domingo, 17 de julio de 2016

LA ORILLA BLANCA, LA ORILLA NEGRA (Y SIN VENDER UNA ESCOBA)

FRANCIA: LLAMAMIENTO DE INTELECTUALES FRANCESES PARA UN NUEVO TRATADO DE LA U.E.

Que los "intelectuales" hagan un llamamiento (que será agua de borrajas si se queda sólo en eso) para la elaboración de un nuevo Tratado de la Unión Europea es una muy buena proposición. Pero es imprescindible que los que no tenemos el título de intelectual (tampoco lo tienen los peones de albañil, que son los que más utilizan el intelecto, sopena de perecer al caerse del andamio, que es la consecuencia lógica, caso de dejar de utilizar el intelecto), o sea, los tontitos, los que no hemos hecho más que trabajar, para que pudieran estudiar los intelectuales, sin saber que es dar un palo al agua, empecemos a pensar por nuestra propia cuenta, más que nada, porque nos jugamos la vida.
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Los autores piden una renegociación de los tratados que se articularía en torno a tres prioridades: soberanía, prosperidad e independencia estratégica

Llamamiento de intelectuales franceses para un nuevo tratado de la U.E.

Rebelión
Le Figaro
16.07.2016


El pueblo británico ha expresado de modo soberano su voluntad de mantener el control de las decisiones que le atañen. Este voto valiente y masivo supone claramente una bofetada a la deriva tecnocrática en la que la actual Unión Europea se dejó encerrar durante al menos tres décadas, sobre la base de tratados que llevan el sello del neoliberalismo entonces triunfante (Acta Única, Tratado de Maastricht, Tratado de Lisboa) o del ordo-liberalismo alemán (Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza “TECG” de 2012). 

Todo indica que en la mayor parte de los países europeos los ciudadanos ya no aceptan ser gobernados por instancias no elegidas, que funcionan con total opacidad. El voto británico puede ser una oportunidad: debe ser la oportunidad de reorientar la construcción europea, mediante la articulación de la democracia que vive en las naciones con una democracia europea aún por construir.

Solicitamos la reunión de una conferencia europea a partir del modelo de la conferencia de Mesina de 1955 que, tras el fracaso de la Comunidad Europea de Defensa, permitió encarrilar la construcción europea y preparar con eficacia el Tratado de Roma. Esta conferencia reuniría a los 27 estados, con un estatuto especial de observador para el Reino Unido.

Esta conferencia tendría como función la renegociación de los tratados en las tres cuestiones cruciales cuyo desconocimiento ha conducido al colapso de la actual construcción europea: la soberanía, es decir la democracia, la prosperidad y la independencia estratégica.

En primer lugar, devolver a la soberanía popular y a la democracia sus derechos en una Europa confederal producto del acuerdo y la cooperación entre las naciones; ello comporta una profunda reorganización de las competencias y, llegado el caso, del modo de designación de las instituciones europeas (Consejo, Comisión, Parlamento, Tribunal de Justicia, BCE). Se debería equipar sobre todo al Consejo Europeo, en el que radica la legitimidad democrática, dotándolo de servicios capaces de preparar y ejecutar sus decisiones. Asimismo el Parlamento Europeo debería emanar de los Parlamentos Nacionales a fin de que las competencias a él delegadas pudieran ser controladas democráticamente.

A continuación, devolver a la economía europea las llaves de la prosperidad revisando en profundidad las reglas actuales en materia de política económica y monetaria. El paradigma neoliberal –la creencia en la eficiencia de los mercados- no puede sustituir la definición de políticas industriales y de un encuadre social. El modelo mercantilista alemán (con un superávit externo próximo al 10% del PIB) no es extrapolable a los demás países, en especial a los de Europa del Sur. Es necesario redefinir un modelo europeo de desarrollo aceptable para todos los europeos.

Por último, se debe dotar a Europa de la capacidad estratégica que le ha faltado siempre desde el principio. Así nos acercaríamos a la “Europa europea” del general De Gaulle. Para ello será preciso reanudar el diálogo con Rusia, país europeo imprescindible para el establecimiento de una seguridad necesaria a todas nuestras naciones y definir políticas ambiciosas y coherentes de co-desarrollo con respecto a África y Oriente Medio.

Estas son las tres claves del futuro de Europa. Estamos convencidos de que corresponde a Francia lanzar esta gran iniciativa que propondrá volver a colocar a la Unión Europea sobre sus pies. Los pueblos europeos, no solo el nuestro, lo esperan. Faltaríamos a nuestro deber de ciudadanos franceses así como de europeos si no actuásemos para que Francia se sitúe a la vanguardia de esta gran tarea.

Hacemos un llamamiento a todos los que rechazan la reducción del terreno del futuro a trabajar por reorientar la construcción europea sobre estas nuevas bases.

Relación de firmantes: Marie-Françoise Bechtel, Guillaume Bigot, Jean-Pierre Chevènement, Gabriel Colletis, Éric Conan, Franck Dedieu, Alain Dejammet, Éric Delbecque, Jean-Pierre Gérard, Christophe Guilluy, Loïc Hennekinne, Paul Jorion, Jean-Michel Naulot, Michel Onfray, Natacha Polony, Jean-Michel Quatrepoint, Emmanuel Lévy, Benjamin Masse-Stamberger, Claude Revel, Henri Sterdyniak, Jacques Sapir, Paul Thibaud.

