miércoles, 25 de marzo de 2020

CORONAVIRUS. CUANDO SE ENCARRILE ESTE ASUNTO, SEÑORAS Y SEÑORES MANDANTES Y "ASESORANTES" EMINENTES DE LOS PROMINENTES JEFES DEL PSOE Y DEL PP, TENEMOS QUE VER QUIEN HA ESTADO DESMANTELANDO DELIBERADAMENTE LA SANIDAD PÚBLICA Y QUIÉN LE HA ESTADO SUSTRAYENDO LAS FUENTES DE FINANCIACIÓN PROPIAS AL ESTADO MEDIANTE EL ROBO A MANO LEGAL DE LAS PRIVATIZACIONES



El colapso hospitalario no es consecuencia del coronavirus sino de los recortes y la privatización de la sanidad.


DIARIO OCTUBRE / 25.03.2020


El impulso que ha llevado a las personas a los hospitales en masa es el mismo que les ha llevado a ponerse una mascarilla para andar por la calle, un espectáculo que jamás habíamos visto.

Sin la campaña de histeria, la mayor parte de los que han acudido al hospital hubieran ido al centro de salud más cercano.

Toda esa estampida no es consecuencia, pues, de una infección sino de la histeria. No es consecuencia de que haya más enfermos, ni de que a todos ellos se les haya ocurrido acudir en masa, simultáneamente, a las salas de urgencia.

Los hospitales ya estaban colapsados mucho antes. Nos hemos olvidado muy pronto de las listas de espera, incluso para las intervenciones quirúrgicas más graves. “El colapso de las urgencias en Madrid es el resultado de la política del PP”, decía Acta Sanitaria el año pasado, cuando aún no se había desatado la histeria (1).

Lo que fallan no son los hospitales sino la política sanitaria (que es una parte de la política económica). No es ningún imprevisto, ni un fallo técnico, ni de ningún otro tipo, sino todo lo contrario: una decisión política deliberada de los diferentes gobiernos, tanto el central como los autonómicos.

Las cosas están tal y como siempre quisieron quienes impusieron los recortes y la privatización de la sanidad pública. “En los momentos de mayor demanda, los enfermos que deben ser ingresados permanecen retenidos en urgencias en condiciones inapropiadas”, decía el año pasado Acta Sanitaria (1).

Las repetidas protestas de las “mareas blancas” no lograron impedir el colapso de la sanidad. La mayor parte de los que ahora aplauden a los trabajadores de la sanidad, no estuvieron en dichas protestas porque creían (y siguen creyendo) que la sanidad es sólo para los médicos.
En estos años la sanidad pública no ha avanzado sino que ha retrocedido. Hay menos hospitales, hay menos camas, hay menos trabajadores, hay menos material…

En 2017 el número de camas hospitalarias se redujo hasta alcanzar el menor número de su historia, tal y como se refleja en el Catálogo Nacional de Hospitales que publica el Ministerio de Sanidad, que registra este parámetro desde hace quince años (2).

Pero eso es sólo una parte insignificante de esta historia porque las instalaciones sanitarias (hospitales, camas, infraestructuras) están infrautilizadas por falta de personal.

El colapso hospitalario no puede ser una sorpresa para nadie porque los trabajadores de la sanidad lo han denunciado miles de veces. Incluso lo gritaron por las calles. Quizá algunos no lo escucharon entonces o les conviene olvidarlo ahora.

Pero las víctimas de la histeria no sólo es la población, sino el propio personal sanitario, especialmente los médicos, que hace quince días daban el alta ante síntomas leves y ahora los mantienen hospitalizados “en observación”, tirados por los pasillos, hasta tal punto que si se habilitan campamentos, pabellones deportivos, hoteles y cualquier tipo de recintos provisionales, los acabarán llenado todos.

Uno de los servicios que más ha padecido los recortes han sido los de atención primaria, lo que obliga a “acudir a urgencias como la única alternativa de atención sanitaria pública” (1), como llevan denunciando los trabajadores de sanidad desde hace muchos años.



(1) https://www.actasanitaria.com/el-colapso-de-las-urgencias-en-madrid-es-el-resultado-de-la-politica-del-pp/

(2) https://www.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/mas-hospitales-en-espana-por-primera-vez-desde-2008-pero-menos-camas-6635

*++

CORONAVIRUS. UNA REFLEXIÓN, PORQUE NO SÓLO DE CORONAVIRUS VIVE EL HOMBRE



LA TRINCHERA INFINITA: Diario de un confinamiento mal planteado.

