viernes, 10 de febrero de 2017

PPACO, PPACO, PPACO QUE MI PPACO PPACO... SON, 30.000, PPACO, PPACO, PPACO, QUE MI PPACO PPACO



Marhuenda, condenado por el Supremo a pagar 30.000 por publicar una noticia falsa   
    
El Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona que condenaba a La Razón, a Francisco Marhuenda y al periodista Jesús María Zuloaga a pagar 30.000 euros al exjefe de Policía de Cataluña después de que se vulnerara su derecho al honor con la publicación en el periódico de una noticia falsa en 2013. 

© elEconomista.es 
 
En ella, el diario dejaba entrever un caso de prevaricación cometido por el comisario Narciso Ortega a raíz de una supuesta reunión que mantuvo con Francisco Marco, director de la agencia de detectives Método 3, tal y como recuerda ElDiario.es, "con el archivo del expediente sancionador que la Delegación del Gobierno en Cataluña incoó a Método 3 en mayo de 2011 por supuestas irregularidades tipificadas en la Ley de Seguridad Privada". "Un alto cargo de Rubalcaba se reunió con el jefe de Método 3" era el titular que el periódico lanzó en su portada.

La Sala de lo Civil del Supremo rechaza así la el recurso de casación solicitado por La Razón, que se acogía, tildando la resolución de "desacertada", el derecho a la libertad de expresión e información. El propio Marhuenda llegó a valorar la indemnización de "excesiva y desproporcionada" afirmando que la reputación de Ortega no se vio afectada tras la publicación de esa noticia.

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PP-GÜRTEL: PODRIDO HASTA EL CANASTO DE LAS MANZANAS, Y QUE AGUANTES LUISILLO, QUE AGUANTES, QUE ESTA ES LA PRIMERA Y QUE NO ME GUSTA LA GASEOSA. PRINCIPIO DE LA CITA



Primera condena de la Gürtel: hasta 13 años de prisión para los cabecillas de la trama corrupta y varios ex altos cargos del PP de Valencia


Kaos en la red

Por Post Digital
10.02.2017
La trama corrupta vinculada al Partido Popular ha recibido esta mañana su primera condena como conclusión del juicio por la pieza separada del ‘caso Gürtel’ conocida como ‘caso Fitur’, que comenzó a juzgarse en marzo de 2015 y quedó visto para sentencia un año después tras 65 sesiones.













Así, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) ha condenado a penas de entre 3 y 13 años de prisión a 11 de los 13 acusados de amañar contratos entre la Generalitat Valenciana y la trama Gürtel para el montaje del expositor de la región en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en las ediciones de 2005 a 2009.

La sentencia condenatoria se dirige contra los cabecillas de la trama, Francisco Correa, Álvaro Pérez ‘El Bigotes’, Pablo Crespo y Cándido Herrero, y varios trabajadores de las empresas  de Correa, así como a la exconsellera de Turismo Milagrosa Martínez y varios ex altos cargos de la administración autonómica. Los delitos que se les achacan son los de asociación ilícita, prevaricación administrativa, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, falsedad documental y cohecho.

En concreto, la sentencia recoge para el número uno de la Gürtel, Francisco Correa, 13 años de prisión en total: 3 de ellos por asociación ilícita (además de 13.500 euros de multa y 9 años de inhabilitación); un año de cárcel por tráfico de influencias y multa de 3,9 millones de euros; otros 6 años de cárcel por malversación de caudales públicos y 10 años de inhabilitación absoluta y 3 años más de cárcel, multa de 500.000 euros y 8 años de inhabilitación especial por cohecho activo.

Para Pablo Crespo la pena es de 13 años y 3 meses por los delitos de asociación ilícita (2 años y 6 meses de cárcel, multa de 11.250 euros y 7 años y seis meses de inhabilitación); tráfico de influencias (1 año de prisión y multa de 3,9 millones de euros); malversación de caudales públicos (6 años de prisión y 10 años de inhabilitación); falsedad documental (1 año y 9 meses de prisión y multa de 6.750 euros) y cohecho activo (2 años de prisión, multa de 2.400 euros y 7 años de inhabilitación).

A Álvaro Pérez, ‘El Bigotes’, le cae una condena de 12 años y 3 meses de cárcel por asociación ilícita (18 meses de prisión y multa de 11.250 euros); tráfico de influencias (1 año de prisión y multa de 3,9 millones); malversación de caudales públicos (6 años de prisión y 10 años de inhabilitación); falsedad documental (1 año y 9 meses de prisión y multa de 6.750 euros) y cohecho activo (2 años de prisión, multa de 2.400 euros y 7 años de inhabilitación especial).
La exadministradora de empresas de la trama Isabel Jordán recibe una condena de 6 años de prisión por asociación ilícita (18 meses de prisión y multa de 11.250 euros); prevaricación administrativa (7 años de inhabilitación especial); malversación de caudales públicos (3 años de prisión y 7 años de inhabilitación absoluta); falsedad documental (1 año y 6 meses de prisión y multa de 6.000 euros), mientras que ha sido absuelta de tráfico de influencias.

