¿Por qué ‘Mentiras y Medios’?
Fuentes: RebelióN
07.06.2020
«La verdad está en marcha y nada la detendrá«. Émile
Zola. Se abre una nueva y necesaria sección en Rebelión sobre un asunto
que mueve a indignación general y sobre el que hay que movilizarse
colectivamente. Lo que así nos ocupa ahora también a nosotros, en la
estela del recientemente creado Observatorio Global de Medios […]
«La verdad está en marcha y nada la detendrá«. Émile Zola.
Se abre una nueva y necesaria sección en Rebelión
sobre un asunto que mueve a indignación general y sobre el que hay que
movilizarse colectivamente. Lo que así nos ocupa ahora también a
nosotros, en la estela del recientemente creado Observatorio Global de Medios y de los trabajos que se vienen realizando en Le Monde Diplomatique («El Imperio de los medios de comunicación» Manière de voir 63. Mai-Juin 2002) o en la Web de habla inglesa, MediaLens;
es la denuncia de las falsedades y mentiras que continuamente están
presentes en los medios de difusión de la información diaria
pertenecientes a grupos multinacionales. La economía dicta las líneas de
escritura a un periodismo que por un lado ha renegado de su vocación
informativa y por otro, se encuentra cercado por la perversa lógica del
capitalismo. Los pocos profesionales que aún resisten trabajan en
condiciones inadecuadas, sometidos ellos mismos a censuras y
manipulaciones, por lo que muchos de ellos vienen y vendrán a formar
parte de estos grupos de defensa intelectual contra la manipulación de
los mass media o comités de reivindicación del derecho a una información
veraz. Ya Noam Chomsky señaló el camino en su artículo: Sobre mantenernos informados y la defensa propia intelectual,
donde se ponía de manifiesto la necesidad de un trabajo de equipo para
lograr filtrar la información falaz y defenderse de las manipulaciones y
falsedades. Camino seguido por Ignacio Ramonet, inspirador del MGW (Media Watch Global),
y que es seguido también por Carlos Fernández Liria, Pascual Serrano,
Santiago Alba, Luis Alegre, Simón Royo, César Rendueles, junto a muchos
otros; por personas que forman parte ya de este nuevo proyecto en que
aportan y aportarán sus trabajos e investigaciones, o sus panfletos de
denuncia o sus noticias reales, un proyecto contra el mundo de la
desinformación, para desenmascarar, constantemente, la constante
manipulación mediática.
Periodistas,
intelectuales, profesores de Universidad, estudiantes de ciencias de la
información, historiadores, científicos, politólogos, activistas
sociales y demás ciudadanos, cada cual desde su campo y especialidad,
cada cual con lo que pueda y como pueda, están llamados a colaborar con
estas autodefensas de la información que se están gestando en diferentes lugares del planeta.
La
pregunta y reflexiones que llevaron a la idea de separación de poderes
en política es y son las mismas que nos hacemos hoy respecto a los
medios de comunicación de masas: «¿Quién vigila a los vigilantes?». El
cuarto poder de la prensa fue concebido como un observatorio de
vigilancia y denuncia de los extravíos de los demás poderes, hasta que
en nuestros días, todos ellos se han ido convirtiendo, cada vez más, en
meras funciones de un único poder que amenaza con invadirlo y
conquistarlo todo. El poder económico del capitalismo triunfante no es
ya vigilado por los medios de información, sino que, por el contrario,
utiliza a éstos como sus caballos de Troya, avanzadillas con las que
invadir territorios y conciencias. De ahí que sea necesaria la creación
de nuevas trincheras periodísticas, barricadas más a la izquierda de un
espacio que ha sido prácticamente conquistado, aunque la lucha continúa y
está lejos de ser decisiva ninguna batalla concreta.