Diario Octubre / 25.03.2020



VIEJO
Final del formulario
Kevin Álvarez.— Mucho me temo que tras esta pesadilla, al contrario de lo que mucha gente opina, pocas mentalidades van a cambiar de forma espontánea, y es que aunque los medios de comunicación traten de cerrar los informativos con esperanzadoras imágenes de aplausos, arcoíris y artistas dando rienda suelta a su creatividad, lo cierto es que existe una realidad mucho más cruda que se puede ver a través de nuestra ventana, o de la pantalla de nuestros dispositivos móviles.

Por mucho que esta crisis haya puesto en evidencia, aún más si cabía, la inviabilidad del sistema capitalista y sus falsos logros de cartón piedra, y por más que se cacaree una y mil veces la palabra solidaridad, la ideología dominante y quiénes se encargan de esparcirla no han dejado de plantear la situación desde el más absoluto individualismo. Se nos habla de responsabilidad individual, de pequeños gestos individuales, apelando únicamente al colectivo como una patria que, en términos belicistas, lucha contra un enemigo común. Así, vemos a diario a través de las redes sociales, y en el peor de los casos en nuestra propia calle, cómo se interpela a quien, de manera imprudente ignora el estado de alarma decretado por el gobierno. Hemos visto a la policía aplaudiendo a sanitarios o bailando canciones infantiles, pero también la hemos visto actuar a su modo más clásico, recurriendo a la agresión y a la brutalidad de forma injustificada. Una vez más, viendo cómo se arrastra por el suelo a una mujer o se abofetea a un muchacho, hemos aplaudido y entonado el “a por ellos”, siempre en pos de un bien común, ya sea la lucha contra el coronavirus o la unidad de España.

Se confunde la responsabilidad con el chivateo y la delación, esa que no dista mucho de aquellos gritos de “mi vecino es comunista” o “participa en actividades subversivas”. Desde nuestra ventana indiscreta solo vemos al individuo irresponsable que pasea como si tal cosa, acciones irresponsables y en la gran mayoría de casos, injustificables. Lo que no vemos desde ningún punto de la casa son las fábricas que continúan produciendo al 100% de su rendimiento, hacinadas de trabajadores y trabajadoras que operan sin ninguna medida de seguridad, para seguir generando el mayor beneficio posible a una patronal que tiene la capacidad de asumir un paro total de la producción sin apenas consecuencias. No se ven la cantidad de equipos de protección individual que se utilizan para mantener abiertas factorías cuya actividad es hoy absolutamente innecesaria, equipos de los que carecen en los sobresaturados hospitales donde el personal está enfermando y muriendo de manera evitable. Como tampoco se ven las jornadas abusivas del personal de las grandes cadenas de supermercados que no impuesto límites suficientes a la adquisición de bienes y alimentos. No, el encuadre de la cámara de nuestro móvil no abarca nada de esto.

Esta situación nos exige quedarnos en casa, y es de vital importancia hacer hincapié en ello para evitar contagios que abarrotan los hospitales y ponen en riesgo a sus trabajadores. Lo que nadie nos ha pedido es convertirnos en los ojos de la policía y los militares, canalizando nuestra frustración jaleando la brutalidad policial, exhibiéndola en redes sociales y obviando el posible contexto, a saber, madres solteras que no pueden dejar solos a sus hijos y salen a comprar con ellos.

La solidaridad de clase es más necesaria que nunca, frente al linchamiento público que ni conciencia, ni aporta nada. A nadie ayuda convertirnos en ese vecino de la película “La trinchera infinita” que busca desesperadamente al protagonista escondido durante décadas tras una falsa pared. Ser ese vecino chivato y rencoroso, pero con las tornas cambiadas, escondidos buscando a quien sale a la luz para entregarlo a las autoridades, no por civismo, no por responsabilidad, sino por sentirnos parte de un aparato del que no formamos parte.

¡Quedémonos en casa!, ¡paremos la producción!


*++

CORONAVIRUS: LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA



La importancia de la cultura.



DIARIO OCTUBRE / 25.03-2020
 

Final del formulario
En los seis años que dura ya el estado de guerra que rodea a Donetsk, núcleo urbano más importante de Donbass, la cultura ha sido una parte importante del intento de mantener cierta normalidad en una situación que nada tiene de normal. Frente a la actitud del equipo de fútbol local, el Shakhtar Donetsk, otro centro del ocio de la ciudad, que abandonó Donbass para no regresar, la escena cultural nunca se ha apagado. Aunque fueron muchos los actores, directores o bailarines que se marcharon a Rusia o a Ucrania, el teatro nunca echó el cierre, manteniendo así un centro de cultura y entretenimiento que la audiencia ha agradecido con su fidelidad, con llenos absolutos en las representaciones y con esperas de meses para conseguir entradas.

