Hoy se cumplen dos años de la muerte de Erik Olin Wright, científico social marxista de reputación académica internacional por, entre otras cosas, sus relevantes trabajos empíricos sobre las relaciones de clase en el capitalismo contemporáneo.
La Renta Básica como programa
socialista*
El Viejo Topo
23.01.2021
La mayor parte
de las discusiones sobre la Renta Básica (RB) giran alrededor de dos grupos de
cuestiones: el primero, las implicaciones normativas de la RB para distintas
concepciones de la justicia; el segundo, los problemas prácticos de
sostenibilidad de la RB dado un ámbito de consideraciones económicas que
incluyen los efectos sobre los tipos impositivos, los incentivos, el mercado
laboral, etc. Realmente se trata de importantes cuestiones, pero yo quiero
explorar un tema diferente: ¿en qué aspectos puede una RB garantizada ser
considerada parte de un amplio desafío socialista al capitalismo?
Esto puede
parecer a alguna gente una cuestión irrelevante, quizás incluso estúpida, ya
que la misma idea de socialismo ha perdido mucho de su atractivo político e
intelectual en los últimos años. La idea de que hay una alternativa sistémica
factible al capitalismo, sea en el sentido de un diseño viable de instituciones
económicas alternativas, sea en el de un objetivo políticamente alcanzable,
parece muy rocambolesco incluso a mucha gente que aún mantiene las críticas
tradicionales socialistas al capitalismo.
Creo que tiene
aún sentido hablar del desafío socialista al capitalismo incluso en ausencia de
un diseño claro y bien articulado de instituciones socialistas. Lo que podemos
tratar de hacer es articular un conjunto de principios socialistas
anticapitalistas y usarlos para indicar si los movimientos van en una dirección
socialista incluso si no tenemos una clara comprensión de nuestro destino. Como
cuando nos orientamos con una brújula que nos señala la dirección en que nos
movemos, pero sin un mapa que muestre todo el camino desde el punto de partida
hasta el destino. Lo que conlleva peligros, claro: podemos encontrar abismos
que no podemos sortear, así como obstáculos imprevistos que nos fuercen en una
dirección que no habíamos proyectado. Pero también puede ser el caso que si
nosotros queremos abandonar el mundo social en el que vivimos no tenemos mejor
recurso que estos principios orientadores, más que destinaciones conocidas de
antemano.
Esta forma de
pensar acerca del socialismo rechaza la simple dicotomía capitalismo contra
socialismo. Esto implica que las sociedades capitalistas difieren en cómo son
de “socialistoides” —para usar una vieja expresión derechista— y que, con
respecto a los valores y las aspiraciones socialistas emancipatorias, es mejor
estar en una sociedad capitalista con fuertes elementos socialistas que en una
sociedad capitalista sin estos elementos. Cosa que deja abierta la cuestión de
hasta cuán lejos deben llegar estos principios, cuán estrechos son los límites
de las posibilidades impuestas por el capitalismo, y si algunas rupturas más
profundas con las instituciones capitalistas serían necesarias para posteriores
avances. No sé si una larga secuencia de movimientos socialistas dentro de los
espacios institucionales permitidos en el capitalismo podría conducir
acumulativamente a una metamorfosis del propio capitalismo o si al final
llegaría a límites infranqueables. No sé cómo responder a estas cuestiones y
sospecho que no pueden responderse. En ausencia de una respuesta convincente,
lo mejor que podemos hacer entonces es trazar los criterios que nos orienten
hacia un cambio progresivo sin un claro destino.
Si se está de
acuerdo en que esto es una buena manera de pensar sobre la idea de un desafío
socialista al capitalismo, la cuestión entonces se transforma en la siguiente:
¿cuáles son los principios que nos dicen si nos estamos moviendo en la
dirección correcta y cómo la RB puede contribuir a este movimiento?
Tres principios de un desafío socialista al
capitalismo
Hay muchos
principios posibles que nos pueden guiar por la senda socialista. Voy a
detenerme en tres:
- Fortalecer el poder obrero frente al capital.
