La
violencia contra las mujeres. Una reflexión marxista
Publicado el 20 de octubre de 2023 /
Por Colaboraciones /KAOSENLARED
Por Concepción Cruz Rojo
El goteo de asesinatos de
mujeres por sus parejas, exparejas o cualquier otra circunstancia, nos mueve a
volver a reflexionar sobre esta tragedia1. Son ya más de 50 las mujeres
asesinadas en lo que va de año, una situación trágica que persiste y aumenta en
el estado español. Abordar el tema de los asesinatos machistas es adentrarnos
en un área mucho más amplia, la violencia contra las mujeres. Violencia que
incluye a todo tipo de asesinatos y lesiones físicas de mayor o menor gravedad,
pero también cualquier tipo de maltrato sexual, físico y psicológicos, todos
ellos relacionados, evidentes o sutiles. Son niveles de agresión y sufrimiento
de mayor o menor gravedad pero que forma parte de la misma esencia del tremendo
problema de la discriminación contra las mujeres y el patriarcado que lo
sustenta y perpetua.
Hacer un análisis sobre la
violencia contra las mujeres no es tarea fácil, hay que tener en cuenta varios
contextos e interrelaciones y sin olvidarnos de la perspectiva histórica del
origen del patriarcado. Por eso la teoría marxista nos resulta imprescindible
para abordarlo. Esto es, utilizar el materialismo histórico y la dialéctica
como herramientas esenciales para intentar comprender mejor el problema y poder
actuar en consecuencia2. Un análisis marxista del problema que
incluya sus causas y, por tanto, las posibles soluciones.
Desde Andalucía y bajo el
dominio del estado español, constatamos que los asesinatos machistas aumentan,
sabiendo que estos hechos son la punta del iceberg de una problemática mucho
mayor, la violencia contra las mujeres. Como decimos, acercarnos a su
comprensión implica considerar sus distintos contextos, y uno fundamental es el
estado capitalista que sufrimos, porque el patriarcado se inserta en el estado
que ejerce el poder, sobre todo en sus estructuras más reaccionarias, violentas
e inaccesibles, y en otros aparatos para y extraestatales pero imprescindibles
para el capital como las sectas cristianas, la industria del sexo, cultural o
de la educación, entre otras. El patriarcado siendo universal tiene formas
concretas y específicas según en el tipo de estado donde se ejerza: Capitalista
laico, capitalista teocrático o de transición al socialismo.
La historia nos ha mostrado
los logros que han alcanzado las mujeres en las revoluciones socialistas.
Destacamos la revolución bolchevique que consiguió unas mejoras para las
mujeres que ningún otro gobierno había alcanzado hasta entonces3. La revolución cubana es un ejemplo de
mejoras y avances feministas que continua en la actualidad4; la revolución bolivariana de
Venezuela, donde también las mujeres forman parte activa en la construcción de
su nueva sociedad5; o la revolución marxista de Thomas
Sankara en Burkina Fasso, son solo algunos ejemplos.
Nos detendremos algo más en
este último de Burkina Fasso, porque la situación de desolación que dejó el
colonialismo francés, las posteriores políticas neocoloniales y el
eurocentrismo machista, hicieron plantear al movimiento marxista de Thomas
Sankara toda una revolución social y anti patriarcal. Las mujeres realizaban
jornadas de 17 horas al día en el campo, que incluían llevar agua y leña al
hogar tras largos trayectos, su mortalidad era mayor que la de los hombres y su
analfabetismo alcanzaba el 99%.
Ante esto, el gobierno
revolucionario instala molinos en los pueblos, mejora las viviendas y crea
guarderías donde se vacuna a diario. Se promueve una alimentación sana,
abundante y variada. Se implantan medidas para erradicar la poligamia, la
ablación, la prostitución, el matrimonio forzoso y el analfabetismo femenino6. La poligamia queda declarada ilegal,
el divorcio se legaliza y la mujer lo puede obtener sin el consentimiento del
marido. Se garantiza a las viudas el derecho de sucesión y se otorgan los
mismos derechos a los descendientes, sean legítimos o naturales. La mujer
burkinesa adquiere el acceso a créditos, a poseer tierras o a tener una
actividad económica autónoma7. La participación de la mujer en la
vida política alcanzó cotas nunca vistas en las sociedades de su entorno y de
muchos otros países del mundo. Todas estas conquistas populares no podían ser
toleradas por las potencias occidentales neocoloniales que en connivencia con traidores
locales aplastaron la revolución con el terror y el asesinato, en primer lugar,
de este excepcional dirigente marxista, el 15 de octubre de 19878.