Sin embargo, la expansión del coronavirus COVID-19 ha cambiado la realidad en la República y en la ciudad. Tanto la RPD como la RPL han cerrado los puestos de control de paso a territorio ucraniano y se han cancelado todos los espectáculos y actos culturales en un intento de contener un virus que, de llegar a la zona, supondría una seria presión sobre un sistema sanitario que ya sufre las limitaciones del estado de guerra y del bloqueo comercial de Ucrania. Para desgracia de la población de Donetsk, ha de hacerse a costa de uno de los pocos signos de normalidad que mantenía la ciudad, la escena cultural, tan importante en tiempos de paz, pero más importante aún en tiempos de guerra. 


La obra “Romeo y Jeanette”, del director ruso Sergey Bobrovsky, debía interpretarse ante la audiencia de Donetsk durante dos meses. El director pudo familiarizarse con el Teatro Dramático-musical de Donetsk en 2016 en el foro internacional “Puente Eslavo”, en el que los actores de Donetsk interpretaron “Tres chistes” de Chejov. Y volvió en 2018 con su “Huerto de cerezos”, que triunfó en nuestro teatro.  Después de pasar por nuestro teatro, la producción logró después varios prestigiosos premios en festivales internacionales.

El estreno de “Romeo y Jeanette” estaba previsto para el 20 de marzo. Pero, el 19 de marzo, el teatro dramático celebró un pase para la prensa en el que se interpretó esta historia de amor ante un auditorio, como siempre, lleno.

Mínimo atrezo y máximo de interpretación es el mejor resumen que se puede hacer de la obra. Su profundidad y el talento de los actores hacía innecesario cualquier atrezo.

“Actores y el viento, eso es todo. Lo necesario son los artistas, así nada es superficial”, explica el director Sergey Bobrovsky. “También contiene mi poesía. Estuve buscando poemas por toda la literatura francesa para el personaje de Lucien, interpretado por Maxim Selivanov. No encontré lo adecuado, así que lo escribí yo mismo. Diré una cosa: esta obra tiene su propia personalidad, por lo que tendrá su propia audiencia”.

La historia de amor contada por los artistas en el teatro de Donetsk no dejará a nadie indiferente. Tiene algo con lo que emocionarse, algo con lo que enfadarse, algo con lo que discutir. Es la constante lucha entre los personajes, entre el deber y el derecho al amor, entre la razón y los sentimientos. Además, se completa con preciosa música.

Al final de la representación, la audiencia dio una ovación de gala a los actores. A la audiencia de Donetsk le va a encantar esta obra. Lo tiene todo: un reparto brillante, personajes profundos y, lo que es tan importante, la audiencia tiene la capacidad de entender el mensaje que da la obra. Esa es la firma de Sergey Bobrovsky.

Se preveían tres fechas de estreno y se habían vendido entradas en el teatro hasta junio. Cuando, de repente, en una rueda de prensa llegaron las noticias: todas las actividades culturales en la República han sido canceladas a causa de la amenaza del coronavirus.

Antes de que se produjera la noticia, Komsomolskaya Pravda habló con la directora general y directora artística del Teatro Dramático-Musical, Natalia Volkova, sobre las posibles medidas y la previsible cancelación de los espectáculos a causa de esas cancelaciones.

“Todos comprendemos que es posible. Es más, estamos preparados para ello. Aunque las instalaciones del teatro siempre se limpian seriamente, no solo durante una posible epidemia”, explicó. “Pero incluso si ocurre y las representaciones se cancelan temporalmente, notificaremos a la audiencia y retrasaremos los espectáculos a otro momento. Creemos que la población de Donetsk comprenderá la decisión y haremos todo lo posible e imposible por ellos. Además, pronto tendremos el día del teatro y pase lo que pase celebraremos esa fecha con el público”.

Los residentes de Donetsk aún no pueden creerse del todo que las representaciones se hayan cancelado. El teatro les ha ayudado a vivir todos estos años.

“Para ser sinceros, sería más fácil sobrevivir sin trigo. Simplemente porque las representaciones y los conciertos son un signo de vida normal. En Donetsk, pese a la realidad militar, el teatro y la Filarmónica nunca han cerrado”, cuenta Oxana, una espectadora de Donetsk. “Esto es una novedad. La música y el arte nos dan tanto, nos lleva a lugares que los virus no pueden alcanzar. Es una pena que el virus nos pueda arrebatar esto. Espero que no dure mucho. Y entonces veremos un estreno que lo merezca en el escenario del Teatro Dramático-Musical.

En Donetsk es costumbre no usar el adjetivo “último”, se usa “lejano”, aunque no me guste mucho como suena [крайний, o extremo, un adjetivo que suena muy similar a ucraniano-Ed]. Consideraremos el pase de prensa de “Romeo y Jeanette” lejana y esperaremos a que el teatro de Donetsk vuelva a abrir sus puertas a la audiencia.


*++