Otro de los cabecillas, Cándido Herrero, ha sido condenado a 4 años y cuatro meses de cárcel por asociación ilícita (16 meses de prisión y 5.850 euros de multa); prevaricación administrativa (5 años de inhabilitación especial); malversación de caudales públicos (1 año y 6 meses de prisión, 3 años de inhabilitación absoluta); falsedad documental (1 año y 6 meses de prisión y multa de 3.600 euros). Ha resultado absuelto de tráfico de influencias.

La condena de la exempleada de Gürtel Mónica Magariños es 3 años de prisión por asociación ilícita (12 meses de cárcel y 1.800 euros de multa); prevaricación administrativa (5 años de inhabilitación especial); malversación de caudales públicos (2 años de prisión y 5 de inhabilitación absoluta) y también resulta absuelta de tráfico de influencias.

La exconsellera de Turismo del PP Milagrosa Martínez es condenada a 9 años de prisión, 6 de ellos por malversación de caudales públicos -delito por el que también se le imponen 10 años de inhabilitación absoluta- y otros tres años de cárcel por cohecho pasivo (además de 5.000 euros de multa y 8 años de inhabilitación especial). Asimismo, por prevaricación administrativa es condenada a 9 años de inhabilitación especial.

Para su ex jefe de gabinete, Rafael Betoret, se han decidido 6 años de prisión por malversación (también por ello 10 años de inhabilitación) y otros 7 años de inhabilitación por prevaricación administrativa. En el caso del ex jefe del área de Mercados y Comunicación de la Agencia Valenciana de Turismo (AVT) Isaac Vidal, la condena es de 7 años de prisión, 4 de ellos por malversación más 10 de inhabilitación; y 3 años de cárcel por falsedad documental (también 2.700 euros de multa y 2 años de inhabilitación). Por prevaricación administrativa, se decreta 5 años de inhabilitación especial.

A Jorge Guarro, que fue jefe del servicio de Promoción de la Agencia de Turismo, se le imponen 4 años de prisión y 10 de inhabilitación por malversación, así como 5 años de inhabilitación por prevaricación administrativa; mientras que Ana Grau -excoordinadora de ferias en la AVT- ha sido condenada a 3 años de prisión por falsedad documental (más 900 euros de multa y 2 años de inhabilitación especial); y por prevaricación administrativa, 4 años, tres meses y un día de inhabilitación especial. Ha sido absuelta de malversación de caudales públicos.

La sala condena además, a Francisco Correa, Pablo Crespo, Álvaro Pérez, Cándido Herrero, Isabel Jordán, Mónica Magariños, Milagrosa Martínez, Rafael Betoret, Isaac Vidal y Jorge Guarro a indemnizar solidariamente a la Generalitat Valenciana con 272.000 euros.
La sentencia establece la responsabilidad subsidiaria de las mercantiles Orange Market, Easy Concept Comunicación, Boomerangdrive y Servimadrid Integral, que deberán hacer frente al pago de dicha indemnización si los condenados anteriormente citados no abonan la parte que les corresponde.

También prohíbe contratar con el sector público a Francisco Correa, Pablo Crespo, Álvaro Pérez, Cándido Herrero, Isabel Jordán, Mónica Magariños, Milagrosa Martínez, Rafael Betoret, Isaac Vidal, Jorge Guarro y Ana Grau por lo que se acuerda comunicar la sentencia a la Junta Consultiva de Contratación Administrativa del Estado y al órgano equivalente en la Comunidad Valenciana.

El tribunal ordena, por otro lado, el comiso de bienes de la sociedad Orange Market S.L., por importe de casi dos millones de euros 1.938.000 y el comiso del reloj, valorado en 2.400 euros, con el que fue obsequiada la exconsellera de Turismo condenada.

Por contra, la sala absuelve a la exconsellera de Turismo Angélica Such y a Juan Bover, ex jefe de servicio de infraestructuras turísticas de la Conselleria, de prevaricación administrativa, único delito por el que estaban acusados, según detalla el TSJ. (Postdigital/Agencias)

