domingo, 10 de marzo de 2019

YO TAMBIÉN ESTUVE EN EL PSOE Y FUI EN LAS LISTAS DE DIPUTADOS A LAS CORTES ARAGONESAS



De Casa Labra al Manual de Resistencia. El PSOE, 140 años
(Sede de Ferraz. / EFE)



Cuartopoder
El domingo, 10 de marzo de 2019

El Partido Socialista Obrero Español se fundó clandestinamente en Madrid, el 2 de mayo de 1879, en torno a un núcleo de intelectuales y obreros, fundamentalmente tipógrafos, encabezados por Pablo Iglesias. Se van a cumplir 140 años del acontecimiento que ha marcado la vida de mucha gente y dejado huellas en la historia de España desde entonces.
El primer programa del nuevo partido fue aprobado en una asamblea de 40 personas, el 20 de julio de ese mismo año. El PSOE fue así uno de los primeros partidos socialistas que se fundaron en Europa,como expresión de los afanes e intereses de las nuevas clases trabajadoras nacidas de la revolución industrial. Ha orientando su labor hacia el logro de los grandes ideales de emancipación a través del socialismo, con los cambios lógicos de estrategia, que los momentos históricos han impuesto en cada caso.
Hoy el PSOE está inmerso en la campaña electoral, que nos llevará al 28 de abril. No son buenos tiempos para hablar sobre ideologías, la verdad podría quedar oculta traas promesas y compromisos. También por las disputas entre posibles candidatos y el número que ocuparán en las listas, en caso de que sean elegidos en primarias o por el dedo del dirigente de turno. He militado en la organización socialista demasiados años como para tomar partido en la contienda. Hace años que abandoné el partido, que no el socialismo. En el PSOE hay bronca aunque no se diga y no es la primera vez ni será la última. En otros momentos fue entre marxistas y socialdemócratas. En etapas más cercanas entre guerristas, renovadores, cristianos, sindicalistas, los convergentes en Madrid y la corriente Izquierda Socialista. Hoy parece que la disputa está entre sanchistas y felipistas guerristas susanistas o lambaistas y fernandinos.
Los conflictos han surgiendo por los distintos posicionamientos sobre políticas nacionales concretas, por los principios que deberían regir a la organización o por el modelo del partido, la elección de los líderes o la participación de la militancia. Lo cierto es que en el seno del PSOE siempre han convivido distintas sensibilidades. Hubo ruptura, cuando lo de “hay que ser socialista antes que marxista”; bronca por las políticas de reconversión de Solchaga; o cuando Borrell ganó las primarias a Joaquín Almunia y la dirección no le respaldó. La bronca contra Pedro Sánchez, que le obligó a dimitir, para alzarse sobre sus cenizas, como cuenta en su Manual de Resistencia.
Vemos como algunos “históricos socialistas” se han ido con Ciudadanos, lo que me da la razón por algún comentario que hice en su momento sobre cómo algunos se estaban alejando del socialismo, si alguna vez estuvieron en él. El partido tendría que clarificar cual es la línea ideológica que debe seguir. Desde mi punto de vista, tendrían que partir del Programa Máximo, donde figuran las aspiraciones del partido en 1880 y hacer un análisis comparativo sobre las aspiraciones que tiene el PSOE en la actualidad.
Se conocía como Programa Máximo, el que fue aprobado en 1880, que pese al tiempo transcurrido sigue estando vigente. Hay que adaptar algunos términos aquí y allá, darle algún retoque conceptual; incorporar algunas medidas sociales y medioambientales de actualidad y tenemos una propuesta de programa para el siglo XXI. En lo fundamental, intrínsicamente, es totalmente válido. ¿Piensan qué me he quedado encastillado en la concepción del siglo XIX?; salvando las distancias históricas, muchas de las circunstancias de entonces, políticas, sociales y económicas, siguen estando vigentes y vigente es la necesidad de cambiarlo todo.
La historia del PSOE es larga y rica en debates sobre ideas, estrategias y objetivos. Ya me referí a ello en “El espíritu de Suresnes”. En Suresnes (1974) comenzó otro cambio de orientación política e ideológica. Se acordó adaptar la idea y la acción a la lucha por la democracia y las libertades desde el interior. En el XXVIII Congreso (1979), con el lema “Construir en libertad”, con aquel “hay que ser socialistas antes que marxistas” de Felipe González, continuó la revisión ideológica. Nueva imagen y nuevas formas de acción y abandono de algunos objetivos históricos, por presiones internacionales. Fue durante la Transición a la democracia, cuando se volvieron a perder otros principios y señas de identidad. Sin república y con monarquía, se pretendía ir hacia una “transición política y económica”, en la España de las oportunidades.
