La crisis va
por dentro
UN CICLO
POLÍTICO VIVO, UAN ECONOMÍA AGOTADA
Rebelión
Diagonal
15.02.2016
La crisis
de la economía global afecta a España y al resto de la UE, en una fase larga
de estancamiento y sin un ‘plan b’ definido
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Para conjurar los riesgos de ese diagnóstico, las
instituciones europeas se agarran a una cifra: 10.000 millones de euros.
Es la cantidad que deberá “recortar” el próximo Gobierno español para cumplir
los objetivos de rigor fiscal impuestos por la Comisión Europea. Después de un
2015 tranquilo, marcado por el reblandecimiento europeo de las medidas de
austeridad de cara a favorecer una campaña electoral tranquila para los
partidos del establishment, en 2016 se acaba el margen. Es la opinión
del economista José D. Roselló, “tácitamente, aunque no se haya dicho a los
cuatro vientos, se ha visto cómo se gestionaba esta vuelta al equilibrio.
Por ejemplo, hay una partida que se llama Consumo Final de las Administraciones
Públicas, que estaba teniendo cifras negativas por la contracción que obligaba
a hacer Bruselas, con los famosos recortes de 2011 y 2012, y que en 2015 ha
vuelto a tener un crecimiento cercano al 2%”.
Pero las treguas están hechas para romperse. Isidro
López, diputado de Podemos en la Comunidad de Madrid y autor de Fin de ciclo, libro sobre el crac inmobiliario español,
recuerda que “la política de los recortes, en el caso de España, es una
variable fundamentalmente política”. Si el partido morado entra en el Consejo
de Ministros, López teme que “podemos estar bastante seguros de que los
recortes van a ser fuertes”.
Como bien saben en Davos, la mejor forma de generar
inestabilidad es provocarla. Y los mercados tienen una herramienta que ni
pintada para hacerlo. Los informes de las agencias de calificación de riesgos
son ese instrumento, y la posibilidad de que Podemos entre en una combinación
de Gobierno, un momento propicio. Para Isidro López, las agencias de calificación
no tardarán en vincular la más que posible subida de las primas de riesgo con
la estabilidad política. “Dirán que esto tiene que ver con el riesgo de que
Podemos entre en el Gobierno, y se va a meter por ahí todo el programa de
recortes y privatizaciones”.
El agotamiento de las vías de obtención de beneficios
por parte de los inversores financieros devolverá la mirada de estos agentes
sobre la deuda de los Estados soberanos y eso puede desembocar en una subida de
las primas de riesgo de estos Estados que, de hecho, ya se ha insinuado a
raíz de la crisis de los precios del petróleo. “En la medida en que siga
subiendo el dólar y que China se muestre más o menos inestable en los mercados
financieros, se polarizará la demanda de petróleo y materias primas y se abrirá
la crisis en los mercados emergentes. Eso supone el caos en los mercados y, de
una manera u otra, la vuelta de la crisis al espacio de la zona euro”,
pronostica López.
Porque el problema de fondo de la vieja Europa es su
menguante porción en el reparto de la tarta económica global. Luis González
Reyes, integrante de Ecologistas en Acción y coautor de La espiral de la energía, cree que debemos “tener en cuenta
que España tiene un papel cada vez más subalterno en la UE, que a su vez tiene
un papel más subalterno a nivel del marco internacional”. La sola excepción de
Alemania, país que a su vez tiene un problema de sobreproducción, no sirve para
enmascarar el problema latente en toda la unión monetaria: un nivel de
capacidad productivo pequeño, con una dependencia energética mayúscula y
una cantidad de recursos energéticos y minerales “paupérrima”, en palabras de
González Reyes.
Débil crecimiento
Pese a las brutales cifras de desempleo, España entra en 2016 con la
expectativa de ser el único país de la UE cuyo PIB crecerá junto a un Reino
Unido a su vez en riesgo de vivir su propio estallido de la burbuja
inmobiliaria. ¿Un espejismo? En cualquier caso, un aumento del PIB provocado
–pocos lo dudan– por el aluvión de liquidez puesto en marcha por el
Banco Central Europeo a través de los programas de Expansión Cuantitativa (QE,
por sus siglas en inglés). Dinero gratis para los bancos, que ha tenido pocos
efectos en la economía “real”, y que en el caso de España ha recorrido el
camino de vuelta hacia una reactivación tímida y especializada del mercado
inmobiliario.
