lunes, 28 de febrero de 2022

Crímenes de los nazi-otanistas en Donbás de los que nadie quiere acordarse

 

Crímenes de los nazi-otanistas en Donbás de los que nadie quiere acordarse

 

DIARIO OCTUBRE / febrero 28, 2022



Recordemos los crímenes de Ucrania en Donbás contra los civiles.

Por alguna razón, todo el mundo ha olvidado cómo empezó la llamada “Operación Anti-terrorista” y lo que ocurrió en ella. Durante ocho años, ningún país del mundo, excepto Rusia, se ha dado cuenta de los crímenes de guerra de los batallones nazis de Ucrania. Nadie hasta la fecha ha sancionado a las cúpulas políticas y militares por los crímenes cometidos. Ninguno de los que desencadenaron la guerra civil en Donbás ha sido llevado ante la justicia.

Vídeo en ruso:

Reproductor de vídeo

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Recuperar las llanuras de inundación evita los graves daños de las crecidas

 

Recuperar las llanuras de inundación evita los graves daños de las crecidas

  • Ecologistas en Acción publica el informe ‘Balance de las crecidas en Navarra en diciembre de 2021’, donde se analiza las causas de las fuertes inundaciones en 2021 y en años anteriores.

  • El estudio de cada cauce concluye que han sido los diques, los dragados y la ocupación de las llanuras de inundación las responsables de los daños de las crecidas. En ese sentido, se proponen medidas para convivir con el río minimizando los daños de futuras inundaciones.


TERCERAINFORMACION / 27.02.2022

 

Crecida del Ebro en Zaragoza en 2007 / Javier Belver / EFE

 

El modelo basado en grandes dragados, construcción de diques y ocupación de la llanura de inundación no solo no funciona, sino que está generando graves consecuencias. Cada actuación que se da siguiendo este sistema empeora más la situación. Lejos de solucionar o mitigar las inundaciones, este modelo está generando consecuencias que no se han tenido en cuenta.

Históricamente el ser humano ha tratado de convivir con los ríos aprovechando los recursos y espacios que le brinda. Ha desarrollado una agricultura sostenible cultivando en las vegas que de forma natural eran fertilizadas por las sucesivas crecidas. Una simple enmienda con materia orgánica ha sido tradicionalmente el complemento para el desarrollo de esta agricultura.

Lamentablemente el desarrollismo urbano de los años 60 del pasado siglo y el avance de la agricultura intensiva han supuesto una presión sobre los cauces fluviales nunca vista. Esta presión continuó en los años 70 y 80, alcanzando una situación límite para los ecosistemas fluviales y para el propio funcionamiento de los ríos. Hacia estos años los diques se fueron generalizando, haciéndose cada vez más altos y fuertes. Grandes dragados y la construcción de diques muy elevados han permitido la ocupación del dominio público hidráulico bajo una sensación de “falsa seguridad”. En estas décadas se produce la roturación y eliminación de los últimos grandes bosques de ribera, en una pérdida constante de hábitats y biodiversidad.

A este intervencionismo en los ríos y ocupación de la llanura de inundación se le suman las consecuencias del cambio climático, donde los episodios extremos se están acentuando, haciendo que las precipitaciones se concentren generando crecidas e inundaciones.

Ecologistas en Acción ha analizado las crecidas e inundaciones en la cuenca del Ebro sucedidas en diciembre de 2021 en el informe ‘Balance de las crecidas en Navarra en diciembre de 2021’. Se ha estudiado zona a zona y comprobado cómo son muchas y diversas las situaciones y problemáticas. En la Cuenca de Pamplona, San Adrián o Funes la problemática viene por haber construido viviendas en la llanura de inundación. En el tramo medio del Ebro los problemas vienen por haber constreñido al río entre diques, cada vez más fuertes y elevados, que en caso de crecida empeoran la inundación, pues el agua queda retenida durante más días.

Las soluciones a todos estos problemas sin duda son complejas y difíciles pero, dentro del marco de las directivas de inundaciones y hábitats, y de la legislación nacional, es necesario devolverle espacio a los ríos, creando de forma ordenada y consensuada zonas de inundabilidad. No se pueden seguir reparando diques que de forma continua en cada crecida se rompen. Se debe recuperar el dominio público hidráulico, que nunca debió ser privatizado.