Situémonos en Casa Labra. Han transcurrido casi dos siglos y algunas de las reivindicaciones de entonces, se pueden seguir haciendo hoy. Ha cambiado el modelo social. Ha surgido la llamada “clase media” y al proletariado se le denomina productor o trabajador y trabajadora. Pero la clase dominante sigue siendo la misma de entonces: los que tienen todo y todo lo pueden, por lo que todo está por hacer. Los privilegios de la burguesía y del poder político siguen estando tan vigentes, como vigente están la dominación de los “mercados financieros” sobre la economía de la ciudadanía y de los propios Estados. La justicia social, la desigualdad y la solidaridad siguen siendo proclamas y reivindicaciones necesarias para el mayor bienestar y dignidad.
El PSOE de Suresnes aprobó una resolución que marcaba su posición respecto al problema nacional y la configuración territorial del estado. Claramente se defendía el pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación, que comportaba la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español. El PSOE pretendía establecer una República Federal de las nacionalidades que integran el Estado, que salvaguardara la unidad de la clase trabajadora de los diversos pueblos. Hoy parecen ensoñaciones.
Hace cuarenta años, el PSOE se definía “por un método dialéctico de transición al socialismo”, en combinación con la lucha parlamentaria, la movilización popular en todas las formas, creando “órganos democráticos de poder de base”, como cooperativas y asociaciones de vecinos, buscando la profundización del concepto de democracia “superando el carácter formal que las libertades políticas tienen en el estado capitalista, accediendo a las libertades reales”, señalando las reivindicaciones de cada momento, “con la perspectiva de una revolución socialista”. No podía existir libertad sin socialismo ni socialismo sin libertad.
Un fantasma ha recorrido la historia del PSOE, siempre con el miedo a la división del partido en dos mitades. Los socialistas, en su larga historia, han ido cambiando el modelo organizativo, sus principios, fines y objetivos, para adaptarlos a los tiempos. Hoy, los bandos en conflicto no declaran abiertamente cual es la razón de la guerra civil declarada, aunque todo parece, como siempre que es cuestión de poder. De no perder el poder o de hacerse con él, sin que digan claramente para que quieren ejercerlo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha publicado su Manual de Resistencia. Según Moncloa, el libro fue escrito en su mayor parte antes de llegar a ser presidente del Gobierno. Según la editorial, en el libro se destacan los lugares comunes de la vida política, que han sido derribados por Pedro Sánchez y menciona, algunas máximas que no se han cumplido en este caso como: “Nunca una moción de censura ha triunfado en España”; “es imposible ganarle unas primarias al aparato de un partido”; “aquí nadie dimite para ser fiel a su palabra”. La editorial expone que la llegada de Sánchez a la secretaría general del PSOE en 2014, “abrió una nueva época en la formación política”. Transcurridos dos años, era expulsado del liderazgo de su partido, al que regresó, aupado por la militancia, para ser investido presidente del Gobierno un año después.
Para Gerardo Tecé, el libro de Pedro Sánchez es una adaptación al papel de lo que Pedro Sánchez proyecta en carne y hueso. En realidad, lo que Pedro Sánchez ha hecho no es otra cosa que escribir –encargarle a Irene Lozano que escriba– el clásico libro de memorias de presidente del Gobierno. Pedro Sánchez proyecta lo que proyectaría un presidente, se comporta como se comportaría un presidente y escribe el libro que escribiría un presidente. Lo ha escrito y publicado por el mismo motivo por el que repite continuamente “soy el presidente del Gobierno”: porque aún no siente que lo sea. Tardó dos primarias ganadas en ser un verdadero secretario general del PSOE –en la primera llegó como marioneta de Susana Díaz–, no logró serlo realmente hasta que se revolvió contra los hilos. Para ser presidente también necesitará serlo por segunda vez.
Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, en la presentación de las actividades previstas para la celebración del acontecimiento, declara que el partido lleva “140 años sirviendo a España”, indicando que “las ideas socialistas siguen siendo hoy en día lo más necesario y lo más moderno en la política actual”.
El PSOE, junto con otros partidos representantes de la izquierda ideológica y política, debería recuperar los ideales de Casa Labra y marcarse el compromiso de ser garantía de igualdad, justicia social y solidaridad, por el bienestar de la gente. En suma, como se plasma en el Programa Máximo, conseguir la completa emancipación de la clase trabajadora; la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes.

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TRUMP, PUTO, TE PUTEA. PAGAS EL PUTEAMIENTO, QUE LA CAMA VA APARTE CON CARGO A LOS PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO DISMINUYENDO LOS GASTO SOCIALES PARA LOS TRABAJADORES, Y ADEMÁS DEL PUTEO PAGAS UN 50%, PORQUE PUTO TRUMP TE TIENE QUE SEGUIR PUTEANDO. ESTO TIENE QUE SER ASÍ PORQUE YO YA ME LO TENGO HABLADO CON CRISTO-DIOS QUE NOS PROTEGEN, GUÍAN Y MENEAN A PUTO TRUMP Y A MI. DIOS BENDIGA A MARÍA SANTÍSIMA.


