miércoles, 8 de marzo de 2023

7 de marzo, paralizada Francia. [Claro, hombre, claro. Que la cosa está más clara que la sopa de un asilo. Así como Francia es un barrio de Bilbao, al igual que Bilbao es un barrio de mi pueblo, Isla, Mayor, en la provincia de Sevilla, quiere decir, sobre chispa más o menos, que lo que hacen los trabajadores en Francia puede ser hecho por los trabajadores de todo el mundo y parte del extranjero. Por supuesto, porque ya se ha dicho que era cosa clara: trabajando, organizándose y dejándonos de molinetes cilindroides y otras tontadas. Y que no se trata de quitarle la bicicleta a nadie, sino de evitar que los parásitos sociales dejen de chuparnos la sangre sea en forma de pensiones, bajos salarios, electrificaciones, sanidades y otros alquileres y demás partes, para lo cual hemos de hacerle saber, a cualquier gobierno, que el que crea la riqueza es el trabajador y el que tiene que disfrutar de la riqueza creada es el que la crea y no quien no la crea junto a su amiga o amigo. Oiga, más claro ni el agua clara]

 

7 de marzo, paralizada Francia

 

DIARIO OCTUBRE / marzo 8, 2023

 

 


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José Ramón Llanos H.— Según el diario L’Humanité la huelga en Francia de este marte 7 marcó un hito histórico: tres millones y medio de manifestantes y huelguistas paralizaron 100 ciudades del país. Paris fue tomada por ochocientos mil manifestantes, hubo más de 300 manifestaciones, paros, mítines y tomas del espacio público. Este paro superó en más del 20 por ciento al del 31 de enero. La Confederación General del Trabajo, CGT, confirmó: “Contrario a lo que pueda decir el Gobierno es un éxito: hoy éramos más numerosos que el 31 de enero el récord anterior”.

 

Los líderes sindicales habían lanzado la consigna: “Detener a Francia el martes”. No solo los trabajadores sindicalizados, sino la población francesa en general jóvenes, mujeres, ancianos paralizaron el país. En la industria metalúrgica entraron a la huelga hasta los subcontratados que por temor a perder el trabajo generalmente no participan en las huelgas. Catherine Perret secretaria Confederal de la Confederación General de Trabajadores afirmó: “Paralizar Francia pasa por una huelga, por afectar la producción económica”.

Por esa razón durante una rueda de prensa en la sede de la Federación Obrera las centrales se pusieron de acuerdo para impulsar un séptimo paro interprofesional el sábado 11 de marzo, se propuso también que la intersindical convoca otro paro para el día en que la Comisión Mixta entre Diputados y Senadores discutan el proyecto de ley. Se propuso también de los sindicatos van a escribirle una carta al presidente Emmanuel Macron. Catherine Perret exclamó “Vamos a escribirle al presidente nuestras propuestas para ayudarle a retirar su reforma antes de que el país arda y se derrame sangre”. Otros lideres opinaron que “la renuencia del presidente a retirar el proyecto de ley que aumenta la edad de retiro a 64 años esta incrementando la resistencia popular y llegará un momento que nadie podría controlar más la ira social”

Le Monde el día 7 del presente mes tituló: “En toda Francia la movilización contra la reforma de las pensiones no decae”, en el desarrollo de la noticia afirma “Una movilización histórica, el martes 7 de marzo, durante manifestaciones que reunieron a más de un millón doscientas ochenta mil personas según cálculos del Ministerio del Interior. El periódico recoge también la convocatoria a nuevas manifestaciones el sábado 11 de marzo contra la reforma pensional. Los sindicatos también exigieron un dialogo urgente con Emmanuel Macron.

El periódico destaca que según los trabajadores se movilizaron tres millones quinientos mil franceses en 100 ciudades. El mismo rotativo anota que en el desarrollo de las manifestaciones hubo bloqueos de refinerías, disturbios en colegios y en las calles se palpaba como la situación social se ha agravado.