Manifiesto publicado en Le Figaro 

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PACTOS, MEDIO PACTO Y PACTO ENTERO CON VENTANAS A LA CALLE



Después del 26J
Esta injusta y triste realidad

Rebelión
16.07.2016

Unos días después de las últimas elecciones, asentada y asumida la triste situación, la decepción y la desesperación flotan en el aire ante la impotencia de esa enorme mayoría que, por lo que parece, nada puede hacer para remediar la tragedia, fruto de la democracia imperfecta de este país en el que la decisión de un 23% (33% por 0,7 de participación) trata de imponerse al 77% restante.

Unas leyes torpes e interesadas no permiten resolver la situación actual en la que una aplastante mayoría social quiere cambiar este Gobierno, inmerso en una charca de corrupción y falsedad. Por si fuera poco, las artimañas de los de arriba y la ineptitud de los políticos de turno vienen a echar leña al fuego de la ineficacia. Junto a ello, o por su causa, una serie de rutinas y vicios se han adueñado de la práctica política, incapaz de ir más allá de la mera alternancia de dos partidos que defienden los mismos intereses, aunque se tiñan de colores diferentes para engañar a las masas. Para salir airosos de este espectacular embrollo, que de seguir así se hará crónico, sería necesario cambiar la actual Constitución, a través de unas Cortes Constituyentes, pero para ello habría que poner de acuerdo a una amplia mayoría parlamentaria para autodisolverse y dar pie a una nueva etapa: ¿es esto posible en el actual escenario político?

En una dinámica de enfrentamientos, las convocatorias electorales se plantean como una pugna entre partidos al más puro estilo pugilístico. Se trata de defender los intereses partidistas, de sobrevivir o de conquistar una parcela mayor en el hemiciclo. Los medios de comunicación, los comentaristas, se han adueñado de la opinión, limitándose a criticar los fallos o aciertos en las tácticas utilizadas por los dirigentes de los partidos. Esas opiniones calan en la ciudadanía e, incluso, condiciona el comportamiento de los propios políticos, hasta el punto de llegar a hacerse autocrítica bajo los parámetros marcados por esos medios. De esta manera, las campañas electorales se convierten en puro mercadeoen el que tiene más éxito quien mantiene una mejor imagen y es más hábil en el arte del descrédito del contrario, aunque para ello tenga que tirar de la demagogia y la mentira. La sociedad sufriente ya se ha acostumbrado a ello y sus decisiones a la hora de votar no suelen guardar relación con la defensa de sus propios intereses. Por eso, se da la circunstancia de que ganan las elecciones los grupos que tienen más recursos y más apoyo mediático y económico, aunque sea de manera fraudulenta.

Vivimos en un país en el que la fiesta nacional son las corridas de toros y los festejos más internacionales “los sanfermines”, borracheras y violaciones incluidas. Por si fuera poco, le siguen en fama “las fallas” y las procesiones de semana santa. Acontecimientos contraculturales y ausentes de valores, por lo que lo único que, a lo largo nuestra geografía, se cultiva son la irracionalidad, la violencia, el absurdo, el fanatismo, la superchería y la estupidez.

Por si fuera poco, la afición por el fútbol, potenciada por los mass media, y el poder que los sustenta, completa el repertorio, dando lugar al seguimiento masivo en directo o a través de televisión, a la adhesión incondicional y al enfrentamiento entre aficiones, agresiones incluidas. Y todos votamos.

¿Qué se puede hacer con estos mimbres? La situación desborda a los más pacientes. Hace poco un histórico político, Julio Anguita, anunciaba que dejará de hacer declaraciones a los medios de comunicación, que hacen de la política un espectáculo. Otros tantos estamos en la misma línea.

Para llevar a cabo el análisis no basta con el esfuerzo y el rigor. Es necesario, además, que el material, motivo del análisis, sea lo suficientemente interesante, y los elementos en juego medianamente serios, y merecedores de ese estudio. En estos tiempos, todas las demás variables manejadas para el análisis quedan eclipsadas por la ignorancia de las mayorías y la ineptitud de los políticos, de baja talla intelectual, tal como el sistema demanda. Pero es que, además, la miseria humana se extiende a otras instituciones o entidades: judicatura, universidad, medios de comunicación, etc.

Son ya miles de páginas las dedicadas, por nuestra parte, al análisis del actual sistema socioeconómico. Un estudio global en el que ha adquirido cierto protagonismo la coyuntura política debido a las nuevas situaciones que han surgido en los dos últimos años. Sin embargo, no hemos abandonado el estudio de los grandes problemas que nos aquejan, a nosotros y al resto del mundo, si bien es cierto que nos hemos centrado en los países llamados desarrollados y en su proyección sobre los demás lugares del planeta.

Coincide el periodo estival con un cierto hartazgo de la actual situación política de este país. Por estas dos razones, parece adecuado tomar un descanso para la reflexión y la oxigenación de las neuronas. Tal vez volvamos después del verano, pero abordando asuntos que vayan más allá de lo netamente político, porque, no olvidemos, que esos grandes problemas siguen ahí con una clara tendencia a incrementarse. Quiero finalizar con el pensamiento de Gramsci. Dijo: El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos. Ahora estamos en tiempos de monstruos.

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