TRUMP PRETENDE EXIGIR A LOS ALIADOS DE EE.UU UN PAGO DEL 150% POR LA PRESENCIA DE TROPAS NORTEAMERICANAS

Tercerainformación
10/03/2019

Fuentes del Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado han hecho públicos los planes del presidente de los Estados Unidos, que aspiraría a que los países que cuentan con bases norteamericanas en su territorio asumiesen todos los gastos más una compensación de la mitad de los emolumentos.

Base aérea de
(Base aérea de Morón/RTVE)
La Administración de Donald Trump está elaborando exigencias para que Alemania, Japón, Corea del Sur y, finalmente, todos los demás países que acogen tropas estadounidenses en su territorio, paguen todo el costo de su mantenimiento más el 50 %, reporta Bloomberg, citando a decenas de funcionarios de la Administración y personas que están al tanto del asunto.
El descontento de Trump con las sumas pagadas por los aliados de EE.UU. por la presencia de los soldados estadounidenses, así como las insistencias en la necesidad de que los países miembros de la OTAN incrementen su participación financiera ya se conocían antes, y según el medio, el presidente defendió su plan sobre el pago extra durante meses.
Varios funcionarios confirmaron también a AP bajo condiciones de anonimato que la Casa Blanca pidió al Pentágono recolectar datos sobre los costes del mantenimiento de las tropas nacionales en el extranjero y las contribuciones de cada país. Se reporta que los países cuyas políticas están "estrechamente alineadas" con las de Washington obtendrían un descuento.
En ciertos casos, de acuerdo con el plan 'El coste más 50 %' los aliados de EE.UU. tendrían que pagar cinco o seis veces más que ahora. En países como Alemania, que paga alrededor del 28 % de los gastos de la presencia de las tropas estadounidenses ―según David Ochmanek, investigador de la Corporación Rand―, parte de la población se manifiesta en contra de los militares de EE.UU. en territorio del país, al igual que en Japón.
Además de los temores de que la iniciativa de Trump podría ahuyentar a algunos aliados que simplemente se negarían a pagar por considerar que la presencia de las tropas de EE.UU. no es estrictamente necesaria para su seguridad nacional, entre los funcionarios del Departamento de Defensa y el Departamento de Estado también crecen las preocupaciones de que la medida generaría una gran desconfianza entre los aliados incondicionales de Washington en Asia y Europa que ya cuestionan el compromiso de EE.UU. con ellos, señala Bloomberg.
El caso de España

España cuenta con bases militares estadounidenses desde los denominados Pactos de Madrid, suscritos en 1953, entre el régimen dictatorial de Francisco Franco y los Estados Unidos. Los acuerdos permitieron al franquismo salir del ostracismo internacional al que estaba sometido el país desde el final de la II Guerra Mundial por sus relaciones con el Eje, mientras que ponía de manifiesto la nueva política esterior de Washington de aliarse con países con sistemas autoritarios y dictatoriales en el contexto de la Guerra Fría.
Actualmente la presencia de tropas estadounidenses se concentra en la base naval de Rota, en la provincia de Cádiz, y la base aérea de Morón en Sevilla. Estas instalaciones han sido puntos neurálgicos del despliegue de tropas estadounidenses en los últimos años, desde las operaciones de la Guerra del Golfo en 1991, hasta las más recientes respuestas armadas de Estados Unidos contra objetivos en Siria. Se desconocen cuales son las cifras exactas de su coste, pero actualmente entre ambas instalaciones cuenta con una presencia permanente aproximada de 2000 militares y cuenta con el centro de mando permanente del AFRICOM.
El 42% de los alemanes rechaza la presencia militar estadounidense

Según una encuesta publicada el pasado mes de junio, el 42% de los alemanes está a favor de la retirada de los 35.000 soldados estadounidenses estacionados en su país y en contra de la "protección" de Estados Unidos.

Realizada por la compañía de medios YouGov en representación de la Agencia de Prensa Alemana, esta encuesta también apunta que solo el 37 por ciento de las personas consultadas quiere que EE.UU. mantenga cierta presencia militar, mientras que el restante 21 por ciento no definió su postura.

