lunes, 17 de julio de 2023

Cómo la Comisión Trilateral ha dado forma al Occidente contemporáneo

 

Ya casi nadie habla de la Comisión Trilateral. No es extraño: su trabajo ya está hecho. Pensaron en cómo debía ser el mundo –su mundo– lo penetraron, y triunfaron. Hoy la semilla ha dado árboles frondosos para el capital, y mucho barro para los de abajo.


Cómo la Comisión Trilateral ha dado forma al Occidente contemporáneo


Giacomo Gabellini

El Viejo Topo

17 julio, 2023 



Cuando los fundadores David Rockefeller, Zbigniew Brzezisnki y George Franklin establecieron la Comisión Trilateral en 1973, aspiraban a crear un organismo transnacional para consolidar un orden internacional liderado por Estados Unidos y aliviar las tensiones emergentes entre los miembros de la “tríada capitalista”, formada por Estados Unidos, Europa occidental y Japón, debidas al  crecimiento económico europeo y japonés y la intensificación de la competencia intercapitalista a raíz de la crisis del petróleo. A mediados de la década de 1970, el think-tank publicó, entre muchos otros, un estudio en el que argumentaba que “una iniciativa conjunta Trilateral-OPEP que ponga a disposición más capital para el desarrollo sería funcional a los intereses de los países trilaterales. En un período marcado por el estancamiento del crecimiento y el aumento del desempleo, obviamente es ventajoso transferir fondos de los estados miembros de la OPEP a los países en desarrollo para absorber las exportaciones de las naciones representadas en la Comisión Trilateral”.

En otro documento de la misma época leemos que: “el objetivo fundamental es consolidar el modelo basado en la interdependencia [entre estados] para proteger los beneficios que protejan a cada país del mundo de las amenazas externas e internas que provendrán constantemente de quienes no están dispuestos a soportar la pérdida de autonomía nacional que implica el mantenimiento del orden existente. En ocasiones, esto puede requerir ralentizar el ritmo de avance del proceso de fortalecimiento de la interdependencia [entre estados] y modificar sus aspectos procesales. La mayoría de las veces, sin embargo, será necesario realizar esfuerzos para limitar las intrusiones de los gobiernos nacionales en el sistema de libre comercio internacional de bienes económicos y no económicos”.

El objetivo de los trilateralistas consistía, pues, en transformar el planeta en un espacio económico unificado que implicaba el establecimiento de estrechos lazos de interdependencia entre los Estados y, como se afirma en un estudio fundamental centrado en el tema (https://www.plutobooks.com/9781783714957/neoliberalism/), «la reestructuración de la relación entre trabajo y gestión según los intereses de los accionistas y acreedores, la reducción del papel del Estado en el desarrollo económico y el welfare, el crecimiento de las instituciones financieras, la reconfiguración de la relación entre los sectores financieros y no financieros en beneficio de los primeros, el establecimiento de un marco regulatorio favorable a las fusiones y adquisiciones de empresas, el fortalecimiento de los Bancos Centrales a condición de que se ocupen principalmente de garantizar la estabilidad de precios y la introducción de un nuevo enfoque general tendiente a drenar recursos de la periferia hacia el centro». Sin olvidar la rebaja de los impuestos sobre las rentas más altas, sobre los activos y sobre el capital, a fin de liberar recursos para inversiones productivas y poner fin al preocupante descenso de la participación en la riqueza total, medida sobre la base de la propiedad conjunta de bienes raíces, acciones, bonos, efectivo y otros activos, en poder del notorio 1% superior de la población en su nivel más bajo desde 1922.

Un hecho significativo, atribuible solo en parte al derrocamiento histórico de la arquitectura fiscal instaurada en el período previo al estallido de la crisis de 1929 por la administración Coolidge ­––y en particular por su secretario del Tesoro Andrew Mellon– operada por Franklin D. Roosevelt.