Este es uno de
los temas centrales del pensamiento socialista, especialmente en su versión
marxista: el socialismo es un sistema de producción en el que la clase obrera
es la clase dominante; el capitalismo es un sistema en el cual la clase
capitalista es la clase dominante. Dentro del capitalismo, entonces, los
cambios sociales que fortalezcan el poder obrero pueden ser considerados como
movimientos en la dirección del socialismo aunque no amenacen inmediatamente el
dominio del capital en sí.
- Desmercantilizar la fuerza de trabajo.
Este es también
un tema familiar en las discusiones socialistas. Una de las características
distintivas del capitalismo es que la gente que no dispone de medios de
producción debe vender su fuerza de trabajo en el mercado laboral a un
empleador para poder adquirir sus medios de subsistencia. Ello recibe a veces
el nombre de mercantilización del trabajo (o quizás más precisamente, de la
fuerza de trabajo) puesto que la capacidad de trabajar de la gente es tratada
como si fuera una mercancía. En la medida que los trabajadores puedan tener sus
necesidades cubiertas fuera del mercado mediante algunos mecanismos de
provisión social, su fuerza de trabajo es desmercantilizada. La mercantilización
es así una variable y se puede hablar del grado de mercantilización o
desmercantilización de la fuerza de trabajo. Si el socialismo es una economía
directamente orientada a la satisfacción de las necesidades más que a la
maximización del beneficio, entonces la desmercantilización de la fuerza de
trabajo puede ser interpretada como un movimiento en la dirección del
socialismo.
- Fortalecer el poder de la sociedad civil para conformar las
prioridades del uso del excedente social y de la organización de la actividad
económica.
Este tercer
punto es el menos familiar, y quizás el más controvertido. Implica un contraste
entre lo que llamo Estatismo y Socialismo. Ambas son formas de
organización económica no capitalista. En el Estatismo, el poder del estado
juega el papel principal en la asignación del excedente social entre
prioridades alternativas y en la dirección del proceso productivo. Como
claramente fueron los sistemas de dirección económica altamente burocratizados
en países como la Unión Soviética. En contraste, en el socialismo lo que podría
ser llamado sin mucho rigor “poder social” juega este papel. Esto es una idea
mucho menos clara que el Estatismo, y en efecto mucha gente usa el término
“socialismo” para referirse a lo que aquí he llamado Estatismo.
La idea de un
socialismo enraizado en el poder social supone dos nociones cruciales. En
primer lugar, la idea de que el poder social configure el uso del excedente
social significa que las prioridades de inversión al nivel macro son decididas
mediante una deliberación democrática, participativa y vigorosamente pública
más que mediante el ejercicio del poder económico privado en el mercado o el
ejercicio del mando autoritario burocrático mediante el estado.
En segundo
lugar, a un nivel más micro, las asociaciones colectivas en la sociedad civil
están directamente comprometidas en actividades económicas para satisfacer las
necesidades. Esta producción orientada a las necesidades no está organizada
mediante los mercados o por las burocracias estatales, sino mediante la
autoorganización de los actores colectivos de la sociedad. Lo que se llama en
algunos círculos “economía social”. Podría incluir aspectos como el cuidado de
los menores, de las personas mayores y servicios de cuidado de la salud en el
hogar, servicios recreativos, y una gran cantidad de actividades culturales y
artísticas. La producción de estos servicios en la economía social —y esto debe
ser enfatizado—, es social, no privada: no se trata aquí de trasladar el
cuidado de los menores o de las personas mayores del ámbito del mercado o de la
provisión estatal hacia la familia. Más bien la economía social está construida
alrededor de la provisión pública de estos servicios mediante la asociación
colectiva más que por el estado o el mercado. El socialismo, entonces, combina
la deliberación democrática sobre amplias asignaciones de inversión con la
autoorganización asociativa voluntaria de la actividad económica. Como en los
otros dos principios, la influencia del poder social sobre la economía es una
variable y así podemos concluir que nos movemos en una dirección socialista
cuando esta influencia aumenta.