Según el Ministerios de Educación, el 36 por ciento de los docentes están en huelga en primaria y el 31 por ciento en secundaria. En cambio, el sindicato de maestros calcula que más del 60 porciento de los docentes de primaria están en huelga. Estas movilizaciones aumentaran masivamente el Dia Internacional de los Derechos de la Mujer.

La intersindical según Le Monde declaró: “El silencio del presidente es un grave problema democrático; la intersindical pide ser recibida urgentemente y llama a continuar y ampliar el movimiento”. La misma organización convoca una segunda jornada de movilizaciones y paro para el día en que se reúna la Comisión Paritaria, el 15 de marzo.

Mélenchon pide al gobierno referendo sobre reforma de las pensiones


Jean Luc Mélenchon


Durante la huelga convocada por los sindicalistas franceses contra la reforma pensional que eleva de 62 a 64 años la edad de retiro, Jean Luc Mélenchon marchó con los manifestantes en Marsella. En declaraciones a la prensa afirmó que únicamente “un referéndum o la disolución de la Asamblea Nacional podría evitar el bloqueo del país”. Mélenchon reflexiono “entre la voluntad del presidente Emmanuel Macron por un lado y por otro la voluntad del pueblo, ¿Quién debe tener la última palabra? Evidentemente el pueblo”.

Según Prensa Latina Mélenchon comentó que la reforma es una “especie de capricho del Príncipe” y agregó “Una forma inútil, injusta y cruel de gobernar. Ha llegado el momento de que tome la iniciativa la fuerza democrática que corresponde a esta situación de bloqueo”.

 

FUENTE: semanariovoz.com

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«La guerra es entre EU-OTAN y Rusia con cadáveres ucranios» [La guerra para sonrojo y vergüenza de los trabajadores (aquí un trabajador), caso de que los trabajadores tuviéramos alguna capacidad para el sonrojo y la vergüenza, porque si no la tenemos, de lo dicho nada, es una cosita: que en el caso de la criminal guerra entre capitales en tierras ucranianas (de momento) los trabajadores españoles contribuimos a la matanza, porque la guerra es una matanza entre banderas, laureadas lorentinas, tambores y mentiras a cual más gorda y redonda, con más del 1,5% de toda la riqueza que se crea en España durante un año enterito de cabo a rabo, o sea, que no hay ni para comer, pero para la matancia se dedican miles de millos de euros al año, y esto a los trabajadores ni fu ni fa. Obsérvese y téngase en cuenta como dato a mi favor y en prueba de mis buenas maneras, que yo a los criminales de los políticos que por acción u omisión, reacción, contraposición o qué me sé yo qué, promueven y favorecen la matancia entre trabajadores en Ucrania ni les he dicho ni les voy a decir ni media palabra, porque yo estoy hablando para trabajadores. O sea, que la guerra en Ucrania, como todas, las pagamos los trabajadores, las hacemos los trabajadores sea matando o muriendo, la sufrimos los trabajadores para beneficio y mejor gloria de cuatro castañuelas y pepinetes del capital y, ¡arriba España que para luego es tarde! Y, eso sí, esto también lo digo, que yo no tengo pelos en la lengua, que a mí no me metan en política, pro que yo de política no quiero saber nada, porque los políticos son todos iguales y los políticos son esto y lo otro, y toma y dale, que si un político esto, el otro lo otro, y luego ya viene el Potitos, el de la moto, el otro, en fin, que la política para los políticos, que yo no soy político y 416.312, 0005 tonterías más. Y, además, a qué coño me vienen a mí con eso de Ucrania, si yo no sé ni pa la parte extraterrestre que cae, si es que cae, porque a lo mejor ni cae, vayan ustedes a saber, que la gente es muy mala.]

 

Entrevista al politólogo Noam Chomsky

 

«La guerra es entre EU-OTAN y Rusia con cadáveres ucranios»

 

Por C.J. Polychroniou 

Rebelion

08/03/2023 


Fuentes: Truthout / La Jornada


La guerra en Ucrania llega a un año sin que se avizore el final de los combates, el sufrimiento y la destrucción.