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Sindicato del crimen

 

Sindicato del crimen

 

Por Iñaki Egaña

Rebalion / España

 | 28/02/2022 |

Fuentes: Naiz


Álvarez Cascos aplaude a Manuel Fraga en el X Congreso del PP, celebrado en Sevilla, en el que Aznar asumió el liderazgo. A sus espaldas, el primer logo del partido, diseñado por Fernando Martínez Vidal - ABC


En los últimos días hemos asistido a una guerra despiadada entre diferentes sectores de la derecha española por el control del poder en el seno de su casa común, el Partido Popular. Detrás del conflicto nos hicieron creer que estaban los inesperados resultados en las autonómicas de Castilla y León, donde el supuesto ascenso de Vox retrataba a la derecha del bipartidismo. Pero como ya explicó meridianamente Iñaki Iriondo en este mismo medio, los neofascistas ya tocaron techo anteriormente.

En esta ocasión, la pugna entre Casado y sus detractores azuzados por Ayuso ha provocado una guerra de trincheras, inducida por los medios de propaganda, en la que cada sector ha encontrado sus aliados. Y en esa pugna, la apuesta generalizada ha recaído en favor de Ayuso. Una apuesta mediática con un interés desmedido de intervención política.

Esta intrusión está relacionada con la intención del Estado profundo por abandonar el convencionalismo bipartidista y convertir a la derecha española en una corriente trumpista. Lo que significa que un líder, Ayuso o cualquier otro en un futuro, sea capaz de aglutinar a una masa social proclive a retornar a algo muy español, como recordaba hace poco Iván Redondo. La restauración. ¿Monárquica, si el rey ya fue rescatado? No, por cierto. La restauración de 1975. El periodo preconstitucional.

Dando la corrupción por válida, incluso elevándola a singularidad española (si el rey es corrupto, todos sus súbitos tienen el derecho a serlo), los medios han planteado un escenario radical. El relevo de Casado a través de una orquestada presión pública y no a través de un proceso interno que abocara a un congreso ordinario, o como contaba David Jiménez, exdirector de «El Mundo», en su explosivo «El director», de un desgaste entre las diversas tendencias. Cada sector colocaba a sus columnistas y tertulianos en los medios afines para despellejarse mutuamente.

Fue el caso de la pelea entre la entonces vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la secretaria del PP Dolores Cospedal. Recordar que la candidatura de Pablo Casado fue la triunfante en aquella pugna de 2018. La clave: el apoyo de los medios y, sobre todo, de Aznar. Y no hace falta asistir a las hemerotecas para traer al presente que el expresidente de las Azores y la invasión y masacre de Iraq, cobra su sueldo desde 2006 de News Corp, el gigante estadounidense de Rupert Murdoch. Al margen de su presencia en el lobby levantisco FAES.

Murdoch, también presidente de la cadena Fox y de medios tan derechosos como «The Times» o «The New York Post», ya enfiló a Trump para su última campaña contra Joe Biden: «Es crucial que los conservadores desempeñen un papel contundente en ese debate, pero eso no sucederá si el presidente Trump se mantiene enfocado en el pasado. El pasado es el pasado, y el país ahora está en una competencia para definir el futuro». Las palabras podrían ser repetidas en la pugna Casado-Ayuso. El populismo trumpista es la clave para redefinir a la derecha española.

Y por ello, en esta ocasión, los grandes de la comunicación escrita, encabezados por Vocento («ABC», con sus sucursales vascas de «El Diario Vasco» y «El Correo») y Rizzoli (“El Mundo”) han gestionado una estrategia de derribo a Casado, que ha contado únicamente, en la derecha, con el apoyo de «La Razón», diario de Planeta, propietaria también de Atresmedia cuya marca Antena 3 se decantó por Ayuso. Han sido los medios escritos, la casi totalidad quebrados y sostenidos por la banca hispana en la renegociación de su deuda, los que han vehiculizado su interés para el futuro de España.

Tal y como recordaba Pablo Iglesias en el programa «La Base», hay un hecho incontestable para comprender esta alienación con Ayuso. Las ayudas económicas se hallan en la Comunidad de Madrid y todos sus valedores están chupando de ese bote que parece no tener fondo. Una supuesta mordida de dos euros por cada seis que costaba una mascarilla, es el chocolate del loro. Pero el argumento de Iglesias no lo explica todo. Quizás desde Euskal Herria y Catalunya tengamos, a través de la experiencia, una visión más precisa.