Sin embargo, en los estados
capitalistas e imperialistas, la lucha contra el patriarcado apenas puede
avanzar, a lo sumo se pueden conseguir mejoras muy parciales, y para la clase
burguesa, mientras seguirá empeorando para la amplia clase trabajadora.
Centrándonos en Andalucía, primero tenemos que decir que es una nación que vive
bajo la dominación del capitalismo español y de su estado. Un estado
imperialista aliado a otros de la Unión europea (UE), que a su vez sigue los dictados
del imperialismo estadounidense, el principal y dominante. Andalucía, por
tanto, se encuentra bajo una cascada de dependencias de estados imperialistas
de menor o mayor orden lo que crea un entramado de dominación que pesa sobre el
pueblo andaluz, como sobre otros pueblos oprimidos. La situación actual es que
este bloque de estados con el imperialismo de Estados Unidos a la cabeza, se
encuentran en una fase de declive y retroceso en su dominio mundial, con su
hegemonía amenazada, que les hace ser más agresivos y peligrosos para los
pueblos del mundo, sobre todo para las mujeres, infancia y tercera edad,
relacionado con su profunda crisis económica, monetaria y de valores,
Esta crisis económica y de
valores penetra en el estado español y sobre todo penetra en sus pueblos que
sufren altas tasas de desempleo, trabajos precarios, dificultades para vivir
dignamente en medio de una inflación que no cesa. La mujer trabajadora en
primer lugar y luego el conjunto de la clase obrera se llevan la peor parte y aún
más en Andalucía, con las mayores tasas de desempleo, precariedad y peores
condiciones de vida: Muy difícil acceso a una vivienda, desnutrición y el no
poder disfrutar de, al menos, una semana de vacaciones. Como decimos, esta
precariedad es aún peor en las mujeres, cuya independencia económica se hace
todavía más complicada.
Relacionado con lo
anterior: La crisis de valores burgueses y las dificultades para el avance de
los valores revolucionarios. Una sociedad, como la nuestra, totalmente
mercantilizada donde hasta la sanidad y la educación, sin hablar de la
vivienda, se privatiza más y más, tiene como fetiche -objeto de adoración- la
mercancía de todo tipo, poco, o muy poco útiles. Vidas alienadas (bajo el
embrujo de consumir mercancías y explotadas en su vida diaria). Vidas, como las
mercancías, de usar y tirar. Las relaciones sexoafectivas son en la inmensa
mayoría de los casos una de ellas, los proyectos de vida no se pueden realizar
en muchas parejas, es imposible económicamente, lo que lleva a la indiferencia
y la superficialidad, donde el sexo es una mercancía; como los videos
pornográficos a los que accede con facilidad la población adolescente y adulta.
Este primer contexto más
global, aunque mostrado de forma muy resumida, es esencial para entender,
comprender, la violencia machista que sufrimos, aunque en interacción con otros
contextos. Hay otros dos niveles importantes que ya se ha nombrado, muy de
pasada, el de la educación y las relaciones sexoafectivas. Lo abordaremos con
más detalle.
¿LA EDUCACIÓN ES LA
SOLUCIÓN?
Es habitual y hasta
repetitivo la cantinela de que la educación es la solución a todos nuestros
problemas, y por supuesto, el que tratamos, la violencia machista. Está claro
que no. La educación, como el amor romántico, es, por un lado, una abstracción
para encandilar a los y las incautas. Cuando no tenemos soluciones concretas
recurrimos siempre a las generalizaciones, a las divagaciones, a las palabras
bonitas. Hagamos una prueba en nuestra vida diaria cuando alguien no actúa y generaliza
sus intenciones, es que no quiere, o no puede, actuar. Pues tanto a nivel
individual como en nuestra sociedad cuando se insiste tanto en la educación,
sin concretar, significa que se está eludiendo el problema y, por tanto, el
tomar medidas reales. Pero, por otro lado, la educación burguesa es una pieza
clave y muy efectiva en el mantenimiento del patriarcado y/o en su
«democratización» para contener las reivindicaciones radicales de la mujer
trabajadora sólo alcanzables con el socialismo. La dialéctica entre el mito
romántico, la educación abstracta y la industria educativa beneficia al
patriarcado.