La próxima fase podría convertirse en un baño de sangre, ahora que Estados Unidos y Alemania acuerdan proveer de tanques a Kiev y que Volodymir Zelensky demanda que Occidente envíe misiles de largo alcance y aviones caza.

Cada vez es más obvio que se trata de una guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, señala Noam Chomsky, al refutar la idea de que, a la luz de la invasión rusa a Ucrania, se requiere fortalecer a la OTAN. “Quienes quieren una Organización más fuerte tal vez querrían pensar en lo que la OTAN hace ahora mismo y en la forma en que ésta se ve a sí misma”, dice Chomsky, y advierte sobre “la creciente amenaza de que se den más pasos hacia una guerra nuclear”.

–¿Cuál es su evaluación de los sucesos más recientes en este conflicto?

–Podemos comenzar por preguntarnos qué no está en esa agenda. La respuesta es fácil: hacer esfuerzos por poner fin a los horrores antes de que se vuelvan algo mucho peor. “Mucho peor” empieza con una mayor devastación de Ucrania, de por sí terrible. Por poner algunos ejemplos menores, al 23 de febrero pasado la ONU estima en unas 7 mil las muertes de civiles en Ucrania. Sin duda es un cálculo demasiado bajo; si lo triplicamos, llegamos al probable saldo de la invasión israelí de Líbano, con apoyo estadunidense, en 1982. Si lo multiplicamos por 30, llegamos al total de la matanza perpetrada por Ronald Reagan en Centroamérica, una de las incursiones en pequeña escala de Washington. Y así por el estilo.

Pero “mucho peor” va mucho más allá de la cuota mortal en Ucrania. Incluye a quienes enfrentan la hambruna por la restricción a los granos y fertilizantes de la rica región del Mar Negro; la creciente amenaza de nuevos pasos hacia la guerra nuclear (es decir, terminal), y, lo que puede considerarse lo peor de todo, la reversión de los esfuerzos limitados por impedir la inminente catástrofe del calentamiento global, que no debería ser necesario revisar.

Los medios acaban de informar que el Pentágono convoca a un programa ultrasecreto para insertar “equipos de control” en Ucrania que rastreen el movimiento de tropas. También ha revelado que Estados Unidos ha estado proporcionando información para dirigir todos los ataques con armas avanzadas, “práctica previamente oculta que revela un papel más profundo y operativamente activo del Pentágono en la guerra”. En algún momento podría haber represalias rusas, que serían un paso más para agravar el conflicto.

Persistiendo en su curso actual, la guerra llegará a confirmar la opinión de gran parte del mundo fuera de Occidente de que se trata de una guerra entre Estados Unidos y Rusia con cadáveres ucranios… cada vez más muertos.

Ha habido verdaderos éxitos para la política oficial de causar daño severo a Rusia. Como han indicado muchos comentaristas, por una fracción de su colosal presupuesto militar, Estados Unidos, porconducto de Ucrania, está degradando de manera significativa la capacidad militar de su único adversario en esta arena, lo cual no es un logro menor. En el dominio geopolítico, resuelve, al menos de manera temporal, lo que ha sido un tema importante en toda la era posterior a la Segunda Guerra Mundial: asegurar que Europa permanezca bajo control estadunidense dentro del sistema de la OTAN, en vez de adoptar un curso independiente e integrarse más con su socio comercial del este, rico en recursos naturales.

¿Quedan oportunidades para la diplomacia? Al continuar los combates, las posturas se endurecen, como es de esperarse. Por ahora las posturas de Ucrania y Rusia parecen irreconciliables.

Un estribillo constante

–Analistas lo citan a usted como uno de los que son lo bastante ingenuos para creer que Occidente es responsable de crear las condiciones que provocaron el ataque ruso a Ucrania. ¿Qué piensa de este “análisis”?

–No tiene mucho caso perder tiempo en esta “locura absoluta” que, en el caso que menciona, también llama a la devastación de Ucrania y a causar grandes daños más allá de ella.

Sin embargo, no es una locura total. Tienen razón en lo que dicen de mí, aunque podrían añadir que me acompañan casi todos los historiadores y una amplia gama de prominentes expertos en política desde la década de 1990. En la lista está, de hecho, cualquier persona ilustrada que sea capaz de revisar el muy claro historial y diplomático con mente abierta.