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VENEZUELA. UN ANÁLISIS



Las 3 fases del Plan Guaidó: De la euforia al silencio de un fracaso rotundo

Kaosenlared
09.03.2019

Se debe revisar con detalle y sin subjetividades ideológicas, lo que ha acontecido en Venezuela desde el 10 de Enero del presente año. Luego de que Nicolás Maduro asumiera la presidencia de la República el 10 de enero de 2019, como resultado de las elecciones del 20 de Mayo de 2018, se pone en march

En primer lugar, se debe revisar con detalle y sin subjetividades ideológicas, lo que ha acontecido en Venezuela desde el 10 de Enero del presente año. Luego de que Nicolás Maduro asumiera la presidencia de la República el 10 de enero de 2019, como resultado de las elecciones del 20 de Mayo de 2018, se pone en marcha el Plan Guaidó, que hasta el momento ha pasado por dos etapas fundamentales y está por entrar en su tercera y última etapa.

Comencemos revisando las dos primeras etapas, que se han basado en un análisis político errado, según el cual, Nicolás Maduro, gobierna a través de una especie de Junta Militar, donde únicamente una cúpula brinda un apoyo interesado al presidente de la república, como consecuencia de un interés personal y económico en la continuidad del mandato de Maduro. Ciertamente, puede haber algo de verdad en este análisis, pero no es toda la verdad. Sabemos que una verdad incompleta es, simplemente, una mentira. La verdad o es completa o no es verdad, así de simple. Por lo tanto, este análisis pasa por alto la enorme votación recibida por Maduro el 20 de Mayo, pasa por el alto los millones de militantes inscritos en el partido de gobierno Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y no toma en cuenta el impacto de todo el proceso de ideologización de la FANB llevado a cabo durante 20 años de chavismo. Que, por ejemplo, muestra resultados concretos en los casi 2 millones de milicianos voluntarios con los que hoy cuenta la reserva militar del componente ejército de la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana).
Ninguno de estos elementos mencionados en el párrafo anterior fueron considerados por el partido de extrema derecha: Voluntad Popular (VP), liderado por Leopoldo López y, del cual, es un miembro de mediano rango, y poca popularidad antes del 23-E, el diputado Juan Guaidó.
1era Fase del Plan Guaidó: 23-E

Luego del establecimiento de la nueva directiva de la Asamblea Nacional de Venezuela, con Juan Guaidó como nuevo presidente de la misma, se da inicio a la primera fase del plan. Cabe destacar que las fases se han ido sucediendo no porque estuviese previsto así desde el principio, sino como consecuencia de los fracasos sucesivos de las mismas ¿En que consistía el plan original o 1era Fase? Basados en la falsa hipótesis según la cual Nicolás Maduro era una especie de Mio Cid, cabalgando muerto sobre una cúpula corrupta de la FANB, el Plan Guaidó confiaba en que luego de una “auto-proclamación” presidencial se produciría automáticamente un desconocimiento por parte de, al menos un 50% de la FANB, al gobierno de Nicolás Maduro. Las 72 horas siguientes a la auto-proclamación de Juan Guaidó eran la clave de este plan. Debían producirse pronunciamientos militares, previamente pactados, que según el plan resquebrajarían la cohesión de las FANB y provocarían una confrontación entre los mandos medios y el alto mando militar. En este confrontación formal, podrían suceder dos cosas:
1.       En el primer escenario, se esperaba que, con una mayoría favorable al presidente auto-proclamado, la fracción leal al presidente constitucional de la república (Nicolás Maduro) buscaría un “pacto de superviviencia” (pacífico) que podría pasar por la salida del país del alto mando militar, un pequeño grupo oligárquico del PSUV y del presidente Nicolás Maduro. En este sentido, luego vendría la toma del poder por el presidente de la Asamblea Nacional debido a una falta absoluta del presidente constitucional Nicolás Maduro (eso no ocurrió).
2.      En el segundo escenario, aunque no tuviesen una mayoría dentro de la FANB, podrían conseguir una “masa crítica”, suficiente para provocar el conflicto interno. Es decir, esperaban poder conseguir una cantidad tal de oficiales medios para la facción sublevada que aunque no provocase la rendición pacifica del grupo de oficiales leales al presidente Maduro, si que les obligase a tomar acciones militares para reducirlos. Estas acciones militares (legítimas) del gobierno de Nicolás Maduro, servirían de excusa para acusarle de crímenes de “lesa humanidad” y declarar que en Venezuela había una “guerra civil”, con lo cual Estados Unidos, tendría una clara excusa para intervenir militarmente y colocar en Miraflores a su presidente títere Juan Guaidó. Pero esto tampoco sucedió, no se alcanzó ni a un 0,5% de deserciones en la FANB, algo que no provocó ningún conflicto interno en la estructura militar venezolana.
Es decir, la auto-proclamación nunca fue, realmente, un plan de concreción de la toma del poder, sino una estrategia para provocar la ausencia absoluta del presidente de la República y , luego, se tomaría el poder “constitucionalmente”, debido a una “falta absoluta”, prevista en la constitución nacional. El plan les parecía perfecto, pero se basada en premisas falsas (como ya hemos explicado en el párrafo anterior). Al superar las 72 horas, el gobierno de Nicolás Maduro, salió fortalecido. Comienza a preparación de la segunda fase. Para preparar esta fase, el convenio entre EE.UU y la cúpula de Voluntad Popular (VP) consistía en una división del trabajo en los interno y lo externo. Internamente, el auto-gobierno de VP debía trabajar más profundamente en la FANB, debía garantizar que ante la inminente 2da fase, se produjeran (ahora si) una cantidad tal de deserciones militares que permitieran rendir a la FANB leal al presidente de la república Nicolás Maduro (pacífica o violentamente). Por su parte, EE.UU utilizaría su poder diplomático para ganarle mayores apoyos y reconocimiento internacional a Juan Guaidó, algo que el gobierno de EE.UU si que logró. Sin embargo, VP no pudo conseguir en firme, ningún apoyo relavante a la causa insurrecional, con miras al 23-F. Sin embargo, irresponsablemente hicieron creer al gobierno de EE.UU que habían avanzado y que con una nueva provocación, ahora si se produciría el quiebre de la FANB. Es entonces cuando entramos firmemente en la 2da Fase. Eran los días de las semanas posteriores al 23-E. Comienza, la preparación de la segunda fase.

