domingo, 30 de diciembre de 2018

¿PODRÍA INDICARME ALGUIEN POR QUÉ PARTE DE LA DERECHA ANDA LA IZQUIERDA -Sin ánimo de incomodar. Que solo es por saber por donde anda la izquierda, si está agarrotada, desnortada, empantanada. achirigotada, transversada, apirilotada, apijolindrada, enfelipada (de Felipe González)..., en fin, lo que sea, porque agazapada no está-?


2019: negras tormentas en el horizonte


Manuel Gari, Jaime Pastor
Vientosur
29.12.2018

En los tiempos que corren y más aún en los que se avecinan,
vamos a necesitar más y más gente como Patricio Alonso,
activista social de firmes convicciones e ideas acertadas,
sindicalista, antimilitarista y militante de Anticapitalistas,
persona de gesto amable y fraternal compañero.
Su muerte nos ha golpeado
mientras editábamos este artículo.
A él se lo dedicamos. Su lucha es y será la nuestra.

  • Se va haciendo cada vez más popular David Duke. El actual líder Gran Mago del Klan, siempre lleva traje de tres piezas. (…) Así que evidentemente tiene la mira puesta en conseguir un cargo más alto.
  • ¿La política? ¿Por qué?
  • Porque es otra manera de vender el odio. Criticar la discriminación positiva, la inmigración, la criminalidad, la reforma fiscal (…) Así que el objetivo consiste en que, a pesar de todos estos problemas, los estadounidenses comunes los acepten, y que los apoyen, hasta que, finalmente, algún día él consiga que alguien que encarnes estas creencias ocupe un puesto en la Casa Blanca.
  • Sargento… Vamos… El pueblo estadounidense jamás elegiría a alguien como David Duke como Presidente de los Estados Unidos
Spike Lee, BlacKKKlansman

¿Te imaginas a un ricachón, parásito, racista y xenófobo, eso sí con traje y modos de ejecutivo, llegando a presidente de los Estados Unidos?: Imposible. Así de contundente se mostraba riéndose el detective afroamericano Ron Stallworth de Colorado Springs (Colorado) en pleno auge del movimiento por los derechos civiles y el poder negro de los años sesenta y setenta, protagonista de la película de Spike Lee BlacKKKlansman 1/.Para Ron sería algo similar a que un Donald Trump cualquiera llegara a la Casa Blanca. Pues llegó. Y no sólo él. Cada día más y más gobernantes nacionalistas neoliberales autoritarios -que guardan entre sí grandes diferencias pero también elementos comunes- campan desde Filipinas y China, Rusia o centro Europa e Italia hasta Estados Unidos. Cuyo ejemplo comienza a tener un importante eco en partidos de derechas y de extrema derecha en ascenso que aspiran a gobernar en otros muchos países, cuyo último y dramático episodio es la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil. Todos ellos son la manifestación de El gran retroceso -título de una obra colectiva- que amenaza las libertades, pero que también, como plantea en ese mismo libro Nancy Fraser (2017) “en esta situación no sólo hay un peligro, sino también una oportunidad: la posibilidad de constituir una nueva izquierda 2/.

Profunda reorientación de la derecha mundial

Al final de los gloriosos treinta de expansión capitalista con relativa paz social que permitió el pacto social del estado del bienestar en los países industrializados, las crisis cíclicas siguen poniendo en riesgo la estabilidad y continuidad de la expansión y la acumulación capitalistas. Ante las mismas, la burguesía encontró en las recetas anti keynesianas y neoliberales la solución de la mano de las victorias de Reagan y Thatcher y las derrotas del movimiento obrero. Pero, tras el amago de nuevos disturbios económicos el anabolizante fue dar rienda suelta a la financiarización de la economía capitalista globalizada, un incremento exponencial de la deuda mundial y la imposición de las clónicas recetas austeritarias del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el caso de la Unión Europea, las antisociales y rígidas normas del Tratado de Maastricht y la disciplina del euro inauguraron el declive de la legitimidad del proyecto europeo.