En nuestro día a día sufrimos, por ejemplo y desde la ETB, el «estilo Calleja», que desgraciadamente arrastró a muchos de sus compañeros. Desde Madrid, Inda, Savater, Semprún, Marhuenda, Jiménez Losantos, Martín Prieto y una lista interminable de periodistas que cobraban sobresueldos desde los fondos reservados, según denunció en su tiempo Pepe Rei. Para ponernos todos los epítetos del universo, denigrarnos como personas, convertirnos en bestias y proponer un escenario de guerra civil en su defensa de la españolidad decimonónica.

Este aprendizaje en nuestra piel nos hace intuir el tremendo revolcón que llega en el seno de la derecha española. Y que, para ello, el Estado profundo, aquellos poderes fácticos que decían nuestros antepasados, ha preparado un cambio de ciclo. Con los llamados periodistas, entre otros agentes activos, como arietes para crear un estado de opinión determinado.

A este elenco de agentes activos, otro mesías de la comunicación como fue Juan Luis Cebrián los llamó en un histórico artículo, «miembros del sindicato del crimen». Eran periodistas como él, pero, entonces, no le merecieron respeto en esa pugna de poder mediático. Los contextos eran bien diferentes, pero la definición marcó, desde el seno de la profesión, las características de aquellos periodistas: vendidos al mejor postor, la voz de su amo.

En la actualidad el amo, el patrón, juega a la grande, con un estilo en el que los periodistas son peones de un rey, una reina, torres, alfiles y caballos que corresponden a palabras como BBVA, Santander, Lara, Guzmán el Bueno, Conferencia Episcopal, Iberdrola, Telefónica, Cepsa, Repsol, Brunete… A la búsqueda de un Donald Trump español que unifique tendencias en una reordenación que también llegará a Euskal Herria. Recuerden la palmadita en la espalda a Adanero y Sayas por parte de Abascal y Ortega Smith antes de subir al gallinero.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/iritzia/articulos/sindicato-del-crimen

 

La Europa del capital y el modelo 720

 

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea

 ha tumbado la Declaración de Bienes en el

 Extranjero, el llamado modelo 720. Las

 instituciones europeas solo entren en los

 temas fiscales para defender las

 prerrogativas del capital y de las

 empresas.


La Europa del capital y el modelo 720

 

Juan Francisco Martín Seco

El Viejo Topo

28 febrero, 2022 



En 2017, la Comisión, y ahora el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, se han pronunciado en contra del modelo 720 de la Agencia Tributaria (Declaración informativa sobre bienes y derechos situados en el extranjero). En realidad, lo que censuran y condenan ambas instituciones es la obligación impuesta a los residentes en España de declarar en dicho modelo toda clase de bienes en el extranjero, así como reprueban las sanciones que lleva aparejadas no hacerlo, o hacerlo fuera de plazo.

Lo primero que puede extrañar es que tanto la Comisión como el Tribunal se adentren en materia de Hacienda Pública, ya que la Unión Europea ha huido siempre de estas competencias. Permanentemente ha rechazado todo intento de integración en el ámbito fiscal, a pesar de constituir un complemento necesario tanto del Acta Única como de la Unión Monetaria. En buena medida, los males y defectos de la UE radican en esa falta de unidad fiscal. El presupuesto comunitario es casi ridículo y los ingresos propios, en extremo reducidos y casi en su totalidad cobrados a los Estados y no directamente a los ciudadanos.

Ha sido la pasividad de las instituciones europeas la que ha permitido la existencia de paraísos fiscales dentro de la propia Unión y una competencia desleal entre los Estados, que han ido reduciendo la presión fiscal directa a favor de la indirecta, y que han jibarizado la política redistributiva. La UE nunca ha querido asumir la política redistributiva ni en el plano personal ni en el territorial, pero al mismo tiempo obstaculiza que los Estados la desarrollen.

Pero entonces, ¿por qué la Comisión y el Tribunal se entrometen en la forma de recaudar de un Estado miembro? La explicación se asienta en los derechos y prerrogativas del capital, y más concretamente de sus libres movimientos. La argumentación de la Comisión y del Tribunal, aunque con diferencias, se fundamenta en que consideran que el modelo 720 y todo lo que conlleva constituye una restricción a la libre circulación de capitales y por lo tanto al Derecho comunitario.

