Rebelión
Le Grand Soir
17.02.2016
(Princesita Encarnita heredera del trono de Su Padre, disfrazada de niño negro, ciudadano libre, con todos sus derechos a cuestas)
Traducido del francés para Rebelión por J. M.
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Amnistía
Internacional y Afrewatch publicaron el martes, 19 de de enero de este año
2016, el resultado de su investigación conjunta sobre el trabajo de los niños
africanos en las minas de cobalto. Es la oportunidad de hacer un inventario de
la situación: por qué trabajan los niños, en qué condiciones y cuáles son las
iniciativas puestas en marcha para erradicar este flagelo.
¿Por qué
trabajan estos niños?
Tema delicado
para las grandes empresas, que sin embargo son el último eslabón de la cadena
de producción, justo antes del cliente. Apple, Microsoft, Sony y Samsung, por
nombrar solo algunas, se defienden recordando la imposibilidad de rastrear el
origen de los materiales desde sus proveedores. Amnistía Internacional y
Afrewatch con la publicación de este informe esperan demostrar que las empresas
se equivocan, ya que ambas ONG han conseguido, sin grandes problemas, llegar
hasta los orígenes de las mercancías.
¿Pero qué pasa
con el cobalto, el valioso mineral que hace que las multinacionales cierren los
ojos ante las condiciones de su extracción? El dióxido de cobalto se utiliza
para desempeñar el rol de cátodo en las baterías de nuestros teléfonos y otros
objetos de conexión. Por lo tanto es esencial para el funcionamiento de estos
modernos objetos de confort y para el beneficio de las empresas de marketing.
Un mineral presuntamente tóxico cuyo nombre se deriva de la palabra
"Kobold", que designa a un espíritu maligno que se aparece en las
minas, según la tradición germánica.
¿En qué
condiciones?
En 2014 se
estimó en 40.000 el número de niños que trabajan en las minas de Katanga, una
provincia de la República Democrática del Congo, país responsable de más del 50
% de la producción de cobalto del mundo. El informe de Amnistía Internacional y
Afrewatch cita ejemplos de niños obligados a trabajar desde los 9 años. A
menudo trabajan más de 12 horas al día, transportan cargas pesadas, sin ningún
tipo de protección para la extracción de un mineral peligroso. Por último la
rentabilidad es escasa para los niños de la RDC, ya que pueden esperar un
salario diario de entre uno y dos dólares. Bien poco por sacrificar su salud y
su educación.
"A veces pasé más de 24 horas en los túneles de las minas. Llegaba por
la mañana y no salía hasta la mañana siguiente. Tenía que hacer mis necesidades
en la mina. Mi madre adoptiva quería mandarme a la escuela pero mi padre
adoptivo no estaba de acuerdo y me envió a trabajar a la mina", cuenta
Pablo, huérfano de 14 años empleado desde hace dos años en las minas.
¿Cuáles son las
iniciativas emprendidas?
Si bien no hay
duda de que el trabajo infantil debe ser combatido por todos los medios, las
políticas locales a menudo son poco voluntariosas para lograr resultados
significativos y la sociedad civil debe tomar el relevo. La ONG Afrewatch,
promotora del informe y basada en la RDC, trabaja por una explotación justa y
equitativa de los recursos naturales en África, intentando que las empresas y
los estados se vuelvan más responsables. Una misión que pasa por intensas
campañas de sensibilización.
Preocupado por
la responsabilidad social de su empresa, desde 2013 el diseñador y empresario
holandés Bas van Abel intenta cambiar desde dentro la industria de los
teléfonos móviles. Para ello ha lanzado la primera marca de teléfono “justo”,
el denominado “fairphone”. Este teléfono está diseñado para ser resistente y
fácil de reparar, garantiza una vida útil superior a la de otras marcas y por
lo tanto necesita menos materia prima. Por otra parte se señala que la línea de
producción se mejora continuamente y los subcontratistas deben respetar las
exigentes normas sociales establecidas por la empresa.
Por su parte
Dominique Ouattara Nouvian, primera dama de Costa de Marfil, se comprometió
contra el trabajo infantil como presidenta del Comité Nacional de Vigilancia y
Lucha contra la Trata, la Explotación y el Trabajo Infantil (CNS) y como
presidenta de la Fundación Niños de África. El programa de esta última es la
sensibilización de las familias, el cuidado y la escolarización de los niños víctimas
de la trata y la explotación. No es por casualidad que esto ocurra en el país
que se caracteriza por sus avances significativos en la lucha contra el trabajo
infantil. Un éxito que el Departamento de Estado de Estados Unidos que se ocupa
de la lucha contra el tráfico de seres humanos formalizó mediante la
reclasificación de Costa de Marfil en la categoría 2.
El bad
buzz* como arma letal
Aunque todas
estas iniciativas tienen un impacto positivo, sin embargo existe la
preocupación de que solas no son suficientes para superar este flagelo. Las
políticas estatales más firmes serían obviamente bienvenidas, pero no es todo.
Recientemente la marca de prêt-à-porter sueca H&M fue señalada por
una ONG británica, Business and Human Rights Resources Center (BHRC), que
reveló que uno de los proveedores del grupo contrataba ilegalmente en sus
talleres turcos a niños sirios refugiados. Por miedo al bad buzz, la
marca sueca ha decidido romper toda asociación con el proveedor en cuestión y
reafirmó su compromiso total con la lucha contra el trabajo infantil.
Un ejemplo
entre muchos que demuestra que esta batalla se ganará en primer lugar en el
terreno de la comunicación. Sacando a la luz por medio de un mayor rastreo de
los vínculos entre las grandes empresas occidentales y los niños trabajadores
de los países pobres y publicando los nombres de las marcas en la prensa a las
empresas no les quedará más remedio que reaccionar y actuar.
Nota de la
editora:
* El bad buzz es una campaña de desprestigio, que generalmente se
desarrolla en internet y en las redes sociales, contra una marca o empresa
debido a sus malas prácticas o servicios deficientes, con mucha capacidad
potencial de dañar a dicha marca o empresa.
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