que se llamaría la New American Cyclopaedia. ¿No le gustaría a Marx hacer una serie de breves esbozos sobre personalidades históricas para la misma, a dos dólares por página impresa? La oferta es escribir artículos de Militaria en general, sobre grandes líderes militares (saldrá aquí de su pluma la durísima voz “Bolívar y Ponte”) e Historia de la Guerra. Y aunque parezca absurdo… ¡Nada de palabras clave ni iconos filosófico-políticos, nada de Economía Política ni Materialismo crítico! Las restricciones eran un evidente síntoma de la sorda lucha ideológica que había existido ya en los artículos del NYDT. Pero había una causa adicional: los artículos bélicos y militares de Marx (escritos por Engels) en el NYDT habían causado una gran conmoción en EEUU entre lectores y expertos, elogiados y admirados por su estilo, minuciosidad y precisión técnica.

En una de sus cartas, Dana le dijo a Marx que los lectores estadounidenses atribuyeron la autoría de los artículos sobre La Guerra de Crimea de 1853-1855 en la NYDT nada menos que al General Winfield Scott, Comandante en Jefe del Ejército de los EEUU, que fue incluso candidato de fuerzas progresistas a la presidencia en 1853. Comunicando esto a Engels, Marx escribió: “Tus artículos militares produjeron una gran sensación. Hay un rumor en Nueva York, que proviene del extranjero, de que han sido escritos por el general Scott.” “Esos yankees son unos malditos y pésimos tipos, los del Tribune parecen pensar que como ya te han exprimido como un limón te quieren exprimir de nuevo”, le escribió Engels a Marx casi de inmediato sobre la oferta de Dana.

También le sugirió exigirle a Dana ser el editor exclusivo y general de toda la enciclopedia, “ya veríamos como la sacaríamos adelante”, conformar un bureau para la producción literaria (incluyendo los amigos del “partido de Marx”) y le sugería hacerse cargo de las voces relacionadas con la Filosofía, biografías de estadistas modernos, Cartismo, Socialismo, Comunismo, el Code Napoleón, así como de asuntos de finanzas en el capitalismo; Engels propone encargarse de Literatura antigua, lenguas romances y temas militares. Finalmente Marx no tuvo más remedio que aceptar ser mero colaborador y además con estrictas limitaciones temáticas y crematísticas, aunque Dana le ofreció tímidamente la voz “Estética”. Marx tenía sus preferencias: “por mi parte, preferiría suministrar a Dana artículos sobre, por ejemplo, Ricardo, Sismondi, etc. Ese tipo de cosas admite al menos un tratamiento objetivo desde el punto de vista yankee. La Filosofía alemana es difícil de escribir en inglés. Sin embargo, le sugeriré a Dana varias cosas y le dejaré la elección a él” –le escribió a Engels en abril de 1857. Marx volverá a remarcarle a Engels la dificultad intrínseca de la lengua inglesa para tratar temas filosóficos con bases hegelianas: “los temas filosóficos están, de hecho, demasiado mal pagados y además es difícil cuando hay que hacerlo en inglés.”

Así que los revolucionarios gemelos se sentaron, refunfuñando como siempre, para entregar voces, batallas, entradas, vignettes y pequeñas biografías. Engels volvía, como en el caso de los artículos para el NYDT, técnicamente a ser un Deviling, un “diabólico” en la jerga de la producción literaria victoriana, que significaba hacer trabajo profesional para un abogado o un hombre de letras sin cobrar honorarios. En una carta de abril de 1857, Engels aceptaba encantado el presente griego: “Este negocio de la Cyclopaedia ha sido de gran ayuda para mí, y para ti también, sin duda. Voilà enfin tienes la posibilidad de reparar tu pérdida de ingresos y, para mí, la posibilidad de una ocupación regular por las tardes. La paix allait me démoraliser, y desde que no ha habido más artículos para escribir para el NYDT, he estado vagueando demasiado, por lo que aquí tengo un incentivo”. En febrero de 1858 Engels le reconocía a Marx finalmente lo útil y provechoso para la nueva Kritik materialista que le había sido el “curso enciclopédico”.

Su presentimiento se hizo realidad. El 16 de marzo de 1862, el NYDT publicó un artículo de Marx por última vez. A diferencia del primer artículo de Marx, aparecía sin firmar. Marx nunca volvió a ser corresponsal de otro periódico en el futuro. Ya había terminado una gran parte de Das Kapital, y los Grundrisse, por un lado, y en adelante pasó a liderar la organización de la primera Internacional de los trabajadores.