Todos los elementos que se cuestionan: las ganancias patrimoniales no justificadas, la no prescripción, la desproporción que según ellos tienen las sanciones, etc., son contrarios al Derecho comunitario, solo en cuanto que todos ellos incrementan la intensidad y la importancia de las restricciones a la libre circulación de capitales. Razonan que todas esas obligaciones impuestas acerca de los bienes que se sitúan en otros países pueden desincentivar la inversión en el extranjero. Aunque tendríamos que decir más bien que lo que hacen es eliminar el incentivo que la posibilidad de fraude y evasión fiscal conceden a la deslocalización de los bienes fuera del país de residencia.

Habrá que preguntarse si la facilidad para defraudar a la Hacienda Pública no es la que corrompe la libre circulación de capitales, al quebrar la neutralidad entre los destinos y al transformarla en evasión de capitales. Conviene no olvidar que gran parte de la inversión en el extranjero se puede realizar desde los bancos nacionales o en territorio nacional. Así que muchos de los que depositan bienes en el exterior lo que buscan es la opacidad fiscal. Con el modelo 720 se pretende retornar a la ecuanimidad, permitiendo que la libre circulación de capitales, al menos en cuanto a la información, se rija por motivos económicos y no fiscales.

Más allá de si el modelo 720 restringe o no la libre circulación de capitales, de lo que no cabe duda es que esta ocupa un papel fundamental en el andamiaje constitucional de la UE. Por el contrario, al sistema fiscal y a la lucha contra el fraude se los relega a un lugar muy secundario, casi irrelevante. En nuestra Constitución la jerarquía es la inversa. La libre circulación de capitales no aparece y, sin embargo, el Estado social, cuyo principal componente es un sistema fiscal justo, basado en la igualdad y progresividad, se configura como columna central del edificio. Ello conduce a plantear un problema de fondo: ¿hasta qué punto son compatibles ambas realidades políticas?

Va llegando el momento de que nos preguntemos si al firmar el Acta Única y al incorporarnos a la Unión Monetaria no se produjo un cambio sustancial de la Constitución Española, modificación que se realizó con cierta ligereza democrática, basándose exclusivamente en la autorización que la Carta Magna concede a los mandatarios para firmar acuerdos internacionales; si bien no parece que al redactar y aprobar este artículo se estuviese pensando en pactos que modificasen esencialmente la propia Constitución.

En honor de la verdad hay que añadir que esta metamorfosis no ha sido exclusiva de nuestro país. La mayoría de los Estados han dado un giro similar. Este hecho es bastante lógico si se considera que los pasos fundamentales en la constitución de la UE se han dado cuando el neoliberalismo había adquirido ya una posición dominante y la socialdemocracia y el Estado Social estaban de retirada. La UE se ha construido siguiendo los axiomas más estrictos de la globalización. En el centro está el capital y sus intereses y son los respectivos lobbies los encargados de escribir el libreto en Bruselas. No nos puede extrañar por tanto que las instituciones europeas solo entren en los temas fiscales para defender las prerrogativas del capital y de las empresas.

El Tribunal de Luxemburgo admite que se puede restringir la libre circulación de capitales en aras de la lucha contra el fraude fiscal, ma non troppo, pero no demasiado. El Estado puede demandar la información, pero sin establecer en caso de incumplimiento esas penalizaciones que se consideran tan duras. O, dicho de otro modo, el modelo 720 puede seguir funcionando, pero con unas sanciones suaves, casi testimoniales, que todo se reduzca a nueva invitación a declarar y que difícilmente empujarán al cumplimiento del contribuyente.

La sentencia acusa a las sanciones a imponer de falta de proporcionalidad. Se ignora a qué se refiere y qué medida emplea para determinarla, pero parece bastante claro que la intensidad y cuantía de la sanción, para que sea efectiva, debe estar en proporción directa a la facilidad de evasión. Allí donde la probabilidad de que la Administración detecte la infracción sea muy alta, la amenaza de una sanción reducida será suficiente para asegurar el cumplimiento. Por el contrario, cuando la posibilidad de evasión es muy grande y además el riesgo se puede diversificar en distintos bienes, las sanciones tienen que ser muy elevadas para que generen algún efecto disuasorio.

En los bienes que se encuentran en el extranjero la posibilidad que tiene la Administración Tributaria de detectarlos, si sus dueños no los manifiestan, es casi inexistente, por lo que las sanciones a la no declaración tienen que ser cuantiosas para lograr algún resultado. El Tribunal quizás emplea el término proporcional en relación a las sanciones que se imponen cuando los bienes están en territorio nacional, lo que no tiene ninguna lógica, dado que los distintos bienes situados en España, al revés de los que se asientan en el exterior, están sometidos a todo tipo de controles. Son muchas las fuentes a través de las cuales llega la información a la Agencia Tributaria: entidades financieras, compañías de seguros, notarios, registradores de la propiedad, catastro, empresas y demás entidades obligadas a retener, etc. Después de cruzar todos estos datos, la información de los bienes situados en España es bastante completa, lo que no quiere decir que no exista fraude en las rentas.