Insistimos, la educación
burguesa, ni en abstracto ni en concreto, es la solución, para encontrarla
tenemos que seguir analizando las diferentes causas de la violencia machista.
Acabamos de comentar que nuestra sociedad mercantilizada y privatizada incluye
a los servicios educativos, privatización y subvenciones que benefician a las
escuelas y colegios religiosos que evitan, para el tema que nos ocupa, la educación
sexual, el estudio de la discriminación de las mujeres y las niñas, la
importancia de decidir sobre el cuerpo de las mujeres, entre otras temáticas
que deberían desarrollarse. Reivindicar servicios educativos, como los
sanitarios, públicos, incluso en una sociedad privada como la nuestra, es un
paso a la solución, solo un paso, pero necesario en el camino de alcanzar una
sociedad pública, socialista.
Por tanto, reivindicar la
educación sexual, en valores, el estudio del patriarcado y de la discriminación
de las mujeres en las escuelas y colegios, es un paso necesario, es también
parte de la solución en una sociedad donde impera la propiedad privada, la
mercantilización de todo, incluido el cuerpo de la mujer, su utilización como
objeto sexual. Mientras la trata y la pornografía sigue en alza. Igual que
sabíamos que conseguir una ley del aborto que ayuda a las mujeres a decidir
sobre su cuerpo, era un avance si se concretaba en la práctica, lo cual el
tiempo ha demostrado que no es así. En esta sociedad privada, capitalista, y
patriarcal, las mujeres pasan un auténtico calvario para poder abortar y en los
sistemas sanitarios públicos es casi imposible hacerlo bajo la excusa de la
objeción de conciencia9. Y los profesionales médicos que se
atreven a practicar el aborto pasan otro auténtico calvario bajo las presiones
reaccionarias y machistas de sus compañeros de profesión.
Por tanto, la educación no
es la solución, más allá de especificar que educación y bajo qué sistema se
desarrolla. Es parte de un conjunto de causas que se deben considerar, nos
reiteramos en la importancia de conseguir las necesidades básicas que es condición
imprescindible para asegurar la independencia y empoderamiento de las mujeres
frente al machismo. Porque igual que la educación, la vivienda es una necesidad
básica, como la sanidad y la salud pública, para detectar e intervenir en los
problemas de violencia de todo tipo. El cuidado a la dependencia, que recae
sobre las mujeres, es otro elemento que no se considera en los estados
capitalistas que todo lo dejan al azar desordenado de su irracional mercado.
En la educación tiene,
además, una importancia crucial la presión cultural. La guerra psicológica que
utilizan las multinacionales de la comunicación y del ocio de los países
imperialistas son de gran eficacia cuando ponen en marcha su máquina de
intoxicación, todos a una. Lo hemos vivido recientemente con la
propaganda racista antirrusa, anti iraní o anti china, y la hemos sufrido
durante décadas en otros ámbitos como el que nos ocupa. En todos estos medios
de alienación y de entretenimiento, sigue siendo una constante mostrar una
mujer sumisa y fiel en un matrimonio o familia ideal; o cosificada con papeles
secundarios y bajo el embrujo del amor romántico.
Existe toda una ideología
que trata de justificar “científicamente” la inferioridad, los roles “propios”
y “genuinos” de la mujer como algo determinado por su biología. Los grandes
medios de prensa, determinados sistemas educativos, las publicaciones de todo
tipo perpetúan y acentúa este determinismo biológico que el sistema
heteropatriarcal y burgués ha potenciado desde décadas. Esta presión social se
deja sentir con tal intensidad en el inconsciente colectivo, que sigue siendo
uno de los aspectos más difíciles de liberar. La presión mediática y cultural
contra las mujeres es tremendamente perjudicial y no ayuda a una educación anti
patriarcal y basada en valores de uso, creativos y éticos donde el dinero
tienda a desaparecer. Así llegamos a un contexto más individual de las
emociones y proyectos vitales, el de las relaciones sexoafectivas, en donde
mayoritariamente se perpetua la violencia machista.