En
Italia, Berlusconi, se ha erigido en gobernante plenipotenciario de una
suerte de «neofascismo» o régimen despótico que se caracterizaría por
el dominio de todos o la mayoría de los mass media y por la automática
adquisición del poder político por parte de quien detenta el poder
mediático. Sin embargo, en Venezuela, el presidente Hugo Chávez
consiguió el poder político sin poseer el poder mediático y desde
entonces se ha visto también que los dos poderes pueden estar
enfrentados y que, en ocasiones, no basta el poder mediático para
conquistar el poder político, aunque pueda ser utilizada la
desinformación para fomentar golpes de Estado y derribar o intentar
desestabilizar a gobiernos legítimamente constituidos.
El
capítulo Venezuela forma parte ya del comienzo de una nueva fase de la
Historia, pues en él hemos visto en plena acción, contra el imperialismo
y contra el Imperio de los medios al servicio del Capital, al
movimiento de resistencia de la contrainformación alternativa, un
movimiento de dimensión internacional, que ha demostrado su fuerza y su
potencia, y que cada vez está adquiriendo una mayor magnitud. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999) en su Artículo 58 dice. «La comunicación es libre y plural, y
comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda
persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin
censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución, así como el
derecho de réplica y rectificación cuando se vean afectados
directamente por informaciones inexactas o agraviantes…». Y hemos visto
como se ha incumplido la contemplación de los deberes y
responsabilidades del uso libre y plural de la información, como se ha
impedido acceder a la información veraz e imparcial, censurándose a los
partidarios del gobierno.
En el intento de golpe
de Estado en Venezuela la lucha no ha sido sangrienta pero ha sido
encarnizada, en el interior las televisiones venezolanas daban consignas
golpistas y retransmitían sin cesar llamadas a la sedición, y mientras,
la maquinaria internacional de las multinacionales con intereses en la
región, como Prisa y El País, se pusieron en marcha para apoyar con
todas sus fuerzas el golpe de Estado. Todas las fuerzas de resistencia
se sumaron rápidamente a la defensa y, lo más importante: ¡El golpe no
triunfó! ¡Los golpistas fueron derrotados! (Aunque lo intentarán de
nuevo, como lo intentan diariamente de manera más sutil). Lo que nos da
pruebas de que aún con un enorme poder mediático la victoria no está
dada ni decidida de antemano y que es posible hacer frente a esas
fuerzas que están arrasando y destruyendo el planeta llevándolas a
retroceder y replegarse.
La lucha es ahora
continua pues continuamente siguen los mismos medios intentando minar
las defensas de un gobierno democráticamente elegido, pero el caso de
Venezuela es un caso paradigmático de una batalla generalizada, una
guerra en la que todo ciudadano está inmerso, por su lucha particular
contra la manipulación y la falsificación de la información y en la que
todo país se encuentra involucrado, por la defensa de la información
veraz sobre lo que ocurre en su territorio. La tergiversación se produce
a veces directamente, otras por omisión, otras cuando no se dice toda
la verdad y se sesga la noticia, otras, escondiendo la Historia de un
problema tras la cortina del presente y el instante, así como mediante
toda una serie de recursos que hay que desenmascarar; de modo que
aprendamos a detectarlos y a ponerlos fuera de juego. La vigilancia
tiene que ser constante y la tarea es ya interminable. Una nueva especie
de vigilantes se constituye y se conjura como garantes de la verdad,
pues sólo una comunidad de gentes dispuestas a aceptar el desafío de
hacer frente a la desinformación y manipulación, constantes y
generalizadas, de esos medios secuestrados por la economía; podremos
rescatar la dignidad y el honor que pertenece a los profesionales de la
información y volver a situar a la profesión periodística en el lugar
que le corresponde: el de la pasión y lucha porque se sepa siempre la
verdad.
Nota:Las colaboraciones a la Sección de Mentiras y Medios (denuncias de manipulación en la prensa, traducciones de artículos relacionados con la sección, trabajos de investigación, etc.) dirigirlas a: Miguel Arróniz-mail: larreca@telefonica.net
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