La oligarquía financiera e industrial en todo el mundo está reorganizando sus herramientas políticas para mantener su hegemonía en un nuevo contexto posterior a la crisis de 2007/2008 y al inicio del declive como potencia económica hegemónica de EE UU. Y lo está haciendo en un marco cambiante caracterizado por una fuga hacia delante en los procesos de desregulación económica, privatización, extractivismo (con la aparición de un, valga la expresión nuevo neocolonialismo ecocida) pero cuya novedad estriba en la aparición de una nueva exacerbación de la competencia, llamémosle interimperialista, lo que ha dado lugar a una nueva combinación explosiva: globalización, multilateralismo y nacionalismo proteccionista. Trump no es simplemente el loco caprichoso de las fake news o de los oukase xenófobos de los twitts, es -por el momento- el modelo de gobernante para 2019, funcional para capitalismo norteamericano. Y, por extensión, son también funcionales los equivalentes en cada país en su búsqueda de salida para la nueva crisis de la globalización capitalista de las finanzas en la sombra.

Fin de época para la izquierda convencional

Pero con esta oleada de soluciones autoritarias de los de arriba contra los de abajo, también se han hecho evidentes los límites de las soluciones populistas en franco declive en América Latina y también han puesto al descubierto la impotencia y la inanidad de las alternativas progresistas de la izquierda socialdemócrata (reconvertida en social liberal) y del populismo de izquierdas crecientemente institucionalizado y asimilado al sistema, opciones que adolecen de falta de mordiente anticapitalista y de orientación ecosocialista, radicalmente democrática e impugnadora del sistema. Son fórmulas que confían todo a lograr gobernar sin impulsar a la vez la auto organización popular, por lo que se muestran incapaces de afrontar los nuevos retos y, por tanto, devienen inútiles para defender a las clases subalternas en este primer cuarto del siglo XXI.

Vivimos un fin de época de la izquierda del sistema que no ha impulsado soluciones a los dos principales problemas de la humanidad: la desigualdad social y el calentamiento global. La creciente acumulación de la riqueza mundial en cada vez menos manos mediante el método de intensificación de la explotación y la expropiación de las mayorías está originando lo que Antonio Ariño y Joan Romero (2016) califican, como ya hicieron otros antes, de secesión de las élites, particularmente de los ricos 3/; secesión que atraviesa tanto las fases de expansión como las de recesión y que no es ajena a la persistencia de las emisiones de gases de efecto invernadero y al fracaso de las reuniones internacionales del clima auspiciadas por Naciones Unidas como es el caso de la Cumbre del Clima de Katowic (Polonia) recientemente celebrada pese a conocerse que -como acababa de señalar Begoña MaríaTomé-Gil- esta misma semana conocíamos que el ritmo de crecimiento del CO2 ha vuelto a marcar un récord en 2018, rompiendo las esperanzas de que las emisiones hayan alcanzado su pico máximo. A pesar de llevar décadas de cooperación internacional no parece que las Naciones Unidas nos hayan conducido a un umbral de seguridad climática.Los compromisos que los 200 países han puesto encima de la mesa nos llevarán a un calentamiento de más de 3ºC a final de siglo” 4/.

En este panorama, una vez más, las soluciones vienen desde abajo, de quienes no esperan a que ni dioses, reyes ni tribunos les solucionen el problema. ¿Cuándo aprenderá la izquierda que no se necesitan hiperliderazgos sino pueblos organizados, movilizados y empoderados? Las clases trabajadoras, en las nuevas condiciones de las relaciones capital-trabajo presididas por la precarización, pérdida de derechos y empobrecimiento, están ofreciendo resistencias fragmentadas pero reales que se extienden por los intersticios del sistema y calan en Pekín (en defensa del salario y la salud laboral) y en París (chalecos amarillos), y a la vista está también de forma incipiente en el Estado español (Coca Cola, Amazon, Kellys, etc.), en forma de expresiones renovadas de la indignación y la organización. Y las mujeres, especialmente las mujeres. El movimiento feminista ha sido uno de los baluartes en la lucha contra Trump y Bolsonaro y en nuestro caso ha supuesto la activación, rejuvenecimiento y masividad de un movimiento que reacciona en la calle y con las ideas contra la violencia machista, pero que va más allá y se ha marcado como meta acabar con el heteropatriarcado y cuya dinámica anticapitalista tiene grandes posibilidades de desarrollarse frente al limitante feminismo institucional.