–El intelectual neoliberal polaco Adam Michnik también lo cita a usted como uno de los que cometen el pecado mortal de no hacer distinciones entre la invasión de Estados Unidos a Irak y la de Rusia a Ucrania. ¿Qué opina?

–Fuera de la burbuja occidental, que se protege a sí misma, el racismo se percibe en términos más crudos, por ejemplo, en lo que dice la distinguida escritora y activista política india Arundhati Roy: “Ucrania no se ve aquí como algo que cuente una clara historia moral. Cuando se bombardea o se somete a personas de piel café o negra a la táctica de convulsión y terror, no importa, pero con personas blancas se supone que es diferente”.

Debemos reconocer, sin embargo, que Europa oriental es un caso un tanto especial. Por razones conocidas y evidentes, las élites de esa región tienden a ser más susceptibles de lo normal a la propaganda estadunidense. Ésa es la base de la distinción de Donald Rumsfeld entre la vieja y la nueva Europa. La vieja Europa son los chicos malos, quienes se negaron a secundar la invasión estadunidense a Irak, encumbrados por ideas anticuadas acerca del derecho internacional y la moralidad elemental. La nueva Europa, en su mayoría los antiguos satélites soviéticos, son los chicos buenos, por ese antecedente.

Ésa es la OTAN…

–Por último, existen incluso ciertos intelectuales “de izquierda” que han adoptado la postura de que el mundo actual, a la luz de la invasión rusa a Ucrania, necesita una OTAN más fuerte y que no debería haber soluciones negociadas al conflicto. ¿Cuál es su opinión sobre esta extraña posición “izquierdista”?–De algún modo me perdí los llamados de la izquierda a un renacimiento del Pacto de Varsovia cuando Estados Unidos invadió Irak y Afganistán mientras atacaba también a Serbia y Libia, siempre con pretextos, claro. Quienes llaman a fortalecer la OTAN tal vez quieran pensar en lo que ésta hace en estos momentos, y también en la forma en que la organización se presenta a sí misma. La más reciente cumbre de la OTAN extendió el Atlántico Norte hasta el Indo-Pacífico, es decir, a todo el mundo. El papel de la organización es participar en el proyecto estadunidense de planear una guerra con China, lo cual ya es una guerra económica.

En un editorial de 2005, que denunciaba el uso de fósforo blanco en Irak, el New York Times (NYT) lo describía así: “empacado en un cartucho de artillería, explota sobre un campo de batalla con una luz blanca que puede iluminar las posiciones enemigas. También causa una lluvia de bolas de químicos ardientes, que se adhieren a todo lo que tocan y arden hasta que se agota su provisión de oxígeno. Pueden llegar a arder durante horas dentro de un organismo humano”.

A principios de noviembre de 2004, junto con los reportes del NYT del ataque al principal hospital de Faluya, la revista The Nation se refirió a “informes de que las fuerzas armadas estadunidenses dieron muerte a decenas de pacientes en un ataque a un centro de salud de Faluya y han privado a civiles de atención médica, alimentos y agua”.

La BBC reportó el 11 de noviembre de 2004: “sin agua ni electricidad, nos sentimos aislados por completo de todas las demás personas…. hay mujeres y niños muertos en las calles. La gente se debilita por el hambre. Muchos mueren por sus heridas porque no se consigue ninguna ayuda médica en la ciudad”.

Ésa es la OTAN, para quienes quieran enterarse de lo que ocurre en el mundo.

Las órdenes de muy arriba dicen que es escandaloso comparar el ataque del nuevo Hitler a Ucrania con la desorientada, pero benigna misión de caridad de Estados Unidos y Gran Bretaña para ayudar a los iraquíes a deshacerse de un malvado dictador… al que Estados Unidos apoyó con entusiasmo cuando cometía sus peores crímenes, pero no es tema apropiado para la clase intelectual.