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PODEMOS. VISTALEGRE II





Vistalegre II

(Unidos)Podemos/Confluencias: un ecosistema rico para un proceso de cambio

María Eugenia Rodríguez Palop
Vientosur
08.02.2017 

Más allá de las diferencias en relación al modelo organizativo, que no son menores. Más allá de los vaivenes que han sufrido las posiciones de unos y otros en estos meses. Más allá de la política performativa, la deriva tecnocrática, la (in)comunicación efímera, y el exceso de (des)información. Más allá de lo cansino de esas soporíferas campañas en redes, de los afectadísimos golpes de pecho, de las misivas, las declaraciones de amor o la teatralización de las rupturas. Más allá del paso de la tragedia griega a un reality show cada vez más gore. Más allá de todo eso, apartados los egos, el ruido de los medios de comunicación, las imposturas, las versiones y las manipulaciones, Podemos sigue siendo hoy parte del proyecto político que necesitamos para confrontar la pobreza, la fragmentación social, y el deterioro vital en el que vive sumido este país desde que empezó la crisis; el segundo país de la Unión Europea donde más ha crecido la desigualdad y donde ha seguido aumentando a pesar de los últimos años de crecimiento económico/1.Frente a la irrupción de las derechas y la esterilidad de los partidos socialdemócratas al uso, Podemos, Unidos Podemos y las confluencias, siguen siendo el bastión desde el que es posible imaginar todavía un sistema más justo y más amable para todas las personas.

Es evidente que Podemos vive hoy incendiado, en una barricada que se antoja cada vez más inmanejable, y ese incendio se debe en buena parte al choque de personajes y personalismos que se (auto)perciben como irreconciliables, a liderazgos centrales y subalternos mal construidos y desorientados, a las clásicas luchas intestinas de camarillas y camarotes, y al aluvión de arribistas y oportunistas que se han movido apresuradamente y a cabezazos. Todo esto, con íntimas biografías incluidas, nos ha quedado lamentablemente claro. Podemos aspiraba a controlar los resortes de una sociedad del espectáculo infantilizada y pueril que finalmente lo ha acabado devorando, incorporándolo a ese frame de Superviventes en el que la transparencia se confunde con una pornografía de desnudos integrales.

Sin embargo, lo que quizá no se haya señalado tanto en este tiempo es que el incendio de Podemos obedece también a las diferentes sensibilidades y culturas políticas que este proyecto ha conseguido aglutinar; que esas sensibilidades no pueden armonizarse en cuatro días y que, de hecho, cabría la posibilidad de no negarlas, no manejarlas conflictivamente como diferencias insalvables. De hecho, lo suyo sería reconocerlas como partes porosas de ese rico ecosistema político que exige el proceso de cambio en el que estamos inmersos y del que, sin duda, Podemos es una pieza esencial. O sea, que se haga de estas diferencias un drama, que se rigidifiquen para convertirse en problemas identitarios innegociables, es algo que siempre puede elegirse y es lo que, sin ninguna duda, merece la pena discutir ahora, con buenas dosis de realismo pero sin renunciar ni un ápice al horizonte radical de transformación que necesitamos.

Francamente, no creo que exista ese karma suicida de la extrema izquierda del que habla Enric Juliana/2, ni creo que las disputas enconadas sean el sino irremediable de según qué posición ideológica o partidaria. La prueba es que hoy son las izquierdas moderadas las que están a la deriva gracias a la gestión frívola y managerial del neoliberalismo que han hecho durante la crisis; una gestión que ha facilitado el (re)surgimiento de esa derecha devoradora a la que ahora son incapaces de dar respuesta y a la que han llegado incluso a apuntalar con su desidia/3. El PSOE está incendiado desde hace años, aunque se haya hecho más evidente tras el golpe fatal del 1 de octubre, y arrastra una crisis orgánica y programática de la que está pretendiendo salir como el Barón de Münchhausen de su ciénaga/4; Valls y Hamon se han confrontado tras la debacle de Hollande, y el exministro Macron se postula como favorito para competir por ocupar el Eliseo; Syriza se rompió por el lado socialdemócrata, Renzi cayó derrotado, y aún no nos hemos recuperado del fracaso de Sanders frente a Hillary Clinton ni de Clinton frente a Trump/5.

De manera que, lejos de asumir las tristes pasiones que genera la predestinación, actitudes derrotistas y autovictimizantes, lo que hay que hacer es preguntarse cómo vamos a salir de la parálisis en la que nos han dejado unos, y acabar con las propuestas regresivas y reaccionarias que nos han impuesto otros. Y me parece que la solución pasa necesariamente por no caer en la (auto)simplificación, el ombliguismo y el ensimismamiento que ha convertido a la socialdemocracia en una alternativa completamente estéril; pasa por no renunciar a la creatividad política, a la audacia y a la amplitud de miras que ha permitido a Unidos Podemos y a las confluencias ocupar un lugar en las instituciones. Porque, entre otras cosas, no puede olvidarse que ha sido la jibarización en los diagnósticos y los pronósticos lo que ha llevado a los socialdemócratas a ignorar los complejos acontecimientos que han golpeado a las clases populares en estos años, a identificarse con las élites, y a instalarse en un síndrome de Estocolmo que les ha impedido comprender y abordar los problemas que ha padecido a diario su propia gente. Hoy los socialdemócratas no pueden alzarse como una salida frente a los problemas que ellos mismos han contribuido a simplificar y minimizar, así que intentar reinventar la socialdemocracia o sencillamente conquistar su espacio con fórmulas semejantes, es una estrategia fallida que la nueva política debería saber eludir.