Spain is not different

También aquí, y como se ha mostrado en las recientes elecciones andaluzas, la derecha no sólo se ha fortalecido, sino que se ha derechizado. Aunque Andalucía tenga sus especificidades cabe destacar a la vista de los resultados que la crisis de régimen no se ha cerrado. En el conjunto del Estado español sigue existiendo una importante volatilidad del sistema de partidos, una deslegitimación de poderes centrales del régimen de la reforma (monarquía y judicatura fundamentalmente) y una gran distancia entre los partidos y las instituciones por una parte y el grueso del pueblo por otra. La crisis del Estado con Catalunya, la persistencia de las aspiraciones democráticas del bloque soberanista –con la lucha por la hegemonía en su seno entre las distintas fuerzas que lo componen- frente a la judicialización del conflicto continúan y operan como factores desestabilizadores. En el caso andaluz y como producto de la decepción de un amplio sector popular de izquierdas que se abstuvo, la polarización se ha dado intra muros del régimen entre las fuerzas que lo defienden y mantienen, tanto en la versión PSOE, como en la PP y su excreción Vox, o en la variante Cs. Frente a ese bloque defensor del régimen del 78 -aunque su nuevo socio ultra derechista quiera revisarlo a fondo, por cierto en el mismo sentido que viene haciendo Casado pero con mayor crudeza posfranquista-, las fuerzas del cambio, Adelante Andalucía en concreto, pese a la ejemplar campaña realizada, no han podido movilizar a una parte de sus votantes entre las clases trabajadoras y aparecer como un polo de referencia frente al conjunto de las fuerzas del sistema porque no ha podido sacudirse el sanbenito que le llega del norte de Despeñaperros.

Efectivamente, Unidos Podemos a nivel estatal ha quedado reducido a una fuerza cada día más subalterna de las maniobras de Pedro Sánchez por mantenerse en el gobierno tras la moción de censura y en el caso de Podemos inciden cuatro fenómenos muy negativos que se han podido verificar en los meses anteriores: la paralizante dependencia del liderazgo de su secretario general que tiene, además, competencias ilimitadas en la práctica; la pérdida de pluralismo interno y ausencia de espacios de debate democrático; la imposición de reglamentos que atentan al principio de proporcionalidad en la representación tanto en los órganos internos como en la conformación de listas electorales; y la irresistible tentación de llegar a los gobiernos sin mayor orientación estratégica y programática, con lo que podríamos denominar un programa en mutación continua en función de la alianza con el PSOE en aras de cogobernar con el mismo.

Cuanto más se alejan las fuerzas del cambio del espíritu impugnador que las inspiró, hijo de la voluntad de miles de activistas del 15 M que querían ver plasmadas las demandas de las calles en los parlamentos y ayuntamientos, menos capacidad de cambio tienen. Cuanto más se homologan al resto de partidos y se suben al tanque del mainstream, menos espacio tienen, menos entusiasmo despiertan y menos apoyos generan. El problema real a resolver es que ni la moción de censura ni la alianza que la conformó, de momento, han dado frutos en el terreno de una mejora sustancial de las condiciones de vida de las gentes: mejora de la cantidad y calidad del empleo, aumento de la masa salarial, reactivación de los servicios públicos de calidad. Y ello determina los límites de la eficacia de los gestos y el discurso.