Durante la auto-proclamación de Juan Guaidó los vicepresidentes de la Asamblea Nacional, que debieron ser quienes lo juramentasen permanecieron distantes al acto de auto-proclamación (Edgar Zambrano a la izquierda, Stalin González a la derecha)

2da Fase del Plan Guaidó: 23-F

Luego del fracaso de la 1era fase, se requiere de una re-agrupación de las fuerzas insurrecionales con el apoyo internacional provisto por medio de la diplomacia norteamericana que consiguió el apoyo de una gran cantidad de gobiernos, que reconocieron a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Pero hace falta una nueva provocación que produjera el quiebre de la FANB. Es entonces cuando surge la idea de la entrada forzada de la “ayuda humanitaria” por las fronteras de Colombia y Brasil. Los gobiernos de Colombia y Brasil fueron muy dificiles de convencer para esta aventura, sólo la presión intensa del gobierno de EE.UU doblegó a los gobiernos de estos países y les embarcó en esta peligrosa aventura. La resistencia de ambos gobiernos consistía en su conocimiento de las capacidades defensivas de la FANB, algo que curiosamente VP desconocía absolutamente (se habían creído su propia mentira acerca de la FANB).  Es decir, la dirección de VP predicó en todos los foros internacionales que la FANB eran una fuerza débil, cobarde e inútil que no presentaría ninguna resistencia a una intervención “humanitaria” en Venezuela y que no se resistiría a la violación de la soberanía sobre el territorio venezolano, algo que no era muy creíble por los altos mandos de los gobiernos de Brasil y Colombia, que si que conocen bien a la FANB. Pero prevaleció la presión diplomática de EE.UU sobre los gobiernos del “Grupo de Lima” y se inicia la provocación. No sin antes, implementar una intesa, muy intensa, guerra psicológica sobre la FANB. Esta guerra psicológica se basaba en hacer creer a los funcionarios de la FANB que iban a ser pulverizados por el ejercito de EE.UU sino dejaban entrar la “ayuda humanitaria” en territorio venezolano. Se montaron montones de noticias falsas en la redes sociales, montones de “fake news” cuyo objetivo era debilitar la moral de los oficiales medios y soldados de la FANB.
Nuevamente, al basarse en unas falsas premisas, el plan estaba condenado al fracaso. Se contrataron sicarios colombianos y delincuentes venezolanos traídos de Caracas para fomentar el caos en las filas de defensa de la FANB sobre los puentes internacionales e incitarles a una reacción violenta que quebrara la moral de la FANB a nivel nacional y provocara una rebelión contra el presidente de la República. Innumerable cantidad de videos y fotografías demuestran que este era el objetivo. Provocaciones directas a los funcionarios de la FANB, sobre los puentes internacionales durante el 23-F tenían como propósito provocar una estampida de deserciones que no se produjo. Un evento previamente pactado pretendía ser el detonante. El evento del secuestro de dos tanquetas de la GNB en la mañana del 23-F, que arremetieron contra el cordón de seguridad de la Policia Nacional Bolivariana (PNB) tenía como finalidad ser el detonante inicial de una confusión que, según los “cesudos” analistas políticos de VP, provocaría el derrumbe de toda la estructura militar venezolana. Los videos muestran como esta acción tuvo una respuesta inmediata de la GNB, pero en sentido totalmente contrario al esperado por los planificadores del caos asociados al plan insurrecional de Juan Guaidó. Los militares desertores quedaron absolutamente aislados del lado colombiano, se recuperaron las tanquetas y se cerraron filas sobre el puente internacional. Fracaso absoluto de la primera provocación (esto puede entenderse con claridad en montones de vídeos que hemos publicado en nuestro canal de Youtube y grupo de Facebook, no hay mas ciego que quien no quiere ver).
Durante el día 23-F, delincuentes y sicarios colombianos arremetieron con bombas molotov sobre los cordones de la PNB y la GNB. El objetivo era “encender la mecha” de la sublevación militar a partir de un evento violento que se magnificaría por los medios televisivos colombianos al servicio del gobierno de EE.UU y la cúpula de VP. El estoicismo de la GNB y la PNB fueron notables, se hizo un uso bastante medido de bombas lacrimógenas y perdigones de goma para reducir a los contratados para generar violencia. Transcurría el 23-F y no terminaba de producirse la violencia y consecuente insurrección militar, cundía el pánico entre los líderes de la insurrección. Delicuentes contratados por la oposición, en su frustración, golpean al diputado que liderazaba la toma del puente internacional de Ureña. En medio de este caos, se lanzan los camiones con “ayuda humanitaria” contra la GNB que no se mueve de su posición. Entonces comienzan a lanzar bombas molotov contra la GNB, con la finalidad de dispersarles e ingresar a territorio venezolano, donde se generaría un caos (“encender la mecha”). En ningún caso, hubo intención alguna de repartir pacificamente la “ayuda humanitaria”. Veamos que tres camiones con “ayuda humanitaria”, no significan absolutamente nada para los más de 30 millones de habitantes, ni siquiera para cubrir una minima fracción de los habitantes del Táchira, todo era un montaje, una provocación que , finalmente, fracasó.
El reclamo de EE.UU a Juan Guaidó

