lunes, 4 de septiembre de 2023
“No hubo nada igual en Ucrania”: las nuevas regiones rusas devuelven la vida a sus escuelas
“No
hubo nada igual en Ucrania”: las nuevas regiones rusas devuelven la vida a sus
escuelas
DIARIO
OCTUBRE / septiembre 4, 2023
Las
escuelas y guarderías de toda la región de Jersón se encontraban en un
lamentable estado tras los 30 años bajo control de Ucrania, declaró a Sputnik
el miembro de la Cámara Pública de Rusia, Alexandr Malkevich. Sin embargo,
ahora se han puesto en orden y comienzan el nuevo año escolar a tiempo
completo, subrayó.
Al
igual que en el resto de Rusia, en las nuevas regiones los escolares volvieron
a las aulas el 1 de septiembre tras las vacaciones de verano. El primer
“En
la región de Zaporozhie, donde estuve recientemente, hay 172 escuelas, todas
ellas están listas, todas ellas comenzaron el nuevo año escolar a tiempo
completo”, destacó Malkevich. OTOFO
Agregó
que en dicha región unos 41.000 niños entraron en las escuelas. Además, en
Zaporozhie hay dos universidades, la Universidad Estatal de Melitópol y la
Universidad Pedagógica Estatal de Azov en la ciudad de Berdiansk, y 15
instituciones de formación profesional secundaria. Durante el verano, las
instituciones educativas se prepararon para el nuevo año escolar, especialmente
en la región de Jersón, precisó.
“En
la región de Jersón, bajo el dominio de Ucrania, todo fue destruido. Las
autoridades ucranianas, incluso bajo el mandato de [el presidente de Ucrania,
Volodímir] Zelenski, solo invirtieron en las ciudades de Melitópol y Berdiansk.
Berdiansk era y es una ciudad turística y floreciente, e intentaron hacer de
Melitópol una tarjeta de visita”, subrayó.
Agregó
que toda la región de Jersón, así como la propia ciudad, estaban absolutamente
abandonadas a su suerte. Y destacó que ahora las regiones se están restaurando,
construyendo, reparando y dando vida a las escuelas.
“17
complejos —13 escuelas, y 4 jardines de infancia— fueron completamente
renovados: los dos comedores y todo lo demás es normal y está muy bien hecho.
No hubo nada igual o parecido cuando la región estaba bajo control ucraniano”,
resumió Malkevich.
FUENTE: sputniknews.lat
Medio centenar de organizaciones “se plantan” frente a los ministros de Agricultura europeos reunidos en Córdoba para reclamar otro modelo agroalimentario
Medio
centenar de organizaciones “se plantan” frente a los ministros de Agricultura
europeos reunidos en Córdoba para reclamar otro modelo agroalimentario
TERCERAINFORMACION / 04.09.2023
Más de cien personas se concentraron la tarde de ayer en Córdoba para demandar un modelo alimentario más justo, sostenible y respetuoso con el mundo rural con motivo de la reunión de Ministros de Agricultura de la UE del 3 al 5 de septiembre. Por la noche 50 activistas pusieron mensajes reivindicativos en la iluminación del Puente Romano y proyectaron una pancarta en las paredes de la Mezquita de Córdoba. Además, durante todo el fin de semana previo, personas venidas de todo el Estado, celebraron en Hornachuelos (Córdoba) un encuentro para debatir soluciones al modelo agroalimentario.
Más de un centenar de personas pertenecientes a
más de 50 organizaciones sociales, ambientales, de consumidores y agrarias se
concentraron la tarde de ayer en la Plaza del Arco del
Puente de Córdoba durante la visita que los
ministros de agricultura de la Unión Europea realizaron a la mezquita de la
ciudad, para exigir un sistema alimentario más justo, sostenible y respetuoso
con el mundo rural.