La New American Cyclopaedia (NAC) puede ser definida como un gran diccionario popular liberal, “a popular dictionary of general knowledge” como reza en su portada. La empresa era enorme: todo el staff editorial del diario New York Daily Tribune participaba en el gran proyecto enciclopedista yankee y whig. El medio gráfico en el que escribían Engels y Marx, como vimos, era el diario con más tirada del mundo en esa época y con mayor número de suscriptores, según el propio Marx 200.000. Era una plataforma mediática excelente para el lanzamiento de una enciclopedia progresista y pionera en América. La NAC, publicada por la editorial Appleton&Co, en 16 volúmenes en octavo, apareció poco antes de la Guerra Civil, entre 1858 y 1863 con gran repercusión. En el prefacio editorial establece que la tarea es “proporcionar una exposición condensada del presente estado del Conocimiento humano sobre los temas más importantes a efectos de futuras investigaciones” y que “al preparar los materiales del trabajo, ninguno de los editores ni sus colaboradores han intentado o desea convertirlos en un vehículo para la expresión de nociones personales.”Además se establece que “los diversos artículos se han confiado a escritores cuyos estudios, posición, opiniones y gustos son una garantía de información detallada, y que presumen de equidad e imparcialidad”; escritores “de logros eminentes en cada una de las secciones respectivas.” Su principal hagiógrafo afirma que “la infatigable labor de Dana y su amplio abanico de lecturas habían dotado a su mente de una extraordinaria variedad y cantidad de conocimientos. Al igual que Diderot, que compiló la primera enciclopedia digna de ese nombre, era sin duda en aquel momento uno de los pocos hombres de su país cualificados para una obra de ese carácter, y esto sus editores no tardaron en reconocerlo. El momento parecía propicio y, en consecuencia, se aceptó su propuesta de que él y su antiguo socio, George Ripley, emprendieran la preparación de The American Cyclopaedia [sic]. Era una obra de considerable magnitud, que requería no solo mucho capital, sino la cooperación de muchos cerebros. Necesariamente implicaba la organización de un equipo de editores asociados, revisores y colaboradores que cubrieran toda la gama del conocimiento humano, y especialmente de la historia, la ciencia, el arte y la literatura. Puede decirse que Dana ya estaba plenamente ocupado como editor jefe del Tribune y, como se ha demostrado, también estaba dedicado en cuerpo y alma a la guerra contra la propagación de la esclavitud; pero no dudó en asumir esta nueva tarea. Con Ripley para dar atención personal a la oficina editorial y administrativa, se abocó a la tarea, y dedicándole todo el tiempo en que podía prescindir del Tribune, de su familia y del descanso, hizo toda su parte para satisfacción de sus asociados y de los editores, y con su ayuda llevó la empresa rápidamente a una conclusión exitosa. El primer volumen se publicó en 1858, y los demás siguieron a intervalos regulares hasta 1863, cuando se completó el último. Por supuesto, fue criticado por los especialistas, pero a pesar de los tiempos difíciles resultó ser un gran éxito. En 1873-76 fue revisada a fondo por los editores originales, con la ayuda de muchos escritores adicionales, y todavía puede ser considerada como la principal obra americana de su tiempo. Aunque Dana dedicó mucho tiempo al proyecto, fue su coeditor Ripley, también del NYDT, quien dirigió la parte editorial y administrativa de la operación de la NAC y se responsabilizó de la mayor parte de la edición. Al parecer, debido a las dificultades financieras, la primera tirada del volumen 1 se limitó a 1.000 ejemplares, aunque Dana escribió a un amigo antes de la publicación que la cifra debería haber sido de 10.000. Se empezó a vender inmediatamente. El 6 de abril de 1858, Dana escribía que “la Cyclopaedia se vende bastante bien; del volumen 1 de la segunda impresión se han vendido cinco mil, y la marea sigue subiendo.” En la nota editorial de las Werke de Engels y Marx se afirma que “la New American Cyclopaedia –obra de referencia científica publicada por un grupo de periodistas y editores burgueses progresistas estadounidenses que pertenecían al consejo de redacción del periódico The New York Daily Tribune. Entre los editores de la Enciclopedia se encontraban Charles Dana y ‘Major’ [sic] Ripley. La enciclopedia fue publicada en 16 volúmenes por la editorial neoyorquina D. Appleton and Company en 1858-1863, y en 1868-1869 se publicó una nueva edición inalterada. Se recurrió a una serie de reconocidos académicos de Estados Unidos y Europa para que contribuyeran a la Enciclopedia. La Enciclopedia fue una de las mejores de su tiempo en cuanto a la exposición exhaustiva de los distintos campos del saber y la riqueza del material informativo.