A pesar de la posición formal del vice-presidente de los EE.UU Mike Pence y su afirmación del supuesto apoyo al 100% a Juan Guaidó, la realidad es otra, muy distinta. Los EE.UU cumplieron su parte, comprándole los apoyos internacionales al gobierno fraudulento de Juan Guaidó, pero éste señor no cumplió, no logró ganarse a una cantidad suficiente de militares venezolanos como consecuencia de la intimidación previa al 23-F y las provocaciones de ese mismo día, llevadas a cabo por algunos sicarios y delincuentes, usando cocteles molotov, sobre los puentes internacionales (no me refieron a los manifestantes pacificos que honestamente estaban ahí). El fracaso es evidente y el gobierno de EE.UU se sentía engañado. En este sentido, el vicepresidente de Estados Unidos reprochó a Guaidó que no se produjo la deserción masiva de militares que ellos prometieron. Estados Unidos teme que la oposición al régimen de Maduro pierda su momentum, una vez más. De acuerdo al diario Argentino La política OnLine , Pence trazó a Juan Guaidó, un duro diagnóstico de todo lo que estaba fallando en la ofensiva contra el régimen chavista, delineando una nueva estrategia para los proximos días: la tercera fase. El mayor reclamo fue por la continuidad de la adhesión de FANB a Maduro. Hasta ahora sólo unos trescientos efectivos han abandonado al gobierno, sobre un total de 300 mil hombres armados, es decir, un 0,1%, ¿ese es el apoyo que tiene Guaidó en las FANB? No lo sé, pero está muy lejos de ser una masa critica suficiente para provocar la crisis institucional que debía provocar el líder de la oposición. Por otro lado, el vice presidente de EE.UU y su gobierno (que de tontos no tienen nada), recriminó a Guaidó la falsedad de otro de los supuestos que Guaidó transmitió al inicio de la ofensiva contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro: La base social de Maduro está desintegrada. En realidad, la crisis económica ha provocado que, en efecto, el apoyo a su Gobierno ha bajado, pero está muy lejos de ser insignificante.

Por eso vimos a Juan Guaidó, haciendo llamados vergonzosos al “pueblo chavista” para que se uniera a su insurrección, cuando nunca antes había reconocido ni siquiera la existencia del chavismo. Para él, no existía chavismo, sino una cúpula militar que gobierna en una especie limbo y a la cual sólo se obedece por la fuerza y la intimidación, algo que ha demostrado ser totalmente falso y ya EE.UU y los países del llamado “Grupo de Lima” lo tienen muy claro. Por que ahora lo tienen muy claro es que los países del llamado “Grupo de Lima”, el lunes pasado, entre una cosa y otra, dijeron TODOS que estaban en contra de cualquier acción militar contra Venezuela. Algo que también quedó muy claro en el último consejo de seguridad de las naciones unidas.