Al finalizar la concentración, cincuenta
activistas han modificado la iluminación del puente Romano
con plantillas en forma de frutas y hortalizas y han proyectado una pancarta en
los muros de la Mezquita, para exigir cambios hacia un modelo
agroalimentario justo y sostenible. Con esta acción simbólica, estos colectivos
pretenden trasladar la necesidad de actuar con urgencia para que se dé un
cambio radical en el modelo agroalimentario. En el actual
contexto de crisis climática y ecológica global, el modelo agroalimentario
industrializado y globalizado, basado en la explotación de la naturaleza y las
personas, ha demostrado su vulnerabilidad, por ejemplo, frente a perturbaciones
como la pandemia de la COVID-19, la guerra de Ucrania o las sequías
prolongadas. Por ello, las organizaciones reunidas en Córdoba han reivindicado
que las políticas europeas se dirijan hacia la agroecología, la soberanía
alimentaria y el feminismo como las únicas alternativas capaces de alimentar a
la población de forma saludable, socialmente justa y ambientalmente respetuosa.
Asimismo, han solicitado a los ministros y ministras de la UE que pongan todos
los medios a su alcance para asegurar que la transición en marcha sea justa con
las personas y el planeta, asegurando el futuro del campo y sus gentes.
Los
mandatarios están en Córdoba para celebrar una reunión informal bajo el título
“Las nuevas tecnologías para una agricultura más sostenible y resiliente”, por lo que las personas asistentes a la
concentración aprovecharon la cita para reclamar que se implementen políticas
públicas que avancen hacia un modelo agroalimentario basado en la agroecología
y la soberanía alimentaria y que se dejen de lado las
falsas soluciones. Así, los manifestantes portaban pancartas con mensajes como
“Nos plantamos, por un modelo agroalimentario justo y sostenible”, “stop
glifosato” o “agroecología para enfriar el planeta”. Además la concentración
contó con una batucada y se corearon durante toda su duración frases pidiendo
respeto al mundo rural.
Los colectivos han querido transmitir a
los ministros la necesidad de apostar por pequeñas y medianas granjas, con
manejos agroecológicos que sostienen un mundo rural vivo. La industria y la
distribución deben garantizar precios justos, tanto para quienes producen como
para quienes consumen, para lo cual es fundamental el apoyo a los canales
cortos de comercialización y las normativas e infraestructuras públicas para la
transformación agroalimentaria a pequeña y mediana escala.
Ante la actual emergencia climática y de
biodiversidad, las organizaciones demandan asimismo políticas públicas en
defensa del territorio frente a macroproyectos, como ciertos megaparques para
la producción de energía renovable, los monocultivos a gran escala o la
ganadería industrial, que afectan a las poblaciones rurales y que socavan el
funcionamiento de los ecosistemas, el suelo, el agua, la biodiversidad y el
conjunto de servicios ecosistémicos que generan. A su vez, manifiestan la
urgencia de acabar con la precariedad laboral del sistema agroalimentario
industrializado, que afecta especialmente a personas migrantes y mujeres y
supone una lacra para la dignidad rural.
Otras
movilizaciones
Además de la concentración de la tarde de
ayer, entre los días 31 de agosto y 3 de septiembre tuvo lugar un
encuentro por la soberanía alimentaria, celebrado en Hornachuelos (Córdoba),
en el que participaron más de 150 personas de organizaciones de todo el
territorio español. En este se debatió sobre las problemáticas y las
alternativas al modelo agroalimentario y se consensuó una hoja de ruta para
continuar impulsando sus reivindicaciones conjuntas.
Entre otras actividades, se realizaron
mesas de debate sobre el modelo agroindustrial y su contribución a la crisis
climática, así como la confluencia de las luchas territoriales con el
movimiento por la soberanía alimentaria. Las jornadas sirvieron de punto
de encuentro para personas vinculadas al movimiento alimentario, el movimiento
climático, organizaciones campesinas, consumidoras, científicas, población
rural y movimiento ecologista, incluyendo una representación
del caso francés con las Sublevaciones de la Tierra y la Confederation
Paysanne, que se unieron en defensa del territorio y un mundo rural vivo.
*++
El futuro es hoy, vivir al día nada resolverá
Vivir al
día no resuelve nada; simplemente posterga lo inaplazable. Y nos sume en el
desconcierto. Sin proyecto de país, todo vale y nada sirve. Y el futuro se
oscurece, aunque se siga andando a trompicones. Y ahí (afuera y dentro) están
las derechas.