RELACIONES SEXOAFECTIVAS
BAJO EL CAPITALISMO PATRIARCAL
El amor romántico,
decíamos, es una abstracción emocional, un encandilamiento que se promueve a
falta de reales y ciertas relaciones sexoafectivas en libertad y empoderamiento
mutuo. Esta obnubilación que sufren hombres y mujeres, en los hombres se
muestra con señales de poder y dominación unido a la inseguridad y complejos
que enmascaran con prepotencia y desprecio, yo soy el que valgo, tu
no vales; yo acierto, tú te equivocas y un
largo etc.
El aislamiento que sufren
las familias y parejas es producto del individualismo inherente al sistema
capitalista, donde solo triunfa el que más vale para acumular capital, el que
no vale se queda en la calle. El estado no ayuda, ya lo hemos hablado con la
vivienda o la falta de servicios sociales, pero también de guarderías y
colegios públicos con comedor, la falta de ayuda a la maternidad y paternidad
(la crianza adecuada requiere, al menos de 3 años, de liberación del padre o de
la madre). En este contexto de aislamiento y que cada cual “se busca las
habichuelas”, las familias, parejas o personas solas malviven en sus miserias
particulares, incluidas las sexoafectivas. En el caso de pareja con menores, la
dificultad para una adecuada crianza perpetua el problema en los adolescentes
en una especie de espiral autodestructiva en el tiempo.
Mientras tanto en las
televisiones se machaca continuamente con la importancia de la educación de los
menores por parte de la familia y el colegio, insistiendo en la culpabilidad
individual. Esta intoxicación mediática trata de evitar centrar el análisis en
la responsabilidad del estado. Descubrir su papel, criticarlo y culparlo es
premisa indispensable para tomar conciencia y luchar contra el poder que
representa. Porque en esta red de condicionantes para que las parejas y las
relaciones sexoafectivas sean saludables y felices tenemos el muro que supone
el patriarcado inserto en el estado capitalista y sus ramificaciones para y
extraestatales, un patriarcado que perpetua el machismo de forma sutil y
soterrada, unas veces, y brutal y aplastante, otras.
Hace mucho que conseguimos
una ley del divorcio, que ha sido un logro sobre todo para las mujeres.
Recordamos que, según el INE, los divorcios y separaciones que se llevan a cabo
en el estado español, y que suponen desacuerdo o conflicto, mayoritariamente
son iniciadas por mujeres. Sin poder entrar en este tema para no extendernos,
si decir que también en estos aspectos, la valentía de las mujeres para
lanzarse al abismo de la separación contrasta con la cobardía de la inmensa
mayoría de los hombres que sencillamente, no son capaces, aunque sean
infelices. Pues bien, el divorcio que suponía un avance importante para la
independencia de las mujeres -y recordamos que independencia es un prerrequisito
para tener poder-, tampoco se puede realizar en la mayoría de los casos, ya que
las mujeres de clase trabajadora, que apenas llegan a final de mes, no se puede
permitir liberarse de la pareja que la maltrata.
Todos los elementos
socioeconómicos están en contra, sabemos que un estado como el español no solo
se olvida de asegurar viviendas para el pueblo, es que permite que se vendan al
mejor postor, a fondos buitre o a grandes empresas transnacionales encareciendo
los precios enormemente. Solo un estado de transición al socialismo puede
asegurar esta necesidad esencial para las familias y parejas. Los hechos y sus
estadísticas están ahí. Venezuela, un país atacado también en lo económico, con
el robo del oro por el imperialismo, muestra sus avances en el tema de la
vivienda y alimentación para las familias10. Qué el estado español no puede
asegurar esta necesidad vital, ya lo sabíamos, pero es que ni siquiera da
pequeños pasos para blindar y facilitar el acceso económico a las viviendas a
las clases trabajadoras. Que, recordamos, en Andalucía es la mayoría de la
población.