La pregunta siempre clave: ¿qué hacer?

El impulso de nuevas redes, sean moleculares y de base, sean con mayores grados de materialización y coordinación de las y los de abajo es el primer puntal que hay que poner en pie para hacer efectiva la lucha contra la pobreza, la desestructuración de la sociedad, la ideología del individualismo (mortal para las clases trabajadoras) y la precariedad laboral. Crear espacios de encuentro y cooperación es imprescindible para crear la textura de la resistencia social.

El impulso de la expresión autónoma de los movimientos sociales y el poner a su servicio cada uno de los hitos institucionales que se conquisten en el periodo electoral de 2019-2020 (si es que no se adelantan las elecciones generales), junto a la construcción de una alternativa municipalista participativa, democrática e impugnadora de la ciudad de los especuladores y favorable a la ciudad de las gentes, así como la promoción de un debate sobre la Unión Europea, su deriva neoliberal y xenófoba, deberían ocupar el grueso de los esfuerzos inmediatos de las fuerzas del cambio. Sin ello las fuerzas del cambio no serán catalizadoras reales del cambio.

El impulso desde el más absoluto respeto a su autonomía, ritmos y experiencias de un movimiento feminista capaz de hacer frente al neomachismo que reacciona agresivamente ante los avances de las mujeres y que tiene muy altas dosis de lgtbfobia, así como el trabajo por reforzar su capacidad para combatir todas las formas de discriminación salarial, social, cultural y política de las mujeres, son condiciones imprescindibles para asentar un pilar básico del bloque social contrahegemónico, el de la mitad de la población oprimida y discriminada: las mujeres.

El impulso de la reactivación de las herramientas sindicales para lograr derogar las reformas laborales, el fortalecimiento de la negociación colectiva, la disminución de la jornada laboral, la creación de puestos de trabajo y el reparto del trabajo existente, puede permitir la vuelta a la escena de la clase trabajadora con un papel político propio.

El impulso de la demanda democrática de un referéndum sobre la forma de Estado para acabar con uno de los pilares básicos de la transición diseñada por los franquistas e impuesta en la Constitución de 1978: la monarquía encarnada por la familia-empresa de los Borbones, supone dar pasos reales en el desmantelamiento del régimen, la ruptura democrática y la exigencia de proceso(s) constituyente(s).

La cuestión de Vox

Sin despreciar el peligro potencial que encierra Vox y cuyo primer efecto es que está marcando el paso a la derecha y llenando de forma desproporcionada la agenda mediática, conviene desarrollar análisis más detallados que los que de forma precipitada y desde el PSOE de forma simplona se han hecho de lo que representan Abascal y sus caballeros. El partido de Abascal ha catalizado el destape de sectores exfranquistas, la expresión del malestar de una parte de las clases medias tradicionales cuyas desgracias pueden atribuir no a sus causantes sino a los sectores más vulnerables de la sociedad, caso de la migración, el islamismo o las mujeres, así como la búsqueda abstracta de seguridad contra los factores que atentan contra su identidad nacional, caso de la cuestión catalana, o simplemente el hartazgo ante la falta de ejemplaridad de los políticos. Pero si no acertamos en cómo pararlos, si los convertimos en el único objetivo a batir, cosa que les refuerza, sí que pueden llegar a ser peligrosos si su actual autoritarismo ultraliberal acaba conectando, cosa que todavía no ha hecho, con sectores populares desesperados.