Parece que el Tribunal considera abusivo que los bienes descubiertos en el extranjero se califiquen de incrementos no justificados de patrimonio. Sin embargo, es el mismo tratamiento fiscal que se les da a los que se descubren en el interior. La única diferencia, y quizás esté ahí la explicación de la crítica del Tribunal, se encuentra en la prescripción. Mientras en estos últimos bienes se admite la prescripción, desde el momento en que fueron adquiridos por el contribuyente, siempre que se pueda conocer esta fecha, en los situados en el exterior la prescripción solo comienza a computarse desde el momento en que la Agencia Tributaria tiene noticia de ellos.

Pero esta diferencia es también razonable y no debe extrañarnos ni tendría que escandalizar al Tribunal. En los bienes situados en territorio nacional, la Administración puede localizarlos desde el mismo momento en el que están en poder del contribuyente. Por el contrario, en los que están emplazados en el exterior, difícilmente Hacienda puede descubrirlos si no tiene constancia de su existencia. Además, en el extranjero la Administración no cuenta ni con los medios ni con la potestad de actuar con los que cuenta en el interior.

En sus alegaciones la Comisión aduce que en la UE se ha establecido una serie de directivas destinadas a facilitar el intercambio de información entre los Estados, lo que hace innecesarios otros procedimientos más agresivos como el modelo 720. Resulta un poco ingenuo tal razonamiento. En primer lugar, porque según esta normativa la petición hay que hacerla de forma individualizada, lo que resulta imposible en la mayoría de los casos, cuando se desconoce absolutamente todo. En segundo lugar, porque como casi todo en Europa, esta obligación de información se realiza muy deficientemente, tarde, mal y nunca. Debe de funcionar tan bien como las órdenes de detención, de cuya ineficacia tenemos una amplia constancia los españoles.

Resulta llamativo el escaso espacio que ha ocupado en la prensa esta sentencia y, además, en la mayoría de las ocasiones felicitándose de ella y tildando de abusiva la postura de Hacienda. Parecería procedente que la reacción de aquellos que se oponen a toda subida de impuestos, aferrándose a la idea de que el fraude es muy elevado, fuese la contraria, ya que deberían defender todas las medidas de lucha contra la evasión fiscal. Y contra la sentencia debería haber tomado posición desde luego la izquierda, ya que la gravedad de lo decidido por la UE es grande y deja bien claro lo que se puede esperar dentro de sus límites. No es solo que a nivel comunitario no se pueda establecer un sistema tributario progresivo, sino, que tampoco se puede realizar dentro de cada Estado. Todo conspira para que el modelo que rija en este tema en Europa sea profundamente neoliberal.

En esta ocasión se echan en falta esas voces tan proclives a censurar a la justicia española cuando sentencia a los golpistas catalanes. Se esperaría que, siendo muchos de ellos teóricamente de izquierdas, hubieran reaccionado ante una sentencia que rompe la soberanía fiscal de un Estado miembro en beneficio del capital. Cuando se conozca el listado nominativo de las devoluciones y las cantidades respectivas será difícil no darse cuenta del disparate que se ha cometido con esta sentencia.

Los defensores entusiastas de la sentencia y detractores del modelo 720 se enfrentan a una contradicción. Fue el Gobierno de Rajoy el que lo aprobó, siendo ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. Conozco a Montoro desde hace muchos años, antes de que fuera ministro o secretario de Estado. Coincidí con él en múltiples mesas redondas cuando él ocupaba el cargo de director del Instituto de Estudios Económicos, entidad dependiente de la CEOE, y uno de los principales focos de emisión de pensamiento neoliberal. Nuestras posturas, como es normal, estaban casi siempre enfrentadas. Montoro no ha sido nunca un bolchevique rabioso ni siquiera un furibundo keynesiano. Sin embargo, vio la necesidad de que, si se quiere combatir el fraude, los bienes en el extranjero de los residentes deberían ser tan trasparentes como los que se encuentran en el interior del país.

Artículo publicado originalmente en Contrapunto.

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