El futuro es hoy, vivir al día nada resolverá
El Viejo Topo
4 septiembre, 2023
Se trata de algo más que un juego de estrategias. Sánchez y Feijoo están en lo mismo: llegar al gobierno y, a la vez, preparar las condiciones para ir a nuevas elecciones. Las dos cosas son una. Feijóo se sabe, por poco, en desventaja: los números no le dan para ser jefe de gobierno. Sánchez parece que lo tiene más fácil y que llegará a gobernar de nuevo. Un gobierno, dicho sea, al paso, diferente al anterior: el eje gira a la derecha (PNV/Junts); Sumar más débil que Unidas Podemos; y, fundamental, la cuestión nacional-territorial en el centro del debate público.
Es una cosa
curiosa. Se lleva años advirtiendo sobre los enormes peligros de la llegada de
las derechas al gobierno y de sus consecuencias políticas, sociales y
económicas. Ahora parece que se entrevé la posibilidad de un PP más moderado
capaz de pactar hasta con Junts. De nuevo vivir al día y no saber lo que pasa.
El PP está a cuatro votos de ser gobierno, es decir, hay un empate estratégico
entre los dos bloques que organizan las mayorías políticas en nuestro país. No
hubo victoria, solo se evitó la derrota. Dicho de otro modo, la izquierda de
gobierno ganó porque movilizó a su alicaído electorado no en función de un
proyecto en positivo, sino porque hizo del miedo a las derechas el eje de su campaña
electoral. El miedo, lo sabemos, funciona, pero tiene un tiempo limitado.
Los empates
estratégicos se rompen sumando o restando, o ambas cosas a la vez. El bloque de
las derechas tiene proyecto y, sobre todo, un imaginario social que ha
colonizado ampliamente el sistema político-constitucional del 78 y todos y cada
uno de sus símbolos. No hablo solo de la monarquía, de la bandera o de las
FFAA, hablo de la Constitución; mejor dicho, de una lectura de la misma que ha
ido erosionado los fundamentos de todo el sistema. Baste pensar en los derechos
sociales o en la llamada cuestión territorial. La izquierda hoy carece de un
proyecto alternativo de país. Lo tuvo y fue refrendado en las plazas:
garantizar los derechos sociales, democratizar la economía y los medios de
comunicación, modificar un sistema electoral injusto que promueve el
bipartidismo, reforma constitucional y proceso constituyente, la lucha contra
la corrupción. Se podría continuar.
La clave del
poder de las derechas ha sido los consensos básicos que se han ido construyendo
y que bloquean las políticas que pudieran limitar y democratizar los grandes
poderes: alineamiento férreo con la política exterior norteamericana,
pertenencia a la OTAN y a su estrategia de impedir, cueste lo que cueste, la emergencia
de un nuevo orden multipolar; acuerdo con la Unión Europea del euro y
aceptación consciente con sus políticas neoliberales. Se dirá que todo esto es
consecuencia, en gran medida, de las políticas implementadas por el PSOE; ese
ha sido y es el gran problema de la izquierda española. Más claro, el partido
de Pedro Sánchez es el sistema, la otra pata del sistema y la polarización
existente se da en el territorio marcado por la derecha.
Hace unos días
Urtasun, portavoz de Sumar, habló de la poca ambición programática del PSOE y,
días después, Yolanda Díaz dijo que el gobierno de coalición era inevitable.
Negociar así no es muy prometedor. Debatir mirando de reojo a las elecciones
anticipadas es el escenario… El 2024 es año electoral: europeas, gallegas, vascas
y, con más margen, las catalanas. El juego de Feijóo es inteligente y no exento
de riesgos; por lo pronto tendrá que definir, por primera vez, un programa
solvente. Nada fácil. Los equilibrios con Vox serán difíciles de mantener y los
guiños a Junts y al PNV poco creíbles. La pregunta es pertinente: ¿por qué ir
hasta el final en una batalla que no se puede ganar? Se vuelve a hablar de
tamayazos, de complicidades con la Casa Real y demás juegos palaciegos. Todo es
posible.