Renta Básica y socialismo
Si aceptamos
estos tres principios —fortalecer el poder obrero frente al capital,
desmercantilizar la fuerza de trabajo y fortalecer el poder social sobre la
actividad económica— como criterios para movernos del capitalismo hacia el
socialismo, la siguiente cuestión sería cómo las distintas propuestas de las
reformas institucionales dentro del capitalismo pueden contribuir de una u otra
forma a estos tres objetivos. Por ejemplo, las reformas de los fondos de
pensiones que dieron a los sindicatos un potencial para ejercer control sobre
el poder de las corporaciones, como defiende William Greider, podrían ser
vistas como contribuciones de alguna forma hacia el tercer criterio.
¿Qué decir de
la RB? Argumentaré que la RB puede ser vista como una reforma socialista a
partir de los tres criterios expuestos. Por supuesto, el alcance de cómo la RB
contribuye al proyecto socialista depende en aspectos importantes de su
cuantía, y esto depende de la sostenibilidad de la RB en términos estrictamente
económicos según todas las habituales razones que han sido exploradas en los
debates sobre esta propuesta. En beneficio de mi argumento, de momento haré dos
supuestos: en primer lugar, una RB incondicional de una cuantía que
posibilitaría a una persona vivir decentemente, aunque sin el menor lujo. Esto
es, el nivel de la asignación es suficientemente alto para que la salida del
mercado laboral capitalista sea una opción posible. En segundo lugar, asumiré
que una asignación de la mencionada cuantía no genera problema de incentivo ni
para los trabajadores ni para los inversores, de forma que la asignación no
resultase insostenible a lo largo del tiempo. Con estos supuestos, la RB
contribuiría a cada uno de los tres principios del proyecto socialista.
- Renta Básica y el equilibrio del poder de clase.
Una RB gnerosa
tiene el potencial de contribuir a largo plazo al fortalecimiento del poder del
trabajo respecto al capital por tres razones. Primera, en la medida que el
mercado laboral se vuelve más limitado en una economía capitalista con RB, el
poder de negociación individual de los trabajadores aumentará. Segunda, en
general los trabajadores están en una mejor posición negociadora cuando el
mercado laboral es limitado. Y tercera, la RB es, en caso de huelga, una
especie de caja de resistencia incondicional e inagotable, cosa que
contribuiría al fortalecimiento del movimiento obrero. Incluso si la RB no estuviera
acompañada por leyes adicionales más favorables para la organización sindical,
se podría de esta manera reforzar la capacidad obrera para luchar por
sindicatos.
Hoy en día los
defensores de los sindicatos, en algunos lugares y ocasiones, han argumentado
contra la RB por diversas razones. A veces los sindicalistas objetan a la RB de
la misma forma en que son a veces hostiles al bienestarismo, a saber: que
podría ser un instrumento mediante el cual los que trabajan duro deberían
mantener a los vagos. Pero también existe un argumento más directamente ligado
al poder sindical: el miedo de que con una RB los trabajadores no tendrían
necesidad de los sindicatos. Si la única función de los sindicatos fuera
garantizar unos niveles de vida mínimos, entonces sí que la RB podría
representar una inquietud realista. Pero en la medida en que los sindicatos
también se ocupan de la organización del proceso laboral, de las condiciones de
trabajo, del trato justo dentro de las disputas, etcétera, la RB no amenazaría
la función de los sindicatos. En cualquier caso, la capacidad añadida para la
lucha que proveería la RB probablemente representaría un mayor beneficio que
cualquier reducción marginal de las funciones de la organización colectiva.
- Desmercantilizar el trabajo. El efecto más obvio de la RB es la desmercantilización parcial del trabajo. Un aspecto de la RB que mayor atención ha recibido y que está expresado en el toque de rebato de Philippe Van Parijs: “libertad real para todos”. Si una RB sostenible provee un nivel de subsistencia culturalmente aceptable, entonces ello significa que las necesidades básicas de la población están cubiertas sin la compulsión de tener que entrar en el mercado de trabajo.