La primera cuestión a tener en cuenta es que Vox forma parte del sistema, no en vano es un desgajamiento de viejos militantes del PP (Abascal o Bardají son paradigmáticos), es hijo político del régimen de la reforma, de sus concesiones, de sus tareas democráticas y antifranquistas inconclusas, de la contradicción entre poder ser demócrata y no ser antifranquista porque no hubo ni ruptura democrática ni proceso constituyente propiamente dicho, al reducir todo el cambio al legal alumbrado en pactos secretos. La segunda cuestión a considerar es que el principal muro de contención del partido ultra no será el que permiten los juegos reglamentarios institucionales, sino que será la creación de una amplia alianza transversal y plural con capacidad de movilización de masas que abarque a las organizaciones feministas, sindicales, estudiantiles y de cuanta gente lucha por los derechos nacionales, las libertades y los avances sociales. La tercera es que las formas de lucha antifascista no son únicas ni homogéneas y todas ellas deben ser complementarias desde la aspiración común a reconstruir un tejido asociativo alternativo en nuestras ciudades, barrios y pueblos.

A modo de conclusión provisional

Parafraseando a Ulrich Beck, que afirmó que “cuando el orden mundial se desmorona, la gente empieza a pensar”, podemos concluir que la primera obligación que tenemos es precisamente pensar con nuestra cabeza, combatir la pereza intelectual, huir de las metáforas y los paralelismos históricos simplones, analizar en concreto desde una mirada holística y, lo que es más importante, trazar una hoja de ruta. Ensayar, equivocarnos, corregir y avanzar. Y tanto para pensar colectivamente como para actuar de forma cooperativa y conjunta, es necesario constituir esa nueva izquierda de la que habla Fraser.

Y, en definitiva, tanto frente a Vox como frente al conjunto de las fuerzas de la derecha y a los pilares del régimen de la reforma, la cuestión para la izquierda a construir es poner en primer lugar, frente a un neoliberalismo cada vez más autoritario la agenda social y democrática, factor precipitante de procesos de unidad real de las fuerzas preexistentes y cimiento fundamental del bloque contrahegemónico. Sólo en ese contexto la lucha electoral puede contribuir a un proyecto ilusionante, capaz de generar un nuevo horizonte destituyente, republicano y rupturista frente a la ola reaccionaria y a la subalternidad respecto al PSOE. Esa es la base de la (re)construcción de las fuerzas del cambio que necesitamos, las que demandaban tantas y tantos activistas del 15 M y que, con más motivos que entonces, nos toca recuperar y renovar.

27/12/2018
1/ En las salas españolas titulada Inflitrado en el KKKlan

2/ Fraser, N. (2017) “Saltar de la sartén para caer en las brasas. Neoliberalismo progresista frente a populismo reaccionario” en AA.VV. El gran retroceso. Un debate urgente. Un debate internacional sobre el reto urgente de reconducir el rumbo de la democracia. Seix Barral, Barcelona, 2017, pp. 107.

3/ Ariño, A. y Romero, J. (2016), La secesión de los ricos, Galaxia Gutemberg, Barcelona.

4/ Begoña María Tomé-Gil, La Cumbre del Clima de Katowice, un momento para la ambición y justicia climática, 10/12/2018 https://blogs.20minutos.es/la-energia-como-derecho/2018/12/10/la-cumbre-del-clima-de-katowice-un-momento-para-la-ambicion-y-justicia-climatica/

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¡CUBA SÍ, CUBA SÍ!..., O NO, DEPENDE



Cuba 2019: los retos más importantes de la economía no son económicos

Rebelión
OnCuba
29.12.2018

Temas de política e institucionales son definitorios en las oportunidades que tenga Cuba

El 2019, como era de esperar, será muy tenso en el  orden económico y también será difícil en el orden político. En lo económico, la meta de crecimiento anunciada, 1,5 por ciento tal como se reconoce, es mas que insuficiente para nuestras aspiraciones de desarrollo, porque además Cuba viene arrastrando tasas de crecimiento muy bajas desde hace ya casi un lustro y el promedio de crecimiento de los últimos cinco años apenas ronda el 2 por ciento como promedio anual.Hay una especie de círculo vicioso que es necesario romper. Producir requiere recursos. Como la nuestra ha sido y es una economía muy poco complementaria, una parte decisiva de esos recursos proviene de la importación, para importar necesitamos exportar, pero como no exportamos lo suficiente no podemos importar lo necesario, y por lo tanto producimos poco y como producimos poco pues no podemos acumular lo suficiente y de esta forma la inversión nacional apenas alcanza y por ello los niveles de producción vuelven a ser bajos, al igual que los de exportación.