Feijóo, creo,
va a intentar romper el empate y configurarse como una oposición consistente a
un gobierno que sabe débil y que inevitablemente va a entrar en el terreno
minado de la cuestión nacional-territorial. Negociar con el inquilino de
Waterloo será difícil y el aparato judicial no estará pasivo. El
independentismo está en horas bajas y el conflicto entre Esquerra y Junts se
agudizará en un año pre-electoral. En el centro, el gobierno, su política, su
estructura y composición. De Bruselas viene consolidación fiscal y el fin de las
alegrías presupuestarias. La desindustrialización europea seguirá avanzando en
beneficio de los EEUU y el eje de gravedad de la Unión continuará girando hacia
el Este. Las noticias del frente ucraniano no son buenas y habrá que dedicar
muchos más medios a las políticas de defensa y de seguridad, con la perspectiva
de un conflicto general en el Sahel. El débil impulso reformista del gobierno
está en cuestión; no parece que los grandes temas económicos, fiscales y
sociales estén el centro de las preocupaciones de Pedro Sánchez. La consigna es
durar, durar.
Sumar nació
para gobernar; se plegará, con mayor o menor entusiasmo, a los criterios
básicos definidos por el PSOE, insisto, en un contexto determinado por la
alianza PNV/Junts. El escenario ya lo vivimos: negociaciones, conflictos y
postureo de cara a la galería de los votantes que los medios convertirán
inevitablemente en mercadeo de prebendas, en discriminaciones y enfrentamiento
entre comunidades, por cierto, controladas en su mayoría por el PP. La cuestión
nacional-territorial es la gran debilidad del PSOE. Carece de un proyecto
solvente y tiene miedo a abrir el debate del título VIII de la Constitución.
Las derechas unificadas se emplearán a fondo con el objetivo explícito de
dividir y neutralizar la base electoral de las izquierdas, empezando por
Cataluña.
Ganar a las
derechas, romper el empate estratégico con el bloque político-social de
derechas, exigiría un gobierno de coalición protagonista de la vida pública, en
base a un conjunto coherente de reformas económicas, sociales y
constitucionales que hicieran visible un proyecto alternativo de país. En este
sentido durar es perder, aplazar la derrota y entregar el gobierno; la victoria
a las derechas. El PSOE seguirá existiendo; por ahora, sigue siendo el sistema.
Lo que puede desaparecer es la izquierda, las fuerzas políticos-sociales que
siguen teniendo una perspectiva transformadora y socialista
el gobierno, su
política, su estructura y composición. De Bruselas viene consolidación fiscal y
el fin de las alegrías presupuestarias. La desindustrialización europea seguirá
avanzando en beneficio de los EEUU y el eje de gravedad de la Unión continuará
girando hacia el Este. Las noticias del frente ucraniano no son buenas y habrá
que dedicar muchos más medios a las políticas de defensa y de seguridad, con la
perspectiva de un conflicto general en el Sahel. El débil impulso reformista
del gobierno está en cuestión; no parece que los grandes temas económicos,
fiscales y sociales estén el centro de las preocupaciones de Pedro Sánchez. La
consigna es durar, durar.
Sumar nació
para gobernar; se plegará, con mayor o menor entusiasmo, a los criterios
básicos definidos por el PSOE, insisto, en un contexto determinado por la
alianza PNV/Junts. El escenario ya lo vivimos: negociaciones, conflictos y
postureo de cara a la galería de los votantes que los medios convertirán
inevitablemente en mercadeo de prebendas, en discriminaciones y enfrentamiento
entre comunidades, por cierto, controladas en su mayoría por el PP. La cuestión
nacional-territorial es la gran debilidad del PSOE. Carece de un proyecto
solvente y tiene miedo a abrir el debate del título VIII de la Constitución.
Las derechas unificadas se emplearán a fondo con el objetivo explícito de
dividir y neutralizar la base electoral de las izquierdas, empezando por
Cataluña.
Ganar a las
derechas, romper el empate estratégico con el bloque político-social de
derechas, exigiría un gobierno de coalición protagonista de la vida pública, en
base a un conjunto coherente de reformas económicas, sociales y
constitucionales que hicieran visible un proyecto alternativo de país. En este
sentido durar es perder, aplazar la derrota y entregar el gobierno; la victoria
a las derechas. El PSOE seguirá existiendo; por ahora, sigue siendo el sistema.
Lo que puede desaparecer es la izquierda, las fuerzas políticos-sociales que
siguen teniendo una perspectiva transformadora y socialista.