A pesar de los estrechos puntos de vista burgueses de sus editores y del eclecticismo inherente a ella –como en otras enciclopedias burguesas–, la New American Cyclopaedia publicó muchos artículos que expresaban las opiniones de los círculos burgueses democráticos y progresistas. Un lugar especial en la Enciclopedia lo ocupan las obras de Marx y Engels, que fueron escritas con un espíritu revolucionario-proletario y materialista, en contra de la condición impuesta a los autores por los editores de “no tomar una posición partidista.” Por supuesto que Engels y Marx advirtieron cierta exclusión de sus plumas de los temas claves o candentes, alguna forma de sutil censura ideológica bajo la etiqueta del “apartidismo” y estas precauciones se notan en el cuidado y estilo objetivo, la exigencia de Dana era pasionless indifference, de los artículos. A modo de ejemplo, al artículo “Bernadotte” se le modifica en trazos de lápiz azul haciendo más blando y suave su escritura; en el de “Argelia” se reducen las atrocidades coloniales francesas; en el caso del de “Bolívar y Ponte” se le exigen, como a ninguno de los colaboradores, fuentes primarias y bibliografía utilizada.

Sin embargo, está claro que la nueva Kritik revolucionaria se filtraba con más frecuencia de lo que deseaban los editores, como puede verse por ejemplo en “Army”, elogiado por Marx ya que en él podía verse la trabazón necesaria e interna entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El de “Invasión de Afganistán” no tuvo tantos recortes en su cuerpo de texto aunque sí en su título. La medida en que esto es cierto puede comprobarse examinando lo que sucedió con muchos de estos artículos que en la publicación final se encuentran cancelados, reformateados y suavizados en su reescritura. Finalmente, la mayoría de los artículos “alimenticios”, como les llamaba irónicamente Engels, para la NAC fueron escritos por él, aunque “Dr. Charles Marx” apareciera como contribuyente oficial.

En la NAC, Marx (y Engels) volvió a encontrarse los mismos miserables problemas que ya le aquejaban en el NYDT de parte de los lousy Yankees: 1) Dana o Ripley a menudo modificaban, corregían o reescribían los artículos arbitrariamente sin consultar al autor (práctica que aplicaban a todos los escritores); 2) arbitrariamente se decidía si un artículo por su calidad y profundidad debía aparecer con la firma de Marx, con la firma del editor o anónimamente como una editorial; 3) la cuestión permanente e irritante del bajo pago a las contribuciones desde el extranjero, a pesar de que valoraban altamente sus artículos; 4) la propia política editorial del NYDT, y de la NAC, la cual consistía en no pagar los artículos convenidos y enviados si no se imprimían por decisión unilateral del editor. Por otra parte, la presencia de Marx fue invisible como redactor especializado hasta el volumen 5 de la NAC, donde aparece por primera vez como colaborador en una separata con la lista de contribuyentes: “Charles Marx, P. D. [sic], London, Eng. Army, Artillery, Bernadotte, Bolívar, Cavalry &c”; en el volumen 16 vuelve a publicarse su nombre integrado en el volumen: “Charles Marx, Ph. D., London, Eng. Army, Artillery, Bernadotte, Bolívar, Cavalry, Fortification, Infantry, Navy, &c”.

Una vez comprometido en la labor enciclopédica, Engels prepara inmediatamente la primera entrega: Abensberg, Abukir, Axle, Acre, Actium, Adjutant y finalmente Afganistán. Aunque deseaba escribir el artículo sobre Afganistán inmediatamente (con énfasis en la invasión inglesa de 1838-42) su enfermedad (mononucleosis) hizo que la voz se demorara, angustiando a su amigo. Finalmente Marx la recibe en agosto, y ya en una carta de septiembre de 1857, Dana acusa recibo de la voz “Invasión de Afganistán”, que finalmente quedó como “Afganistán” a secas. Al trabajar en este artículo, Engels utilizó como núcleo, entre otras fuentes, History of the War in Afghanistan, de J. W. Kaye (1851), resumiendo pasajes y datos esenciales de sus dos volúmenes de un total de 1.346 páginas. Kaye era un militar, funcionario y destacado historiador de la India británica. Como regla, Engels presentó una selección de los hechos en alemán muy conciso, como puede verse en su Nachlass, siguiendo el orden cronológico del libro. Solo en raras ocasiones reproducía pasajes, frases o palabras del libro en inglés, francés u otros idiomas. A diferencia del tono apologético de Kaye, Engels reescribe y modifica la perspectiva desde el punto de vista de la “raza” (sic) de los afganos, un pueblo “valiente, duro e independiente”, en el cual la guerra “es un reto y un descanso de sus ocupaciones industriosas”.

Engels comprueba con el lector, como después diría Churchill, que “en Afganistán cada roca, cada colina tiene su historia”.

Todo un augurio.

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