Así, el ciclo se repite una y otra vez como ha ocurrido en estos últimos años.  Es lo que en la jerga de los economistas se llamaría que el PIB y las exportaciones tienen una alta sensibilidad a las importaciones, algo que ha sido estudiado y demostrado por más de una tesis de doctorado. Sus causas son definitivamente estructurales.

La otra forma de solucionarlo sería a través de créditos, que habría que honrar puntualmente para poder seguir siendo un “sujeto de crédito confiable”.

Entonces, sin recursos, proveniente de la exportación y sin nuevos créditos, volvemos al punto inicial.

La inversión extranjera aparece como una de esas oportunidades de romper el ciclo. Hacer que los “capitales” lleguen al país es importantísimo, lograr que ese interés se convierta en buenos negocios depende en un por ciento muy elevado de las “reglas de juego” que le ponemos a esos capitalistas.

También es cierto que la inversión nacional, la que proviene del Estado puede ser  mejor empleada y mejor ejecutada, allí quedan, como ha afirmado el Ministro de Economía reservas importantes. Pero tampoco es menos cierto que esa otra parte de la inversión nacional que no depende del Estado, sino del sector no estatal puede complementar el esfuerzo desde el Estado. Hay estimaciones que sitúan el monto de capital de cubanos invertido en el extranjero  en mas de 300 millones de dólares. Sumar esos millones al esfuerzo nacional dentro de Cuba, aun cuando la cifra sea la mitad , puede ser también una ayuda significativa.

Crecer es la palabra de orden si queremos desarrollarnos, pero crecer es una gran y difícil tarea para el país por varias razones que no solo son económica sino de otra índole mas asociada también a temas institucionales a los cuales se refirió el Presidente Diaz-Canel en su discurso de clausura de la Asamblea Nacional.

Cuatro mensajes que deben destacarse

Está bastante bien demostrado que en términos de política económica uno de sus grandes males, de esos que destruyen proyectos y países, es la incoherencia entre las políticas, los propósitos que ellas persiguen y los instrumentos que se utilizan para poner en práctica esas políticas.

No es esta la primera vez que cosas así ocurren; pasó en los sesenta, ocurrió en los ochenta y en los noventa y lamentablemente en estos años transcurridos después de aprobados y actualizados los lineamientos y los documentos programáticos (conceptualización y bases del plan) vuelve a ocurrir ahora.

Algunos ejemplos: queremos fomentar la exportaciones pero la tasa de cambio sobrevaluada incentiva las importaciones y castiga al exportador; deseamos conservar nuestra fuerza de trabajo calificada pero hemos demorado por mas de veinte años una reforma salarial que incentive las profesiones de mayor calificación; necesitamos un sistema empresarial estatal fuerte, que juegue el rol decisivo, pero hemos regresado a estructuras organizativas piramidales donde las empresas estatales apenas tienen independencia suficiente para tomar las decisiones que necesitan; hemos reconocido la necesidad de formas no estatales pero en todas las “legislaciones” que se han elaborado al respecto prevalece la palabra “control” antes que la de promoción y apoyo; necesitamos de la inversión extranjera directa para poder crecer, pero existe una gran asimetría entre la labor de promoción y la de facilitación de los negocios.

Son algunos ejemplos de incoherencias que deberán ser eliminadas si deseamos crecer y desarrollarnos.
Necesitamos una actitud más proactiva, inteligente y concreta de los dirigentes impulsando —no trabando ni demorando— soluciones seguras y particulares a los problemas, con la búsqueda continua e intensa de respuestas ágiles y eficientes. (Miguel Díaz-Canel)
El miedo al cambio es, de alguna manera, entendible. El cambio genera incertidumbre en el futuro, abandonar caminos trillados, desaprender, construir nuevos paradigmas que muchas veces cuestionan el statu quo. El cambio es riesgo, y contradictoriamente con nuestra historia, la cultura del riesgo no es una práctica establecida en los procesos de toma de decisión en Cuba, al menos en el orden empresarial.