Una vez más, debemos ser justos. No todos están de acuerdo en que es inapropiado plantear dudas sobre la misión estadunidense en Irak. En fechas recientes se ha hecho mucho ruido sobre el rechazo de Harvard al director de Human Rights Watch, Kenneth Roth, para ocupar una posición en la Escuela Kennedy, el cual se rescindió rápidamente ante las protestas. Las credenciales de Roth fueron elogiadas. Incluso tomó la postura negativa en un debate, moderada por la notable activista pro derechos humanos Samantha Power, respecto de si la invasión de Irak califica como intervención humanitaria. (Michael Ignatieff, director del Centro Carr Center por los Derechos Humanos, afirmó que sí calificaba.)

Qué afortunados somos de que, en la cúspide del mundo intelectual, nuestra cultura es tan libre y abierta que podemos tener un debate acerca de si esa empresa fue un ejercicio de humanitarismo.

Los indisciplinados podrían preguntar cómo reaccionaríamos ante un acto semejante en la Universidad de Moscú.

Publicado originalmente en Truthout

Fuente: https://www.jornada.com.mx/notas/2023/02/28/chomsky/chomsky-la-guerra-es-entre-eu-otan-y-rusia-con-cadaveres-ucranios/

Truthout. Traducción: Jorge Anaya

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Transnistria: ¿segundo “round” de la guerra en Ucrania?

 

Al igual que el Donbass, ignorado por los medios informativos durante años, hoy se ignora a Transnistria. Separado de Rusia, ese territorio autoproclamado independiente y de población rusa puede ser la excusa para subir un peldaño en la escalada bélica.


Transnistria: ¿segundo “round” de la guerra en Ucrania?


Eduardo Luque

El Viejo Topo

8 marzo, 2023 

 


Las tensiones se disparan en las fronteras de Transnistria con sus vecinos moldavos, rumanos y ucranianos. Si hemos de hacer caso a los informes que se reciben de la zona, hay importantes movimientos militares del ejército ucraniano en Odessa a pocos kilómetros de la frontera. Kiev se ha quedado sin munición y ve en los enormes arsenales de la época soviética en Kolsbana[1] (Transnistria) el medio para reabastecerse. Sería una bocanada de aire fresco para el exangüe ejército ucraniano. Conforme pasan los días las derrotas se acumulan: la escasez de municiones, la caída de Soledar, el cerco operativo sobre Bajmut y su caída, los avances de las milicias en Ugledar… Las pérdidas catastróficas en efectivos y material apuntan a que el ejército ucraniano vive momentos críticos. La intervención de miles de mercenarios (20.000 polacos de los cuales 2.000 han muerto) no detiene el avance de las milicias y los Wagner rusos.

Si hay algo que resulta difícil de adivinar en una guerra es la tasa de pérdidas. La bruma de guerra oculta la contabilidad de los efectivos propios o ajenos. Es por ello que las fuentes “neutrales” son las que proporcionan alguna claridad. El servicio de inteligencia del Mossad israelí ha realizado una valoración propia. Los muertos ucranianos superarían los 157.000 contra 18.480 rusos, los heridos por el bando de Kiev alcanzarían los 234.000 contra 44.400 de sus rivales, los prisioneros ucranianos ascenderían a 17.230 contra 383 rusos. Al margen de estos datos, los más de 110. 000 Km2 conquistados (una extensión muy superior a Portugal) nos dan idea cabal de cuál es la situación real.

Biden ha rechazado el Plan de paz chino que es la única alternativa razonable a la actual situación. El 24 de febrero, Pekín hacía pública su propuesta: la conciliación de las partes, el diálogo inmediato y la condena de la formación de bloques militares. Para el gobierno chino la seguridad de un país no puede verse comprometida a expensas de la seguridad de otros y la seguridad regional no puede garantizarse reforzando o ampliando los bloques militares. Washington se opuso; evidentemente a Kiev ni se le ha preguntado. La diplomacia europea ha desaparecido de escena; es un mero eco de la voz del amo. Biden ha cometido un enésimo error al rechazar el plan de Pekín, puesto que ha dado a China libertad de acción para apoyar militarmente a Rusia y Bielorrusia. El presidente de este país visitó el país asiático hace pocos días. China intervendrá en la guerra de Ucrania. Rusia no parece necesitar el armamento chino. Pekín ve en este campo de batalla un medio para probar sus armas en un escenario real.