- Ampliar el potencial para la economía social. La RB puede parecer, a primera vista, que no tenga demasiada
relación con el principio socialista de aumentar el poder social sobre la
actividad económica. Después de todo, la RB es una transferencia
individual y no existen constricciones acerca de lo que deban hacer los
individuos con ella. En tales términos, parece una reforma puramente
individualista.
Creo que esta
es una forma muy limitada de entender las implicaciones de la RB. Ya hemos
visto cómo la RB puede tener consecuencias colectivas mediante la mejora del
poder del trabajo respecto al capital. La RB también, en mi opinión, tiene el
potencial de crear las condiciones para una economía social mucho más extensa y
profunda. La economía social es una manera alternativa de organizar una
actividad económica distinta tanto de la provisión del mercado capitalista como
de la provisión del estado. Su característica principal consiste en la
producción organizada por colectividades directamente para satisfacer las
necesidades y no sujeta a la disciplina de la maximización de las ganancias ni
a la racionalidad tecnocrática-estatal. Una parte importante de esta actividad
supone la provisión de varias clases de servicios, muchos de los cuales son
bastante intensivos en trabajo.
Uno de los
principales problemas que los actores colectivos deben hacer frente en la
economía social es generar un nivel de vida decente para los proveedores de
estos servicios. Por supuesto esto es un problema crónico en las artes, pero
también afecta a los esfuerzos de las comunidades para organizar los servicios
de la economía social para varios tipos de actividades de atención. La RB
resuelve substancialmente este problema. La RB puede ser vista como una
transferencia masiva del excedente social desde el mercado capitalista hacia la
economía social, desde la acumulación del capital a lo que puede ser llamada
acumulación social —la acumulación de la capacidad de la sociedad para la
autoorganización de las actividades económicas orientadas a las necesidades.
La RB, sin más,
solamente contribuye a resolver uno de los problemas a los que enfrenta una
economía social fortalecida, es decir, la ruptura del lazo entre las
condiciones mínimas de vida y la participación en el mercado de trabajo
capitalista. No ofrece capital para infraestructuras ni contribuciones no
laborales para la economía social. Como tal, el enriquecimiento de la
producción económica social mediante la RB estará limitado probablemente a los
servicios intensivos en trabajo. Pero también la RB aporta un subsidio para la
actividad política, para el asociacionismo, para los movimientos sociales ya
que éstos también dependen sobre todo del tiempo y el esfuerzo de la gente. Y
esto a su vez puede mejorar las perspectivas de una gama más extensa de
reformas que eventualmente ampliaría el espacio para avanzar hacia el
socialismo.
Conclusión
Todo esto puede
parecer disonancia cognitiva. El socialismo en cualquier sentido de la palabra
parece muy lejos de la agenda de la política Americana en el contexto actual.
Y, por supuesto, si estoy en lo cierto que una RB generosa podría contribuir de
una forma importante a revitalizar el desafío socialista al capitalismo
mediante la desmercantilización parcial del trabajo, el fortalecimiento de los
trabajadores y ampliando la economía social fuera del mercado, entonces la RB
está incluso más alejada de la agenda de lo que podríamos pensar. Pero aún así,
no viviremos bajo la nube del triunfalismo capitalista derechista por siempre.
Habrá nuevos episodios de políticas progresivas e igualitarias incluso en
América. Y cuando estos episodios vengan, la RB debería ser un tema prioritario
no simplemente a causa de su concordancia con algunos presupuestos
fundamentales de la justicia social, sino porque puede contribuir a una amplia
transformación del propio capitalismo.
Nota
*Ponencia presentada en el congreso anual de la United
States Basic Income Guarantee Network en marzo de 2005
Fuente: Basic Income Studies, núm. 1, 2006
Traducción: Julie
Wark y Daniel Raventós, Sin Permiso, núm. 1, 2006.
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