La contracción de los ingresos percibidos por los grupos más ricos estuvo íntimamente ligada a la tendencia a la baja de los beneficios empresariales que, como intuyó en su momento Karl Marx, se produce siempre que se agudiza la competencia intercapitalista. En el presente caso, el aumento astronómico de la inversión y la productividad logrado por Europa Occidental y Japón no solo fue mayor que el capitalizado por los Estados Unidos, sino que también se logró en un entorno caracterizado por una baja inflación, un alto nivel de empleo y una mano de obra en rápido crecimiento. Durante un cierto período, la rebaja del umbral de remuneración producida por el recrudecimiento del enfrentamiento entre EE.UU., Europa Occidental y Japón se vio compensada por el aumento vertiginoso de la masa de beneficios industriales generados por la bonanza económica, pero a partir de mediados de la década de 1960, el margen había comenzado a reducirse gradualmente como resultado de la mayor exasperación de la competencia intercapitalista, combinada con el aumento generalizado de salarios y el fortalecimiento de las organizaciones sindicales. Por otra parte, el desplome de Wall Street ocurrido entre 1969 y 1970 había asestado un duro golpe a las tendencias especulativas, desencadenando una espiral negativa destinada a prolongarse al menos hasta finales de 1978, con la liquiación de aproximadamente el 70% del total de activos mantenidos por los 28 principales fondos de cobertura de EE. UU.

El fenómeno no dejó de llamar la atención de Lewis Powell, un juez del Tribunal Supremo con trayectoria como abogado de las multinacionales del tabaco que en agosto de 1971 había enviado una célebre carta al funcionario de la Cámara de Comercio estadounidense Eugene B. Sydnor. En el documento (https://scholarlycommons.law.wlu.edu/powellmemo/), elocuentemente titulado “Ataque al sistema estadounidense de libre empresa”, Powell lamentó el asedio ideológico y de valores que la «extrema izquierda, que es mucho más numerosa, y está mejor financiada y tolerada que nunca antes en la historia, ha impuesto al sistema empresarial. Lo que sorprende, sin embargo, es que las voces más críticas provienen de elementos muy respetables insertos en las universidades, en los medios de comunicación, en el mundo intelectual, artístico e incluso político […]. Casi la mitad de los estudiantes también están a favor de socializar industrias estadounidenses clave, como resultado de la difusión generalizada de propaganda engañosa que socava la confianza del público y los confunde. El juez proclamó entonces que había llegado el momento de que los negocios estadounidenses marcharan contra quienes pretenden destruirlos […]. [Las empresas necesitan] organizarse, planificar a largo plazo, regularse por un período ilimitado y coordinar esfuerzos financieros hacia un solo objetivo subyacente […]. La clase empresarial está llamada a sacar lecciones de las lecciones impartidas por el mundo de los trabajadores, a saber, que el poder político es un factor indispensable, que debe ser cultivado con compromiso y diligencia y ser explotado agresivamente […]. Quienes representan nuestros intereses económicos deben afilar sus armas […], ejercer una fuerte presión sobre todo el establishment político para asegurar su apoyo y golpear a los opositores sin demora girando sobre el sector judicial en la misma medida que lo hizo la izquierda en el pasado, sindicatos y grupos de derechos civiles […] capaces de lograr éxitos notables a nuestra costa”.

Sin embargo, el pasaje más significativo de la carta es aquel en el que Powell llama la atención sobre la necesidad de tomar el control de la escuela y de los principales medios de comunicación, identificados como herramientas esenciales para «moldear» la mente de los individuos y así crear las condiciones políticoculturales para la perenne reproducción del sistema capitalista. Evidentemente, Powell no había pasado por alto las reflexiones formuladas por Marx y Gramsci en torno al concepto de «hegemonía», que se ejerce mucho más eficazmente mediante una hábil manipulación de los aparatos educativos y mediáticos que mediante la coerción. En su opinión, en realidad era necesario convencer a las grandes empresas para que pusieran a disposición sumas de dinero suficientes para relanzar la imagen del sistema a través de un trabajo refinado y minucioso de «construcción de consenso» al que deberían haberse aplicado profesionales muy bien pagados. “Nuestra presencia en los medios de comunicación, en las conferencias, en el mundo editorial y publicitario, en los tribunales y en las comisiones legislativas debe ser incomparablemente precisa y de un nivel excepcional”.