Desde sus inicios, Podemos se ha debatido entre las instituciones y los movimientos; entre una democracia agonística y esa dinámica más participativa y relacional que ha pervivido en los círculos y en el nuevo municipalismo. Entre apostar por una transformación radical del sistema o por un reformismo, más o menos agresivo, basado en cambios parciales y en ciertos ajustes estructurales (conflictividad o pragmatismo, estrategia, tactismo, a fin de ampliar la base electoral). Entre fórmulas anticapitalistas, orientadas a limitar la especulación y la acumulación de la riqueza, más decrecentistas, y un capitalismo bajo control social. Entre los planteamientos de los problemas en términos de clase y la apuesta por las clases medias empobrecidas sin conciencia de clase; el pueblo existente o la (re)construcción del pueblo. Entre las dinámicas competitivas (también al interior de su propio proceso político), guerreras y guerrilleras, machistas, verticalistas y depredadoras, y otras más cooperativas, horizontales, feminizadas y feministas. Entre distintas formas de ejercer el liderazgo: el liderazgo hipermasculinizado del combate cuerpo a cuerpo y la emotividad agresiva, que resultó útil en una fase de irrupción plebeya y desbordamiento popular, o el liderazgo transformacional que permite canalizar el disenso y la renovación. Podemos se ha debatido entre un hegemonismo discursivo, apoyado en una articulación comunicativa intelectualizada, y la búsqueda de una hegemonía más afectiva o de esa poshegemonía propia de la sociedad en red. Entre ser un partido que socializa, con una militancia fuerte y cohesionada, o dedicarse más a movilizar a través de consultas plesbicitarias (democracy living room) en las que suele confundirse lo colectivo con lo agregado y en las que no se ha asegurado siempre ni la deliberación, ni el debate, ni una participación relevante.

Podemos ha sido todo eso, y mucho más, y ha basculado entre los diferentes matices de cada uno de estos extremos, con sus lineamientos y familias intentando convivir en el contorsionismo. A esos lineamientos Podemos se vio obligado a sumar a Izquierda Unida, dando lugar a la formación Unidos Podemos, a las confluencias catalana, gallega y valenciana, y a un municipalismo integrador con vocación federativa. Y gracias a este enriquecimiento de su ecosistema inicial Podemos salió reforzado en un momento en el que la hipótesis de la máquina de guerra electoral, triunfante en Vistalegre I, perdía fuelle en las encuestas y para todo el mundo estaba claro que Podemos, por sí solo, no podía seguir creciendo.

Quienes apostamos desde el principio por la vinculación de todas esas diversidades, estábamos convencidas de que era ahí donde residía la auténtica ventana de oportunidad, la potencia real de cambio, aunque exigiera una generosidad política que Podemos no siempre tuvo. Y si ahora, habiendo avanzado en un territorio tan agreste, se desanda el camino andado serán muchos los que opten por abandonar definitivamente el proyecto, y sin Unidos Podemos, sin las confluencias, sin la nueva política, sin un municipalismo empoderado y respetado en sus dinámicas propias, el bipartidismo imperfecto volverá a campar a sus anchas, y un PP, más o menos acompañado, acabará arrasando en las próximas elecciones.

No hace falta más que echarle un vistazo al último informe de Oxfam para calcular el desastre que esto podría suponer para los más vulnerables. En el último año, 7000 nuevos millonarios han visto la luz en España, y la fortuna de tan sólo 3 personas equivale ya a la riqueza del 30% más pobre del país, es decir, de 14,2 millones de personas. Entre 2008 y 2014, los salarios más bajos cayeron un 28% mientras los más altos apenas se contrajeron. Los beneficios de las grandes empresas han recuperado los niveles anteriores a la crisis, pero una de cada cinco personas en edad de trabajar no encuentra empleo. Y quienes lo encuentran, lo hacen en condiciones de alta precariedad porque los salarios siguen 9 puntos por debajo de los niveles alcanzados en 2008/6.

En fin, no hay duda de que la política del PP ha sido la del aumento brutal de la desigualdad y la de la concentración de la riqueza en cada vez menos manos. El asunto es muy grave y es susceptible de empeorar. Bastaría con que en Vistalegre II hubiera una mayoría que tuviera presente estos datos, para que fuera una evidencia la necesidad de empoderarnos recuperando la unidad, el rumbo y la cordura. Porque es la vida de millones de personas la que está en juego.

María Eugenia Rodríguez Palop es profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid
8/2/2017

Notas


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