“No hay crecimiento en sectores que no sean los
dependientes de la inversión financiera más inmediata”, apunta Isidro López,
quien destaca la fragilidad de los soportes del crecimiento, no sólo por las
previsiones “de ciencia ficción” del Gobierno y sus organismos afines, sino por
las características que ha introducido la reforma laboral, creando mayor rotación en los puestos de trabajo,
más fragilidad de las relaciones laborales y un descenso de la demanda que
influye directamente en la crisis global.
González Reyes es muy escéptico en cuanto a que un
hipotético Gobierno “de progreso” formado por PSOE y Podemos pueda superar estas
limitaciones si se plantea una recuperación por medio de políticas expansivas
“de tipo keynesiano”. Para él, si esto se produce “van a tener un sonoro
batacazo, porque son medidas políticas del siglo XX, cuando era posible
tener un crecimiento sostenido, porque había detrás una base energética que
te lo permitía”. Hoy en día, en una larga crisis de sostenibilidad y déficit
energético, hay necesidad de “políticas que se adapten a la realidad compleja
en la que estamos, de crisis social, económica y también de crisis de
recursos”, analiza.
Problemas en
toda Europa
Pero los problemas alcanzan también a la superpotencia
continental. El investigador Oriol Vallès Codina señala la ralentización de la
economía china como un problema de calado para Alemania, que desde la crisis ha
reorientado sus exportaciones desde el sur de Europa hasta el país asiático.
Vallès Codina señala que la crisis financiera aún no se ha extendido a la
economía real en China, pero que esto está teniendo efectos peligrosos: “Entre
los países más afectados por el parón chino, claro está, está Alemania, las
exportaciones chinas de la cual se han desplomado”.
Juan D. Roselló apunta entre otros problemas las
posibilidades de que las políticas de Expansión Cuantitativa no hayan servido
para que muchos bancos importantes de Europa “hayan llevado a cabo una limpieza
profunda de sus activos, sino que hayan empezado a tapar cosas, ocultar riesgos
que no habían reconocido”. En los últimos días, las dudas se han extendido sobre Deutsche Bank, el primer
banco de Alemania. Las posibilidades de quiebra de este trasatlántico
financiero, cuyo volumen de productos derivados es de 50 billones de euros, una
suma que es casi 20 veces el PIB de Alemania.
La posible quiebra de este banco, que ya ha sido
comparada con la de Lehman Brothers en 2008, muestra que el sector bancario sigue
pendiendo como un plomo sobre la bóveda de la construcción europea. El empeño
de Matteo Renzi por contener la gran crisis de los bancos italianos ha sido, de
momento, escuchado por la canciller Angela Merkel, necesitada de aliados ante
los cambios que se están produciendo en Europa, la crisis de los refugiados y
el debate en Reino Unido sobre la permanencia en la UE.
Si Italia puede terminar de desequilibrar la balanza
de una UE cogida con alambres desde 2008, el papel de Francia en los próximos
años puede ser también decisivo. “Hay dos polos dentro de la UE”, explica
López, “uno de ellos es el Eurogrupo, que está apretando y pidiendo recortes,
el otro Juncker [presidente de la Comisión Europea], que está más por la
modulación”. El amago de una política de expansión por medio de la industria
militar, generado tras los atentados de Charlie Hebdo y Bataclan, en París, no
ha fructificado, y Francia necesita –apunta López– “una relajación de las
políticas fiscales, de las políticas de deuda y del pacto de estabilidad”, en
sintonía con los deseos de Juncker.
Como en el caso de España, los “sabios de Davos”,
representantes de las grandes fortunas a nivel mundial, apuntan al alto riesgo
de “desestabilización social y política” del país vecino en el próximo año. Con
el afán de presentarse como solución al problema, Manuel Valls, primer ministro
francés, lanzó un mensaje clarificador en la reunión de mandarines de Suiza al
asegurar que los problemas entre la izquierda, los negocios y Davos “son
cosa del pasado”.
Valls, Renzi y el primer ministro portugués, Antonio
Costa, encabezan la parte de la Unión Europea que apuesta por una nueva ronda
de keynesianismo para sortear el estancamiento en que se encuentra la UE,
frente a los Gobiernos del norte, que exigen el mantenimiento de las políticas
de control fiscal. Está por ver dónde se encuadra el próximo Gobierno español
y, más allá de qué bando elige, si cualquiera de las dos posibilidades no está
condenada al fracaso.
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