Otro aspecto crucial viene dado por el establecimiento de una relación de colaboración con las Universidades, preparatoria para la inclusión en las universidades de “docentes que creen firmemente en el modelo emprendedor […] [y que, en base a sus convicciones] evalúan los libros de texto a partir de las de economía, sociología y ciencia política”. En cuanto a la información, “los televisores y radios tendrán que ser monitoreados constantemente con el mismo criterio que se utiliza para la evaluación de los libros de texto universitarios. Esto es especialmente cierto para los programas realizados en profundidad, de los que muy a menudo provienen algunas de las críticas más insidiosas al sistema empresarial […]. Los artículos que patrocinan nuestro modelo deben aparecer continuamente en la prensa y los quioscos también deben involucrarse en el Proyecto”.

El otro texto de referencia (https://www.thriftbooks.com/w/the-second-american-revolution-somepersonal-observations-a-cass-canfield-book_john-d-rockefeller/495541/), complementario del memorándum de Powell, en el que se inspiraron los trilateralistas fue The Second American Revolution de John D. Rockefeller

III, un auténtico manifiesto ideológico publicado por el Council on Foreign Relations en 1973 en el que se proponía limitar drásticamente el poder de los gobiernos a través de un programa de liberalización y privatización destinado a despojar a las autoridades estatales de algunas de sus funciones regulatorias fundamentales y revocar las políticas keynesianas vigentes desde los días del New Deal con miras a volver al modelo darwiniano y altamente desregulado que duró hasta que Franklin D. Roosevelt llegó al poder.

La implementación de los diseños trilateralistas, favorecida por la proliferación de fundaciones (habría sido particularmente incisivo el activismo de las del Medio Oeste, encabezadas por las familias Olin, Koch, Richardson, Mellon Scaife y Bradley) y por la aplicación práctica de una serie de medidas indicadas en un impactante informe (https://samizdathealth.org/wp-content/uploads/2020/12/The-Crisis-of-Democracy-Trilatl-Comm-1975.pdf) sobre la «crisis de la democracia» elaborado por los politólogos Samuel Huntington, Michel Crozier y Joji Watanuki en nombre de la Comisión, se llevó a cabo bajo la presidencia de Jimmy Carter. Es decir, el candidato demócrata que salió victorioso de las elecciones de 1976 gracias a una impresionante campaña mediática centrada en responsabilizar a la administración pública respecto del surgimiento de toda una serie de problemas que atenazan a Estados Unidos, empezando por la ineficiencia provocada de la excesiva burocratización y la «injerencia» en la vida económica en detrimento de la plena valorización del potencial económico del país. Significativamente, hasta 26 miembros de la Comisión Trilateral fueron reclutados por la administración Carter, incluidos Walter Mondale (vicepresidente), Cyrus Vance (secretario de estado), Harold Brown (secretario de defensa), Michael Blumenthal (secretario del Tesoro) y Zbigniew Brzezinski (Consejero de Seguridad Nacional).

Fuente: L’Antidiplomatico.

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La escuálida democracia del Estado español

 

La escuálida democracia del Estado español

 

DIARIO OCTUBRE /  17, 2023



 
Gabi.— La democracia en el Estado español hace aguas por todos lados. Es muy frecuente que en los medios de comunicación se tachen a ciertos países como regímenes autoritarios. Normalmente, se refieren a gobiernos que, bien forman parte de la facción burguesa opuesta (Rusia, Irán, Argelia, etc.), o bien representan a la clase antagónica, a la clase obrera (Cuba o la RPDC). El principal argumento que esgrimen para tal caracterización es la ausencia de elecciones a la hora de elegir a sus representantes políticos. Evidentemente, esta afirmación es rotundamente falsa en la mayoría de los casos. Sin embargo, no es objetivo de este artículo desmentir las calumnias de los medios burgueses, sino profundizar en los límites de una democracia bajo el yugo de la dictadura del capital.

A la hora de difundir las propuestas electorales, los partidos y agrupaciones minoritarios se encuentran con grandes dificultades, más aún si el programa tiene un carácter revolucionario. Al final, se depende exclusivamente de las redacciones de los medios de comunicación, que, normalmente, no ven más que inconvenientes y, sin más, dejan que la propuesta caiga en la papelera del correo. La mayoría de las veces, los inconvenientes son meramente económicos, por lo que se solucionaría acudiendo a espacios alternativos. Sin embargo, en casos de censura ideológica, las opciones se reducen drásticamente. Cuando en la Constitución se dice que no se permite la censura previa, se refieren a la censura gubernamental y pública, no a la censura de las empresas privadas. De nuevo, el interés de la mayoría de conocer los programas revolucionarios se subordina a los intereses de la inmensa minoría que posee medios de producción, en este caso, medios de comunicación.