Ya hemos hablado de la
guerra cultural, la presión psicológica sobre las mujeres ha sido una constante
en el pasado y en el presente, una presión sobe su cuerpo y un tipo de imagen y
belleza que transmita su infantilización y sumisión, lo que las hace más
vulnerables en las relaciones sexoafectivas. La presión sobre el valor
cosificado que se le da a la belleza y juventud sexualizada, según los cánones
eurocéntricos, es especialmente perjudicial para las más jóvenes que son
objetos de agresiones sexuales. Esta presión puede llegar a una verdadera
«dictadura de la imagen» con efectos devastadores sobre la autoestima,
facilitando su indefensión ante las agresiones patriarcales.
Una lacra, la de la
violencia sexual, que sigue aumentando bajo estereotipos machistas que se reproducen
en películas, especialmente pornográficas a las que se accede fácilmente en
todas las edades. Son continuas y variadas las situaciones de agresión sexual a
las adolescentes y jóvenes que condicionan sus futuras relaciones
sexoafectivas, que deberían ser empoderadas y prevenidas. Sin embargo, esta
violencia sexual, cualquier tipo de agresión sexual se da en todas las edades y
circunstancias sociales, el patriarcado penetra como una hidra en todos los
contextos de poder masculino, desde un productor de cine, un famoso cantante de
ópera, una federación de futbol o en el silencio oculto de una pareja.
Porque el patriarcado tiene
orígenes profundos y de muy largo alcance en el tiempo, hace que sea más
difícil de erradicar, por eso sigue siendo una tarea continua también en los
países que transitan al socialismo. Pero el patriarcado tuvo un comienzo, y por
ello puede tener un fin. Es por eso imprescindible estudiar y comprender como
nació la opresión sobre las mujeres, como se formó el patriarcado, que fue
anterior a las clases sociales. Hagamos, aunque sea brevemente un poco de
historia.
EL ORIGEN DEL PATRIARCADO
La ciencia en general y el
estudio de la evolución humana en particular nos muestra la necesidad del
materialismo histórico, porque continuamente se demuestra su certeza en
cualquier avance científico. El materialismo dice que lo primero fue lo
material, lo físico, y de este surge lo psíquico, la mente, las ideas; el
materialismo histórico nos habla de que todo es una evolución de cambios, un desarrollo,
un proceso histórico. El cerebro humano, por ejemplo, es producto de la
evolución de los seres vivos. Hasta el alga más simple que pervive desde hace
800 millones de años, ya tenía células nerviosas11. ¿Por qué decimos esto? Porque también
las sociedades, los grupos humanos evolucionan y cambian según sus modos de
producción y reproducción, y porque el patriarcado tuvo un origen, tuvo un
proceso histórico que lo inició, hace miles de años. Por tanto, como el modo de
producción capitalista, todo lo que tiene un comienzo puede tener un final.
En las sociedades más
antiguas e igualitarias, todos los necesarios valores de uso: Alimentación,
cobijo, cuidados eran compartidos, incluso el dimorfismo sexual presente en los
mamíferos en diferente grado era menor en los primeros humanos, aunque se
acentuó a lo largo de su evolución. Una evolución en el que los cambios
naturales se asociaban con los sociales, aunque fuera en una forma muy
primigenia donde indudablemente la conciencia supuso un gran salto cualitativo.
En el tema de la sexualidad un cambio a destacar fue la pérdida del ciclo del
celo, la receptividad sexual constante tuvo relación con el bipedismo, ya que
la ovulación en el resto de los primates se caracteriza por cambios evidentes
en el área genital. Además, el bipedismo cambia la forma de la pelvis, complica
el parto y desencadena otra serie de cambios, como el nacimiento de bebés más
inmaduros y una más larga crianza.
Pero, la pérdida del celo,
o del estro, supuso un cambio para el equilibrio de la tasa de reproducción,
cesa el control hormonal sobre la sexualidad femenina, que es el control
biológico sobre la sexualidad en general. Esto unido a la mayor conciencia
humana y relaciones sociales más elaboradas hace que la sexualidad va a
depender de factores psicológicos y sociales. El aumento del control del
sistema nervioso central, del cerebro, en la regulación de procesos
fisiológicos, entre los que se encuentran la excitación sexual, es un hecho que
también ocurre en nuestros parientes más cercanos, así los chimpancés,
especialmente bonobos, pese a tener ciclo estral tienen actividad sexual en
cualquier momento guiado por factores de tipo social, por ejemplo cuando
encuentran comida abundante, antes de su consumo practican relaciones sexuales
muy diversas y entre todos sus miembros adultos12.