Impulsar soluciones, incluso aquellas que puedan parecer seguras, implica un alto riesgo, en especial cuando esas decisiones introducen elementos “novedosos”, o cuando conducen a caminos poco trillados o cuando implican de alguna manera cuestionarse la “manera en que siempre se ha hecho” algo.

Es cierto que otras veces la falta de proactividad, la abundancia de trabas y demoras responde  una mezcla de ignorancia ilustrada, conservadurismo e intereses individuales, amor por el “puesto” y arribismo político que se viste de revolucionarismo para esconder su miedo al cambio.
Es hora de actuar sin dogmas y con realismo, atendiendo las prioridades, facilitando el real fortalecimiento de la empresa estatal y su encadenamiento productivo con la inversión extranjera, las empresas mixtas y el sector no estatal de la economía. (Miguel Díaz-Canel)
Si la economía nacional hoy no alcanza las tasas de crecimiento que deseamos es básicamente porque el sistema empresarial en el que descansa  no funciona como debe. En nuestro país un por ciento decisivo de la economía depende del sistema empresarial estatal.
La empresa estatal socialista es probablemente el ente económico que ha experimentado más procesos de cambio en todos estos años. Desde el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía, el llamado “perfeccionamiento empresarial” y por último las OSDEs, la búsqueda de un sistema que permita a esa empresa ser eficiente, productiva y competitiva no ha logrado su propósito. Ninguno de esos sistema logró que las empresas estatales tuvieran la autonomía y la independencia que necesitan para poder trabajar eficientemente. El último de esos esfuerzos, protagonizado en las OSDEs y la UEB tampoco lo ha logrado. Como por arte de magia, surgieron decenas de nuevos mini ministerios, que además parasitan a las empresas.

Fomentar relaciones de complementariedad  entre todos los agentes de la economía, requerirá también de otras “reglas de juego”, de combatir prejuicios establecidos desde hace mucho tiempo, de eliminar sospechas a priori y sobre todo de una legislación que haga mas transparente y segura esas relaciones.

Habría que decir que nuestro “ambiente de negocios” no propicia esa empresa estatal eficiente a la que se aspira. No es práctica fomentar la competencia entre las empresas estatales, más bien todo lo contrario y sin competencia será muy difícil que se pueda avanzar por la senda de la innovación y productividad.

Es imperativo impulsar la inversión extranjera y fomentar un ambiente de confianza y seguridad para los inversionistas.

El dinero va a donde hay dinero. Los flujos de inversión, tal cual indican las cifras del último reporte de inversión extranjera directa[1], viajan de los países ricos a los países ricos, de las países ricos a los países en desarrollo que son grandes mercados, van allí donde los retornos tienen mejores garantías.

Es menester ser más coherentes con la Conceptualización del Modelo Económico y Social y más sistemáticos y precisos en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución.
Fuente: Foreign Direct Invetment in Latin America and Caribean, ECLAC, 2018

Lo cierto es que Cuba, atendiendo al tamaño de su mercado, no es uno de esos destinos preferidos por los flujos de inversiones. No obstante ello, la labor de promoción que se ha desplegado consiguió que muchos inversionistas potenciales se interesen por el país.

¿Cuántas de esas intenciones se convierten en nuevas inversiones? ¿Cuántas no llegan a buen término? ¿Cuántos inversionistas con interés abandonan ante la falta de respuesta, la demora, las trabas burocráticas para acceder en un tiempo razonable al mercado cubano? ¿Cuántos días demora “firmar” un negocio en Cuba? ¿Cuántos demora en los países que son nuestros competidores en la región?