En medio de estas sombrías perspectivas, el régimen de Zelensky parece querer coordinarse con otros estados de la zona (Moldavia y Rumania) para abrir un nuevo frente en la zona atacando a la República Independiente de Transnistria. La supresión de vuelos comerciales desde el 14 de marzo a Bucarest y Moldavia no augura nada bueno.

Cometeríamos un error si pensáramos que la derrota de Kiev en Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporiyia acabarán la guerra. En los primeros compases del conflicto Rusia podría haber negociado algún tipo de estatus de neutralidad para Odessa o Transnistria que permitiera a Kiev una salida al mar. Ese tiempo ha pasado. Las tropas rusas conquistarán las zonas de población mayoritariamente rusa.

Washington buscará enconar más aún el conflicto; sus fábricas de armamento obtienen beneficios espectaculares. El conflicto que se gesta en Moldavia sería la “segunda parte” de la guerra en Ucrania.‎ A EEUU no le importan los ciudadanos de esas repúblicas; un conflicto cada vez más cerca de las fronteras alemanas haría depender aún más a Europa de los designios de Washington.

La situación de derrota del ejército ucraniano ha alcanzado tal gravedad que la posibilidad de una provocación en Transnitria es una opción plausible. El objetivo sería múltiple. Primero asegurar a Zelensky una victoria publicitaria que le permita justificar la entrega de más fondos. Para Biden, sería un refuerzo importante en su carrera hacia las primarias de su partido. El tumor maligno que padece, y por el cual fue operado el mes pasado, unido a su senectud, debilita su figura. Por otra parte, ampliar la zona de conflicto a otros países como Moldavia o Rumanía obligaría, según los estrategas occidentales, a dividir las tropas rusas. El apoyo a Transnistria representa un problema militar muy complejo para las tropas aerotransportadas rusas. Tendrían enfrente a la 101 división aerotransportada estadounidense (la de las películas de Hollywood) estacionada en Rumanía. Nuestro país tiene destinadas en la zona dos alas de combate con 18 aviones repartidos entre la base de Fetesi, en Rumanía, y Bulgaria; estaríamos en primera línea. EEUU pretende organizar una coalición militar (coalición de voluntarios) donde intervendrían “asesores” de la OTAN (sin declarar la guerra directa contra Rusia) con tropas rumanas, ucranianas y moldavas.

La preparación psicológica de la población hace tiempo que se inició. Las cinco grandes fuentes de “información” sobre el conflicto ucraniano (todas norteamericanas) promueven el mismo relato: Rusia quiere invadir Moldavia. El artículo 11 de la constitución moldava proclama: “La República proclama su neutralidad permanente,[…] no permite el despliegue de fuerzas militares de otros Estados en su territorio”. La realidad es otra. Desde la independencia en 1992 se han dado pasos para una mayor integración en las estructuras civiles de la OTAN. Culminan en 2017 con el establecimiento en Chisinau de una Oficina de enlace Civil de la OTAN para incrementar la cooperación práctica y ayudar a respaldar las reformas que exige la UE (la privatización de las pensiones entre otras).

Ha sido el primer ministro moldavo Dorin Recean (antiguo ministro del Interior) quien en su primera declaración pública propuso desplegar el ejército por toda Transnistria. La anterior jefe del ejecutivo, Natalia Gavrilita (pro-OTAN/UE), tuvo que dimitir obligada por la presión popular.[2] Su sucesor, como viene siendo corriente en Occidente, no ha pasado por las urnas; lo alzó un “arreglo institucional”. La población moldava ha manifestado en las calles que quiere mantener su neutralidad. La crisis de las pensiones, la subida de la electricidad y el gas impulsan la movilización contra los sucesivos gobiernos que apoyan la guerra.

