miércoles, 20 de febrero de 2008

KOSOVO: SÉ QUE NO SÉ NADA

No sé si Kosovo es una marca de mantequilla o el enunciado de una mala broma, pero tengo la mosca tras la oreja viendo como los americanos y rusos tiran de la manta cada cual por su lado, mientras que los europeos se dedican a verlas venir.
España al respecto dice blanco pero hace negro: de palabra palabrita dice que no a la independencia de Kosovo, pero en la práctica, y eso es lo que cuenta, apoya y defiende lo contrario de lo que dice con 600 soldados, y sus fusiles y sus tanques y sus bombas y todo eso que se lleva al hombro cuando uno sale a la acción humanitaria, que es como hoy se le llama a la guerra.
Quizá no entienda nada, aparte mi cortedad de entendederas, porque a las cosas le empiezo llamando lo que no son, y lo que se dirime en Kosovo no sea cosa de rusos, americanos, europeos y España, sino negocios de unas cuantas multinacionales en manos de unos pocos cientos de personas rusas, americanas, europeas y españolas que se reparten el bacalao kosovar, actuando en función de sus particulares intereses que ocultan cuidadosamente a sus respectivos pueblos.
Y así, llamando a la cuestión por su nombre me resulta más lógico todo, aunque siga sin entender ni el cómo ni el porqué de la independencia de Kosovo, con lo facilito y provechoso que sería para todos, que la política española se dedicara, entre otras cosas, a ver que solución tiene el País Vasco y otras nacionalidades que también quieren la independencia del Estado española.
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