viernes, 5 de mayo de 2023

La inflación sin propaganda: 1.311.000 habitantes de Canarias no pueden hacer frente a sus gastos

 



La inflación sin propaganda: 1.311.000 habitantes de Canarias no pueden hacer frente a sus gastos


Por Canarias Semanal / KAOSENLARED

3 de mayo de 2023 /

Según la Encuesta de Presupuestos Familiares, que elabora el INE, 1.311.000 trabajadores/as del Archipiélago canario no tienen los ingresos son suficientes para hacer frente a todos su gastos básicos y cotidianos (…).


Por A. Ramírez –

  “España tiene la  tasa de inflación más baja de la Unión Europea gracias a las respuestas del Ejecutivo a nivel nacional y europeo”.

Con esta contundencia se manifestaba en enero el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, en una entrevista concedida la cadena estadounidense CNBC.

Tanto la mitad socialista del Ejecutivo, como sus socios de Unidas Podemos, presentan esta supuesta “gestión ejemplar” de la inflación como uno de sus principales logros con vistas a las próximas citas electorales.

Pero… ¿qué hay de cierto en estas afirmaciones, más allá de la habitual propaganda política?

Si atendemos a los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística estos avalan más bien la realidad a la que, de forma cotidiana, deben enfrentarse las familias de las clases trabajadoras de todo el Estado.

Un incremento sostenido de la inflación, previo incluso al estallido de la guerra de Ucrania, que combinado con el estancamiento de los salarios se ha traducido en un empobrecimiento masivo de la mayoría de la población.

En el Archipiélago canario, la  Encuesta de Presupuestos Familiares, que elabora el INE, refleja que los ingresos que entran en buena parte de los hogares de Canarias no son suficientes para hacer frente a todos los gastos necesarios.

Por término medio,  las familias isleñas necesitarían al menos 250 euros más para poder llegar a final de mes con cierta holgura.

Conforme a los datos arrojados por este estudio, en este momento 1.311.000 personas en el Archipiélago -cuya población total se sitúa en torno a los 2.207.000 habitantes –  reconocen que con sus ingresos actuales no pueden pagar la alimentación, la energía, el transporte, la factura de teléfono o los gastos asociados a la educación de sus hijos.

De ese más de un millón de personas, 103.000 sí podían hacerlo hace un año, pero se ven ahora imposibilitados por la imparable escalada de los precios.

Según la Encuesta de Presupuestos Familiares,, los hogares canarios invirtieron en 2021 de media 24.596 euros en todos los gastos.

Un total de 4.467 euros al año en alimentación, 8.063 euros en vivienda y sus gastos asociados, 3.216 euros en transporte o 865 euros en gastos sanitarios.

Debido a la subida de los precios el año pasado estas cantidades, en la mayoría de los casos, se han incrementado de forma drástica.

La cesta de la compra cuesta ahora 683 euros más, después de que los alimentos y bebidas hayan experimentado un aumento del 15,3% en Canarias.

Los gastos asociados al transporte han subido un 5,6%, unos 180 euros anuales.

Los relacionados con mantenimiento de la vivienda tienen un extra de 92 euros, a los que se suman otros 95 vinculados a otro tipo de bienes y servicios que deben adquirir. En total, el incremento de los precios hace que el gasto familiar ascienda hasta los 25.321 euros al año.

Una lista casi interminable de gastos en aumento, que las familias trabajadoras del Archipiélago deben afrontar con sueldos que apenas han subido un 2,8% de media, en el mejor de los caso.

Y es que en la mayoría de los casos los hogares deben hacer frente a esta situación con sus salarios congelados. 

El salario medio en las Islas, según la Encuesta Anual de Estructura Salarial, fue en 2021 de 21.631 euros.   Una cantidad a la que si se le aplica la subida media aplicada en los Convenios Colectivos aprobados el año pasado alcanza los 22.235.

Un sueldo y un gasto medio familiar entre los que existe una brecha de 3.085 euros. Es decir, que los hogares requieren de al menos 257 euros extra al mes para poder hacer frente a todas las facturas y compras.