Por otra parte, es frecuente escuchar a las políticas y políticos burgueses que nuestro sistema electoral es estupendo, porque permite a la ciudadanía elegir a sus representantes al Congreso y al Senado libremente. Y sobre el papel es así, pero ¿y si un colectivo se quedase sin representante? La ley Electoral requiere a los partidos políticos sin representación parlamentaria recoger las firmas del 0.1 % de la población censada en la circunscripción en la que se quiera lanzar candidatura. Eso implica que para presentarse por Madrid habría que justificar 6 642 firmas; para Barcelona, 5 575; y para A Coruña 1 122. ¿Qué partido minoritario puede soportar esta carga de trabajo? Muy pocos. En las ocasiones en que hemos decidido presentar candidaturas, el PCPE lo ha aguantado prácticamente siempre, gracias a la elevadísima disciplina militante.

No hay que olvidar que vivimos bajo una dictadura del capital, y que es este, en última instancia, el que determina el sistema electoral. Suponiendo que un partido sin representación parlamentaria pudiera conseguir las firmas para presentarse, ¿cómo sería capaz de competir contra las campañas multimillonarias de los partidos institucionales? Para las elecciones generales de 2019, según La Vanguardia (https://bit.ly/46KobsQ), el PP gastó 12.4 millones de euros, seguido muy de cerca por el PSOE, que invirtió 10.6 millones, y por Ciudadanos, con 10 millones. Un poco más lejos, pero manejando todavía unas cifras alarmantemente altas, se sitúan Unidas Podemos, con 5.7 millones, y Vox, con 2.68 millones. Más de la mitad de los fondos provinieron de aportaciones privadas, mientras que la otra parte se recaudó a base de créditos bancarios. Los partidos electoralistas funcionan cada vez más como empresas en las que se puede invertir para sacar un beneficio a medio plazo. ¿Cómo van a defender los intereses de la clase obrera si los financia su enemigo de clase?

No obstante, el gran perjuicio que provoca el sistema electoral del Estado español es el alejamiento del pueblo trabajador de las decisiones políticas. Nuestra participación se limita a introducir una papeleta en una urna basándonos en una serie de promesas que ni siquiera se cumplen en la mayoría de los casos. Valga como ejemplo la reforma de la Constitución de 2011 para introducir el artículo 135 y garantizar el pago de la deuda pública sobre otras necesidades sociales. El proceso se realizó de forma rápida y sin necesidad de un referéndum, simplemente con los votos a favor de los dos partidos mayoritarios: PSOE y PP. Por realizar una comparación odiosa, en Cuba, para aprobar el Código de las Familias fue necesario, primero, bajar el borrador a la población para que lo debatiera y propusiese modificaciones; segundo, recibir las enmiendas propuestas y valorarlas; y, tercero, mandar un texto definitivo y votarlo en consulta popular, siendo aprobado con más del 74 % de los votos a favor.

La democracia, tal como se entiende normalmente, como un «sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo» (DLE, s. v. democracia), no es posible bajo la dictadura del capital. El pueblo no tiene opción de ejercer la soberanía del Estado español porque la detenta la burguesía, la minoría propietaria del capital, a través de las instituciones financiadas por ella. Que la clase obrera no espere nada de estos comicios, solo en el Socialismo tenemos futuro.

FUENTE: unidadylucha.es

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Filtran imágenes de terroristas en Bruselas para boicotear Cumbre

 

Filtran imágenes de terroristas en Bruselas para boicotear Cumbre

 

DIARIO OCTUBRE /  17, 2023



Usuarios en redes sociales filtraron hoy imágenes de la casa en Bruselas donde se esconden los terroristas anticubanos que pretenden sabotear la participación de la isla en la III Cumbre de la Celac-UE.