La actual Moldavia es un estado generado tras la desintegración de la URSS y compuesto étnicamente por múltiples grupos, entre ellos los moldavos, los gagaúzos (un pueblo de origen turco pero de religión ortodoxa) y los habitantes de Transnistria (también conocida como Besarabia o República Moldava del Dniéster). Estos dos grupos se opusieron a la anexión promovida por Moldavia y Rumanía. En este momento el 60% de los habitantes de Transnistria son rusos y ucranianos; incluso hay tres localidades de habla francesa: son los descendientes de los soldados de Napoleón que se asentaron cuando “Le Grand Armée” fracasó en su campaña contra Rusia en 1815.

Como consecuencia de la desintegración de la URSS se proclamó la independencia de Moldavia el 19 de agosto de 1990. El 1 de septiembre  y frente a la posible anexión a Moldavia y Rumanía varios distritos de la ribera oriental del Dniéster (de origen y habla rusa) se independizan creando la República de Transnistria. Moldavia fue reconocida por la ONU, no así Transnistria, que es estado autoproclamado. En junio de 1992 la OTAN intentó controlar el enclave utilizando al ejército moldavo, el rumano y numerosos delincuentes comunes sacados de las cárceles. La resistencia armada de la población civil (especialmente las mujeres, que cercaron los cuarteles rusos hasta que estos entregaron las armas a los civiles) lo impidió[3]. Desde entonces fuerzas conjuntas (moldavas, transnistrias y rusas) actúan como fuerzas de interposición. Son unos 1.200 más otros 400 rusos que actúan bajo el paraguas de los cascos azules de la ONU.

Actualmente Transnistria tiene todos los atributos de un Estado independiente e incluso tiene moneda propia. El 17 de septiembre del 2006 se planteó en la región un Referéndum de adhesión a la Federación rusa. El 97,2% de la población votó a favor, Moscú no respondió en aquel momento. En 2014, tras el referéndum de adhesión de Crimea a Rusia, se volvió a plantear la adhesión. El presidente Evgueni Chechtchuk viajó a Moscú pidiendo la adhesión a la Federación Rusa. Mientras, el presidente moldavo se inclinaba por la UE y apremiaba para incorporarse pronto y de esta forma forzar jurídicamente la adhesión de Transnistria a Moldavia. La república insiste en obtener independencia, pero Moldavia se la niega.

Rusia por su parte ha advertido que cualquier agresión a Transnistria se considerará como un ataque a su territorio. “En relación con la importante acumulación de personal y equipo militar de las unidades ucranianas cerca de la frontera entre Ucrania y Transnistria, el despliegue de artillería en posiciones de tiro, así como la acumulación sin precedentes de vuelos de aviones no tripulados de las FFAA de Ucrania sobre el territorio de Transnistria, advertimos a EEUU, a los Estados miembros de la OTAN y a sus pupilos ucranianos que no den otro paso aventurero. Cualquier acción que amenace a las Fuerzas de Paz rusas en Transnistria se considerará un ataque a Rusia” indicó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Moscú.

Las acciones hostiles contra la pequeña república llevan el sello de la UE y del inefable Josep Borrell. La Unión Europea se ha presentado como potencia «de paz» pero es, en realidad, el brazo político de la OTAN. En el mes de enero Josep Borrell se entrevistaba con los funcionarios de la Misión de la Unión Europea para la Asistencia Fronteriza en Moldavia y Ucrania (EUBAM)[4] para impulsar el bloqueo económico contra Transnistria. Agilizar la entrada de esos países en la UE pasa, si es necesario, por amplificar el conflicto ucraniano a otras regiones.

Se está preparando el escenario para ahondar el conflicto de Ucrania. Datos aún sin confirmar apuntan que algunas unidades de fuerzas especiales ucranianas han sido enviadas a las fronteras con Moldavia incluidas unidades del batallón Azov. La pérdida de Soledar y el desmoronamiento de la defensa en Bajmut indican que los destacamentos de las Fuerzas Armadas de Ucrania en este sector están al borde del colapso. Los únicos factores que lo ralentizan es un flujo permanente de carne de cañón ucraniana y armas suministradas desde el extranjero. Zelensky necesita un golpe teatral que le permita seguir pidiendo y obteniendo dinero de sus patrocinadores.