Canarias Semanal

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Economía USA: datos y perspectivas

 

También en Estados Unidos la inflación ha crecido más que los salarios. Si a ello se suma el creciente número de personas inactivas, resulta evidente que la economía estadounidense no pasa por un buen momento. Y eso sin citar la crisis bancaria…


Economía USA: datos y perspectivas


Giacomo Gabellini

El Viejo Topo

5 mayo, 2023 

 


En marzo, la economía estadounidense creó unos 236.000 empleos. Una cifra considerada alentadora por las autoridades estadounidenses, ya que aunque es inferior a la registrada en los dos meses anteriores (alrededor de 311.000 nuevos puestos de trabajo generados en febrero y 504.000 en marzo), lleva no obstante a una caída de la tasa de paro mensual (del 3,6 al 3,5%) y va acompañada de un ligero aumento de la producción industrial.

Los expertos no se cansan de recordar que el aparato económico estadounidense necesita no menos de 100.000 nuevos puestos de trabajo cada mes para mantener el ritmo de crecimiento de la población activa del país, que ya supera los 266 millones de personas y representa el 62,6% del crecimiento económico del país.

También se registraron cifras prácticamente similares hace cuarenta años, cuando la tasa se situaba firmemente entre el 62% y el 63%. Pero con dos diferencias importantes con respecto a entonces: en primer lugar, la participación de las mujeres ha aumentado considerablemente, mientras que la de los hombres ha seguido disminuyendo. En segundo lugar, la tasa de desempleo era entonces del 6,7%.

Una señal de que, en comparación con entonces, han aumentado los llamados «inactivos», es decir, los que no buscan trabajo a pesar de estar en edad de trabajar. Actualmente, esta categoría incluye a casi 96 millones de personas, más 6 millones de subempleados.

Por supuesto, una contribución al aumento de la tasa de inactividad procede del incremento de las personas que prosiguen sus estudios, pero el fenómeno ha adquirido tales dimensiones que no puede explicarse por la mera aparición de tendencias cíclicas como ésta. De hecho, el número total de inactivos se mantuvo sustancialmente estable a lo largo de los años ochenta y noventa, para aumentar muy rápidamente a partir del nuevo milenio. En concreto, entre 1980 y 2000, la tasa de inactividad permaneció invariable frente a un aumento de la población en edad de trabajar de unos 40 millones de personas. En las dos décadas siguientes, la población en edad de trabajar –que aumentó en más de 20 millones– creció prácticamente en la misma proporción que el número de personas inactivas, que pasó de 56 a 76 millones.

Al no haber entrado en la población activa, estas personas inactivas no se contabilizan ni en el cómputo de empleados ni en el de parados. Esto explica que la tasa de desempleo calculada hoy sea mucho más baja que a finales de los años 70, cuando los inactivos apenas superaban la barrera de los 50 millones.

Así pues, la recuperación del mercado laboral estadounidense tiende a ir acompañada de un alto nivel de inactividad y, en consecuencia, de una baja tasa de participación. Por tanto, el problema tiende a trasladarse al terreno de la productividad, como corrobora el hecho de que la tasa de crecimiento del PIB per cápita por trabajador se haya desplomado hasta los niveles registrados a principios de los años ochenta. Esto puede contribuir –junto con el continuo crecimiento del sector servicios, que por su naturaleza intensifica las presiones para precarizar– a explicar el estancamiento de los salarios estadounidenses, que cada vez tienen más dificultades para seguir el ritmo del coste de la vida.

Entre 2021 y 2022, el poder adquisitivo real en Estados Unidos se desplomó verticalmente porque la inflación creció mucho más que los salarios nominales a pesar de la subida gradual de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Esto se ha traducido en un drástico aumento de los costes de endeudamiento de los hogares, que ha erosionado unos ingresos ya diezmados por la subida generalizada de los precios. La combinación de ambos fenómenos tiene consecuencias especialmente insidiosas, porque está destinada a erosionar inexorablemente el consumo, que, en un país como Estados Unidos, pesa entre el 70 y el 75% del PIB.

Fuente: l’Antidiplomatico.

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