Simpatizantes de Juan Guaidó prenden fuego a camiones con “ayuda humanitaria” en puente internacional de Ureña (Frontera Colombo-Venezolana)

3era. Fase (última) del Plan Guaidó: El Carnaval Rojo

Ante la vergüenza de su error y los reclamos de EE.UU y la evidente distancia creciente con el “Grupo de Lima”, a Juan Guaidó no le queda otra que hacer un esfuerzo final, regresando a Venezuela. Es la última jugada de provocación de Guaidó. Ante una previsible y obvia detención de Guaidó por sublevación, insurrección, traición a la patria y muchos otros posibles cargos que se le pueden imputar, la jugada es ahora usar su detención para provocar el quiebre en la FANB. Aprovechar el asueto de carnaval para movilizar a la gente y provocar un caos, un carnaval rojo que de a Estados Unidos la excusa definitiva. Por el bien del país y de la paz, espero que nuevamente fracase en su intento. La salida para Venezuela debe ser democrática y pacifica, por medio de elecciones anticipadas, organizadas por venezolanos, de todas las tendencias políticas y con observación internacional certificada y reconocida por todos.

Kimberly Breier, subsecretaria de Estado de EEUU para Asuntos del Hemisferio Occidental a partir de 2018. Desde su cuenta en Twitter, Breir ha reportado su acompañamiento al opositor venezolano en Brasil y Paraguay, como un respaldo poderoso y al parecer necesario a Guaidó. Kimberly Breier tiene una licenciatura en Español y entre 1995 y 1997 hizo una maestría en la Universidad George Washington, famosa entre otros méritos por formar futuros empleados de la CIA. Allí, se conoce que también Guaidó realizó estudios de posgrado.

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VENEZUELA. QUÉ COSA MÁS RARA QUE UN PERIÓDICO ESPAÑOL TRATE VENEZUELA SERIAMENTE. RARO RARO RARO



Venezuela: lo que no se entiende

eldiario.es
09.03.2019


Cuando se piensa en Venezuela casi nadie se plantea que, por autoritario que pueda parecer el régimen de Nicolás Maduro, ineficiente su acción de gobierno e incluso, legítimo el hilo que conduce hasta Juan Guaidó, el elemento (geo)político que subyace, es inquietante. Hace mes y medio que una cuarentena de países ha reconocido a un "Gobierno" que, en un contexto de polarización y crispación, no tiene un control real del territorio y mucho menos del Estado. La decisión originaria proviene, además, de Washington y todo esto ocurre en un entorno volátil, como el latinoamericano, en el que los conflictos poselectorales son moneda corriente.

¿Qué sucederá cuando, a partir de ahora, vuelvan a producirse situaciones similares en la región? Difícil de predecir aunque, como otras muchas posibles consecuencias del inopinado desconocimiento internacional de Maduro, casi nadie se lo ha preguntado. Normal: el relato prefabricado en el que son encasilladas las noticias sobre Venezuela descansa sobre tres ejes argumentales ("Maduro-dictadura-hambre") que traban casi cualquier cuestionamiento extra, por razonable que sea. Los enfoques son machacones y los comentarios, ideologizados. Ante eso, lo que este artículo se plantea es intentar iluminar las abundantes zonas de sombra.

Primera parada, nuestro entorno. Tocar la fibra sensible del europeo medio exaltando las disfuncionalidades del sistema político venezolano es relativamente sencillo. La cultura política de ambos continentes es tan diferente que hay circunstancias (como la corrupción, la hiperinflación o el desabasto) que aunque forman parte de la cotidianidad latinoamericana, en Europa, espantan. La pregunta entonces es ¿por qué la prensa nunca exaltó el grave conflicto poselectoral de Honduras, en 2017, los más de 380 mil muertos acumulados en México desde 2008 o el incremento en 2018 del 166% de los homicidios en las favelas de Río de Janeiro?

La respuesta, posiblemente, sea múltiple: en la información internacional la agenda la suelen marcar las agencias de noticias; cada vez hay menos corresponsalías permanentes; América Latina es una región periférica… La cuestión subyacente es entonces de cajón, ¿por qué a Venezuela, que tiene una población parecida a la de Perú, se le está prestando una atención informativa similar a la de México o Brasil? Eso, en Europa, equivaldría a poner en un mismo plano a Portugal y Alemania… Para responder, quizás sería bueno hacerse, como Mario Vargas Llosa en Conversación en la catedral, una pregunta matriz: "¿Cuándo se jodió Venezuela?".