La retórica belicista aumenta; los presidentes de Moldavia y Ucrania continúan asegurando a todos que es Rusia la gran desestabilizadora. En medio de esta situación el Ministerio de Defensa ruso acusa a Kiev de preparar una provocación. Según los rusos este objetivo viene de antiguo. De hecho en 2014 el que fuera Comandante Supremo de la OTAN, general Philip Breedlove, advirtió en aquella ocasión que Rusia no debía “anexionarse” Transnistria.

Según los datos que poseemos el núcleo del pensamiento estratégico occidental en el actual conflicto lo proporciona la corporación RAND. El 5 de septiembre del 2019 definió en una reunión en la Cámara de Representantes de EEUU cuáles eran los objetivos estratégicos. El primero, incrementar el apoyo a los yihadistas en Siria. El segundo, promover un cambio político en Bielorrusia. Tercero, potenciar las tensiones en el sur del Cáucaso. La cuarta, reducir la influencia de Rusia en Asia Central y finalmente rivalizar con Rusia en la zona de Transnistria.  En definitiva se barajaba la necesidad de estirar las fronteras rusas, creando nuevas zonas potenciales de conflicto. La admisión de Suecia y Finlandia en el seno de la OTAN tenía esa finalidad. La guerra en Ucrania y en Transnistria también es uno de los objetivos. A la vista de los informes y análisis de ese Think thank del pensamiento neo-imperial podemos entender las acciones actuales del Pentágono.

El método para no incurrir en un choque frontal con Rusia lo ha definido el actual Secretario de Defensa estadounidense, el general Lloyd Austin. El militar sigue insistiendo que sus aliados inviertan en armamento con destino a Ucrania. Europa, vaciados sus propios arsenales, es cada vez más dependiente de EEUU. Al mismo tiempo se está modificando, por la vía de los hechos, el funcionamiento de la OTAN. Este organismo se convierte en una coalición de “Voluntarios” (se la conoce como la coalición de los dispuestos) soslayando de esa forma el famoso Artículo 5; de esta forma la OTAN podría intervenir sin que hubiera una agresión contra alguno de sus miembros. El precedente sería el ataque a Libia, cuando los países que no intervinieron fueron mantenidos al margen mientras otros como Qatar participaron en la agresión. En la práctica, lo que estamos viendo es un cambio de matriz en la Organización Atlántica donde el Consejo Atlántico no cuenta para nada. De esa forma ningún miembro de la OTAN podrá oponerse a una guerra con Rusia porque ésta se constituirá sobre la base de una “coalición de voluntarios”.

Uno de los países que puede actuar como catalizador de esta coalición es Polonia. La realidad de la guerra enseña que mantener la tasa de pérdidas en el ejército ucraniano solo conduce a su desarticulación. En esta perspectiva la reserva que se utilizará (ya lo están haciendo, como hemos indicado) es el ejército polaco. Tanto Kiev como Washington alientan al presidente polaco Duda para dar el paso fatal. La revista norteamericana Foreign Policy sostenía que Polonia y Ucrania eran casi “hermanas” y como tales deberían enfrentar al “imperialismo ruso”. La revista polaca Wirtualna Polska ya ha mostrado cómo grupos de zapadores del ejército polaco intervienen directamente en la guerra ucraniana. No hay diferencias entre un asesor en la retaguardia profunda que enseña a construir trampas con minas y a un fusilero en primera línea del frente. La intervención polaca no viene de ayer. Aunque no es lo mismo intuirlo que reconocerlo. Es un nuevo giro en una situación que puede descontrolarse rápidamente.

Notas:

[1] El arsenal ocupa una extensión de 100 hectáreas y acumula 20.000 Tm de munición (de origen soviético).

[2] La reforma de las pensiones y el belicismo del gobierno impuesto por la UE fueron el detonante

[3] El conflicto fue muy sangriento murieron más de 1.000 personas.

[4] ¿Quiénes somos? – EUBAM

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