En el modo de producción
cazador-recolector, especialmente en los periodos más cercanos a la
organización tribal, aunque no existía propiedad privada, tampoco de los medios
de producción, sí había apropiación. Especialmente del espacio, de la tierra
que se habitaba, y en donde las relaciones sociales van teniendo un papel mayor
en el grupo que se hacía más numeroso. Los procesos de reproducción se van
conociendo mejor, no solo en los propios humanos, también en plantas y
animales. El conocimiento y control de la reproducción fue básico para aumentar
la alimentación, y en los humanos para equilibrar el tamaño del grupo en aras
de su supervivencia.
Desde el marxismo,
especialmente del feminismo marxista, las investigaciones de prehistoriadoras
ya muestran diferencias sociales por sexo en las sociedades cazadoras
recolectoras, siendo clave la revalorización de la reproducción como una
producción esencial, la de los propios sujetos, que a su vez son fuerza de
trabajo para la producción de alimentos y herramientas, entre otros13. Sin poder entrar en el rico debate de
las contradicciones que llevaron a las sociedades cazadoras recolectoras al
paso a las sociedades tribales, si existen propuestas que las relacionan con
los inicios de la opresión de la mujer. Así se plantea la importancia de
profundizar en el conocimiento del modo de producción-reproducción social de
las sociedades cazadoras-recolectoras cuya contradicción principal fueron las
relaciones entre los procesos de reproducción biológico-social y los procesos
de producción de bienes14.
Estas, y otras,
investigaciones15, plantean que el control de la
reproducción se hizo controlando las relaciones sociales sexuales, lo que
supondría un control social sobre la mujer que se acompañaría de una
infravaloración de su aporte productivo. De esta forma comienza una división social
y sexual del trabajo que se intensificará en las sociedades tribales. Estos
periodos de transición donde aún no había clases sociales marcan el inicio del
patriarcado.
El hecho es que en la
historia de la humanidad se produjo, de distintas formas, la primera división,
discriminación, la del sexo femenino unido a otro hecho, la división del
trabajo. Hay consenso en que la discriminación fue un hecho social y que ese
hecho tuvo como causa el control sobre la capacidad de reproducción de las
mujeres, y por tanto sobre su sexualidad y su cuerpo. Un control que tenía como
primeros objetivos evitar la extinción del grupo. Unas veces para aumentar la
demografía, pero otras también para disminuirla, el control de la reproducción
suponía conseguir un equilibrio entre mortalidad y natalidad. La reproducción,
la capacidad reproductiva de las mujeres fue esencial para la supervivencia del
grupo, sobre todo cuando existen crisis bruscas de tipo natural y/o de
violencia inter-humana.
De esta forma, las mujeres
realizan un triple trabajo, el de la reproducción donde a los estados de
embarazo se añadía años de lactancia y una larga crianza que se compaginaban
con las actividades de conseguir alimentos, especialmente de recolección y
captura de pequeños o medianos animales. A lo que se añadía el poder simbólico,
y material, de la capacidad de procreación y la certeza del origen de la
descendencia, la matrilinealidad y las diosas madre o de la fertilidad a las
que veneraba el grupo. Acabar con esta tercera función, pero sobre todo y
fundamentalmente dominar las dos primeras, supuso un mayor privilegio y poder
de los hombres que se dedicaban más a la defensa y caza de grandes depredadores
como antesala para el desarrollo de las castas guerreras y sacerdotales de las
religiones masculinas.
En las organizaciones
tribales, donde los grupos se hacían más numerosos y aumentaba la producción de
alimentos y medios de producción, instrumentos de todo tipo, incluido los
defensivos y de ataque (a grandes animales o con otros grupos humanos), iba
intensificando la desigualdad y la mayor discriminación sobre las mujeres en la
división sexual del trabajo. Esta situación se profundizó cuando emergieron las
castas religioso-militares antesala de las clases sociales, donde la dominación
material y religiosa que ostentaba el poder, la religión y la fuerza militar
masculina, se ejercía ante los enemigos y también ante su propio grupo. En esta
división social, la división por sexo se integró.