El relato mediático hegemónico tendría muy clara la respuesta: con el chavismo. Los datos duros, sin embargo, sugieren otra cosa: en 2008, los sociólogos venezolanos Margarita López Maya y Luis Lander sostenían que entre 1989 y 2005 se habían producido 15.611 protestas callejeras en Venezuela (2,67 por día). El malestar, por tanto, viene de lejos ¿Pero por qué entonces casi nadie establece una línea de continuidad entre el descontento de la Venezuela pre y poschavista? Los motivos se pueden intuir, aunque lo más práctico es preguntarse por los efectos: sobrecargar el periodo actual tiende a hurtarle perspectiva al problema de fondo.

Prueba de ello es que el tratamiento informativo que acostumbra a darse a Hugo Chávez escamotea que su primera elección como Presidente, en 1998, constituyó en realidad el último acto político de una larga crisis de legitimidad como las que ahora abundan incluso en países de nuestro entorno. Chávez, hace veinte años, obtuvo un nada desdeñable 56 % de los votos y su nueva Constitución un 71 %. Quizás por eso, visto desde la perspectiva actual, sea lícito preguntarse qué desencadenó un descontento tan grande para que los venezolanos escogieran a Chávez de una forma tan abrumadora por encima de sus partidos tradicionales.
La respuesta es sencilla: el Caracazo, una revuelta popular que tuvo lugar en la capital del país en 1989. Su saldo fue de 276 muertos oficiales y más de 3 mil oficiosos (recuérdese, como referencia, que ETA asesinó en España a 829 personas en 51 años). Durante los nueve días que duró el motín, según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, "la mayoría de las muertes fueron ocasionadas por disparos indiscriminados realizados por agentes del Estado venezolano mientras que otras fueron el resultado de ejecuciones extrajudiciales" (CIDH, 1999). Si hoy, los venezolanos siguen recordando aquello con terror, imagínese en 1998.

Dicho esto, ¿cómo se llegó a un punto de ebullición tan extremo? De hecho, ¿cuál fue el detonante real de un suceso que dinamitó la legitimidad del sistema político y envenenó el devenir del país por décadas? El relato oficial, el de la Wikipedia, alude al incremento del precio de la gasolina, pero el verdadero problema de fondo fue más estructural: entre 1982 y 2003, los precios internacionales del petróleo, se desplomaron. En la "Venezuela saudita" eso supuso que se pasara, en poco tiempo, de incrementos del 25 % en el salario real y del 40 % en el gasto social, a planes de "ajuste" que, desde 1983, contrajeron exponencialmente el PIB.

En el plano social esos recortes provocaron que el país pasara, rápidamente, de elevados niveles de bienestar y una estabilidad política considerable, una rareza en América Latina, al caos. Protestas callejeras, revueltas, intentos de golpe, inflación galopante, inseguridad y sobresaltos se convirtieron después de 1989 en el pan nuestro de cada día: en realidad, un escenario muy similar al de los últimos años. ¿Qué hay entonces de excepcional en el periodo de Maduro? Pues, salvo que ahora se televisa, no gran cosa: los precios del petróleo volvieron a caer abruptamente en 2015 y la economía venezolana sigue siendo crudo-dependiente.

Sea como fuere, lo más inquietante, lo que explica el carácter endémico de la conflictividad (y casi nunca se cuenta a la opinión pública internacional) es que la clase política venezolana nunca ha sido capaz, ni antes ni después de Chávez, de tejer un consenso orientado al reparto de la renta petrolera pero, sobre todo, al establecimiento de un modelo de desarrollo sostenible. Eso ni siquiera fue posible cuando en 2011 y 2012 los precios internacionales del petróleo superaron los 100 dólares: el rentismo es insaciable. Pero, ¿qué causó y qué causa ese fracaso político nacional? La mala administración, la cultura del despilfarro y la corrupción generalizada tienen parte de culpa pero la oposición que ahora abandera Guaidó también.

De hecho, mientras su grupo político perdía 24 de 26 elecciones, intentó golpes de Estado (2002), referéndums revocatorios (2004) y boicots electorales (2006 y 2017), pero sobre todo apostó todo a una política combinada de lobby exterior y protesta callejera interior. Un comportamiento como ese en España, sería carne de Tribunal Supremo ¿De dónde sale entonces el reconocimiento de Guaidó como Presidente "encargado"? Sería bueno saberlo: lejos de contribuir a desactivar el problema echa leña al fuego y eso, considerando la situación actual, es muy preocupante: en Venezuela hay cultura de la violencia, resentimiento acumulado y muchas armas sueltas ¿Hasta dónde quieren llegar algunos? No se entiende.

Juan Agulló es sociólogo y periodista. Profesor titular del Instituto Latinoamericano de Economía, Sociedade e Política (ILAESP, UNILA, Brasil)

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Fuente: https://www.eldiario.es/tribunaabierta/Venezuela-entiende_6_875322485.html