Fuente: Foreign Direct Invetment in Latin America and Caribean, ECLAC, 2018

Existen estándares asociados a la facilitación de inversiones  de los cuales  a veces estamos muy lejos. Temas muy simples como alquilar una vivienda, comprar un auto, etcétera. Son asuntos elementales que los futuros inversionistas resuelven de forma muy fácil en los países de la región (República Dominicana, Panamá, Costa Rica) y que se convierten en Cuba en grandes trabas y multiplican las dificultades para retenerlos.

Hay otros que requieren de un  mayor esfuerzo institucional para cambiarlos, esos van desde  las normativas y procedimientos contenidos en los reglamentos para la inversión extranjera, que muchas veces hacen poco atractivo establecer un negocio en Cuba, hasta los recelos , sospechas y muchas veces falta de preparación adecuada para asumir una negociación.

Es cierto que se han revisado algunos procedimientos, es cierto también que se ha intentado hacer esos procedimientos mas digeribles, pero es cierto también que comparados con los competidores de Cuba  en al región, todavía están lejos de aquellos estándares.

Las trabas internas, las que dependen de la capacidad y habilidad para retener y convencer a los inversionistas para que inviertan en este “mercado” son decisivas.

No sería ocioso poner el proceso de la negociación nuevamente en el microscopio, identificar todos los cuellos de botella (que para nada se reducen al famoso estudio de factibilidad) y cambiar todos aquellos que los obstaculizan, que nos alejan sin necesidad de los estándares internacionales.
Aprovechar eficientemente los valiosos recursos humanos y la fuerza de trabajo calificada y científica que nos hemos dado con la gran obra educativa de la Revolución;  (Miguel Díaz-Canel)
Sin dudas el más importante de todos los recursos que tiene nuestro país hoy es el recurso humano. Habría que decir primero que todo que es un recurso finito para un período de tiempo determinado. Asistimos a una disminución significativa del mismo debido al envejecimiento de la población y a la emigración. Que “obtenerlo” demora entre 12 y 17 años, por lo que es una de las “inversiones” que más demora en recuperarse. Debemos también entender que con el avance de la Cuarta Revolución Tecnológica esos recursos calificados pueden descalificarse con cierta celeridad si el país no se incorpora a la velocidad adecuada a esa cauce.

Por último, es imprescindible crear puestos de trabajo en aquellos sectores de mayor productividad. Si miramos la estructura del empleo hoy, podemos comprobar que diez años después de haber comenzado este proceso de cambio en el que estamos inmerso, todavía el 48 por ciento de la fuerza de trabajo se encuentra en el sector presupuestado de la economía, esto es 1, 488 000 personas de las cuales unas 800 000 mil pertenecen a los sectores de educación y salud, mientras 688 000 laboran  en puestos muchos de los cuales pueden ser prescindibles.

En el sector productivo, la mayor cantidad de personas empleadas se encuentra en el sector agropecuario, que es una de los de más baja productividad. Desde esta perspectiva el problema no es solo crear nuevos empleos en el sector estatal , sino crear empleo allí donde los niveles de productividad son mayores, donde se genera mayor valor agregado, donde pueden generarse exportaciones de mayor complejidad tecnológica.

Hay todavía reservas importantes, por ejemplo en el llamado sector por cuenta propia y en las cooperativas no agropecuarias, constreñidos ambos a profesiones de bajo valor agregado y de baja complejidad tecnológica. Cuan  beneficioso fuera para el país  que esa situación cambiara.

Sin dudas el 2019  tendrá retos muy grandes, sin dudas la economía volverá a ser el gran campo de batalla, pero desde mi perspectiva los más importantes retos no son estrictamente económicos.
Nota: 
[1] Foreign Direct Invetment in Latin America and Caribean, ECLAC, 2018.

Fuente: http://oncubanews.com/opinion/columnas/contrapesos/cuba-2019-los-retos-mas-importantes-de-la-economia-no-son-economicos/

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