Qué duda cabe que toda
opresión, sobre las mujeres o sobre una clase social, necesitaba de toda una
estructura social que la justificara, incluida la organización familiar que
Federico Engels explicó muy bien en su conocida obra El origen de la
familia la propiedad privada y el estado16. Como decimos, la religión también
cumplió un papel fundamental en la justificación de la opresión. Los análisis
marxistas de la investigadora feminista, Gerda Lerner, en su clásica
obra, La creación del patriarcado17, explica cómo se fue creando la
institucionalización del patriarcado. El intercambio de mujeres y en las
guerras entre tribus por los territorios la captura de mujeres supuso el
comienzo de la esclavitud, que posteriormente también se extendió a los
hombres. Como la religión y sus dioses (que antes eran diosas)18 se constituían por mandato divino
en los justificadores de la opresión patriarcal y de clase. Esta construcción
ideológica continuará hasta nuestros días con distintas formas.
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
DE ACCIÓN
Analizar las posibles
causas de un problema de salud tan grave como la violencia contra las mujeres,
nos ayuda a comprenderla mejor y, sobre todo, plantear las soluciones más
abarcadoras posibles. Aunque el problema se da en amplias zonas del mundo,
tratamos de abordarlo en nuestro contexto más cercano, en Andalucía, que se
encuentra bajo el estado capitalista y patriarcal español, entendiendo que ahí
reside la parte general del problema. La propuesta de luchar contra esta
múltiple opresión y sabiendo que dicha opresión se lleva a cabo a través de la
ideología dominante que ha penetrado, y penetra, en las cabezas de las personas
con sus valores ya comentados, machistas, individualistas y mercantilistas.
Nuestro reto no solo es
hacer ver esta realidad, sino organizarnos entre nosotras desde abajo, en
estructuras realmente democráticas, pasar de la teoría a la práctica del día a
día. En esta lucha contra la opresión del patriarcado, del estado y su
ideología dominante, es de suma importancia promover los valores identitarios
de la cultura popular, el andaluz. No solo para la construcción nacional anti
patriarcal y hacia el socialismo, sino para la propia supervivencia de
Andalucía. Esta lucha identitaria de clase y feminista trabajadora contra la
ideología patriarcal es fundamental tejerlas desde lo personal a lo social. La
lucha personal es política, y viceversa, en el tema que nos ocupa la opresión,
y violencia, contra las mujeres lleva implícito una lucha en el ámbito privado
que no podemos soslayar.
De forma muy sucinta hemos
tratado de relacionar distintos contextos y elementos: Económico, social,
sanitario o educativo bajo la malla opresora del modo de producción capitalista
en general y de su estado español contra Andalucía, donde la propiedad privada
es la que impera dictatorialmente. Bajo esta malla mercantilizada, no hay
posibilidad de liberación física, psíquica ni moral, pero aún menos de las
mujeres. Por eso la lucha por la igualdad implica considerar las
interrelaciones de sexo-género, nacional y de clase, dentro de la larga lucha
por la desaparición de las clases, por el reparto del trabajo, de los bienes y
de las responsabilidades entre los sexos y en el contexto nacional e
internacional que estemos considerando19.
El patriarcado, por tanto,
se inserta en el estado de diferentes formas, pero ya avanzamos que, igual que
se originó antes, se perpetuó y consolidó en las sociedades clasistas, donde
impera la propiedad privada. En la actualidad, son los estados socialistas que
avanzan al comunismo, donde se consiguen las premisas necesarias para su
limitación y futura erradicación. Ese creemos debe ser nuestro horizonte, desde
el pueblo andaluz, desde todos los pueblos del mundo en su lucha por su
liberación.
Concepción Cruz Rojo
Andalucía, 18 de octubre de
2023
1 La tragedia son las consecuencias dolorosas de un
desenlace que termina en la muerte o lesiones de por vida de la mujer, también
para los conocidos y familiares. El drama es la situación de violencia que
puede resolverse, que se sufre, se lucha, y se resuelve. Los griegos fueron los
que hicieron ver que las desgracias no se producen por decisión de los dioses y
que los humanos pueden luchar contra ellas.