Según la información, son representantes de la contrarrevolución de Miami y Europa y se encuentran en la vivienda de Javier García, esposo de la dueña del inmueble.

Amplían, que García es controlado por la Departamento de la Administración para el control de drogas (DEA, por sus siglas en inglés) desde 1999 tras desmantelar una red de narcotráfico en Costa Rica dirigida por él.

En la casa, que de acuerdo al plano tiene una sola salida, se encuentran refugiados los terroristas Lázaro Mireles Galvan, Sayde Chaling Chong, Veluka Calderon, Avana de la Torre y otros.

Agregan que la banda de terroristas en Bruselas es dirigida y financiada por Karla Velázquez, representante del programa Cuba del Instituto Nacional Demócrata (NDI).

Otras de las informaciones filtradas son los esquemas de las acciones violentas de estos mercenarios cubanos en Europa contra el desarrollo de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe y la Unión Europea (Celac-UE) a realizarse el 17 y 18 de julio.

En la denuncia, los usuarios piden a las autoridades de Bélgica actuar contra los terroristas que se encuentran organizando acciones violentas en su territorio y que ponen en peligro la seguridad de los mandatarios y participantes al evento.

FUENTE: PL / CubaSí

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Comienza III Cumbre UE-Celac con gran interrogante

 

Comienza III Cumbre UE-Celac con gran interrogante

 

DIARIO OCTUBRE / julio 17, 2023

 

 

La III Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) comenzará hoy en Bruselas con la interrogante de si el bloque comunitario apostará por una relación de iguales.

Después de ocho años sin el foro birregional, la reunión de jefes de Estado y de Gobierno regresa con temas en la agenda como el enfrentamiento al cambio climático, la transición ecológica, la transformación digital, la defensa de los derechos humanos, la paz, la innovación y la lucha contra las desigualdades.

Son asuntos sin dudas apremiantes, pero el pasado reciente siembra dudas por las relaciones de dominación que desde el Norte han impuesto al Sur, el más golpeado por los males que agobian a la humanidad.

Durante dos días, los mandatarios que representan a 60 países, 33 de la Celac y 27 de la UE, y a más de mil millones de seres humanos, tendrán la oportunidad de construir un camino conjunto de cara a los desafíos.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, en su condición de presidente pro tempore de la Celac, encabezarán los debates.

Si la UE está dispuesta a dejar a un lado las imposiciones y las conductas que traen a la mente el colonialismo y el neocolonialismo, tendrá que demostrarlo, y en realidad acaba de dar una señal de todo lo contrario.

Los europeos organizaron antes de la III Cumbre, el 13 y el 14 de julio, un foro sobre la sociedad civil birregional, en el que escogieron a los invitados, los ponentes y los temas, desatando críticas por falta de transparencia y de consenso.

En declaraciones a Prensa Latina, el eurodiputado belga Marc Botenga abogó por un encuentro que permita desarrollar vínculos de igual a igual.

Estamos frente a una UE que trata de imponer su voluntad, una política que defiende los intereses de las multinacionales, en lugar de impulsar relaciones de igual a igual y de ganador a ganador, comentó.

De acuerdo con Botenga, con frecuencia la clase dirigente de la UE adopta posturas paternalistas, alejadas del respeto a la soberanía y del principio del beneficio mutuo.

Urge revertir esta visión, de ahí la importancia de la Cumbre de los Pueblos, dijo en alusión al foro que sesionará de manera paralela en la Universidad Libre de Bruselas.

El eurodiputado destacó que los movimientos sociales, los sindicatos y otros actores de la sociedad civil europea, latinoamericana y caribeña unirán fuerzas en ese encuentro para que prevalezca la voluntad de acercamiento entre los pueblos.

A propósito de la Cumbre de los Pueblos, el activista brasileño del Movimiento Sin Tierra Rodrigo Suñe la consideró un encuentro de vigilancia y presión para que los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en el otro foro defiendan vínculos de respeto a la soberanía y la independencia.

No aceptamos más relaciones que sometan a nuestra región a un pasado neocolonial, de ahí la relevancia de nuestra cumbre de movimientos sociales, dijo a Prensa Latina el miembro de la Secretaria de la Asamblea Internacional de los Pueblos.

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