2 Comprenderlo no de forma absoluta, sino relativa,
porque el conocimiento para la acción nunca puede ser absoluto, siempre
tendremos lagunas que no conozcamos y, porque el objeto de nuestro análisis es
cambiante, está en movimiento. Por estas dos razones, la dialéctica nos
advierte de lo relativo del conocimiento de cualquier tema que queramos abordar.
3 No tardó tiempo, el gobierno bolchevique, en promulgar
leyes a favor de las mujeres. La ley del matrimonio civil, la del divorcio y
los intentos por cambiar la familia y el trabajo del hogar. Ningún gobierno
burgués de la época luchó contra la actitud feudal hacia estas cuestiones
fundamentales, como el matrimonio, el divorcio o la situación de los hijos
naturales, como lo hizo la revolución bolchevique.
4 Resumen Latinoamericano. Cuba. Mariela Castro
Espín habla en torno al femicidio en el proyecto del código penal. 19
de mayo de 2022 Cuba. Mariela Castro Espín habla en torno al femicidio en el proyecto del
código penal – Resumen Latinoamericano
5 La Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999) en su capítulo V, artículo 88 dice textualmente: «El Estado
garantizará la igualdad y equidad de hombres y mujeres en el ejercicio del
derecho al trabajo. El Estado reconocerá el trabajo del hogar
comoactividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar
social. Las amas de casa tienen derecho a la Seguridad Social de conformidad
con la ley». La cursiva es nuestra.
6 Marxist.org. La liberación de la mujer, una
exigencia del futuro. 19 de diciembre de 2009 https://www.marxists.org/espanol/sankara/1987/marzo08.htm.
7 Almisas, M. Thomas Sankara y la liberación de
la mujer. De la teoría a la práctica. 5 de marzo de 2015
http://kaosenlared.net/thomas-sankara-y-la-liberacion-de-la-mujer-de-la-teoria-a-la-practica/
8 Documental “Thomas Sankara, un hombre íntegro”,
de Robin Shuffield, 2007.
9 Erena Calvo y Elisa Reche. Mujeres expulsadas
de la Sanidad pública para abortar lanzan desde Murcia una plataforma exigiendo
condiciones dignas. 14 de octubre de 2021 Mujeres expulsadas de la Sanidad
pública para abortar lanzan desde Murcia una plataforma exigiendo condiciones
dignas (eldiario.es)
10 Prensa Minhvi. Gran Misión Vivienda
Venezuela (GMVV) afina detalles para entregar hito 4.700.000. 15
de septiembre de 2023 GMVV afina detalles para
entregar hito 4.700.000 – Ministerio del Poder Popular para el Hábitat y
Vivienda (minhvi.gob.ve)
11 Pere Iñigo. El secreto de las neuronas escondido en
pequeñas criaturas marinas. 19 de septiembre de 2023 El secreto de las neuronas escondido en pequeñas criaturas marinas |
Salud (elmundo.es)
12 Bermúdez, JM. Un viaje por la
prehistoria, Adiciones AKAL S.A., Madrid, 2013, pp. 4-5.
13 Sánchez, Olga (2001). Planteamientos
feministas para la praxis de una arqueología social. Un análisis crítico de la
historiografía marxista. Tesis doctoral. Universidad de Sevilla.
Escoriza, Trinidad (2002). La representación del cuerpo femenino.
Mujeres y arte rupestre levantino del arco mediterráneo de la Península
Ibérica. BAR International Series 1082, Oxford. Vila, Assumpció
(2011). Política y feminismo en arqueología prehistórica. Revista
Atlántico-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social (RAMPA) 13.
Pp.17-32.
14 Almisas, Sergio (2018). Las sociedades
tribales neolíticas del litoral africano de la región geo-histórica del
estrecho de Gibraltar. Tesis doctoral. Universidad de Sevilla.
15 Ramos, José (2002); “Reflexiones para el estudio de
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16 F. Engels. La familia la propiedad privada y
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17 Lerner, G. El origen del patriarcado, Editorial
Crítica, Barcelona, 1990
18 Pepe Rodríguez: Dios nació mujer. La invención
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19 Jurado, Nekane. INDEPENDENCIA. De reivindicación histórica a necesidad económica, Editorial Txalaparta, 2011. P. 114
Texto e Imagen de
portada: Arborea Andaluza